en tan pocos minutos nunca se borrarán con la palabra si entristecen las palomas en el vergel se recordarán con el ejemplo. sabiendo su partida. Y usted nos enseñó a saludar, ¡Qué puedo decirle! a pincelar el crepúsculo matutino, Es tan poco el tiempo, créame, a dar la mano a un hermano. para que puedan fluir mis ideas espontáneamente y hablar de usted. Qué puedo decirle Maestro en tan pocos minutos Agradecerle es poco, cuando tengo el corazón apretado, recordarlo será siempre mi luz, sangrando, y a punto de callar su latido. tener siempre su imagen Sí Maestro, sí maestro con mis actos en el diario sí puedo decirle en tan pocos minutos, sí: andar de la vida, mejor, mejor. ¡Usted, usted, usted no se va Maestro!
Se va Maestro, y deja los mejores años de su vida en medio de libros, gritos y carpetas garabateadas. Se va Maestro con humildad en el triunfo y coraje en el fracaso.
Se va..., pero es la figura material
que nos deja en esas paredes gastadas por el tiempo, esa figura se va y tal vez no vuelva, pero usted jamás, jamás.
Estará aquí, en mi mente, en mis actos,
martillando constantemente de lo que debo o no hacer. Usted no se va Maestro, su imagen quedará flotando