Está en la página 1de 11

TEMA 4: Platón

Contexto histórico

Platón nace y se forma en una época crítica para Atenas. En el mismo año en que nace murió el gran Pericles, el mejor
dirigente que había tenido la polis, a la que había llevado a su máximo. esplendor. Pericles había concluido las
reformas político-territoriales que había iniciado Sol6n, encaminadas a extender la democracia quitando poder a los
clanes aristocráticos, en los que recaía desde la antigua organización tribal. Pericles impuso el sorteo de cargos, por
medio del cual los ciudadanos de las clases bajas podían acceder a las instituciones. Por otro lado, Pericles había
apostado por la creación de una poderosa flota marítima, para hacer invencible a Atenas, sobre todo frente a sus dos
máximos enemigos: Persia y Esparta.

Aristocles de Atenas, llamado Platón, nació en 428 a. C., en el seno de una familia de noble cuna.

Tuvo una buena formación en la que fue discípulo de Crátilo, un seguidor de Heráclito, lo que influyó en su concepción
del Mundo Sensible. Su infancia y adolescencia transcurre bajo el mando de los políticos demagogos, que habían
accedido al poder tras la muerte de Pericles. Estos políticos demagogos habían sido educados por los sofistas y se
caracterizaron por su egoísmo, persiguiendo solo su propio prestigio y el poder. Metieron a la polis en continuas
conquistas imperialistas, que debilitaron su defensa, y en la guerra del Peloponeso contra Esparta, que finalmente
acabará con la derrota de los atenienses en 404 a. C. Por entonces, Platón se contaba ya entre los discípulos de
Sócrates, quien le influyó decisivamente. Sócrates había sido el antípoda de los sofistas, incitando a sus discípulos a
buscar siempre la virtud, entendida como sabiduría del bien y de la justicia, rechazando el concepto sofista de virtud,
basada en la consecución del éxito.

Tras la derrota, Esparta impone en Atenas un gobierno de 30 personas, oligarcas y aristócratas, entre los que había
parientes del propio Platón. Durante el breve mando de estos 30 tiranos se cometieron muchas atrocidades, por lo
que en 403 a. C. se reinstauró un gobierno democrático. Fue durante este periodo cuando, en 399 a. C., aconteció el
proceso y la condena a muerte de Sócrates, acusado injustamente. La muerte del maestro terminó por perfilar la
vocación política de Platón, defraudado por los malos gobiernos sufridos. En su famosa Carta VII, expondrá la
necesidad de reformar la sociedad, educándola en el bien y en la justicia, asegurando que los males del mundo no
tendrán fin hasta que lleguen al poder los verdaderos filósofos, lo que constituirá su objetivo político, ideas que
desarrollará en su obra La República o El Estado, la primera y más importante utopía social de la historia.

Después de la muerte de Sócrates, Platón viajó a la Magna Grecia (el sur de Italia), donde mantuvo contacto con la
comunidades pitagóricas, cuya concepción de la reencarnación del alma y su purificación por medio del conocimiento
influyó poderosamente en él.

Habiendo rehusado a participar en la política de su ciudad, Platón intentó hasta en tres ocasiones introducir sus
reformas políticas en Siracusa (Sicilia), apoyado por su amigo Dion, pero su misión no tuvo éxito ni cuando gobernaba
el tirano Dionisio "el Viejo", ni cuando le sucedió su hijo, Dionisio, "el Joven". En una de las ocasiones incluso fue
vendido como esclavo. Al ser liberado, regresó a Atenas y fundó su propia escuela filosófica, la Academia, de vocación
socrática y de inspiración pitagórica, con el propósito de formar en ella a los futuros gobernantes. Allí se formaría
también su gran discípulo, Aristóteles.

Como otros atenienses, Platón admira el orden férreo de las leyes de Esparta, que le han llevado a derrotar a Atenas,
debilitada por sus gobiernos. En su concepción del Estado ideal, desarrollada en La República, influirá el modelo
espartano. Su misma teoría de las Ideas, del Mundo Inteligible, no sometidos a la corrupción, puede constituir también
un reflujo de su frustración política y una huida de la realidad.

En sus obras, Platón fue siempre fiel al concepto socrático de la filosofía como investigación constante en busca de la
virtud, aunque en sus últimas obras llegue a poner en tela de juicio su propia teoría de las Ideas. Murió en 347 a. C. y
su influencia y la de su discípulo Aristóteles en la historia del pensamiento ha sido enorme.
El problema de la realidad en Platón. Ontología platónica. Teoría de las Ideas. Mito de la caverna.

La ontología platónica es dualista, es decir, para Platón existen dos ámbitos distintos del ser, dos mundos de
heterogénea realidad: el Mundo Inteligible (MI), o Mundo de las Ideas que pensamos, y el Mundo Sensible (MS), o
mundo de las cosas que percibimos.

El MI es accesible sólo al pensamiento, lo conocemos a través de la parte racional del alma. Este mundo es invisible,
inmaterial, en él están las Ideas, que tienen las características del ser de Parménides, pues permanecen siempre las
mismas. Las Ideas son únicas, indivisibles, ingénitas, inmutables e imperecederas. El alma conoce las Ideas porque es
de su misma naturaleza, luego el alma es inmortal. Para Platón, el MI es el mundo verdadero, porque permanece
siempre como es y no deja de ser lo que es, por lo tanto es el mundo real.

El MS lo conocemos a través de los sentidos del cuerpo. Este mundo es visible, material, en él están las cosas sensibles,
que tienen las características de la physis de Heráclito, pues están en continuo cambio. Las cosas sensibles son
múltiples, divisibles, nacen, cambian y perecen. El cuerpo participa de las mismas cualidades de las cosas sensibles,
luego cambia y es mortal. Para Platón, el MS no es un mundo verdadero, sino engañoso, porque cambia y lo que es
ahora no lo será luego, por lo tanto no es el mundo real, sino un mundo aparente (que parece real, pero que no lo es).

La tesis de Platón es esta: el Mundo Sensible es una copia imperfecta del Mundo Inteligible.

En sus diálogos Platón mantiene una Teoría de las Ideas, según la cual las cosas sensibles participan de las Ideas, son
imitaciones suyas. Las Ideas son las causas y las esencias de las cosas sensibles. Porque existen las Ideas de belleza o
de esfera es por lo que pueden existir cosas bellas o esféricas. Las cosas bellas o esféricas participan de las Ideas de
belleza o esfera, pero de manera imperfecta y temporal. Las Ideas son los modelos perfectos de las cosas, son esencias
inmutables. Según Platón, existe una jerarquía entre las Ideas: la Idea Suprema es la Idea del Bien, le siguen las Ideas
éticas y estéticas (Idea de justicia, idea de belleza), luego las Ideas matemáticas (Idea de unidad, idea de esfera) y, por
último, estarían las Ideas de los seres sensibles (Idea de caballo, Idea de olivo), mientras que es dudoso que existan
Ideas de seres despreciables (pelo).

Para representar la situación de la naturaleza humana respecto al MS y al MI, Platón expone el Mito o Alegoría de la
Caverna, en el libro VII de "La República o el Estado". Nos presenta a unos cautivos en un antro subterráneo, que creen
que las figuras que ven proyectadas en la pared, producidas por un fuego que proyecta la sombra de unos objetos que
desfilan sobre un muro detrás de ellos, son objetos reales. Si soltásemos a uno de los presos estaría atónito al mirar
hacia atrás y percatarse del engaño. Y si sacásemos al cautivo liberado al mundo exterior, al punto no podría ver nada.
Necesitaría tiempo para acostumbrarse a la luz del sol, e iría viendo como por grados (sombras, imágenes reflejadas,
objetos y astros nocturnos). Por último, podría ya mirar al sol, razonaría que su luz y calor son la causa de todo, y
comprendería que en la caverna, al creer que las sombras eran los objetos reales, había vivido en la ignorancia.

El significado del mito es este: los hombres somos los cautivos y la caverna es este Mundo Sensible. Así como los
cautivos creían que las sombras que veían eran cosas reales, nosotros creemos que lo que percibimos son los seres
reales, cuando no son más que copias sensibles de las Ideas. El mundo exterior representa el MI y el proceso de
acostumbramiento del cautivo a su luz representa el camino de ascenso del alma al conocimiento del MI, lo cual se
efectúa por medio de una serie de ciencias (Aritmética, Geometría, Geometría de los sólidos y Astronomía). Cuando el
cautivo mira al sol razona, representando el ascenso del alma (por medio de la ciencia suprema, la Dialéctica) a la Idea
del Bien, la causa de todo cuanto existe. Entonces el alma comprende la ignorancia en la que estaba cuando creía que
el mundo sensible era el verdadero.

El Mito de la Caverna tiene también una interpretación política, que el mismo Platón hace. Según esta interpretación,
la caverna representa al Estado y los cautivos son los ciudadanos. El cautivo liberado representa al guerrero en su
formación, por medio de una serie de ciencias, para convertirse en filósofo, lo cual conseguirá cuando, por medio de la
Dialéctica, conozca la Idea del Bien. Entonces estará preparado para encargarse del gobierno del Estado. Él, que ha
visto las Ideas del Bien y de la justicia, podrá gobernar de manera buena y justa.

La moraleja del Mito de la Caverna sería que el conocimiento del MI se hace al hombre necesario para dirigirse bien en
este MS. Una consecuencia coherente con la Teoría de las Ideas de Platón y con su ontología dualista.
La teoría del conocimiento en Platón. La alegoría de la Línea

La primera explicación del conocimiento que encontramos en Platón, antes de haber elaborado la teoría de las Ideas,
es la teoría de la reminiscencia (anámnesis) que nos ofrece en los diálogos Menón y Fedón. Según ella el alma, siendo
inmortal, lo ha conocido todo en su existencia anterior por lo que, cuando creemos conocer algo, lo que realmente
ocurre es que el alma recuerda lo que ya sabía. Aprender es, por lo tanto, recordar. El alma tiene reminiscencias de su
conocimiento de las Ideas al percibir las cosas sensibles, pues éstas son copias de aquéllas. La teoría de la
reminiscencia es utilizada en Fedón como prueba para demostrar la inmortalidad del alma, pero Platón no volverá a
insistir en ella como explicación del conocimiento en sus obras posteriores.

En La República nos ofrecerá una nueva explicación, la dialéctica, al final del libro VI, basada en la teoría de las Ideas.
En ella se establecerá una correspondencia estricta entre los distintos niveles y grados de realidad y los distintos
niveles de conocimiento. Fundamentalmente distinguirá Platón dos modos de conocimiento: la "doxa” o conocimiento
sensible) y la "episteme" (o conocimiento inteligible). A cada uno de ellos le corresponderá un tipo de realidad, la
sensible y la inteligible, respectivamente. El verdadero conocimiento viene representado por la "episteme", dado que
es el único conocimiento que versa sobre el ser y, por lo tanto, que es infalible. Efectivamente, el conocimiento
verdadero lo ha de ser de lo universal, de la esencia, de aquello que no está sometido a la fluctuación de la realidad
sensible; ha de ser, por lo tanto, conocimiento de las Ideas.

Platón nos lo explica mediante la conocida "Alegoría de la Línea". Representemos en una línea recta dividida en dos
partes desiguales, que corresponden a lo sensible y a lo inteligible. Dividamos cada uno de dichos segmentos según la
misma proporción. En la sección de la línea que representa el mundo sensible tendremos dos divisiones: la primera
correspondiente a las imágenes de los objetos materiales (sombras o imágenes reflejadas), la segunda
correspondiente a los objetos materiales mismos, a las cosas (obras de la naturaleza o del arte). De igual modo, en la
parte de la línea que representa el mundo inteligible, la primera división corresponderá a los seres matemáticos
(números y figuras geométricas), y la segunda a las Ideas (que llega hasta la Idea del Bien).

Ahora bien, si el mundo sensible es el mundo de la opinión (doxa) y el mundo inteligible el dominio de la ciencia
(episteme), estamos autorizados a formular la proporción siguiente: la opinión es a la ciencia lo que la imagen es a
aquello de lo que es copia. Las imágenes de los objetos materiales dan lugar a una representación confusa, que
llamaremos conjetura o imaginación (eikasía); los objetos materiales dan lugar a una representación más precisa, a la
que llamaremos creencia (pístis); por su parte, en el mundo inteligible, los objetos matemáticos dan lugar a un
conocimiento discursivo o conocimiento razonado (diánoia), mientras que las Ideas mismas dan lugar a un
conocimiento intelectivo o pura inteligencia (nóesis). La Dialéctica es, pues, el proceso por el que se asciende
gradualmente al verdadero conocimiento, al conocimiento del ser, de lo universal, de la Idea.

Las nociones matemáticas, que de una parte reflejan las Ideas puras, pero por otra parte sólo pueden traducirse con la
ayuda de símbolos sensibles, nos proporcionan el tipo de las nociones mixtas de la diánoia: las matemáticas se fundan
sobre hipótesis a las que consideran como principios a partir de los cuales deducen sus consecuencias, representando
así la actividad del razonamiento discursivo. La nóesis y la diánoia se diferencian en que se dirigen a objetos de
conocimiento distintos, las Ideas y los objetos matemáticos, respectivamente. Pero también en cuanto a su naturaleza,
pues la Dialéctica (nóesis) parte de las hipótesis tomadas sólo como supuestos, para ascender hasta los primeros
principios, las Ideas, descendiendo luego hasta las conclusiones que se derivan de esos primeros principios, pero sin
valerse en ningún momento de imágenes sensibles, sino sólo de Ideas.

La Alegoría de la Línea, expuesta al final del libro VI, guarda una estrecha relación con el Mito de la Caverna, que se
expone a continuación, al principio del libro VII.

Platón habla también de otra vía para ascender al mundo inteligible, es el camino de Eros (el Amor). En su diálogo El
Banquete, Platón expone su teoría acerca de qué es el amor. En el diálogo, Sócrates, el personaje, cuenta una
conversación que tuvo con una sabia extranjera, Diótima, quien le explicó el origen del amor y cuál era su esencia.
Según Diótima el amor es la búsqueda de la belleza y el camino que debe seguir en esta búsqueda comienza por las
bellezas de aquí abajo (MS) para ascender hasta las bellezas de arriba. Así, un alma debe comenzar amando la belleza
de un solo cuerpo, después buscara la belleza que hay en todos los cuerpos. Luego, ascenderá para amar la belleza
interior, del carácter del alma. Después amará la belleza de las leyes y del conocimiento. Por último, el alma ascenderá
hasta la propia idea de Belleza, que es la causa de todas las cosas bellas.
Antropología platónica. Teorías acerca del alma.

Consecuentemente con su dualidad ontológica (Mundo Sensible – Mundo Inteligible) y gnoseológica (conocimiento
sensible – conocimiento inteligible), Platón establece una concepción dualista del hombre (cuerpo – alma), semejante
a la de los pitagóricos. Así el alma, que es de naturaleza inteligible habilita o esta encerrada en el cuerpo, de naturaleza
sensible. Si el alma conoce las Ideas del MI, a través del cuerpo entra en contacto con las cosas del MS. El alma es un
simple, inmaterial, invisible e inmortal, como las Ideas. El cuerpo es compuesto, material, visible y mortal, como las
cosas sensibles.

En La República Platón señala que el alma humana tiene tres partes, que compara con las tres clases del Estado. La
parte superior y la más cercana al MI es la Racional, que debe gobernar el alma entera. Su virtud es la Prudencia o
Sabiduría. La parte intermedia, que debe obedecer a la Racional, es la Irascible o Fogosa, donde descansan las
pasiones nobles (Ira, Amor). Su virtud es la Fortaleza o el Valor. Y la parte inferior, la que tiene mas contacto con el
cuerpo y sus deseos es la Concupiscible o Apetitiva. Que debe estar controlada por las otras dos partes. Su virtud
consistiría en la Templanza o Moderación. Platón sitúa estas tres partes del alma en la cabeza, el tórax y el vientre del
cuerpo respectivamente.

Como el alma es inmortal y el cuerpo perecedero, el alma se reencarna en sucesivos cuerpos (Metempsicosis). La
calidad de la siguiente vida dependerá de lo que el hombre haga en esta.

En Fedro, Platón compara el alma con una biga conducida por un auriga y tirada por dos caballos de naturaleza
contraria (Mito del Carro Alado). Un caballo es excelente, ágil, dócil, que tiende a elevar el carro hacia el cielo. El otro
es pésimo, pesado, desobediente, sin alas, que tiende a arrastrar la biga hacia el suelo. Cuando el hombre se dedica al
conocimiento, favorece al caballo bueno y eleva su alma al MI, preparándolo para una mejor reencarnación. Por el
contrario, si se deja llevar por los placeres y vicios del cuerpo, empeora su caballo malo, que lo arrastrará al MS,
disponiéndolo para una peor reencarnación.

Por otro lado, el alma al salir del cuerpo no se rencarna inmediatamente, sino que antes va al “más allá”, donde es
juzgada por lo que haya hecho en su vida anterior, premiada o castigada durante mil años, en el cielo o en la tierra,
respectivamente. Pasado este tiempo cada alma elige, en función de su sabiduría, una nueva vida en la que
reencarnarse. Para ilustrar este destino, en La República, Platón cuenta la “historia” de Er el armenio, quien después
de estar doce días muerto volvió a la vida, contando a los que estaban presentes lo que había visto en el “más allá” (el
juicio, cómo las almas subían al cielo o cómo bajaban a la tierra, cómo volvían otras tras su premio o castigo, y cómo se
establecía el turno para la elección de las nuevas vidas para las almas).

Ética platónica: la virtud (areté)

La Ética platónica es eudemonista, o sea, considera que la finalidad de toda acción humana es la felicidad, como las
otras éticas griegas en general. Ahora bien, para Platón la felicidad no consiste en el placer, sino en el ejercicio y
consecución de la virtud. En su concepto de virtud la influencia socrática es evidente, en particular la de la teoría del
Intelectualismo Moral, según la cual sabiduría= virtud, es decir, que el que conoce lo que es la virtud es virtuoso. Por
eso en muchos de sus diálogos, Platón se esfuerza por tratar de definir qué son las distintas virtudes, lo que constituye
al menos el primer paso para ejercerlas.

En La República, Platón establece una comparación entre las distintas partes del alma y las clases sociales del Estado
ideal, en su búsqueda de una definición correcta de la justicia, después de rechazar las concepciones vulgares de esta
virtud. Existen tres partes en el alma y a cada una de ellas le corresponde una virtud concreta, que consistiría en su
buen funcionamiento. A la parte Racional le corresponde gobernar el alma entera, por eso su virtud propia es la
Prudencia o Sabiduría. A la parte Irascible o fogosa le corresponde obedecer a la Racional y conducir las acciones del
alma con decisión, por eso su virtud es el valor o fortaleza. Por último, la parte Concupiscible o apetitiva tiene por
objeto el mantenimiento del cuerpo y el disfrute de sus placeres, debiendo estar controlada por las otras partes
superiores, por funciones, de tal modo que cada una haga virtuosamente lo que le corresponde.

En cuanto a los estamentos de la sociedad que constituye el Estado ideal de Platón, existen tres, a los que les
corresponden las mismas virtudes. Así, a la clase de los gobernantes, constituida por los verdaderos filósofos, le
corresponde gobernar el Estado entero buscando siempre el bien común, por lo que su virtud propia es la prudencia o
sabiduría. A la clase de los guerreros o guardianes le corresponde cuidar y defender el Estado, por lo que su virtud
propia es el valor o la fortaleza. Por último, la clase de los productores, constituida por agricultores, artesanos,
comerciantes, etc., le corresponde atender a las necesidades del Estado entero, debiendo estar controlada por las
clases superiores, siendo la virtud propia resultante la templanza o moderación. En este caso, igualmente, la justicia
consistiría en el perfecto acuerdo y orden entre los distintos estamentos y sus funciones.

Asimismo, en las almas particulares de los gobernantes debe dominar con sabiduría la parte Racional, y en las de los
guerreros debe estar promovida, por medio de una buena educación, la valentía o fortaleza como virtud de la parte
que domina en ellas, la Irascible o fogosa, mientras que debe vigilarse que en las almas de los ciudadanos de clase más
baja, las de los productores, en los que predomina la parte Concupiscible, exista la templanza o moderación, por
medio de un control adecuado y conveniente.

Platón compara el efecto de la justicia en el alma con el de la salud en el cuerpo, pues ambas son destruidas por los
desórdenes. La injusticia y la enfermedad sobrevienen cuando se invierte el orden ya sea en el alma o en el cuerpo,
respectivamente. La virtud (areté) podría definirse entonces como el perfecto funcionamiento de la conducta
arreglada, mientras que los vicios serían los desarreglos que producen un mal funcionamiento

Para Platón, la consecuencia de la virtud es la felicidad, que es el estado de perfección del alma, en la que cada parte
ejerce su función de manera adecuada y virtuosa. Esta felicidad será tanto más elevada cuanta mayor sea la
contemplación de lo inteligible, lo que dependerá de la sabiduría alcanzada por el alma en las anteriores
reencarnaciones.

La Política en Platón

La vocación política de Platón se acabó de perfilar con la muerte de su maestro, Sócrates. A partir de entonces, y como
confesó en su famosa Carta VII, se convenció de que los males de la humanidad no tendrían fin hasta que los
verdaderos filósofos fuesen los gobernantes. Tal fue el objetivo de su escuela, la Academia, formar a los futuros
gobernantes en la filosofía.

Su teoría política la expone en el diálogo La República. que trata sobre la justicia, en el alma y en el Estado: En esta
obra se estudia la constitución de un Estado ideal. Este se basará en la satisfacción de las necesidades humanas, para
lo cual los hombres unen sus esfuerzos y colaboran entre ellos (se ha visto en este acuerdo el origen del
Contractualismo, teoría según la cual el Estado surgió a partir de un contrato social). Los oficios básicos son los de
labrador, tejedor, zapatero, constructor, etc. Pero al incluir más oficios se hacen necesarios los guerreros o guardianes.
¿Quiénes serán estos? Por conveniencia han de ser los mejores ciudadanos de uno y otro sexo. Luego se precisa un
sistema educativo para elegirlos y formarlos. Los mejores entre ellos serán después los gobernantes.

La educación será acorde con la naturaleza de cada uno. En principio, todos los ciudadanos serán educados igual, con
independencia de su origen o sexo. Los magistrados escogerán a los mejores, en cuerpo y alma, para formarlos para
constituir la clase de los guerreros. El resto formará parte de la clase de los productores y cada uno se dedicará sólo a
su oficio.

Los guerreros comenzarán su formación con gimnasia y música, acompañada de discursos edificantes. Después se
formarán con una serie de ciencias destinadas a elevar su alma hasta lo inteligible. Serán por este orden: la Aritmética,
la Geometría, la Geometría de los sólidos y la Astronomía. Luego, a la edad apropiada y sólo a los mejores, sean
varones o mujeres, se les iniciará en la más sublime de las ciencias, la Dialéctica, gracias a la cual conocerán las Ideas y
se elevarán hasta la Idea del Bien, convirtiéndose así en verdaderos filósofos. Estos, después de haber superado todas
las pruebas y llegados a cierta edad, serán los gobernantes del Estado. Ellos, que han conocido las ideas de Bien y de
Justicia, podrán gobernar de manera buena y justa.

Para evitar la corrupción, ni los guerreros ni los que han llegado a gobernantes tendrán nada propio, vivirán en
pabellones comunes y no tendrán derecho ni a una familia. Si tienen hijos no los conocerán, sino que serán educados
todos en común. Lo que se mira con esto es su dedicación al Estado y su lucha por el bien común.

Tal es el Estado justo, en el que cada clase hace lo que le corresponde.

Los mejores, los filósofos, gobernarán con prudencia, les obedecerán los guerreros, que actuarán con valentía y
fortaleza, y estarán controlados los productores para que adquieran la templanza. Este gobierno del Estado ideal se
llama Aristocracia, pues es el gobierno de los mejores. Pero si es uno solo, el mejor, el que manda, entonces se
denomina Monarquía.

Platón observa que este gobierno justo puede degenerar, por algún fallo en la elección o en la formación de los
guerreros o de los gobernantes, en otros tipos de gobierno cada vez más injustos. Así pueden aparecer la Timocracia, o
gobierno de los más fuertes, lo guerreros, la Oligarquía, o gobierno de unos pocos, los ricos, la Democracia, o gobierno
del pueblo, de la mayoría, o sea, de los pobres, y por último la Tiranía, el más injusto de los gobiernos, el del tirano.

A cada tipo de gobierno le corresponde un tipo de hombre o de alma. Al gobierno justo o aristocrático le pertenece el
hombre justo, aquel en el que cada parte de su alma hace lo que le corresponde, gobernando con sabiduría la parte
racional, obedeciéndola con valor la parte irascible, y teniendo templada la parte concupiscible. A la Timocracia le
corresponde el hombre timocrático. ambicioso de honores. A la Oligarquía le corresponde el hombre oligárquico,
ávido de riquezas. A la Democracia le corresponde el hombre democrático, esclavo de su libertad y amigo del
desorden y de la igualdad. Por último, a la Tiranía le corresponde el alma tiránica, el tirano, el más injusto de los
hombres. Cada uno de estos hombres participan de la felicidad en función de su participación en la justicia. El más feliz
es el rey, el gobernante más sabio y justo, mientras que el más infeliz es el tirano, el más ignorante y más alejado del
bien y la justicia. Según un curioso cálculo de Platón, el rey es 729 veces más feliz que el tirano, y éste es más infeliz
que aquél en la misma proporción.
T5: Aristóteles

Aristóteles nació en Estagira en 384 a.C. A los 17 años se trasladó a Atenas para ingresar en “La Academia” de Platón.
Fue discípulo de este hasta su muerte, la cual sucedió 20 años después. Entonces, el Estagirita abandonó La
Academia para siempre. Después, fue llamado desde la corte de Macedonia, donde el rey Filipo le encomendó la
educación de su hijo Alejandro. Cuando este subió al trono y comenzó sus conquistas, Aristóteles regresó a Atenas y
fundó su propia escuela: “El Liceo”. Allí se dedicó a la docencia (que impartía paseando) y a la investigación natural,
hasta que en 323 a.C., muerto Alejandro Magno, conspiraron contra él, viéndose obligado a huir de Atenas. Murió
en 322 a.c., aquejado de una enfermedad en el estómago.

El problema de sus escritos:

 Escritos “exotéricos”, o dirigidos al público. Eran diálogos o discursos sobre diversos temas. Se han perdido
en su totalidad, de modo que solo conservamos menciones y pequeños fragmentos. El más famoso de ellos
es el Protéptico, de El Hortensio.
 Escritos “esotéricos” o “acromáticos”, o dirigidos solo a sus discípulos. Son en realidad apuntes que
Aristóteles utilizaba en su escuela. Fueron recopilados después de su muerte y organizados por temas,
constituyendo la primera enciclopedia de la historia.

Estos escritos estuvieron perdidos durante siglos, hasta que los árabes los encontraron y tradujeron, como entrando
a través de la península Ibérica en la Europa cristiana en el siglo XIII d.C., causando una enorme conmoción
espiritual.

El problema de realidad

Aristóteles, en su Filosofía Primera o Metafísica, se plantea el problema del ser en tanto que ser. Se pregunta cuál es
el verdadero ser que existe en la realidad, qué es lo que hace que las cosas sean lo que son.

Las Ideas platónicas no son este ser. El Estagirita critica la teoría de las Ideas de su maestro. Dice que las Ideas no
pueden ser las esencias de las cosas porque entonces estarían en ellas, mientras que Platón afirmaba que existían
separadamente, en un Mundo Inteligible, y que las cosas participaban de las Ideas. Pero esto, según el Peripatético,
"no es sino pronunciar palabras vacías y construir metáforas poéticas". En todo caso, para Aristóteles las Ideas son
inútiles porque no contribuyen a explicar y comprender la realidad, porque no son la causa de ningún movimiento,
de ningún cambio. Por eso dice que aun cuando hubiese Ideas, no son las causas de los seres.

Para el Filósofo, el ser en tanto que ser es la substancia o entidad (ejemplo: Sócrates o esta silla), lo que hace que el
ser sea y que sea lo que es. El principio de no contradicción garantiza la estabilidad y la necesidad de la substancia
(ejemplo: es necesario que la silla sea verde o no verde).

El Estagirita lleva a cabo un análisis de la substancia desde distintos enfoques:

 Desde el punto de vista de la definición, en toda substancia tenemos la esencia, aquello que la cosa es,
y los accidentes, particularidades de la substancia individual, sin los cuales la cosa seguiría siendo lo
que es (ejemplo: la esencia de Sócrates es la de hombre, animal racional, mientras que sus accidentes
serían ser blanco, calvo, con barba, etc.).
 Desde el enfoque de su constitución, en toda entidad tenemos la substancia primera, que es el propio
ser individual, y las substancias segundas, que serían los universales, el género y la especie, que no
pueden existir separadamente, sino siempre en una substancia primera (ejemplo: esta silla es una
substancia primera, en la que existen las substancias segundas "mueble" y "silla").
 Desde la perspectiva de su estructura, la substancia es un compuesto "hylemórphico", un compuesto
de materia, el sujeto material del que está hecho, y forma, lo que la estructura y le da forma (ejemplo:
la materia de Sócrates es la carne, los huesos, los pelos, etc, mientras que su forma es la de "hombre",
animal bípedo). Aristóteles habla de una materia primera, sin forma, que constituiría todas las materias
segundas, que tienen una estructura o forma. Pero esa materia primera es incognoscible.
 Por último, desde el punto de vista de la existencia temporal, la substancia es algo en acto,
actualmente, mientras que puede ser muchas en potencia, que es lo que ahora no es la substancia pero
que puede llegar a ser (ejemplo: esta substancia es un árbol en acto, mientras que en potencia es una
viga, una silla, ceniza, etc.). El Estagirita habla de la existencia de un Acto Puro, el Motor Inmóvil (Dios).

Estos enfoques se relacionan entre sí, porque la substancia o entidad es un todo. Así, la esencia son las substancias
segundas, la forma, el ser en acto, mientras que los accidentes pertenecen a la substancia primera, a la materia, a lo
que es en potencia.

Las substancias están sujetas al devenir, o sea, están sometidas al cambio o movimiento (excepto el Motor Inmóvil),
porque están constituidas por una materia que en potencia puede adoptar muchas formas en acto. Por eso
Aristóteles define el movimiento como el paso de la potencia al acto.

En su Física, el Peripatético estudia las causas de las substancias sensibles y los tipos de cambio que las afectan.

El problema de la realidad en Aristóteles. Física. Las cuatro causas. EL cambio.

El objeto de la Física es la naturaleza, el conjunto de todas las substancias sensibles en movimiento. Estas
substancias tienen cuatro causas:

• Causa material: la materia que las compone y que es el sujeto del cambio (ejemplo: la causa material de
una silla es la madera y el hierro).
 Causa formal: la forma que ordena y dispone la materia (ejemplo: la forma de silla, con patas, sentón y
respaldo).
 Causa eficiente o motriz: lo que ha producido la substancia (ejemplo: el carpintero).
 Causa final o teleológica: la finalidad de la substancia (ejemplo: para sentarse).

Aristóteles admite que algunas de estas causas ya fueron entrevistas por filósofos anteriores. Así. los primeros
físicos buscaron la causa material, el arjé, los pluralistas además hablaron de la causa motriz, el Nous de Anaxágoras
o el amor y la discordia de Empédocles, y Platón consideró que las Ideas eran las causas formales de las cosas. Pero
ninguno presentó un esquema completo ni suficiente. El Estagirita sí cree hacerlo.

Todas las sustancias sensibles están sujetas al devenir, al cambio. Este puede ser de varios tipos:

• Cambio substancial: afecta a la esencia de la substancia, por lo que se produce un cambio de substancia. Se
trata de la generación (ej.: se construye la silla) y de la corrupción (ej.: se quema la silla).
• Cambio accidental: afecta solo a los accidentes, la esencia de la substancia permanece. También se llama
movimiento. Aristóteles habla de tres tipos de cambio accidental o de movimiento:
- Movimiento cuantitativo: la sustancia cambia su tamaño o peso. Se trata del crecimiento y la
disminución (ej.: a la silla se le alargan o acortan las patas).
- Movimiento cualitativo: la sustancia ve alteradas sus cualidades (ej.: la silla se pinta
- de otro color).
- Movimiento local: es el cambio de lugar o traslación. Puede ser de dos tipos:
× Movimiento natural: el que se dirige al "lugar natural". Según el Estagirita cada elemento tiene un
lugar propio por naturaleza y a él se dirige si nada se lo impide. Este movimiento es inagotable y
animado o acelerado (ej.: la silla, al ser sólida, está hecha del elemento tierra y por eso tiende hacia
abajo, por eso se cae si la soltamos).
× Movimiento violento: el que no se dirige hacia el lugar natural, por lo que necesita de una fuerza
motriz externa o motor para producirlo. Este movimiento es retardado y se agota (ej.: un niño
arrastra una silla).

Las cuatro causas y los tipos de cambio explican todo lo que ocurre en la naturaleza. En cuanto a los astros y a sus
esferas, son de un 5º elemento, perfecto. Por eso su movimiento es circular, producido eternamente por el Motor
Inmóvil, que es Acto Puro, sin potencia ni materia (Dios).
El problema del conocimiento en Aristóteles

Según el Estagirita, todo conocimiento comienza con la percepción, de tal forma que nadie podría conocer nada si
los sentidos no le hubieran mostrado algo, contrariando la teoría platónica de la Reminiscencia.

El hombre, como los demás animales ha recibido de la Naturaleza la facultad de percibir por los sentidos, que
captan las formas sensibles de las cosas y su materia, como la cera recibe la impronta del anillo sin el oro. Los
sentidos son cinco, a saber, la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, siendo este último el más importante, pues
está distribuido por todo el cuerpo y es el más relacionado con la supervivencia. Los otros sentidos mejoran la
calidad de vida y aportan conocimientos. Pero solo con los sentidos no se puede hablar de verdadero conocimiento,
sino que es necesaria la memoria, el recuerdo de lo percibido.

Mientras los demás animales viven reducidos a sus sensaciones y recuerdos, el hombre tiene para conducirse la
experiencia y el arte, que sería en el conocimiento de lo particular y el de lo general, respectivamente. El hombre de
arte es el hombre de ciencia, que conoce las causas de las cosas y las puede enseñar, superando en conocimiento al
hombre de experiencia. De entre todas las ciencias. La superior es la Filosofía, que es el conocimiento de las
primeras causas y los primeros principios, y se estudia solo para saber.

Todos los hombres tienen por Naturaleza el deseo de saber, actualizando las funciones racionales de su alma, que
los llevan del conocimiento sensible al inteligible (Aristóteles admite dos conocimientos, pero no la existencia de
dos mundos como Platón). El conocimiento inteligible es de los universales, de las substancias segundas, la especie
y el género, “hombre” y “animal” en el caso de Sócrates. Pues, una vez que los sentidos han captado la forma
sensible de la cosa individual o substancia, el Entendimiento Agente (o Intelecto Activo) abstrae de ella los
universales y los actualiza en el Entendimiento Posible (o Intelecto Pasivo), donde no están desde el nacimiento,
sino que se van formando con el tiempo, después de haber conocido y comparado muchos conocimientos
particulares, hasta llegar a la formación del concepto universal. La intervención del Entendimiento Agente, que es
necesaria en el sistema aristotélico para ser consecuente con el principio de que “todo lo que se mueve es movido
por otros”, o “todo lo que está en potencia necesita de la intervención de algo que esté en acto para actualizarse”,
ha creado posteriormente mucha polémica, pues, ¿qué es el Entendimiento Agente, qué es numéricamente uno
según el Estagirita? (Santo Tomas se agarrará a él para demostrar la inmortalidad del alma).

Antropología aristotélica (el concepto de hombre de Aristóteles).

Contrariamente a la concepción dualista del ser humano de su maestro Platón, Aristóteles afirma que el hombre es
una única substancia, aunque esté compuesta de cuerpo y alma. Siguiendo su teoría hilemórfica, el cuerpo es la
materia, ese conjunto de huesos, carne, pelo, etc., mientras que el alma es la forma, el acto y el funcionamiento del
organismo. El alma, dice el Estagirita, no es el cuerpo, pero tampoco es separable de él. Por lo tanto, para el
Peripatético, el alma no puede ser inmortal, sino más bien al revés: el alma es lo que muere, porque el alma es la
vida del cuerpo.

Según Aristóteles, el alma es el conjunto de las funciones y se define por ellas. En el caso humano, son tres los tipos
de funciones del alma:

 Funciones vegetativas, como la nutrición, el crecimiento o la reproducción, que el hombre comparte con
las plantas y los animales.
 Funciones sensitivas, como la percepción o el movimiento local, que el ser humano comparte con el resto
de los animales.
 Funciones racionales, como el habla o la inteligencia, que son exclusivas de nuestra especie.

Para el Filósofo es evidente que el hombre pertenece al género animal, pero se diferencia del resto de especies
animales en que tiene por naturaleza las funciones racionales. De ahí su definición, que se ha convertido en la
definición clásica del ser humano: "El hombre es el animal racional", donde hombre es la especie, animal es el
género, y racional es la diferencia específica.

Pero el hombre no se basta a sí mismo, necesita de los otros hombres desde su nacimiento. Por eso dice Aristóteles
que el hombre es un animal social por naturaleza. Sólo en el seno de la sociedad puede el ser humano desarrollar
todas sus potencialidades, empezando por lo que le hace verdaderamente humano, el lenguaje. Un individuo que
pudiera haberse criado al margen de la sociedad no sería un hombre según el Estagirita, sería un animal. Y como el
hombre debe vivir en sociedad, son naturales la familia, la aldea o el barrio, y la comunidad perfecta: la polis, la
ciudad-Estado, porque se basta a sí misma para conseguir la realización y la felicidad de los ciudadanos. Por eso
también dice el Peripatético que el hombre es un animal político por naturaleza.

Ética

La vida del hombre conlleva el ejercicio de las funciones de su alma, las funciones vegetativas, las sensitivas y las
racionales. Si el hombre se limitara a satisfacer sus necesidades vegetativas y sensitivas se estaría comportando
como una planta o un animal. Porque el hombre tiene por naturaleza las funciones racionales, que ha de ejercitar
para regir toda su conducta por ellas. Adquirir la virtud es vivir conforme a la razón, resultado de la felicidad, el fin al
que se dirigen todas las actividades del hombre. La felicidad no es otra cosa que el ejercicio perfecto de la actividad
propia y natural del hombre. El ser humano solo logra la felicidad si vive según la razón, y esta vida es precisamente
la virtud.

Hay dos tipos de virtudes: las dianoéticas (o intelectivas) y las éticas (o prácticas o morales). Las virtudes dianoéticas
son propias de las capacidades intelectuales del hombre y se desarrolla por medio de la enseñanza. Son el arte, la
ciencia, la prudencia, la sabiduría y la inteligencia. De ellas, la más excelsa es la sabiduría, que acerca al hombre a
Dios.

En cuanto a las virtudes éticas o morales son el modo de ser adecuado que mejor corresponde a la naturaleza
humana respecto a cualquier actividad práctica. Se adquieren por medio de la práctica, a través de continuar
elecciones. Así, por ejemplo, respecto del uso de la victencia, la virtud consiste en ser manso, mientras que ser
irascible sería un vicio por exceso, y ser indolente constituiría un vicio por defecto. Los excesos y los efectos acaban
por destruir la naturaleza humana. Por eso la virtud consiste en elegir el justo medio adecuado a nuestra
naturaleza. Así, respecto al uso de los placeres la templanza es el justo medio entre la intemperancia y la
insensibilidad, el valor respecto a atreverse a hacer las cosas es el justo medio entre la temeridad y la cobardía, la
liberalidad respecto al uso del dinero es el justo medio entre la prodigalidad y la avaricia, y la magnanimidad
respecto al concepto de uno mismo el justo medio entre la vanidad y la humanidad. Las virtudes éticas se
perfeccionan con el uso, por eso la virtud engendra virtud. Pero también el vicio engendra vicio.

Política

Aristóteles concibe la política como una continuación de la ética. Así la política es una búsqueda de lo mej or para la
ciudad, para los ciudadanos, y una búsqueda del mejor del gobierno.

Para el Estagirita el hombre es un animal social por naturaleza, que solo desarrolla sus potencialidades en el seno
de una sociedad, por eso tiene la palabra, el leguaje, que es el fundamento de la vida en comunidad y de la política.

La comunidad perfecta es la polis, porque posee autosuficiencia total y es superior a la familia y a la aldea porque
posibilita que las personas vivan de manera plena y digna. El fin de la ciudad es conseguir el bien común, esto es,
que los ciudadanos tengan prosperidad material y sean virtuosos. Por eso dice el Filósofo que nada impide llamar
feliz al ciudadano, que está suficientemente provisto de bienes externos y lleva una vida conforme a una virtud
perfecta, regida por la razón.

Aristóteles reunió 150 constituciones del mundo antiguo y estudió sus leyes y cómo se habían aplicado, Llegó a la
conclusión de que el mejor gobierno es el que teniendo la mejor constitución la lleve a mejor término.

Existen varios tipos de gobierno, según este recaiga en una sola persona, en varias o en muchas, teniendo cada tipo
una variante virtuosa, si quien gobierna persigue el bien común y una variante viciosa, si quien gobierna busca su
interés y no el del pueblo. Así tenemos la Monarquía (gobierno de uno, el mejor, el rey), la Aristocracia (gobierno de
los mejores, los aristocráticos) y la Democracia (gobierno de muchos ciudadanos que buscan el bien común) como
variantes virtuosas y como variantes viciosas la Tiranía (gobierno malvado de uno solo, el tirano), la Oligarquía
(gobierno de unos pocos, los ricos, que miran por sus intereses personales) y la Demagogia (gobierno de la
mayoría en contra de la minoría, sin buscar el bien de la Polis).

De todos los tipos de gobierno el mejor es el que consiga los fines comentados. Pero dice el Estagirita que esto es
más probable en la Democracia, pues es más fácil que uno solo unas pocas personas se equivoquen, que no que
se equivoquen muchas.

También podría gustarte