Está en la página 1de 6

1

LA TRADICIÓN LITERARIA DEL PERSONAJE DE ULISES


Fernando García Romero, Dto. de Filología Griega y Lingüística Indoeuropea,
Universidad Complutense de Madrid

TEXTOS
1. Odisea 19.405-409:
Y a ella por su parte Autólico respondió y exclamó:
'mi yerno y mi hija, imponedle el nombre que os voy a decir:
puesto que yo llego aquí siendo odiado (odyssámenos) por muchos,
hombres y mujeres, a lo largo de la tierra fecunda,
sea el nombre de Odiseo (Odyseús) su apelación.

3. Odisea 20.18-21:
“¡Aguanta, corazón, que ya antes has aguantado otra situación más perra,
el día en que el Cíclope de incontenible fuerza me iba devorando
a mis esforzados compañeros; y tú te mostraste osado, hasta que mi astucia
te sacó de la cueva en la que creías que íbamos a morir!”.

4. Ilíada 3.202:
conocedor de engaños de toda clase y planes sagaces

5. Odisea 3.120-122:
Allí nadie nunca intentar igualarle en astucia
quería, porque muy mucho vencía el divino Odiseo
en engaños de toda clase.

6. Odisea 1.4-6:
Muchos dolores en el mar sufrió en su corazón,
luchando por su vida y el regreso de sus compañeros.
Pero ni siquiera así consiguió salvarlos, aunque mucho lo deseaba.

19. a) Arquíloco, fragmento 128 West:


y ni cuando venzas abiertamente te jactes,
ni cuando seas vencido en casa dejándote caer al suelo te lamentes,
sino alégrate con lo que hay que alegrarse y con los males aflígete
no demasiado, y conoce qué alternativas dominan la vida de los hombres.

21. Platón, República 620a:


Y ocurrió que, la última de todas por el sorteo, iba a hacer su elección el alma de
Ulises y, dejando de lado la ambición con el recuerdo de sus anteriores fatigas,
buscaba, dando vueltas durante largo rato, la vida de un hombre corriente y libre de
cargos y por fin la encontró echada en algún lugar y olvidada por los demás; y cuando
la vio, dijo que lo mismo habría hecho de haber salido la primera y la escogió con
placer

22. Odisea 5.215-224:


Venerable diosa, no me lo tomes a mal. También yo sé
2
muy bien que la muy discreta Penélope
en aspecto y porte se ve que es inferior en comparación contigo.
Y es que ella es mortal, mientras que tú estás libre de la muerte y la vejez.
Pero aún así yo quiero y ansío todos los días llegar a casa y ver el día de mi
regreso.
Y si alguno de los dioses de nuevo intenta destruirme en el mar vinoso,
lo aguantaré porque tengo en mi pecho un ánimo que aguanta las penalidades.
Porque ya muchísimas cosas he sufrido y muchísimas he penado
entre las olas y la guerra; añádase ahora ese sufrimiento a los otros.

24. Teognis de Mégara 1123-1126:


No me recuerdes mis males. He sufrido las cosas que Ulises,
quien regresó tras escapar a la amplia morada de Hades,
y mató sin apiadarse a los pretendientes
de Penélope, su legítima esposa, hombre sensato.

25. Teognis de Mégara 213-216:


Corazón, de acuerdo con cada amigo cambia tu variado carácter,
mezclando el temperamento que cada uno tiene.
Adopta la manera de ser del pulpo de muchos repliegues, el cual a la piedra
a la que está adherido se muestra semejante.

26. Píndaro, Nemeas 7.20-21:


Y yo creo que la fama de Ulises es mayor que lo que hizo
porque existieron los gratos versos de Homero.

29. Sófocles, Filoctetes 407-409:


Porque sé perfectamente que él con su lengua participaría
en cualquier maldad que se dijera e hiciera, de la que
nada justo fuera a resultar al final.

34. Eurípides, Troyanas 281-288:


a un hombre abominable, trapacero, me ha tocado servir,
enemigo de la justicia, bestia sin ley,
que todo lo de allí lo revuelve hacia acá,
y de nuevo lo agita hacia allí
con su lengua doble,
lo que antes era amigo haciéndolo enemigo a su vez.

35. Jenofonte, Recuerdos de Sócrates IV 6.15: Así, en efecto, resultaba que, cuando
hablaba, conseguía mejor que cuantos yo haya conocido el asentimiento de los que le
oían. Y decía que así Homero atribuía a Ulises la cualidad de ser ‘orador sin fallo’ [Od.
8.171] en virtud de que tenía habilidad para hacer avanzar el razonamiento
apoyándose en los pareceres que los hombres daban por sentados.

36. Séneca, Diálogos II 2: Para nuestros estoicos, Ulises y Hércules son sabios
(sapientes), invictos en sus fatigas, llenos de desprecio por los placeres y vencedores
3
de todas las tierras.

37. Horacio, Epístolas I 2.19-28:


Por el contrario, como ejemplo útil de lo que pueden
la virtud y la sensatez, Homero nos propuso a Ulises,
varón prudente que, tras conquistar Troya, conoció las ciudades
y costumbres de muchos pueblos, y mientras surcaba el vasto mar
procurando su regreso y el de sus compañeros, soportó
mil contratiempos, sin que lo sumergieran nunca las olas de la adversidad.
Conoces el canto de las Sirenas y los brebajes de Circe;
de haberlos bebido, insensato y ávido, como sus compañeros,
hubiera caído, deforme y bruto, bajo el yugo de aquella ramera,
y vivido en forma de perro inmundo o puerca que gusta del fango.

38. a) Epicteto, fragmento 11: ¿Y (el hombre noble) no seguirá el ejemplo de Ulises,
quien no se mostraba menos sobresaliente vestido con harapos que vistiendo un
manto de lana del color de la púrpura?
b) Epicteto, Conversaciones III 26.33-34: Pero Ulises, cuando fue arrojado
náufrago, ¿lo abatió su indefensión, lo quebrantó siquiera un poco? Al contrario, ¿cómo
se acercó a las muchachas para pedirles que le dieran lo imprescindible, lo que parece
muy vergonzoso pedirle a otra persona? “Como un león criado en el monte”. ¿En qué
confiado? No en la gloria, ni en el dinero, ni en los cargos, sino en su propia fortaleza,
esto es, en sus opiniones sobre lo que está en nuestra mano y lo que no lo está.
Porque eso es lo único que hace a los hombres libres, lo que los libra de las ataduras,
lo que hace que los abatidos levanten la frente, lo que hace que miren a los ricos y a
los tiranos directamente a los ojos. Y ése es el don del filósofo.

44. Ovidio, Arte de amar II 123-124: Ulises no era bello, pero tenía el don de la
palabra,/ y sin embargo hizo que las diosas marinas sufrieran los tormentos del amor.

52. Dante, Infierno XXVI 90-99:


“Cuando
de Circe me libré, que me ocultara
más de un año no lejos de Gaeta,
antes que tal Eneas la nombrara,
ni siquiera el amor, que así sujeta,
a un hijo, a un padre anciano y a una esposa
tan fiel cual mi Penélope discreta,
pudo apagar en mí la sed rabiosa
de hacerme, recorriendo el mundo, experto
en el vicio y virtud: la humana cosa.

53. Heráclito, Alegorías homéricas 70: Toda la carrera errante de Ulises no es más que
una vasta alegoría. Ulises es como un instrumento de todas las virtudes, que Homero
ha creado y del que se sirve para enseñar la sabiduría.

54. Máximo de Tiro, Disertaciones filosóficas XXVI 9: Y en cuanto al mismo Ulises, ¿no
4
ves que, cuando hace frente con sus artes a las variadas desgracias, es su virtud la
que lo salva y el arrojo que en ella hay? Eso es su môly en el episodio de Circe, eso es
su salvación en el mar, eso es lo que lo salva de las manos de Polifemo, eso lo que lo
hace regresar del Hades, eso construye la almadía, eso persuade a Alcínoo, eso lo
retiene cuando lo golpean los pretendientes, cuando lucha con Iro, cuando Melantio lo
insulta; eso libera su hogar, eso le concede la venganza en la boda, eso hace de él un
“vástago de Zeus” y “parecido a los dioses”, tal como el propio Platón exige que sea el
hombre feliz.

60. J.L. Borges, “Odisea, libro vigésimotercero”, en El otro, el mismo (1964):


Ya la espada de hierro ha ejecutado
la debida labor de la venganza;
ya los ásperos dardos y la lanza
la sangre del perverso han prodigado.

A despecho de un dios y de sus mares


a su reino y su reina ha vuelto Ulises,
a despecho de un dios y de los grises
vientos y del estrépito de Ares.

Ya en el amor del compartido lecho


duerme la clara reina sobre el pecho
de su rey, pero ¿dónde está aquel hombre

que en los días y noches de destierro


erraba por el mundo como un perro
y decía que Nadie era su nombre?

61. Constantinos Cavafis, “Ítaca”:


Si emprendes el camino hacia Ítaca,
desea que el camino sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
A los lestrígones y a los cíclopes,
al encolerizado Posidón no temas,
tales cosas en tu camino nunca encontrarás
si tu pensamiento alto permanece, si una selecta
emoción toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni lestrígones ni cíclopes
ni al fiero Posidón encontrarás,
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los erige ante ti.

Desea que el camino sea largo,


que sean muchas las mañanas estivales
en que, con qué placer, con qué alegría,
entres en puertos por primera vez vistos;
detente en los mercados fenicios
5
y compra las hermosas mercancías,
nácar y corales, ámbar y ébanos,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
los perfumes más valiosos y voluptuosos que puedas;
visita muchas ciudades egipcias
y aprende y aprende de los sabios.

Ten siempre en tu mente Ítaca.


Llegar allí es tu destino.
Pero en absoluto apresures el viaje.
Mejor que muchos años dure
y que, ya anciano, arribes a la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.

Ítaca te dio el hermoso viaje.


Sin ella no hubieses emprendido el camino,
Pero ya no tiene nada más que darte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Tan sabio te has hecho, con tanta experiencia,
que ya habrás comprendido lo que significan las Ítacas.

62. L. Cernuda, “Peregrino”, en Desolación de la Quimera (1956-1962):


¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.

Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,


sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,


fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.

63. Derek Walcott, Archipiélagos, de Omeros, 1990.


" Al final de esta frase, empezará a llover.
Y al filo de la lluvia, una vela.
6
Lentamente la vela perderá de vista las islas;
La creencia en los puertos de toda una raza
Se perderá entre la niebla.
La guerra de los diez años ha terminado.
El pelo de Helena, una nube gris.
Troya, un foso de ceniza blanca
Junto al mar donde llovizna.
La lluvia se tensa como las cuerdas de un arpa.
Un hombre con los ojos nublados la toca con los dedos
Y tañe el primer verso de La Odisea. "

64. Cesare Pavese, Ulises, de Lavorare stanca (1935)


Este es un viejo desilusionado, porque ha hecho a su hijo
demasiado tarde. Se miran a la cara cada tanto
pero a veces bastaba una bofetada.
(Sale el viejo
y regresa con el hijo que se frota la espalda
y no alza más los ojos). Ahora el viejo está sentado
hasta la noche, delante de una gran ventana,
pero no viene nadie y la calle está desierta.

Esta mañana, ha huido el muchacho, y regresa


por la noche. Estará sarcástico. A nadie
querrá decirle si ha comido al mediodía. Tal vez
tendrá los ojos pesados y se irá a dormir en silencio:
dos zapatones embarrados. La mañana era azul
sobre la lluvia de un mes.

A través de la fresca ventana


escurre amargo un perfume de hojas. Pero el viejo
no se mueve de la oscuridad, no tiene sueño la noche,
y querría haber soñado y olvidarse cada cosa
como un tiempo en el regreso después de un largo camino.
Para calentarse, de vez en cuando gritaba y golpeaba.

El muchacho, que regresa pronto, no recibe más golpes.


El muchacho comienza a ser joven y descubre
cada día alguna cosa y no le habla a nadie. No hay nada por el camino que no
pueda saberse
estando en esta ventana. Pero el muchacho avanza
todo el día por el camino. No busca aún mujeres y no juega más en el suelo.
Regresa cada vez.
El muchacho tiene su modo de salir de casa
que, para el que permanece, es una señal de que no debe hacer nada más.

También podría gustarte