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El castillo de la pureza

La historia se sitúa en el México de los años 70’, dentro de una vieja y lúgubre
casa descuidada y de grandes proporciones, escenario perfecto para figurar como
la prisión donde la familia Lima pasa los días entre la preparación de un raticida y
las insoportables horas de encierro.

“El castillo de la pureza”; basada en hechos reales, es una de las más exitosas
cintas del director Arturo Ripstein. Muestra la historia de Gabriel Lima, un padre de
familia profundamente perturbado que mantiene a su esposa e hijos encerrados
durante dieciocho años con el pretexto de alejarlos de toda corruptibilidad
provocada por el mundo exterior.

Gabriel, es un hombre machista, caprichoso y dominante, enseña a sus hijos


únicamente loque a sus ojos es bueno para ellos, les impone reglas absurdas y
exageradas, y sí estos mandatos no se cumplen son castigados y puestos en un
calabozo.

El drama se desarrolla lentamente y todo va sucediendo poco a poco, de esta


manera vamos conociendo a profundidad a cada uno de los personajes y se
revela el cinismo bajo el que vive el padre tirano. La madre es una mujer sumisa y
complaciente, víctima de los abusos del marido, esto sólo aumenta el poder y
control que tiene Lima sobre su familia; le da la razón en todo sin replica alguna y
acepta la ideología que les ha inculcado Gabriel.

El par de hijos mayores, al experimentar los cambios físicos y psicológicos de la


adolescencia, entran en conflicto debido a los deseos sexuales propios de la
pubertad, situación que los lleva circunstancialmente a cometer incesto y en
consecuencia, sufrir el castigo de un padre enfermo y trastornado.
Hay una escena de la brillante película de Ripstein que se me quedó grabada. El
padre obliga a su familia a seguir una austera dieta vegetariana. Sin embargo, en una
de sus salidas, el hombre se detiene en un puesto de carnitas y se come unos tacos.
La primera vez que vi la película, la escena me pareció cómica. Con el paso del
tiempo, me ha resultado trágica, por lo que dice acerca de la naturaleza humana.

Pero todavía más negro que el castillo de la pureza que pretende fundar en su casa,
es el supuesto castillo de la pureza del interior de su alma. ¿A quién engaña cuando
come unos tacos de carnitas? ¿A su esposa y a sus hijos? ¿Acaso su estricta
moralidad es sólo una fachada que le sirve para imponer de manera tiránica su
voluntad a su familia? ¿O acaso se engaña a sí mismo? ¿Hay una parte de él que sí
quiere vivir de acuerdo con sus principios, pero hay otra que lo empuja en una
dirección contraria?

Todos hemos experimentado alguna vez la debilidad de la voluntad. ¿Cómo es


posible la moralidad en estas circunstancias? ¿Estamos condenados a construir
castillos de naipes? ¿O acaso sólo algunos elegidos tienen la fortaleza requerida para
construir castillos verdaderos?

El hombre impone a su familia un estricto régimen de adoctrinamiento y ejercicios.


Todos trabajan preparando veneno para ratas. De vez en cuando, el padre sale a la
calle para vender el producto en las tlapalerías. La situación de la familia cada vez se
hace más difícil porque los muchachos ya no soportan el encierro. La hija mayor lanza
a la calle un mensaje de auxilio. Llega la policía por otro asunto y se llevan al padre
cuando descubren lo que ha pasado. Entonces, la madre y sus hijos cruzan el portal
de su casa sin saber cómo salir al mundo exterior.

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