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BASES FISIOLÓGICAS EN EL ADULTO

MAYOR

Actividad de recuperación

Las lipoproteínas plasmáticas y su importancia en el


envejecimiento

Alumno: Oswaldo Alfredo Hernández de la Rosa.

Maestra: Liliana Peralta Pérez.

Aguascalientes, Ags. febrero 2022


Introducción.

Las alteraciones del metabolismo de los lípidos y las lipoproteínas constituyen un


importante capítulo de la patología, que ha tomado creciente valor por su relación
con las enfermedades cardiovasculares y otras de gran importancia clínica por su
elevada morbilidad y mortalidad.

Los lípidos como los triglicéridos, colesterol y fosfolípidos, no son solubles en el


plasma, por lo que su transporte se realiza en forma de complejos llamados
lipoproteínas, en las que el componente proteico se denomina apolipoproteína o
apoproteína.

Nos estamos acercando a una sociedad envejecida, donde los ancianos


constituyen un grupo de riesgo vulnerable para desarrollar múltiples enfermedades
vinculadas en parte con la desnutrición, ya que comen menos a medida que la
edad avanza y, en consecuencia, las ingestas de nutrientes pueden resultar más
bajas que las recomendadas. Con la edad, los aportes alimentarios tienen un
rendimiento metabólico menor y el apetito tiende a disminuir.

Un patrón desfavorable de los lípidos plasmáticos puede verse asociado con un


incremento subsecuente del riesgo de enfermedad cardiovascular en la edad
adulta, lo cual, unido a otras enfermedades, puede causar serios trastornos en la
salud física y psicológica de los individuos, y en especial en la de los adultos
mayores.

La disminución en los niveles de lípidos séricos se asocia con una reducción en la


incidencia de cardiopatía isquémica independiente de la edad. El tratamiento
deberá inicialmente constar de una prescripción dietética individualizada y
modificación del estilo de vida. Cuando esto es insuficiente para lograr los niveles
deseados de lípidos, el tratamiento de elección es la administración de estatinas.
Lipoproteínas plasmáticas y su importancia en el envejecimiento.

Las lipoproteínas son complejos multimolceculares compuestos por lípidos


(colesterol, triglicéridos y fosfolípidos) y una serie de proteínas especificas,
denominadas apolipoproteínas.

Estos complejos se encuentran de forma que las moléculas hidrofóbicas (ésteres


de colesterol, colesterol y triglicéridos) quedan en el interior de las partículas de
lipoproteínas, mientras que las hidrofílicas (apolopoproteínas, colesterol no
esterificado y fosfolípidos) forman su parte externa o corteza.

La citada asociación lípido-proteína permite la solubiliación de los lípidos


plasmáticos en un medio acuoso como es la sangre, así como su transporte y
metabolismo.

Las lipoproteínas constituyen un sistema heterogéneo de partículas de diferentes


tamaños y funciones metabólicas. Las principales son:

 Los quilomicrones.
 Las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).
 Las lipoproteínas de baja densidad (LDL).
 Las lipoproteínas de densidad intermedia (IDL).
 Las lipoproteínas de alta densidad (HDL).

Los quilomicrones sintetizados en el intestino delgado son responsables de


transportar los lípidos de la dieta y aparecen en el período postprandial. Las
partículas de HDL aportan apoC-II a los quilomicrones, necesarias para la
activación de la lipoproteína lipasa del endotelio capilar, enzima encargada de la
degradación de su principal componente, los triglicéridos, hasta glicerol y ácidos
grasos. Los ácidos grasos pueden utilizarse como fuente de energía en tejidos
como el músculo o almacenarse como reserva energética en el tejido adiposo. Los
quilomicrones al empobrecerse de triglicéridos por la acción de la lipoproteína
lipasa se convierten en partículas residuales o quilomicrones remanentes. Estos
remanentes enriquecidos en ésteres de colesterol, el componente lipídico principal
de la lesión aterosclerótica, son pequeños y penetran al espacio subendotelial,
donde son captados por los macrófagos y favorecen la formación de las células
espumosas.

Las VLDL transportan los lípidos sintetizados en el hígado y sufren el mismo


proceso degradativo de los quilomicrones por la lipoproteína lipasa endotelial.
Estas lipoproteínas al perder triglicéridos se transforman en remanentes de VLDL
o IDL. Las IDL pueden ser captadas por el hígado y recicladas o convertirse en
LDL.

Las LDL son ricas en colesterol esterificado, son las más aterogénicas, y su
función es transportar el colesterol desde el hígado hacia los tejidos
periféricos.Típicamente representan entre 60-70% del colesterol sérico total y
contienen una apolipoproteína nombrada apo B-100 (apo B). Los receptores de
LDL se encuentran presentes sobre la superficie de la mayoría de las células,
aunque la mayor parte de las LDL son captadas por el hígado, y el resto son
transportadas a los tejidos periféricos, como las glándulas suprarrenales y las
gónadas, para la síntesis de esteroides.

Las HDL son las lipoproteínas más pequeñas y densas, normalmente representan
entre 20- 30% del colesterol sérico total y sus principales lipoproteínas son la apo
A-I y apo A-II. Se encargan de eliminar el exceso de colesterol de los tejidos y
vasos sanguíneos en un proceso conocido como transporte inverso del colesterol,
por lo que sus niveles se han correlacionado de forma inversa con el riesgo de la
enfermedad ateroesclerótica (efecto protector).

Las principales funciones de los lípidos son:

 Función de reserva. Son la principal reserva energética del organismo. Un gramo


de grasa produce 9'4 kilocalorías en las reacciones metabólicas de oxidación,
mientras que proteínas y glúcidos sólo producen 4'1 kilocaloría/gr.
 Función estructural. Forman las bicapas lipídicas de las membranas. Recubren
órganos y le dan consistencia, o protegen mecánicamente como el tejido adiposo
de pies y manos.
 Función biocatalizadora. En este papel los lípidos favorecen o facilitan las
reacciones químicas que se producen en los seres vivos.
 Función transportadora. El transporte de lípidos desde el intestino hasta su lugar
de destino se realiza mediante su emulsión gracias a los ácidos biliares y a los
proteolípidos, asociaciones de proteínas específicas con triglicéridos, colesterol,
fosfolípidos, etc., que permiten su transporte por sangre y linfa.

El envejecimiento está asociado con disfunciones corporales múltiples y


sistémicas y se acompaña de alteraciones en el metabolismo lipídico y estados de
inflamación crónica, que todo ello puede contribuir al desarrollo de ateroesclerosis.

La prevalencia de hipercolesterolemia es alta en la población de adultos mayores,


y la importancia de los niveles de colesterol como factor de riesgo para
aterosclerosis coronaria en ellos se ha prestado a controversia, pues resultados
de investigaciones han tenido resultados contradictorios. Además, el impacto de
las enfermedades en general, y particularmente las de origen cardiovascular,
puede causar serias implicaciones en la salud física y psicológica de los
individuos, y en especial, de los adultos mayores.

La aterosclerosis es una enfermedad de los vasos sanguíneos que consiste en


procesos degenerativos y regenerativos, que inicialmente afectan la capa íntima,
y en etapas tardías, la media de las bifurcaciones de las arterias mayores. La
lesión aterosclerótica contiene 3 componentes principales: colesterol en forma de
ésteres, células (principalmente de músculo liso, macrófagos y otros tipos) y tejido
conectivo compuesto por colágeno, elastina y glicosaminoglicanos.

El manejo de la hiperlipidemia en el anciano es subóptima por diversos motivos: la


relación estadística entre colesterol sanguíneo y enfermedad cardiovascular es
menos fuerte en ancianos que en jóvenes, hay preocupación por los efectos
secundarios, existe incertidumbre en los médicos sobre el beneficio del
tratamiento y el cálculo del riesgo cardiovascular es complicado en ancianos. Sin
lugar a dudas, las personas de 65 años difieren globalmente de aquellas de 80 y
más años y, en consecuencia, deben manejarse de forma diferente.

Los consejos básicos para el adulto mayor para combatir aumento de ácidos
grasos son:

1. Mantener un peso adecuado.


2. Practicar regularmente ejercicio físico.
3. Moderar el consumo de alcohol y tabaco.
4. Elaborar dieta rica en vegetales.
5. Limitar el consumo de grasas saturadas.
6. Consumir alimentos ricos en ácidos grasos insaturados.
7. Revisión periódica de niveles de perfil lipídico.
8. Seguir tratamiento médico.

En relación en nuestra área de fisioterapia geriátrica, es importante la actividad


física aeróbica, ya que tiene efectos beneficiosos sobre el peso corporal, la
presión arterial, los lípidos plasmáticos y la sensibilidad a la insulina; pudiendo
prevenir el desarrollo coronario.

Esta intervención debe ser individualizada, incluyendo prácticas de la vida diaria


como no utilizar el ascensor, ir andando al trabajo, aparcar a distancia de lugar al
que se va y pasear en los ratos de ocio.
También se planifica la práctica de ejerció físico aeróbico, practicar bicicleta o
tenis, siempre deseable que su práctica sea diaria o al menos cuatro días por
semana y en un tiempo establecido.

Conclusiones.

Los cambios que ocurren en el hombre con el envejecimiento afectan el


metabolismo de los lípidos. Las modificaciones hormonales y la alteración de los
procesos de absorción y eliminación como consecuencias del envejecimiento
conducen a un incremento del colesterol y triglicéridos con la edad.

La hipercolesterolemia constituye un factor de riesgo modificable, por tanto, se


recomienda establecer estrategias de prevención que modifiquen de manera
positiva el estilo de vida del adulto mayor. Además, la utilización de estatinas debe
ser en dosis de baja a moderada intensidad, considerando las interacciones
farmacológicas y efectos adversos, presencia de comorbilidades y expectativa de
vida.

La alimentación y el sedentarismo desempeñan un papel esencial en el desarrollo


de la hipercolesterolemia, por lo que el ejercicio y la dieta son factores clave tanto
en su prevención como en su tratamiento. Ambos factores de riesgo están además
estrechamente ligados al sobrepeso y la obesidad, por lo que adelgazar hasta
obtener el peso adecuado es una condición fundamental reducir
convenientemente el colesterol.
Bibliografía:

Chang Calderin, Omarys, Figueredo Villa, Katiuska, & Murillo Pulgar, Tania Jacqueline.
(2020). Hipercolesterolemia en el adulto mayor. Cuba Revista Cubana de Medicina
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