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Y
en términos históricos fallido, pues la ma-
yoría de aquellos colectivos se disolvieron
Dosier: ¿presentación o derivaron hacia trabajos comerciales, em-
o re-presentación? presas educativas o incluso acabaron abra-
zando al enemigo, es decir, a la televisión.
Voy a intentar plantear brevemente las lí-
neas clave de aquel discurso en una prime-
ra parte de mi artículo, para a continuación
apuntar algunas claves interpretativas hacia
el futuro.
do. Los más conservadores optaron por dividuos gritaban sordamente por ser reco-
negar la artisticidad del cine. Los más lúci- nocidos como tales.
dos (Valle-Inclán, Brecht, Artaud) optaron El anverso de este teatro fue el de los so-
por aprender del cine y competir con sus los corporales, verbales o musicales en los
mismas armas. que un individuo se enfrentaba a la totali-
Viendo las películas de los años veinte, y dad renunciando a la construcción de gran-
concretamente aquellas en las que participó des imágenes y priorizando la manufactura
Artaud como actor, y sobre todo como de imágenes domésticas.
guionista (La coquille et le clergyman), se Entre uno y otro extremo se situaron las
entiende por qué a Artaud no le satisfacía propuestas de quienes optaron por una es-
el cine. El cine experimental de la época cena de la complejidad. La misma relación
jugaba sobre todo con la imagen, con el que se estableció a principios de siglo entre
fantasma: fundidos, sobreimpresiones, efec- teatro y cine se establecía ahora entre teatro
tos mágicos derivados de la transparencia y televisión, dando lugar a un teatro supues-
del celuloide, que proyectaba imágenes gri- tamente postelevisivo, que jugaba con la
ses, evanescentes, sobre una pantalla casi acumulación, con la perplejidad, con la su-
inmaterial. Artaud necesitaba la fisicidad, perposición de niveles discursivos, con la
la carne, el color de la sangre y de la tierra. mezcla de procedimientos formales, en oca-
Y esto es lo que pedía: completar físicamen- siones con el multiculturalismo y también
te una construcción visual por entonces en muchos casos con la pérdida de la reali-
incompleta. Y al hacerlo, llegar al máximo dad en el juego de capas y capas de aparien-
de coherencia: el cine, procedimiento indus- cia visual.
trial, repite; el teatro, resto privilegiado de Dramaturgias de la imagen fue escrito en
una artesanía del pasado, sólo tiene sentido 1992, desde la experiencia de una posmo-
siendo único. dernidad muy mal recibida en España, don-
De la insatisfacción permanente de Ar- de fue identificada la crítica de la posmo-
taud arrancó una línea que rompía tanto dernidad con aquello que se criticaba y
con la imagen como con la dramaturgia donde la experiencia problemática pero op-
gestual y apostaba por un teatro de la vi- timista de la transición política se superpu-
vencia. De él aprendieron quienes después so a la recepción precipitada de una heren-
de la segunda guerra mundial elaboraron cia que abocaba estéticamente a la desespe-
una nueva teatralidad, contemporánea ya ranza.
del cine sonoro y en color (que despliega por Pero desde 1992 han ocurrido muchas
tanto todo su potencial comunicativo) y de cosas. La perspectiva es diferente. Y ello
la televisión. obliga a una revisión. O bien, a un discurso
El teatro corporal es un teatro antiespec- paralelo.
tacular, pero al mismo tiempo eminente-
mente sensible, basado en la imagen, en la
presencia, en la comunicación directa con La época de la imagen digital
el espectador, a veces, incluso en su parti- y la realidad virtual
cipación. Coincide con épocas de rebeldía
en los contextos de la guerra fría. El cine fue inventado como un medio de
El avance del posmodernismo frena esas reproducción de la realidad. Lo que fasci-
tendencias rupturistas y da lugar a un nue- naba del cine era la posibilidad del medio
vo teatro de imágenes. Pero este teatro de de producir realidad. Y el mito fundacional
imágenes ya no es un teatro visual, sino un del cine, como recordaba André Bazin en
teatro de la imagen corporal. El espectador los años cincuenta, era el del realismo inte-
se enfrentaba a una serie de cuadros de gran gral. Este mito es el que Román Gubern
potencia visual desde cuyo interior los in- estudió en su libro Del bisonte a la realidad
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virtual, donde situaba el cine como una tro de imágenes y con el cine de fantasmas,
etapa en un largo proceso de reproducción el mito de la realidad virtual que puede
y/o mimetización de la realidad que habría existir sin intervención de la percepción
arrancado con las primeras pinturas figu- corporal y puede afectar directamente al
rativas y habría conducido a las tentativas cerebro, recupera de nuevo la cuestión del
de recreación por medio de la realidad vir- cuerpo como límite y como reto. Se trata de
tual. pensar sobre la obsolescencia del cuerpo,
Sin embargo, los desarrollos de la imagen pero se trata de pensar igualmente sobre la
digital y la generación virtual de realidad posibilidad de concebir un cuerpo natu-
no tienen como objetivo la reproducción de ral.
la realidad, sino más bien la construcción Desde el punto de vista técnico, la tecno-
de realidades alternativas: la proyección de logía digital anula en gran parte las dife-
modelos virtuales, la corrección de la ima- rencias ente lo visual, lo verbal y lo acústi-
gen registrada, la producción de fantasías co, la fácil transformación de uno en otro;
de diversa índole. Y esto constituye un cam- y por tanto, conduce a un replanteamiento
bio importante de perspectiva. Aunque el de los discursos sobre la alternancia entre
cine fuera utilizado ya desde los inicios el modelo visual y el modelo acústico plan-
(Méliès) para producir efectos mágicos, su teada en los años sesenta. Ya no se trata de
efectividad social siempre ha ido unida a la una reflexión sobre las interdisciplinas o las
creencia en la fidelidad del registro y a la transdisciplinas, sino un campo de investi-
construcción de realidades verosímiles. En gación que afecta a los modos de compren-
paralelo, la realidad virtual, aunque puede der la experiencia, la relación, la historia y
producir reconstrucciones exactas de espa- el conocimiento.
cios y acontecimientos reales, su objetivo Desde el punto de vista receptivo, las tec-
primero es la construcción de lo invisible, nologías digitales enfatizan la recepción
de lo no registrable, de lo imaginado o de individual, en un último paso hacia el ais-
lo fantástico. lamiento comunicativo, hacia una especie
Si el siglo xx fue el siglo del cine, y ello de onanismo espectacular. Y, sin embargo,
explica una parte de las derivas de la crea- al mismo tiempo, permite la simultaneidad
ción escénica durante los cien años pasados, receptiva y la constitución de comunidades
el siglo xxi, o al menos estos primeros virtuales. La falsa interactividad de las ar-
años, es el de la imagen digital. Y ello nos quitecturas binarias se hace efectiva en con-
debería llevar a contemplar desde ahí las textos en que los artistas renuncian a la
nuevas derivas de la creación escénica en el soberbia y proponen juegos inteligentes que
tiempo que vivimos. enriquecen la experiencia o la conviven-
La proposición de la imagen virtual como cia.
generadora de realidades inexistentes pone
en primer término la relación entre realidad Realidad y ficción:
y ficción, en sus muy diferentes formatos. tensiones y alternancias
Y ello porque los desarrollos tecnológicos
nos han hecho conscientes de que, a pesar Joaquim Jordà, uno de los grandes cineas-
de haber logrado o estar en condiciones de tas españoles, sólo póstumamente recono-
lograr una máxima eficacia en la construc- cido pero aún casi clandestino, abordó
ción de realidades paralelas, la confusión como muy pocos el complejo entramado de
entre la realidad virtual y la realidad histó- relaciones entre estas dos categorías, utili-
rica está fuera de lugar y es nuestra respon- zando para ello de forma sorprendente la
sabilidad individual y colectiva trabajar en superposición del medio teatral y cinema-
el discernimiento crítico entre ambas. tográfico.
Como ya ocurriera en relación con el tea- Es sabido que Jordà recurrió al teatro en
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Númax presenta para poner en escena Podríamos hablar largas horas sobre el
aquellos fragmentos de realidad cuyo regis- cine de Jordà. Pero sólo quería traerlo aquí
tro le estaba vedado: las conversaciones de como ejemplo de una de las múltiples for-
los capitalistas, situadas en el escenario del mas de abordar y poner de relieve en los
antiguo Lliure y en diálogo con artistas de inicios del siglo xxi la actualidad de la re-
teatro-circo. Desde entonces, la utilización flexión sobre realidad y ficción.
del teatro ha sido constante en sus películas Esta relación ya no se plantea en términos
en gran parte como mecanismo de cuestio- barrocos, como ocurría en la época posmo-
namiento de la realidad aparente, herencia derna, en que la complejidad era entendida
por tanto del brechtianismo bien enten- como misterio, y la superposición de niveles
dido. de realidad y representación conducía al
En Mones com la Becky y en De nens, la abismo.
relación entre reconstrucción de la realidad, Incluso en ejercicios barrocos recientes,
registro de la realidad, construcción ficcio- como en la pieza Eraritjaritjaka de Heiner
nal del pasado y del presente constituye uno Goebbels el dispositivo barroco no domina
de los núcleos compositivos fundamentales. ni anula la pieza. Si en las piezas de John
La teatralidad de las escenas del juicio en Jesurun o el Wooster Group a principios de
De nens pone de relieve la ingenuidad de los noventa los dispositivos audiovisuales
quienes actúan conscientemente convenci- se convertían en protagonistas dramáticos,
dos de que en su actuación hay una verdad: algo muy distinto ocurre en la pieza de
el teatro de la realidad contrasta fuertemen- Goebbels. La relación entre directo, circui-
te con la sinceridad del teatro. Mientras que to cerrado y filmación previa no adquiere
en Mones com la Becky, teatro y cine inte- protagonismo dramático, sino que funciona
ractúan de forma más compleja. La recons- más bien como decorado. En cambio, el
trucción de la realidad pasada se realiza discurso basado en los textos de Canetti
mediante testimonios reales, testimonios permanece siempre visible. Al final, es pues-
preparados, testimonios dramatizados, to al descubierto y mostrado como un juego
fragmentos documentales y dramatizacio- que cualquiera puede practicar en su casa
nes descubiertas como tales. Y de todo ello si tiene ganas y medios económicos para
resulta una lectura que contiene en sí misma hacerlo.
la denuncia de su propia ficcionalidad, lo El desarrollo de las tecnologías digitales
cual no la priva de la verdad efectiva a la y la facilidad creciente para manufacturar
que apunta. El registro de la realidad reve- dispositivos de generación de imagen hasta
la constantemente la imposibilidad de re- hace poco sólo reservados a las productoras
nunciar a la actuación y a la ficcionalidad mediáticas ha permitido en los últimos años
espontánea. Y por ello anima a concebir la una penetración más rica de los discursos
realidad presente como una ficción volun- de la imagen electrónica en las representa-
taria y a utilizar la ficción para producir ciones escénicas de la realidad. El hecho de
una relación verdadera. En este último as- que cualquiera pueda producir con su cá-
pecto, esta práctica de lo real propuesta por mara y su ordenador imágenes, montajes y
Jordá revela la potencialidad del proceso manipulaciones similares a las que ofrecen
teatral como objeto relacional efectivo. Por las pantallas de televisión y cine contribuye
otra parte, el registro de la realidad docu- a eliminar cualquier veneración a falsos
mental en las secuencias de la operación a misterios tanto como a contemplar con hu-
cráneo abierto muestra ese otro límite in- mor y distancia la manipulación misma,
evitable, que está más allá de todos los jue- siendo entonces posible fijar con relativa
gos narrativos, que pone en primer término claridad los límites del procedimiento y de
la subjetividad como contingente y que aquello que de efectivo se muestra.
acentúa por ello la urgencia del discurso. Eso sí, no todo el mundo es capaz de lo-
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calizar aquello sobre lo que es bueno hablar en el cerebro prescindiendo de los senti-
en un momento dado, no todo el mundo se dos:
arriesga y compromete con la misma radi-
calidad en ciertas vivencias y procesos co- La tecnología será capaz algún día de
lectivos y no todo el mundo es capaz de construir feelies, es decir, películas que per-
mitan poner en juego todos los sentidos. Y
editar como lo hacía Jordà.
ello será posible cuando hayamos descifra-
En un mundo marcado por la tele-reali-
do los códigos utilizados por los órganos
dad y la posibilidad constante de auto-re-
del olfato, el gusto y el tacto. Una vez po-
presentación, la construcción de la realidad damos generar señales nerviosas lo sufi-
en cambio resulta cada vez algo más lejano cientemente reales para que el cerebro no
de la capacidad subjetiva individual. La ten- note la diferencia entre ellas y las que se
sión que se ha producido en las últimas dé- mandarían los órganos de percepción, me-
cadas hacia lo real, ha seguido básicamen- jorar la precisión de esta técnica será irre-
te dos estrategias: a) la renuncia a la ficción levante».1
mediante la aproximación a lo real: el do-
cumentalismo y la construcción de ficciones En su adelanto de lo que la tecnología
reales; b) la renuncia a la representación hará posible, Deutsch no olvida el cuerpo,
mediante la búsqueda de lo real: la acción, prescinde de él, actualizando el dualismo
la disolución de los límites entre arte y vi- antropológico propuesto por Descartes a
da. La primera estrategia ha producido la principios del siglo xvii. El filósofo francés
recuperación de distintas formas de tea- había imaginado, como recuerda Deutsch,
tro documental y ensayístico. La segunda un «demonio» manipulador de los sentidos
ha producido la recuperación de diferentes «que, en esencia, no era otra cosa que un
formas de activismo y prácticas relacio- generador de realidad virtual [...] en el que
nales. una mente sobrenatural ocupaba el lugar
del ordenador».2
Es posible que tal momento llegue. Estas
El cuerpo como límite y como espacio ideas, en cualquier caso, entran claramente
en confl icto con los descubrimientos y las
Resulta interesante la preocupación de mu- experimentaciones de la cibernética y de la
chos cineastas contemporáneos por intro- nueva biología, que parecen confi rmar la
ducir la corporalidad en sus discursos vi- tesis según la cual toda la actividad organi-
suales. En ocasiones, mediante la exposi- zadora del ser vivo es una actividad mental
ción del cuerpo del propio autor (el caso y que tal actividad puede incluso existir
extremo de Jordá), en otras mediante la sig- cuando no existe cerebro, ya que cualquier
nificación del cuerpo del autor a través del organismo vivo constituye en sí una red
movimiento de la cámara y su relación con psicosomática.
lo que registra o lo que construye. El proyecto de realidad virtual tendría su
El cuerpo era aquello que el cine no podía límite, pues, no en lo lógicamente posible,
contener y que dio lugar a la defi nición del sino en el cuerpo del usuario en cuanto or-
teatro de imágenes físicas en Artaud. El ganismo vivo. La reducción de ese cuerpo
cuerpo es lo que le sobra al discurso de la a cerebro no sustituiría simplemente los es-
realidad virtual y que el teatro una vez más tímulos naturales por los artificiales, sino
reivindica como ineliminable y propio. que afectaría a los procesos mentales y, por
En sus reflexiones sobre la realidad vir- tanto, al concepto mismo de vida tal como
tual, David Deutsch parece entusiasmado lo entendemos. De ser posible el sueño tec-
ante la posibilidad de un desarrollo tecno- nológico formulado por Deutsch, los usua-
lógico de los generadores de realidad virtual rios abandonarían la vida tal como la co-
tal que permita la generación de sensaciones nocemos y entrarían en otra dimensión de
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la existencia, ajena tanto a la realidad como Pero como ya ocurriera con el cine, el
a la vida. diálogo cuerpo e imagen no sólo se plantea
Los desarrollos de la ingeniería genética en términos de resistencia (expresionismo,
y biológica apuntan en la misma dirección. teatros de la crueldad, arte corporal), sino
¿Ese cuerpo sigue siendo identificable con también en términos de colaboración.
el de un sujeto individual? ¿O empieza a ser Numerosos artistas han recurrido al ví-
el escenario de una acumulación de decisio- deo como medio para prolongar sus bús-
nes que prescinden de la subjetividad? quedas en el ámbito de la acción. Propues-
Mantener la subjetividad en el horizonte tas como las de Bill Viola o Abbas Kiaros-
de la obsolescencia del cuerpo fue el pro- tami muestran las posibilidades de desarro-
yecto defi nido hace años por Stelarc. Y, sin llo de nuevas formas de interacción entre la
embargo, qué fuerte impresión la del cuerpo acción corporal, la teatralidad y la exhibi-
de Stelarc en sus piezas posthumanas. Aun- ción visual en el contexto museístico. Com-
que los planteamientos de Marcel·lí sean parando las vídeo acciones de los artistas
distintos a los de Stelarc, qué fuerte impre- corporales de los setenta (Acconci, Abra-
sión también la de su cuerpo, qué fuerte el movic, Mendieta) con las vídeo acciones de
contraste entre el cuerpo y el dispositivo tec- artistas actuales, resulta fácil constatar que
nológico, al que el primero siempre supera se ha producido un cambio profundo en la
en efectividad expresiva y comunicativa. consideración del objeto y del medio. En las
No se trata de luchar desde la expresión vídeo instalaciones, por ejemplo, de la ar-
corporal contra la tecnología de la realidad tista sudafricana Bernie Searle el cuerpo del
virtual o de las ingenierías genéticas y bio- artista se hace presente de una manera mu-
lógicas. Pero sí se trata de escenificar un cho más efectiva que en la acción misma: el
confl icto, una nueva versión de ese diálogo vídeo elimina el componente ritual que po-
de encuentros y resistencias entre cuerpo e dría contaminar la contemplación de la ac-
imagen que a lo largo del siglo xx dio lugar ción en directo y potencia la significación
a variadas reacciones y a principios del xxi del cuerpo y de la acción misma.
se actualiza mediante esta especie de ame- En el ámbito de la escena, la utilización
naza algo más que estética. orgánica del vídeo por parte de coreógrafas
Lo que hemos visto recientemente en al- como Meg Stuart y Olga Mesa es también
gunos escenarios europeos es la exhibición signo de una transformación en la relación
de cuerpos llevados nuevamente al límite: entre imagen digital y corporalidad, que se
por la exigencia en el compromiso físico, prolonga en el trabajo de artistas más jóve-
por la velocidad de la acción o de la pala- nes como Cuqui Jerez, María Jerez o Amaia
bra, por la multiplicidad de registros de Urra.
actuación que deben satisfacer, o también Lo que se ha producido es la incorpora-
incluso por su anulación, por su silencio, ción de la tecnología visual no como un
por su inmovilidad, insuficiente sin embar- añadido exterior que genera confl icto, sino
go para cancelar su presencia. como un instrumento más para la elabora-
Hay en estas propuestas elementos que ción de una nueva gramática audiovisual,
pueden recordar aquellas de los teatros de el uso de la cámara como un lápiz, como
la vivencia de los sesenta o del arte corporal una mano y, por tanto, como un nexo de
de los setenta. Lo que los diferencia es que unión entre el ojo y la mano.
ahora lo ideológico no forma parte del nú- Es cierto que desde hace tres décadas, el
cleo discursivo ni encuentra su desarrollo vídeo y la transmisión de imágenes en tiem-
en el trabajo corporal mismo, sino que se po real se han utilizado en acciones y pre-
desplaza a la construcción de la situación sentaciones escénicas con muy diferentes
en su conjunto. El juego de resistencia es en fi nalidades. Dejando a un lado las investi-
sí mismo un juego. gaciones formales y las construcciones fic-
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ticias, el vídeo ha servido básicamente para plano y confirmando la cultura visual como
introducir en el escenario la realidad exte- espacio de comunicación hegemónico. Sin
rior o bien para sacar a escena la realidad embargo, no podemos olvidar, que la nueva
privada o íntima de los protagonistas. En cultura visual no es meramente visual, sino
el primer caso se planteaba la relación de lo audiovisual, y que la componente acústica
personal y lo social/histórico; en el segun- de esta cultura es tan importante o más que
do, la relación de lo privado y lo público. la visual.
Pero la trasposición de la situación básica En plena crisis del modelo espectacular,
del telespectador a la escena reproducía el allá por los años sesenta, Marshall McLu-
mismo tipo de relaciones: el individuo se han advirtió de la agonía de la galaxia Gu-
relacionaba con la imagen social/histórica tenberg y la sustitución de la misma por una
como si se tratara del paisaje de su acción nueva galaxia marcada por la incidencia de
personal. Por otra parte, la exhibición de lo los medios audiovisuales. La tesis de McLu-
privado o lo íntimo en el espacio público han era que la invención de la imprenta
dominado discursivamente por el artista habría sustituido la transmisión oral por la
podía derivar fácilmente hacia un ejercicio transmisión escrita y habría impuesto como
de narcisismo y autorreflexividad. modelo hegemónico una narración lineal
En la década de los noventa, en paralelo de la historia, de la experiencia y del dis-
a un cambio de paradigma histórico, pero curso del conocimiento, en contraste con
también gracias a los avances tecnológicos los modos holísticos propios de la oralidad.
del vídeo, estas situaciones comunes se vie- La extensión de la cultura audiovisual per-
ron sustituidas por otros planteamientos. mitiría un cierto debilitamiento de esa tira-
En términos generales, se puede hablar de nía de lo lineal.
un desplazamiento de la perspectiva indivi- La sofisticación de la tecnología digital
dual a la perspectiva social o política. De apuntaría en la misma línea de discurso de
ahí el interés no tanto por el uso individual McLuhan. Y ello tendría como consecuen-
de las cámaras, sino por las cámaras como cia un reequilibrio entre lo sonoro y lo vi-
instrumento de control y construcción de sual, entre lo holístico y lo lineal. Las cosas
la realidad o bien de invasión del espacio no han ocurrido exactamente así. Sin em-
privado. bargo, es cierto que en las últimas décadas
sólo la música ha podido competir, y en
ocasiones triunfar, con el cine y con la tele-
Lo visual y lo acústico: visión como medio de comunicación y como
sucesión o complementariedad generadora de espacios de encuentro.
En una obra de 1990, McLuhan y B. R.
El espacio social —aseguraba ya en 1988 Powers resumían del siguiente modo su vi-
Frederic Jameson— está ahora completa- sión sobre la transición del modelo visual
mente saturado con la cultura de la imagen.
al modelo resonante:
[…] El espacio utópico del retorno sartria-
no, las hetorotopías foucaultianas de lo La estructura del espacio visual es un
clasificable y lo inclasificable, todas han artefacto de la civilización occidental crea-
sido triunfalmente penetradas y coloniza- do por el alfabetismo fonético griego. […]
das, lo auténtico y lo no dicho, in-vu, non- Es como el «ojo de la mente» o la imagina-
dit, incluso lo inexpresivo están traducidos ción visual que domina el pensamiento de
completamente a lo visible y lo cultural- los occidentales alfabetos, algunos de los
mente familiar.3 cuales exigen una prueba ocular para la
misma existencia. La estructura del espacio
Cada vez quedan menos dudas de una acústico es el espacio natural de la natura-
inflexión en términos culturales, que está leza desnuda habitada por las personas
relegando la cultura escrita a un segundo analfabetas. Es como el «oído de la mente»
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