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Sofía

Entro a mi habitación luego de un cansado día de escuela. Siempre resultan en un desastre el


encuentro entre el equipo de fútbol y yo.

- ¿No pueden simplemente meterse en sus propios asuntos? – Pensé eso mientras sacaba
los cuadernos de mi mochila.

La escuela nunca me había gustado especialmente pero últimamente mi disgusto se había


intensificado enormemente. No por las clases en si – De hecho resultaba ser bastante bueno
académicamente –, sino por mis compañeros. Nunca logré llevarme bien con ellos por más que lo
intentará, simplemente no comprendía muchos de los pensamientos o acciones de las personas de
mi edad.

Escuché como la puerta de mi habitación se abría.

- Sofía, la cena ya está lista ¿Podrías bajar?

Mi madre se veía preocupada, no necesitaba ser muy analítico para saber la razón, ella era muy
consciente de cómo era mi interacción con el resto de personas en la escuela.

- Claro, bajo en un segundo. Solo deja y organizo mi habitación.

Mostró un rostro de comprensión y se retiró.

Al bajar me encontré con la mesa puesta y cuatro platós con spaghettis sobre ella. Mi hermano se
encontraba en el lado izquierdo revisando su teléfono y mi madre en uno de los extremos mientras
recitaba una oración. Me senté en el otro extremo de la mesa mientras reparaba en la silla
restante vacía.

- Si sabes que nunca va a regresar ¿Verdad? – dijo mi hermano dirigiéndose a mi madre


mientras posaba su mirada en la silla vacía.

- No hay que perder las esperanzas, va a regresar, lo sé. Confío en el.

No pude evitar apartar la mirada de la situación con incomodidad. Mi madre aún no había
superado el hecho de que nuestro padre nos había abandonado a nosotros, su familia, por una
mujer más joven.

Je, en sus caras

Wow otra vez cayeron, son muy listos no?

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