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La jarcha, paradigma

teórico: El origen
como hibridación

A modo de introducción

D
entro de una lógica colonial, la verdad del texto es su deuda. Legitimarlo es
hacerlo consistir en la huella de un origen, su despliegue. La tarea crítica
coincide con el necesario establecimiento de una dependencia. En 1971,
Silviano Santiago describe esa lógica para librarse de ella. La tarea colonizadora
consiste en la incesante duplicación de un origen (europeo), en la producción de
copias y simulacros necesariamente insuficientes que siempre serán medidos en re-
lación a aquél (32). La crítica literaria que Santiago combate funciona de modo
perfectamente análogo. El fetichismo genealógico reduce la obra a una deuda con su
antecedente. El texto no es ahora sino la mediación que conduce al origen, la proli-
feración impura que permite restaurar una perdida inocencia. En su artículo “Latin
American Discourse: The Space In-Between,” el autor brasileño sienta las bases de
lo que serán algunas de las líneas directrices de la crítica postcolonial. Y, sin embar-
go, sus ideas no son menos pertinentes a la hora de interrogar, no sólo un discurso
colonial situado en la intersección de “prisión y transgresión, sumisión al código y
agresión, obediencia y rebelión” (Santiago 38), sino también otro quizá no tan
distinto, el que atañe al mismo origen, o más bien a la retórica de su constitución.
Dentro del campo del hispanismo, la retórica del origen tiene sin duda alguna
un objeto privilegiado, las jarchas, aquellas pequeñas composiciones “descubiertas”
por Stern en 1948. Breves segmentos escritos total o parcialmente en mozárabe1
(modalidad del castellano primitivo hablada en las zonas árabes de la península)
que aparecían al final de composiciones cultas en árabe o hebreo. Desde muy pron-
to la glosa filológica del descubrimiento comienza a desarrollarse siguiendo dos
narrativas paralelas y difícilmente conciliables. Por un lado, la jarcha es presentada
como paradigma de pureza original, de nitidez incorrupta de sentido:

¡Qué voz tan pura! De un hondón de siglos llega a nuestra embotada sensibilidad de
hombres de estos angustiosos mediados del XX una voz fresca y desgarradora. Nítida,

Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies Volume 7, 2003


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exacta, como si brotara ahora de la gar- es inseparable de la ejercida por esa “bo-
ganta en flor y de los labios que trans- cana horadante hacia una oscuridad pro-
parentaban la sangre moza. ¡Eterna funda” que amenaza con sumirnos en la
doncella enamorada, eterno grito, re- indefinición. De hecho, como ha estudia-
petido siempre y siempre nuevo! [...]
do Anthony Espósito en un sugerente es-
Nos mueven no sólo por ser una boca-
tudio, la “nitidez” y estabilidad del texto
na horadante hacia una oscuridad pro-
funda, sino aún más por su desnuda, objeto del afán filológico funcionan como
sencilla, trémula e impregnante belle- el fetiche que vela un lugar de falta. Esa
za. (Alonso 36-37) transparente desnudez es necesaria, pre-
cisamente, porque oculta una ausencia, un
Y, sin embargo, simultáneamente, abismo de sentido.4
Dámaso Alonso no es en absoluto ciego a Pero ¿Cuál sería el resultado de apli-
la extraordinaria dificultad para fijar los car un nuevo tipo de mirada sobre la jar-
textos, de su notable falta de “claridad.” cha, de leer el origen con una lógica, di-
La frustración de la tarea filológica queda gamos, postcolonial? Si para Silviano San-
sublimada a nivel temático. La persisten- tiago, la necesaria búsqueda del origen se
te resistencia del texto se traduce en el ofre- convierte en una condena a la dependen-
cimiento de esa desnudez/sencillez ante cia, un yugo genealógico, no es menos
los ojos del lector.2 La jarcha es para Don cierto que una similar retórica del origen
Dámaso la negación del artificio y la co- supone para el estudio de la jarcha peli-
rrupción (63). gros análogos. Si Santiago, tomando como
Desde muy pronto la mera tarea des- paradigma el Quijote de Pierre Menard,
criptiva es incapaz de ocultar la extrema- propone una disolución de jerarquías que
da complejidad de la jarcha, su radical re- acabe con la preponderancia del origen y
sistencia a cualquier tipo de fijación no con una temporalidad lineal que condena
sólo textual: texto mozárabe en caracteres el texto colonial a condición de copia, algo
aljamiados integrado en una composición similar propone María Rosa Menocal en
en árabe o hebreo; texto de temática hete- Shards of Love para el contexto medieval (no
rosexual sometido a otro de contenido sin problemas, como más adelante vere-
homosexual o panegírico; texto de rasgos mos): en su proyecto, el afán de restaura-
populares dentro de una composición cul- ción sería sustituido por un ideal “diálogo
ta. Un paso más allá, la duda alcanza in- íntimo” (17) con el pasado; la localización
cluso su “legitimidad”: es quizá cita, paro- del origen sería relegada por la posibilidad
dia, restauración, simulación; fascinación de una lectura recíproca, el distanciamien-
folklórica avant la lettre o nostálgica re- to diacrónico por la complicidad sincróni-
construcción de lo que nunca existió; ca. En definitiva, si aplicamos ese esque-
elaboración de un otro exotizado o inten- ma al objeto de nuestro estudio: ¿Qué
to de asimilación de una diferencia.3 ocurre si la jarcha no es ya percibida como
La jarcha es la posibilidad de todo residuo o huella de un antes, de un hipo-
eso y la seguridad de nada. Es, precisa- tético texto escrito exclusivamente en ro-
mente, un foco de proliferación y simul- mance, sino, precisamente, como un “en-
tánea disolución de sentidos. La atracción tre-lugar” (in-betweenness)? El sentido se
imaginaria por lo “simple y virginal” (63) da a caballo entre presente y pasado,
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renuncia a la utopía restauradora y privi- puesta de modo retroactivo, la narrativa de


legia un ideal eje sincrónico. Pero ese es- un origen “puro” que necesita proyectarse
quema no sólo se da en un plano tempo- en un pasado indeterminado para borrar
ral, sino también temático: de la misma toda huella del otro en la constitución de
manera que el sujeto lírico homosexual la propia identidad.
opta por fabricarse una máscara hetero- Entonces, por qué no hacer compa-
sexual, esa voz heterosexual sólo nos llega tibles el origen y la apropiación; por qué
a través de un ejercicio de ventrilocuismo. no concebir la identidad precisamente
El sentido no está a uno u otro lado, sino como lo ya siempre habitado por el otro.
entre ellos, en un lugar de in-decisión, en Y, a partir de aquí, por qué no hacer uso
un “entre-lugar.” La misma lógica es apli- de esquemas de “hibridación” y “entre-
cable a la mutua dependencia de los códi- lugar” no ya para caracterizar un espacio
gos linguísticos, las posiciones de clase o “post” que requiere la existencia de un
la relación entre parodia/cita y original. precedente, sino para abordar la misma
No se trata de privilegiar ninguno de los constitución del origen.
componentes de esa estructura dialógica, En este sentido, la hipótesis ofreci-
sino de trabajar con un esquema no jerár- da por Maria Rosa Menocal de una lectu-
quico. ra sincrónica y no diacrónica de textos
De hecho, desde muy pronto, los es- medievales ofrece la posibilidad de una
tudios en torno a la jarcha destacan la ca- nueva concepción, no sólo del estudio de
rencia de referencias contextuales de nin- la jarcha y otros textos medievales, sino
gún tipo. Nada sabemos de los personajes también de un esquema identitario y
más allá de esa pincelada de sentimiento, hermeneútico de alcance mucho más am-
nada del paisaje que los envuelve o de la plio. Sin embargo, como veremos, no es
temporalidad en la que se integran (Frenk menos cierto que dicha hipótesis marca
117; Zumthor 11-16). A través de esa ca- también la posibilidad de disolver la pro-
rencia, la jarcha “solicita” ser habitada, ex- blemática textual e identitaria en un in-
hibe su carácter incompleto como llamada determinado limbo transhistórico que
a la presencia de un otro o quizá más bien borre tensiones esenciales.
de múltiples otros. Si bien es cierto que en En Shards of Love, Menocal plantea
el corpus conservado solamente un par de una reconstitución de los estudios medie-
jarchas están presentes en más de una vales que supere la herencia de una mo-
moaxaja, pareciera que esa posibilidad de dernidad, iniciada en el renacimiento,
reutilización es la previsible consecuencia definiéndose a sí misma precisamente
de su misma naturaleza elíptica o genérica como superación de lo medieval. Frente a
que hace al texto ya siempre depender de esa historia moderna, de vocación teleoló-
otro.5 La estructura temática de la jarcha la gica y centrada en la paradójica vocación
convierte pues en foco de proliferación, de de olvido y superación de la alteridad me-
múltiples apropiaciones. Negar esa “solici- dieval, frente a una lógica diacrónica de la
tud,” negar esa necesaria apertura hacia el relación con el texto, Menocal plantea la
otro, resulta, necesariamente, en una lec- recuperación de una concepción medie-
tura parcial, descontextualizada,6 que inte- val de la historia en la que ésta es sustitui-
gra la jarcha en una narrativa ajena, im- da por la memoria. El distanciamiento
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queda relegado por el sentimiento (16). ambivalence; in order to be effective,


En una inversión radical de los dogmas mimicry must continually produce its
filológicos tradicionales, Menocal aboga slippage, its excess, its difference. […]
por una determinada suspensión estraté- What emerges between mimesis and
mimicry is a writing, a mode of repre-
gica de la temporalidad que nos abra la
sentation, that marginalizes the monu-
posibilidad de una intimidad con el pasa- mentality of history, quite simply
do: no el distanciamiento sino la mímesis mocks its power to be a model, that
del objeto de estudio (17). El análisis que- power which supposedly makes it
da relegado por un modo de re-produc- imitable. Mimicry repeats rather than
ción del texto. represents. (Bhabha 87-88)
No es difícil preveer la reacción de
algún filólogo (no necesariamente tradi- El gesto teórico de Bhabha sustitu-
cional) frente a ese repertorio de ideas: ye la veneración por la falta de respeto. La
Menocal teoriza la suspensión del rigor; relación entre colonizador y colonizado,
acaba con las bases mismas de lo que cons- pero también entre presente e historia ha
tituye una historia de la literatura; con- de ser una de burla, esencialmente antije-
vierte la crítica literaria en un ejercicio lí- rárquica, carnavalesca. Por el contrario,
rico, la ciencia en expresión personal. Y, Menocal hace de la reverencia el centro
sin embargo, esa recuperación de la im- mismo de su teoría crítica. Del mismo
portancia de un esquema sincrónico re- modo que, en el ejemplo paradigmático
sulta un paso decisivo hacia la constitu- presente al principio de Shards of Love, los
ción de una nueva forma de rigor. Pero judíos cambian la fecha de su expulsión
quizá ese camino pasa por la sustitución en 1492 para hacerla coincidir con el
de la mímesis, un proceso de respetuosa aniversario de la expulsión del templo, con-
identificación, por la mímica, la parodia, virtiendo la lógica histórica en símbolo, la
el distanciamiento irónico del modelo. La historia en afecto (16); Menocal, dentro
sincronía ha de ser simultánea y no ajena del mismo esquema cíclico, re-presenta el
a un distanciamiento diacrónico. En pa- pasado en cuanto modelo de identifica-
labras de Homi Bhabha: ción, lo convierte en utopía, en destino.
Si bien su último libro, The Ornament of
Within that conflictual economy of the World, es quizá el más exhaustivo ejem-
colonial discourse which Edward Said plo de ese modelo histórico en su recupe-
describes as the tension between the ración del ambiente intelectual y social
synchronic panoptical vision of domi- de Al-Andalus, nos centraremos sin em-
nation—the demand for identity, sta- bargo en el modo en que dicho esquema
sis—and the counterpressure of the se actualiza en sus estudios sobre las
diachrony of history—change, differ-
jarchas.
ence—mimicry represents an ironic
compromise [...] colonial mimicry is
El punto de partida en su interpreta-
the desire for a reformed, recognizable ción de las jarchas es una necesaria reivin-
other, as a subject of a difference that dicación del carácter inseparable de jarcha
is almost the same, but not quite. y moaxaja. Leer la una sin la otra es frag-
Which is to say that the discourse of mentar el texto, traicionar un sentido que,
mimicry is constructed around an precisamente, se da en ese cruce de voces:
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[...] to silence the other voice is to de- tría del contraste o el diálogo la fuente
stroy the point, or at least one of the del sentido.
points, of the poem, the complex of Esa misma tensión entre premisas de
relationships between the main stro-
lectura y su desarrollo, se repite a nivel te-
phes and the final one, between cul-
tures, poetics and languages that in
mático en la lectura que Menocal realiza
the poem, much as the polyglot soci- del contenido de las jarchas. Partiendo de
ety that enabled them, are both mar- nuevo de su necesaria unidad con la moa-
ried and in a state of inevitable con- xaja, Menocal lee la jarcha en relación a la
trast. (“Bottom” 34) voz presente en aquélla. Pero esa relación
resulta cuando menos sorprendente. Privi-
Como ya apuntamos, el sentido de legiando de nuevo el canon occidental, la
la jarcha no se da en uno u otro lugar, moaxaja es leída como ejemplo de los es-
sino en un entre-lugar, en el movimiento quemas del amor cortés: el amor es necesa-
dialógico entre opuestos. Sin embargo, el riamente un lugar de falta cuya verdadera
desarrollo que Menocal hace de esa pre- justificación es metapoética. El obstáculo
misa no carece de problemas. Si bien par- amoroso es en realidad la necesaria excusa
te de su argumentación central está dedi- que permite el lucimiento poético. La filo-
cada a “abrir” la tradición provenzal euro- sofía del amor que sustenta este discurso
pea a la presencia árabe, aduciendo, por poético requiere la infelicidad de los aman-
ejemplo, la necesidad de integrar en esa tes (Arabic 102). A partir de ahí la relación
tradición textos escritos en árabe y no sólo entre moaxaja y jarcha es leída como una
en romance (“Bottom” 36), no es menos determinada forma simultáneamente de
cierto que la retórica utilizada es una de mímesis y diálogo. Al contrario que la lec-
inclusión, de asimetría, con un centro si- tura generalmente aceptada, la jarcha no
tuado en Europa: “the muwashshat should supone una analogía para el amor homo-
be regarded in the more inclusive canon sexual o el panegírico que centra la moaxaja,
of mainstream medieval european poetry” en realidad es otra voz con la que dialoga y
(36). Pero esa idea de un canon más o que responde con la misma filosofía del
menos inclusivo no parece compatible amor cortés. En este sentido, la lectura de
con un principio dialógico que se centra Menocal heterosexualiza el poema al tiem-
precisamente en el dinamismo de la in- po que borra la problemática del ventrilo-
tersección o quizá más bien la línea de cuismo, la apropiación, el poder en defini-
fuga. La jarcha es precisamente el punto tiva. Lo que ahora tenemos son dos voces
de in-decisión que no amplía un canon en mútuo reflejo, en perfecta mímesis. La
preestablecido sino que constituye su cri- apariencia de contraste es en realidad la
sis, la fisura que quiebra, no extiende, su máscara que adopta una perfecta unidad,
delimitación. Llevar las premisas estable-
la del narcisismo metapoético:
cidas por Menocal hasta sus últimas con-
secuencias supone convertir el “canon” en It is hard to escape the tentative con-
un entramado móvil y dialógico en el que clusion that this is poetry very much
el gesto de “inclusión” carece de funcio- for itself and conscious of itself as its
nalidad puesto que el sentido se cons- own principal pleasure and subject,
truye, precisamente, a costa de ese gesto, and that the recurring theme of un-
sobrepasándolo. Es la irreductible sime- satisfactory love is a thematic vehicle
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particularly well suited to this sort of miedos. La armonía no es sino potencial


poetic narcissism, so characteristic of violencia, el espacio donde se incuba la
modern poetry. (Arabic 107)7 hegemonía:

Así pues, tanto en su cuestionamien- La convivencia pacífica de las tres cas-


to del canon como en su análisis temático tas, trenzada con el latente o manifies-
de la jarcha, Menocal apunta a una estruc- to afán de destruirla, nos sitúa frente
tura contrastiva y dialógica que finalmente al problema clave de la historia auténti-
termina convirtiéndose en mimética, la di- camente española. (31)
ferencia cultural o sexual queda en cierto
modo sublimada en un esquema armónico La identidad es inseguridad y en ese sen-
en el que las voces ya no se enfrentan sino tido es rigurosamente inseparable de un
que se re-producen mutuamente. La con- ejercicio de poder.
cepción utópica de un Al-Andalus como A nivel teórico, Castro formula una
espacio armónico paradigmático yace de- noción que puede sernos de suma utili-
trás de esa lógica re-productiva: dad, el “vivir desviviéndose”: la puesta en
obra de la identidad no es sino la repro-
Yet the literary form which seems to ducción de una duda, de un vacío, del
capture vividly the richness of cultural miedo de no ser que la presencia del otro
interaction between confessional no deja de suscitar. Todo momento afir-
communities on the eastern frontier mativo de esa identidad queda necesaria-
of Islam and medieval Europe is often mente complementado por su contrario.
treated as evidence of the cultural he- Toda conquista es una huída (63-64).
gemony of one iberian community
En ese sentido, el diálogo con el otro
over another rather than as testimony
of their cultural convergence. (Brann
está siempre trenzado de miedo y poder,
citado en Shards 28) resulta una amenaza de asimilación, un
síntoma de paranoia. Y, por lo mismo, la
Esa lectura borra el posible sustrato vio- mímesis es tan sólo una apariencia. Esa
lento de la jarcha y del mundo que retra- necesaria dimensión negativa en la re-pro-
ta. Pero quizá el diálogo no es entre voces ducción de la identidad, el concepto cas-
en armonía y mutua reflexión, sino diálo- trista del “vivir desviviéndose” tiene más
go lleno de ventrilocuismo, fingimiento, de un punto en contacto con la descrip-
intentos de asimilación y ejercicios de ción del momento de identificación del
poder, en definitiva, puesta en escena de sujeto colonial que Bhabha formula a par-
una paranoia de identidad. tir de Fanon/ Lacan/ Hegel:
Quien ha estudiado de modo más
provocatico ese esquema paranoico es, cu- Three conditions that underlie an
understanding of the process of iden-
riosamente, la influencia intelectual más
tification in the analytic of desire
importante en la obra de Menocal, Amé- emerge.
rico Castro. En su imagen de Al-Andalus, First: to exist is to be called into being
la apariencia de armonía resulta extraor- in relation to an otherness, its look or
dinariamente inestable, es la máscara que locus. [...] [T]here is no native who
oculta de un complejo de inseguridades y does not dream at least once a day of
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setting himself up in the settler’s place. Pero plantear la posibilidad de que


It is always in relation to the place of la identidad es ya-siempre híbrida, de que
the Other that colonial desire is articu- el origen se nutre de la misma lógica cons-
lated: the phantasmatic space of pos-
titutiva que el “post,” no carece natural-
session that no one subject can singly
or fixedly occupy, and therefore per- mente de problemas, el mayor de los cua-
mits the dream of the inversion of roles. les no es sino la supresión de la diferencia,
Second: the very place of identifica- la des-historización, la amenaza de que la
tion, caught in the tension of demand proliferación de diferencias desemboque
and desire, is a place of splitting. The en la aparición de un continuum indeter-
fantasy of the native is precisely to oc- minado. Una vez más se hace precisa una
cupy the master’s place while keeping
vigilancia diacrónica. Lo “post” (colonial
his place in the slave’s avenging anger
[...]. Finally, the question of identifi-
por ejemplo) puede iluminar el origen pero
cation is never the affirmation of a no sustituirlo. El sentido, de nuevo, se da
pregiven identity, never a self—ful- en ese entre-lugar de necesaria disensión.
filling prophecy—it is always the pro- Del mismo modo que el gesto dia-
duction of an image of identity and crónico ha de ser simultáneo al sincróni-
the transformation of the subject in co, el momento afirmativo de la identi-
assuming that image. The demand of dad sólo puede actualizarse como desva-
identification—that is, to be for an
necimiento en el otro, proceso intermina-
Other—entails the representation of
the subject in the differentiating or- ble de hibridación. La ejemplaridad de la
der of otherness. (44-45) jarcha radica precisamente en esa “solici-
tud” primordial de ser ya-siempre habi-
Del mismo modo que en la estruc- tada por otro texto. En ese sentido, la ta-
tura interna de la jarcha, los esquemas de rea del filólogo resulta, necesariamente, en
identidad tanto de Castro como de Bhabha un des-encuentro. De modo análogo al
pasan por el necesario mantenimiento de angel de la historia de Benjamin, encon-
una diferencia tras la máscara de la míme- trar es perder, vislumbrar el objeto de la
sis. El proceso de identificación internaliza mirada coincide con el inicio de su des-
esa diferencia, sitúa al otro en el yo sin integración; la anagnórisis de identidad
asimilarlo, convirtiendo ese yo en una no es sino la determinación de su fracaso.
identidad constitutivamente híbrida, cuyo
funcionamiento hace imprescindible la Notas
simultaneidad entre la afirmación y la di- 1
La misma naturaleza idiomática de las jarchas
solución del lugar de enunciación, un “vi- ha sido puesta en cuestión, quizá de modo más
vir desviviéndose.” El exceso irónico, la pro- relevante por Richard Hitchcock (“Reconstruc-
ducción de diferencia que conlleva la “mí- tion” 1985) quien plantea la posibilidad de una
mica” resulta antídoto frente a la “monu- interpretación árabe de las mismas con ocasionales
préstamos mozárabes.
mentalización de la historia” con que ame- 2
Para una lectura de las evidentes implicaciones
naza la mímesis. En términos temporales, de género de esta retórica es imprescindible el artí-
el pasado no puede constituirse en desti- culo de Mary Jean Kelley.
no. La sincronía necesita el antídoto de la 3
Quizá los dos textos más útiles a la hora de
diacronía; la identificación afectiva, el de la repasar la abundante crítica sobre las jarchas sean
identificación irónica en la diferencia. los de Frenk y Galmés de Fuentes.
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4
Espósito parte de la imagen fundacional de Bhabha, Homi. The Location of Culture. Londres:
la leyenda de Don Julián: la pérdida de la pureza Routledge, 1994.
nacional, el inicio de la invasion árabe, es simultá- Castro, Américo. La realidad histórica de España.
neo a una imagen de castración : “cómeme ya por México, D.F.: Editorial Porrúa, 1954.
la parte/ que todo lo merecía” (citado en Espósito Espósito, Anthony P. “Dismembering of Things
4). La restauración, reconstitución, de lo nacional Past.” La Corónica 24.1 (1995): 4-14.
pasa por el ejercicio fetichista de ocultar ese trau- Frenk, Margit. Las jarchas mozárabes y los comienzos
ma. No otro es el papel de la filología: de la lírica románica. México, D.F.: El Colegio
Philology occupies a privileged posi- de México, 1975.
tion in defining the cultural nation. Galmés de Fuentes, Álvaro. Las jarchas mozárabes:
[…] The stable text, the ultimate fe- forma y significado. Barcelona: Crítica, 1994.
tish of book-centered modernity, is García Gómez, Emilio. “Estudio del Dar at-tiraz
necessary for the establishment of a preceptiva egipcia de la muwassaha.” Andal
national canon. (5-6) XXVII (1962): 21-104.
5
Eso no resulta, como se ha querido ver a Hitchcock, Richard. “The Interpretation of Ro-
menudo, un irrefutable argumento a favor de mance Words in Arabic Texts: Theory and
una procedencia ajena y previa a la moaxaja. Practice.” La Corónica 13.2 (1985): 243-54.
Igualmente posible es el préstamo entre autores ———. “Some Doubts about the Reconstruction
cultos, de moaxaja a moaxaja, sin necesidad de of the Jarchas.” Bulletin of Hispanic Studies
ese origen popular tan defendido por Menéndez 50 (1973): 109-19.
Pidal y sus seguidores. La preceptiva encontrada Kelley, Mary Jane. “Virgins Misconceived: Poetic
por García Gómez en algunos testimonios anti- Voice in the Mozarabic Kharjas.” La Corónica
guos que exige que el autor de la moaxaja lo sea 19.2 (1991): 109-19.
también de la jarcha podría apuntar en este sen- Menéndez Pidal, Ramón. De primitiva lírica espa-
tido (García Gómez). ñola y antigua épica. Buenos Aires: Espasa-
6
Precisamente al ignorar su voluntad descon- Calpe, 1951.
textualizadora, esencialmente abierta. Menocal, María Rosa. The Arabic Role in Medi-
7
Una crítica quizá más inmediata de la cita de eval Literary History. Philadelphia: U of Penn-
Menocal y de hecho apuntada por ella misma, es sylvania P, 1987.
la proyección de una idea paradigmáticamente ———. “Bottom of the Ninth: Bases Loaded.”
moderna del quehacer poético a un texto medie- La Corónica 17.1 (1988): 32-40.
val. No carece de problemas hablar de “narcisismo ———. The Ornament of The World: How Mus-
poético” en relación a textos del siglo XI. Aquí la lims, Jews and Christians Created a Culture of
Tolerance in Medieval Spain. Boston: Little,
tendencia sincrónica de Menocal sustituye el diá-
Brown, 2002.
logo por la proyección unidireccional.
———. Shards of Love. Durham: Duke UP, 1994.
Santiago, Silviano. The Space In-Between: Essays
Obras citadas on Latin American Culture. Durham: Duke
Alonso, Dámaso. Primavera temprana de la litera- UP, 2001.
tura europea. Madrid: Ediciones Guadarrama, Zumthor, Paul. “Au bercau du Lyrisme européen.”
1961. Cahiers du Sud 326 (1954): 3-30.

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