Pena de Muerte (En Contra)

También podría gustarte

Está en la página 1de 4

Grupo Beta

EN CONTRA DE LA PENA DE MUERTE

Cada día, algún Estado ejecuta o condena a muerte a alguien como castigo por algún delito, y
a veces por actos que no deben estar castigados. En algunos países, puede imponerse esta
pena por delitos relacionados con las drogas, mientras que en otros se reserva para los actos
de terrorismo y los asesinatos.

Algunos países ejecutan a personas que tenían menos de 18 años en el momento de


cometerse el delito; otros aplican la pena capital a personas con discapacidades psíquicas e
intelectuales; y otros la aplican en el contexto de juicios sin las debidas garantías, vulnerando
claramente las normas y el derecho internacional. Así, la gente pasa años condenada a muerte,
sin saber cuándo le llegará el momento o si podrá volver a ver a su familia.

La pena de muerte es el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante. Amnistía


Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, al margen de
quién sea la persona acusada, de su culpabilidad o inocencia, de la naturaleza y las
circunstancias del delito y del método de ejecución.
¿Que sostiene Amnistía?

Amnistía Internacional sostiene que la pena de muerte constituye una


violación de derechos humanos y, en particular, del derecho a la vida y del
derecho a no sufrir tortura ni tratos o penas crueles, inhumanos y
degradantes. Estos dos derechos están consagrados en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, adoptada en 1948 por las Naciones
Unidas.

Desde 1990, Amnistía Internacional ha documentado en 10 países al menos 152 ejecuciones


de personas menores de 18 años en el momento del delito: Arabia Saudí, China, Estados
Unidos de América, Irán, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo, Sudán, Sudán
del Sur y Yemen.

¿Donde tienen lugar la mayoría de las ejecuciones?

En 2020, la mayoría de las ejecuciones de las que se tuvo noticia se produjeron en China, Irán,
Egipto, Irak y Arabia Saudí, por ese orden.

China sigue siendo el mayor ejecutor del mundo, aunque se desconoce la verdadera magnitud
del empleo de la pena de muerte en ese país, ya que los datos correspondientes están
clasificados como secreto de Estado. En la cifra global de 2020 de al menos 483 ejecuciones,
no se incluyen los miles de ellas que, según se cree, tuvieron lugar en China.

Excluyendo a China, el 88% de todas las ejecuciones que se dieron a conocer tuvieron lugar en
tan sólo cuatro países: Irán, Egipto, Irak y Arabia Saudí.

¿Por que no estar a favor?

● Es irreversible y se cometen errores. La ejecución es la máxima pena y es irrevocable:


nunca se puede descartar el riesgo de ejecutar a personas inocentes. Por ejemplo,
desde 1973 más de 184 personas condenadas a muerte en Estados Unidos fueron
posteriormente exoneradas o liberadas tras haberse demostrado su inocencia. Otras
personas han sido ejecutadas pese a la existencia de serias dudas sobre su
culpabilidad.

● No disuade contra el crimen. Los países que mantienen la pena de muerte suelen
afirmar que es una forma de disuasión contra la delincuencia. Sin embargo, esta postura
ha sido desacreditada en repetidas ocasiones; no hay pruebas que demuestren que sea
más eficaz que la cadena perpetua a la hora de reducir la delincuencia.

● Suele emplearse en sistemas de justicia poco imparciales. En muchos de los casos


registrados por Amnistía Internacional, las ejecuciones se consumaron tras juicios
manifiestamente injustos, en los que se emplearon pruebas obtenidas bajo tortura y no
se facilitó asistencia letrada adecuada. En algunos países la pena de muerte es
preceptiva para determinados delitos, con lo que los jueces no pueden analizar las
circunstancias del delito ni las de la persona acusada antes de dictar condena.

● Es discriminatoria. El grueso de la pena de muerte recae, de manera desproporcionada,


sobre personas de entornos socioeconómicos desfavorecidos o pertenecientes a
minorías raciales, étnicas o religiosas. Éstas tienen, por ejemplo, acceso limitado a
representación legal o se encuentran en situación de desventaja ante el sistema de
justicia penal.

● Se usa como herramienta política. Las autoridades de algunos países, como Irán y
Sudán, usan la pena de muerte para castigar a opositores políticos.

Casos prácticos

Salvado de la pena de muerte: Hafez Ibrahim

El trabajo de campaña de Amnistía Internacional consiguió detener la ejecución del yemení


Hafez Ibrahim no una, sino dos veces. Hafez —acusado de un delito del que se declara en todo
momento inocente— iba a ser fusilado por un pelotón en 2005. De hecho, en la prisión yemení
lo condujeron a un pequeño patio, ante un grupo de soldados que sostenían fusiles. Pensaba
que había llegado el final.

Cuando se disponían a disparar, lo llevaron de vuelta a la celda, sin darle ninguna explicación.
“Estaba perdido. No entendía lo que pasaba. Más tarde supe que Amnistía Internacional había
llamado al presidente yemení para que detuviera mi ejecución y se había escuchado su
mensaje”, explica Hafez.

En 2007, cuando estaba de nuevo a punto de ser ejecutado, envió un SMS a Amnistía
Internacional: “Van a ejecutarnos”, comunicó Hafez.
Ese mensaje le salvó la vida, pues desató una campaña internacional que llevó al presidente
del país a detener, por segunda vez, su ejecución.

Ahora, Hayez es abogado, y ayuda en Yemen a gente encarcelada y condenada a muerte por
delitos cometidos cuando eran menores de edad. “Le debo la vida a Amnistía Internacional”,
asegura. Ahora dedico mi vida a luchar contra la pena de muerte”.

También podría gustarte