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hijos de Dios, en favor de todos los creyentes verdaderos de la Palabra de Dios; porque como El
ha dicho, así El hace en el fin del siglo. Para los elegidos, El dijo: ``Y enviará el Hijo del Hombre a
Sus ángeles''.
Hay muchas personas que dicen: ``Dios me envió para traer tal o cual mensaje a los hijos de
Dios''. Pero la Escritura dice a Quién envía Dios, en el fin del siglo, para traer el mensaje de la
gran voz de trompeta a todos los elegidos.
``Y enviará el Hijo del Hombre a Sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a todos los
escogidos''. Ese es el ministerio del fin del siglo.
Fuera de ese ministerio, cualquier otra persona que predique de la Biblia, tiene que estar sujeto
al ministerio del fin del siglo; porque de otra manera se encontrará luchando en contra del
programa de Dios para el fin del siglo.
Por eso es necesario conocer cuál es el ministerio de parte de Dios para el fin del siglo, para
llamar y juntar a todos los escogidos, y para quemar la cizaña con el fuego de la gran tribulación
que ha de venir.
Para esa gran tribulación el ministerio de los dos ungidos, de los olivos, es el ministerio
señalado en Apocalipsis once, para llevar a cabo todos esos milagros internacionales que llevará
el juicio sobre el reino de los gentiles.
Por lo tanto, los mismos milagros que hizo Moisés, miles de años atrás, para traer el juicio al
pueblo egipcio que había cautivado al pueblo por cuatrocientos treinta años, son los mismos
milagros o juicios divinos que aparecen en el Apocalipsis.
Y también los mismos milagros que hizo el profeta Elías para traer juicios sobre aquellos que
estaban en contra de él, son los mismos que aparecen en Apocalipsis capítulo once y en otros
capítulos como juicios apocalípticos de la gran tribulación.
Porque es el ministerio de Moisés y el ministerio de Elías repitiéndose para traer el juicio de la
gran tribulación para el reino de los gentiles, para la cizaña, y también para traer la gran voz de
trompeta y llamar a todos los escogidos. Y el sonido de esta trompeta traerá la transformación de
los que están vivos en esta Tierra y escritos en el reino de los cielos. Ellos son los que
escucharán la gran voz de trompeta.
Y cada persona que escuche la gran voz de trompeta, puede hacer lo que dijo el Señor
Jesucristo: ``Gozáos más bien de que vuestros nombres están escritos en el cielo''; porque la
gran voz de trompeta será escuchada con los que tienen sus nombres escritos en el cielo. Esa es
la evidencia que tendrá cada persona de que es escogida: que estará escuchando la gran voz de
trompeta y habrá sido recogido con la gran voz de trompeta bajo el ministerio del fin del siglo en
estos días finales.
Y todos queremos estar bajo un ministerio, pero un ministerio doble. Todos queremos estar
bajo el ministerio doble de los Ángeles del Señor, el ministerio doble de Moisés y Elías, el
ministerio doble de los dos olivos, de los dos candeleros; porque ése es el ministerio del fin del
siglo.
Después de ese ministerio no hay otro ministerio prometido, porque el ministerio que estaba
prometido antes de ése, fue el ministerio del ángel mensajero de la Séptima Edad de la Iglesia,
con el Espíritu y virtud de Elías manifestado por cuarta vez. Ya este ministerio se cumplió.
Lo único que les queda a los seres humanos es el ministerio doble de Moisés y Elías; el
ministerio de los dos olivos, el ministerio de los Ángeles del Señor enviados para el fin del siglo,
para recoger el trigo en el alfolí de Dios y para quemar la cizaña en el fuego. Ese es el único
ministerio de parte de Dios para el fin del siglo.
Por eso en ese ministerio se cumplirán la venida del Hijo del Hombre, se cumplirán las
promesas divinas de parte de Dios para el fin del siglo. Y a través de ese ministerio nosotros
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obtendremos todas las promesas que Dios ha hecho para todos los escogidos, y es a través de
ese ministerio que los entendidos entenderán, cuando estén escuchando el mensaje que ese
ministerio estará ministrando de parte de Dios para todos los seres humanos. Ese mensaje es la
gran voz de trompeta, la trompeta final que antecede a la resurrección y transformación de los
escogidos.
San Pablo, conociendo el ministerio del fin del siglo, dijo: ``He aquí os digo un misterio: Todos
ciertamente no dormiremos, sino que todos seremos transformados''. )Cuándo? A la final
trompeta. ``Porque será tocada la trompeta de Dios, y los muertos resucitarán primero. Y luego
nosotros los que vivimos, seremos transformados''.
Les veremos a ellos resucitar. )Y hacia dónde van a ir ellos? Si estuviésemos viviendo en la
Edad de Lutero, ellos se irían al lugar en donde Lutero tuvo su ministerio. Si ellos hubieran
resucitado en el tiempo de Wesley, entonces se irían al lugar donde Wesley tenía Su ministerio. Si
hubiesen resucitado en el tiempo del séptimo mensajero, pues todos tendrían que ir para el lugar
en donde estaba el mensajero que llamaba y preparaba con su mensaje a los hijos de Dios para
la resurrección y para la transformación. Pero no fue en ninguna de las Siete Edades de la Iglesia
gentil.
El Siervo fiel y prudente, al cual cuando su Señor viene, encuentra dándole el alimento a su
tiempo a los de su casa; porque es al Siervo que su Señor puso sobre su casa, la casa del Señor,
que es la Iglesia, Su cuerpo místico...
En la primera Edad, Dios puso a San Pablo sobre Su casa; y en la segunda Edad, Dios puso a
Iréneo. En la tercera Edad, Dios puso a Martín. En la cuarta Edad, Dios puso sobre su casa a
Colombo. En la quinta Edad, Dios puso a Lutero. En la sexta Edad, Dios puso a Wesley. En la
séptima Edad, Dios puso a William Marrion Branham; pero en ninguna de esas Edades se
cumplió la venida del Hijo del Hombre como el relámpago resplandeciendo en el Occidente.
Aunque la séptima Edad de la Iglesia se llevó a cabo en el Occidente; pero el Occidente tiene
Norteamérica y Centro y Sudamérica.
La Segunda Venida del Hijo del Hombre no puede llevarse a cabo fuera del Occidente; porque
el Señor Jesucristo dijo que sería como el relámpago que resplandece, se revela, se manifiesta,
en el Occidente. Ese era el gran misterio de la Segunda Venida del Hijo del Hombre: )Cómo?
)Cuándo? )Dónde? Y )en Quién? se revelaría.
Ese es el ministerio por el cual hubo silencio en el cielo por casi media hora. El silencio de la
Segunda Venida del Hijo del Hombre; pero ese misterio será dado a conocer a través del
ministerio del fin del siglo; el cual nos mostrará el misterio de la Segunda Venida del Hijo del
Hombre con Sus Ángeles llamando y recogiendo a todos los escogidos.
Y entonces entenderemos. Y al entender estas cosas a través del ministerio del fin del siglo,
descubriremos algo que antes no sabíamos; y al descubrirlo, lo único que podremos decir es:
``Pero si yo era un escogido y no lo sabía''.
Porque ésa ha sido la pregunta que tiene toda la gente que asiste a una religión. )Seré o no
seré un escogido? ``Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos''. Pero para esos
pocos, Dios dice: ``Les voy a enviar a Mis Ángeles con gran voz de trompeta, y ellos llamarán y
recogerán a todos los escogidos''.
Escuchar la gran voz de trompeta, recibir el ministerio del fin del siglo que estará tocando la
gran voz de trompeta, es ser un elegido. El dijo: ``Mis ovejas oyen mi voz, y me siguen''.
La Voz que estará en la gran voz de trompeta, en el ministerio del fin del siglo de los Ángeles
del Señor, será la Voz del Buen Pastor, la Voz del Señor Jesucristo a través de Su Ángel
mensajero, el cual enviará para todas las iglesias. En Apocalipsis 22:16 dice: ``He aquí yo Jesús
he enviado mi Ángel para daros testimonio de estas cosas...''
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Ese mensaje, ese testimonio, que El estará dando, es la gran voz de trompeta llamando y
juntando a todos los elegidos. Ese es el ministerio del fin del siglo. Y los que escuchen Su Voz, Su
mensaje, y estén bajo el ministerio del fin del siglo, serán los escogidos del fin del siglo en el
tiempo en que vivimos; los cuales están siendo preparados para la transformación, si permanecen
vivos; pero si mueren, o duermen... porque los santos no mueren; entonces han sido preparados
para la resurrección.
Así que bajo el ministerio del fin del siglo tendremos las grandes promesas de la
transformación de nuestros cuerpos después de la resurrección de los muertos; los cuales apare-
cerán en el Occidente, conforme a la promesa divina.
Porque es en el continente donde se esté llevando a cabo el ministerio del fin del siglo, en
donde ese ministerio esté tocando la gran voz de trompeta, en donde aparecerán todos los
elegidos de las Edades del pasado. Si están tocando la gran voz de trompeta en el Occidente, no
van a aparecer en el Oriente.
Porque si alguien le está llamando a usted para que se levante y vaya donde está él, entonces
usted no va a levantarse para irse a otro lugar; porque usted quiere ir a aquel que lo está
llamando.
La gran voz de trompeta estará llamando en el fin del siglo a todos los elegidos que estarán
viviendo en esta Tierra, y así como ellos irán directamente adonde esté la gran voz de trompeta
haciendo el llamado, y estarán siendo recogidos en donde El los esté colocando. Porque El los
estará colocando y preparando para la transformación de sus cuerpos. Así también sucederá con
los que resuciten; ellos no querrán ir para Alemania, en donde estuvo Lutero, porque a Lutero
ellos lo tuvieron aquí en la Tierra cuando les ministró la Palabra y les recogió; y después le han
tenido por cientos de años allá en el paraíso; y así mismo a los demás mensajeros.
Si le preguntamos al séptimo mensajero adonde desea irse en la resurrección... ``)Deseas irte
con el quinto mensajero de la Edad de la Iglesia gentil?'' El contestaría: ``)Y para qué con el
quinto, si yo fui el séptimo mensajero, y en revelación tuve más que él''.
De seguro que el séptimo mensajero nos dirá: ``Yo quiero ir adonde esté alguien que haya
traído al pueblo más de lo que yo he traído. Alguien que le haya traído al pueblo todo lo que yo
dije que le iba a ser traído al pueblo después que yo me fuera. Alguien que haya cumplido lo que
yo dije que cumpliría el ministerio que viniera después de mí. Y donde esté ese mensajero, ahí yo
quiero estar''.
Y el idioma no será inconveniente; porque en el otro cuerpo no hay problemas. Allí se saben
todas las cosas. De modo que los que resuciten entenderán todos los idiomas, porque no hay
limitaciones. Y los que sean transformados entenderán igual que nosotros entendemos.
Así que todos quieren ir adonde esté la gran voz de trompeta, en donde esté el ministerio del
fin del siglo; porque es el único ministerio que llevará a cabo la labor que corresponde al fin del
siglo. Es el único misterio que al terminar su mensaje ocasionará la resurrección de los muertos y
la transformación de los vivos; porque es el mensaje de gran voz de trompeta; es la trompeta
final.
Y San Pablo dijo: ``Todos ciertamente no dormiremos; mas todos seremos transformados, a la
final trompeta; porque será tocada la trompeta de Dios, y los muertos resucitarán primero, y luego
los que vivimos, seremos transformados''. )Quiénes? Los que hayan escuchado la gran voz de
trompeta. Eso no lo puede eludir ninguna persona. Para estar en la transformación, tiene que
escuchar la gran voz de trompeta bajo el ministerio del fin del siglo.
Cualquier otra cosa fuera del ministerio del fin del siglo, es sectarismo religioso, religiones,
imaginaciones de las gentes, fanatismo, y todas esas cosas. Lo único real es lo que dijo el Señor
Jesucristo que sería el ministerio del fin del siglo para llamar y juntar a todos los escogidos, y para
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Si ese mensajero estuviera dándole en el fin del siglo el mensaje de San Pablo, o de Lutero, o
de Wesley, o del séptimo mensajero, no estaría dando a los hijos de Dios el alimento a su tiempo;
porque estaría dando un alimento fuera de tiempo; un alimento para un tiempo pasado y para
gente que correspondía a ese tiempo pasado; alimento que correspondía a esa Edad séptima de
la Iglesia gentil; pero él estará dándole el mensaje de gran voz de trompeta; y con ese mensaje
estará llamando y recogiendo a todos los escogidos.
Este siervo fiel y prudente colocará al pueblo, no pasándolo a otra Edad, sino a otra
dispensación. Y esa dispensación tendrá una sola Edad: la Edad Eterna, la Edad de la Piedra
Angular, la Edad de Oro; ésa será la Edad representada en la cabeza, y ahí será en donde la
Segunda Venida del Hijo del Hombre se realizará, en la Edad de Oro, la Edad de la Piedra
Angular. Por eso, ninguna otra Edad podía decir que era la Edad de la Piedra Angular.
La Séptima Edad y los de la Séptima Edad no podían decir: ``Nosotros somos de la Piedra
Angular;'' porque ellos estaban más abajo; y los anteriores a ellos, más abajo todavía. Pero
después de la Séptima Edad, solamente queda la Edad de la Piedra Angular, adonde serán
llamados y recogidos con gran voz de trompeta todos los escogidos. Allí será el lugar en donde
serán colocados los escogidos bajo el ministerio del fin del siglo.
Y el que se quiera ir fuera de la Edad de Oro, de la Edad de la Piedra Angular, de la Edad de la
Venida del Hijo del Hombre, de la Edad del ministerio de los Ángeles del Señor, del ministerio del
fin del siglo, el que se quiera ir se puede ir.
La persona que se va de la Edad de la Piedra Angular, no puede subir más; porque ésa es la
parte más alta del cuerpo místico del Señor, de la Iglesia del Señor Jesucristo; ésa es la parte
más alta de la Pirámide Espiritual.
El que salga de la Edad de la Piedra Angular, le sucede lo mismo que a la persona que esté en
la cima de un monte y se quiera tirar de allí. )Qué le pasará? Irá cuesta abajo; y no se sabe en
cuál de las Edades del pasado se detendrá. Todo depende de cuál Edad alguien saque la mano,
lo agarre, y le diga: ``Quédate aquí con nosotros''.
Pero nosotros no estamos llamados a caminar cuesta abajo, sino cuesta arriba. El programa
del Señor Jesucristo siempre ha sido cuesta arriba. (De ahí es que sacaron esos dichos políticos
que muchos de ustedes saben).
Pero no hay mejor lugar que la Biblia para sacar cosas buenas, y para ayudar a las demás
personas para la superación del ser humano. )Y saben ustedes una cosa? El programa divino es
un programa de superación de la raza humana; el cual nadie puede llevar a cabo, sino el mismo
Señor Jesucristo, en la forma en que El lo ha estado llevando a cabo: usando instrumentos
humanos en cada dispensación y en cada Edad.
Hay mensajeros dispensacionales y mensajeros de Edades; porque cada dispensación tiene
siete Edades.
)Y saben ustedes una cosa? Un mensajero dispensacional siempre es el mensajero de esa
dispensación que él comienza.
Moisés fue el mensajero de la primera dispensación; él trajo el mensaje de la Ley; pero
después de Moisés vinieron los mensajeros de cada edad de la dispensación de la Ley. Y tuvo
siete edades la dispensación de la Ley. Juan el Bautista fue el último mensajero, o séptimo
mensajero de la dispensación de la Ley.
Cuando termina una dispensación, termina con el último mensajero, o séptimo mensajero de
esa dispensación. Y el mensajero que aparece después del séptimo, es el mensajero
dispensacional de la nueva dispensación que va a comenzar.
De modo que después de Juan el Bautista, apareció el Señor Jesucristo. Y Juan había hablado
de ese mensajero que vendría.
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Juan era mensajero de una edad, de la séptima; pero Jesús era mensajero de una
dispensación completa. Por eso Juan decía que Jesús era mayor que él. Juan decía que no era
digno de desatar la correa de su calzado. Juan sabía quién era Jesús.
Ahora, Jesús comenzó esa nueva dispensación. Y cuando Jesús ascendió a los cielos,
comenzó a enviar a los mensajeros de esa dispensación, la cual tenía siete etapas o Edades. Y
para cada una de esas Edades, apareció un mensajero; pero Jesús era el Mensajero de la
dispensación completa.
Por eso el mensaje del Señor Jesucristo para esa dispensación, nadie lo podía cambiar, ni aun
un ángel del cielo. Ningún mensajero enviado del cielo, ninguno de los siete mensajeros, podía
cambiar el mensaje de esa dispensación mientras estuviera vigente esa dispensación; porque
dentro de esa dispensación no cabía el mensaje de otra dispensación, ni cabía el mensaje de la
dispensación pasada.
Pablo decía que no podía meter el mensaje de la Ley a esa nueva dispensación. Y Pablo
decía: ``)Ustedes quieren oír la Ley? )La quieren guardar? Yo les voy a predicar el mensaje de la
Ley, para el que lo quiera guardar; pero recuerde que lo tiene que guardar completo, sin fallar.
)Cuántos quieren estar en la Ley?''
Hay personas que cuando se comienza una nueva dispensación, todavía quieren arrastrar las
cosas de la dispensación pasada. Y en aquel tiempo, muchas personas, principalmente los judíos
que entraban a la nueva dispensación, querían traerse la circuncisión de la dispensación pasada;
querían traerse también el sábado para guardarlo; querían traerse también los días festivos;
querían también traerse el asunto de las comidas. Querían mudar la Ley dentro de la Gracia; pero
no cabía.
El mensaje de una dispensación pasada no cabe dentro de una nueva dispensación. Y el
mensaje de una nueva dispensación no cabe dentro de una dispensación que ya pasó.
Por eso Jesús les dijo: ``Mis Palabras no caben en vosotros''. Porque ellos estaban en la Ley.
Así que Su Palabra, Su mensaje, no cabía en la dispensación de la Ley; por cuanto había
terminado la dispensación de la Ley. Cuando Dios comienza una nueva dispensación; entonces
termina Su trato con la dispensación anterior.
Jesús les dijo: ``Pero si ustedes no creen que Yo soy, en vuestros pecados moriréis''. En el
pecado de incredulidad al nuevo mensaje de la nueva dispensación.
Por eso El también les dijo a ellos: ``)Quién les enseñó a ustedes a huir del fuego del infierno?''
Y eran religiosos. Y era la Religión establecida y reconocida por el Gobierno. Pero ya una nueva
dispensación había comenzado, y la vieja dispensación había terminado. Así que cuando Dios
termina con algo, ya no vuelve más con eso. Así son las cosas en el programa divino. De modo
que nosotros tenemos que pensar en la misma forma.
Algún día nosotros terminaremos con este cuerpo que tenemos; pero no queremos el mismo
cuerpo, queremos uno nuevo. Y si alguno de nosotros tuviese que partir antes de la
transformación, queremos levantarnos en un nuevo cuerpo.
)Y saben ustedes una cosa? Que estamos pensando igual que Dios. Es que si nos levantamos
nuevamente con el mismo cuerpo, volvemos a caer al mismo hoyo.
Al levantarnos en la resurrección, entonces tendremos juventud eterna, felicidad eterna, vida
eterna; no hay dónde parar la vida. Así que nosotros tenemos que entender que si en estos
cuerpos nos enfermamos, nos ponemos un poco viejos a medida que pasa el tiempo...
Pero en el programa de Dios está que nosotros lleguemos a cierta edad, la cual será una Edad
eterna. (Esto es una edad en cuanto a la apariencia); que lleguemos a tener un cuerpo que repre-
sente de dieciocho a veintiún años de edad. Y todo eso es así para los escogidos en el fin del
siglo bajo el ministerio del fin del siglo.
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Por eso es que amamos mucho el ministerio que dice el Señor Jesucristo que nos enviará para
que escuchemos, a través de ese ministerio, todo el programa divino del fin del siglo; para que
escuchemos la voz del Señor Jesucristo, y de esa manera seamos llamados, recogidos y
preparados para la transformación. Es el ministerio que nos prepara para la transformación, para
entrar a la eternidad. )Y cómo no lo vamos a apreciar? )Y cómo no vamos a amar ese ministerio?
Y ahora les digo a ustedes: Repítanse ustedes mismos, en su mente y en su corazón, aquellas
palabras que dijo el Señor Jesucristo: ``Aunque no me creáis a mí, creed a las obras''. Crean al
mensaje, crean a la Palabra, crean a la obra que ha sido prometida para el fin del siglo, crean el
ministerio que ha sido prometido para el fin del siglo; porque eso es lo que traerá la transfor-
mación de nuestros cuerpos y la resurrección de los vivos, y también traerá lo que le corresponde
a la cizaña.
Así que algo tenemos que recibir de ese ministerio: la parte buena, la bendición que traerá, o el
juicio que traerá para la gran tribulación. Así que todos decimos: ``Nos quedamos con lo primero,
porque eso es lo que estamos nosotros esperando''.
Hay personas que están esperando la gran tribulación; pero nosotros creemos y esperamos
todo lo que El ha prometido que llevará a cabo antes de la gran tribulación. Y lo queremos en
nuestro tiempo. Queremos ver con nuestros ojos, queremos escuchar con nuestros oídos, palpar
con nuestras manos y disfrutar en nuestro corazón, todo lo que El ha prometido para el fin del
siglo. Fuera de eso lo demás es temporero, es pasajero.
No vamos a echar a un lado lo demás. No vamos a echar a un lado el trabajo que tenemos. No
vamos a echar a un lado los estudios. No vamos a echar a un lado las comodidades, las
facilidades que tenemos; no vamos a dejar de arreglar bien nuestras casas, a tener lo
necesitamos; pero todo eso es pasajero. Nuestro corazón no estará en esas cosas.
Nuestro corazón estará en el reino de los cielos. Nuestro corazón estará en las cosas que
corresponden en el programa divino para el fin del siglo; porque donde estuviere vuestro tesoro,
allí estará vuestro corazón; y donde estuviere vuestro corazón, ahí estará vuestro tesoro.
Haced tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín dañan las cosas, ni ladrones minan. Así
que ahí es donde tenemos seguro todo lo que nosotros queremos almacenar para la eternidad, y
eso se hace trabajando, luchando, en el reino de Dios.
Ahora, todas estas cosas serán dadas a conocer en el fin del siglo, bajo el ministerio del fin del
siglo, para la gente del fin del siglo.
Por eso, nosotros tenemos que estar conscientes que estamos viviendo en el fin del siglo, para
buscar estas cosas que El ha prometido y para recibir el beneficio de ese ministerio del fin del
siglo.
Y bajo ese ministerio no estaremos presionados en ningún momento, no estaremos obligados
en ningún momento, sino que siendo ése un ministerio dispensacional, para traer un mensaje
dispensacional, para comenzar una nueva dispensación, será un ministerio en el cual la Palabra
vendrá a su tiempo.
Aquellas multitudes que habían seguido a Jesús porque habían comido los panes y los peces;
pero cuando lo oyeron decir: ``Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su Sangre, no
tenéis vida en vosotros''. Entonces ellos dijeron: ``Dura es esta Palabra; )quién la puede oír?''
También les dijo Jesús: ``)Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba
primero?'' En otra ocasión también dijo: ``Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el
Hijo del Hombre, que está en el cielo''. Sin embargo, el Hijo del Hombre estaba aquí en la Tierra.
)Quién iba a entender eso? )Cómo va a estar diciendo que estaba en el cielo, cuando estaba en
la Tierra?
Pero Jesús siendo un mensajero dispensacional, tenía que ser un profeta. No puede ser otra
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de regresar atrás para escuchar las enseñanzas de Caifás o de los otros ministros.
Si Juan hubiese tenido esa oportunidad, no solamente hubiese orientado a sus discípulos para
que siguiesen a Jesús, sino que él mismo hubiese sido el primero en seguirle, y en prepararle
todas Sus actividades, y en presentarle en las reuniones como el Mesías.
Quizás Juan deseaba tener ese privilegio; pero las circunstancias no se lo permitieron; porque
enseguida lo encarcelaron, y no podía salir de la cárcel, porque ya sus días habían terminado.
Solamente tuvo unos seis meses de ministerio; pero en ese tiempo tan corto le preparó muy bien
el camino al Señor.
Los que dejaban de seguir a Jesús, tenían dos lugares para donde ir: primero, el grupo de
discípulos que seguían a Juan, o se regresaban donde los fariseos o saduceos para escuchar al
Sumo Sacerdote; es decir, si dejaban a Jesús, lo único que podían hacer era bajar
espiritualmente; pero aquel no era tiempo para bajar, sino para subir.
Catorce años después, Pablo se encontró con un seguidor de Juan el Bautista; se encontró con
Apolo, un gran predicador; y también se encontró con otras personas que estaban en la misma
condición; y Pablo y sus ayudantes comenzaron a hablar del programa de Dios para ese tiempo.
Y ellos entonces creyeron y caminaron hacia adelante.
Entonces podemos ver que en ese tiempo había mensajeros del precursor y mensajeros del
precursado. Los del precursado no podían caminar para atrás, porque perdían terreno, perdían
una Edad, la Edad de la Piedra Angular de aquel tiempo; pero los mensajeros del precursor
podían caminar hacia adelante, hacia arriba, para colocarse en la Edad que les correspondía y en
la dispensación del mensajero dispensacional. Y así será en el fin del siglo.
Pero él nos dirá: ``Si alguno se quiere ir, pues, se puede ir; pero entienda que va a bajar;
entonces baje al mensaje del precursor, y ahí escudriñe bien todo lo que él dijo del precursado.
Ahí escudriñe bien todo lo que él dijo que haría el ministerio del fin del siglo que llamaría y juntaría
con gran voz de trompeta a todos los elegidos''.
Después se dará cuenta que lo que hizo fue bajar; y entonces podrá decir: ``Yo lo que hice fue
bajar. )Cómo volveré para allá y le daré la cara a estas personas que están allá arriba? Y ahora lo
que estoy es atrasado. Me metí en una dispensación que ya había pasado, en una Edad que ya
había pasado. )Cómo hago yo ahora para salir de esta Edad después que me habían sacado de
aquí; porque los que están acá, en esta séptima Edad, no me quieren dejar ir?''
Es más fácil bajar que subir. Por cualquier cosa se puede bajar; pero para subir, solamente hay
una forma, y es la gran Voz de Trompeta llamando y recogiendo a todos los escogidos. Y el
escogido sube cuando escuche esa gran Voz de Trompeta, y de todo corazón dice: ``(Esto era lo
que yo estaba esperando!'' Eso es el ministerio del fin del siglo.
En estos días, aún estaré aquí con ustedes platicando acerca del programa divino para nuestro
tiempo, para el fin del siglo; porque no tenemos otra cosa de qué hablar, sino del programa de
Dios para nuestro tiempo, de la tercera dispensación, del ministerio para la tercera dispensación y
de la gente de la tercera dispensación.
Estamos hablando de estas cosas para que los que están llegando escuchen y sepan que una
nueva dispensación está comenzando en el fin del siglo, y así puedan entrar a esa nueva
dispensación.
No hay otra cosa de qué hablar en el fin del siglo, sino de lo que corresponde para el fin del
siglo conforme al programa divino; y eso viene por el ministerio del fin del siglo.
Y ese es el ministerio que usted y yo deseábamos para que nos trajese el mensaje del fin del
siglo. Y al recibirlo, descubriremos que éramos también los elegidos del fin del siglo.
Así que Dios nos siga bendiciendo a todos; porque yo también quiero que El me bendiga en
nuestro tiempo.
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Espero que ustedes oren mucho por mí, para que solamente les traiga el mensaje del fin del
siglo. Fuera de eso yo no estoy interesado en predicar de otra cosa; no estoy interesado en hablar
de otra cosa, sino del mensaje del fin del siglo.
Eso es lo que yo quiero predicar ─enseñar─ a ustedes; porque la primera dispensación tuvo un
buen profeta: Moisés; el cual trajo el mensaje de esa dispensación. El de la segunda dispensación
tuvo un buen profeta que lo trajo: Jesús. Así que lo que faltaba era el último mensaje, el mensaje
del fin del siglo, y el único que yo les quiero predicar a ustedes.
Y ustedes me van a decir: ``Pero si ése es el único mensaje que nosotros queremos escuchar:
el mensaje de gran Voz de Trompeta que nos llama, nos recoge, en una nueva dispensación, y
nos prepara para la transformación de nuestros cuerpos. Por eso es que necesitamos el
ministerio del fin del siglo''.
... Y yo no sé qué usted podría decir. Pero lo voy a decir en una forma bien reservada, para que
ninguno vaya a tropezar. Déjenme buscarlo aquí: (Y AQUÍ LO TENEMOS!
Dios les bendiga y Dios les guarde.
``EL MINISTERIO DEL FIN DEL SIGLO.'' "