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Técnico Auxiliar en Alimentación, Nutrición Y Dietética: Módulo 3
Técnico Auxiliar en Alimentación, Nutrición Y Dietética: Módulo 3
Módulo 3
Todo empieza a partir de la primavera y verano, cuando empieza a hacer más calor,
empezamos a comer toda clase de alimentos fríos. Todas estas cosas nos debilitan y
nos desmineralizan y provocan estemos desganados y sin fuerzas.
Estas comida al cabo del tiempo producen una bajada importante de azúcar en la
sangre, ya que no hay en nosotros un hidrato de carbono que actúe a largo plazo,
que nos de energía, vitalidad y concentración constante.
Todo lo que hemos escogido con efectos rapidísimos, que nos producen un estado de
hiperactividad extrema, a muy corto plazo.
Se convierte en una rueda extrema sin fin, ya que comeremos embutidos, quesos,
lácteos, pan, etc.
Verduras de tierra (raíces, redondas y de hoja verde), que nos apetecerán con la
proteína vegetal y con el cereal integral. Puede que haya un poco de ensalada si nos
sentimos con mucho calor, pero ya deseamos también otras formas de cocciones de
verduras.
Verduras del mar, también el plato debería tener una cantidad de algas, cocinadas de
forma deliciosa y combinada puede con las verduras o la proteína vegetal o el cereal.
Necesidades personales
La alimentación, más allá del hecho en sí de alimentarnos, engloba toda una filosofía
de vida. Por desgracia, las cuatro grandes formas o costumbres de comer en el
mundo (mediterránea, asiática, vegetariana y latinoamericana) están cada día más
distorsionadas, pues la fuerza del marketing, la comodidad y aspecto visual de la
Por tanto, alimentarnos correctamente es una preocupación cada vez más extendida,
y hacer una dieta equilibrada debe ser nuestro objetivo, pues algunos trastornos en la
dieta, nos pueden ocasionar enfermedades por déficit de algunos nutrientes y/o
conducirnos a la obesidad y a otras patologías asociadas.
Los requerimientos nutritivos del ser humano se pueden clasificar, de acuerdo con las
necesidades que tenemos, en tres tipos:
Los nutrientes que necesitamos para formar tejidos, como son las proteínas,
que forman la estructura de nuestro organismo: los músculos, huesos,
vísceras, etc.
Los que proporcionan energía, como son las grasas y los hidratos de carbono,
que nos permiten realizar nuestras actividades (trabajar, estudiar, hacer
ejercicio, defendernos del frío, etc.).
Los aportes imprescindibles para realizar las funciones anteriores, los
constituyen las vitaminas y determinados minerales que permiten a nuestro
organismo utilizar las otras sustancias.
La alimentación equilibrada significa alimentarse de una forma variada y en unas
cantidades adecuadas a nuestras necesidades y situaciones personales. Para
equilibrar la dieta además, no debemos ingerir alimentos en exceso, evitando la
monotonía y el aburrimiento en nuestros menús, concediéndole más importancia a la
calidad que a la cantidad. La variedad nos proporciona un mayor disfrute de los
olores, sabores y aromas.
Necesidades energéticas
Las necesidades energéticas de cada uno dependen del consumo diario de energía.
Este gasto tiene dos componentes:
La energía que se gasta para mantener las funciones básicas como la
respiración o el bombeo del corazón. Es la energía basal.
La energía que se consume por la actividad física
Es prácticamente imposible hacer una estimación exacta del gasto energético de una
persona, sin embargo la O.M.S. ha calculado que las necesidades energéticas diarias
de una persona en edad escolar son de 50 Kcal. por Kg. de peso. El valor energético
o valor calórico de un alimento es proporcional a la cantidad de energía que puede
proporcionar al quemarse en presencia de oxígeno. Se mide en calorías, que es la
cantidad de calor necesario para aumentar en un grado la temperatura de un gramo
de agua. Como su valor resulta muy pequeño, en dietética se toma como medida la
kilocaloría (1Kcal = 1000 calorías). A veces, y erróneamente, por cierto, a las
kilocalorías también se las llama Calorías (con mayúscula). Cuando oigamos decir
que un alimento tiene 100 Calorías, en realidad debemos interpretar que dicho
alimento tiene 100 kilocalorías por cada 100 gr. de peso. Las dietas de los humanos
adultos contienen entre 1000 y 5000 kilocalorías por día.
Las necesidades de energía de cualquier ser vivo se calcula como la suma de varios
componentes.
CONSTITUCIÓN Y HERENCIA
Constitución
Habrás observado que algunas personas tienen tendencia a engordar a poco que
descuidan la dieta, mientras que otras se mantienen en su peso coman lo que coman
y sin apenas hacer ejercicio físico. Puesto que tenemos cuerpos muy distintos, más o
menos musculados, gráciles, con curvas, atléticos, de complexión fuerte, delgada,
etc., estos se clasifican en somatotipos atendiendo al metabolismo, la constitución
ósea, la masa muscular, la predisposición a almacenar grasa y otras características o
cualidades físicas.
Entendemos por biotipo o tipo somático a la forma física del cuerpo humano, el cual
viene determinado por la genética: endomorfo, ectomorfo y mesoformo.
con facilidad. Suelen estar por encima del peso medio de la población.
En cuanto a la relación con el culturismo esto se traduce en que tienen que
vigilar mucho más su dieta y seguirla muy estrictamente, así como realizar una
mayor cantidad de trabajo aeróbico para mantenerse bajos en grasa. Esta es
la parte negativa. Sin embargo poseen la ventaja de que si entrenan bien,
ganan músculo y fuerza con facilidad
En resumen podría decirse que es opuesto al ectomorfo: ha de enfocar sus
esfuerzos en perder grasa mientras que el ectomorfo debe esforzarse por
ganar masa.
Ectomorfo: Los individuos pertenecientes a este tipo somático suelen ser
delgados con extremidades largas, igualmente su
estructura ósea es delgada. Suelen estar por
debajo del peso considerado “normal” y tienen
dificultades para ganar peso. Su metabolismo es
acelerado, aprovechando muy poco de los
alimentos ingeridos.
Enfocándolo desde el punto de vista del culturismo
la ventaja de esto es que los ectomorfos no han de seguir una dieta muy
estricta y ni tan siquiera hacer ejercicio aeróbico para mantener su cuerpo bajo
en grasa, sin embargo el gran inconveniente es la dificultad que igualmente
tienen para ganar músculo. Cada gramo de músculo ganado será con gran
esfuerzo, y habrá de esforzarse tanto (o más) por comer y seguir una dieta que
le permita crecer como por el entrenamiento propiamente dicho.
Características distintivas del ectomorfo:
Dificultad para ganar peso y músculo
Cuerpo de naturaleza frágil
Pecho plano
Frágil
Delgado
Ligeramente musculado
Hombros pequeños
Herencia
Los genetistas explican que cada una de las personas lleva en su información
genética dos "variantes" para una misma característica o gen: una heredada del
padre y otra, de la madre. Una de esas variantes se expresa físicamente y la otra
queda oculta en los genes. Al tener un hijo, él portará también dos variantes, la de la
madre y la del padre, es decir, que para cada rasgo físico tendrá cuatro formas
posibles. El azar tiene ahí la última palabra.
Hay algunos rasgos como el color de ojos, de pelo, de piel, la altura y el peso, entre
otros, que dependen de varios genes que trabajan en conjunto y las combinaciones
son aún mayores. Para sumar complejidad, además son características que también
dependen del medio ambiente en el que se desarrolla el chico. Entre los factores
ambientales figuran nutrición, contacto con el sol, exposición a situaciones violentas,
estimulación intelectual, etc.
También se cree que hay cuestiones genéticas que modifican las ambientales.
Entonces, hay personas que ante la misma infección viral tiene una mejor evolución
que otra; es decir, ante un mismo medicamento hay gente que tiene mejor respuesta
que otra y eso depende de lo que se llama predisposición genética.
También hay genes que establecen que hay más chances de ser obeso, o desarrollar
cáncer de próstata, o de ser miope, o de sufrir un infarto precoz.
Para el síndrome de Down hay un estudio específico que se realiza antes del
nacimiento. "Se determina si tiene o no el Síndrome. Pero luego, hay gente que
pregunta qué grado de síndrome tiene. No hay grados, porque no se pueden
establecer los alcances en el desarrollo de una persona, ya que tendrá mucha
incidencia su ambiente particular". En ese caso, las estimulaciones serán clave.
Los cambios del clima están en nuestra mente porque algunas de las variaciones
climáticas que estamos viviendo son difíciles de ignorar. Obviamente, tiene sentido
prestar atención a las fluctuaciones en el tiempo para poder planificar, incluso algo
tan simple como llevar un paraguas cuando salimos de casa. También es interesante
observar cómo el clima externo puede ayudarnos a notar algunos de nuestros filtros
internos. Por ejemplo, no es raro oír que alguien diga algo como: “Qué hermoso día,
¿cómo puede una persona no estar absolutamente feliz hoy?” La mayoría de
nosotros estaría de acuerdo en que cuando el clima externo está de acuerdo con
nuestras preferencias o planes es más fácil sentirnos felices, o al menos en un buen
estado de ánimo. Por supuesto, es más fácil sentirnos bien cuando todo va de
acuerdo a nuestro gusto. Sin embargo, ¿cuándo el clima cambia, cambia también
Algo que llama la atención es cómo un fenómeno meteorológico simple como la lluvia
puede generar dos reacciones bien diferentes en la misma persona. Por ejemplo, si
estoy trabajando en mi jardín y acabo de terminar de sembrar semillas en el suelo, la
lluvia puede hacer que me ponga feliz. Por otra parte, si tengo planes con mis amigos
para salir a un picnic, la lluvia puede hacer que me sienta frustrado o molesto por
tener que cambiar o cancelar mis planes. ¿Cuándo permito que los patrones
cambiantes del clima influyan cómo me siento, estoy abdicando mi capacidad de
controlar como me siento? ¿Estoy acaso renunciando a mi capacidad de elegir cómo
responder a lo que está pasando afuera? Permitir que mi estado de ánimo esté a
merced de los fenómenos externos, parece una receta excelente para estar en una
montaña rusa emocional constante que cambia como el viento.
Bebés
Niños
Se debe comer de todo, consumir una dieta variada que aporte la energía y los
nutrientes necesarios para hacer frente al crecimiento y desarrollo de esta etapa que
además se caracteriza por una gran actividad física. Un adecuado crecimiento es el
mejor indicador de una alimentación adecuada.
Si se consume una dieta variada que incluya alimentos con alta densidad de
nutrientes, el aporte de todos ellos puede estar garantizado.
Adolescentes
Edad adulta
Mediante una adecuada nutrición se pueden aminorar los cambios relacionados con
el propio proceso de envejecimiento, mejorar la calidad de vida del anciano, reducir la
susceptibilidad a algunas de las enfermedades más frecuentes y contribuir a su
recuperación y de esta manera, ayudar a mantener, durante el mayor tiempo posible,
un estilo de vida independiente para permanecer más tiempo en el ambiente propio
de cada uno.
Asimismo, debe comer cereales enteros, remplaza los granos refinados por integrales
en el pan, la pasta y el arroz, por ejemplo.
Utilice grasas no saturadas –que son saludables para el corazón– como las que se
encuentran en las nueces y en aceites como el de oliva, canola, semillas y aguacates.
Intente ingerir 4 mil 700 miligramos al día de potasio, que puede encontrar en frutas,
verduras, pescado y leche.
Debido a que normalmente los hombres tienen más músculo y son más grandes que
las mujeres, requieren más calorías durante el día. Los hombres moderadamente
activos necesitan entre 2 mil y 2 mil 800, aunque sus requerimientos energéticos
dependen de la altura, peso y nivel de actividad.
En todo caso, para la energía y el control de peso, los hombres deben comer granos
integrales, frutas y verduras, pues estos alimentos son ricos en fibra y ayudan a
controlar el hambre y a defenderse de ciertos tipos de cáncer, como el de colon y el
de próstata.
Así que come carne roja con menos frecuencia y en su lugar utiliza más frutas,
verduras y productos lácteos bajos en grasa, esto te ayudará a controlar tu peso y a
mantener adecuadamente tu presión arterial.
Los órganos en medicina china no son órganos como los podemos ver en las
radiografías, sino su sutileza es mayor, los signos de ese órgano visible mucho antes
de que se manifieste en una analítica o resonancia magnética. Realmente ni siquiera
se trata de órganos, ya que este término surgió a raíz de una traducción torpe y
porque se asimilaba un poco a tal o cual órgano. Se trata de movimientos. De hecho
en Medicina Tradicional China se habla de los 5 movimientos: Madera, Fuego, Tierra,
Metal, Agua. Un movimiento genera, controla o apoya al otro. Y en la consulta
muchas veces se puede ver sus interacciones.
Los alimentos también tienen estas dos energías y, por lo tanto, su carácter y
personalidad, su efecto y reacción en nosotros. Cada alimento tiene su fuerza vital
(KI) y de acuerdo a la cantidad y la forma en que lo consumimos, nos ofrecerá su
energía Yin o Yang.
Para poder clasificar los alimentos en Yin y Yang hay que considerar muchos puntos,
porque son Yin o Yang en relación a otros:
Crecimiento: muy rápido (Yin), muy lento (Yang); en la superficie (Yin), dentro
de la tierra (Yang); crece vertical hacia arriba (Yin), crece vertical hacia abajo
(Yang).
Se deben considerar todos los puntos anteriores para poder clasificar un alimento,
pero siempre observándolo de forma global y general.
Dentro de los alimentos moderados debes hacer más hincapié en unos u otros – y en
cantidades distintas – en función de tu constitución, de tu condición y de tu clima
interior.
LA OBESIDAD
Los expertos advierten de que sus efectos más negativos se producen porque actúa
como un agente que acentúa y agrava a corto plazo y de forma muy evidente
patologías graves como la diabetes, la hipertensión, las complicaciones
cardiovasculares (especialmente la cardiopatía isquémica), e incluso algunos tipos de
cáncer, como los gastrointestinales.
Con excepción de las personas que son muy musculosas, aquellas cuyo peso supera
en un 20 por ciento o más el punto medio de la escala de peso según el índice de
masa corporal (IMC), son consideradas obesas.
Causas
Hay muchas causas implicadas en la aparición del problema. Además de una mala
alimentación o la falta de ejercicio físico, también existen factores genéticos y
orgánicos que inducen su aparición.
El motivo por el cual los factores socioeconómicos tienen una influencia tan poderosa
sobre el peso de las mujeres no se entiende por completo, pero se sabe que las
medidas contra la obesidad aumentan con el incremento del nivel social.
Las mujeres que pertenecen a grupos de un nivel socioeconómico más alto tienen
más tiempo y recursos para hacer dietas y ejercicios que les permiten adaptarse a
estas exigencias sociales.
Y, por último, están los factores psicológicos, que durante un tiempo fueron
considerados como una importante causa de la obesidad. Se consideran actualmente
como una reacción a los fuertes prejuicios y la discriminación contra las personas
obesas.
Síntomas
Los trastornos cutáneos son también frecuentes. Dado que las personas obesas
tienen una superficie corporal escasa con relación a su peso, no pueden eliminar el
calor del cuerpo de forma eficiente, por lo que sudan más que las personas delgada.
Del mismo modo, es frecuente la tumefacción de los pies y los tobillos, causada por la
acumulación a este nivel de pequeñas a moderadas cantidades de líquido (edemas).
Prevención
Llevar una dieta sana y equilibrada, junto con la práctica regular de ejercicio físico son
claves para la prevención de la obesidad.
Tipos
Para tratarla es necesario el empleo de cirugía, ya que las dietas no surten ningún
tipo de efecto. Las técnicas para reducirla son de dos tipos: reseccionistas,
encaminadas a inducir una mala absorción de los alimentos, o restrictivas. Las
segundas son menos agresivas, ya que no precisan resecar nada; basta con reducir
el tamaño del estómago para que el paciente no pueda comer grandes cantidades. La
cirugía reseccionista es la única forma de que el enfermo pierda peso en muchos
casos de obesidad mórbida.
Obesidad infantil
Los médicos aconsejan que, para prevenir la obesidad en los niños, es bueno que la
dieta sea variada y elástica, reduciendo las grasas de la bollería, pastelería y la
comida industrial, en general. También es fundamental que hagan ejercicio y que
sean conscientes de que deben tener una alimentación sana.
Diagnóstico
Tratamientos
Los médicos consideran que una persona obesa debe ser considerada como un
enfermo crónico que requiere un tratamiento a largo plazo, con normas alimentarias,
modificación de los hábitos de conducta, ejercicio físico y terapia farmacológica.
Los nuevos enfoques terapéuticos están basados en promover una pérdida de peso
con programas de control de las enfermedades y problemas asociados, que dan lugar
a problemas vasculares, cardiacos y metabólicos.
El obeso no debe perder kilos sino masa grasa, con pérdidas pequeñas y duraderas
que impliquen una rentabilidad metabólica. Es necesario consolidar la pérdida de
peso a largo plazo, y además, reducir el riesgo de muerte prematura, de enfermedad
cardiaca, metabólica y vascular.
En ciertos casos, los médicos pueden decidir que, además de cambiar la dieta y
realizar ejercicio físico, es necesario completar el tratamiento con fármacos, que
deben ser administrados con una dieta moderadamente hipocalórica y equilibrada.
calorías que quemas con el ejercicio sea superior a la cantidad que consumes,
esto te ayudará a bajar de peso más eficazmente.
preferencia poco grasos), cereales o féculas ricos en fibra, tales como la pasta, el
arroz o el pan integral o las legumbres; y evitar alimentos como el azúcar, dulces
como mermeladas ricas en azúcar, bebidas azucaradas, bollería y pastelería
industrial y alimentos precocinados.
Otro de los aspectos que recomiendan los expertos es repartir la ingesta alimentaria a
lo largo del día, y hacer por lo tanto 5-6 comidas diarias: desayuno, media mañana,
comida, merienda, cena y colación después de la cena. Ello favorece el autocontrol
de la ingesta y la ansiedad y también reparte el consumo de calorías a lo largo del
día.
No hay ningún estudio que demuestre que saltarse alguna comida pueda ayudar a
adelgazar. A pesar de que la base de cualquier dieta baja en calorías para el control
del peso corporal es reducir la ingesta calórica, no está recomendado saltarse
comidas para conseguirlo. Los expertos recomiendan no saltarse comidas y repartir
bien la ingesta a lo largo del día, puesto que ello puede ayudarnos a controlar el
hambre y la ansiedad.
Saltarse comidas puede favorecer que tengamos hambre antes de la siguiente y, por
consiguiente, que acabemos picando y comiendo algún alimento no recomendado.
La cena es la última comida del día, y es cierto que no debe ser una comida copiosa y
abundante, sobre todo si vamos a acostarnos inmediatamente después de ella. El
control calórico de la cena es importante si queremos adelgazar. No obstante,
sustituir la cena por algún alimento concreto -como fruta o leche con cereales-, puede
contribuir al desequilibrio de la dieta, e incluso a un aporte excesivo de calorías en
ella.
Si bien a muchas personas les resulta difícil adelgazar, mantener el peso ideal es
más difícil aún. La mayoría de las personas que bajan mucho de peso lo recuperan
de dos a tres años más tarde. Una teoría acerca de la recuperación del peso
adelgazado es que las personas que reducen su ingesta calórica para adelgazar
experimentan una disminución de la velocidad metabólica, lo que hace que cada vez
sea más difícil bajar de peso durante varios meses. Un metabolismo más lento
también hace que sea más fácil recuperar el peso una vez que retoma la dieta
normal. Por estos motivos, no se recomienda seguir dietas extremadamente bajas en
calorías o bajar de peso rápidamente.
La reducción del peso hasta alcanzar un nivel saludable acorde a la estatura de una
persona puede impulsar beneficios tales como la disminución del colesterol y los
niveles de azúcar en sangre, menor presión arterial, menor esfuerzo para los huesos
y articulaciones, y menos trabajo para el corazón. Por lo tanto, es fundamental
mantener el peso ideal para obtener beneficios en la salud durante toda la vida.
Los sistemas de apoyo que dieron resultado para la pérdida de peso pueden
contribuir a que lo mantenga. Según el Registro Nacional para el Control de Peso, el
55 % de los participantes del registro usaron algún tipo de programa para poder
adelgazar.
Una vez alcanzado el peso deseado, se puede intentar agregar gradualmente unas
200 calorías de alimentos saludables con bajo contenido de grasa durante una
semana, para comprobar si el peso se mantiene. Si no se engorda, se pueden
agregar más calorías de alimentos saludables a la dieta diaria hasta determinar cuál
es el equilibrio adecuado de calorías para mantener el peso deseado. Para
determinar de qué manera el ajuste de la ingesta de alimentos y los niveles de
ejercicio afecta el peso, es posible que se necesite cierto tiempo y el registro de
datos.
LA DELGADEZ
Una cierta cantidad grasa corporal es puesto que el tejido adiposo tiene gran
importancia desde el punto de vista metabóltio (lipogénesís y lipólisis) y desempeña
además funciones de protección térmica y de lleno intervisceral. Es además la
principal reserva energética del organismo, si bien no la única. Al consumo de esta
reserva energética se puede llegar por tres mecanismos principales:
Causas
Una persona puede tener bajo peso debido a la genética, el metabolismo, la falta de
alimentos, o enfermedad. Puede ser causado por una variedad de factores,
incluyendo anorexia, hipertiroidismo, cáncer, diabetes, problemas psicológicos,
enfermedad inflamatoria intestinal e infecciones.
Los adultos con problemas gastrointestinales o del hígado pueden ser incapaces de
absorber adecuadamente los nutrientes. Y las personas con anorexia nerviosa se
vuelven más delgadas debido a la privación de comer y / o ejercicio excesivo.
Síntomas
Inhibición del crecimiento y el desarrollo. Esto vale, en especial, para los niños
y adolescentes, cuyos cuerpos necesitan abundantes nutrientes para crecer y
permanecer saludables.
Fragilidad de los huesos. Una deficiencia de vitamina D y calcio junto con un
peso corporal bajo pueden provocar debilidad en los huesos y osteoporosis.
Debilitamiento del sistema inmunitario. Cuando usted no recibe suficientes
nutrientes, el cuerpo no puede almacenar energía y también puede tener
dificultad para combatir las enfermedades. Además, puede ser difícil para su
sistema inmunitario recuperarse después de estar enfermo.
Anemia. Esta afección puede ser provocada por la deficiencia de hierro, la
deficiencia de folato y la deficiencia de vitamina B12, que provocan mareos,
fatiga y dolores de cabeza.
Problemas de fertilidad. En las mujeres, el peso corporal bajo puede provocar
periodos irregulares, ausencia de periodos y esterilidad.
Caída del cabello. El peso corporal bajo puede hacer que el cabello se vuelva
más delgado y se caiga con facilidad. También puede provocar sequedad y
adelgazamiento de la piel, y problemas de salud dental.
Tipos
Diagnostico
Tratamiento
Aunque la mayoría de las personas luchan por mantenerse en forma y perder peso,
hay otras que no logran engordar ni un gramo a pesar de que se esfuercen por comer
de todo.
Come cada tres horas y trata de incluir una variedad de nutrientes cada vez
que lo hagas, aun cuando se trate de bocadillos entre comidas. Recuerda
siempre incluir proteínas, carbohidratos y grasas. Por ejemplo: yogurt con
frutas y galletas con mantequilla de maní (crema de cacahuate).
Consume calorías de fuentes apropiadas. Las grasas son de las que más
calorías aportan, pero debes tener cuidado de que no sean grasas saturadas,
para evitar que se eleve tu nivel de colesterol. Elige grasas de origen vegetal,
como nueces y almendras, aceite de oliva, aguacates (palta), aceitunas,
pescados y otros alimentos ricos en calorías, vitaminas y minerales, en vez de
productos con mucha grasa o azúcar.
Aumenta las calorías de tus comidas. Otra clave para lograrlo es agregar
huevos, por ejemplo, al puré de papas, a la sopa y a los batidos.
Si te sientes satisfecho muy pronto, prueba dejar de beber durante media hora
antes y después de cada comida o tomar un pequeño trago de alcohol para
que te abra el apetito (pero ten cuidado, recuerda que tomar alcohol en exceso
puede ser perjudicial para la salud).
Toma una cena tardía o come algo nutritivo antes de ir a dormir. Así el cuerpo
no necesita tomar las calorías que necesita de las que consumió durante el
día, ya que en ese momento, las células se están regenerando y reparando.
Antes de iniciar con un plan de alimentación para aumentar de peso, lo ideal es acudir
son un nutriólogo para que evalúe de acuerdo a tu Índice de Masa Corporal (IMC) qué
requiere tu cuerpo para lograrlo.
Se deben evitar los alimentos que tengan excesos de grasas, sodio, harinas, entre
otros, ya que aunque aumentan de peso, pueden causar obesidad, hipertensión y
aumento de los niveles de glucosa.
5 comidas diarias. Una dieta para engordar también es estricta, y parte de esta
exigencia es desayunar, comer a media mañana, almorzar, merendar y cenar.
Picar entre comidas. Come frutos secos y toma zumos de frutas y verduras.
Bastante agua. El agua siempre debe estar presente, y si se consumen más
alimentos de los acostumbrados hay que tomar unos 2 a 3 litros diarios para
suavizar su efecto.
Suplementos dietéticos. Recetados por un médico, los suplementos como la
creatina monohidratada y las bebidas energéticas sirven de refuerzo a la dieta
y ayudan a desarrollar músculo.
Panes adicionados con semillas, frutos secos y cereales como avena y germen
de trigo.
Harinas de garbanzos, lentejas, maíz, etc.
Aceite de oliva o de canola.
Semillas de girasol, ajonjolí, calabaza o linaza.
Frutos secos como nueces, almendras, avellanas.
Frutas deshidratadas como por ejemplo, pasas de uva y frutas en almíbar.
Maní y aceitunas.
Jugos de frutas y licuados con leche.
Carne roja y pescado.
Levadura de cerveza.
Además de consumir estos alimentos para ganar peso, no olvides hacer ejercicio
mínimo 3 veces a la semana por 40 minutos, al practicarlo estimularás el apetito y
mejorarás tu estado de ánimo.
Entre la alimentación y las emociones existe un complejo vínculo, tal es así que se
denomina con frecuencia a nuestro intestino como nuestro segundo cerebro, pues
todo lo que comemos puede tener su causa en las emociones y de igual manera,
nuestra dieta puede condicionar nuestro estado anímico y emocional.
Muchas veces hemos dicho que comemos por placer. La comida no sólo tiene una
función nutritiva sino que el acto de comer es placentero, desestresante y por ello,
cuando nos sentimos cansados podemos ir en busca de comida, de hecho dormir
poco está relacionado con la obesidad, pues la falta de sueño genera estrés y se
incrementan en el organismo hormonas que elevan los deseos de ingerir alimentos.
Además, está comprobado que cuando comemos para calmar nuestras emociones
escogemos más alimentos grasos, lo cual puede desencadenar un exceso de grasas
en la dieta, desequilibrando la misma y causando enfermedades. Esto es así, porque
nuestros antepasados pasaban mucho tiempo sin comer y en actividad, lo cual es una
situación estresante, y su cuerpo fue adaptado genéticamente para que al momento
de tener comida escogieran estratégicamente los nutrientes más concentrados en
energía como son las grasas. Entonces, las grasas se asocian a una disminución del
estrés en nuestro cerebro. Por ello, cuando estamos muy cansados quizá reduzca
más el estrés un pastel con nata que una manzana.
Otra prueba de que las emociones afectan nuestra dieta es el hecho de que cuando
estamos tristes muchas veces no nos cabe bocado o cuando comemos con nervios la
comida nos cae mal. Y en casos extremos las emociones pueden afectar
negativamente la digestión provocando un síndrome de intestino irritable que
condiciona posteriormente la calidad de la dieta.
Asimismo, una persona puede preferir determinada comida porque le recuerda gratos
momentos afectivos o rechazar una preparación porque se asocia mentalmente a un
feo recuerdo.
Por otro lado, una dieta saludable nos ayuda a sentirnos bien, pues en el intestino
existen muchas terminales nerviosas que envían información al cerebro y por lo tanto,
prevenir alteraciones intestinales así como llevar una dieta de buena calidad, nos
ayuda a mantener bajo control las emociones. Llevar una dieta suficiente en
micronutrientes, con buena cantidad fibra soluble, probióticos y agua, es un mimo a
nuestro aparato digestivo y al segundo cerebro del organismo.
En el opuesto de esta compleja relación podemos decir que una mala alimentación
puede producirnos depresión, tal es así que se sabe que una dieta pobre en
antioxidantes, rica en grasas trans y escasa en micronutrientes puede dar origen a un
estado emocional alterado.
Es una relación dinámica, pues tanto la comida afecta nuestras emociones como a la
inversa. Para que nuestra salud sea la que mayor beneficio obtenga de esta relación,
claramente ninguna debe predominar por sobre la otra, sino que debe existir un
equilibrio.
Para que la alimentación no sea puramente emocional, es decir, para que la causa de
nuestra ingesta no se encuentre siempre en las emociones sino que más bien nuestro
consumo de alimentos se ajuste más al hambre real, debemos entender que la
comida brinda placer y es un desestresante pero no soluciona nuestros problemas y
sólo calma la ansiedad temporalmente.
Si dejamos que ante cada emoción nuestro cuerpo ingrese comida, culminaremos
con un exceso de calorías que puede desencadenar obesidad a largo plazo.
Pero si por el contrario reprimimos nuestros deseos de comer algo dulce de vez en
cuando también estaremos alterando el equilibrio entre emociones y comida, pues
cuando nos permitamos por fin comer un pastel no lo disfrutaremos y posteriormente
a su ingesta sentiremos culpa por haberlo hecho, cuando es totalmente normal sentir
placer por un poco de dulce.
Sabemos que los tres cuerpos tienen necesidades (que deben ser cubiertas),
enferman (cuando entran en desarmonía), y, efectivamente, pueden regenerarse.
Sabemos que mientras sean tres, diferenciados y separados, no seremos uno, no
seremos soberanos en y para nuestro cuerpo de consciencia, pero eso ya será otro
paso en este apasionante camino.
Cuerpo físico
Cuerpo emocional
Como su mismo nombre lo dice, es en este plano donde residen todas nuestras
reacciones emocionales frente a lo que nos impresiona del “afuera”, es decir todo
aquello que percibimos. El cuerpo emocional es también el nivel que ayuda al
individuo a sentir.
El cuerpo emocional es muy vulnerable porque uno puede estar contento, y con una
frase o un gesto o un toque… te marca para el resto de la vida. Es muy frágil. Se va
estructurando poco a poco, pero no está garantizado que todos lo vayamos a
estructurarlo bien. Hay personas que no son capaces y se pasan la vida entera
siendo «infantiles», como se suele decir, son susceptibles, muy sensibles. El cuerpo
emocional por naturaleza es frágil.
El tipo de respuesta emocional puede ser sólo de dos tipos: la indiferencia (la no-
respuesta emocional) y la reacción (la respuesta emocional), que a su vez puede ser
de atracción (en aquellas cosas que nos provocan placer) o de repulsión o rechazo
(en aquellas cosas que nos generan displacer).
Cuerpo mental
Pues bien, a esto se le suele llamar “apego”, cuando en realidad es una carencia
energética que puede tener su origen a nivel del cuerpo físico, mental o emocional o
por una desconexión interior o espiritual. Todo es energía, nosotros y lo que nos
rodea. Todo vibra con más o menos intensidad.
Saber cuáles son los alimentos que me otorgaran equilibrio y armonía y cuáles son
aquellos alimentos extremos cuya reacción probablemente sea muy rápida pero nos
desequilibren acidificando la sangre y desmineralizándonos, es interesante a la hora
de decidir qué comer. Es nuestra elección optar por alimentos naturales que cuiden
nuestro organismo y nos aporten una energía estable y equilibrada a lo largo de todo
el día.
Al cuerpo físico el alimento que hay que proporcionarle es físico, natural y equilibrado,
evitando alimentos procesados, con demasiados azúcares y cargados de
conservantes, colorantes, anti aglomerantes y potenciadores de sabor para que dicho
alimento resulte atractivo a la vista y pueda estar disponible para ser consumido
durante un largo periodo de tiempo. Al cuerpo emocional el alimento que le
corresponde no es físico, en absoluto. Nuestro “cuerpo emocional” carece de aparato
digestivo.
Nuestra mente también está influenciada por lo que decidimos comer o beber.
Sabemos perfectamente cuáles son las sustancias con reacciones extremas (alcohol,
otras drogas, azúcar, etc) y que lo que nos generan son vibraciones extremas y
caóticas de dispersión, sin orden y sin dirección. Otra vez intentamos nutrir nuestro
cuerpo mental con alimento físico, cuando nuestros pensamientos también carecen
de aparato digestivo. Para recuperar nuestro centro, además de dejar de consumir
estas sustancias y alimentos, necesitamos desprendernos de viejos hábitos y
pensamientos basados en una consciencia limitada, ilusoria y falsa de nuestro ego, a
partir de la cual hemos creado apegos, debilidades y defectos.
Si no eres capaz de afrontar las mañanas con una buena dosis de cafeína u otro
estimulante, te sientes débil y sin fuerzas, estás en un continuo estado de apatía la
mayor parte del tiempo y apenas te emocionan las cosas, es posible que la carencia
de energía sea tu problema.
Algunos de los factores más comunes que inciden en la falta de energía son:
Desayunar azúcar:
Esta es la causa principal de ese cansancio de media mañana que hace que te
duermas sobre la mesa. Olvídate de los cereales y de la bollería. Si desayunas
cosas dulces, tendrás energía durante una hora. Pero al cuerpo no le gusta el
exceso de glucosa en sangre, y lo suprime de golpe segregando insulina. Así
toda esa azúcar se convierte en grasa y tu cerebro se queda casi sin glucosa.
Por eso estás aturdido.
Solución: un desayuno abundante, sin azúcar, con proteínas e hidratos lentos.
Demasiado café:
El café puede ser un aliado, pero en exceso se convierte en un enemigo.
Piensa en el café como si fuera alcohol. Una copa de vino está bien, dos litros
de ginebra no. El café hace que el cuerpo segregue cortisol, la hormona del
estrés. Después del tercer café del día ni siquiera conseguirás estar más
despierto, y puede alterarte el sueño por la noche.
Solución: limita el café a una o dos tazas al día, siempre por la mañana.
No hacer ejercicio:
Es un círculo vicioso. Si no haces ejercicio porque no tienes energía, no
tendrás energía por no hacer ejercicio. En un estudio sobre personas con
fatiga crónica, solo hacer ejercicio suave aumentó su energía en un 20%. El
ejercicio por las mañanas (según los casos), puede ser tan vigorizante como
un tazón de café.
Solución: empieza ya a moverte, aunque sea poco a poco. Sube escaleras,
ponte a correr o apúntate a un gimnasio.
un gran yogur desnatado con fruta son buenas opciones. ¿Frutos secos? Con
moderación, un puñado al día como máximo.
Falta de magnesio:
Esta es una deficiencia muy común. La falta de magnesio produce debilidad
muscular y cansancio. Los antibióticos y los diuréticos pueden llevarse tus
reservas de magnesio, así como una dieta pobre en minerales.
Solución: come pescado, verduras, especialmente espinacas, nueces, y si no
es suficiente, toma un suplemento en pastillas.
No dormir lo suficiente:
No nos cansaremos de repetirlo. El cuerpo, y sobre todo el cerebro, necesitan
el sueño para repararse. Es como si tuvieras un coche que nunca pasa por el
taller y termina estropeado. La falta de sueño aumenta los niveles de cortisol,
que produce estrés, fatiga y además, engorda, ya que favorece la acumulación
de grasa.
Solución: duerme. Hay varios trucos que pueden ayudarte, incluso cuando
hace calor.
Estrés:
El estrés es la madre de todos los males. El cortisol, la hormona que se
segrega en situaciones de estrés, desactiva tu sistema inmunitario, por lo que
es más fácil caer enfermo. Impide que tu cuerpo use la grasa como energía, y
favorece que la acumules. Afecta a tu sueño. Acaba con tus reservas de
vitaminas y minerales. El estrés es lo peor.
Solución: respira. Unos simples ejercicios respiratorios pueden ayudarte a
controlar la ansiedad. Usa algún método de relajación. Toma un descanso de
diez minutos. Sal a dar un corto paseo. Haz ejercicio. La vida es muy corta
para estar estresado.