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ESCENA: RICARDO III

LADY ANA: Maldita sea la mano que hizo esto. Maldito el corazón que tuvo el coraje de hacerlo. Maldita la
sangre que hizo derramar esta sangre. Si haz de tener un hijo, que sea abortivo. Si haz de tener esposa,
que sea ella más miserable por su vida de lo que soy yo por la muerte de mi joven marido.

(ENTRE RICARDO III)

¿Qué magia negra conjuró a este espíritu maligno para poner fin a sus obras caritativas?

RICARDO III: Que la dulce caridad no sea tan maldita.

LADY ANA: Diablo, vil. Aléjate y no me apesadumbres. Haz hecho de esta tierra feliz mi infierno. Si gozas al ver tu
infamia… contempla pues tu matanza.

RICARDO III: Señora… no conoces las reglas de caridad.

LADY ANA: Tú no conoces la ley de Dios ni la de los hombres.

RICARDO III: Divina perfección hecha mujer. Permite que me disculpe… por el crimen que supuestamente he
cometido.

LADY ANA: ¿No mataste a mi marido?

RICARDO III: Concedo que si.

LADY ANA: ¿Lo concedes, puerco espín? Entonces Dios me conceda tu muerte por esa obra malvada.

RICARDO III: Gentil señora…

LADY ANA: El era gentil, suave y virtuoso.

RICARDO III: Ideal para el Rey de los Cielos que lo posee.

LADY ANA: Tú sólo vives para el infierno.

RICARDO III: Y para otro lugar, si me permites mencionarlo.

LADY ANA: Un calabozo.

RICARDO III: Tu dormitorio. Abandondemos este enfrentamiento. Tu belleza que me obsesionó en mis sueños
podría hacer que matara a todo el mundo. Sólo por una hora en tu dulce regazo.

LADY ANA: Agradable pensamiento, si creyera esto, homicida… ,me arrancaría esa belleza del rostro.

RICARDO III: Mis ojos no soportarían eso. Regocijas mi alma como el sol al mundo. Es mi día. Mi vida . aquel que
privó a tu marido de la vida, lo hizo para conducirte a un marido mejor.

LADY ANA: Ese hombre no existe en la tierra.

RICARDO III: Vive y la ama más de lo que aquel podría.

LADY ANA: ¿Dónde está?

RICARDO III: Aquí.


2

(ELLA LO ESCUPE)

RICARDO III: ¿Por qué me escupes?

LADY ANA: Ojalá fuera veneno mortal.

RICARDO III: Nunca hubo veneno en semejante dulzura.

LADY ANA: Nunca sirvió el veneno a un individuo tan vil. ¡Fuera de mi vista! ¡Me infectas los ojos!

RICARDO III: Esos ojos tuyos han arrancado amargas lágrimas de los míos. Cuando oí la historia de la muerte de mi
padre… todos los presentes parecían árboles bañados por la lluvia. Los ojos viriles desdeñaron las
lágrimas. Lo que ese dolor no logró entonces lo ha conseguido tu belleza. Quedé ciego de tanto
sollozar. Que no me desdeñen tus labios. Fueron hechos para besar. Y no para despreciar. Si tu
corazón vengativo no puede perdonar rogaré por la muerte humildemente… de rodillas.

(SACA LA ESPADA)
No demores. Fui yo quien mató a tu marido… pero fue tu rostro celestial quien me incitó. Toma la
espada… o tómame a mi.

LADY ANA: Aunque deseo tu muerte…no seré tu verdugo.

RICARDO III: Entonces oblígame a matarme. Lo haría su me obligaras.

LADY ANA: Ya lo hice.

RICARDO III: Lo dijiste de furia. Habla denuevo.

LADY ANA: ¿Cómo saber si tu corazón no es falso?

RICARDO III: Entonces la sinceridad no existe.

LADY ANA: Deja la daga.

RICARDO III: ¿Puedo albergar esperanzas?

LADY ANA: Todos los hombres viven así, espero.

(EL SE SACA EL ANILLO CON LA BOCA Y SE LOS COLOCA A ELLA)

RICARDO III: Acepta este anillo.

LADY ANA: Recibir no es dar.

RICARDO III: Con el debido respeto, ¿puedo verte?

(ELLA ASIENTE CON LA CABEZA)

LADY ANA: Mucho me alegra ver que te arrepientas.

RICARDO III: Dime adiós.

LADY ANA: Es más de lo que mereces. Pero ya que me enseñas a elogiarte…imagina que ya te dije adiós.

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