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CRIMINALIA

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El caso VEGAS PÉREZ NUEVA BÚSQUEDA 

Clasi cación: Secuestro


Características: La Policía detuvo y acusó a Omar Cano Lugo como autor
material del asesinato, a Alfredo Parilli Pietri como autor intelectual del
secuestro y a Gonzalo Rafael Cappecci, José Luis Branger Quiroba, Julio
Morales, Javier Paredes Paredes y Diego Rísquez Cupello, jóvenes entre 18 y 24
años, por el secuestro, encubrimiento y complicidad en el homicidio, todos
pertenecientes a familias ilustres de la clase alta caraqueña
Número de víctimas: 1
Fecha del crimen: 22 de febrero de 1973
Per l de la víctima: Carlos Vicente Vegas Pérez, de 13 años de edad
Método del crimen: As xia por monóxido de carbono
Lugar: Caracas, Venezuela
Estado: Los imputados fueron liberados en enero de 1974, en lo que se
recuerda como uno de los casos representativos de la impunidad del poder en
Venezuela

  

MANUEL OCTAVIO BERMÚDEZ


Índice
Clasi cación: Asesino en serie
Características: Pedo lia - Violador en 1. El Caso del Niño Vegas Perez
serie · Secuestro y asesinato
Número de víctimas: 17 - 21 · Investigación y detenciones
Fecha del crimen: 1999 - 2003 · Anulación de la causa y liberación de los implicados
Lugar: Varios lugares, Colombia
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Estado: Condenado a 40 años de prisión
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· Caracas, lunes 16 de abril de 1973 – Apellidos
· Caracas, viernes 11 de mayo de 1973 – Los autos de detención
+ · Entrevista con el Chino Cano (40 años después del secuestro y muerte niño Vegas)

DENNIS RADER
El Caso del Niño Vegas Perez
Clasi cación: Asesino en serie
Características: Sadismo - Fetichismo Brolleros.com
Número de víctimas: 10
Fecha del crimen: 1974 - 1991 16 de agosto de 2015
Lugar: Sedgwick, Estados Unidos
(Kansas) El Caso Vegas Pérez es la investigación policial en torno al secuestro y asesinato de Carlos Vicente Vegas Pérez, de 13
Estado: Condenado a 10 cadenas años de edad, el 22 de febrero de 1973.
perpetuas consecutivas (una por cada
muerte) el 18 de agosto de 2005 El 22 de febrero de 1973, Carlos Vicente Vegas Pérez, de 13 años de edad, fue secuestrado en las cercanías de su casa,
situada en un lujoso barrio caraqueño. Aunque el rescate fue pagado oportunamente por los familiares del adolescente,
+ su cadáver fue encontrado unos días más tarde, el 1 de marzo de 1973, en un barranco de las afueras de Caracas.

El equipo de la Policía Técnica Judicial, encabezado por el comisario Fermín Mármol León, imputó como sospechosos a
Omar Cano Lugo (alias el Chino), Gonzalo Rafael Cappecci (alias Fafa), José Luis Branger Quiroba (alias Caramelito
THOMAS MICHAEL LANE Branger), Javier Paredes, Alfredo Luis Parilli Pietri, Julio Morales y Diego Rísquez. El hermano mayor de la víctima,
Federico Vegas, se encuentra entre los interrogados, aunque nunca pudo dar luces sobre el caso. En el curso de las
Clasi cación: Homicida investigaciones se descubrió que el secuestro se había efectuado con la nalidad de saldar una deuda con
Características: Tiroteo en una escuela narcotra cantes colombianos.
secundaria
Número de víctimas: 3 Los imputados fueron detenidos inmediatamente, pero liberados más tarde, en lo que se recuerda como uno de los
Fecha del crimen: 27 de febrero de 2012 casos representativos de la impunidad del poder en Venezuela, particularmente del poder económico, en la visión de
Lugar: Chardon, Estados Unidos (Ohio) Mármol León, quien escribiría con posterioridad un libro sobre las di cultades que tuvo que enfrentar durante la
Estado: Condenado a tres cadenas investigación criminalística.
perpetuas sin libertad condicional el 19
de marzo de 2013 El Caso Vegas Pérez recibió una cobertura sin precedentes en Venezuela por parte de la prensa, la radio y la televisión.
Fue un caso que despertó el morbo de los caraqueños.
+
Secuestro y asesinato
Nacido en 1959, Carlos Vicente Vegas Pérez era hijo de Trina Pérez Machado y Martín Vegas Pacheco, un renombrado
profesor y arquitecto, autor de la Torre Polar de Caracas y miembro de la Comisión de Urbanismo a cuyo cargo estuvo la
modernización urbanística de la capital venezolana durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Carlos Vicente fue visto con vida por última vez el 22 de febrero de 1973 en los predios de su casa, en el sector
denominado Lomas del Mirador. Se pensó que podría conocer a sus captores e incluso que podría haber aceptado
voluntariamente un aventón hacia al lugar donde se dirigía.

El rescate fue pagado por su familia el 26 de febrero tal como lo pedían los secuestradores. El dinero había sido
previamente fotogra ado por la Policía Judicial.

Por el modus operandi los investigadores sospechaban que el niño podría conocer a sus secuestradores. El cadáver del
niño fue encontrado el 1 de marzo de 1973, en un barranco cerca de la autopista Coche-Las Tejerías, en las afueras de
Caracas. Un portavoz del gobierno expresó que no se iba a escatimar esfuerzos para encontrar a los asesinos. Se declaró
una emergencia nacional.

Investigación y detenciones
La investigación demostró que el niño ya había sido asesinado para el momento en que el rescate fue pagado.

El niño tenía el cráneo fracturado y lesiones de golpes en el cuerpo. Se supuso que las lesiones las provocó la caída en el
barranco una vez muerto el niño. Podría haber muerto as xiado al estar encadenado en la maleta del auto el mismo día
del secuestro. El 6 de marzo fueron detenidos sus supuestos secuestradores, pertenecientes a las llamadas «patotas del
este», es decir, de los barrios ricos.

El Caso Vegas Pérez recibió una cobertura sin precedentes en Venezuela por parte de la prensa, la radio y la televisión.
Cada vez que José Luis «Caramelito Branger» entraba o salía de los tribunales una turba de fans enloquecía a su
alrededor para tocarlo y besarlo al pasar.

El hermano de la víctima, Federico Vegas Pérez, tuvo prohibición de salida del país exigiéndole disponibilidad para ser
interrogado. En el curso de las investigaciones se descubrió que el secuestro se había efectuado con la nalidad de
saldar una deuda con narcotra cantes colombianos. Funcionarios venezolanos viajaron a Colombia para investigar el
tema del trá co de estupefacientes relativo al caso.

El equipo de la Policía Técnica Judicial, encabezado por el comisario Fermín Mármol León, detuvo y acusó a Omar Cano
Lugo (alias el Chino) como autor material del asesinato, a Alfredo Parilli Pietri (pariente de la primera dama Alicia Pietri
de Caldera) como autor intelectual del secuestro y a Gonzalo Rafael Cappecci (alias Fafa), José Luis Branger Quiroba (alias
Caramelito Branger), Julio Morales, Javier Paredes Paredes y Diego Rísquez Cupello, jóvenes entre 18 y 24 años, por el
secuestro, encubrimiento y complicidad en el homicidio, todos pertenecientes a familias ilustres y de renombrado
apellido de la clase alta caraqueña.

Anulación de la causa y liberación de los implicados


En enero de 1974, la Corte Superior II o Juzgado II Penal revocó todos los autos de detención «debido a fallas
sustanciales en la instrucción y sustentación del proceso». Cierta declaración del comisario Fermín Mármol León fue
considerada por los tribunales como una violación del secreto sumarial, lo que llevó a que las causas penales fueran
revocadas en enero de 1974.

Un grupo de reporteros abordó al comisario Fermín Mármol León, hombre clave en las investigaciones, para requerir su
opinión en torno a la decisión de Cumare Nava. Fermín Mármol León declaró que compartía las decisiones y en
particular la que afectaba al «Chino» Cano.

De inmediato los padres de los jóvenes detenidos interpusieron una demanda al comisario, a través de sus abogados,
por violación del secreto sumarial. Fermín Mármol León fue citado por el juez y se le ordenó presentarse al término de la
distancia, de lo contrario sería arrestado por desacato. Luego de recriminarle duramente, el juez le ordenó que no se
pesquisara nada sin su expreso conocimiento y consentimiento. El equipo de detectives liderado por Fermín Mármol
León fue así marginado de las investigaciones.

El magistrado Meléndez Hurtado votó en contra por considerar que en el expediente había su cientes indicios como
para con rmar los autos de detención. Cano y Capecci, los únicos que no pertenecían a familias poderosas,
permanecieron presos por tenencia de estupefacientes pero no por el secuestro. Los demás imputados salieron,
«sospechosamente» para la sociedad venezolana de ese momento, en libertad. El crimen permanece impune.

El más tarde ministro Fermín Mármol León, protagonista en las investigaciones narró el caso en su obra Cuatro
Crímenes Cuatro Poderes, en el año 1978. Diego Rísquez se convirtió en un conocido cineasta y el hermano Federico
Vegas, en un reconocido arquitecto y escritor.

La mayoría de los testigos involucrados en el caso se accidentaron de alguna manera. Todos los implicados en el caso de
trá co de drogas y asesinato fueron absueltos totalmente, aún cuando las pruebas encontradas les inculpaban
directamente.

Falleció recluso por falta de atención en el Victorino Santaella – 28 de agosto de 2011


Alfredo Luis Parilli Pietri (57), implicado en uno de los secuestros más famosos de los años 70 y sobrino de la exprimera
dama Alicia Pietri de Caldera, falleció en el centro de salud por falta de médicos en la emergencia Andreína Ibarra.

El 22 de febrero de 1973, Alfredo Luis Parilli Pietri (57) fue exonerado de los cargos por el secuestro y homicidio de un
niño de 13 años, identi cado como Carlos Vicente Vegas Pérez, hijo del famoso arquitecto Martín Vegas Pacheco,
diseñador de la Torre Polar en Plaza Venezuela.

El 30 de octubre de 2009, 36 años después de protagonizar una de las historias más cruentas de los 70, el sujeto fue
capturado cuando cargaba con seis panelas de marihuana, frente a su vivienda en Los Palos Grandes en Caracas, y
posteriormente condenado a 9 años de prisión en el Internado Judicial de Los Teques. Durante la madrugada del
sábado, Parilli Pietri falleció en el área de emergencias del hospital Victorino Santaella, donde presuntamente no había
médicos para atender la descompensación que presentó a causa de una cirrosis hepática.

El cadáver fue trasladado hasta la Medicatura Forense de Los Teques, donde ejecutarán la necropsia de ley para
determinar si la muerte se produjo a consecuencia de la falta de atención en el nosocomio, tal como denunciaron
algunos familiares y la periodista Berenice Pacheco en su cuenta de Twitter.

Caracas, viernes 2 de marzo de 1973 – La prensa


El primer n de semana de marzo los periódicos reseñaron la terrible noticia del secuestro y asesinato de un niño. La
tarde anterior periodistas de todos los medios estuvieron presentes en la conferencia ofrecida por la directiva de la
Policía Técnica Judicial. Reproducimos a continuación parte de la nota ofrecida por el diario El Nacional a sus lectores:

«Honda conmoción causó en la familia Vegas Pérez, así como en la colectividad venezolana el anuncio de que el cadáver
hallado cerca de la autopista Coche-Las Tejerías es del niño secuestrado el pasado 22 de febrero en la urbanización
Santa Marta.

»Los esposos Vegas Pérez, sus otros hijos y demás familiares no creían las noticias que recibían sobre la horrible
tragedia. A la quinta Algarrobo comenzaron a llegar numerosas personas amigas para manifestar sus condolencias.
Varios miembros de la familia viajaron ayer mismo a la ciudad de Los Teques a n de reconocer en la morgue del
hospital policlínico el cadáver del pequeño Carlos Vicente.

»El lugar donde estaba el cuerpo del menor de 13 años fue exhaustivamente pesquisado por los detectives de la PTJ. Se
informó que en el mismo barranco hallaron entre hojas secas cierta cantidad de marihuana envuelta en papel de
periódico, lo que hace presumir a los investigadores que entre el grupo de secuestradores había individuos adictos a las
drogas».

Juan Martín Echeverría, director de la policía cientí ca, no estuvo presente en la rueda de prensa del día anterior, pues
desde el primer momento asumió la dirección de las investigaciones.

En la autopsia que practicaron los doctores Armando Domínguez y Jack Castro se determinó que el muchacho había
muerto el mismo día del secuestro as xiado con monóxido de carbono; el cuerpo no presentaba heridas ni por armas
de fuego ni cortantes y se descubrió la presencia en el organismo de un tranquilizante, seguramente usado por los
secuestradores para sedar al niño; lo peculiar era que los componentes de aquel sedante habían sido sacados del
mercado varios años atrás.

Estos nuevos elementos reforzaron la hipótesis que ya tenían los investigadores: Aquel crimen había sido cometido por
gente inexperta, probablemente jóvenes que necesitaban una cantidad precisa de dinero para pagar alguna deuda de
drogas.

Basados en la información que manejaban reconstruyeron mentalmente todo lo acaecido el día del rapto:

Luego de secuestrar al chico en las inmediaciones del centro comercial Santa Marta, lo subieron a un vehículo y lo
sacaron de Caracas. Se detuvieron en algún paraje solitario para atar sus manos con cadenas y como no tenían un sitio
de retención decidieron meterlo en el maletero.

Más tarde, al darse cuenta de que el niño había muerto, decidieron abandonar su cuerpo en Maitana. Sin embargo no
desistieron del plan de cobrar el dinero.

Fue por eso que al llamar a la familia el viernes 23 de febrero a las 9 de la noche, el secuestrador se mostraba nervioso y
lo primero que preguntó fue: «¿Qué ha pasado?» Pues temía que el cuerpo hubiera sido localizado, al ver que no era así
continuaron con su macabro plan.

En los días posteriores se realizó el descarte entre los enemigos, amigos, conocidos, empleados, exempleados y
relacionados de los Vegas Pérez. Se supo que unos días antes del secuestro la familia ofreció una esta y surgió un
incidente con un grupo de muchachos que no habían sido invitados pese a ser amigos de Federico Vegas, hermano
mayor de la víctima. Cuando se profundizó la investigación, se descubrió además que todos tenían o habían tenido
problemas por consumo de drogas, incluido el propio Federico.

El domingo 5 de marzo a las dos de la tarde un juez, un scal y varios detectives realizaron la inspección ocular de una
quinta en Bello Monte; en aquel inmueble un joven, empleado bancario para más señas tenía alquilada una habitación.
Esta persona apodada «El Chamaco» había sido detenida el sábado 4 a la salida de un cine.

Igualmente se detuvo al hijo de un conocido jurista. El scal primero del Ministerio Público, doctor Iván Martínez Zerpa
se presentó en horas del mediodía en la central de la Policía Técnica Judicial y al salir de allí fue abordado por los
reporteros. A la pregunta de cuál era el nivel social de los sospechosos, Martínez Zerpa contestó que estaban entre la
llamada clase media y alta, aprovechó para anunciar igualmente que ya había una identi cación casi de nitiva de los
autores y que era posible que los participantes en el secuestro fueran tres personas.

En aquella oportunidad se conoció también que en la inspección hecha al vehículo que la señora Trina utilizó para pagar
el rescate se localizó una huella digital, trascendió de manera extrao cial que pertenecía a un joven de 20 años de edad,
con antecedentes criminales.

Lo que siguió fue una persecución de jóvenes melenudos en el este de Caracas, la División contra Drogas trabajaba a la
par con la División contra Homicidios en allanamientos, detenciones e interrogatorios. En un momento se llegó a
detener hasta 50 jóvenes por día. Muchas discotecas fueron allanadas y los informantes y chados por trá co de drogas
entraban y salían de la central detectivesca.

El 8 de marzo, Manuel Molina Gásperi jefe de la División de Operaciones, anunció que contaban con buenos elementos
para dar por cerrado el caso. Sin embargo pasaron los días y no ocurrió nada.

En algún momento, se especuló que el secuestro había sido plani cado como parte de una película que aspiraba a tener
una buena dosis de realismo, este dato llevó a la detención del cineasta Diego Rísquez quien fue interrogado y fue a dar
con sus huesos a la cárcel modelo de Caracas.

Caracas, domingo 1 de abril de 1973 – Juego trancado


Al llegar abril no se tenía nada en claro, las informaciones eran vagas; lo único que se sabía era que estaban
involucrados los hijos de algunas familias pudientes. Algunos apellidos de alcurnia se ltraban a la calle y esto no hacía
más que aumentar la molestia de la gente que se preguntaba si aquel crimen también quedaría impune.

Este día se publicó en un diario de circulación nacional la declaración de un alto funcionario de la PTJ que pidió no ser
identi cado, según el declarante «Algo grave entorpecía las investigaciones». Ese algo tenía que ver con los apellidos
notables que salieron a relucir en las pesquisas, para la policía el juego se había trancado. No resultaba nada fácil tener
que lidiar con los padres indignados de los «niños bien» del este.

Caracas, lunes 16 de abril de 1973 – Apellidos


A estas alturas era difícil ocultar lo que en las calles era vox populi. Las autoridades comenzaron a dar los primeros
datos de las personas que hasta los momentos habían sido detenidas e interrogadas: José Luis «Caramelo» Branger,
Diego Baptista Zuloaga, Javier Paredes, Gonzalo «Fafa» Capecci, el hermano de la víctima Federico Vegas Pérezy un
muchacho que usaba muletas pues le habían amputado una pierna, este joven se llamaba Omar Cano y lo conocían
como «El Chino». Era él el que llevaba la mayor parte de la acusación ya que la PTJ había encontrado indicios que lo
inculpaban como autor material del homicidio.

A «Caramelo» Branger lo detuvieron por presunto encubrimiento. La detención se basó en unas declaraciones dadas por
él al periodista Samuel Robinsón de la revista Bohemia. En la entrevista habría dicho que los secuestradores eran tres; al
ser detenido e interrogado negó haberlo dicho, pero con la comparecencia del periodista quien a rmó que si le había
declarado aquello, el joven quedó detenido.

En los días siguientes seguían saliendo nombres, otros presuntos implicados eran: Diego Molinari, Nicomedes Zuloaga,
Julio Morales, Alfredo Luis Parilli Pietri (pariente de la primera dama Alicia Pietri de Caldera) y la joven Orietta Cabrices.
La información que aportó esta chica involucraba de manera directa a Parilli Pietri y fue clave para esclarecer el caso.

Caracas, viernes 11 de mayo de 1973 – Los autos de detención


Este día fue de intenso movimiento en los tribunales, una multitud de periodistas y curiosos se arremolinó en las afueras
para presenciar la comparecencia de los implicados. Era tal el movimiento, que se encomendó a la brigada anti motines
de la Policía Metropolitana que acordonara el sector.

El juez instructor, doctor José Francisco Cumare Nava dictó auto de detención a Omar José Cano Lugo (a) «El Chino»
como presunto autor material y de Alfredo Luis Parilli Pietri, como presunto autor intelectual. Igualmente prohibió la
salida del país de la ciudadana Orietta Cabrices. Ese mismo día el juez interrogó a dos importantes testigos: María
Alejandra Del no La Cruz y Alexia Jose na Felizola, la primera de ellas oyó decir al chino Cano que había inyectado al
niño Vegas Pérez y que cuando vio que este había muerto decidió abandonar el cadáver en un barranco.

Mientras tanto los detectives descubrieron por medio de un informante, un joven que se dedicaba al menudeo de
cocaína en las urbanizaciones del este, que efectivamente había una deuda por drogas y que el monto ascendía a
150.000 bolívares. Con todos estos datos se pudiera pensar que los culpables del monstruoso crimen pagarían su culpa
pero ocurrió un hecho que permitió a los abogados defensores preparar una salida para sus clientes.

Luego de conocida la medida del juez, un grupo de reporteros abordó al comisario Fermín Mármol León, hombre clave
en las investigaciones, para requerir su opinión en torno a la decisión. Mármol León declaró que compartía las
decisiones y en particular la que afectaba al «Chino» Cano.

De inmediato los padres de los detenidos interpusieron una demanda al comisario por violación del secreto sumarial. El
comisario fue citado por el juez ordenándole presentarse al termino de la distancia o de lo contrario sería arrestado por
desacato. Luego de recriminarle duramente, el juez ordenó que no se pesquisara nada sin su expreso conocimiento y
consentimiento. El equipo de detectives liderado por Mármol León terminó marginado de las investigaciones.

Luego de esto, el proceso entró en un letargo de 8 meses, el país se metió de lleno en las elecciones presidenciales y no
sería sino hasta el año nuevo que se sabría algo.

El martes 8 de enero de 1974, la corte superior segunda en lo penal del Distrito Federal y Estado Miranda revocó los
autos de detención a los 7 indiciados por el secuestro y muerte de Carlos Vicente Vegas por detectar «fallas sustanciales
en la instrucción y sustanciación del proceso».

Solo se con rmaron dos autos de detención por tenencia y tra co de estupefacientes, esta medida afectaba a Omar
«Chino» Cano Lugo y a Gonzalo «Fafa» Capecci. El resto de los detenidos quedaba en libertad, entre ellos Alfredo Luis
Parilli Pietri quien había sido señalado como el autor intelectual.

Entrevista con el Chino Cano (40 años después del secuestro y muerte niño Vegas)
La alegría del «Chino» Cano es perenne. Desde hace unos años deambula por los alrededores de la Plaza Bolívar, cerca
del lugar de trabajo. Quienes le conocen le saludan; otros le reconocen y el saludo entonces es más efusivo, quizás
porque saben de los tragos amargos del pasado, de ese que se niega a soltarlo y del cual Omar José Cano Lugo no
rehúye; a nal de cuentas todo ello forma parte de su vida.

Hoy la vida del «Chino» es completamente distinta a la que llevaba en esos años 70, cuando formaba parte de la
«patota» de San Bernardino y frecuentaba el mítico estacionamiento del Country Club. Fue allí donde se relacionó con
todos aquellos personajes de una pintura indeleble, los que conformaron el caso del supuesto secuestro del «niño» de
trece años, Carlos Vicente Vegas Pérez, allá por 1973.

-Es difícil entrevistarte y no hablar de ese caso contigo…

-Realmente. En verdad yo quisiera que no fuese así, pero fui el único que pagó por un crimen que no cometió. A mí me
detuvo la Policía Técnica Judicial un 13 de abril de 1973; recién había cumplido los 22 años de edad, y me dejaron libre el
27 de marzo de 1977, faltando sólo 17 días para cumplir los cuatro años. Durante ese lapso de tiempo me «hospedaron»
en siete cárceles, hasta que, cansado de tanto castigo, decidí dejar la rebeldía y dedicarme a pasar el tiempo en algo
especí co. Yo estudié bachillerato en Venezuela y en Estados Unidos, pero me apasionaba la pintura, sólo que pasó lo
que pasó y no pude desarrollarme en ese sentido. Siempre fui autodidacta.

-¿Qué pintabas?

-A los muchachos del Country Club les gustaban mis dibujos y por ello me buscaban para que pintara las paredes de sus
cuartos. Luego de caer preso, en la Cárcel Modelo comenzaron a dar unos cursos de distintas disciplinas, tanto de las
artes como deportivas; juegos de mesa como ajedrez. Talleres de serigrafía, pintura, dibujo y todo eso. Yo estaba
obstinado de tanto castigo y me inscribí en un torneo de ajedrez, que por cierto ganó Luis Cabrera Sifontes, al que
inculparon por haberle puesto la bomba a Rómulo Betancourt en Los Próceres. Yo quedé de segundo en ese torneo.

-Ok, ¿y la pintura?

-Participé en los talleres y comencé a tomarme en serio lo de la pintura. Trabajaba de noche y dormía de día. Mi idea era
vencer el tedio de estar tras las rejas. Como dijo un cantante, las rejas, aunque sean de oro, siguen siendo rejas. Era una
manera de que se me pasara el tiempo más rápido.

Fueron cuatro los años de encierro. Cuatro años donde la prensa no cesó en su esfuerzo de culpar e inculpar personajes
en el caso del «Niño Vegas». Surgieron nombres rimbombantes y se a rma que hubo acusaciones infundadas.

Estuve por más de cinco años saliendo en cine, radio y televisión todos los días. Creo que fui la primera víctima
mediática en este país. El cine era para ese entonces el gran noticiero. Tomás Henríquez se encargaba de narrar los
sucesos con ese chorro de voz que poseía, y la gente lo seguía. Era el Observador Venezolano antes de comenzar la
película.

-A tantos años de aquello, ¿cómo ves el caso ahora?

-Bueno, la generación de hoy poco sabe del asunto. Los viejos poco se acuerdan. Yo sí que lo recuerdo, y mucho. A mí y
a «Fafa» Capecci (también involucrado en el caso) nos fabricaron un expediente por drogas y pagamos cana por todos
los demás. Fíjate, a mí me detienen junto con Nicomedes Zuloaga Pocaterra. A él le quitaron 2 kilos de cocaína, 30 kilos
de marihuana, 200 mil bolívares en billetes falsos, una pistola y un jeep robado. El hombre estaba convicto y confeso, sin
embargo, sólo pagó dos meses. El juez que le revoca el auto de detención es el mismo que me lo con rma a mí, sin que
la PTJ me hubiese encontrado ni siquiera una semilla de marihuana, sin que yo hubiese declarado ni rmado nada.
Éramos los pendejos de la partida.

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