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A PUERTAS ABIERTAS

Por Patricia Suárez

yo, que me figuraba el Paraíso


bajo la especie de una biblioteca.

Poema de los dones. Jorge Luis Borges

Los ojos me han hecho mucho mal.

Friedrich von Haufen. Trovador del siglo XII

La sala de espera de un consultorio de oftalmología.


Hay una lámpara de pie, un sofá, tres sillones antiguos -o más bien sillas con apoyabrazos-.
Un cuadro de la pared representa un ángel, tal vez Miguel Arcángel. Un teléfono antiguo,
de los negros con cable enrulado, en una mesita. Una guía de teléfonos, la de páginas
blancas y la de páginas amarillas, en esa mesita. Sobre la puerta del consultorio, una placa:
Lucía Fernanda Recayente. Oftalmología.

Personajes:
Orietta Marinetti
Ulrike
Marina

Preludio, 1
Orietta en la penumbra; Ulrike en la luz
ULRIKE (mostrando unos papeles): Manda la doctora Recayente.
ORIETTA: Lea, que yo no tengo luz.
ULRIKE: Puertas abiertas para reencarnar…
ORIETTA: No le voy a decir que me emociona…

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ULRIKE: Teráfosida Blondi. Vulgar: Araña pollito. Clasificada así por Latreille en 1804.
Una especie de tamaño realmente gigantesco: ¡el opistosoma puede superar las dimensiones
de un huevo de gallina! Durante mucho tiempo esta especie mantuvo el Record Guiness
como la araña más grande del mundo, pero actualmente este récord ha pasado a la
Pseudoterafosa. Está distribuida geográficamente por Brasil, la Guyana Francesa, Guyana
inglesa, Surinam y Venezuela. La vacante indica Surinam como el lugar de residencia.
Algunos las cazan como mascotas, y en ese caso necesitan un terrario espacioso.
Reproducción…
ORIETTA: Ahórreme el relato.
ULRIKE: (lee) Puede reproducirse en cautividad. (Explica) En la casa de alguno de estos
locos. (Vuelve a la lectura) Acepta tranquilamente al macho, sin agresividad, respondiendo
al cortejo con la vibración vigorosa del primer par de patas sobre las extremidades del
macho. El apareamiento es rápido y una vez acabado, el macho se retira velozmente.
ORIETTA (con asco que bordea la náusea): Podría habérmelo ahorrado al relato.
Fin del Preludio.

Escena 1
Orietta y Ulrike sentadas, enfrentadas. Orieta tiene un trajecito color borgoña, muy formal,
y de los años ’50; tiene en la mano un libro de Jean Plaidy; usa anteojos de lectura de
armazón pesado. Ulrike tiene un vestido folk, botitas, el cabello suelto, fresca, y lleva un
lector de pdf en la mano. Puede que sea un kindle o una tablet.
ORIETTA: Por una vez podrían variar el menú.
ULRIKE: …
ORIETTA: Caracoles a la bordalesa no es un plato para estar comiéndolo toda la eternidad.
ULRIKE: Yo no me animo a probarlos.
ORIETTA: Allá usted.
ULRIKE: Es interesante lo que lee?
ORIETTA: Me dieron una de Jean Plaidy, sobre Ana Bolena. El libro no tiene la menor
calidad, por supuesto. Sino, no sería una tortura. Pero le aseguro, Ulrike, a esta Ana Bolena
el día menos pensado nos la encontramos acá dentro. En el último examen la doctora
Recayente estimó que puedo leer letra cuerpo doce sin los anteojos necesarios. Igual me
recomendó que use los anteojos: estos pesan una barbaridad. Me dieron este libro: yo me
había hecho ilusión con alguna revista esta vez. Una Marie Claire,una Vosotras aunque
fuera, algo de moda… Aquí se está tan desactualizada. Le confieso: estoy preocupada por
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los sombreros. Usted dice que ya nadie usa sombreros y yo mucho no se lo puedo creer. No
sabe usted la plata que yo gastaba en sombreros, y no puedo soportar la idea de que haya
sido plata tirada.
ULRIKE: A mí me gustaría leer un libreto de teatro.
ORIETTA: Lo que se dice una pérdida completa de tiempo, Ulrike.
ULRIKE: Era mi profesión, ser actriz.
ORIETTA: Déjese de embromar.
ULRIKE: Extraño aquello de las audiciones, los escenarios, los aplausos. Las giras por el
extranjero.
ORIETTA: Viajó mucho?
ULRIKE: Algo.
ORIETTA: París, Francia?
ULRIKE: Para un actor, irse de gira aunque sea al Gran Buenos Aires es una satisfacción.
ORIETTA (sarcástica): Hizo La Matanza, Esteban Echeverría…?
ULRIKE: Hurlingham, Florencio Varela, Exaltación de la Cruz…
ORIETTA: La cabra tira al monte.
ULRIKE: Seguro hay obras de teatro con Ana Bolena de protagonista. Había una serie hace
unos años, creo yo. Ana Bolena era a la que le cortaron la cabeza?
ORIETTA: Sí, querida, pero no era de su época tampoco.
ULRIKE: Usted piensa que ella se pasea por los corredores con la cabeza puesta o la lleva
en brazos?
ORIETTA: Qué pregunta más ñoña.
ULRIKE: Anoche traté de comunicarme con mi marido. Ya sé que la madrugada es un mal
horario, pero es el horario que tengo adjudicado. Usted tiene el mismo horario, me
entiende.
ORIETTA: Naturalmente.
ULRIKE: Cuando estábamos juntos con mi marido, a veces, en la madrugada todavía
estábamos despiertos. Se nos pasaba el tiempo, no sé. Mirábamos la tele, los videos de
YouTube… A veces hacíamos el amor; bueno, lo hacíamos bastante, tenemos tres chicos
ORIETTA: El los tiene.

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ULRIKE: Sí, sí; eso quiero decir, no hace falta que me corrija.
ORIETTA: Gajes del oficio. Recuerde que yo era directora de escuela; educadora.
ULRIKE: Claro, le decía, llamé. Llamé a casa. Nunca me logro comunicar, estoy
acostumbrada. Pero esta vez él atendió y me dijo: Ojalá te pudras en la cárcel, por hijo de
mil putas. Y andáte a secuestrar a la concha de tu madre.
ORIETTA: Qué bocasucia su marido.
ULRIKE: Y agregó: ¿Sabés que tenés que hacer para que yo te dé un peso, cretino? Ponerte
en cuatro patas y dejarme que te rompa bien el culo.
ORIETTA (horrorizada): Ahí comprendió usted que su marido es homosexual.
ULRIKE: Me quedé helada.
ORIETTA: Naturalmente.
ULRIKE: Claus debe estar metido en asuntos sucios, de narcotráfico a lo mejor. Por qué
alguien lo llamaría de la cárcel a esas horas, pidiéndole dinero?
ORIETTA: Convengamos que era mucho mejor cuando los delincuentes eran sentenciados
a galeras. Ya sé que me acusarán de derechista, pero allá tenían un trabajo digno, remar, y
hasta podían ver el mar, que, como saben todos, la visión del mar tiene un efecto calmante
sobre el ser humano.
ULRIKE: Le cuento lo del llamado y se me ponen los pelos de punta.
ORIETTA: Pudo dormir después?
ULRIKE: Traté de leer. Pero me resulta muy difícil porque la doctora Recayente no me
recetó los anteojos con antireflex y la luz de la pantalla vibra un poco… Tres páginas que
leo y termino con dolor de cabeza.
ORIETTA: Yo me doy cuenta la maldad que hay acá. Rezuma de maldad este lugar; la
lamparita de mi velador titila. Al principio pensaba que era la lamparita y entonces la
desenrosqué, vi que tenía los filamentos sanos y la volví a enroscar. Esa noche, alumbró de
lo más bien. Hay que ver lo que sufrió Ana Bolena a manos de Enrique VIII; yo no sé si
porque ella era un alma buena o porque era una deficiente mental. Leo, igual que usted,
para no aburrirme y porque no hay otra cosa que hacer. Logro meterme con mucho esfuerzo
en la trama y ahí, ¡otra vez empieza a titilar la lamparita! Ya sabe, ajusto, desajusto, y sigue
titilando. Es el enchufe, no hay nada que hacer. Para que no titile y se apague, tengo que
leer en una posición que parezco una contorsionista del Circo Sarrasani. ¿Qué se consiguió
con eso? Que yo tenga una actitud malevolente hacia Ana Bolena y ya no digamos hacia
Jean Plaidy, la autora. Estoy mal dispuesta hacia ellas dos con esto de la luz del velador.
ULRIKE: Tiene que llamar a Electricidad.
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ORIETTA: No me hacen caso. ¿A usted le hacen caso?
ULRIKE: No, la Kindle tiene luz propia.
ORIETTA: Esos chirimbolos nuevos se la saben todas.
(De pronto, entra Marina, perdida y confundida)
MARINA: ¿Esta es la Sala de Lectura? Estoy un poco perdida; me dieron una indicación
que buscara la sala delectura “Oh, si yo hubiera sabido” pero me metí en “Dios es
misericordioso”; me dijeron que ahí no les daban de leer…
ORIETTA: Acá es Oh, si yo hubiera.
MARINA: Pero es la Sala de Lectura, verdad?
ORIETTA: Depende de si usted es poeta o un simple lector. Los poetas están confinados
todos en una sala especial donde hay recitales de poesía, se leen los poemas unos a otros,
cosa que acarrea sucesos desgraciados. Esto no quiere decir que vaya a sucederle a usted
uno.
ULRIKE: Hay micrófono abierto.
MARINA: No soy poeta.
ORIETTA: ¡Albricias! Entonces la enviaron aquí. Tome asiento, la doctora Recayente
seguro sale de un momento a otro y le hace el examen de visión. Todos los días hay que
chequearse, los ojos son una parte importantísima del cuerpo.
ULRIKE: Las ventanas del alma.
ORIETTA: Ya ve, acá, las metáforas que usa mi amiga: se dará usted cuenta que no leemos
literatura de alta calidad.
ULRIKE: Yo no soy su amiga.
ORIETTA: Jamás un Premio Nobel por ejemplo. Ni de oídas. Siéntese, no sea tímida.
Orietta Marinetti (extiende la mano, la saluda), directora de la Escuela Normal N° 9
Adoradoras de la Llaga de Jesús. Pedagoga de la primera ola. Y de la segunda y de la
tercera. Le presento a mi amiga Ulrike Cristensen
(Marina se queda de pie hasta el final de la escena)
ULRIKE: Deje de decir mi amiga; si no soy su amiga.
ORIETTA: Ulrike es, era, una mujer de la vida.
ULRIKE: ¡Era actriz!

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ORIETTA: No grite, Ulrike, que la señora aquí presente entiende las diferencias. (Con
sorna) O la falta de diferencias entre las susodichas profesiones.
MARINA (titubeante): Me llamo Marina Morricone.
LAS DOS: Bienvenida, Marina.
MARINA: Estoy… estaba esperando a mi… a mi novio… él debe estar al caer. ¿O esta
sala es exclusiva de mujeres?
ORIETTA: En absoluto; a veces hay masculinos proverbiales entre nosotras. La verdad, no
los preferimos. Creo que Ulrike coincidirá conmigo; el marido era una especie de sátiro.
Tres chicos tuvo en una cantidad mínima de años; se los cría el marido.
ULRIKE: Lo que no le gusta a la doctora es que la llamen Lucifer.
ORIETTA: Una falta de respeto abreviarle el nombre sin que medie confianza. La doctora
se llama Lucía Fernanda…
ORIETTA: La doctora Recayente, ya verá, una criatura preciosa, lo que se dice un ángel…
ULRIKE: Un ángel caído.
ORIETTA: Como sea, lo recibirá con los brazos abiertos a su prometido.
MARINA: No estábamos prometidos con José María.
LAS DOS: Como dijo su novio…
MARINA: Sí, pero no nos íbamos a casar. No teníamos fecha de casamiento todavía.
Primero tenía que salirle el divorcio. Primero de todo tenía que dejar a la esposa; después…
ORIETTA: Nunca digas qué has caído bajo, Orietta, porque no sabes aun cuánto más bajo
puedes caer. Comparto la eternidad aquí con Ulrike, una actriz; ya eso era bastante
desmoralizante. De pronto la envían a usted, una adúltera. Debe formar parte del
mecanismo de la tortura. Una tortura moral.
MARINA: Eramos amantes, pero su amor era verdadero.
ULRIKE (a O): Habla como Grecia Colmenares en las telenovelas.
ORIETTA: No sé quién es.
MARINA: Hicimos un pacto suicida.
(Un tiempo, las dos se compadecen).
ORIETTA (con un suspiro): La literatura ¡qué mal no nos habrá hecho!
MARINA: La esposa lo amenazaba con suicidarse si él la dejaba; así que él me propuso,
suicidémonos, amor mío, y ganémosle de mano a esa vaca. Le decía vaca a la esposa, pero
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no era muy gorda. Compramos el matarratas, lo pusimos en un vaso de agua, lo disolvimos
con las cucharitas de plata que eran de la esposa de él y él trajo a mi departamento. Al
matarratas y a las cucharitas, a la esposa no la trajo. Yo vivo en un monoambiente por
Belgrano… Yo bebí el vaso con el veneno… después ya no sé.
(Un tiempo bastante largo)
MARINA: El debe estar en camino, supongo.
ORIETTA (descreída): Naturalmente. Naturalmente.
MARINA: Por qué esta sala se llama Oh, si yo hubiera?
ORIETTA: Qué pregunta.
ULRIKE: Contéstele usted, Orietta, que tiene más facilidad de palabra.
ORIETTA: Vio que usted se suicidó? En esta sala está porque dentro de algún tiempo, entre
libro y libro, usted llegará a exclamar: Oh, si yo hubiera, por ejemplo, esperado a que él
bebiera primero el veneno y después bebía yo. O, Oh, si yo hubiera dejado mi amante que
se las arreglara con su vaca y seguía mi camino solita y mi alma por la vida…? Oh, si yo
hubiera elegido vivir en vez de… ¿No es así, Ulrike?
ULRIKE: Totalmente, Orietta.
ORIETTA: Totalmente.
MARINA: Ustedes dicen que me voy a arrepentir de haberme matado?
ORIETTA: Tome asiento, querida, tenemos tanto tiempo para descubrirlo...!
Fin de Escena 1

Interludio 1
Orietta va hacia el teléfono de la mesita. Está con negligé y con algunos bigudíes en el pelo.
Disca un número interminable, que al cabo no funciona. Agita la horquilla, vuelve a discar.
ORIETTA: Antonio…. Antonio ¿estás dormido? Decíme, Antonio, ¿Esteban está muerto?
Porque no lo puedo encontrar; no está en los registros. No, no está. Fui al Pabellón de los
políticos corruptos, Octavo Círculo, Quinta fosa, derecha, tratanto de no quemarme con la
brea hirviendo donde están hundidos los que se enriquecieron en los cargos públicos, con
los haberes de otro, con… Pregunté por él, pregunté por los opositores de don Lisandro de
la Torre, por los enemigos de don Lisandro, y me dijeron que capaz esté muy hundido y
tenga brea la boca por eso no responde. Antonio estoy muy preocupada por la vida eterna
de nuestro hermano mayor… Antonio, ¿vos me estás oyendo? Te hablo desde lejos, por eso
hace fritura. Soy Orietta, tu hermana. ¿Qué tiene que que ver que hayas asentado tu número
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en No llame, para que…? ¿Qué es nollame punto gob punto ar? No es una publicidad,
Antonio, te estoy preguntando por Esteban, nuestro hermano mayor. No te voy a vender
nada, no te quiero vender… Qué ley 26.951 ni qué decreto del Jefe de Gabinete?! Antonio,
oíme. Cómo me vas a cortar? Yo te enseñé las letras, los primeros palotes… Tené un poco
de… Antonio, ¡Antonio!
(Un silencio)
Orietta queda abatida por unos momentos. Luego se recompone; sale.

Escena 2
Marina y Ulrike ven pasar a Orietta, muy abatida.
ULRIKE: La pobre sufre mucho. No se puede comunicar con el hermano menor, que
todavía vive…
MARINA: Podemos llamar a nuestros seres queridos?
ULRIKE: Todavía no se lo explicaron?
MARINA: No.
ULRIKE: La vio la doctora Recayente?
MARINA: Más tarde me hace el diagnóstico, me dijo.
ULRIKE: Puede, claro que puede llamar a los suyos: entre la medianoche y el alba puede
hacerlo. A la madrugada preferentemente. Pero ellos no pueden oírla a usted. Puede ser una
situación triste o un consuelo, según como se mire. Hay quien, como Orietta, sigue
intentando a ver si de pura casualidad la oyen. Yo a veces también caigo en la misma
ilusión y llamo. Sin ir más lejos, traté de hablar hace dos noches con mi marido…
MARINA: Lo extraña a su marido?
ULRIKE: Sí, era muy feliz.
MARINA: Qué le pasó?
ULRIKE: Bueno, soy una artista.
MARINA: Dejó de querer?
ULRIKE: Quién? El o yo? Bueno, para el caso es lo mismo. Yo creo que lo quería; él me
parece que ya tiene otra. Ya vio: triste el que se muere. A lo mejor la tiene desde antes,
quién sabe. A mí no me gustaba perseguirlo mucho, porque vio cómo son los hombres. Si
una los controla mucho enseguida se imaginan que es porque una está haciendo un
zafarrancho.
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MARINA: Qué injusto eso. Si es para ofenderse…
ULRIKE: Además yo no le puedo llamar zafarrancho a todo lo que hacía debido a mi
profesión. El uso del erotismo; hasta el exceso del uso, podría decir. Pero todo era por el
escenario, por el amor a la actuación
MARINA: A mí siempre me conmueven los besos en las películas.
ULRIKE: No; yo no filmé películas de amor.
MARINA: Pero el erotismo…?
ULRIKE: Con el productor. Un hijo de puta; me mandó a llamar a su oficina. Ulrike
Kristensen, tipo nórdico. Le calentaban las rubias, en otras palabras. Me dice: “Usted quiere
audicionar para el co-protagónico: esta es una tira de acción, hay mucho movimiento, usted
tiene el físico adecuado para el rol, qué digo adecuado, usted tiene un cuerpazo, Ulrike; me
parece muy bien para el rol. Ahora, yo a las actrices que trabajan para mis producciones las
divido en amantes y en extras de cine. Usted elegirá, Ulrike.” Me quedé de piedra; yo tengo
mi dignidad también…
MARINA: Por supuesto y entonces lo mandó a freír churros…
ULRIKE: Hubiera preferido denunciarlo, le soy sincera. El tipo éste, el productor, vino, se
puso delante de mí. Yo estaba sentada y tenía su bragueta a la altura de los ojos. No moví
un músculo; lo miré a él directamente. El me dijo: “Es una broma, Ulrike”. “Una broma de
muy mal gusto”, repetí yo. “Lo siento mucho”, dijo él; se lo veía acongojado, no sé,
culpable… Yo no le creí una palabra. Los tipos éstos, los productores, son todos iguales.
MARINA: Ahí se levantó y se fue dando un portazo.
ULRIKE: Ahí le bajé el cierre y…
(Un tiempo)
ULRIKE: Una formalidad artística.
MARINA: Entonces protagonizó la película.
ULRIKE: Otro tipo de éstos, otro productor, un francés que tenía más peso… puso su
gente, su actriz Marie-France Hubert. Tal vez la conoce…
MARINA (entusiasmada): ¡Sí, sí! Cómo no voy a saber quién es!
ULRIKE: Una perra fría y decadente.
MARINA (sin oír) Es buenísima, hizo unas peliculas espectaculares…! La declararon la
mujer más bella del mundo en la revista People el año pasado…
ULRIKE: Por suerte no viví para verlo.

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MARINA: Lo siento, ese papel hubiera debido ser suyo, seguramente.
ULRIKE: El tipo al que se la chupé, el productor, no vino ni a darme las gracias. Igual creo
yo que fue él el que sugirió que fuera yo la que hiciera la propaganda de la nueva receta de
unas salchichas de viena… La de las tres…
MARINA: ¡La ví! Qué pegadizo el jingle. (Lo canta) ¿Era usted la que estaba atrás del
carrito? Me pareció que era más morena, más…
ULRIKE (interrumpe): No era yo. Yo, cuando me llamó el tipo, el otro, el de la agencia de
publicidad para lo de la salchicha, fui a casa, busqué todas las pastillas de Valium que tenía
y fui tragando cada una con una medida de whisky. En casa estábamos ajustados de plata,
pero mi marido tenía siempre una botella de whisky.
MARINA (apenada): Así fue como falleció.
ULRIKE: Así pensaba dejar la tierra, pero el whisky era nacional. Estuve casi diez años en
coma; cuando lo traían al nene chico a verme me pinchaba con el compás para ver si yo
reaccionaba. Claro, se imagina, cuando entré en coma él era un bebé… La otra, venía con el
novio y se besuqueaba delante de mí, sin pudor…
MARINA: Una mujer tan joven qué destino!
ULRIKE: Tengo casi cuarenta años, no crea. Pasa que el coma es muy bueno para el cutis;
no permite la formación de las arrugas de expresión.
MARINA (tocándole la mejilla): Tiene una piel celestial.
ULRIKE: Sí, a eso me refiero.
MARINA: Me parece que yo ví una noticia de cuando la desconectaron. Hubo un debate
cuando a usted la… desenchufaron… y salió en televisión, hasta en un programa de
política, donde hablaban del estado y el rol de la eutanasia…
ULRIKE (asiente): Ajá, ajá.
MARINA: Los políticos no se ponían de acuerdo.
ULRIKE: Nunca se ponen de acuerdo; de eso se trata la política.
MARINA: Siempre creí que la política era el arte del acuerdo. En la secundaria lo enseñaba
la profesora de Ciudadanía. Como un eslogan, la política es el arte…
ULRIKE: Kevin me desconectó; mi hijo el del medio. Quería enchufar el teléfono celular;
se vé que en la habitación donde yo estaba había un solo enchufe de tres patas y bueno…
MARINA:
ULRIKE: Acá estoy.

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MARINA: Acá estamos.
ULRIKE: Le van a dar para leer algo que no le guste. ¿Usted leía cuando vivía?
MARINA: Sí, bastante.
ULRIKE: Cuánto es bastante?
MARINA: Un libro por mes, más o menos…
ULRIKE: Un libro cómo?
MARINA: Un libro, no sé.
ULRIKE: Gordo o flaco?
MARINA: Un libro.
ULRIKE: Si leía flaco, le darán gordo; y si leía gordo, le darán flaco. De eso se trata; lo
sacaron de un poema de Jorge Luis Borges. Mire el pobre Jorge Luis Borges venir a servir
de inventiva al infierno. No le dieron el Premio Nobel de Literatura, pero los demonios
aprovecharon la idea y…
MARINA: Pero él decía que creía que el Paraíso podía ser una biblioteca…
ULRIKE: Imagine cómo tomó la cosa Orietta: ella llegó a leer El Aleph y le pareció una
porquería. Y eso que ella era directora de un colegio de señoritas…
MARINA: Borges no dijo que el infierno sería una biblioteca. Sino…
ULRIKE: Dale con eso. Leer es un paraíso cuando a uno le gusta leer. ¿Y si no le gusta
leer, qué es? Un infierno. ¿Y si tiene que leer algo que no le gusta, qué es? El Infierno. ¿Se
entiende la idea? Acuérdese de la escuela.
(Un tiempo breve)
MARINA: Voy a decir que me gustaban las matemáticas, así me dan algo de…
ULRIKE: Acá no son tontos. No los podrá engañar.
MARINA: Igual, cuando venga José María…
ULRIKE: Quién es José María?
MARINA: Mi novio. Mi amante.
ULRIKE: Ah, el tipito que se mató con usted.
MARINA: Sí, ese. José María Labrador.
ULRIKE: Pruebe a llamarlo a ver si le atiende él o la esposa.

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MARINA: Yo estoy segura qué el se bebió el…
ULRIKE:
MARINA: A menos haya quedado entre la vida y la muerte.
ULRIKE: Yo lo llamaría apenas tenga un teléfono a tiro. Cada uno acá dispone de la
tecnología con la que vivió. Usted capaz le puede hacer una videollamada; ahí vé si él está
dormido y lo más importante, con quién.
MARINA: No, no; él me adoraba; él debe estar al caer.
ULRIKE: Como usted diga.
MARINA: Él era Cerdo.
ULRIKE: ….
MARINA: En el horóscopo chino. ¿Usted cree en el horóscopo chino? El Cerdo es el
animal que ama locamente …
ULRIKE: Cerdo, eh.
(Entra Orietta, vestida elegante pero con pantuflas. Trae un libro en la mano)
ULRIKE: Orietta, ¿usted qué era en el horóscopo chino?
ORIETTA: Araña pollito. ¿Alguien saben si Robert Langdon es una persona de verdad?
¿No? Si es una persona de verdad, lo voy a buscar y lo voy a encontrar. Porque habiendo
escrito esta porquería, el hombre debe estar en alguno de los círculos del infienro. No se
puede tanta maldad junta. ¡Basta de best-sellers por amor de Dios!
ULRIKE (a Marina): Es tremendo, pero hay más best sellers que buena literatura.
ORIETTA: ¿El Código Da Vinci? Qué porquería me dieron para leer?
MARINA: Vi la película.
ORIETTA: Ah, le hicieron una película.
ORIETTA: No quiero más leer best sellers! Autor: Dan Brown. ¿Habrá muerto? Porque si
este autor está muerto podría buscarle y cantarle unas cuantas frescas …. Les aseguro que
no podrá reencarnar.
MARINA: Podemos reencarnar?
(Un tiempo breve)
ULRIKE: Cada tanto viene la doctora Recayente y pasa las vacantes.
ORIETTA: Hace tres meses que tiene araña pollito para mí.

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MARINA: Podemos volver a ser personas…?
ULRIKE: Cuando reencarna en una persona tendrá amnesia.
ORIETTA: Nace con resaca. Un vacío total, como si viviera por primera vez. En cambio…
ULRIKE: Si acepta encarnar en otro ser vivo, recordará todo lo aprendido. A mí cuando me
ofrecieron guacayamo rojo estuve a punto de aceptar. Después supe que era una especie
amenazada, no sé… demasiados peligros que afrontar.
MARINA: Cuando él esté acá, yo no querré encarnar. Nada más querré estar toda la
eternidad a su lado, como habíamos planeado.
ORIETTA: Qué lata.
MARINA: Amor verdadero.
ORIETTA: Llámele como quiera.
MARINA: A lo mejor esté medio perdido en los corredores…
ULRIKE: Es raro que después de tres días no se haya ubicado acá adentro. Hay un plano en
la entrada, en la recepción…
ORIETTA: No pasaron tres días. Hoy qué día es…?
ULRIKE: Miércoles.
ORIETTA: Fecha.
ULRIKE: No estoy al corriente.
ORIETTA: Pero si siempre sabe qué estrenos hay en…
MARINA: Yo morí hace tres días, nada más. A lo mejor él…
ULRIKE: Ahora sale la doctora Recayente y le pide hacer un llamado. Ahí ve si él está en
la tierra o no está.
ORIETTA: Es lo más sensato.
MARINA: El está conmigo… Acá
LAS DOS: Acá. Allá en su corazón…
MARINA: Acá?
LAS DOS: Llame, llame.
Fin de Escena 2

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Interludio 2,
ULRIKE: Puertas abiertas para reencarnar en un ave.
ORIETTA: Ay, ya la veo venir. Cuál esta vez?
Ulrike lee.
ULRIKE: Vultur Californiuanus. Vulgar: cóndor de California, buitre del Nuevo Mundo.
Visto y descripto por primera vez por el cirujano y naturalista René Primevére Lesson en
1842. (Explica, pasado los ojos por el papel) Pero hay como una guerra interna, porque en
realidad ya el zoólogo inglés George Shaw lo había clasificado en 1797. (Vuelve a la
lectura) A principios de la década de 1980, la población del cóndor de California se había
reducido a 21 ejemplares, contando tanto los que vivían en estado salvaje como los que
vivían en cautividad. En 1985, justo cuando la especie estaba al borde de la extinción, se
decidió poner en cautividad a todos los ejemplares e iniciar un programa de cría y
liberación. Actualmente existen colonias muy pequeñas en estado salvaje en algunas zonas
de California y Arizona, y en 2002 nació el primer cóndor silvestre en 20 años.
ORIETTA: ¿Es muy feo?
ULRIKE (muestra una fotografía y lee). Los buitres del Nuevo Mundo carecen de siringe,
el órgano vocal de los pájaros, por lo que no tienen voz y sólo emiten silbidos y gruñidos.
Es un ave de costumbres gregarias y se alimenta exclusivamente de carroña; puede, incluso,
comer excrementos.
ORIETTA: ¿Cuántas vacantes hay?
ULRIKE: Cuatro o cinco.
ORIETTA: Es mudo y come caca.
ULRIKE: Viene a ser la nueva puesta de las cóndores californianos silvestres.
ORIETTA: Paso. ¿Usted?
ULRIKE: Paso.
Fin de Interludio 2.

Escena 3
MARINA (con un pañuelito en la mano, se seca las lágrimas): Ver, lo ví.
ORIETTA: Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Antonio Machado.
MARINA: A mi amante, José María Labrador.

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ORIETTA: No desperdicie lágrimas.
MARINA: Cómo no voy a llorar; él es el amor de mi vida.
ORIETTA: Cuando la doctora Recayente le asigne un libro, va a necesitar tener los ojos
lubricados. Sino, llorará sangre; es parte de la tortura infernal.
MARINA: Sonó el celular de él, un teléfono inteligente. Le hice una videollamada de Watts
app. Cuando él duerme siempre deja cargando el celular al lado de la mesita de luz, para
tenerlo cerca. Por si llamaba yo, claro. Pero yo tenía la consigna de no llamarlo, por si la
que estaba cerca era la esposa. Esta vez no me preocupó llamar, porque él está muerto; él
estaba muerto, verdad?
ORIETTA: Sí. No. No sé.
MARINA: Habíamos quedado en un pacto suicida. Así que él estaba muerto.
(Un tiempo, Marina la mira fijo)
ORIETTA: Me vio cara de médico forense?
MARINA: Pero no estaba muerto. Sonó el celular, la esposa atendió.
ORIETTA: La vaca mugió.
MARINA: Sí, ella. Pregunto: Antonieta, que era el nombre de la vaca, te suplico, por lo que
más quieras, respondéme esta pregunta: ¿Está ahí José María? ¿O está en coma? ¿O está
hospitalizado con lavaje de estómago? Por supuesto, como dicen ustedes, ella no
escuchaba, no entendía bien… No sé, a lo mejor se hacía la tarúpida. Pero yo la veía clarito,
como a usted, como a mis propias manos ahora, y veo que ella le pega un codazo a un tipo
que duerme al lado de ella. Y yo pienso (alza los ojos al cielo, indignada) yo pienso ¡idiota
de mí!, ¿tan pronto se resignó la vaca que ya duerme con otro? Veo que el tipo tiene un
piyama a rayas y me pregunto si en el infierno no me están jugando una mala pasada. Si no
es un retorcido juego mental de la mente y ése que está ahí es de verdad…
ORIETTA: Su amante, claro.
MARINA: José María.
ORIETTA: Mire que mi amiga y yo le advertimos.
MARINA: José María se despierta, legañoso, y le pregunta: ¿Qué pasa, gordi? Y ella le dá
con el teléfono por la cabeza y le contesta: Seguro está llamando alguna de tus putas. El
resopla, y le dice: Dejáme dormir, gorda, ya sabés que se murió. La vaca se le echa encima,
le pega puñetes, y oigo que le dice: Sí, se murió el esperpento pero y ¿Fabiola quién es?
¿Quién es la tal Fabiola que te acosa?
ORIETTA: Qué poca poesía llamarla esperpento a usted

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MARINA: Y siguió la vaca: Acá hay veintitrés mensajes … Yo oigo la cifra con total
claridad: Veintitrés
ORIETTA: Acá no tenemos quiniela, qué pena.
MARINA: Quién es Fabiola? Y él le chilla que lo deje dormir. ¿Quién es Fabiola?
ORIETTA: La vaca es más insistente que usted.
MARINA: Quién es Fabiola?
ORIETTA: Ya lo dijo.
MARINA: No; es que me lo pregunto: ¿quién es Fabiola?
ORIETTA: Otra amante.
MARINA: Tenía dos amantes aparte de la esposa? Era como un sátiro?
ORIETTA: Ahí tiene; si se aburre con los libros que le den acá, ya cuenta con tortura
propia. ¿Quién es Fabiola? ¿Cuándo la veía? ¿Cómo no me dí cuenta? ¿Se tratará de la
enfermera que le hizo el lavaje de estómago?, esto, por supuesto, dando por sentado que él
llegó a brindar con la copa envenenada con la que usted hizo fondo blanco…
MARINA: Fabiola capaz era la masajista que le hacía reiki. El me dijo el nombre de la
masajista, pero no me puedo acordar, capaz era china o… Era una señora muy mayor, de
eso estoy segura; porque él la llamaba La Vieja…
ORIETTA (para tranquilizarla): Seguro era la masajista.
MARINA: Pero también podía ser que él mantuviera relaciones sexuales con la masajista.
ORIETTA: También puede que…
MARINA: Porque si él resulta que es un tenorio, yo no lo sabía. Ojo, puede que lo
sospechara, pero yo pensaba, Con mi amor puro, él se redimirá. ¿Comprende?
ORIETTA (la mira descreída).
MARINA: Ahora, si él no se redimió con mi amor puro, ¿por qué estoy yo en el infierno?
¿Por haber querido a un hombre casado?
ORIETTA (igual)
MARINA: Por qué, eh?
ORIETTA: Me pregunta a mí?
MARINA: Sí.
ORIETTA: No sé; yo no tengo idea del plan infernal ideado por Dios.

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MARINA: Porque me puede decir que ese hombre, José María, era de otra. Pero de otra, lo
que se dice de otra, no era. No era un esclavo engrillado a la cama de la vaca. Era un ser
humano libre, que podía amar a quien él quisiera…
ORIETTA (asiente): Muy libre.
MARINA: Por qué estoy acá si yo obré de buena fé? El además me dijo que se estaba
separando, que…
ORIETTA: Por idiota?
MARINA: Qué? Por idiota se puede venir al infierno? Estaría rebalsando de gente.
ORIETTA: Hay superpoblación, no vaya a creer que no.
MARINA: Usted por qué está acá?
ORIETTA: Por error.
MARINA: Un error del sistema.
ORIETTA: Oyó hablar del túnel al final del cual hay una luz? Y al otro lado de la luz están
los seres queridos?
MARINA: Yo no ví ninguna luz.
ORIETTA: Porque lo suyo fui suicidio. Pero yo estaba arreglando las plantitas del jardín de
la Secretaría de la Escuela. Había unas azaleas, unos rosales magníficos. El jardinero,
pobrecito, era tuerto, solamente las flores del lado izquierdo cuidaba. Entonces yo iba de
vez en vez y podaba las del lado derecho, le quitaba los parásitos… Va que piso una laja,
resbalo y al caer me doy la cabeza contra el mecetero de begonias y las alegrías del hogar.
Yo les dije las alegría del hogar no son para esta institución educativa, son ordinarias,
juntan bicho: nunca me gustaron las alegría del hogar. Nadie me hizo caso y ahí estaba yo
muerta tendida. Entonces vi un túnel, como un túnel subfluvial que están construyendo bajo
el Río Paraná…
MARINA: Ya lo construyeron.
ORIETTA: Le decía, veo el túnel y al final del túnel, la luz. Veo a mi tata, a mi mamma…
los tres o cuatro perritos que se nos murieron de moquillo y el Sultán, que fue el perro que
tata sacrificó porque se había asalvajado y perseguía a las gallinas, las mordía en el cogote
por divertimento, y el tata eso no lo podía soportar, que el perro se diviertiera a costa
nuestra, ¡usted no sabe lo que cuesta criar un pollo…!
MARINA: Los perros van al cielo!!
ORIETTA: Veo que la mamma me hace así con la mano en alto. Orietta!, grita, Qui, qui,
cara. En italiano; ellos eran italianos, habían venido aquí de un pueblo roñoso, muerto de

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hambre de la Liguria. Los primeros seis hermanos nacieron en la Italia y los otros seis acá;
éramos doce como los apóstoles de Cristo y yo la única mujer. Imagine, cuando no te
manoseaba uno, se te quería echar encima el otro. La mamma los reprendía, el tata los
reprendía… Sono bambino, decía él, gracioso, simpático. Pero las tetas me las estrujaban a
mí. Los tendría que haber capado a todos; ojo, que mi hermano Antonio que todavía vive y
que viva mil años era muy respetuoso de mí. Era diez años más chico, para cuando le
bajaron los testículos yo ya me había ido de la casa…
MARINA: Debe ser lindo tener un familión. Yo soy hija única y…
ORIETTA: Ah, cállese. El día que me fui de la casa, me escapé, mi hermano Nunziatto,
que está ahí en el segundo círculo, el de los lujuriosos, me largó los perros… A mí después
en la ciudad me recogieron las monjas de la Llaga y yo hice voto de que nunca, pero nunca
en la vida, iba a tocar a un ser humano, tuviera el órgano genital que tuviera debajo del
cinturón… Una vida casta, buena, entregada a la educación y la aplicación de los
educandos. Me vengo a morir por puro accidente y el Todopoderoso que está en los Cielos,
el Altísimo, me llama a su lado, medio embarrada y con la cabeza cascoteada con la laja,
pero a su lado. Voy.
MARINA: Pero cómo… có…?
ORIETTA: Voy y me reciben los parientes. Tata, Mama, los tres perros, y unos cinco o seis
hermanos que se fueron muriendo, a saber: tuberculosis -dos se llevó la tuberculosis-, duelo
por el honor, tifus, cólera, gresca en la taberna y uno al que el tractor le pasó por encima…
Un caso sin resolver lo del tractor. Parece que Dios no les contabilizó a mis hermanos las
intenciones incestuosas para conmigo; no sé como pecados menores… Estaban todos en el
Cielo, paraditos, esperando, haciendo sebo. ¿Qué iba a hacer yo? Póngase en mi lugar,
querida. Agarré y por más que yo fuera un alma buena, me vine para la boca del túnel que
estaba oscura, sin luz. Me mandaron al pabellón de Ah si yo hubiera sobre todo porque de
vez en cuando, cuando tengo tanta porquería que leer, me digo Ah, si yo hubiera ido al otro
lado del túnel adonde estaba la luz… Pero acá estoy.
(Un tiempo)
ORIETTA (acongojada): Acá estoy.
MARINA: Acá estamos.
(Entra Ulrike con la cabeza de Ana Bolena entre las manos.)
ULRIKE: Le dije, Orietta. La cabeza anda por su cuenta.
LAS DOS miran trastornadas: Quién es?
CABEZA DE ANA BOLENA: Ana Bolena, reina consorte de Inglaterra por mi
matrimonio, desdichado, se entiende con Enrique VIII y marquesa de Pembroke.

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ORIETTA: Lo sé todo sobre usted! Bueno, todo lo que puso Jean Plaidy. Querida, qué
injusticias sufrió. El desprecio del rey, la destitución del cargo, la prisión, la decapitación…
CABEZA DE ANA BOLENA: Me hicieron la cama.
MARINA: Sus damas?
CABEZA DE ANA BOLENA: Me hicieron la cama con el adulterio.
ORIETTA: Todas tienen amantes menos yo!
CABEZA DE ANA BOLENA: No! No había amantes; me lo armaron, me hicieron la
cama. Los jueces al final me dijeron: A la corta o a la larga, no hay matrero que no caiga y
me mandaron al verdugo un tiempito después a que me corte la cabeza.
ORIETTA: Jean Plaidy dijo que él tuvo piedad por usted…
CABEZA DE ANA BOLENA: Quién?
ORIETTA: El verdugo.
CABEZA DE ANA BOLENA: Le parece?
ORIETTA: En el relato fue piadoso, según las fuentes. Usted tenía un cuello tan pequeño,
que él sabía que de un solo hachazo lo cortaba. Y para no hacerla sufrir en sus últimos
momentos, cuando usted ya estaba en posición y le habían vendado los ojos, él, el verdugo,
preguntó: «¿Dónde está mi espada? Que alguien vaya a buscar mi espada», para que usted
pensara que todavía tenía unos momentos más para vivir y la decapitó al instante.
CABEZA DE ANA BOLENA: Otro que se pensaba que yo era boluda.
ULRIKE: Hay que resignarse.
CABEZA DE ANA BOLENA: Resignarse las bolas. La próxima reencarnación humana
que encuentren, me subo. No paro hasta que hallen mis restos… y arreglen el asunto de mi
memoria
ULRIKE: Pero cuando reencarne en un humano, olvidará que es Ana Bolena…
CABEZA DE ANA BOLENA: Puta madre.
ORIETTA: Tiene su lado bueno; imagine que usted vuelve al reino y se encuentra con…
bueno, un descendiente, y le viene un ataque de rabia tal que, ¿qué hace? Los despachurra
con la primer arma blanca que encuentre o no…
(La cabeza de Ana Bolena está dormida)
ORIETTA (la toca con la punta de los dedos): Se quedó dormida…
ULRIKE: No le irriga bien la sangre al cerebro.

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LAS TRES: Claro; obvio.
ULRIKE: Mire, Marina, la llama la doctora Recayente al consultorio. Debe ser su turno
para la optometría. Cruce los dedos, a lo mejor tiene suerte.
ORIETTA: ¡Hagále un nudo al pañuelo! Santo Pilato, Santo Pilato…
ULRIKE: Merde, Marina!
Marina sale.
ORIETTA (a Ulrike): Para qué le deseamos suerte si la suerte no sirve acá.
ULRIKE: No sé; será la costumbre…
ORIETTA: La costumbre, claro: ese pegoteo maldito.
Fin de Escena 3

Interludio final
ULRIKE (desenrollando un papelito). Puertas abiertas para reencarnar.
TODAS: Lea, lea.
ULRIKE:
Homo sapiens. Vulgar: Ser humano, sexo masculino esta vez. Nombre científico dado por
Carlos Linneo en 1758. Se trata de unas de las criaturas más plásticas del reino animal en
cuanto a locomoción y movimientos. La palabra sapiens alude a que es sabio o capaz de
conocer; capacidad que cuida más que a una joya porque la muestra y la usa muy poco, ni
siquiera en fiestas de la alta sociedad o para un copetín de mala muerte.
ORIETTA: Eso suena un poquito insultante.
ULRIKE:
La talla media actual entre los varones caucásicos (si crecen bien nutridos y con poco
estrés) hacia los 21 años es de 1.75 m, la talla media de las mujeres caucásicas en iguales
condiciones es de 1.62 m, y los pesos promedios respectivos son de 75 kg y 61 kg
respectivamente.
ORIETTA: Yo supero la media. Antes de que siga, aclaro: en todo sentido supero la media.
Ahora sí, siga.
ULRIKE:
El ser humano es un animal omnívoro

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En las mujeres existe un ciclo de actividad ovárica en virtud del cual existen cambios
fisiológicos en todo su sistema reproductivo y del cual derivan ciertos cambios de conducta.
Sin embargo, como en las mujeres la aceptación sexual no se circunscribe a una parte del
ciclo reproductivo, no se debería usar el término "estro" o "celo" en el ser humano, dado
que la aceptación sexual es independiente de su ciclo reproductivo.
El Homo sapiens es, en este sentido, un animal pulsional.
Puede ser monógamo o polígamo o cualquiera entre estas variables.
ORIETTA: Está cada vez más detallista la doctora Recayente.
ULRIKE:
El período de gestación es de nueve meses, tras lo cual pueden nacer una, dos o hasta tres
crías. Actualmente, la gestación puede darse en laboratorios científicos que ayudan a seres
humanos infértiles a realizar el deseo de cargar con más seres humanos. La vacante
ofrecida hoy, consiste en la cría obtenida de una experiencia de fertilización de un óvulo
congelado y un espermatozoide casi muerto de frío, por cinco años, en un laboratorio
clandestino de Buenos Aires; el pedido fue realizado a raíz de la infertilidad de una pareja.
El niño a nacer será sietemesino y será llamado José Gabriel. No tendrá ninguna
característica notoria, será saludable y un verdadero hijo de sus padres.
Están, entonces, las puertas abiertas a reencarnar como hijo de…
ORIETTA: Nacerá un cretino más, paso.
ULRIKE: Hay más datos., los nombres de los cónyuges, grupo sanguíneo, laboratorio en el
cual se tramitó la fertilización… Yo paso, pero si quieren leo.
MARINA: Siga.
ULRIKE:
Antonieta Paterson y su cónyuge José María Labrador
MARINA (horrorizada): Me repite…?
ULRIKE (mira): Eh… ah… oh.
MARINA: ¿Y Fabiola?
LAS DOS: Quién es Fabiola?
MARINA: No sé, parece que eso es lo que nos estamos preguntando todos.
Fin de Escena 3

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CODA
Entra Marina como sonámbula, con un libro pequeño en la mano y anteojos enormes. Toma
asiento junto a las otras dos.
MARINA: Le juro que no lo comprendo. Lo peor es que me quitó el sueño.
ULRIKE: Debe ser que le arden los ojos.
MARINA: Tengo 1 y medio de miopía, nunca me la traté. La doctora me dio anteojos
recetados; no es por la miopía que me arden los ojos. ¡Es esa obra!
ORIETTA: le quedan bien los anteojos. No bien, bien, pero le quedan bien.
ULRIKE: Máquina Hamlet! A mí me encantaría leer esa obra.
MARINA: No es saludable…
ULRIKE: Podría prestármelo.
ORIETTA: Prestar libros es de tontos; porque después nunca los devuelven y una los
pierde…
ULRIKE: Mejor si se pierde.
MARINA: Préstenselo entre ustedes. Yo me voy a ir de acá.
LAS DOS: ¡La transfirieron!
ORIETTA: A “Dios es misericordioso”, seguro. Lo digo con respeto, porque seguro usted
justificaba acostarse con el marido de otra diciendo “Dios es misericordioso, Dios es
misericordioso” y ahí tiene, Dios es misericordioso es un pabellón del infierno.
ULRIKE: Igual dicen que está muy decorado, todo con muebles importados de la China y
que cada media hora viene un ángel caído y canta un himno gregoriano…
ORIETTA: A mí la música gregoriana me encanta…
ULRIKE: Y desafina bastante en las notas altas, se rompen los cristales, la gente se
lastima…
ORIETTA: Uno una vez perdió un ojo cuando explotó la copa de champán con el do de
pecho del ángel caído…
ULRIKE: Bueno, ahí la tortura se trata de eso…
ORIETTA: Una tortura bastante lógica; yo siempre pedí a San Antonio de Padua que no me
enviara de novio un cantante lírico. Imagínese: todo el día ensayando las arias en casa… Y
San Antonio que es muy cumplidor, me cumplió. Y no me envió ningún novio, nada,
ninguno. Por si a alguno le daba por cantar…

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ULRIKE: Los cánticos de los ángeles caídos son bastante largos…
ORIETTA: De todas maneras es de muy buen gusto que a una le sirvan champán…
ULRIKE: Una copita nada más…
ORIETTA: Aunque fueran apenas unas gotitas…
MARINA: Me voy a la Tierra.
Un tiempo.
LAS DOS (bajo): Buitre?
ULRIKE: Estaba por abrirse una vacante para lagarto cornudo. Un animal no de muy buen
ver, vive por Estados Unidos, por México, por Guatemala…
MARINA: Voy a volver como humana.
ULRIKE (sin oír): Yo lo del lagarto cornudo me lo pensaría dos veces… Puede protegerse
largando chorros de sangre desde los ojos y…
MARINA: Voy a ser el hijo de José María.
LAS DOS: ¿José María?
MARINA: Mi amante.
ORIETTA: ¡Pero con qué necesidad!
ULRIKE: La verdad.
ORIETTA: Acá hay calefacción; el sofá este está bastante bueno, le cambiaron los resortes
hace poco. Tenemos pantuflas nuevas todos los otoños, el menú es regular pero… No vaya
a pensar que la vaca le va a cocinar mejor porque usted sea su hijo en vez de la amante del
marido… Ay qué retorcido todo esto. Seguro recibió consejo de la decapitada, de Lucrecia
Borgia.
ULRIKE: De Ana Bolena.
ORIETTA: Eso, de las dos.
ULRIKE: A lo mejor después, su amante, su padre, se divorcia de su madre, la vaca. Y
usted sufre mucho. Todos los chicos sufren mucho cuando los padres se separan.
ORIETTA: Todos, todos.
ULRIKE: Y lo peor del caso, capaz que se separa para blanquear su relación con… (A
Orietta) ¿cómo era?
ORIETTA: Fabiola.

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ULRIKE: Eso, con esa zorra de Fabiola.
ORIETTA: La otra; la zorra.
MARINA: No me importa,voy a ser su hijo, así voy a estar cerca de él.
LAS DOS: Tampoco va a recordar mucho.
MARINA (con el libro en la mano): Quiero dejarle el libreto de Máquina Hamlet. Seguro a
usted le va a entretener. (Saca otro libro de debajo de un almohadón) La doctora Recayente
me dio además para lectura las Memorias de José C. Paz, a quien llamaban el manco Paz y
yo pensé que a usted, Orietta…
ORIETTA (examinando el libro): Bueno, puede que sea bueno. Vio que los próceres
argentinos nunca estaban de acuerdo, que querían una cosa, que querían otra. Que una
monarquía con reyes incas, que una democracia, que depender de la Corona española, que
un dictador setenta años seguidos… Así no se puede vivir en paz, es lo que yo digo. Pero
me gusta la historia de propia mano, las biografías, memorias, gracias, querida. El único
defecto es que si es historia no tengo con quien comentarlo; porque acá, mi amiga, no
quiere saber nada de …
ULRIKE: Yo no soy su amiga.
ORIETTA: Cierto.
(Marina las saluda estrechándoles las manos, fríamente.)
MARINA: Les deseo que pronto asciendan al paraíso celestial.
ORIETTA: Gracias, querida, pero difícil que el chancho vuele…
MARINA: Lo mismo decían de un presidente negro en los Estados Unidos y ya ve.
(Un tiempo)
MARINA: Adiós, Ulrike. Fue grato conocerla.
ULRIKE: Lo mismo digo.
Marina sale.
(Un tiempo largo)
ORIETTA: Solas otra vez.
ULRIKE: Así parece.
ORIETTA: De verdad se quedó pensando en la opción del lagarto cornudo?
ULRIKE: No sé…

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ORIETTA: Acá estamos tan bien. Yo a veces pienso, a ver si bajo a la Tierra como
cucaracha o alguna otra alimaña y, suponga, no pico a nadie, no muerdo a nadie, y regreso
en buena forma para el paraíso celestial. Ahí otra vez mis hermanos con sus manoseos…
ULRIKE: Mire si yo me encuentro a mi marido, con todo lo que le metí los cuernos.
ORIETTA: Hay que reencarnar en un bicho bien apestoso. Asegurarse de que una va a
regresar acá, a Ah si yo hubiera.
ULRIKE: Claro.
ORIETTA: O ser asesino múltiple.
ULRIKE: Pero a eso va Marina.
ORIETTA: Usted cree? Que el hijito del José María se hará asesino múltiple?
ULRIKE: Y claro, mire si el chico, el hijo en algún momento tiene una ráfaga de
conciencia de su vida anterior…
ORIETTA: No lo creo posible.
ULRIKE: O hace terapia de vidas pasadas o todas esas mierdas que se hacen ahora.
Descubre que es una amante traicionada por José María y apuñala a los padres. A los dos.
ORIETTA: Tiene razón, Ulrike. Tiene razón.
ULRIKE: Me extraña, Orietta, usted que fue directora de escuela, no se preguntó por qué
los chicos se llevan tan mal con los padres, los odian, los agreden??
ORIETTA: …
ULRIKE: Vienen a vengarse. Sacan malas notas, desobedecen y un día… Les dan de
hachazos mientras duermen.
ORIETTA (pensativa): Y sí: usted, cuando tiene razón, tiene razón.
Fin de Escena 4
Fin de la obra A puertas abiertas

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