REVISTA DIGITAL N°17

FLORECE
Arraigada en la Palabra

Nos cuenta sus retos como

miembro de una congregación
 Mayordomía

ÍndiceÍNDICE 1 ENTREVISTA 11
Bruno Ysla "El Cristiano Crítico"
NOTA EDITORIAL 2
REACCIÓN 15
BLOG 3 CULTURAL
¿Cómo es que la iglesia es una
comunidad? RECOMENDACIONES
18
HISTORIA DE VIDA 6 DEL MES
El Apóstol Pedro PREGUNTAS Y
20
9
RESPUESTAS
¿ALGUNA VEZ TE
ORACIÓN 25
PASÓ?

Ella Florece Página | 01

 La Iglesia

NOTA Si la Biblia nos exhorta a animarnos unos a

otros, debemos considerar el peligro que

EDITORIAL
corremos al creer que podemos vivir si dejamos
de congregarnos.

En ¿Alguna vez te pasó?, Anabel nos presenta

«dos piedras» que pueden hacer que nuestra
mirada se desvíe de lo que la Palabra de Dios
Si tuviéramos que elegir un versículo que
nos manda a hacer en nuestro servicio a la
caracterice todo lo que hablamos en esta
iglesia.
edición, sería el siguiente: «Consideremos
cómo estimularnos unos a otros al amor y a las
En la Biografía, Andrea nos cuenta la historia de
buenas obras, no dejando de congregarnos,
vida del apóstol Pedro. Si nunca has prestado
como algunos tienen por costumbre, sino
atención a su persona, te sorprenderá todo lo
exhortándonos unos a otros, y mucho más al
que Dios permitió en su vida para que, en sus
ver que el día se acerca» (He 10:24-25).
debilidades, la gracia del Señor Jesús actuara
para darle gloria al Padre.
Como iglesia que somos, deseamos el regreso
de nuestro Señor Jesucristo; y, en esa espera, el
Finalmente, en las Recomendaciones del mes, Mari
autor de la carta a los hebreos nos anima a
nos trae una serie de recursos para poder
estimularnos unos a otros en el amor, a
profundizar más acerca de la iglesia como
exhortarnos, a continuar haciendo buenas
comunidad. Sin embargo, antes de ir a esos
obras y, sobre todo, a no dejar de
enlaces, ella te anima a sumergirte en las
congregarnos. ¿Cómo podríamos estimularnos
Escrituras y poder ver la riqueza que Dios nos
y animarnos «unos a otros» si no estamos en
deja allí para entender la necesidad que
constante comunión con nuestros hermanos?
tenemos de ser parte de una iglesia local.
Es por eso que, en el Blog, Alejandra nos ayuda
Todo esto, más las preguntas realizadas en las
a pensar en lo siguiente: «¿Cómo es que la
redes, completan esta edición, deseando, desde
iglesia es una comunidad?». Respondiendo a
lo más profundo de nuestros corazones, que
esta pregunta, podemos darnos cuenta la
Dios te permita disfrutar cada día de tu iglesia
necesidad que tenemos de una iglesia local y lo
local y de la bendición que es vivir en
mucho que podemos bendecir a otros siendo
comunidad con los hermanos.
parte de ésta.
«Miren cuán bueno y cuán agradable es que los
En la Entrevista, Eliana nos presenta a Bruno,
hermanos habiten juntos en armonía» (Sal
un influencer que te mostrará que, para crecer
133:1).
como cristiano, necesitas de la comunidad de la
iglesia; no importan tus errores, tus fracasos,
porque la gracia de Dios es suficiente, Dios
puede perdonarte, pero ¡no dejes de
Diana Ríos.
congregarte!

En la Reacción Cultural, Karla nos invita a

pensar en el individualismo que rige en nuestra
sociedad y que se ha ido instalando en nuestras
iglesias al hacernos creer que podemos ser
iglesia desde la comodidad del sillón.
Diana Ríos
Escritora y Editora

Ella Florece Página | 02

 La Iglesia
¿Cómo es que la iglesia
es una comunidad? Por: Alejandra Minton
En mi niñez, mi familia tuvo una vida algo
aislada. Habíamos emigrado a un nuevo país y
no conocíamos a nadie. Durante los primeros
15 años de mi vida en este país, mis padres
mayormente se mantuvieron solos y no
tuvieron muchas oportunidades de relacionarse
y conocer otras personas. No fue hasta que mis
padres comenzaron a asistir a una iglesia
cristiana, que descubrí lo que significa tener
una familia fuera de los parientes inmediatos.
Dios usó la iglesia local para abrir las puertas
para que mi familia experimentara lo que
significa vivir en comunidad; lo que significa
servir y ser servido como Cristo nos ha servido.
Cuando escuchas la palabra «iglesia», ¿qué te
viene a la mente? Tal vez piensas en un
edificio, un grupo de personas reunidas o un
pastor predicando un sermón. Tal vez tengas
algunos recuerdos felices asociados con la
iglesia, o tal vez tus recuerdos no sean tan
agradables. Cualquiera que sea tu experiencia,
quiero que sepas que una de las funciones de la
iglesia dada por Dios es ser una comunidad de
creyentes.
Si buscas la palabra «comunidad» en el
diccionario de la Real Academia Española,
encontrarás que significa un «conjunto de
personas vinculadas por características o
intereses comunes». Entonces, ¿qué tiene eso
que ver con la iglesia? Bueno, Wayne Grudem
define a la iglesia como «la comunidad de
todos los verdaderos creyentes de todos los
tiempos». Esto significa, entonces, que la
iglesia funciona como una comunidad de
creyentes que trabajan juntos para cumplir su
propósito. Tim Challies resume este propósito
como glorificar a Dios «al adorarlo, edificando
a Su pueblo y evangelizando al mundo».
Ella Florece
Finalmente, Pablo deja muy claro en Efesios
3:20-21 cuál es el propósito de la iglesia: «Y a
Aquel que es poderoso para hacer todo mucho
más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos, según el poder que obra en
nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia y en
Cristo Jesús por todas las generaciones, por los
siglos de los siglos. Amén» (énfasis añadido).
Es el propósito de dar gloria a Dios al reunirnos
como iglesia, de amar a Dios y amarnos unos a
otros, lo que une a un grupo de personas muy
diferentes y las convierte en una comunidad.
Jesús explicó los dos grandes mandamientos:
«[...] “y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente, y con toda tu fuerza”. El segundo es éste:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay
otro mandamiento mayor que estos» (Mr 12:30-
31). Y fue exactamente esto lo que experimenté
por primera vez cuando mi familia comenzó a
asistir a una iglesia evangélica.
Recuerdo que pasamos de estar algo aislados, a
tener personas constantemente en nuestras
vidas. Los hermanos de la fe venían a nuestra
casa y nosotros íbamos a sus casas todo el
tiempo. Fue en esta iglesia donde aprendí lo que
era el discipulado, ya que fui discipulada por
tres mujeres mayores que amaban la Palabra de
Dios y buscaban amarme a mí. Fue también a
través de esta iglesia que pude vivir lo que dice
Hebreos 10:24-25: «Consideremos cómo
estimularnos unos a otros al amor y a las buenas
obras, no dejando de congregarnos, como
algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver
que el día se acerca».
Fuentes:
1 https://dle.rae.es/comunidad?m=form
2 Grudem, W. A. (1994). The Church: Its Nature, Its Marks, and Its
Purposes. In Systematic theology: An introduction to biblical doctrine
(pp. 853–872). Essay, IVP.
3 Challies, T. (2017, September 29). What’s the purpose of the church?
Challies. https://www.challies.com/articles/whats-the-purpose-of-the-
church/
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 La Iglesia
Aquí fue que encontré que el «uno con el otro»
de la Biblia cobraba vida. (Si no estás
familiarizada con el «unos a los otros», son los
versículos bíblicos que nos señalan y nos
muestran más específicamente cómo amar y
servir a otros creyentes en la iglesia. Incluyen
honrarse unos a otros (Ro 12:10), edificarse
unos a otros (1 Tes 5:11), amonestarse unos a
otros (Col 3:16), llevar las cargas unos a otros
(Ga 6:2), etc.).
La iglesia local está destinada a ser un
organismo vivo que respira. Una persona
aislada no puede hacer lo que puede hacer la
comunidad de creyentes. Por eso Dios dijo que
«no es bueno que el hombre esté solo» (Gn
2:18), y por eso Pablo describe a la iglesia como
un cuerpo que funciona con diferentes partes
como lo hace un cuerpo humano (1 Co 12).
Pablo toma esta analogía y describe cómo la
mano tiene su función y el pie tiene la suya, y
el uno no está destinado a hacer el trabajo del
otro. Así, Dios ha creado iglesias locales para
que los seguidores de Cristo se unan con el
propósito de amar más a Dios, y servirnos unos
a otros, por medio de lo que Cristo ha hecho
por nosotros en la cruz: dar Su vida para
salvarnos de nuestros pecados y darnos el
regalo de una relación con Él. Esto es dado a
todos aquellos que ponen su fe y confianza en
Él como Señor y Salvador.
«La iglesia local
une a los
creyentes para
que amen a Dios
y se sirvan unos a
otros.»
Ella Florece
Como te puedes imaginar, el diseño de la iglesia
local es hermoso, pero, cuando se mezcla con
nuestro pecado, a veces, puede ser muy
desafiante, e incluso doloroso. Es desafiante
porque la iglesia se trata de unir diferentes
personas, con distintas personalidades, con
diferentes fortalezas y debilidades, con diversas
luchas por el pecado, lidiando con sus propios
dolores y poniéndolos a trabajar juntos para los
propósitos del Evangelio. No siempre es fácil,
¡pero vale la pena!
Son las personas de la iglesia local, mis
hermanos y hermanas, las que han caminado
conmigo en algunos de los momentos más
felices y desafiantes. Es este grupo de personas
que llegó a conocerme y me exhortó a ser más
como Cristo y me desafió a aprender más acerca
de Dios a través de Su Palabra. Me modelaron la
semejanza a Cristo, y, aunque no eran perfectos
y no teníamos mucho en común, vivíamos
juntos en comunidad. Tuve el honor de caminar
junto a ellos mientras enfrentaban diferentes
desafíos de matrimonio, nuevos nacimientos,
muertes, angustia, y mucho más. Aprendí lo que
significa estar unidos por el amor de Cristo sin
importar la diferencia de edad, el contexto
cultural o la etapa de la vida.
No es fácil ser parte de una comunidad cristiana
en una iglesia local, pero, como dije antes, vale
la pena. En Juan 13:35, Jesús dijo: «En esto
conocerán todos que son Mis discípulos, si se
tienen amor los unos a los otros». El amor que
los creyentes muestran unos por otros y tienen
la oportunidad de vivir, tanto dándolo como
recibiéndolo, a través de la iglesia local, es una
de las formas en que las personas se sentirán
atraídas al Evangelio. Esto nos ayudará a
cumplir nuestro propósito de glorificar a Dios al
predicar de Cristo.
Todos los «unos a otros»; todo el servir y ser
servido; todo lo bueno y las pruebas; no se
pueden vivir y transitar bien sin la ayuda del
Espíritu Santo. Este es un regalo maravilloso
que Cristo ha dado a Sus seguidores. Cuando
envió el Espíritu Santo a morar en cada creyente
para que el poder que lo resucitó de entre los
muertos residiera en cada uno de nosotros,
Cristo nos capacitó también para hacer lo que
en nuestra carne nunca podríamos hacer,
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 La Iglesia

esto es, obedecerle y seguirle. Romanos 8:11 dice: «Pero si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de
entre los muertos habita en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también
dará vida a sus cuerpos mortales por medio de Su Espíritu que habita en ustedes».

Es gracias a la ayuda de Dios que podemos ser parte de una comunidad local de creyentes y
experimentar el gozo de amar y ser amados en Cristo. Entonces, si te has alejado de un ambiente de
iglesia poco saludable, quiero que sepas que es por causa del pecado, no por Dios. Hay iglesias
saludables que Dios está haciendo crecer. Si no eres parte de una comunidad local de creyentes, oro
para que este artículo te ayude a impulsarte en la dirección de pedirle al Señor que te guíe a encontrar
una. Pero, si ya perteneces a un cuerpo local de creyentes, espero que te regocijes en el regalo que Dios
te ha dado de pertenecer a ese grupo de hermanos y hermanas en Cristo.

«No es fácil ser parte de una

comunidad cristiana en una iglesia
local, pero, como dije antes, vale la
pena».

Ella Florece Página | 05

 La Iglesia
LA HISTORIA DE VIDA DE
El apóstol
PEDRO Por: Andrea Moreno
Al hablar acerca de la Iglesia, no podemos
dejar de pensar en aquellos hombres comunes y
corrientes que Jesús eligió como Sus discípulos
para que iniciaran la transformación del
mundo a través de la edificación de lo que hoy
conocemos como la Iglesia de Jesús. En esta
edición, nos centraremos en dar a conocer a
uno de estos primeros seguidores y discípulos
que Jesús eligió: Simón Pedro.
Su historia, desde el momento en que fue
llamado por Jesús para seguirle y hasta el día de
su muerte, nos muestra la vida de un verdadero
seguidor de Jesús. No porque haya sido un
hombre perfecto que nunca falló ni cometió
ningún error; sino todo lo contrario. Es la vida
de Pedro, como discípulo, con la que más nos
podemos identificar y en la que podemos ver
claramente la continua gracia y misericordia de
Jesús. Pero, antes de profundizar en esos
sucesos y encuentros con Jesús que fueron
transformando su vida por completo,
conozcamos un poco su trasfondo y origen.
Pedro era originario de Betsaida, pero vivía en
Capernaúm (ambas, ciudades de Galilea, el
norte de Israel). En los Evangelios de la Biblia
sólo encontramos el relato de su vida desde el
momento en que Jesús lo eligió para que se
convirtiera en Su seguidor. Esto sucedió
cuando Pedro se encontraba en sus labores
diarias como pescador, en medio de tantos
intentos fallidos de pesca y después de haberle
prestado su barca a Jesús para que enseñara a
una multitud.
Ella Florece
Un encuentro
La historia detalla que Jesús le rogó a Pedro que
apartara un poco la barca de la orilla para poder
enseñar desde ahí (Lc 5:1-11). Cuando terminó
de hablar, se dirigió nuevamente a Simón para
decirle que intentara pescar una vez más. Pero
él, con obvia y justa razón, le respondió con
incredulidad explicándole que ya había pasado
toda la noche pescando sin éxito alguno. Sin
embargo, vemos que en su corazón también
había cierta fe en Jesús, ya que finalmente le
dice: «pero porque Tú lo pides, echaré las redes»
(Lc 5:5). Seguramente, esa semilla de fe fue
sembrada en él cuando su hermano Andrés,
quien también se convertiría en discípulo, le
había comentado que Jesús era el Mesías que
tanto habían esperado (Jn 1:40-41); y también
cuando Jesús milagrosamente sanó a su suegra
(Lc 4:38-39). Luego de todo esto, las enseñanzas
de Jesús fueron sembradas en el terreno fértil de
su corazón.
Por lo tanto, podemos deducir que todo lo
anterior fue una amorosa preparación
orquestada por Dios para ese momento en que
Pedro recibiría el llamado de parte de Jesús para
ser Su seguidor. ¿Te suena esto familiar? Bueno,
aún hay más con lo que nos podemos identificar
al conocer el testimonio de este apóstol.
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 La Iglesia
Un milagro
Cuando finalmente sucedió el milagro de la
gran pesca milagrosa, podemos observar cuál
fue el verdadero y más importante milagro de
todos en ese instante: «Al ver esto, Simón
Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo:
“¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre
pecador!”» (Lc 5:8). Si has visto la serie The
Chosen, quizá te pueda servir para imaginar
cuán conmovedor y poderoso tuvo que haber
sido ese increíble momento de la conversión de
Pedro. De igual forma, seguramente también
puedes recordarte a ti misma en este episodio
de su vida, cuando decidiste responder al
llamado de Jesús.
A partir de ese glorioso día, Pedro dejó sus
barcas y redes; lo dejó todo por seguir a Jesús
(Lc 5:11). Dejó de ser un simple pescador, para
comenzar a ser lo que Jesús lo llamó a ser: «un
pescador de hombres».
Una vida nueva
Aunque muchas veces el carácter impulsivo
que caracterizaba a Pedro lo llevaba a cometer
locuras, ¡también revelaba su genuina lealtad!
Por esta razón, tuvo grandes oportunidades y
privilegios que los demás discípulos no
tuvieron. Pues fue Pedro quien obtuvo una
revelación especial de Dios acerca de la
verdadera identidad de Jesús como el Cristo, el
Hijo del Dios viviente (Mt 16:16-17). Se
convirtió en un líder y portavoz para los demás
discípulos (Mt 15:15; Mr 11:21; Lc 8:45; Jn 6:6), y
junto a Juan y Jacobo, ¡Pedro era considerado
uno de los discípulos íntimos de Jesús! Sólo
ellos presenciaron algunos milagros especiales,
como cuando Jesús se transfiguró en el monte
(Mt 17:1) y cuando resucitó a una niña (Mr
5:37). De igual forma, fue solamente a Pedro y a
Juan a quienes se les dio la tarea especial de
preparar la última cena con Jesús (Lc 22:8).
¡Qué privilegio ser un amigo íntimo de Jesús!
Ella Florece
Esto Jesús ya lo sabía y se lo había predicho (Lc
22:33-34). También, fue Pedro quien tuvo una
gran crisis de fe, que lo llevó incluso a poner su
vida en peligro al quitar sus ojos de Jesús, y a
hundirse en medio de una gran tempestad (Mt
14:28-31). Pedro fue quien, inconscientemente,
fue utilizado por Satanás cuando intentó
desalentar a Jesús sobre continuar con Su
misión de padecer en la Cruz (Mt 16:22-23); y,
por si fuera poco, Pedro fue quien atacó al
siervo del sumo sacerdote cortándole la oreja
cuando estaban por arrestar a Jesús (Jn 18:10-11).
Ahora bien, si analizamos cada uno de estos
sucesos podemos comprender a Pedro e incluso
identificarnos con sus actitudes. Cada uno de
ellos nos revelan que, en verdad, sus intenciones
provenían de un corazón que anhelaba agradar a Su
Señor, aunque no supiera, ni pudiera, hacerlo de la
manera adecuada debido a su pecado. Creo
firmemente que esta es una de las razones por
las cuales Pedro era considerado como uno de
los tres discípulos íntimos de Jesús. No era
debido a sus habilidades o destrezas, sino a su
corazón.
A pesar de que se habla mucho de la ocasión
cuando Pedro negó a su Maestro, no se habla
tanto de la gran desilusión y del desánimo que
Pedro experimentó después de hacerlo. La
Biblia nos relata que Jesús miró a Pedro en el
momento exacto en que le negó, lo cual provocó
que Pedro llorara amargamente (Lc 22:62) y que
incluso volviera a su antiguo oficio de pescador
sufriendo, nuevamente, una gran crisis de fe.
“Pescador de
hombres...”
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 La Iglesia
Un nuevo encuentro
Es gracias a esta crisis que pudo experimentar
una vez más una restauración única y especial
por parte de Jesús. ¡Pudo volver a encontrarse
cara a cara con la inmensurable gracia de Dios!
Esto sucedió cuando Jesús, después de haber
resucitado y justo antes de ascender al Cielo, se
encargó de ir por Pedro para restaurar su fe y
reafirmarle su propósito, recordándole por qué
y para Quién había sido elegido. De tal manera
que, después de haberlo negado tres veces,
Jesús ideó en ese momento una manera en la
que Pedro pudiera responder también tres
veces al llamado que Él le había hecho desde el
día de su conversión: ser un pescador de
hombres (Jn 21:15-19).
Días después, Pedro, junto a los demás
discípulos, recibieron al Espíritu Santo de Dios
que Jesús les había prometido para que
pudieran ser Sus fieles testigos e iniciar lo que,
hasta el día de hoy, conocemos como la Iglesia
de Cristo. Pero fue Pedro en especial, a
diferencia de todos los demás, quien tuvo un
papel fundamental en la edificación de la
comunidad de creyentes, pues Jesús así se lo
había prometido cuando en una ocasión le dijo:
«[…] tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi
iglesia […] Yo te daré las llaves del reino de los
cielos» (Mt 16:18a-19a).
Un cambio de nombre
Por esta razón, Jesús había cambiado su
nombre de Simón a Pedro, que significa
«piedra o roca» (Jn 1:42). La nueva identidad
que Jesús restauró en Pedro, lo impulsó a
cumplir con el propósito para el cual había
sido llamado. Un artículo de GotQuestions nos
relata lo siguiente:
«En el día de pentecostés, Pedro fue el orador
principal a la multitud en Jerusalén (Hch
2:14ss), y la iglesia comenzó con una afluencia
de cerca de 3,000 nuevos creyentes (v. 41) […] Él
estaba presente cuando los samaritanos
recibieron el Espíritu Santo (Hch 8).
Fue llamado a la casa del centurión romano
Cornelio, quien también creyó y recibió el
Espíritu Santo (Hch 10).
Ella Florece
De esta manera, Pedro "abrió" tres mundos
diferentes y abrió la puerta de la iglesia a judíos,
samaritanos y gentiles. […] Ni siquiera el arresto,
los golpes y las amenazas, pudieron amortiguar
la determinación de Pedro de predicar a Cristo
resucitado (Hch 5)».
¡Wow! Y ¿sabes? Pedro sí cumplió con su
palabra cuando dijo que estaría dispuesto a
morir por su Maestro, pues Jesús mismo
también le profetizó su muerte como mártir (Jn
21:18-19). Su legado permanece hasta nuestros
días con las dos epístolas inspiradoras que
escribió: 1 y 2 Pedro, entre los años 60 y 68 d.C.,
las cuales están fácilmente accesibles en la Biblia
para nuestra edificación.
Querida amiga, realmente la historia de Pedro,
como seguidor de Jesús, es inspiradora y nos
motiva a permitir que nuestros defectos puedan
ser usados para la gloria de Dios. Recuerda,
todo lo que Él anhela de nosotras es un corazón
rendido a Él, para que, aún en nuestras
debilidades, sea Él quien siempre sea
glorificado.
«Estoy convencido precisamente
de esto: que el que comenzó en
ustedes la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de
Cristo Jesús» (Fil 1:6).
¡Dios te bendiga!
Fuentes:
La Biblia
https://www.gotquestions.org/Espanol/pedro-en-la-
biblia.html
https://www.youtube.com/watch?
v=rB3pD6raBSE&ab_channel=ItielArroyo
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 La Iglesia
Por: Anabel Vargas
¿Alguna vez te sentiste cansada en el servicio?
Creo que todos nos hemos sentido así alguna
vez.
Hay muchas buenas razones para tomar una
pausa, o quizás revisar si estamos llenándonos
demasiado con distintos ministerios y decidir
enfocarnos en sólo alguno de ellos.
En nuestra última edición, hablamos acerca de
la mayordomía y la importancia de gestionar
con sabiduría los recursos que Dios nos ha dado
para gloria de Su nombre. Si te sientes cargada,
quizás es momento de preguntarte cómo
puedes ser una mejor administradora de tus
dones y tu tiempo al servicio del Señor.
No sé cuál sea tu situación puntual, pero tomar
una decisión para dejar de servir en alguna área
o tomar una pausa, es algo muy personal y que
debe hacerse con conciencia y cautela. Te
invito a orar al respecto y a conversar con tu
pastor o líderes para que puedan acompañarte.
Habiendo dicho esto, aclaro que mi intención
en estas líneas, es animarte a que juntas
podamos descubrir algunas de las piedras con
las que podemos tropezar en nuestro servicio
en la iglesia y cuál es la verdad bíblica que
necesitamos recordar en ese momento.
1- La piedra del orgullo: «estoy cargada
porque los demás hermanos no quieren
servir».
La realidad, hermana, es que al sentirnos de
esta manera necesitamos recordar a Quién
servimos, ya que, probablemente, hayamos
quitado nuestros ojos de Jesús para ponerlos en
los hombres.
Ella Florece
La vida de iglesia no es una competencia ni se
trata de ver quién de todos hace más por el
Señor o hace un mejor trabajo. A veces estamos
cargados porque no damos oportunidad a los
demás que desean servir, ni tampoco los
involucramos; nos quejamos porque no tenemos
apoyo, pero la realidad es que una ligera pero
firme sombra de orgullo en nuestro corazón nos
convence de que somos los mejores para la tarea.
En Hebreos 10:24-25 leemos lo siguiente:
«Consideremos cómo estimularnos unos a otros
al amor y a las buenas obras, no dejando de
congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y
mucho más al ver que el día se acerca».
Al tropezar con esta piedra, debemos recordar que
el Señor nos ha llamado a congregarnos y animarnos
unos a otros en nuestro caminar cristiano. Seamos
intencionales al acercarnos a nuestros hermanos
haciendo preguntas y reconociendo sus capacidades.
Hacerles ver que ellos pueden bendecir a otros
con sus dones abrirá una puerta para que sean
alentados a servir.
2- La piedra de la necesidad de gratificación:
«La gente no agradece lo que hago por ellos».
Seamos honestas, servir a los demás es de
bendición para nosotras porque también
disfrutamos ver los resultados de nuestro
servicio: una sonrisa en el rostro de un hermano
o unas palabras de agradecimiento nos hacen
sentir bien y nos animan a seguir sirviendo. Sin
embargo, no siempre recibiremos una respuesta
positiva como esa. Muchas veces, la gente ni
siquiera se da cuenta de lo que hacemos por
ellos o reaccionan mucho más fríamente de lo
que esperamos.
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 La Iglesia

Leamos los siguientes pasajes y reflexionemos al respecto:

«Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera
no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos. Por eso, cuando des limosna, no toques
trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por
los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que
no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que
ve en lo secreto, te recompensará» (Mt 6:1-4).

«Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero de
hermanos, ámense unos a otros entrañablemente, de corazón puro» (1 P 1:22).

La palabra de Dios nos recuerda que no se trata de la gratificación que recibimos al servir, sino del
amor puro y sincero que ejercitamos por nuestros hermanos en obediencia a nuestro Señor.

La vida cristiana no es fácil, y estoy segura de que entiendes por qué digo esto. A lo largo de mi
caminar con el Señor, he podido experimentar el dolor de la decepción dentro de la iglesia. También
he experimentado la decepción de encontrarme cara a cara con mi pecado, pero la alegría de ver la
gracia de Dios recibirme, confrontarme y perdonarme en cada una de esas situaciones.

He escuchado testimonios de ciertas actitudes dentro de la iglesia que me sacan lágrimas y me generan
muchas preguntas sobre por qué algunas personas hieren o decepcionan a otras. Hoy quiero decirte que
ese no es Cristo. Recuerda que ser parte de la iglesia es ser parte de una comunidad que está siendo
transformada por Jesús y que lucha cada día con su pecado. ¿No hemos nosotras también decepcionado y
herido a alguien alguna vez?

Cuando te sientas desanimada y sin energía para servir, recuerda que todo lo que hacemos, lo hacemos para el
Señor, en obediencia, y por amor a nuestros hermanos. Ese amor debemos ejercitarlo, y poner los ojos en Jesús
cada vez que nos encontramos con una piedra en el camino o con nuestro propio pecado. Dios te puso donde
estás para bendecir a tus hermanos y obrar en tu corazón. Nada escapa de Sus manos.

Ella Florece Página | 10

 La Iglesia
ENTREVISTA
Por: Eliana Marcano
Queridas lectoras,
¡Gracias por llegar a esta sección de la revista!
En esta edición, tuvimos la oportunidad de
conversar con Bruno. Quizás, ya lo has visto
creando contenido en redes sociales o, por el
contrario, tal vez es la primera vez que lees
algo acerca de él. En cualquiera de los casos, te
invito a que leas esta entrevista esperando que
sea de bendición como lo fue para mí.
Eliana: Hola Bruno, te agradezco por aceptar
la invitación. Arranquemos por lo básico.
Cuéntanos un poco, ¿Quién es Bruno?
¡Gracias a ustedes! Mi nombre es Bruno Ysla,
soy peruano. Tengo 28 años (aunque en unos
días cumpliré 29). Soy cristiano evangélico;
asisto a una iglesia no-denominacional. Sin
embargo, ante ciertos temas, puedo dar mi
postura sin apegarme por completo a una
tradición.
Estudio una Maestría en Teología en el Seminario
Teológico de Dallas (Master of Theology) y el
próximo año empiezo con Idiomas Bíblicos. De
profesión, soy administrador de empresas.
Eliana: ¡Qué bueno que estés preparándote de
esa manera! Sería una bendición tener
referentes en Latinoamérica a nivel académico
que aporten a la iglesia. Pero entonces, yendo
al punto que nos compete hoy, ¿qué es la
iglesia? ¿por qué debemos congregarnos?
Ella Florece
Si somos muy literales y nos vamos al término
ekklesia (en griego), nos damos cuenta que se
utilizaba para un contexto social en el que se
refería a un grupo de personas reunidas, y nada
más. La Biblia, claramente, va más allá y tiene
distintas definiciones para la iglesia llamándola
como el cuerpo de Cristo, la novia y la esposa de
Cristo, el rebaño; y también utiliza la idea de
familia.
La iglesia no es sólo el lugar en el que nos
reunimos con nuestros hermanos en Cristo (que
es importante), sino que es una definición
permanente de todo el cuerpo de creyentes.
Incluso, cuando el apóstol Pablo escribió a las
personas en Corinto (con todos los problemas
que tenían), él los trató como «santos», como
personas que tienen al Espíritu Santo dentro
suyo, igual que nosotros. La iglesia somos todos
los creyentes, más allá de las denominaciones o
templo al que asistamos. Por esa razón, es muy
necesario mantener el contacto con nuestros
hermanos.
A veces nos quedamos con la idea de que la
salvación es personal y, por ende, mi vida
cristiana debe ser sólo el Señor y yo. La Biblia
no enseña eso. Y si nos vamos por la razón
explícita del porqué congregarnos, no hay
mucho que explicar, se nos ordena
explícitamente en Hebreos que debemos
hacerlo.
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 La Iglesia

Eliana: Totalmente. Pienso que, aunque siempre
los seres humanos han tenido la tentación de no
congregarse, últimamente se ha hecho más común,
debido a la pandemia y la accesibilidad a distintos
eventos online. Si dejamos de congregarnos,
¿Cuáles serían las consecuencias?
Creo que tenemos una consecuencia inmediata
y un peligro en el tiempo.
Algo importante que quiero comentar es que, al
estar hiperconectados, podemos faltar a nuestra
iglesia y «congregarnos» en la que queramos por
internet. Pero si esto lo hacemos de manera
frecuente, podemos caer en la comparación, en
la crítica hacia nuestra iglesia local y quizás,
hasta empecemos a sentirnos confundidos. En
verdad, tenemos que preguntarnos: «¿en cuál
iglesia nos puso Dios?»

Por un lado, la consecuencia inmediata se da Eliana: En definitiva, no es opción no congregarse.

cuando no vas un domingo y te pierdes de ese Ahora, haciendo un contraste, ¿cuáles serían los
tiempo de encuentro con Dios que suele beneficios de congregarse? O ¿cómo influye el ser
apartarse para eso. Muchas veces, si no se trata miembro activo de una iglesia en el carácter del
de un evento de fuerza mayor, faltamos porque creyente?
priorizamos algo por encima de asistir. Nos
perdemos de estar 2 o 3 horas enfocados Creo que hay dos beneficios. En primer lugar,
completamente en Dios, por hacer algo más. El escuchar la Palabra de Dios explicada por
trasfondo de esto evidencia que pensamos que alguien que el Señor mismo ha puesto en esa
hay otra cosa más importante que tener ese posición y que tiene un interés genuino en
espacio con Dios. guiarte. De esta manera, somos alimentados de
manera distinta que cuando nos sentamos por
A partir de ahí, pasaría a preguntarme: ¿en qué nosotros mismos a estudiar.
estamos poniendo nuestra confianza? El día de
descanso es importante. Al no congregarte, te En segundo lugar, obtenemos lo que se comenta
pierdes del alimento espiritual que compartes en Hebreos 10:24-25, es decir, estimularnos al
en comunidad. amor y a las buenas obras, exhortándonos unos a
otros.
Por otro lado, la consecuencia a largo plazo es
que podemos mal acostumbrarnos y, por ende,
enfriarnos o alejarnos. El peligro para los
creyentes es que el diablo es muy astuto. No
vamos a ser atacados de una manera que
identifiquemos fácilmente, sino de una forma
«inocente». Yo, por ejemplo, soy fanático de la
Fórmula 1. Las carreras, casi siempre, son los
domingos por la mañana y me gustaría verlas
en vivo. Pudiera decir: «me quedo en casa,
escucho la prédica por YouTube y veo el
torneo al mismo tiempo». Esto puede parecer
inofensivo pero, poco a poco, puede calar en mi
vida espiritual.

Por ende, en nuestra vida cotidiana vamos a

ver las repercusiones también. Al no estar
conectados constantemente con el Señor,
vamos a estar más débiles. ¿Cómo resistiremos
la tentación o pasaremos las pruebas que
vendrán?

Ella Florece Página | 12

 La Iglesia
Nadie es infalible. Si no se tiene una relación
con los demás creyentes, inevitablemente
vamos a ser más propensos a equivocarnos. Al
experimentar la idea de iglesia como familia,
nuestra vida cristiana se vuelve mucho más
enriquecedora. Encontramos gozo, paz,
tranquilidad, muy distinta a la que pudiéramos
ver entre personas no cristianas. Habrá temas
que se compartirán, que serán de interés mutuo
y ayudarán en el crecimiento espiritual de
ambas partes.
Eliana: Es increíble cómo Dios ha planificado la
iglesia como una comunidad. Sin embargo, como
seres humanos solemos experimentar ciertas
situaciones que no son del todo agradables.
¿Alguna vez te ha tocado lidiar con personas
difíciles? En caso de que no, ¿qué consejos le darías
a alguien que está pasando por eso?
Pienso que depende de lo que consideremos
como «alguien difícil». Por ejemplo, me ha
tocado tratar con chicos (soy maestro de
adolescentes) que tienen una limitación o
condición mental y se me complica conectar.
En esos casos, me toca apoyarme en el grupo de
maestros que somos, porque no es mi fuerte.
Entonces, lo que yo veo es que, para superar
ciertas situaciones, es importante contar con
un equipo para encontrar diversas posibles
soluciones entre los diferentes perfiles.
Ahora, el consejo que le daría a alguien que
pasa una situación con personas difíciles
distinta a la mencionada, es que hagan su
mejor esfuerzo, y que recuerden que, al final, es
Dios quien hace la obra; quien cuida la iglesia
es Cristo, porque es de Él. Los que están a
cargo, son servidores. Hacer nuestro mejor
esfuerzo se refiere a apuntar siempre a las
Escrituras, al amor, a Cristo. Fuera de eso,
sumado a la oración, nos queda descansar en
las manos del Señor. Él es quien convence y
toca los corazones.
«Nadie es
infalible».
Ella Florece
Eliana: Con todo lo que has dicho, pienso que el ser
miembro de una iglesia y participar como familia te
«obliga» a ser vulnerable y humilde. Muchas veces
nos corresponde pedir ayuda y ser tratados, otras
veces nos corresponde ser nosotros quien brinde la
ayuda. ¿Cómo podemos estimular a los demás a que
acudan a nosotros y sentirse seguros en la iglesia?
Algo que a mí me ha funcionado, y recomiendo,
es generar conexiones con las personas. En
ocasiones, la gente suele percibirse como lejana
a otra, ya sea un maestro, un pastor u otro
hermano. Si uno cuenta algo de sí mismo, una
lucha o vivencia personal, las personas te
«humanizan». En mi caso, yo practico eso con
los adolescentes. Les cuento que puedo
entenderlos porque yo también estuve ahí, y me
abro con ellos al comentarles situaciones
«vergonzosas» pero con las que ellos se
identifican. Es como bajar la barrera para crear
cercanía con ellos.
También es bueno que trabajemos en la
entereza para escuchar a los demás. Me ha
pasado que han venido amigos a hablar y me
han contado cosas un poco densas, y hemos
tenido que analizar la situación y determinar si
es algo espiritual o se trata de decisiones que
hay que tomar. Siempre filtrando todo bajo la
Palabra.
Eliana: Puede ser un poco difícil ser vulnerables, no
obstante, es necesario. Yendo un poco más a lo
personal, ¿Qué ha significado para Bruno servir en
la iglesia local?
Página | 13
 La Iglesia

Algo que todavía me sorprende es que hay días que no son tan buenos, o que me siento medio flojo,
cansado; en los que no quisiera preparar la clase del domingo y preferiría ver una carrera de Fórmula 1.
Pero, al abrir la lección que me toca, lo que pasa es que la lección me termina hablando a mí. Termino
revitalizado, animado a través de la Palabra de Dios. Esto ha significado para mí un alimento espiritual
inesperado. Como todos, he tenido días en los que estoy de mal humor o han pasado cosas antes de ir a
la iglesia y, al conversar con los chicos, se va todo. Terminas energizado. En resumen, el servicio ha
significado para mí un alimento que me bendice mucho.

Eliana: ¡Tienes razón! Ya para finalizar, ¿Qué le dirías a todas aquellas personas que te están leyendo?

Les diría dos cosas. La primera, que enfoquen todo su tiempo libre en la meditación de la Palabra. Es algo
que yo mismo estoy haciendo, porque a veces nos enfocamos en otras cosas que consideramos útiles,
pero sería mejor si pudiéramos concentrarnos más en la Palabra. Hay muchos libros buenos de
teología, pero la Biblia es el libro sin igual; está viva, es eficaz, es la Palabra de Dios.

Lo segundo, que por más debilitados que se sientan, por más fracasos que puedan pensar que tienen
durante su caminar cristiano, por más equivocaciones que cometamos que vemos como aberrantes,
¡Sigan yendo a la iglesia! Lo peor que pueden hacer es pensar que Dios no los puede perdonar. Por más
hipócritas que nos podamos sentir, no importa, ¡vayan a la iglesia! Dios te va a cambiar, el Señor va a
seguir trabajando en ti.

Eliana: ¡Gracias por recordarnos eso! … Última pregunta, ¿dónde te podemos encontrar?

En Instagram y en YouTube. En ambos lugares pueden conseguirme como @cristiano_crítico. Si tienen

alguna duda, ¡pueden escribirme!

@cristiano_critico

*Las opiniones de las personas entrevistadas no necesariamente

representan las opiniones del ministerio Ella Florece. Como siempre,
todo debe compararse con la Palabra de Dios, la única autoridad sobre la
verdad.

Ella Florece Página | 14

 La Iglesia

REACCIÓN
Cultural
Por: Karla Yaneli Martínez Díaz

Alondra está en busca de una iglesia local. Ella
sabe que necesita congregarse. Su búsqueda se
ha centrado en iglesias grandes, porque le
parecen la mejor opción pues, según sus
propias palabras, en ese tipo de congregaciones
no hay necesidad de hacer relaciones con la
gente, ya que difícilmente te identifican, y eso
le resulta cómodo.
Diana se congregó durante años en una iglesia
local pequeña; sin embargo, después de ocurrir
una situación lamentable en la que se sintió
lastimada por algunos hermanos en la fe,
decidió irse de la iglesia. Han pasado siete años
desde ese suceso. Ella sabe que necesita
congregarse, pero, a decir verdad, buscar una
iglesia en donde plantarse ha dejado de ser una
prioridad en su vida.
Rosaura es estudiante universitaria. Su vida es
demasiado ajetreada, entre los estudios, el
trabajo y la vida social. Los domingos casi
nunca alcanza a llegar puntual a la iglesia, por
lo general, lo hace al iniciar la predicación.
Apenas termina el servicio, decide marcharse
pues siente que convivir con la iglesia es algo
para lo cual no tiene tiempo en esta temporada
de su vida.
Estas historias son hipotéticas, pero tal vez
puedas sentirte identificada con alguna, o bien,
conozcas a alguien cercano que encuadre con el
relato anterior. Si observas detenidamente cada
una de ellas, no tardarás en darte cuenta que los
protagonistas son creyentes que saben de la
necesidad de congregarse en una iglesia local, y
de hecho lo hacen (con excepción de Diana). Sin
embargo, convergen en un punto: ellos
únicamente ven a la iglesia local como el lugar
para oír la predicación de la Palabra de Dios y
alabar al Señor.
¿Es esta concepción algo malo? En absoluto.
Efectivamente, hablar de la iglesia local es
referirnos al conjunto de personas creyentes que
se reúnen, regularmente, para ser testigos de la
proclamación del Evangelio y adorar a Dios. Sin
embargo, al igual que los protagonistas de esas
historias, en la actualidad, un gran porcentaje
de cristianos hemos olvidado que, además de lo
anterior, la iglesia se trata de la comunidad en la
que necesitamos ser plantados para florecer y
dar el fruto esperado para la gloria de Dios.

Pamela y su esposo asisten de manera regular a

una iglesia local, pero aún no han decidido ser
miembros. Ambos coinciden, en que, en esta
etapa de su matrimonio, prefieren no
comprometerse con la iglesia a través de una
membresía, más aún cuando todavía no están
seguros en lo que están buscando. Por esta
razón, han optado por asistir sólo los domingos
que les resulte posible.

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Ella Florece Página | 15
 La Iglesia
Estoy segura que, en más de una ocasión, has
escuchado que la vida cristiana no fue diseñada
para vivirla de manera aislada, pero ¿te has
preguntado detenidamente cuál es la razón de
esa declaración? Las Escrituras nos muestran
que, de este lado del cielo, la carrera de la fe es
dura (Jn 16:33). Con frecuencia, nos sentimos
desanimados, nos cansamos, nos lastimamos
unos a otros; nos distraemos y perdemos la
brújula; nuestra fe se debilita y nuestro
crecimiento espiritual se detiene. Sin embargo,
la Biblia también nos consuela y nos apunta, de
distintas maneras, a recordar el principio de que
una vida acompañados de otros es más llevadera
(Ecl 4:9).
La necesidad de correr la carrera de la fe en
compañía de otros representa una de las
principales funciones que persigue la iglesia
local: incentivar una vida en comunidad. Pero,
lamentablemente, en la cultura actual del
cristianismo, esa finalidad está siendo
desvalorizada, e incluso, olvidada.
El problema radica en que el individualismo
que rige nuestros días, está permeando el
pensamiento del creyente al hacernos creer que
nuestra fe no necesita vivirse acompañada de
otros. Nos muestra lo incómodo, desafiante y
difícil que resulta abrir el corazón con los
hermanos y nos convence de que cultivar
relaciones profundas con otros creyentes es
costoso y poco valorado. A su vez, también nos
ofrece una perspectiva atractiva (pero falsa) en
la que nuestro bienestar personal o confort
debe ser privilegiado frente a cualquier otra
situación.
Ella Florece
En contraste con lo anterior, la Palabra de Dios
nos muestra que esa visión es errada, y contraria
a lo que Dios quiere para Sus hijos, pues, en
distintas porciones de la Biblia, el Señor nos
exhorta a:
- Amarnos unos a otros (Jn 13:34)
- Ser amables unos con otros (Ef 4:2)
- Sobrellevar las cargas de otros (Ga 6:2)
- Hospedarnos unos a otros (1 P 4:9)
- Perdonarnos unos a otros (Ef 4:32)
Ahora, estas exhortaciones surgen,
principalmente, dentro de un contexto de
iglesia, lo cual significa que representan un
llamado firme para todos aquellos que
compartimos la fe en Cristo, es decir, para la
iglesia universal (entendida como el conjunto de
creyentes en todo el mundo). Sin embargo, no
podemos soslayar que es sólo en la iglesia local
(grupo de creyentes que se reúnen en un punto
geográfico determinado de forma regular para
adorar a Dios), en donde el cumplimiento de
esas ordenanzas puede ser practicado de manera
genuina e intencional.
En efecto, la iglesia local es la comunidad de
creyentes en la que podemos experimentar de
manera real esos mandamientos al cultivar
relaciones con otros congregantes. A través de
estas relaciones es que nos estimulamos unos a
otros en el amor recíproco y todo lo que deriva
de ello.
En Hebreos 10:24-25, Pablo dice: «Consideremos
cómo estimularnos unos a otros al amor y a las
buenas obras, no dejando de congregarnos, como
algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver
que el día se acerca» (énfasis añadido).
A través de esta porción, podemos ver
claramente que es la iglesia local el lugar en
donde somos llamados a crear una verdadera
comunidad en la cual nos esforcemos en
fortalecer una comunión armoniosa con otros
hermanos. De ahí la importancia de
congregarnos de manera constante y
comprometida en una iglesia local.
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 La Iglesia

Esto nos lleva a afirmar que «ir a la iglesia» no es

lo mismo que «ser iglesia», y es aquí donde es
necesario resaltar que la Biblia nos anima a
esto último. No sólo se trata de asistir a la
predicación cada domingo, Dios nos exhorta a «ser
iglesia», lo cual implica plantarnos en una iglesia
local y formar parte de una familia de la fe.
También incluye desarrollar relaciones con otros
creyentes donde nos amemos, sirvamos,
confrontemos, consolemos, animemos, rindamos
cuentas, perdonemos, enseñemos y aprendamos los
unos con los otros.

Sé que podrías pensar que esto se lee lindo,

pero resulta arduo llevarlo a cabo, sobre todo
porque la gente es difícil (aquí debo recordarte
que tú y yo también lo somos, por si acaso lo
olvidamos). Pero es importante destacar que
plantarnos en una iglesia local, de manera
comprometida, y ser intencionales en formar
comunidad con otros hermanos, es un
mandato bíblico cuyo cumplimiento exigirá
esfuerzo, vulnerabilidad, disposición, y algunas
veces también lágrimas de nuestra parte. A
pesar de eso, formar comunidad con los
hermanos de nuestra iglesia local representa
uno de los mayores tesoros del cielo que
podremos hacer de este lado del sol. Nos
permitirá caminar acompañados por esta vida
terrenal, edificándonos unos a otros,
puliéndonos y conformándonos a la semejanza Así que, mi querida amiga, me gustaría
de Cristo a través de esas relaciones. animarte a meditar en estas líneas y preguntarte
si realmente estás siendo intencional en «ser
iglesia». En caso de no ser así, te invito a que
pienses por un momento: ¿Cuál es la motivación

«Ir a la iglesia
de tu corazón para no estar siéndolo? Lleva esto
a los pies de Cristo y, a la luz de Su Palabra,
pídele que traiga una convicción real a tu

no es lo corazón para plantarte en una iglesia local y

asumir tu papel como miembro de una manera
comprometida.

mismo que ser Al final, citando a J. Garrett Kell, en su obra

iglesia».
“Iglesia. ¿Debo asistir?”: «El amor no sólo sucede.
Debe alentarse y cultivarse». Mi amada hermana,
recuerda, ¡no pierdas la oportunidad de hacer
que esto suceda!

Ella Florece Página | 17

 La Iglesia

RECOMENDACIONES
Por: Marian Zeta
del mes
Amada lectora, me hace muy feliz poder compartirte estas recomendaciones en esta nueva edición.
Estoy segura que serán muy útiles para tu crecimiento, pero, antes, quiero animarte a que cada día
procures con diligencia deleitarte en la Palabra de Dios, la única fuente de revelación divina y poder
capaz de guiarnos y sostenernos en nuestro diario caminar.

Como primera recomendación, quiero invitarte a que te tomes un tiempo para meditar juntas,
brevemente, en dos de los muchos pasajes que la Biblia nos habla sobre este tema: Hechos 2:42 y Juan
13:34-35. ¡Por favor, no te pases esta recomendación!

¿Sabes? Me fascina leer la forma en que vivían los creyentes como iglesia en Hechos después de la
maravillosa predicación de Pedro, que resultó en la conversión de 3000 almas. Estos decidieron vivir
como una gran familia; cada día se dedicaban a la enseñanza de los apóstoles, la comunión, el
partimiento del pan y la oración; también se relata acerca del amor y la unidad que existía entre ellos; y
El Señor añadía cada día más creyentes. ¡Es asombrosa la unidad que se percibe! ¡¿No es así?!

A esto se refería Jesús cuando dijo en Juan 13:34-35, «“Un mandamiento nuevo les doy: ‘que se amen los
unos a los otros’; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. En esto
conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros”». ¿Te das cuenta que se
repite mucho la frase «los unos a los otros»? Y no solo aquí, sino que podemos encontrarla en muchas
partes del Nuevo Testamento.

Es un mandato del Señor, que nos debe hacer conscientes de cómo Dios quiere que vivamos como
comunidad santa, reflejando Su unidad y Su amor por nosotras y en nosotras. Como iglesia, estamos
llamadas a vivir en unidad y servirnos las unas a las otras en amor. Esto hace que surja la siguiente
pregunta en la que te invito a meditar con detenimiento: ¿Qué es lo que diferencia la iglesia como
comunidad de otras relaciones o comunidades en el mundo?

La respuesta es: el amor de Cristo.

Lo sé, que la palabra amor sea corta y tenga sólo cuatro letras lo hace parecer sencillo y podemos caer
en el error de simplificarla, pero sabemos que no es fácil. Amar a otras personas que son diferentes a
nosotras, y muchas veces complicadas, es difícil. El pecado hace todo más difícil, sin embargo, como
hijas de Dios debemos anhelar amar lo que Él ama. Amar a otros no nos sale natural, pero por Su gracia
podemos amar a los demás porque Él nos amó primero; y nos amó tanto que entregó a Su Amado Hijo
por nosotras para darnos salvación y vida eterna (1 Jn 4:9-12).

El amor de Cristo reflejado en nosotras dentro de la comunidad de la iglesia local glorifica a Dios
porque refleja la unidad que existe en la Deidad. Esa misma unidad por la que Jesús oró en Juan 17:22-
23: «La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en
ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y
que los amaste tal como me has amado a Mí».

Ella Florece Página | 18

 La Iglesia

Mack Stiles dice: «Cuando estamos unificados Por último, te dejo un enlace de un curso básico
en la iglesia, le mostramos al mundo que Jesús con clases esenciales sobre cómo vivir como una
es el Hijo de Dios. El amor confirma nuestro iglesia. Este recurso se compone de 13 clases que
discipulado. La unidad confirma la deidad de te llevarán a meditar en lo que significa la
Cristo». iglesia como comunidad y cómo debería ser la
comunión amorosa en nuestra iglesia.
Por esa razón, como creyentes necesitamos la
iglesia local. Porque es un mandato del Señor y https://es.9marks.org/category/clases-
porque es en la iglesia en donde podemos esenciales-viviendo-como-una-iglesia/
reflejar el amor de Cristo «los unos a los
otros».
¡Ánimo, hermana! «Consideremos cómo
estimularnos unos a los otros al amor y a las
Finalmente, quiero recomendarte los siguientes
buenas obras, no dejando de congregarnos,
enlaces de recursos que te llevarán a
como algunos tienen por costumbre, sino
profundizar más sobre este tema:
exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver
que el día se acerca» (He 10:24-25).
El primero de ellos es una lista de la frase «los
unos a los otros» que figura en varios versículos
dentro del Nuevo Testamento; la encontrarás,
de forma gratuita, en el paraíso de recursos de
la página web de Alejandra Sura. Aquí te dejo
el enlace:

https://proyectocoramdeo.com/libros-
y-pdfs

El siguiente es un artículo que puedes

encontrar en Coalición por el Evangelio, el
cual explica, de forma sencilla, lo que significa
ser parte de una iglesia local.

https://www.coalicionporelevangelio.org/ar
ticulo/la-iglesia-es-una-comunidad-no-un-
servicio/

Ella Florece Página | 19

 La Iglesia

y respuestas
En esta sección responderemos algunas de las preguntas que llegan a nuestro Instagram
@ellafloreceoficial. Si deseas que respondamos a tu pregunta puedes enviarnos un MD.

¿Por qué dentro de la iglesia nos encontramos a creyentes que

llevan profesando la fe cristiana muchos años, que continúan
lastimando a otras personas?

Gracias por hacer esta pregunta. Sé que
muchas personas tienen la misma interrogante.
Hay varias cosas que debemos tener en cuenta
antes de llegar a una conclusión tajante o
arbitraria. Trataré de ser breve:
Primero, tenemos que ser conscientes de que la
vida cristiana no es una línea recta ni mucho
menos, dejamos de ser humanos, es decir,
pecadores. Esto último, nos advierte que
siempre habrá momentos en los que
recibiremos ofensas (o seremos nosotras las
que, aún sin querer, lastimaremos). En este
caso, se tendría que distinguir si es intencional
o no. No obstante, es una realidad que en la
iglesia local es, quizás, uno de los lugares en
donde observamos la naturaleza del hombre de
manera más «palpable» debido al constante
contacto y las altas expectativas que se suelen
tener.
Segundo, debemos entender que la madurez no
ocurre de inmediato debido a que no depende
del tiempo sino del trabajo del Espíritu Santo
en nuestras vidas y los hábitos que
desarrollemos en las disciplinas espirituales. A
pesar de que las medidas del tiempo son
objetivas, en cuanto a experiencias, no
podemos utilizarlas como parámetro para
establecer metas (2 P 1:4-10).
Tercero, también es necesario admitir (aunque
sea doloroso o rudo), que no todas las personas
que asisten a las iglesias son personas que se han
arrepentido. Existe la posibilidad de que alguien
esté «congregándose» hace más de diez, veinte o
treinta años, y su corazón siga estando muerto.
La regularidad tampoco es garantía de una vida
en santidad. El verdadero cristiano demuestra el
trabajo del Señor en su vida (Mt 7:16).
Tenemos entonces tres opciones para entender
la razón por la que hay personas en nuestras
iglesias que siguen lastimando: son (o somos)
seres humanos que a veces hacen lo que no
desean; todavía están en proceso de
santificación (como todo cristiano); o su
corazón no pertenece a Cristo.
Entiendo que puede llegar a ser confuso el
entender estas situaciones y experiencias que
dejan «qué desear»; pero que el Señor nos ayude
a perdonar, exhortar, edificar, crecer y resistir.
Eliana Marcano
Escritora

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 La Iglesia
Me congrego en una iglesia local, sin embargo, veo distintas
cosas que no me gustan, ¿Qué hacer con ello?
Amada hermana, gracias por extendernos tu
pregunta. Hay muchos detalles que ver aquí,
pero quiero iniciar por animarte a orar
continuamente por tu iglesia local, mucho más
aún en esos momentos donde hay cosas que no
te gustan.
Si pudiera conversar contigo te preguntaría
cuáles son esas cosas que no te gustan porque,
dependiendo de tu respuesta, y luego de un
proceso de oración y búsqueda de consejo, es
que debes tomar una decisión sobre qué hacer
al respecto.
Si las cosas que no te gustan son asuntos
doctrinales y teológicos, te invito a profundizar
en el estudio de las Escrituras y ser intencional
en pedir dirección y sabiduría al Señor sobre
las dudas en tu corazón. No deberías tener
miedo de acercarte a tus líderes y pastores con
las preguntas que tengas. Nuestro buen Dios es
fiel y nos dirige en las decisiones difíciles por
lo que puedes pedirle que estas conversaciones
traigan luz a tu corazón. Si estás en una iglesia
que no se sujeta a las Escrituras, entonces
ciertamente debes buscar un lugar donde
puedas crecer en el conocimiento del Dios de
la Biblia y servirle en una comunidad de
creyentes que persiguen lo mismo.
Ella Florece
Si, por el contrario, estás en una iglesia de sana
doctrina, pero entiendes que hay muchas cosas
que podrían ser mejor, quiero recordarte que
ninguna iglesia es perfecta. Hoy es muy fácil
sentarnos a ver las transmisiones de los servicios
de grandes iglesias alrededor del mundo, y todo
parece perfecto: la música suena impecable, no
hay niños corriendo de un lugar a otro ni
gritando en medio de la predicación, y nunca
ocurren accidentes con las proyecciones de la
letra de las canciones o el sonido. Te sientas en
tu sillón cómodo en casa y ves estas iglesias
anhelando que tu experiencia eclesiástica local
se asemeje, al menos un poco, a lo que imaginas
que viven los hermanos del otro lado de la
pantalla. Amada, debemos tener mucho cuidado
con estas cosas, lo que vemos en las redes es
siempre la mejor cara, de las personas, de las
instituciones y de la iglesia.
O quizás, algunos hermanos te han
decepcionado y eso te hace pensar que no
puedes disfrutar de una vida de comunidad sana
donde puedan animarse mutuamente. Es
importante que recordemos que el ser parte de
una iglesia local, es ser parte de un cuerpo que
está siendo transformado a imagen de Dios, esto
significa que aún no llegamos allí.
Te animo a orar por tu iglesia, servir en tu
iglesia y amar tu iglesia. El Señor te ha puesto
allí. Es mi oración que nuestro Padre te dé
sabiduría para entender mejor qué debes hacer
ante las inquietudes en tu corazón. Dios te
bendiga.
Anabel Vargas E.
Escritora
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 La Iglesia

¿Cómo hablar y/o tratar con un líder cuyo carácter es difícil?

Tenemos que reconocer que nosotros mismos somos personas difíciles. Todas las personas son difíciles
en diversos grados porque todos tenemos pecados contra los que todavía estamos luchando. Así que la
respuesta corta es: debemos tratar al líder como Cristo nos trata a nosotros.

Me acuerdo del pasaje de Filipenses 2:3-8 donde Cristo es exaltado como humilde y obediente hasta el
punto de la muerte. En los versículos 3 y 4 el autor exhorta: «No hagan nada por egoísmo o por
vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante
que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás».

Cristo nos dio el mayor ejemplo de amor y servicio al dar Su vida por nosotros. Así que debemos
acercarnos a otros creyentes con esta actitud de humildad modelada por Cristo. Estamos aquí para
servir y no para ser servidos.

Cuando hables con un líder que sientas que tiene un carácter difícil, recuerda que Jesús murió por este
líder y que ambos necesitan la gracia de Dios diariamente a causa del pecado. Recuerda la bondad y la
humildad que Jesús mostró, como se ve en los Evangelios, y recuerda algunos de los Proverbios que
hablan de usar un habla amable como Proverbios 15:1: «La suave respuesta aparta el furor, pero la
palabra hiriente hace subir la ira».

Pídele ayuda al Señor para seguir Sus pasos. Recuerda que Él te ha dado todo lo que necesitas para la
vida y la piedad (2 P 1:3). Además, considera en oración si lo que estás viendo como «difícil» podría ser
un pecado que deba abordarse y confrontarse. Anda con suficiente cuidado con respecto a aquello y
asegúrate de haber buscado el consejo del Señor. Luego sigue los pasos que Jesús nos mostró en Mateo
18:15-20 sobre cómo exhortar amorosamente a otro creyente. También puedes leer 1 Timoteo 5:19 para
obtener una nota específica sobre cómo exhortar a un líder que se alinea con el pasaje de Mateo 18.

Alejandra Minton
Fundadora y Directora
de Ella Florece

Ella Florece Página | 22

 La Iglesia

¿Qué hacer cuando la iglesia te lastima? ¿Cómo seguir?

Querida amiga, me gustaría agradecerte por abrir tu corazón y hacer esta pregunta. Contestar esta
pregunta no es nada sencillo, porque es amplia, y no conocemos con claridad cuál es el contexto que
rodea esta duda. Sin embargo, en términos generales, trataré de responder.

Comienzo por decirte que, si bien la iglesia local es la comunidad en la que cada creyente necesita ser
plantado para florecer y caminar la carrera de la fe, se encuentra conformada de seres humanos en cuyo
corazón existe pecado. Con gran frecuencia y, sobre todo, en los primeros años como creyentes,
pensamos que nunca saldremos lastimados dentro de la iglesia; pero olvidamos que aun cuando hemos
entregado nuestra vida a Cristo, cada uno está siendo santificado progresivamente a través de la obra
del Espíritu Santo en su vida. Esto significa que todos estamos «rotos» y no estamos exentos de
lastimarnos unos a otros.

Esta realidad es esencial para entender que en la iglesia se encuentra gente imperfecta y necesitada de
ser restaurada por el Señor.

En ese sentido, cuando alguien de la iglesia nos lastima, ya sea algún congregante o algún líder
espiritual, es preciso recordar que la raíz del problema no es la persona en sí misma, sino el pecado que
mora en los corazones de las personas (aún en la vida de los creyentes).

Lo primero que necesitamos analizar es si se trata de un problema de comunicación o si existe la

posibilidad de confrontar a la persona con su pecado. Esto debemos hacerlo de manera personal o en
compañía de otros creyentes maduros en la fe (siguiendo los pasos que dice Mateo 18:15-20 según sea el
caso), o si se trata de una situación compleja, poniendo límites sanos en esa relación interpersonal.

Cualquiera que sea la respuesta, ante una verdadera ofensa somos llamadas a derramar el corazón al
Señor, pidiendo Su sabiduría y ayuda para sanar la herida que se nos ha hecho. Él promete sanar el
corazón quebrantado y vendar nuestras heridas (Sal 147:3).

Luego, conforme a la Palabra de Dios, somos exhortadas a perdonar a quien nos ofende. Puede parecer
simple este mandamiento, pero sé que no lo es. El perdón es el resultado de un proceso genuino al
entender que el pecado es algo con el que todo creyente continúa luchando durante esta vida terrenal.
De esta manera, así como nosotras hemos sido perdonadas a través de Cristo por pura gracia, somos
llamadas a extender esa Gracia hacia nuestro prójimo.

Ella Florece Página | 23

 La Iglesia

¿Qué hacer cuando la iglesia te lastima? ¿Cómo seguir?

¿Por qué se trata de un proceso? Porque, en la mayoría de las ocasiones, el perdón no brota del corazón
de manera pronta ni espontánea. Es natural sentir dolor ante una ofensa, de hecho, es una emoción
legítima, pero, si bien el Señor nos ha provisto de emociones, éstas no pueden gobernar nuestra vida.
Por esta razón es que somos exhortadas a llevar esa emoción a Dios y a trabajar intencionalmente en
nuestro «sentir», para cumplir obedientemente con perdonar a quien nos ofendió. Así es, nuestro dolor
no puede ser excusa para no perdonar, aunque lleve tiempo.

El perdón no siempre lucirá de la misma manera. Habrá ocasiones en que podrá externarse de manera
clara, pero habrá otros momentos en que perdonar será algo que surgirá sólo en nuestro interior, y
tendremos que seguir poniendo los límites que correspondan con la persona que nos ofendió.

Amada hermana, aunque resulte difícil entender, ser lastimadas por alguien de la iglesia no es algo de
lo cual podemos escapar, pero ello no debe convertirse en un motivo para desistir de plantarnos en una
iglesia local, porque ésta es una necesidad de todo creyente. Al final, tenemos que saber que la única
manera de seguir es poner los ojos en Aquel que supera toda expectativa (He 12:2) y comprender que
fuera del Señor nadie está exento de lastimar a otros, incluidas nosotras mismas.

Karla Yaneli Martínez

Escritora y Editora

Ella Florece Página | 24

 La Iglesia

Oración
DEL MES
Por: Dania Blandón

Dios, en este día le damos gracias por Su maravilloso amor y por ser bondadoso con cada una de
nosotras. Estamos agradecidas por todo el amor que Usted nos demuestra de distintas maneras y que, a
la vez, nos permite reflejar ese amor para con los demás.

Hoy, Señor, queremos darle las gracias por esa familia espiritual de la cual nos permite ser parte.
Gracias por la Iglesia, por ese cuerpo al cual pertenecemos y del que gozamos en unidad.

Nuestros corazones están completamente agradecidos por permitirnos conocer a personas que nos
ayudan en nuestro caminar con Cristo, a mantener nuestra fe en Él y que, muchas veces, nos han
acompañado en nuestros momentos más difíciles, al igual que también han celebrado con nosotras
aquellas cosas buenas que son motivo de gozo en nuestras vidas.

Le pedimos, Padre, que nos ayude cada día a fortalecer nuestra relación con nuestros hermanos, que
podamos amarnos incondicionalmente, y perdonarnos, así como usted nos ama y nos perdona. Que
podamos, Señor, ser esa luz que resplandece en todo lugar; que podamos ser un reflejo de Su amor; y
que, por medio de nuestra amorosa convivencia, muchas personas puedan ser edificadas y guiadas al
amor de Dios.

También le pedimos, Señor, que quienes lean esto y no tengan una iglesia local a la que asistir, puedan
encontrar una iglesia con sana doctrina, hermanos fuertes en la fe que los apunten a Cristo, donde
puedan usar sus dones para la edificación de otros.

Todo esto, Padre, se lo pedimos en el nombre de Cristo Jesús, amén.

Dania Blandón
Equipo Oración

Ella Florece Página | 25

 Si no se tiene una relación
con los demás creyentes,
inevitablemente vamos a ser
más propensos a
equivocarnos.

Bruno Ysla
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Fuentes:

La Biblia
https://www.gotquestions.org/Espanol/pedro-en-la-biblia.html
https://www.youtube.com/watch?v=rB3pD6raBSE&ab_channel=ItielArroyo

Colaboradoras
Edición General: Diana Ríos

Diseño: Berenice Souza

Escritoras del mes: Alejandra Minton, Anabel Vargas, Andrea Moreno,

Dania Blandón, Diana Ríos, Eliana Marcano, Karla Martínez, Marian
Zeta.

Ministerio Ella Florece

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