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El poema describe a una bailarina barata cuya boca y mentón se asemejan a objetos inusuales como platos quebrados, picos de patos y volcanes. Su boca grande y estirada la identifica como una cínica "cucufata" o farsante. Aunque baila en cabarets, ya no es besada ni admirada, sino más bien ridiculizada por su apariencia física poco atractiva.
El poema describe a una bailarina barata cuya boca y mentón se asemejan a objetos inusuales como platos quebrados, picos de patos y volcanes. Su boca grande y estirada la identifica como una cínica "cucufata" o farsante. Aunque baila en cabarets, ya no es besada ni admirada, sino más bien ridiculizada por su apariencia física poco atractiva.
El poema describe a una bailarina barata cuya boca y mentón se asemejan a objetos inusuales como platos quebrados, picos de patos y volcanes. Su boca grande y estirada la identifica como una cínica "cucufata" o farsante. Aunque baila en cabarets, ya no es besada ni admirada, sino más bien ridiculizada por su apariencia física poco atractiva.
Había un mentón trapeciado y una boca reseca Y no era por un virus infectada Sino porque a esa cortesana ya nadie la besaba O por lo menos así canturreaba. Habían unos labios de plato cuarteado Y no menos se asemejaban al pico de los patos Así como las sartenes achatadas esta boca se estiraba Guasón furibundo corriente entre los suyos. Cucufata escéptica practicante de herejías a sus sueños… increencias. Ridícula puritana en su afán ridículo de venerar no santos sino hadas y creer en cuentos encantados En tristes cuentos ya engañados. Bailarina de mesa en el cabarette del arte te revuelcas Confundes tu gran y estirada boca con el mentón de la verdadera esencia Trastos los zapatitos dorados los has tornado En desastre y malgastados… ¡OH pordiosera bailarina¡ Hasta tu mentón se confabula con aquel monte Everest o con el volcán Misti para que puedas pronunciar frases que ya en tu interior no abundan más. Había una cucufata a un mentón pegada Había un mentonsototote y una bocototota inexacta Ni la superaba Jim Carrey en “Irene y yo y mi otro yo” Había una cucufata a unos labios resecos pegada Como los picos de los patos Había una puritana cínica A un mentón pegada Pobre la bailarina barata Que debía andar siguiendo A su boca y a su mentón extemos Por siempre sentenciada.