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OBJETIVOS Y METODOLOGÍAS 3

DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS 3

ALOIS MIEDL 4

COMISIÓN ESPECIAL DE LINZ 5

POSGUERRA Y DEVOLUCIÓN DE LAS OBRAS 6

CONCLUSIÓN 8

APÉNDICE DE FOTOGRAFÍAS 9

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA 10

2
OBJETIVOS Y METODOLOGÍAS
La Segunda Guerra Mundial es considerada como uno de los periodos de mayor expolio de
patrimonio artístico de la historia, debido a la extensa expropiación y robo de bienes judíos
por parte del régimen nazi. El expolio nazi tuvo un impacto catastrófico en la cultura y la
historia europea, ya que gran cantidad del patrimonio robado no se llegó a recuperar. Hoy por
hoy, continúan habiendo organizaciones centradas en la recuperación y la restitución de
dichos patrimonio.
Con este trabajo pretendo exponer cómo el Tercer Reich logró hacerse con una de las
mayores colecciones de arte nunca vistas, y explicar los complejos procesos de repatriación
que se llevaron a cabo tras el conflicto para devolver dicho arte a sus países de origen.
Para ello, me he basado principalmente en el libro El expolio nazi, escrito en 2020 por el
catedrático en historia social, Miguel Martorell Linares. Martorell adentra al lector en el
complejo y extenso caso del expolio nazi, utilizando como hilo conductor a la figura del
comerciante de arte Alois Miedl.

DESARROLLO DE LOS CONTENIDOS


La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto que abarcó desde 1939 hasta 1945, originada
por el Partido Nazi alemán y donde participaron la mayor parte de potencias mundiales.
Durante ese periodo, la Alemania nazi, o también denominada como Tercer Reich, estuvo
dirigida por Adolf Hitler, el cual instauró una dictadura fundamentada en el antisemitismo. La
contienda bélica afectó no solo a nivel humano, político o cultural, sino que también tuvo un
importante impacto artístico.
Debido al fuerte sentimiento antisemitista nazi, miles de posesiones fueron requisadas o
mejor dicho expropiadas a la población judía y gitana, entre las que se encontraban
cuantiosas obras de arte. En relación a dicho expolio de bienes judios, cabe mencionar los
ataques de las denominadas “Noches de los cristales rotos” o “Kristallnacht”, los cuales
acontecieron durante las noches del 9 y el 10 de noviembre de 1938.1 Durante ambas noches,
la SA se encargó de incendiar más de un millar de sinagogas, como el interior de la Sinagoga

1
MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona, 2020, pág.
70.

3
de Essen considerada “una de las mejores en Alemania”2 ; destruir todo tipo de comercios,
hospitales o colegios semitas y saquear gran parte del patrimonio judío.
Ese mismo año, el 3 de diciembre de 1938, el gobierno aleman publicó un nuevo decreto
referido a la raza judía donde “el Estado podría apropiarse de todas sus empresas, inmuebles
y activos financieros, y reasignarlos a quienes no fueran judíos”.3 Este decreto originó lo que
se conocería como la Arianización forzosa, es decir, una expulsión forzada de los judíos de la
vida económica en Alemania y la obligación de ceder sus bienes al Estado. En el caso de que
los nazis no les expropiaran sus bienes a la fuerza, los judíos se veían obligados a malvender
sus pertenencias a comerciantes o marchantes de arte para poder garantizarse una salida del
país.
Conforme avanzó la conquista nazi sobre las potencias vecinas, continuaron requisando el
patrimonio artístico de los paises ocupados, en especial a la poblacion judía, sin hacer ningun
tipo de diferenciación social, ya fuese a familias menos pudientes que a grandes terratenientes
de las ciudades.
Coetáneamente, el régimen instauró a partir de 1937 un rechazo generalizado hacia las
diferentes representaciones vanguardistas, como el surrealismo, el expresionismo, el
cubismo, el impresionismo…; que pasaron a ser denominadas como “Arte degenerado”.
Dichas representaciones artísticas fueron consideradas “frutos podridos de mentes enfermas y
degeneradas” 4, por lo que miles de cuadros de artistas vanguardistas como Paul Klee o Max
Ernst fueron destruidos o extraídos del país.
Por todo ello, conforme el resto de Europa se iba debilitando debido a la expansión nazi, el
Tercer Reich iba aumentando su colección de pinturas, esculturas, joyas, y cualquier objeto
con valor histórico y cultural.

ALOIS MIEDL

Uno de los personajes más relevantes en relación al expolio artístico nazi fue el marchante
aleman de arte Alois Miedl. Miedl nació el 3 de marzo de 1903 en la ciudad de Munich,
donde estudió posteriormente estudios bancarios y acabó trabajando como banquero. Durante
2
MARTIN, G., Kristallnacht: Prelude to Destruction, Harper Collins Publishers, Gran
Bretaña, 2006, p. 31.
3
MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona, 2020, p. 72.
4
PIÑEL LÓPEZ, R., “Consecuencias de la II Guerra Mundial para el arte alemán”, Revista
de Filología Románica, Vol. 33, 2016, pp. 227 - 237, espec. p. 230.

4
el ascenso del nazismo y debido a que contrajo matrimonio con una mujer judía, en 1932 se
mudaría con ella a Amsterdam, donde fundaría su propia sociedad de importación y
exportación llamada “Veland Import & Export”.5
Fue tras su llegada a la localidad neerlandesa cuando comenzó a interesarse por el mundo del
arte, concretamente en comerciar y negociar con él. Miedl acabó convirtiéndose en el
principal asesor financiero y artístico en Holanda de Hermann Göring, mariscal del Reich.
Durante la guerra, Alois conseguiría comprar a un bajo precio valiosas obras de arte a
aquellas familias neerlandesas de origen judío que deseaban huir o necesitaban urgentemente
el dinero. Consiguió poseer una extensa colección de arte, llegando incluso a comprar en
1940 la galería neerlandesa Goudstikker, cuyo patrimonio quedó dividido entre Göring y él.

Algunas de las piezas que adquirió durante su estancia en Holanda fueron: San Pedro
arrepentido del pintor italiano Guido Reni; Magdalena penitente de van Dyck; o Cristo y la
adúltera de Vermeer, la cual vendió a Göring y acabó siendo una falsificación realizada por el
pintor Han van Meegeren.

Mientras la guerra duró, Miedl gozó de la protección de Göring y todo parecía irle bien; sin
embargo, con la caida del régimen nazi, Miedl comenzó a perder sus acciones y empresas, y
debido a la decadencia del mariscal Göring, terminó exiliándose en España.
Miedl no llegó con las manos vacías al territorio español, ya que llevó consigo cajas llenas de
unos 200 cuadros que pudo introducir en el país gracias a la llamada Valija diplomática. La
Valija se basaba en la garantía de confidencialidad sobre un cargamento transportado y fue un
recurso habitual durante la guerra para encubrir las obras que salían desde Alemania al resto
de países.
Tras el conflicto, los diferentes países afectados comenzaron a establecer comisiones
dedicadas a la recuperación de su patrimonio artístico, y la colección artística de Miedl fue
reclamada por los distintos gobiernos europeos, en especial por el gobierno holandés.

COMISIÓN ESPECIAL DE LINZ

La comisión especial de Linz fue una comitiva estatal creada por el Führer el 21 de junio de
1939 destinada a la recaudación de obras de arte, que contaba con un presupuesto ilimitado.

5
MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona, 2020, p. 20.

5
Dicha comisión estaba gestionada por expertos de arte, historiadores y académicos, como
Hans Posse o Gottfried Reimer, y se encargaba de obtener obras de arte a través del expolio o
la compra.
Miguel Martorell comenta que “nunca una guerra movilizó a tantos especialistas en el mundo
del arte”. 6
Hitler siempre había tenido una notable afición por las artes, ya que cuando era joven, su
sueño era llegar a convertirse en un gran artista, aunque no lo consiguiera. Por ello, creó esta
comisión para hacerse con la mayor colección de arte en todo Alemania, superando la extensa
colección que ya poseía el mariscal Hermann Göring.
La comisión, durante sus seis años de expropiación y compra artística, consiguió un total de
“6.755 óleos, 230 acuarelas, 1.039 grabados, 95 tapices, 68 esculturas y 43 contenedores con
pequeñas obras”.7 El proyecto inicial era crear el Museo del Führer para exponer la extensa
colección artística, aunque nunca se llegara a realizar. A muchos comerciantes de arte se les
ofrecía un pago por localizar obras en las que la comisión estuviera interesada o directamente
dichos comerciantes vendían a la comitiva obras que habían adquirido previamente.

Un ejemplo de las obras adquiridas por la comisión fue el Altar de Santa María [Imagen 1],
realizado por Veit Stoss en el siglo XV y ubicado antes de la guerra en la Basílica de Santa
María en Cracovia. Al comienzo de la guerra, el retablo fue desmontado y ocultado por los
polacos; sin embargo, una unidad nazi consiguió localizarlo, lo mandó a Nuremberg y pasó a
ser propiedad de la comisión durante años. Una vez terminada la guerra, en 1946 el altar fue
devuelto a Cracovia donde tuvo que ser restaurado [Imagen 2].8

Tras la guerra, la comisión se disolvió y el patrimonio artístico que se logró localizar retorno
a su país de origen.

6
MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona, 2020, p.
241
7
MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona, 2020, p.
110.
8
https://mariacki.com/en/st-marys-basilica/wartime-losses/ (fecha de consulta: 12 - 05 - 2023)

6
POSGUERRA Y DEVOLUCIÓN DE LAS OBRAS
La guerra finalizó el 2 de septiembre de 1945. Previamente, el 1 de enero de 1942, veintiséis
países aliados y en el exilio habían establecido la llamada Declaración de las Naciones
Unidas. Gracias a ella, se establecía un nuevo orden económico y político tras la contienda
nazi, a través de acuerdos y compromisos entre las diferentes potencias.

Asimismo, los diferentes países afectados por el expolio nazi comenzarón a reclamar el
regreso de sus obras de arte. Gobiernos, como el británico y el norte americano, fundaron
comisiones dedicadas a la recuperación de dicho patrimonio. Ya en 1943, el gobierno
norteamericano, dirigido por Roosevelt, erigió la Comisión estadounidense para la
protección y salvamento de monumentos artísticos e históricos de Europa o también
denominada Comisión Roberts. Esta importante comisión terminó siendo formado por unas
345 personas de diferentes paises, además de políticos y personal de museos y universidades
americanas, centrados en la búsqueda del patrimonio robado a judíos, museos e instituciones
religiosas. Más adelante, los norteamericanos continuaron estableciendo nuevas unidades
dedicadas a la recuperación del expolio nazi, como la Unidad de Investigación sobre el arte
expoliado; o la Unidad de monumentos, bellas artes y archivos (MFAA), cuyos miembros
eran los conocidos como “Monuments Men”.9
Pero no fueron los únicos, ya que el gobierno británico en 1944 fundó el Comité británico
para la preservación y restitución de las obras de arte, archivos y otros materiales en manos
del enemigo.
A estas dos grandes potencias se les fueron sumando el resto de países europeos, que
comenzaron a fundar sus propias unidades y a contratar a historiadores, directores de museos
y académicos para dirigirlas.

No obstante, la devolución de las obras de arte a sus propietarios legítimos no resulta tan
sencilla. Si una obra había sido robada y confiscada de forma ilegal por los nazis, debía ser
devuelta a su poseedor original. Sin embargo, en muchos casos los objetos robados han
pasado por múltiples propietarios y colecciones, lo que hace que sea aún más difícil
establecer el derecho a la restitución.

9
MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona, 2020, pp.
240 y 241.

7
Además, no todos los cuadros fueron expropiados por los nazis a la fuerza, ya que muchos
judíos vendían sus posesiones de forma voluntaria a los comerciantes, por lo que los no
tenían despues el derecho a reclamarlo.
Un ejemplo de este dilema está relacionado con Alois Miedl, el cual compró de forma legal la
galería Goudstikker durante plena guerra a Dési von Halban, viuda de Jacques Goudstikker.
Una vez terminó el conflicto, el gobierno neerlandés quisó recuperar las “1.300 obras de arte
de la colección Goudstikker”10 que poseía Miedl y Göring, y declaró que aunque no hubiera
sido una adquisición forzada, era un claro ejemplo de expolio. Entre 1946 y 1952, Dési trató
de hacerse con la amplia colección de la galería, pero finalmente su objetivo quedó frustrado.

Actualmente, los descendientes de la familia Goudstikker continúan en la búsqueda de esa


gran colección de arte que poseían sus antepasados que poco a poco está siendo devuelta a la
familia, aunque muchas obras continúan extraviadas.
Es el ejemplo de la obra Landscape with cottage and figures [Imagen 3] realizada por el
pintor Pieter Molijn, la cual fue devuelta en 2011 por el Museo Getty, California, a Marei von
Saher, hija de Goudstikker.11

Otra obra que perteneció a la colección Goudstikker fue The Borromeo Madonna [Imagen 4],
una escultura de terracota atribuida a Donatello realizada sobre 1450. Tras la Guerra se perdió
el rastro de la obra y no se supo nada de la pieza hasta 1989, cuando fue subastada.
Actualmente se encuentra ubicada en el Kimbell Art Museum, en Texas.12

En definitiva, a día de hoy hay personas que siguen reclamando cuadros que fueron
propiedad de sus padres o abuelos, y que tras la guerra se perdieron o fueron comprados por
grandes museos que no están dispuestos a perderlos.

10
MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona, 2020, p.
369.
11
https://www.elmundo.es/elmundo/2011/03/29/cultura/1301425382.html (fecha de consulta: 12 - 05 -
2023)
12

https://www.sothebys.com/en/auctions/ecatalogue/2006/important-old-master-paintings-n08162/lot.74.
html (fecha de consulta: 12 - 05 - 2023)

8
CONCLUSIÓN
La destrucción y el expolio del patrimonio artístico e histórico durante la Segunda Guerra
Mundial fue una de las mayores desgracias y pérdidas del mundo del arte. Las obras de arte
durante la contienda fueron utilizadas para realizar intercambios económicos o como imagen
de poder, ya que los cargos más elevados del régimen eran los que podían acceder a una
mayor cantidad de arte. Durante ese periodo, quedó en el olvido el importante valor artístico
y cultural de las obras, para pasar a ser un objeto con beneficios monetarios.

El expolio nazi tuvo un gran impacto en el patrimonio cultural y artístico europeo; y a día de
hoy, una gran cantidad de las obras expropiadas durante esos años continuan estando en
paradero desconocido o en colecciones privadas. Parece inimaginable, que hoy por hoy
siguen apareciendo obras que se perdieron hace 78 años o que aún se continúen buscando los
miles de cuadros perdidos durante el expolio.

Para los descendientes de aquellas personas que sufrieron el expolio, cada vez resulta más
complicado recuperar lo que les fue robado a sus familias, debido a que quizás fueron
perdidas y no conocen información alguna sobre su paradero, se encuentran en museos
estatales o ocultas en colecciones privadas.

Toda esta pérdida de arte, en la actualidad ha contribuido a la concienciación de los países


sobre la importancia de asegurar el patrimonio artístico e histórico como parte de nuestro
legado colectivo.

Miguel Martorell Linares autor de El expolio nazi (2020)


Número de palabras: 2353

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APÉNDICE DE FOTOGRAFÍAS

10
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
- MARTIN, G., Kristallnacht: Prelude to Destruction, Harper Collins Publishers, Gran
Bretaña, 2006.
- MARTORELL, M., El expolio nazi, 1ª ed.: Galaxia Gutemberg S.L., Barcelona 2020
- PIÑEL LÓPEZ, R., “Consecuencias de la II Guerra Mundial para el arte alemán”,
Revista de Filología Románica, Vol. 33, 2016, pp. 227 - 237

- https://mariacki.com/en/st-marys-basilica/wartime-losses/
- https://www.europapress.es/comunicados/noticia-comunicado-goudstikker-final-hech
o-justicia-20060207112338.html
- https://www.elmundo.es/elmundo/2011/03/29/cultura/1301425382.html
- https://www.sothebys.com/en/auctions/ecatalogue/2006/important-old-master-paintin
gs-n08162/lot.74.html

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