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SEVEN SCHOOL
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Los Nísperos #42, Parcela Vega Sur.
La Serena.
INSTRUCCIONES: Lea con atención cada una de las preguntas que se presentan a
continuación y marque con una en un CÍRCULO con lápiz de pasta, la alternativa que
usted considere correcta.
TEXTO 1
(La escena, frente al palacio real de Tebas con escalinata. Al fondo, la montaña. Cruza la
escena Antígona, para entrar en Palacio. Al cabo de unos instantes, vuelve a salir,
llevando del brazo a su hermana Ismene, a la que hace bajar las escaleras y aparta de
palacio.)
ANTÍGONA : Hermana de mi misma sangre, Ismene querida, tú que conoces las
desgracias de la casa de Edipo, ¿sabes de alguna de ellas que Zeus no haya cumplido
después de nacer nosotras dos? No, no hay vergüenza ni infamia, no hay cosa insufrible
ni nada que se aparte de la mala suerte, que no vea yo entre nuestras desgracias, tuyas y
mías; y hoy, encima, ¿qué sabes de este edicto que dicen que el estratego acaba de
imponer a todos los ciudadanos? ¿Te has enterado ya o no sabes los males inminentes
que enemigos tramaron contra seres queridos?
ISMENE: No, Antígona, a mí no me ha llegado noticia alguna de seres queridos, ni dulce
ni dolorosa, desde que nos vimos las dos privadas de nuestros dos hermanos, por doble,
recíproco golpe fallecidos en un solo día. Después de partir el ejército argivo, esta misma
noche, después no sé ya nada que pueda hacerme ni más feliz ni más desgraciada.
ANTÍGONA: No me cabía duda, y por esto te traje aquí, superado el umbral de palacio,
para que me escucharas, tú sola.
ISMENE: ¿Qué pasa? Se ve que lo que vas a decirme te ensombrece.
ANTÍGONA: Y, ¿cómo no, pues? ¿No ha juzgado Creonte digno de honores sepulcrales
a uno de nuestros hermanos, y al otro tiene en cambio deshonrado? Es lo que dicen: a
Etéocles le ha parecido justo tributarle las justas, acostumbradas honras, y le ha hecho
enterrar de forma que en honor le reciban los muertos, bajo tierra. El pobre cadáver de
Polínices, en cambio, dicen que un edicto dio a los ciudadanos prohibiendo que alguien le
dé sepultura, que alguien le llore, incluso. Dejarle allí, sin duelo, insepulto, dulce tesoro a
merced de las aves que busquen donde cebarse. Y esto es, dicen, lo que el buen Creonte
tiene decretado, también para ti y para mí, sí, también para mí; y que viene hacia aquí,
para anunciarlo con toda claridad a los que no lo saben, todavía, que no es asunto de
poca monta ni puede así considerarse, sino que el que transgreda alguna de estas
órdenes será reo de muerte, públicamente lapidado en la ciudad. Estos son los términos
de la cuestión: ya no te queda sino mostrar si haces honor a tu linaje o si eres indigna de
tus ilustres antepasados.
ISMENE: No seas atrevida: Si las cosas están así, ate yo o desate en ellas, ¿qué podría
ganarse?
ANTÍGONA: ¿Puedo contar con tu esfuerzo, con tu ayuda? Piénsalo.
ISMENE : ¿Qué ardida empresa tramas? ¿Adónde va tu pensamiento?
ANTÍGONA: Quiero saber si vas a ayudar a mi mano a alzar al muerto.
ISMENE: Pero, ¿es que piensas darle sepultura, sabiendo que se ha públicamente
prohibido?
ANTÍGONA : Es mi hermano ―y también tuyo, aunque tú no quieras―; cuando me
prendan, nadie podrá llamarme traidora.
ISMENE: ¡Y contra lo ordenado por Creonte, ay, audacísima!
ANTÍGONA: Él no tiene potestad para apartarme de los míos.
ISMENE : Ay, reflexiona, hermana, piensa: nuestro padre, cómo murió, aborrecido,
deshonrado, después de cegarse él mismo sus dos ojos, enfrentado a faltas que él mismo
tuvo que descubrir. Y después, su madre y esposa ―que las dos palabras le cuadran―,
pone fin a su vida en infame, entrelazada soga. En tercer lugar, nuestros dos hermanos,
en un solo día, consuman, desgraciados, su destino, el uno por mano del otro asesinados.
Y ahora, que solas nosotras dos quedamos, piensa que ignominioso fin tendremos si
violamos lo prescrito y trasgredimos la voluntad o el poder de los que mandan. No, hay
que aceptar los hechos: que somos dos mujeres, incapaces de luchar contra hombres; Y
que tienen el poder, los que dan órdenes, y hay que obedecerlas―éstas y todavía otras
más dolorosas. Yo, con todo, pido, si, a los que yacen bajo tierra su perdón, pues que
obro forzada, pero pienso obedecer a las autoridades: esforzarse en no obrar como todos
carece de sentido, totalmente.
ANTÍGONA: Aunque ahora quisieras ayudarme, ya no lo pediría: tu ayuda no sería de mi
agrado; en fin, reflexiona sobre tus convicciones: yo voy a enterrarle, y, en habiendo yo
así obrado bien, que venga la muerte: amiga yaceré con él, con un amigo, convicta de un
delito piadoso; por más tiempo debe mi conducta agradar a los de abajo que a los de
aquí, pues mi descanso entre ellos ha de durar siempre. En cuanto a ti, si es lo que crees,
deshonra lo que los dioses honran.
ISMENE : En cuanto a mí, yo no quiero hacer nada deshonroso, pero de natural me faltan
fuerzas para desafiar a los ciudadanos.
ANTÍGONA: Bien, tú te escudas en este pretexto, pero yo me voy a cubrir de tierra a mi
hermano amadísimo hasta darle sepultura.
ISMENE: ¡Ay, desgraciada, cómo tiemblo por ti!
ANTÍGONA : No, por mí no tiembles: tu destino, prueba a enderezarlo.
ISMENE: Al menos, el proyecto que tienes, no se lo confíes a nadie de antemano;
guárdalo en secreto que yo te ayudare en esto.
ANTÍGONA: ¡Ay, no, no: grítalo! Mucho más te aborreceré si callas, si no lo pregonas a
todo el mundo.
ISMENE : Caliente corazón tienes, hasta en cosas que hielan.
ANTÍGONA: Sabe, sin embargo, que así agrado a los que más debo complacer.
ISMENE : Si, si algo lograrás... Pero no tiene salida, tu deseo.
ANTÍGONA : Puede, pero no cejaré en mi empeño, mientras tenga fuerzas.
ISMENE : De entrada, ya, no hay que ir a la caza de imposibles.
ANTÍGONA : Si continúas hablando en ese tono, tendrás mi odio y el odio también del
muerto, con justicia. Venga, déjanos a mí y a mi funesta resolución, que corramos este
riesgo, convenida como estoy de que ninguno puede ser tan grave como morir de modo
innoble.
ISMENE: Ve, pues, si es lo que crees; quiero decirte que, con ir demuestras que estás sin
juicio, pero también que amiga eres, sin reproche, para tus amigos.
4. ¿Qué opinión tienen de Edipo los dos personajes que aparecen en el fragmento?
a) Que ha recibido injustamente un castigo terrible.
b) Que podrá solucionar los problemas que le aquejan.
c) Que es el culpable de los males que las aquejan.
d) Que es alguien lejano y que no les ha hecho nada.
5. ¿Cómo favorece a la comprensión del texto el hecho de que sean los mismos
personajes quienes cuentan su historia?
a) Favorece poco, ya que es muy subjetivo lo que señalan los personajes.
b) En algo favorece, ya que, si bien conocemos la historia desde sus protagonistas, no
sabemos todo lo que ocurre.
c) Favorece mucho, ya que podemos saber qué piensan y opinan los personajes sobre su
accionar y sobre lo que les ocurre.
d) No podemos determinar el grado en que afecta el hecho de que sean los personajes
quienes nos cuenten su historia.
a) acotaciones
b) paréntesis
c) diálogos
c) mutis
TEXTO 2
HISTORIA DE EXILIADOS
“Recuerda, compañero, los primeros tiempos del exilio en Holanda; aquellas viviendas
sociales en que estábamos abarrotados los chilenos. Al poco tiempo se tiró uno de la
azotea, recuerda. Lo vimos pasar cayendo por los amplios ventanales y, como no murió,
le pusimos «El cóndor pasa». Y ese otro que metió su cabeza en el horno a gas, pero
como la cocina era eléctrica, sólo se chamuscó el casco. A ese lo bautizamos «El cabeza
’e queque». Dicen que andan vivitos y coleando por Santiago, sólo que opacados por la
fauna autóctona.”
Ruthy Robertson de la Torre, 39 años, Maipú
11. El narrador del texto 2 es:
A) Heterodiegético Protagonista
B) Heterodiegético Objetivo
C) Heterodiegético Omnisciente
D) Homodiegético Protagonista
12. De acuerdo al texto, ¿Qué ocurrió con algunos de los exiliados cuando vivían en
el extranjero?
A) Organizaban su retorno al país
B) Escribían cartas a sus familiares en Chile
C) Varios de ellos intentaron terminar con su vida
D) Le ponían sobrenombres a los sobrevivientes de tortura
TEXTO 3
15. ¿Cuál es la visión de mundo del autor sobre el valor de las cosas?
a. Las cosas no tienen valor intrínseco, sino que su valor depende de la persona que las
valora.
b. Las cosas pueden tener un valor sentimental, incluso si no tienen valor económico.
c. Las cosas pueden ser una fuente de recuerdos y nostalgia.
d. Las cosas son solo eso, simplemente cosas que no merece la pena sentir algo por
ellas, ya que la vida pasa siempre.
18. ¿Qué mensaje transmiten las acciones del protagonista al trabajar los
domingos?
TEXTO 4.
En 1971, el autor y académico inglés John Rowe Townsend señalaba que “los libros para
niños son escritos por adultos, publicados por adultos, recomendados por adultos y, en su
mayor parte, comprados por adultos”. El poder y la responsabilidad de la mediación de los
adultos en la lectura de un niño no solo es grande, sino imprescindible e inevitable. Es por
eso que la literatura infantil merece que se la considere como una disciplina de estudio
académico. Creo que todos estamos de acuerdo en que queremos que nuestros niños
lean, y que lean literatura de calidad. Pero, ¿sabemos qué significa eso? A la hora de
escoger un libro para regalar, leer o recomendar a un niño, siempre surgen muchas
dudas: ¿cómo juzgar el uso del lenguaje de ese título?, ¿qué valor tienen sus
ilustraciones?, ¿para qué edad es más adecuado?, ¿qué temas aborda y cuáles deja de
lado?, ¿cómo interpretar lo que plantea? La literatura infantil es literatura de verdad. No es
un pasatiempo, ni un juguete, ni un negocio. Citando a Townsend en el mismo artículo,
“los libros para niños pueden ser juzgados con los mismos estándares que la literatura
adulta. Un buen libro infantil no solo debe ser placentero para los niños: debe ser un buen
libro en sí mismo”. Así como hay expertos en otras ramas de la literatura, debe haber
especialistas en literatura infantil que puedan pronunciarse y dialogar en torno a los
parámetros que permiten su valoración.
20. ¿Por qué el texto se inicia con una cita de John Rowe Townsend?
21. ¿Por qué la autora considera que se debería formalizar el estudio de la literatura
infantil?
A) Profesora.
B) Académica.
C) Licenciada.
D) Bibliotecaria.
A) Texto narrativo
B) Texto argumentativo
C) Texto crítico
D) Texto informativo
TEXTO 5
Señor director:
Nunca es tarde o, en este caso, nunca es demasiado pronto. La Casa del Lector y la
Municipalidad han puesto en marcha un proyecto que consiste en fomentar la lectura en
los bebés. Sí, sí, en bebés; en concreto, en niños de entre ocho meses y cinco años. No
saben todavía leer, pero se familiarizan con ese conjunto de hojas encuadernadas. Los
futuros lectores, y seguramente escritores, lo mordisquean, huelen, tocan e incluso
arrancan folios, al tiempo que sus padres se esmeran en contarles el cuento y poner
sonido a tantos fonemas e imágenes.
Por fin surgen iniciativas concretas que reaccionan ante los nefastos datos sobre la
comprensión lectora de nuestra sociedad. Asimismo, hay padres que son conscientes de
su función de “espejos” ante sus hijos. Escuchan música, leen novelas delante de sus
chicos, inventan alguna excusa para llevarles a las bibliotecas, consultan las agendas de
ocio en busca de una sesión de cuentacuentos e incluso adquieren entradas para algún
musical, ballet u ópera infantil. La lectura es el entrenamiento de la mente, del espíritu y el
mejor antídoto contra la manipulación.
Quizás por ello Arturo Pérez-Reverte insiste, tanto en sus satíricos artículos como en sus
últimas entrevistas, en que: “Sin cultura no existe una sociedad libre y democrática”.
Algunos nos ilusionamos con estos proyectos piloto que no acaparan las portadas de los
periódicos. Pero ojalá que dentro de unos años esos “bebés lectores” acaparen las
portadas digitales y los puestos de decisión. Entonces, seguramente nos irá mejor.
Isabel Armendáriz. - Diario El País.
A) Columna de opinión
B) Carta al director
C) Entrevista
D) Diario
A). Que prefieren las actividades que se desarrollan dentro del hogar.
B) Que carecen de una preparación para guiar a los niños hacia la lectura.
C) Que necesitan recursos económicos para motivar la lectura en sus hijos.
D) Que tienen un rol fundamental en el desarrollo de los hábitos de lectura de los niños.
28. ¿Qué quiere decir el siguiente planteamiento: “(…) ojalá que dentro de unos
años esos ‘bebés lectores’ acaparen las portadas digitales y los puestos de
decisión. Entonces, seguramente nos irá mejor”?
A). Que las autoridades futuras deben ser escogidas entre los verdaderos lectores.
B). Que la sociedad avanzará a la par de la preparación cultural de los gobernantes.
C). Que el periodismo debe otorgar a la cultura la relevancia que siempre ha merecido.
D). Que los lectores merecen ocupar los lugares de privilegio en los medios de
comunicación.
A). Optimista.
B). Alarmista.
C). Resentida.
D). Extremista.
TEXTO 6
El ramo azul
Octavio Paz
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor
caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco
amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún
alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire
del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la
habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me
froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de
cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y
calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el
dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo
entrecerrado.
Con voz ronca me preguntó: —¿Dónde va señor? —A dar una vuelta. Hace mucho calor.
—Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse. Alcé los
hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé
a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una
nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante
tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la
noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la
cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo
era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el
serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases
dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién
dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer,
describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
Caminé largo rato, despacio.
Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta
felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se
desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso.
Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme,
aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me
detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un
cuchillo en mi espalda y una voz dulce:
—No se mueva, señor, o se lo entierro. Sin volver la cara pregunté: —¿Qué quieres? —
Sus ojos, señor —contestó la voz suave, casi apenada. —¿Mis ojos? ¿Para qué te
servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te
daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme. —No tenga miedo, señor. No lo
mataré. Nada más voy a sacarle los ojos. —Pero, ¿para qué quieres mis ojos? —Es un
capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los
tengan. —Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos. —Ay, señor no quiera
engañarme. Bien sé que los tiene azules. —No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te
daré otra cosa. —No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta. Me volví. Era
pequeño y frágil.
El sombrero de palma le cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete
de campo, que brillaba con la luz de la luna. —Alúmbrese la cara. Encendí y me acerqué
la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con
mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló
intensamente. La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante
silencioso. —¿Ya te convenciste? No los tengo azules. —¡Ah, qué mañoso es usted! —
respondió— A ver, encienda otra vez. Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos.
Tirándome de la manga, me ordenó. —Arrodíllese. Mi hinqué. Con una mano me cogió
por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso,
mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos. —
Ábralos bien —ordenó. Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de
improviso. —Pues no son azules, señor. Dispense. Y despareció. Me acodé junto al muro,
con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y
levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi
al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta. Entré sin decir palabra. Al día
siguiente hui de aquel pueblo.
31. Se puede inferir que el hombre huyo del pueblo porque
A) Durante la tarde.
B) Durante la noche.
C) Durante el atardecer.
D) Durante la madrugada.
a) Fábula
b) Novela contemporánea
c) Publicidad
d) Carta al director
TEXTO 7
Una noche en que no tiene nada que hacer, B consigue, tras dos llamadas telefónicas,
ponerse en contacto con X. Ninguno de los dos es joven y eso se nota en sus voces que
cruzan España de una punta a la otra. Renace la amistad y al cabo de unos días deciden
reencontrarse. Ambas partes arrastran divorcios, nuevas enfermedades, frustraciones.
Cuando B toma el tren para dirigirse a la ciudad de X, aún no está enamorado. El primer
día lo pasan encerrados en casa de X, hablando de sus vidas (en realidad quien habla es
X, B escucha y de vez en cuando pregunta); por la noche X lo invita a compartir su cama.
B en el fondo no tiene ganas de acostarse con X, pero acepta. Por la mañana, al
despertar, B está enamorado otra vez.
a) narrador testigo
b) narrador omnisciente
c) narrado de conocimiento relativo
d) narrador objetivo
TEXTO 8
Tenía tres años cuando empezaron a irse. Lentamente las calles fueron poblándose más
y más de carteles con sus fotos, que gritaban silenciosamente para que volvieran a sus
hogares, pero no. Se han ido, seguramente a buscar mejores vidas u oportunidades que
no existían en este pueblo lleno de tierra y cholguán. Abandonadas a su suerte, el viento
del desierto transportaba sus voces y solo permitía escuchar el quejido de sus madres
que, incansablemente, pedían una hora más de luz para buscar a sus tesoros. Sus almas
no reposarían hasta sentir que estaban aquí otra vez.
David Cáceres Copaira, 23 años, Alto Hospicio.- Iquique en Cien palabras