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Introducción
Una vez más nos vamos acercando al comienzo del Adviento, y con él, al
comienzo de un nuevo año litúrgico. Es por esto que llegamos a ustedes con
un nuevo subsidio que nos ayude a prepararnos, formándonos, rezando y
esforzándonos por pensar lo adecuado para nuestra comunidad.
Este material está dividido en varias secciones que podrán servirnos a tales
fines:
I. EL ADVIENTO Y LA NAVIDAD:
SU NATURALEZA, SU SENTIDO TEOLÓGICO
Y LITÚRGICO SIEMPRE ACTUALES.
Cada tiempo fuerte que nos ofrece la liturgia es momento especial de gracias
que anima y renueva nuestra vida espiritual. De hecho el año litúrgico cada día,
mes y año, nos hace avanzar más, hacia arriba y hacia delante en nuestro
caminar hacia el Padre. Cada año es distinto, es más profundo y cercano en el
encuentro con el Señor. El año litúrgico nos vehicula en la santidad; le da
sentido, hondura y espesor a nuestra vida espiritual. La oración litúrgica le da
sentido a nuestra acción; sin vida litúrgica, el anuncio del Evangelio, la
evangelización, sería solamente la acción de hombres buenos. Nuestra fe no
sería más que una simple ideología.
María escucha la Palabra. Y por esa razón fue dichosa. Tuvo estrecho contacto
con su Hijo en el hogar de Nazaret, en donde Cristo vivía los contenidos que
después, en los días de su vida pública, predicó; oyó atónita el mensaje del
ángel el día de la Anunciación; escuchó la profecía que Simeón le hacía.
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Por esta razón, les acercamos una propuesta para meditar de un modo
especial el Misterio segundo del Santo Rosario: la Visitación de María a su
prima Isabel. Para esto, se puede elegir algún momento adecuado de la
semana, hacer una convocatoria en torno a la imagen de la Madre de Dios y
contemplar comunitariamente este misterio.
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Meditamos
El animador del momento, u otra persona preparada con anterioridad, cierra
este momento de reflexión, mostrando cómo la visitación de María nos
presenta un modelo de misión, un modo de entender la vida cristiana como
vida de discípulo misionero lanzado a la evangelización. Para tal fin, puede
ayudar el cuadro que se encuentra más abajo.
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Lucas cuando narra esta visita de María a Isabel está enseñando a las
comunidades cristianas – a nosotros – lo que debemos hacer para transformar
la visita de Dios en servicio a los hermanos y hermanas.
Descubramos el itinerario espiritual que nos propone este pasaje del
Evangelio…
La Corona de Adviento
La Corona de Adviento es un signo
tradicional que permite a la asamblea y a
la familia (cuando se arma en cada hogar)
ir preparando el corazón de manera
progresiva, para la venida del Salvador.
Si bien su origen la sitúa en el hemisferio
norte, nuestras comunidades no han visto
demasiada dificultad en adoptar este gesto simbólico e integrarlo a su
celebración.
La “corona de Adviento”, que se puede hacer en el templo o en nuestras casas,
como signo de la espera de Cristo, de nuestra preparación a celebrar la
Navidad, es de forma circular, porque indica la perfección o la eternidad, la
plenitud. El color de sus velas generalmente es morado, aunque nada dice que
no pueda ser de otro color. En ocasiones se suele ubicar una vela color rosa
como tercera de la serie, para significar el domingo Gaudete que,
litúrgicamente, nos invita a renovar la alegría de ver que el Señor cumple sus
promesas.
Se enciende una vela por semana, toda vez que nos reunamos en casa para
rezar o en la Iglesia para celebrar la eucaristía. Las luces, por su parte, nos
recuerdan que Cristo es la luz, que disipa nuestras tinieblas y triunfa sobre la
oscuridad del pecado y de la muerte, por su Misterio Pascual (Is 2,5; 9,1; 60,1-2).
Estas notas de la Corona de Adviento nos dan pie para pensar otras
posibilidades. Igualmente fundadas en la biblia, tenemos algunos signos que
pueden ayudar a la comunidad a fortalecer la espera.
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Más allá de la importancia del signo, sería bueno que no ocupe un lugar que
no le corresponde ya que, por ejemplo, sería una incoherencia que demos más
atención a un signo de la espera del Salvador que a la presencia real y actual
en medio de su pueblo (Palabra, Eucaristía, ministros, asamblea, oraciones,
etc.). Por esto mismo es bueno tener en cuenta algunos consejos prácticos:
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Que el signo sea firme y seguro: sobre todo en lo que tiene que ver con el
fuego, el material que se utilice, asegurarse que la llama permanezca
encendida durante toda la celebración, la altura y la estabilidad del soporte.
Que cerca o integrando el signo, haya algún cartel con algún versículo que
ilumine el signo aun cuando no se lo está realizando (por ejemplo, cuando
se visita durante el día el templo). También sería oportuna una explicación
breve del signo adoptado para que sea más evidente su sentido.
PESEBRE
Desde muy antiguo las Iglesias
adquirieron la venerable costumbre de
armar los “pesebres o nacimientos”
dentro de sus naves, para que las
imágenes ayudaran a los fieles a
acercarse sensiblemente al Misterio que
se celebraría. No siempre el pesebre ha
aparecido en forma de pequeñas
imágenes de material, sino también en
forma de pinturas.
En el año 1223 San Francisco de Asís dio
origen a los pesebres o nacimientos que
actualmente conocemos, popularizando
entre los laicos una costumbre que hasta
ese momento era sólo al interno de las
iglesias, haciéndola extra-litúrgica y
popular.
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Para buscar un poco de luz desde la misma liturgia, es claro que las cuatro
semanas del Adviento no tienen todas el mismo sentido teológico: las dos
primeras hacen referencia más a la espera escatológica y final de nuestro
Señor, mientras que la tercera y cuarta semana miran más bien a la realización
de la espera del Mesías en su primera venida, es decir, la Encarnación de
Jesucristo, nacido entre los pobres para enriquecernos a todos. Además, si
hojeamos el misal y el leccionario, nos encontraremos con las llamadas “Ferias
de Adviento”, es decir, con lecturas especiales que se emplean desde el día 17
al 24 de diciembre.
¿Cuándo desarmarlo?
Tampoco encontramos una respuesta única posible. Nos vendrá bien buscar
en la liturgia una respuesta…
Teniendo en cuenta estos datos, el desarmado del pesebre podría ser una
ayuda al cambio de perspectiva litúrgica: una vez celebrada la Epifanía, si bien
el tiempo de Navidad continúa, se puede desarmar el pesebre ya que la mirada
creyente no se posa sobre él, sino más bien en la vida escondida de Jesús en
Nazaret y en sus primeras manifestaciones públicas.
Por ejemplo, uno que ya dimos arriba, que el pesebre no “compita” con la
corona de Adviento o el signo elegido. Para esto no estaría de más pensar
cómo “integrar” las dos cosas, o pensar cómo cada una puede conservar su
lugar en el templo sin necesidad de “trasladar” la corona para poner el pesebre.
Respecto a la integración, se podría pensar especialmente en los signos
propuestos como alternativas a la corona, más fácilmente incorporables a la
escena del nacimiento. O bien, la integración se puede dar por la progresividad
con la que vayan apareciendo las imágenes de los personajes, mientras se
encienden las luces correspondientes del Adviento, acompañando esa entrada
o aparición con una oración preparada para la ocasión.
Arbolito de Navidad
Tiene sus orígenes en la antigua
Alemania. En algunas casas, siguiendo
una costumbre pagana, se cortaban
algunas ramas y se lo decoraba con pan,
fruta y adornos brillantes para alegrar la
vida de los habitantes de la casa.
Los adornos del árbol y las luces que Como podemos ver, la historia y el
se encienden representan el nuevo sentido del árbol de Navidad nos
estado que el amor de Cristo nos permiten acogerlo como una
prepara. La presencia de Cristo oportunidad para evangelizar. A
responde al anhelo de la creación esto hace referencia también la
para ser liberada de la esclavitud y Congregación para el Culto Divino,
de la destrucción; mientras tanto se en el Directorio sobre Piedad
queja y sufre, tal como una mujer popular y Liturgia cuando nos dice:
en sus dolores de parto, como nos lo «Independientemente de su origen
describe San Pablo en la epístola a histórico, el árbol de Navidad es hoy
los Romanos. Por eso, el árbol de un signo fuertemente evocador,
Navidad representa esa naturaleza bastante extendido en los
restaurada y engalanada para ambientes cristianos; evoca tanto el
recibir a su redentor; el árbol árbol de la vida, plantado en el
perennemente verde quiere saludar jardín del Edén (cfr. Gn 2,9), como el
en nombre de la naturaleza árbol de la cruz, y adquiere así un
renovada a su Señor "Alégrense los significado cristológico: Cristo es el
cielos y la tierra, retumbe el mar y el verdadero árbol de la vida, nacido
mundo submarino. Salten de gozo de nuestro linaje, de la tierra virgen
el campo y cuanto encierra, Santa María, árbol siempre verde,
manifiesten los bosques regocijo" fecundo en frutos. El adorno
(Salmo 5). cristiano del árbol, según los
evangelizadores de los países
El árbol de Navidad también nórdicos, consta de manzanas y
representa ese árbol que nace y que dulces que cuelgan de sus ramos.
con el tiempo madurará en un gran Se pueden añadir otros "dones"; sin
árbol del cual saldrá la cruz, tal embargo, entre los regalos
como nos lo recuerda la liturgia del colocados bajo el árbol de Navidad
Viernes Santo: "Cruz amable y no deberían faltar los regalos para
redentora, árbol noble y espléndido, los pobres: ellos forman parte de
ningún árbol fue tan rico ni en toda familia cristiana»
frutos ni en flor". Podemos decir
entonces que de alguna manera el
árbol de Navidad nos recuerda la
redención.
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Por costumbre, solemos pensar en pinos, pero ese es un dato más bien
histórico por el lugar y el tiempo del año (invierno) que responden a su historia.
Sería bueno que nos animemos a inculturar un poco esta tradición buscando
más bien algún árbol o arbusto propio de nuestra zona. Con mayor razón,
tengamos en cuenta que de ningún modo, este árbol puede estar adornado
con “nieve”… lo cual vuelve extraño el signo.
Los cantos - en los momentos sugeridos - podrían ser más bien de carácter
comunitario para el inicio, y el resto: de tono penitencial, bautismal y de
reconciliación.
CELEBRACIÓN I
Canto inicial
Señal de la cruz
Saludo de quien preside
Acto penitencial: Yo confieso...
Oración:
Dios nuestro,
acompaña con tu gracia el camino penitencial,
para que nuestra vida exprese con sinceridad
los frutos de un corazón renovado por tu presencia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo...
Tropos penitenciales
Tú, que viniste al mundo para salvarnos. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que llevaste a la cruz nuestros pecados. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que nos invitas a una sincera conversión. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que conoces nuestros pensamientos. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que perdonas mucho a quien mucho ama. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que creas en nosotros un corazón nuevo. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que nos devuelves la alegría de la salvación. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tú, que confiaste a la Iglesia el signo de tu perdón. CRISTO TEN PIEDAD.
Canto
Padrenuestro
Gesto:
Si el texto utilizado es el del Padre misericordioso, el gesto propuesto es el
abrazo: el ministro - o quien anima la celebración - ofrece a cada uno el abrazo
del Padre que nunca se cansa de esperar el regreso de su Hijo. Mientras tanto
se pueden cantar algunos cantos de reconciliación.
Oración final:
Dios y Padre bueno,
infunde el espíritu de arrepentimiento
sobre los que se inclinan ante tí,
para que merezcan conseguir, por tu misericordia,
los premios prometidos a los que hacen penitencia.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Y que los bendiga Dios todopoderoso, Padre, + Hijo y Espíritu Santo. Amén
Envío
Canto de despedida
CELEBRACIÓN II
Canto inicial
Señal de la cruz
Saludo de quien preside
Acto penitencial: Yo confieso...
Oración:
Oremos al Señor, porque sólo él puede renovar nuestro corazón
y preparar nuestro espíritu a una sincera conversión
(Pausa)
Señor y Dios nuestro,
tú conoces mejor que nadie cuánto hemos de cambiar,
danos tu Luz para reconocer en lo que fallamos,
y sinceridad para iniciar animosos el camino que nos trazas.
Por Nuestro Señor Jesucristo…
Tropos penitenciales
Pedimos al Señor su misericordia, respondiendo: Perdón, Señor.
Por nuestra pequeñísima fe.
Por nuestras dudas y miedos.
Por nuestra falta de compromiso y de testimonio.
Por nuestra rutina y desgana para orar.
Por nuestra débil esperanza:
Por nuestros desánimos y tristezas.
Por nuestras prisas e impaciencias.
Por nuestro olvido de la palabra de Dios.
Por nuestra tibia caridad:
Por nuestra insolidaridad e insensibilidad ante el sufrimiento de los demás.
Por nuestros gastos excesivos.
Por nuestra violencias, agresividades y rencores.
Por Nuestras mentiras e hipocresías.
Por Nuestro consumismo y deseos de tener.
Por Nuestras faltas generalizadas de prudencia.
Canto
Padrenuestro
Gesto:
Si la pila bautismal es movible, se la coloca en la mitad del pasillo central del
lugar. Si no se puede mover y el lugar donde se encuentra es cómodo, se
puede realizar el gesto directamente yendo a la pila bautismal.
Se invita a los presentes a que, imitando el deseo de conversión de quienes
escuchaban a Juan el Bautista, y como un modo de allanar los caminos al
Señor que viene, renovemos el Bautismo que nos ha hecho hijos de Dios,
miembros de una comunidad reconciliada con el Señor.
Mientras se entonan cantos adecuados, espontáneamente los fieles pueden
pasar a la pila bautismal a renovar la gracia del bautismo con un compromiso
serio de conversión, haciéndose él mismo la señal de la cruz en la frente con el
agua de la pila, previamente bendecida.
Saludo de la paz
Bendición final: (si quien preside es sacerdote o diácono)
El Señor los anime a permanecer en la esperanza que no defrauda. Amén
Para que caminen en fraterna comunión con los hermanos, esperando con
alegría al Señor que viene con la salvación de sus Reino. Amén
Que derrame su gracias sobre ustedes, para que puedan actuar
repartiendo amor y alegría. Amén
Y que los bendiga Dios todopoderoso, Padre, + Hijo y Espíritu Santo. Amén
Envío
Canto de despedida
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En el Adviento
Tener en cuenta que cada domingo de adviento tiene un sentido especial del
camino que la Iglesia propone. Los cantos que elijamos, en lo posible, deberán
resaltar ese aspecto.
Los cantos procesionales propios del Adviento sólo se cantan durante este
tiempo; eso no significa que siempre tengamos que cantar los mismos cantos,
ya que se pueden enriquecer mucho las celebraciones con canciones nuevas
que resalten justamente el sentido y particularidad de cada domingo.
Se han de evitar los cantos con motivo navideño explícito para no adelantarse
al tiempo litúrgico que vendrá.
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Los villancicos (“Din, don, dan”, “Vamos pastorcitos”, etc), suelen ser cantados
en algunas comunidades en este tiempo y, sobre todo en Navidad. Al
momento de incluir estos cantos tengamos en cuenta, por un lado, lo señalado
en el punto anterior; por el otro que -si atendemos a criterios litúrgicos para la
selección de cantos- no siempre son los más apropiados para ser incluidos
dentro de la liturgia (o al menos muchos de ellos). Este último punto lo
veremos más adelante refiriéndonos más específicamente al tiempo de
Navidad, para ayudar a buscar cantos más adecuados.
Obispado de Gualeguaychú: se ofrecen las letras con acordes (son sólo una
propuesta, se pueden pensar otros) y en la mayoría, partituras y archivos midi
(es la melodía para quienes no leen música).
http://www.obispadogchu.org.ar/cancionero/05adviento/index.htm
Diócesis de 9 de Julio: dispone de letras que pueden servir para confrontar con
otras versiones y en algunos casos también partituras.
http://www.diocesis9dejulio.org.ar/cantos.html
Señor a Ti clamamos
Baguala de la conversión
Toda la tierra espera Algunas canciones para este
Ven a nuestro mundo
Arriba los corazones tiempo de Adviento:
Muéstranos tu misericordia
Despertemos, llega Cristo
El día llegará
Mirad las estrellas
Caminamos hacia el sol
María de la esperanza
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En la Navidad
ANEXO
En este anexo podrán encontrar diversos elementos nombrados durante el
subsidio que se pueden utilizar convenientemente.
PREGÓN DE ADVIENTO
(recitado)
Les anuncio que comienza el tiempo de Adviento.
Dense cuenta del momento.
Empezamos el tiempo litúrgico de Adviento,
y una vez más renace la esperanza.
En el horizonte: la Navidad.
Una Navidad sosegada, íntima, pacificada,
también superficial, desgarrada, violenta...
Pero siempre esposada con la esperanza.
Es Adviento, es esperanza,
esa niña esperanza, una llama temblorosa
que atraviesa el espesor de los tiempos,
una llama imposible de apagar al soplo de la muerte.
Opción II
(recitado)
Empezamos el Adviento,
y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando ya, viene la Navidad.
Una Navidad sosegada, íntima, pacífica,
fraternal, solidaria, encarnada,
también superficial, desgarrada y violenta;
pero siempre esposada con la esperanza.
Opción III
(recitado)
Opción IV
(recitado)
Quiero pregonar,
para que se inventen y ejerciten nuevas virtudes para esperar lo nuevo;
para que hagan oraciones y entonen himnos de esperanza llenos;
para que desemboten la mente y levanten la cabeza,
aguarden su liberación y escuchen su Palabra
malos y buenos, vecinos y forasteros.
Para que las iglesias celebren alegres su Memorial
y esperen atentas su Regreso.
PREGÓN DE NAVIDAD
(recitado)
Les anunciamos, hermanos, una buena noticia,
una gran alegría para todo el pueblo;
escúchenla con corazón gozoso.
Monición introductoria
Oración de bendición
El sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración de bendición.
1º domingo de Adviento
Encendemos, Señor, esta luz
en este primer domingo de Adviento,
para mantenernos despiertos y en pie,
como centinelas avispados,
ante el Hijo del Hombre que viene,
el Futuro glorioso que nos aguarda,
a despertar nuestra débil y adormilada esperanza.
Despiértanos, Señor,
para avistar a los desesperados de la vida,
para poder ver a los que sólo esperan cosas menores que ellos mismos,
para entrever a los que no tienen
o perdieron la ilusión en Ti
para divisar a los que tienen su futuro cargado de dudas e increencia…
Señor, para que en nuestro entorno seamos testigos claros de tu luz
y motivos creíbles de esperanza,
¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
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2° domingo de Adviento
Deseamos, Señor,
con esta segunda luz que encendemos,
que intensifiques el resplandor de tu rostro
para los que viven en tinieblas
y en sombras de muerte.
Que la Luz de tu presencia,
alumbrada en nuestras vidas,
nos haga percibir nuestras orgullosas altiveces
y nuestros abismos de pecado
Equilibra y allana nuestras vidas, Señor,
y haznos caminos de acceso hacia Ti
para los hombres en destierro,
alejados de Ti y de los hermanos.
Señor, para que seamos contigo
luz atrayente y seductora,
¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
3° domingo de Adviento
Encendemos ,Señor, esta tercera luz
más cercanos ya a la noche buena de la Luz Mayor
Queremos dar testimonio de tu Luz, Señor,
como hizo Juan el Bautista,
No somos nosotros la Luz, pero sí los testigos
de la Luz verdadera venida a este mundo
Deseamos, Señor,
con esta tercera luz que encendemos,
que el fuego de tu Espíritu encienda
nuestros corazones
y los convierta en luminarias para los demás.
Danos un corazón que vea
las necesidades de nuestro prójimo
para compartir con él lo mejor que somos y tenemos.
Quema en tu hoguera, Señor,
toda la paja de nuestras vidas
y reúne nuestros granos en pan comunitario
para renacer en Belén, la Casa del Pan.
Para que Te revelemos
como buena y gozosa Noticia para los hombres,
tan necesitados de reconocerse como hijos de Dios
en la Cuna comunitaria de Belén,
¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
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4° domingo de Adviento
Encendemos, Señor, esta cuarta luz,
redoblando nuestro deseo de llegar,
limpios e irreprochables,
a tu gran Día sin ocaso.
Oh Dios, restáuranos;
que brille tu rostro y nos salve.
Te necesitamos, Cristo, a Ti,
Luz Viva y Verdadera,
para aclarar e iluminar los caminos
que nos conducen a Ti,
Camino de los caminos humanos.
Enciéndenos tú, Señor,
nuestras lámparas que te esperan,
cargadas del aceite de nuestras mejores obras.
Que Te alumbremos, como María,
Aurora del Sol naciente,
en nuestras palabras y obras
para luz del mundo y de los hermanos
Para que así sea, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
Oremos.
Alabado seas, Señor y Padre nuestro,
que nos concedes recordar con fe
en estos días de Navidad
los misterios del nacimiento de Jesucristo.
Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol
y lo hemos embellecido con luces,
vivir también a la luz
de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo
y ser enriquecidos con las virtudes
que resplandecen en su santa infancia.
Gloria a Él por los siglos de los siglos.
R. Amén.
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A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Dígnate, Señor,
guardamos de pecado en este día.
El tiempo de Navidad
El tiempo de Adviento
40. El tiempo de Adviento comienza con las primeras vísperas del domingo
que cae el 30 de noviembre, o más próximo a ese día, y concluye antes de las
primeras vísperas de Navidad.
41. Los domingos de este tiempo se llaman: primer, segundo, tercer y cuarto
domingo de Adviento.
El altar puede adornarse con flores y puede tocarse música con instrumentos,
pero ambas cosas, con mayor moderación que durante el resto del año (cf.
OGMR 305; Ceremonial 236).
TIEMPO DE NAVIDAD
La solemnidad de la Navidad se
prolonga durante la Octava, es decir,
abarca ocho días que, aun con
características propias originadas en
distintas circunstancias de la historia
litúrgica, resuenan con fuerte
intensidad y apuntan a conservar el
espíritu de la gran fiesta navideña.
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Al proyectar y celebrar los días de este tiempo festivo conviene tener presente
que la solemnidad con que se puede celebrar las fiestas de Navidad no puede
igualar la que corresponde a las fiestas del Triduo Pascual y a la Cincuentena
posterior.
Dado que para la liturgia, los días de la octava forman como un gran día,
durante esos días se canta o dice el Gloria y se utilizan los elementos propios
del día de Navidad en las Plegarias eucarísticas. Asimismo deben tenerse en
cuenta las moniciones y partes variables de la Misa para que se destaque el
clima litúrgico de este tiempo.
En la Misa de la Vigilia y en todas las misas del 25, a las palabras del Credo: «se
encarnó…» todos se arrodillan, con una sola rodilla si se reza, con dos si se
canta.