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Jeremías 18:4

Pero la vasija que estaba moldeando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra
vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien.

¿Tocaron fondo?
¿Alguien en este recinto ha tocado fondo alguna vez en su vida?
Ese espiral que no termina, día con día, las decisiones que tomamos nos hunden
y llevan más y más profundo.
¿Alguien ha tocado fondo?
¿Alguien nunca ha tocado fondo?
¿Alguien se resiste a tocar el fondo?
A qué fondo me refiero, Fondos emocionales, fondos espirituales, fondos
mentales, fondos adictivos.
Esas situaciones de vida que nos llevan a más caídas.
¿En qué espiral me encuentro?
¿La carrera académica en la que estoy, si es realmente lo que me gusta, si es el
propósito de Dios que me forme en esa área?
O les gusta a mis padres, nada más.
¿La relación de noviazgo pública que tengo, tiene propósito de Dios?
La relación a escondida, definitivamente no.
El vicio, el pecado que cometo, la concupiscencia que hay en mi vida, mis
decisiones.
Perseguir mis sueños.
¿En qué espiral me encuentro?
¿Cuáles son las prioridades de mi vida?
Hagamos un ejercicio sencillo, piense en las 5 prioridades de su vida, (Familia,
amigos, trabajo, familia, no sé, deben ser singular, póngale nombre y apellido)
Ahora imagine que 3 de esas prioridades no estarán más en su vida, que se van a
ir, para quizá nunca regresar, pueden morir, pueden marcharse, puede pasar
cualquier situación, pero usted debe elegir con cuales, es decir, 2 de las 5
prioridades quedarse.
Es difícil, lo sé. Ahora, de esas 2 prioridades, una debe morir, una debe
desaparecer completamente de su vida, las dos prioridades no pueden convivir, de
hecho, no son compatibles.
Una de ellas debe morir, nosotros somos los encargados de hacer que pase.
¿Cuál de ellas debe morir?
¿Qué es lo más importante en sus vidas?

SINCERIDAD.
Para tocar fondo debemos ser sinceros, es necesario tener clara nuestras
prioridades, saber qué es lo que realmente nos importa, qué es lo primero en
nuestras vidas. Parece obvio que como cristianos sea Cristo quien ocupe ese
lugar, pero ustedes y yo sabemos que no siempre es así, y que esta tarde aquí
conmigo hay corazones en los que Cristo no es el primero y no porque no quieran
que sea así, sino porque estamos en espirales, cirulos viciosos. Debemos tocar
fondo.
Corazones secos, huecos, rotos y desgatados, realmente estamos lastimados.
Juventud Central, misioneros juveniles, RESTAURADOS es su bandera de este
año, sirvanos este espacio para ello y dejar que Dios restaure y transforme
nuestras vidas.
Cuando tocamos fondo, que todo se vuelve oscuro allá abajo, aquí dentro
realmente, en el corazón. En el fondo, cuando nos encontramos allá abajo, la
única opción es mirar hacia arriba, en la completa oscuridad es más fácil distinguir
la más diminuta luz. Muchachos, Jesús es luz.

¿Alguno está cansado de la situación en la que se encuentra?


¿Alguno aquí con el corazón, hueco, seco, roto o desgastado?

¿Conocen algún sastre, o alguna costurera, o costurero?

HAY NOTICIA.

Corazones secos, huecos, rotos, desgastados


Al pasar el tiempo nos sentimos olvidados y nos preguntamos:
¿Jesús, qué rayos ha pasado?
No entendemos, no sabemos, lo que anhelamos no está.
Y nuestros sueños, al parecer ya se van.

Puertas cerradas, un no aquí, otro no allá, el desespero controla


Hasta gritar: ¡PETRO BASTA YA!, culpo aquí, Excusa allá.
La economía, la recesión, Ucrania, Siria, Rusia, que sé yo.
Corazones secos, huecos, rotos, desgastados.
¿Será que Dios me ha olvidado?

El desempleo toca a puerta, los problemas saben aritmética.


Se suman y multiplican, pero no veo que se restan.
¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Lo que yo quiero es huir.
Mi corazón seco y roto, se quiere rendir.

Pero ahí, en la oscura soledad, esa voz dulce y tierna dice:


Hijo, yo soy tu papá, soy tu padre, a ti yo te engendre.
Y por herencia las naciones te daré, no temas y no desmayes.
Contigo siempre estaré.

Mi corazón seco y roto, parece que se estremece.


Y el Espíritu Viviente se introduce hasta mi vientre.
Mi corazón hueco y desgastado recobra vida,
pues el Rey lo ha llamado, a su mesa me ha invitado,
¡SÍ! De Lodebar, Jesús me ha resucitado.
Mi corazón hueco, seco roto y desgastado.
Hoy ha sido transformado, su gracia la vida mía ha cambiado.
Y Ahora, ¿Qué voy a hacer? Ya sé, en Él esperaré, su amor proclamaré.
Y corazones, como era el mío a Jesús voy a traer.

Corazones secos, huecos, rotos, desgastados.


¡Hay noticia, hay noticia, hay noticia!
Jesús, no los ha olvidado.

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