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Por la Villa del Libro y su entorno 1

Esta ruta de unos 100 km discurre por una zona plagada de monasterios y grandes fortalezas donde
se libraron batallas legendarias. Actualmente conserva el sabor histórico que se refleja en sus singulares
poblaciones llenas de encanto. Podremos descubrir además la primera Villa del Libro de España, ubicada en
Urueña.

Salimos de Medina de Rioseco por la VA-505 en dirección a Villabrágima.

Villabrágima

Es una de las principales localidades de la Tierra de Campos 1con más de mil habitantes, y se cree
que es la antigua "Villa Máxima" de los romanos. Sus casas son en su mayoría de dos pisos, hechas en
piedra y tapial2. Tiene un gran número de casas con escudos tanto en la Plaza Mayor, como en la Calle
Rosario. Su Plaza Mayor es digna de ser visitada, totalmente peatonal conserva un sabor tradicionalmente
castellano con los típicos soportales adintelados.

1
Tierra de Campos es una comarca natural que se extiende por las provincias de Palencia, Valladolid, Zamora y León. El origen
del término está en los llamados Campus Gallaeciae (campos galaicos), que es el primer topónimo documentado que alude a esta
comarca, para posteriormente ser llamados «Campos Góticos», zona de especial importancia para el Reino Visigodo debido a que
el grueso de la población visigótica se asentó primeramente en dicha comarca a fines del siglo V, cuando fue expulsada del sur de
la Galia por el expansionismo de los francos.
2
Se denomina tapial a una antigua técnica consistente en construir muros con tierra arcillosa húmeda, compactada a golpes
mediante un "pisón", empleando un encofrado de madera para formarla.
2 Por la Villa del
Libro y su entorno

Cuando uno se acerca desde Medina de Rioseco a través de una enorme recta que recorre el valle
del Sequillo, tiene la impresión de que llega a una especie de villa antigua, debido a la puerta medieval de
piedra con arco de medio punto y una bella torre con campanas que se ubica a la entrada de la misma,
donde se conservan las paredes y los vastos pilares de una iglesia.

Una vez atravesada esta estrecha puerta, entramos de lleno en el corazón del pueblo, donde se
encuentra una de sus dos iglesias, la de Santa María.
Por la Villa del Libro y su entorno 3

Iglesia de Santa María

La iglesia fue construida entre los siglos XVI a XVIII y es una iglesia de grandes dimensiones. En 1574
el maestro cantero cántabro Juan de Nates3 interviene en su cimentación. La portada plateresca4 a los pies
sobre la que se levanta una torre que quedó inconclusa.

Planta de salón con 3 naves neoclásicas. En el lado norte se abre la capilla del conde de Rivadavia,
con bóvedas renacentistas, cerrada por una buena reja plateresca.

3
Juan Gómez de Nates y Fernández de Alvear o Juan de Nates (h. 1545-h. 1613) fue un maestro cantero y arquitecto cántabro.
Aprendió el oficio junto a su padre en Valladolid, ciudad donde residió la mayor parte de su vida y donde se registran la mayor
parte de sus obras. Discípulo de Juan de Herrera, fue junto con Juan Ribero de Rada el mayor difusor del clasicismo en la Meseta
Norte.
4
El Plateresco, también llamado gótico plateresco y estilo Reyes Católicos fue una corriente artística, especialmente
arquitectónica, tradicionalmente tenida por exclusiva de España y sus territorios, que apareció entre el último Gótico y el
Renacimiento, a finales del siglo XV, extendiéndose durante los dos siglos siguientes. El estilo se caracteriza por combinar
elementos góticos, mudéjares y renacentistas y por una decoración prolífica que cubre las fachadas, como si fuesen piezas de
orfebrería (de ahí su nombre).
4 Por la Villa del
Libro y su entorno

En el interior de la iglesia se guarda una imagen de la Inmaculada, copia de otra original de Gregorio
Fernández5, así como un monumental Ecce Homo6 de madera, del siglo XVII. En el exterior se abre un arco
en las dependencias del templo por debajo del cual pasa la carretera.

Es de piedra, del siglo XVI, con una hermosa bóveda de arista en las naves central y laterales. Posee
además una magnífica torre de piedra que da paso a una coqueta plaza donde se asientan los distintos
comercios de la zona.

En la parte baja del pueblo, se sitúa la segunda iglesia, la de San Ginés, un sobrio edificio del siglo
XVI de estilo renacentista realizada en piedra y tapial, con una hermosa cruz de piedra delante de la puerta.
El interior se cubre con bóveda de arista en la nave central y de cascos en las laterales.

El último edificio a considerar es la Ermita del Cristo, construida en piedra y ladrillo donde su única
nave está cubierta de madera.

El 3 de mayo celebran sus fiestas principales de la Santa Cruz, donde a las tradicionales verbenas,
carreras de cintas y suelta de vaquillas, se suma la Subida del Mayo, donde los quintos del pueblo, cortan el
árbol más alto del municipio para plantarlo en un lugar predominante. Las otras fiestas, las de la Virgen del
Rosario el primer domingo de octubre, suelen tienen más vocación religiosa.

El municipio completa su oferta con una llamativa casa rural que a la vez es restaurante.

5
Gregorio Fernández (1576 - 1636), fue un escultor español del Barroco, máximo exponente de la escuela castellana de
escultura. De origen gallego, se instaló en Valladolid, que era entonces la Corte de los reyes de España, entre 1601 y 1606. Tuvo
un gran taller con muchos aprendices y colaboradores. Su realismo, un tanto recio, pero no vulgar ni morboso, se aprecia en la
honda expresión de los rostros, en la forma de destacar las partes más significativas y en los elementos que añade (postizos)
para aumentar la sensación de autenticidad. Utiliza en ocasiones ojos de cristal, uñas y dientes de marfil, coágulos de sangre
simulados con corcho, o gotas de sudor y lágrimas de resina. Sin embargo, se muestra refinado en el tratamiento anatómico, en
la sencillez de sus composiciones y en la contención de los gestos. Es muy característica su forma esquemática de tratar las
vestiduras, con pliegues rígidos, puntiagudos y acartonados («plegado metálico»).
6
Ecce Homo ("este es el hombre" o "he aquí el hombre" en castellano). Se trata de las palabras pronunciadas por Poncio Pilatos,
el gobernador romano de Judea, cuando presentó a Jesús ante la muchedumbre hostil a la que sometía el destino final del reo
(puesto que él se lavaba las manos, o sea, eludía su responsabilidad).
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