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a Letra op aba también tomar cier, me interes: at Cietta digy : aol Maramente emocional 0 emotiva qe la a re th vshin : _— M eZ, Ttatner digermental, muy relaciona a CON esas imagen ee eutatnente de la pe 1 Mercado de fa. se gestinadas alo que podriamos 1} ti Te78 CUE 6 lamar e 74 que ey S moKiomes, cualguier caso, cuando en Jas pe ¥ entos que tenfan que ver con la ei, traté de que fueran siempre lo ial jonales como para que mis al conven formas de colocarse en relacj pe Lal no pasen necesariamente p, a, . icas y practicas que son do ii se en la palabra “encarg: ine diccionario. liculas 0 ey educacién Suficiente; 1 los textos apa Social 0 con e] 1 Mente radicales, 'umNos pudieran al meno: i6n a eso de Io Social, se; oF las Convenciones em minantes en el grado, A\ 0” y en la palabra “zomi rabajey Yoo 8 intuir a lo que locionales, Igo de eso bi” de este Presencia ——_— sai rimeras clases siempre enuncias la frase de tu amigo Fernando a wale : “En mis clases la asistencia no es obligatoria, pero la pre- ce s, Ja cual, como ya dije en “ejercicio”, fue una de las frases mas Sian fticas del semestre, 0 tal vez, la mas recurrente. Te pasabas un oe licando la diferencia entre presencia y asistencia. Y volvias nese sto en forma de reprimenda cuando, por pasar algo (0 por no pasar), te parecia necesario. Ante esta palabra, en este instante, me viene a : Peet enene la obra teatral del polaco Tadeusz Kantor, La cl re se Real aqui no es aproximar sentidos, sea los que le atril ae eee ticos, sino que es mucho mis sencillo: la a Neuere reminiscencia, un vago recuerdo, aquel pedazo ‘ ae ee que no se puede reconstituir el texto, por lo metas ea ee miniscencia es mas o menos asi: algunas person: Somers ai es con objetos que se parecen a los de una clase, | Sete Tepiten los gestos unos de los otros, se levantan y Larrosa ee p de Profesor *Jorge si mismos, solo que mAs j6venes, gon al vez de 0s, tal interrumpen, los repiten de nuevo 1s, ls como automatas, en un continue ,guridad de porau e es porque & i otras. magino que €8 Promo aquello que, inclusc en la repeticién, é son esas imagenes las que evoco y ng No tengo se stoy concibiendo la presencia de los e¢ como alg tudiantes como puede ofrecer algo que rom significado en la presencia? eet Gia la instigan el profesor y sus mi 2 transformar en presencia? pa con ese continuo. ¢Es posible ver ese gSe puede también pensar que la presen- les, que la asistencia se puede Jorge. / . tt librito de Pennac que trabajamos en la maestria, Mal de escuela, hay diversas consideraciones sobre la presencia. Por ejemplo: “Oh, el penoso recuerdo de las clases en las que yo no estaba presente! Como sentia que mis alumnos flotaban, aquellos dias, tranquilamente a la deriva mientras yo intentaba reavivar mis fuerzas. Aquella sensacién de perder la clase... No estoy, ellos no estan, nos hemos largado. Sin embar- g0 la hora transcurre, Desempefio el papel de quien esté dando una clase, ellos fingen que escuchan. Qué seria esta nuestra jeta comin, bla bla bla por un lado, garabatos por el otro, tal vez un inspector se sentiria satis- fecho; siempre que la tienda permanezca abierta... Pero yo no estoy alli, diantre, hoy no estoy alli, estoy en otra parte. Lo que digo no se encarna, les importa un pimiento lo que estén oyendo (. Estoy tan lejos de mi materia como de mi clase. No soy el profesor, soy el guarca del museo, guio mecdnicamente una visita obligatoria”, 2° un poco mas adelante: 326 _——_.JA Ths _—_tetraep (sa presenca es triple: del profesor, de la materia de estudio, de 2 Pinres) cuando no hay ese juego de presencias que ementé, todo €5 mecdnico, ficticio, un mero tramit fa que to mencionabas. Cuando los alunos estan alli sentados, pevo un estar presentes, €N espariol se dice que “estan calentande le sie, antes era asi: inmovilidad forzada y océanos de aburrimiento, Pero al menos uno se ejercitaba en el aburrimiento (hay innumerables decis- raciones sobre los dones del aburrimiento), Pero hoy son las maquinas de la distraccion las que les hacen estar siempre en otra parte. Sabes mi pelea de todos los afios con los teléfonos maviles, con los ordenadotes rtatiles. Sabes que les digo que no hace falta que estén en el aula, que afuera al sol se esta mucho mejor. A veces, en alguna reprimenda, he repetido el parrafo de Ferlosio, ese de: los es- se convocan mu- €, la clase muer- “£1 mas inteligente de los espafoles ~cuyo nombre, por desventura, no he sabido nunca-, autor de un ‘Arte de tocar las castaiiuelas’, empezaba el prologo de su tratado con esta declaracién absolutamente ejemplar y me- morable: ‘No hace ninguna falta tocar las castafiuelas, pero en caso de to- carlas, ms vale tocarlas bien que tocarlas mal’. Si esto dijo aquel hombre, acertando a iluminar a la vez la ética y la estética con un mismo y unico resplandor de luz, refiriéndose a la declaradamente initil dedicacién de to- car las castafuelas, bien cabe aplicar lo mismo a otras dedicaciones que, en cambio, tienden a ser consideradas, en principio, necesarias”. No hay ninguna necesidad de ir a clase, de estar atento a la pelicula que se esté pasando, de hacer lo que el profesor dice que hay que hacer, pero si se hace, hay que hacerlo bien; si se esta, hay que estar alli y no en otra parte. Tienes raz6n en que[a presencia no puede darse por supuesta y tiene que ser, de algtin modo, convocada. Primero por el profesor. Como dice Pennac, si el profesor no esta alli, los alumnos tampoco estan. Segun- do, por la materia de estudio. El profesor tiene que hacer presente la materia de estudio 0, como dirian los griegos, tiene que traer algo a la presencia, tiene que hacer que lo que pone encima de la mesa esté vivo, diga alguna cosa, sea capaz de convocar el interés de los estudiantes. E interesar no tiene nada que ver con motivar. Cuando el profesor pone algo encima de la mesa invoca presencias, hace que algo encarne y se 3271 __ p de Profesor *JOrBe Larosa _ sj él mismo est presente. Ese es o| ede hacerlo tee dificil. cada vez mas y eso solo pu carne. ° arte arte del profesor, un hay un texto muy hermoso de George Steiner tr euadro de Chardin, El fildsofo leyendo, de 1734 formal e incluso ceremonioso del traje de} yestido de cualquier manera, y relaciona eer como un encuentro cortés entre una persona y su jnvitado, con una actitud atenta sccsei ae acién a lo que el lector recibe (algo de eso hemos jicho en la palabra ttoridad’). ¥ Pennac dice alg parecido: En relacién a Ja lectura, en el que comenta UN & Steiner comenta el caracter lector, e! 0 esti eso con la cortes!ay fontesquiew nos honra con su presencia en nuestra clase, debe- “Cuando M' és Montesquieu”. mos estar presentes para ‘aes una batalla contra la indiferencia. Poder estar en clase no es cualquier cosa. Poder leer a Ivan Illich, ver una peli- tule de Bufuel, escribir sobre algo ave te interesa, tener el privilegio de comentar lo que has escrito con otras personas, tener un profesor que ha elegido textos y pelis para ti, poniendo en ello lo mejor que sabe y Jo mejor que tiene, todo eso no es cualquier cosa.(Convocar la presen- cia es convocar una ciel ta responsabilidad, una ta reciprocidad, una cie cierta respuesta. Solo la prese La batalla por la presenci ncia es capaz de convocar la presenc Karen. Como sefialamos anteriormente, el profesor es un elemento fundamen- tal para la construccién de esa presencia, él también tiene que estar presente. Podiamos evocar en este momento algo de “La mediacién del maestro”, de Maria Zambrano. Trabajaste con ese texto en una clase de la profesora Ana Maria Preve, en Florianépolis, para hablar del oficio del profesor. El fragmento inicial es famoso y emblematico: “la mediacion del maestro se muestra ya en el simple estar en el aula”. Y continua: 1a mirar desde ella, hacia abajo, y ver las frentes de sus alumnos todas levantadas hacfa el, para recibir sus miradas desde sus rostros que son una interrogaci6n, una pausa que acusa el silencio de gus palabras, en espera y exigencia de que suene la palabra del maestt®, ahora, ya que te damos nuestra presencia -y para un joven su presencia “Ha de subir a la cétedra pa 1328 Je todo- danos tu palabra. Y atin, ty wae presencia 0 tu Presencia hecha palabras ve oe nclo -y el silencio es algo absolute eee a nuestra quietud -la quie maetiene al borde de una ventana, Pues que al recibir la mirada y al sentir la Presencia de} alumno ~ sacrificio, el sacrificio de nuestra juventua”, gsun hecho que la presencia del estudiante frente . Pero es una presencia hecha di [a palabra, © Bestos, de palaby f Jencios. Y es de como se compone, 0 se Percibe, esta Presencia deg : profesor que me gustarfa que hablasemos tama venel al maestro invita a Jorge. Pronunciar palabra. Y un poco ma: Maria Zambrano dice lo siguiente: “Podria medirse silencio que pre sentacién de su Por el imperce setlo por grani quizas la autenticidad de un maestro Por ese instante de cede a su palabra, por ese tenerse Presente, por esa pre- Persona antes de comenzar a darla en modo activo. Y atin ptible temblor que le sacude. Sin ellos, el maestro no llega a de que sea su ciencia”. Antes de empezar a hablar, el maestro tiembla. Y ese temblor imper- Ceptible se deriva de su presencia, de su presentacién, de ese “tenerse Presente” que de algtin modo es reclamado como una respuesta a la Presencia silenciosa de los estudiantes. El aula es en este texto un lugar 3291 di jorge Larosa : pde Profesor *JOrF Lar sores son Ilamados a com-pareg, tros, a estar presentes, Ta os y los prof Jos alumni ue cia de los 0 enela ° n la prese a-parecer © i sion de que en ese texto Zambrano pe, pre he tenido Le iniP ortega, en la Universidad Complutense 7 reviendo S05 Case a de maestro ¥ n° de ProfS0r Tl ver, po, Madrid. Tal Sana Hie esa com-parecencia que tiene algo de iniciticg, eso el Coe embargo, no da su palabra, sino que da un texto, ung Un Proresetudio no se pone a si mismo sino que pone algo encimy materia de su resencia tiene que ver con hacer presente algo que no dela Weare a texto de Zambrano esta ya marcado por lo que ella lla. es oneists Sig mediaci6n”, Ese juego de presencias que se convocan mutuamente ya no esta garantizado. Y eso, dice Zambrano, porque los estudiantes pertenecen auna generacion que a necesita de la media- cidn del tiempo, que tiene la sensacin de que el mundo comienza con ellos, que no pide ni necesita la palabra del maestro. Siempre Karen. a 2 Es el profesor el que con su presencia hace presente la materia de estu- dio. Lo que convoca entonces la presencia de los alumnos es la materia de estudio. Jorge. esa maravillosa novela de John Williams, que Hay una frase en Stoner, jillos. . dice que el profesor es aquél a quien ‘el libro le dice la verdad”. Por tanto, el profesor muestra, en su lectura, la verdad del libro, y hace pre- sente esa verdad para los alumnos. Y yo creo que algo de la presencia tiene que ver con la verdad. No solo con la verdad del libro, sino con ser profesor “de verdad” y con ser estudiante “de verdad”, con hacer las cosas “de verdad”. Para desarrollar eso voy a dar un rodeo. Como sabes, Foucault dedicé algunas de sus clases del curso sobre la hermenéutica del sujeto, a los complejos rituales que regulaban el habla y la escucha en las escuelas de la antigiiedad. Lo que Foucault muestra ahi es que habia una rigurosa problematizacién tedrica y practica del ofdo, toda una ascesis de la escucha, toda una ética del escuchar, que se corresponde con una cierta manera de entender Ja modulacién de la 1330 tro. Foucault lama la atencis | maesl a Nci6n sobre ta ; or de ya transmision (no tanto del contenrn® #8 importan form en que esa forma debe buscarse on Un lugy in? de insist Oy ahi la palabra fundame Ntal es parres; NO sea el a el 51 ager » (de Ia eS! una extran, 2° la rotors eraduce por “decir la verdad” (ae 1p Parresia he dienes Palabra av abra pensamiento). . pa stapartesa es la forma necesaria para el discursy filos, ciso, desde el momento en que se utiliza e} logos, qui manera de decir las cosas). Por lo tanto, no puede haber logos filosg sin esa especie de cuerpo de lenguaje que tiene sus cualidades ae pléstica propia, y también sus efectos, Pero la manors de ordenar eaten ea Prentos (elementos verbales cuya funcién oc estos ele alma) no debe ser, cuando uno es filésofo, e1 otra cosa, que es a la vez una técnica yuna éti jlamamos parresia (...). Es necesario que, por serie de reglas que no se refieren a la verdad misma como ese discurso de verdad va a for, Fico, porque es pre- le haya “una lexis (una actuar directamente sobre el arte de la retorica. Debe ser

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