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En dos de las tres escenas, vemos claramente a la mujer cumpliendo el rol de cocinera
o que se encarga de servir la comida. Siendo así que se demuestra una clara división de tareas
por roles de género.
Los programas de televisión y las películas afirman dicha división entre ambos
géneros representando a las mujeres como madres y esposas y, en caso de no cumplir con
dicho rol, villanas.
Realmente no podemos identificar como total responsable de la existencia de la
desigualdad de género a los medios de comunicación, pues los mismos son un reflejo de la
sociedad. Demostrando y promoviendo roles ya instaurados, pero sin duda cooperando en la
propagación de los mismos. Así como también son una herramienta que mantiene vigente
esto, también es uno de los medios principales para poder romper con estos patrones saliendo
de los típicos estereotipos e incluyendo nuevas formas de ver el mundo que cambien la
mentalidad ya existente.
El cine y la televisión, principalmente, son importantes agentes socializadores y
conformadores de estereotipos. En la actualidad, estos dos aspectos comunicativos
adquirieron un papel fundamental en la formación de la identidad del individuo y la
transmisión de valores sociales, es decir que contribuyen a definir no sólo lo que vemos, sino
también la forma en que lo vemos. Si la televisión es tan importante en el desarrollo de la
personalidad y de la identidad, también lo es para la evolución hacia una sociedad igualitaria,
donde la representación femenina y masculina sea la adecuada (Defensoría del público,
2013).
Hablar de estereotipos de género en series y películas es una tarea sencilla, aunque
complicada al mismo tiempo. Sencilla porque en cada una de ellas, podemos encontramos
fácilmente prejuicios femeninos preestablecidos desde una lógica patriarcal, y complicada,
porque es imposible abarcar todos los géneros del cine y la televisión.
Los estereotipos reflejados en las series de televisión se reproducen también en el
ámbito cinematográfico. Desde los años noventa la nueva representación femenina en el cine
se ha dado de manera pausada y aún en la actualidad seguimos viendo aquel machismo que
pudimos observar con Julia Roberts en Pretty Woman. Si estos estereotipos los trasladamos a
las series y películas actuales, podemos confirmar que el cine sigue tratando a la mujer dentro
de una mirada patriarcal. Aun así, aunque en menor medida, encontramos algunos cambios al
respecto.
En la actualidad, con el avance de las nuevas tecnologías, las redes sociales fueron
tomando cada vez más fuerza al momento de implantar y perpetuar estereotipos de belleza y
roles de género. Al estar constantemente rodeados de mensajes publicitarios e imágenes
idealizadas, somos muy vulnerables a esta información, planeada para crear una idea
determinada sobre aquello que está socialmente aceptado.
Vivimos en un mundo cada vez más virtualizado, lo que hace que el uso de internet
genere aún más diferencias entre chicos y chicas, creando un escenario posible para la
desigualdad de género. Los contenidos audiovisuales que podemos encontrar en las redes
sociales propagan estereotipos, roles de género, formas fijas de entender a las y los jóvenes,
violencia sexual hacia las mujeres, etcétera. Estás diferencias se reproducen de manera
virtual, logrando imponer roles diferenciados en función del género y marcando diferencias
en cuanto a los contenidos compartidos en internet (Norma Vásquez, 2013).
A partir de las encuestas realizadas a mujeres de entre 16 y 60 años, se identificó que,
previo a la pandemia un 38,8% de las encuestadas se encontraba desempleada, un 33,7%
empleada informalmente y un 27,6% empleada formalmente. Además un 60% de ellas, tenía
menores bajo su cargo, y asimismo en un 67,7% eran las encargadas de las tareas domésticas,
incluyendo el cuidado de los niños.