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Códice de Radiestesia

La intención de estas páginas que imaginariamente pretenden ser un códice o


antiguo tratado, no es otra que aportar un granito de arena al mundo de la
Radiestesia, exponer nuevos descubrimientos y un punto de vista, en ocasiones
diferente, del que aprendamos a comprender un poco mejor las ondas nocivas que
emanan de la Tierra y afectan a nuestra salud, especialmente mientras dormimos.
En ellas he querido reflejar ese libro que no existe o que yo no supe
encontrar cuando al descubrirme portador de esta percepción busqué con tanto
afán y que habría aportado tantas y tantas respuestas a las que después he
conseguido llegar a través del trabajo y la perseverancia.
El poder energético de la Tierra transforma los ritmos vitales del cuerpo. La
emisión de esta energía es variable; por esto, la armonía vital depende de los
lugares en que nuestro organismo se nutre de dicha energía.
La Tierra está sometida a un constante bombardeo de ondas
electromagnéticas que provienen del espacio exterior, la mayor parte de las cuales
es absorbida por la atmósfera; sin embargo una parte importante de estas ondas
cada vez mayor (como consecuencia de la disminución de la capa de ozono en la
estratosfera) consigue llegar a la superficie terrestre, penetrando en su interior.
Hoy en día, debido a los progresos tecnológicos, los campos eléctricos son,
en ocasiones, superiores a los naturales; la contaminación electromagnética
artificial es producida por las líneas de alta tensión, subestaciones eléctricas,
emisoras de TV y radio, electrodomésticos, instalaciones eléctricas, maquinaria
industrial, antenas repetidoras de telefonía móvil, etc., y es absorbida por la tierra.
Todas estas radiaciones, unidas a las que se producen en el interior de nuestro
planeta y las que nos llegan del espacio, son remitidas de nuevo a la superficie, a
través de lo que conocemos con el nombre de Redes Telúricas.
La Tierra expulsa todo ese exceso de radiaciones, a través de las citadas
redes telúricas y en la vertical de las mismas podemos encontrar la mayor parte de
las ondas que forman la parte invisible del espectro (rayos cósmicos, rayos
gamma, rayos X, partículas alfa y beta, radiación ultravioleta y radiación
infrarroja). Todo ello en pequeñas cantidades, difíciles de detectar pero suficientes
para que nuestras células enfermen si pasamos mucho tiempo sobre ellas. Además
en la vertical de estas zonas se genera una gran ionización positiva, la cual
contribuye a la creación de radicales libres en nuestro organismo.
Aún no se ha inventado ningún dispositivo capaz de medir estas
radiaciones en su conjunto, pero sí se pueden detectar por separado; de hecho ya
se investigó científicamente en el siglo pasado con resultado positivo, pero no se
dio la importancia que le corresponde y todo quedó en el olvido. Ese dispositivo
existe y se encuentra en el interior de algunas personas que son especialmente
sensitivas a estas alteraciones. Se cree que es el inconsciente el que, a través de la
hipófisis y las glándulas suprarrenales, detecta estas radiaciones y envía unos
impulsos neuromusculares al brazo haciendo que el péndulo o las varillas se
muevan en manos del radiestesista, que de esta manera puede interpretar las
respuestas.
Resulta cuanto menos curioso observar que una gran parte de los
geobiólogos no consideran las líneas de las redes Hartmann y Curry geopatógenas
o nocivas para la salud, estimando que tan solo lo son los cruces, intersecciones o
nudos; sin embargo en estas páginas podrán comprobar que existe una versión
diferente, fruto del trabajo y la investigación.
Cuando una persona enferma, baja su nivel bioenergético; rectifico, cuando
una persona baja su nivel bioenergético, enferma, se debilita el sistema
inmunológico y virus y bacterias se reactivan (ya que una baja vibración les
resulta favorable).
Mi teoría es que una geopatía importante tiene que ver directa o
indirectamente con al menos el 80 % de los casos de cáncer que se dan en España.
Es, por tanto, necesario en estos casos apartar la cama de la zona geopatógena y
conseguir elevar con otros medios el nivel energético de la persona enferma, para
que una vez restablecido el sistema inmunodeficiente sea el propio organismo el
encargado de intentar superar la enfermedad.
Todos tenemos la necesidad de vibrar energéticamente en armonía con el
lugar donde vivimos y para que ello sea posible necesitamos de un lugar neutro
para recargarnos correctamente, es decir necesitamos que nuestra cama se sitúe
sobre un lugar libre de geopatías, también nuestro lugar de trabajo si este está
situado en un lugar fijo, como por ejemplo la mesa de un despacho.
El Biómetro Bovis constituye uno de los mayores aciertos en el mundo de
la Radiestesia y me he permitido crear un nuevo Biómetro al que he llamado
Global, que abarca los rangos de 0 a 33000 unidades Bovis. Es una grafica
especialmente útil para detectar los puntos de poder con emisiones altas de
radiación energética.
Tengo la gran suerte de poder practicar la Tele Radiestesia. Sin ello me
habría resultado muy difícil, por no decir imposible, aportar nada nuevo. He
conseguido desarrollar dicho nivel hasta el punto de poder afirmar sin apenas
margen de error y a través de una fotografía, si una persona está afectada por una
geopatía, que parte del cuerpo es la afectada, cual es el nivel bioenergético general
y si un órgano concreto tiene un nivel mucho más bajo.
Quiero aclarar en este apartado que haré referencia a lugares sagrados que
pueden no ser considerados así por las actuales religiones, pero que lo fueron para
los pueblos que nos antecedieron, sus dioses nada tenían que ver con los actuales,
los astros, los elementos, los ídolos paganos, recibieron culto en demasiadas
ocasiones en los mismos lugares que hoy utilizan todas las religiones del mundo.
Esto sin duda a poco que nos detengamos a pensar y aún sin saber el motivo, es
suficiente como para pensar que esos lugares no eran normales, algo de especial
ha de haber en un lugar para que en la prehistoria, levantasen un menhir o un
dolmen, llegasen pueblos prerromanicos y destruyesen esas piedras para levantar
allí sus templos y tras ellos los romanos y los godos y los musulmanes y los
cristianos, ¿cuantos lugares cuentan en su historia con varios templos construidos
sobre ellos? ¿alguien no conoce una iglesia construida sobre un dolmen, o sobre
una mezquita? a veces resulta muy complicado ignorar las evidencias.
Tan solo espero que la lectura de estas páginas aporte a alguien un poco
más de luz, que le ayude a seguir su camino de la mejor manera posible.

Epifanio Alcañiz
Investigador de las energías telúricas

www.radiestesiaysalud.com
zahori33@yahoo.es

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