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Bioética y Legislación en salud.

Actividad 2.

Alumno: Oswaldo Alfredo Hernández de la Rosa.

Aguascalientes, Ags. 03 de julio 2022


Actividad 2.
Introducción
En todo el mundo, las personas viven más tiempo que antes. Hoy la mayor parte de la
población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Todos los países
del mundo están experimentando un incremento tanto de la cantidad como de la
proporción de personas mayores en la población.
En 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese
momento, el grupo de población de 60 años o más habrá subido de 1000 millones en
2020 a 1400 millones. En el año 2050, la población mundial de personas en esa franja de
edad se habrá duplicado (2100 millones). Se prevé que el número de personas de 80
años o más se triplique entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones.
Este cambio en la distribución de la población de los países hacia edades más avanzadas
—lo que se conoce como envejecimiento de la población— empezó en los países de
ingresos altos (en el Japón, por ejemplo, el 30% de la población ya tiene más de 60 años),
pero los cambios más importantes se están viendo actualmente en los países de ingresos
bajos y medianos. En 2050, dos tercios de la población mundial de más de 60 años vivirá
en países de ingresos bajos y medianos.

Para un gerontólogo y geriatra es muy importante considerar al anciano que se encuentra


enfermo como una persona y no sólo abordar el aspecto patológico. En el área de la
salud, aún se observa una discriminación hacia éste. A través de la ética médica, nosotros
podemos proteger al paciente anciano.
En las últimas décadas han ocurrido tres fenómenos estrechamente relacionados entre sí
que han llamado la atención mundial pues han obligado a revisar políticas nacionales en
relación a las personas. El primero de ellos es el envejecimiento poblacional. La población
de 60 años y más ha crecido aceleradamente. También, el concepto de envejecimiento ha
cambiado. El segundo fenómeno es el gran avance técnico-científico en Medicina,
trayendo además mayor complejidad en la aplicación de estos recursos. El tercer y último
fenómeno es el resurgimiento de la Ética Médica. Actualmente es posible recurrir a los
derechos del paciente y también acudir a los principios bioéticos en la toma de decisiones.
A pesar de que estos aclaran muchas decisiones médicas, los médicos no están aún
capacitados para actuar sobre estos pilares.
Existen presiones culturales para elaborar decisiones médicas cada vez más éticas. Los
mismos ancianos, sus familiares y/o apoderados tienen mayor educación en materias de
salud y tienden a discutir sus evaluaciones y tratamientos. La puesta en práctica de un
abordaje médico equilibrado, considerando los fenómenos demográficos y el proceso de
envejecimiento, los avances científicos y los aspectos éticos, debiese resultar en el
respeto a la integridad individual y social del anciano.
Epidemiologia.
Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de
una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a
un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de
enfermedad y, en última instancia, a la muerte. Ahora bien, esos cambios no son lineales
ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa.
La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. Más allá de los
cambios biológicos, el envejecimiento suele estar asociado a otras transiciones vitales,
como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas y el fallecimiento de amigos y
parejas.
La ampliación de la esperanza de vida ofrece oportunidades, no solo para las personas
mayores y sus familias, sino también para la sociedad en su conjunto. En esos años de
vida adicionales se pueden emprender nuevas actividades, como continuar los estudios,
iniciar una nueva profesión o retomar antiguas aficiones. Por otro lado, las personas
mayores contribuyen de muchos modos a sus familias y comunidades. No obstante, el
alcance de esas oportunidades y contribuciones depende en gran medida de un factor: la
salud.
La evidencia indica que la proporción de la vida que se disfruta en buena salud se ha
mantenido prácticamente constante, lo que implica que los años adicionales están
marcados por la mala salud. Cuando las personas pueden vivir esos años adicionales de
vida con buena salud y en un entorno propicio, su capacidad para hacer lo que más
valoran apenas se distingue de la que tiene una persona más joven. En cambio, si estos
años adicionales están dominados por el declive de la capacidad física y mental, las
implicaciones para las personas mayores y para la sociedad se vuelven más negativas.
Aunque algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores se deben a la
genética, los factores que más influyen tienen que ver con el entorno físico y social, en
particular la vivienda, el vecindario y la comunidad, así como características personales
como el sexo, la etnia o el nivel socioeconómico. El entorno en el que se vive durante la
niñez —o incluso en la fase embrionaria—, en combinación con las características
personales, tiene efectos a largo plazo sobre el envejecimiento.
Los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud de forma directa o a través de la
creación de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, las decisiones y los
hábitos relacionados con la salud. Mantener hábitos saludables a lo largo de la vida, en
particular seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y
abstenerse de consumir tabaco, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades no
transmisibles, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los
cuidados.
Los entornos propicios, tanto físicos como sociales, también facilitan que las personas
puedan llevar a cabo las actividades que son importantes para ellas, a pesar de la pérdida
de facultades. La disponibilidad de edificios y transportes públicos seguros y accesibles,
así como de lugares por los que sea fácil caminar, son ejemplos de entornos propicios. En
la formulación de una respuesta de salud pública al envejecimiento, es importante tener
en cuenta no solo los elementos individuales y ambientales que amortiguan las pérdidas
asociadas con la vejez, sino también los que pueden reforzar la recuperación, la
adaptación y el crecimiento psicosocial.

En la atención bioética del envejecimiento, una cuestión insoslayable serán los costos de
la atención médica, para que ésta sea no sólo de calidad sino otorgada con equidad y
justicia.
Existen al menos tres modelos de justicia sanitaria:
a) La teoría del justo título de Robert Nozick, de inspiración Lockeana, que se
fundamenta en el Estado mínimo, con la propiedad como derecho básico y que no
obliga algunos ciudadanos a financiar las necesidades de otros. Tristam
Engelhardt añade que la enfermedad es un hecho infortunado, pero no una
injusticia. Considera al libre mercado como un sistema justo.
b) La justicia como equidad, considera también a la libertad (autonomía de la
persona) como un valor primordial, pero sin desatender la igualdad como otro valor
fundamental. Incluye conceptos de participación y cooperación social, y a la
responsabilidad como un principio bioético. Se fundamente el acceso universal de
atención de la salud, considerando a esta como un bien especial al que todos
deberían poder accesar en igualdad de oportunidades.
c) La teoría de la seguridad compleja, propone que la determinación de criterios de
justicia y asginacion de derechos una perspectiva comnutarista. Sostiene que los
sujetos de los valores son, en primera instancia, las comunidades y no los
individuos.

Se requieren cuatro variables que hacen necesaria la aplicación de la bioética:


o Los avances tecnológicos que conviertan al ser humano en un sujeto activo de la
evolución y obliga a preguntarse si todo lo lo posible que hacer es éticamente
correcto.
o Cambios en la atención de salud y la relación médico-paciente, donde éste ultimo
deja de ser un ente pasivo para compartir en la toma de decisiones y hacer
respetar sus creencias y valores.
o La cuestión ecológica, con problemas todavía por resolver a pesar de los signos
de alarma presentes desde hace décadas.
o El pluralismo social. Nunca habían coexistido tal variedad de propuestas
filosóficas, morales y religiosas interactuando en el mismo lugar.

La Bioética como ciencia, al profundizar en el conocimiento científico respecto al actuar


frente a la vida y al empleo de ese conocimiento, no es sólo un código de derechos y
obligaciones, sino que propone una vía para ayudar a los semejantes y propiciar su
realización plena como personas. Intenta buscar una correspondencia entre la cultura de
las ciencias y la de las humanidades; entre los valores éticos y los hechos biológicos, con
el propósito de asegurar la supervivencia de la especie humana y mejorar la calidad de
vida.
Como disciplina, la Bioética responde a los nuevos retos que enfrenta el hombre en el
contexto actual debido al avance logrado por las ciencias relacionadas con la vida y la
salud. Se plantea asuntos éticos nunca antes estudiados que definen diversas posturas
en el actuar frente a la vida, lo que resulta de envergadura en el tratamiento al adulto
mayor. Las diversas teorías manejadas en la Bioética contemporánea están
condicionadas por razones circunstanciales, por la diversidad de tradiciones filosóficas o
por intereses económicos.
Así, se distinguen varias corrientes bioéticas como posturas de actuación frente a la vida:
el Naturalismo sociobiologista, el Principialismo, el Principialismo moderado, el Utilitarismo
y funcionalismo, el Liberalismo radical, el Contractualismo y el Personalismo.
 Naturalismo sociobiologista, el individuo no es valorado por lo que es, sino por
lo que tiene. Si alguien no tiene las características correctas, su vida vale menos
que la de otro. A esta corriente le interesa más el bien de la especie que el del
individuo. En la Biomedicina se traduce en un eugenismo a ultranza. Se busca al
“niño perfecto”, tanto destruyéndolos, en el caso de los mal formados, como
interviniendo en el genoma humano. Se plantea que esta corriente de
pensamiento es contraria al principio de igualdad de los hombres y resulta lesiva a
la dignidad de la persona. Para muchos, de este modelo filosófico surgió el
nazismo.
 Principalísimo, está basado en los principios de autonomía, no maleficencia,
beneficencia y justicia. La autonomía, como capacidad para darse normas o reglas
a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. La justicia, para tratar
a cada uno como corresponda, con la finalidad de disminuir las situaciones de
desigualdad ideológica, social, cultural, o económica. La beneficiencia, expresada
en la obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos
intereses y suprimiendo prejuicios. La no maleficiencia, relacionada con el
abstenerse intencionadamente de realizar acciones que puedan causar daño o
perjudicar a otros. Es un imperativo ético válido para todos, no sólo en el ámbito
biomédico, sino en todos los sectores de la vida humana.
 Principalísimo moderado jerarquiza los principios y distingue dos de rango
superior (no-maleficencia y justicia) y dos de rango inferior (beneficencia y
autonomía).
 Utilitarismo y funcionalismo, propone la categoría de utilidad social como valor
de referencia. Considera que es bueno aquello que produce el mayor bienestar y
beneficio para el mayor número de personas. Se realiza un cálculo costo-beneficio
y el resultado práctico es lo que se decide.
 Liberalismo radical se caracteriza por ser una concepción individualista, para la
cual el individuo, y no los grupos, constituyen la verdadera esencia: Los valores
individuales son superiores a los colectivos, el individuo decide su destino y hace
historia. Esta orientación de pensamiento subjetivista tiene como fundamento de la
elección moral, la libertad y la autodeterminación.
 Contractualismo sostiene que la única fuente de autoridad es el consenso y el
contrato social, pues cualquier otra argumentación es débil.
 Personalismo, con una fundamentación ontológica, se propone alcanzar el valor
absoluto de la persona, el respeto a la dignidad de esta y su capacidad de ejercer
autonomía. Asume los valores de libertad, acción, individualidad, frente a la
angustia vital y el pesimismo. Esta concepción se vincula a la concepción
ontológica de la corporeidad: el cuerpo no puede reducirse a un mero instrumento
u objeto, por el contrario, es fin y sujeto, pues es el lugar donde se manifiesta la
persona. Emerge así la importancia de este principio en referencia a la valoración
de la ilicitud de toda forma de supresión de la vida humana.

La salud en general está íntimamente ligada a la calidad de vida. El interrogatorio acerca


de la satisfacción vital nos da una noción respecto a la calidad de vida y el bienestar
global del individuo en un momento dado. Por otra parte, la autopercepción del estado de
salud ha demostrado su valor a través de los años como indicador fiable de la misma. La
evaluación de estas variables nos proporciona una estimación del nivel de salud de los
adultos mayores en nuestro medio. Por otra parte, en general, quienes están satisfechos
de la vida gozan de una mejor salud y de una mejor calidad de vida que los demás.
Tienen además una ventaja neta cuando se trata de sobreponerse a eventos difíciles o
pérdidas significativas, o bien de hacer frente al estrés o de cultivar las actividades
sociales.
Tanto en los países en vías de desarrollo como en los desarrollados, las enfermedades
crónicas son una costosa e importante causa de discapacidad y de una calidad de vida
inferior. Por ejemplo, en la actualidad hay claridad acerca de la relevancia que tienen
afecciones como la diabetes mellitus y la hipertensión arterial como causas de morbi-
mortalidad entre los adultos mayores. No se discute la necesidad de programas e
intervenciones específicas a este respecto. En cambio, siguiendo la misma línea de
pensamiento, poca atención se ha prestado a otras enfermedades con prevalencia
equiparable y repercusión funcional igual o mayor sobre la autonomía.
Diabetes y factores de riesgo coronario
La prevalencia de la diabetes en la población de mayores de 60 ha sido explorada
recientemente en un estudio de tres comunidades mexicanas en ámbitos urbano y rural.
Es de notar la diferencia en la prevalencia del padecimiento en los diferentes ámbitos y
cómo en este grupo de edad la prevalencia es doble con respecto a los adultos jóvenes
en nuestro país.
En este grupo de edad también son frecuentes las alteraciones del metabolismo de los
lípidos como factor de riesgo de enfermedad coronaria. A este respecto, es de señalarse
que la población anciana rural muestra valores inferiores de CT, C-LDL y Apo B, así como
una menor prevalencia de dislipidemias. Su régimen alimentario tiene un mayor contenido
en fibra e hidratos de carbono complejos, así como un menor contenido de lípidos que en
el ámbito urbano. La frecuencia de hipercolesterolemia en las mujeres de mayor edad es
casi doble que la de las mujeres jóvenes y en los hombres ancianos alcanza el 25 por
ciento.
Alteraciones del estado nutricio
La obesidad es un problema de salud particularmente prevalente entre las personas de
edad en nuestro país. Las cifras alcanzan a más de 40 por ciento de las mujeres, en
particular en las áreas urbanas marginales. Sin embargo, su prevención y tratamiento no
recibe la importancia que merece a pesar de que constituye un importante factor
predisponente a dislipidemias y diabetes.
Incapacidades e invalidez
La incapacidad es el déficit funcional resultante de la acción de la enfermedad en un
órgano, aparato o sistema. La invalidez es el resultado de la interacción de las
incapacidades del individuo con el medio que le circunda. La prevalencia de las
incapacidades es difícil de estimar en nuestro país, pues no existe un sistema de
información que las registre en forma periódica.
La creciente invalidez y consecutiva dependencia en la edad avanzada aumentan la carga
que debe soportar el entorno y propicia una baja del umbral de tolerancia familiar,
conduciendo al deterioro de los lazos de apoyo y solidaridad familiar.
Estado funcional
El grado de dependencia para las actividades básicas de la vida diaria estimado en
función de la necesidad de ayuda para bañarse, vestirse o desvestirse, llegar al inodoro,
alimentarse o permanecer solo en la noche se ve con frecuencia comprometido. En
cuanto a estas actividades básicas del diario vivir, por ejemplo, 0.68 por ciento de los
casos no puede de ninguna manera salir de la cama y es, por ende, totalmente
dependiente de una tercera persona para sobrevivir.
Las actividades instrumentales requieren de habilidades de mayor complejidad para su
ejecución. Desde este punto de vista las incapacidades son, en consecuencia, más
frecuentes.

Conclusiones
La bioética trata de alcanzar un consenso razonado mínimo sobre valores obligatorios,
normas ineludibles y actitudes personales e instituciones necesarias para resolver los
conflictos de este siglo y preservar este mundo cada vez más interdependiente,
policéntrico, transcultural y multirreligioso.
Como es apreciable, la asunción de estas corrientes bioéticas genera diversas posturas
ante la vida, específicamente en el tratamiento al adulto mayor. Dichas posiciones pueden
orientarse, con intencionalidad, desde las políticas sociales aplicadas por el Estado en el
ámbito de la atención a la tercera edad, en función de un accionar consciente desde la
sociedad civil, representada en este caso por familiares y/o cuidadores, tanto en el seno
de la familia como en instituciones. Esto equivaldría a colocar la ciencia de la Bioética
como expresión de conocimiento científico del actuar frente a la vida y, al mismo tiempo,
como herramienta que puede contribuir a modificar comportamientos en los cuidadores y
mejorar los vínculos entre estos y los adultos mayores.
En la actualidad, en nuestro país tenemos ya una aproximación a la medición de la
situación de salud en lo que respecta a la salud del anciano. A partir de la información
disponible podemos categorizar las necesidades prioritarias de salud de las personas de
edad en México en tres grupos: a) las de alta discapacidad, como caídas, demencias y
artropatías; b) las que dividen las pérdidas entre muertes prematuras y discapacidad,
como es el caso de la enfermedad vascular cerebral, las nefritis y nefrosis y la cardiopatía
hipertensiva y; c) las necesidades que se generan cuando las pérdidas son
fundamentalmente por muerte prematura, como cardiopatía isquémica, diabetes mellitus,
todo tipo de neoplasias, influenza y neumonías. Por otra parte, hay algunas experiencias
de análisis de la eficiencia de las intervenciones en función del costo. Sigue ahora integrar
los criterios para determinar prioridades y llevar a cabo estudios regionales para una
mejor aproximación a la gran heterogeneidad de la situación de salud nacional.
Bibliografía.
Mercado R, Cristián. (2001). DILEMAS BIOÉTICOS EN GERIATRÍA: TOMA DE
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Carrasco Pérez, Maibelín, González Fuentes, Héctor, Atuy Vidal, Hussein Said, Guerra
Camilo, Tomás Richard, & Toledo García, Dainerys. (2020). Las corrientes bioéticas en el
tratamiento al adulto mayor en Placetas. Retos para su transformación. Revista
Novedades en Población, 16(32), 297-322. Epub 30 de marzo de 2021. Recuperado en
03 de julio de 2022, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1817-
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Piña, O. (2012). Consideraciones bioéticas en la atención del envejecimiento. México.
Medicina Interna México.

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