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ADA 3 Diferentes Concepciones Del Ser Humano
ADA 3 Diferentes Concepciones Del Ser Humano
SOFISTAS Y SÓCRATES
La filosofía griega se preguntará por la Physis (naturaleza). Physis (naturaleza) tendrá un doble
significado. En primer lugar, el universo en su totalidad, todo lo natural (no lo artificial). En segundo
lugar, se refiere a lo intrínseco, permanente y común de un ser, su esencia o sustancia. La esencia
es la forma de ser constante y permanente de un ser y que le hace ser lo que es, lo que no cambia,
frente a la apariencia (lo que parece ser) que cambia. Es la esencia (naturaleza) de los propios seres
la que determina su lugar y función en el cosmos.
Otra de las peculiaridades del esquema mental que preside la interpretación racional es la convicción
de que todo el universo se reduce en último término a uno o muy pocos elementos esenciales que le
dotan de unidad. Sus combinaciones crean la pluralidad del mundo tal y como lo percibimos.
Los primeros pensadores griegos (siglos VI-V a. C.), los presocráticos (o físicos), se preguntaron por
el arché, el principio esencial y originario de la naturaleza. Este se entiende en un sentido doble:
primero, como aquello que existía al principio y del cual surgió todo; segundo, como el sustrato último
de lo real, lo que todos los seres tienen en común y que garantiza la unidad de la naturaleza.
Podemos clasificar a los presocráticos, según el tipo de solución que dieron, como monistas,
dualistas o pluralistas.
b) Dualistas:
- Los pitagóricos afirman a los números como lo común, siendo su fundamento lo par y lo impar.
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SOFISTAS Y SÓCRATES (Periodo Antropológico y Epistemológico. Siglo V a.C.).
A partir del siglo V a.C., el interés de la filosofía cambia hacia el ser humano y los problemas del
conocimiento y el moral. Surgen así don corrientes enfrentadas: los Sofistas y Sócrates.
Estudian el ser humano. Ante la diversidad de las teorías cosmológicas surgirá una actitud escép-
tica, si hay verdad sobre la realidad no es posible conocerla, o relativista, no hay verdad absoluta
sino que ésta depende siempre del sujeto. Para los Sofistas la realidad no es expresable, de manera
objetiva o universal, mediante el logos (lenguaje/pensamiento) y no hay objetividad. Toda verdad es
relativa al sujeto (subjetiva) y todas las ideas morales, las leyes e instituciones políticas son
convencionales.
SÓCRATES
Sócrates parte siempre del reconocimiento de su ignorancia ("solo sé que no sé nada"), irónico y
negador de los prejuicios, para luego aplicar con el diálogo el método de la mayéutica: preguntar al
interlocutor para, primero, anular sus opiniones infundadas y, después, obligándolo a reflexionar
racionalmente, hacer posible que llegue él mismo a la verdad. Fundamenta el conocimiento en el
razonamiento inductivo (inducción).
Sócrates, que será el maestro de Platón, se centró fundamentalmente en los temas morales.
Defendió el intelectualismo moral. Lo bueno moralmente es aquello que nos lleva a la felicidad y
nadie hace algo conscientemente que le vaya a hacer infeliz. Por tanto, el sabio siempre hará el bien
mientras que quien obra mal lo hará por ignorancia, negando así la culpa moral pues el vicio es
producto de una falta de conocimiento.
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PENSAMIENTO DE ARISTÓTELES
Aristóteles defiende la teoría hilemórfica: los seres se componen de Materia (hyle), de lo que están
hechos, y Forma (morphé), su esencia, lo que les hace ser lo que son. Distinguirá la sustancia
primera, el individuo concreto (“este perro”), de la sustancia segunda, que es la esencia, o Forma,
intrínseca de los seres concretos que determina lo que son, el universal (“ser perro”, la especie).
También diferenciará al ser como sustancia, el individuo concreto y particular que es en sí mismo, del
ser como accidente, la forma de ser que solo puede ser en otro, los accidentes se dan solo en una
sustancia, y son lo que se puede quitar a una sustancia primera sin que ésta deje de ser lo que es.
Aristóteles presenta una concepción teleológica de la realidad donde los seres cambian buscando un
fin, se desarrollan para alcanzar la perfección que establece su propia esencia. Este cambio se produce
por el paso del “ser en potencia”, lo que se puede llegar a ser, al “ser en acto”, lo que se es. Así, el
cambio sería el paso de la potencia al acto posibilitado por la propia esencia, ya que cada ser tiende a
desarrollar las capacidades de su esencia, su finalidad o Bien propio.
Por último, Aristóteles para explicar todo ser natural (Physis) ofrece la teoría de las cuatro causas: la
formal, lo que determina la forma de un ser, su esencia; la material, de lo que está hecho un ser; la
eficiente o agente, lo que hace que un ser sea real; y la final, la finalidad que tiene. Con estas cuatro
causas, según Aristóteles, se podría explicar todo fenómeno natural.
En su Metafísica Aristóteles estudia el ente, el ser en cuanto ser. No estudia, por tanto, los seres reales
en tanto que son algo concreto o particular (eso lo hacen las distintas ciencias) sino lo universal que
tienen en común, y por lo que los seres reales son reales. La Metafísica establecerá los axiomas o
primeros principios indemostrables y universales que rigen lo real (de no contradicción: no es posible
que una misma cosa sea y no sea en el mismo sentido y al mismo tiempo; de identidad: toda entidad es
idéntica a sí misma y sólo a sí misma; de causalidad: todo ser o suceso proviene de una causa anterior
de la que es efecto…), y las categorías, aquello que se puede predicar de los seres: sustancia, cantidad,
cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión.
En su análisis del conocimiento, Aristóteles defiende que se parte de los sentidos (sensibilidad) y se
conoce a través de un proceso de inducción, de lo particular a lo universal. Tras la percepción
sensible, a través de la imaginación se genera la imagen mental y esta es retenida por el
entendimiento que realiza el proceso de abstracción. Distingue el entendimiento agente, que es
universal y nos permite abstraer la esencia de los seres; y, el entendimiento paciente, individual, que
retiene las abstracciones posibilitando su aplicación para hacer juicios.
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Aristóteles, además, fue el creador de la Lógica con la que ofrece un método para asegurar que toda
argumentación sea rigurosa y coherente, preocupándose no tanto del contenido de los argumentos como
de la validez formal de su estructura. Analizará la forma de las argumentaciones buscando cuáles son
las correctas, modos del silogismo válidos, y cuáles las incorrectas, falacias.
El correcto desarrollo de las facultades vegetativa y sensitiva, que hace posible cumplir con las
necesidades corporales y sociales del ser humano, se consigue con las virtudes éticas o prácticas, las
más humanas (frente a las dianoéticas que serían "divinas"). Estas virtudes éticas organizan nuestras vidas
de forma que podamos dedicarnos a lo que nos es más característico y nos acercan a la felicidad (el
desarrollo de la facultad intelectiva). La virtud ética se define en Aristóteles como un hábito, disposición
adquirida por la práctica frecuente, de determinar con prudencia, utilizando la facultad intelectiva o razón,
el término medio entre dos extremos viciosos, uno por defecto y otro por exceso. El término medio debe
establecerse de forma personal, no es universal.
La felicidad humana sólo se puede conseguir, así, dentro de una sociedad cuyas leyes posibiliten el
desarrollo de las virtudes éticas en todos los ciudadanos. Por esto el legislador o el político debe ser
alguien que no sólo tenga conocimientos teóricos, sino que debe haberse habituado a la aplicación práctica
de su intelecto, ser prudente. La Justicia social se da cuando el gobierno no busca intereses particulares y
posibilita la realización de la virtud en todos los ciudadanos.
Aristóteles distingue tres formas justas de gobierno, frente a sus respectivas corrupciones: la Monarquía,
el gobierno de uno solo, su corrupción es la Tiranía; la Aristocracia, el gobierno de los mejores, frente a
Oligarquía; y la Democracia, considerada la mejor por Aristóteles, es el gobierno del pueblo, su corrupción
es la Demagogia.
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PENSAMIENTO DE SAN AGUSTÍN DE HIPONA
VIDA (354-430)
Agustín de Hipona fue el pensador fundamental de la Patrística (primera filosofía cristiana). Nació en Tagaste (Argelia). Su madre fue
Santa Mónica. Agustín de Hipona al principio se adhirió al maniqueísmo. Hacia el 384 llegó a Milán como Catedrático de Retórica y a
través del neoplatonismo se hizo cristiano. Fue consagrado obispo de Hipona (ahora Annaba, Argelia) en el 395. Vivió un periodo de
gran agitación tanto a nivel político, los bárbaros amenazaban el Imperio llegando a saquear Roma en el 410, como en lo referente a la
formación del dogma católico con múltiples discusiones y teorías enfrentadas.
- OBRAS MÁS IMPORTANTES: Las confesiones, La Ciudad de Dios.
Esta creación no es abandonada por Dios sino que la cuida y gobierna una vez creada, y para ello
ha concebido un plan para el mundo que se expresa en la ley eterna. El problema del mal será
tratado por S. Agustín, pues si el mal existiera sería algo creado por Dios siendo así él mismo
malo. La solución, para San Agustín, es considerar que todo lo creado por Dios es bueno, siendo
el mal o la imperfección no algo real, sino carencia de ser o perfección. Además, el mal sólo lo
es desde un punto de vista individual y concreto, pero no lo es para la totalidad de la creación en
donde siempre resulta de él un bien mayor. Explicará así igualmente el mal moral humano que
se afirma como fruto de un bien mayor: la libertad.
Si bien para S. Agustín la existencia de Dios está asegurada por la fe, pero ofrecerá varios
argumentos para demostrarla desde la razón. Uno se basa en la perfección, orden y grandeza
de la creación que exige el haber ser sido creada por un ser con esas cualidades. Otro es el del
consenso, pues la mayoría de los hombres creen en Dios. Pero el argumento preferido por San
Agustín es el derivado del carácter eterno e inmutable de ciertas ideas que tenemos en nuestra
alma, lo cual contrasta con la naturaleza humana, mutable y finita, por lo que éstas ideas tienen
que tener como causa un ser eterno e inmutable: Dios. A éste, se le conoce imperfectamente a
través de las huellas que ha dejado en las criaturas.
Para San Agustín la Verdad existe pues la afirmación escéptica de que no existe la verdad se
contradice al afirmar la verdad de dicho juicio. Distinguirá varios tipos de conocimiento. El
conocimiento sensible, de los sentidos, que genera doxa u opinión, es conocimiento cambiante.
El conocimiento racional inferior, la ciencia, donde con el razonamiento se conoce lo universal y
necesario relativo a las cosas temporales. Por último, el conocimiento racional superior, la
filosofía o sabiduría, que posibilita el conocimiento de verdades eternas, inmutables, universales y
necesarias que fundamentan nuestros juicios. Según la teoría de la Iluminación estas verdades
eternas no pueden ser descubiertas a través de los sentidos, sino que se deben buscar en la
intimidad de la conciencia, en el alma, donde Dios las ha puesto. El hombre solo puede descubrir la
verdad que está en su interior gracias a la iluminación divina o espiritual.
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Si se responde a la pregunta sobre el Problema de Dios, se hará con los tres primeros párrafos. En el problema de la
Realidad y/o el Conocimiento se pondrá todo.
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EL PROBLEMA DEL SER HUMANO Y EL PROBLEMA DE LA MORAL
El ser humano, según S. Agustín, está hecho a imagen y semejanza de Dios. Esto quiere decir
que posee, a diferencia de los animales, vida espiritual. Por ello, defenderá el dualismo afirmando
que el hombre se compone de dos sustancias, el cuerpo (materia) y el alma (forma) cuya unión
es accidental. Así, el hombre es fundamentalmente un alma inmortal frente a un cuerpo mortal y
corruptible. Esta alma humana tiene tres facultades que le hacen ser una única persona:
memoria, inteligencia y voluntad. La memoria permite unir el presente y el pasado creando la
identidad personal. La inteligencia permite conocer la verdad. La voluntad, por último, lleva a
buscar el amor y la felicidad que solo se pueden encontrar plenamente en Dios. Por todo ello, y
siendo ese amor lo fundamental, el alma debe regir el cuerpo para volver a Dios de quien
procede.
S. Agustín defiende el libre albedrío en el ser humano. La voluntad libre nos permite pecar
(libertinaje) o vivir bien y conforme a la ley de Dios (libertad). Sin embargo, la voluntad no es
suficiente para ser bueno por culpa del pecado original, que hemos heredado y por ello el ser
humano necesita la gracia, dada por Dios, para obrar correctamente. Una acción humana debe
juzgarse teniendo en cuenta la intención que la guía: si es conforme a la ley de Dios será buena;
si no, será pecado.
El mal moral humano se afirma como fruto de un bien mayor, el libre albedrío, resultando del
abuso que el hombre comete de este libre albedrío. Por ello, el ser humano es responsable del
pecado cometido pues sin libre albedrío no habría responsabilidad ni culpa. La voluntad humana
tiende a la felicidad, fin supremo que sólo se consigue en la otra vida, con la contemplación y
amor de Dios.
En este desarrollo histórico, S. Agustín distinguirá dos grandes grupos humanos según sea el
objeto de su amor: los que se aman a sí mismos por encima de todo, que conforman la Ciudad
terrenal, y los que aman a Dios por encima de todo, que constituyen la Ciudad de Dios. Estas
dos ciudades están mezcladas en cualquier sociedad a lo largo de la historia, manteniendo una
lucha ética entre sus componentes. La historia humana avanza hacia el triunfo y salvación de
los integrantes de la Ciudad de Dios que se dará al final de los tiempos.
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PENSAMIENTO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
VIDA (1225-1274)
Es el principal filósofo de la Escolástica. Nace en el Castillo de Rocaseca (Nápoles), hijo del Conde de Aquino, el menor varón de doce
hermanos. Tuvo que rebelarse contra el deseo familiar de que se dedicase a las armas, y posteriormente, luchar para conseguir que su
familia consintiera su ingreso en la Orden de Santo Domingo (de Predicadores). Estudia en Nápoles, París y Colonia, donde su
maestro San Alberto Magno le introducirá en el aristotelismo. Conseguirá ser "Maestro de teología" en París y enseñará también en la
Corte Pontificia. Dirigiéndose al Concilio de Lyon muere en el Monasterio de Fosanova. Entregado en cuerpo y alma a su obra, será el
mayor impulso de la filosofía cristiana.
- OBRAS MÁS IMPORTANTES: Suma contra los Gentiles y la Suma Teológica.
Sto. Tomás afirma a Dios como el ser necesario y acto puro, ser inmutable y perfecto, cuya
actividad es pensarse, como Aristóteles. Pero Aquino defiende el creacionismo y, por lo tanto,
Dios conoce el mundo al pensarse a sí mismo, además de cuidar y amar a sus criaturas.
Santo Tomás comprende que la existencia de Dios es problemática racionalmente y por tanto
considera una de las tareas fundamentales de la razón la demostración de la existencia de Dios.
En primer lugar, criticará el Argumento Ontológico de San Anselmo, pues para Aquino la
existencia de Dios no es evidente para la razón humana, por lo que debe ser demostrada. Una
proposición evidente puede serlo en sí misma y para nosotros, cuando es evidente y al
comprender todos sus términos lo afirmado en el predicado está incluido en el sujeto, o evidente
en sí misma pero no para nosotros, cuando siendo evidente (por fe) nuestra razón no lo
comprende por no conocer todos sus términos. “Dios existe” es una proposición evidente en sí
misma, pues Dios es un ser necesario, pero no es evidente para nosotros, pues nuestra razón
no puede comprender plenamente la esencia de Dios. Por ello, habrá que demostrar su existencia.
Aquino distinguirá dos tipos de demostración: la a priori, en la que conociendo la causa
podemos inferir el efecto, y la a posteriori, en la que al darse el efecto podemos demostrar la
causa. Afirmará que sólo es posible demostrar la existencia de Dios utilizando la demostración a
posteriori, pues conocemos el efecto (la creación) y buscamos su causa (Dios).
Sto. Tomás presentará cinco vías para demostrar la existencia de Dios. Todas ellas son
demostraciones a posteriori pues parten del efecto para demostrar la necesidad de una última
causa y todas siguen cuatro pasos: constatación de un hecho de experiencia, aplicación del
principio de causalidad, afirmación de la imposibilidad de una regresión infinita de causas,
debiendo haber una causa primera, y afirmación de la existencia de Dios. La primera vía, parte del
movimiento de los seres para afirmar la existencia de Dios como primer motor inmóvil. La
segunda, parte de la existencia de causas causadas para demostrar la de Dios como primera
causa incausada. La tercera, parte de la existencia de seres contingentes para afirmar la de
Dios como ser necesario. La cuarta (de influencia platónica), parte de la existencia en los seres
de distintos grados de perfección para afirmar la de Dios como ser perfectísimo. La quinta,
parte del orden y finalidad en el comportamiento de los seres naturales para afirmar la existencia
de Dios como inteligencia ordenadora. Así Dios es motor inmóvil, causa primera, creador, ser
necesario, ser perfecto y ordenador del universo.
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Si respondemos a la pregunta sobre el Problema de Dios, se hará con todos los contenidos de esta cara y el primer
párrafo de la siguiente. Si es el problema de la Realidad y/o el Conocimiento no se pondrán los párrafos relacionados
con la demostración de la existencia de Dios y se incluirán los párrafos de la siguiente cara.
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El orden de la naturaleza se realiza mediante la ley eterna, que regula con la ley física a los seres
naturales, y a los seres humanos con la ley natural, o ley moral, que posibilita su libertad.
Sto. Tomás distingue dos fuentes distintas de conocimiento, la razón y la fe. La razón conoce de
forma imperfecta la esencia de Dios y tiene unos límites que sólo pueden ser ampliados por la fe.
Razón y fe tienen contenidos propios y específicos, pero también contenidos comunes. Para Sto.
Tomás razón y fe son autónomas e independientes, no puede existir contradicción entre los
contenidos de ambas y deben ayudarse mutuamente: la razón ayuda a la fe para construir la
teología y la fe a la razón como criterio extrínseco negativo de sus conclusiones.
Aquino, influenciado por Aristóteles, en relación con el conocimiento racional afirmará que se parte
de la percepción sensible para elaborar mediante abstracción los conceptos universales que
expresan la esencia. El entendimiento agente abstrae las características comunes creando el
concepto universal y el posible aplica los conceptos universales a lo concreto para hacer juicios.
Aquino afirma la existencia de la ley natural, la forma moral en que Dios ha impuesto en el alma
humana la ley eterna respetando su libertad. La ley natural tiene varios preceptos que se
fundamentan en uno: el deber de desarrollar la esencia humana realizando el bien y evitando el
mal. De éste se derivan tres preceptos primeros en relación al desarrollo de las facultades del
alma: el deber de conservar la vida, que desarrolla la facultad vegetativa; el deber de procrear y
educar a los hijos, que desarrolla la facultad sensitiva; y el deber de respetar la justicia social y
de buscar la verdad (el conocimiento de Dios) desarrollando así la facultad racional.
Para Sto. Tomás, los preceptos de la ley natural son evidentes, todos podemos conocerlos por
estar en nuestra alma, universales, válidos igualmente para todos los seres humanos, e
inmutables, no cambian nunca por estar implícitos en la esencia humana. Los seres humanos
tienen una capacidad natural para descubrir y tender al cumplimiento de la ley natural de forma
espontánea, denominada sindéresis. Igualmente, a través de la conciencia podemos deducir de
estos preceptos generales unos preceptos secundarios, concretos para las distintas situaciones
cotidianas, que sí pueden admitir excepciones.
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Si se responde a la pregunta sobre el problema del Ser Humano se añadirán los contenidos del problema de la moral.
3
Si se responde a la pregunta sobre el problema de la Sociedad o Política se añadirá una explicación sobre las tres
facultades humanas y también se explicará la ley natural y sus tres preceptos.
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PENSAMIENTO DE DESCARTES
VIDA (1596-1650)
René Descartes (en latín: Renato Cartesio) nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye en Touraine (Francia, actualmente Descartes). Fue
educado en el colegio jesuita de La Flèche, donde pronto comenzó a cuestionarse el pensamiento clásico y a sentirse atraído por la seguridad
y certeza de las Matemáticas (de la cual fue un importante teórico) y por la nueva ciencia. Igualmente, comenzó a ser conocido en Europa
especialmente a raíz de la publicación, en la década de 1640, de sus obras filosóficas. Dedicado a una vida de estudio, la reina Cristina de
Suecia le hizo llamar a Estocolmo para que le diera clases de Filosofía. Allí murió en 1650.
OBRAS MAS IMPORTANTES: Discurso del método, Las meditaciones metafísicas, Las reglas para la dirección del espíritu.
Para Descartes lo fundamental es buscar un conocimiento cierto y seguro sin ningún tipo de duda.
Por ello, su prioridad será buscar un método que nos ayude a modo de guía a razonar. Además, este
método debe ser compatible con la forma de pensar de la Razón humana, pues si no sería inútil. Por
ello, lo primero que hace es analizar la forma de actuar de la propia Razón.
En la Razón, que es la misma para todos los hombres, se distinguen dos modos de conocimiento
seguros: la intuición o luz natural, conocimiento de las ideas simples que surgen de la propia razón de
forma clara y distinta, cuya verdad es evidente e indudable; y la deducción, que es el conocimiento de
una sucesión de intuiciones de las ideas simples y de las conexiones que la razón descubre entre ellas
para llegar a verdades complejas, juicios o leyes. Por ello, el método deberá cumplir cuatro reglas
que permitan desarrollar estos modos y que nos lleven a un conocimiento seguro. La primera regla es
la evidencia, que consiste en aceptar como verdadero solo aquello que se muestra de forma clara y
evidente. La segunda es el análisis, por el que se dividen las ideas complejas hasta llegar a las ideas
simples y evidentes para que puedan ser intuidas. La tercera es la síntesis que busca desde lo ya
intuido construir las verdades complejas. Y, por último, la cuarta es la enumeración, por la que al final
se deben revisar los pasos anteriores para estar seguros de su correcta aplicación.
Descartes aplicará este método para buscar una verdad indudable y llegar así a una metafísica cierta y
segura. Para encontrar esta verdad evidente aplicará la duda metódica: a través de un proceso de duda
se buscará llegar hasta aquello que resulte evidente e indudable. En la primera duda, dudará del
conocimiento que proviene de los sentidos pues pueden engañarnos. En la segunda duda, dudará de
la existencia de la realidad extramental ya que resulta imposible distinguir la vigilia del sueño. Y por
último, en la tercera duda, dudará del conocimiento que proviene de la razón, de las ideas de razón o
de los razonamientos, pues se puede suponer la existencia de un genio maligno que nos lleva hacia
el error cuando creemos estar en lo cierto. Sin embargo, afirma Descartes, no podemos dudar que
dudamos, mientras pensamos no podemos dudar que estamos pensando y por lo tanto que existimos.
La primera intuición de una verdad indudable es pienso, luego existo (cogito ergo sum). Y si
existo lo hago como un yo pensante, un cogito, afirmando, pues, la existencia de la sustancia
pensante (el cogito) como primera verdad indudable.
Descartes partirá del cogito, la verdad indudable, para construir su metafísica. El cogito piensa ideas
que pueden dividirse hipotéticamente en tres tipos: adventicias, que parecen provenir del exterior;
facticias, que construye la mente a partir de otras ideas; e innatas, aquellas que la razón tiene en sí
misma y no son ni adventicias ni facticias.
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EL PROBLEMA DE DIOS
Entre las ideas innatas se encuentra la idea de Infinito, que Descartes identifica con la idea de Dios,
idea que tiene la mayor realidad objetiva (características y cualidades) pues incluye las máximas
perfecciones. Según Descartes, la idea de Infinito (Dios) que existe en nuestra mente no es adventicia,
pues no puede proceder del exterior, ni facticia, pues no puede ser producida por la mente, así pues
tiene que ser innata. Descartes aplicará a continuación el principio de causalidad sobre la idea de
Dios para demostrar la existencia de Dios. Descartes afirma que toda idea tiene una realidad
objetiva dada, sus características y propiedades, y su causa debe tener una realidad formal, existencia
real actual con cualidades determinadas, igual o mayor y por lo tanto proporcional a la realidad objetiva
de la idea causada. La idea de infinito (Dios) no puede haber tenido como causa a un ser finito, pues no
habría proporción entre la realidad formal de la causa (las cualidades del ser real que ha originado la
idea de infinito en el sujeto) y la realidad objetiva del efecto (las características o propiedades de la idea
de infinito). Por tanto, esa idea de infinito ha tenido que ser causada por un ser real que es infinito y, por
ello Descartes afirmará que Dios existe como sustancia infinita pues es la causa necesaria de nuestra
idea de Dios-infinito.
Además de esta demostración, Descartes defenderá también una variante del Argumento Ontológico
según la cual el propio concepto de Dios al implicar todas las perfecciones necesariamente conlleva la
afirmación de su existencia pues si no supondría una imperfección. Igualmente, considerará que Dios
debe existir por la necesidad de una primera causa para la sustancia pensante que sea, a su vez,
incausada. El Dios afirmado por Descartes, la sustancia infinita, es infinito, omnisciente, perfecto y
bueno.
Así, Dios existe sin duda alguna y es la garantía, el fundamento, de que a mis ideas sobre el mundo
exterior les corresponde una realidad extramental, pues Dios es bueno y no me engaña. Por tanto, ya
no podremos dudar de la existencia de la realidad extramental. Esta sustancia extensa es concebida
como si fuera una máquina y será explicada a través del Mecanicismo.
Con el desarrollo de la perfección del alma se consigue la felicidad. Descartes identifica el desarrollo de
la perfección del alma con el desarrollo de la libertad. La libertad se consigue con el dominio y guía
de los deseos y pasiones que surgen del cuerpo pues entonces es cuando el sujeto no se encuentra
dominado por la sustancia extensa sino que gobierna en él su cogito siendo, por tanto,
auténticamente libre. La libertad es así concebida como la realización por la voluntad de lo que propone
el entendimiento como bueno y verdadero.
Descartes no presenta un sistema ético terminado sino que defenderá una moral provisional. Como
resultado de la duda como método y mientras se construye una ética indudable y cierta, los seres
humanos deberán actuar moralmente de forma moderada, de acuerdo a las costumbres y leyes de los
distintos lugares. Así, con esta moderación el error no será nunca absoluto mientras se busca, de ahí
que sea una moral provisional, esa ética cierta que producirá la Razón.
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NICOLÁS MAQUIAVELO
De todos es conocida la frase, El fin justifica los medios, que aunque no es de Maquiavelo,
siempre se le ha atribuido a él, pero es que con esta afirmación, se sintetiza toda su filosofía
política. Porque para cada situación, existe una forma de actuación, que varía según las
circunstancias, que cambian con el tiempo. Por tanto, no hay un único modo de hacer política, de
gobernar, sino que esto va a depender del momento. Cada acción será justificada por su finalidad.
Y a la consecución de un fin concreto ha de dirigirse todo decisión que se tome en política.
Considera, como Hobbes, que el ser humano es malo por naturaleza y que, por lo tanto, el
gobernante ha de ser muy consciente de ello a la hora de hacer las leyes. Porque si una persona
puede hacer el mal y beneficiarse de ello, sin ninguna duda lo hará. Si no lo hacen, es simplemente
por temor.
PENSAMIENTO DE MARX
VIDA (1818-1883)
Nació en Alemania y murió en Londres. Comenzó estudiando Derecho, pero lo abandonó para estudiar Filosofía. Por sus ideas políticas tuvo
que exiliarse de Alemania y refugiarse en París donde conoció a Engels con quien escribiría varias obras. Expulsado de Francia, redactaron
juntos en Bruselas el Manifiesto Comunista en 1848. Tiene que huir del continente y se refugia en Londres, donde seguirá su tarea política y
filosófica. Será partícipe en la creación de la I Internacional junto con Bakunin con quien tendrá serias discrepancias. Además, continuará su
labor filosófica hasta su muerte en 1883.
OBRAS MAS IMPORTANTES: Manifiesto del partido comunista, La ideología alemana, El Capital.
Según Marx, el ser humano se realiza como tal al transformar la realidad y humanizarla
haciéndola racional, cumpliendo su praxis. En Marx, la realidad externa existe como forma social
producida por el trabajo humano y no como algo natural. Además, Marx afirma que las relaciones
sociales (de esclavitud, de vasallaje, de explotación, de igualdad) son relaciones existenciales,
pues posibilitan y condicionan concretamente la existencia de cada individuo y de ellas depende
cómo será su vida. Una sociedad será justa si permite a todo ser humano cumplir libremente esta
praxis desarrollando con ello su racionalidad en condiciones de igualdad.
Para Marx toda sociedad se compone de una estructura básica compuesta de dos elementos: la
base económica, que es el modo en que se organiza la producción material, y la
Superestructura, que es el conjunto de leyes, ideas y costumbres, la cultura, que surge de dicha
forma de producción. La relación entre esta base económica y la superestructura es dialéctica
influyéndose mutuamente.
Por supuesto, la base económica puede cambiar y eso ocurre cuando surgen una serie de
contradicciones que, alcanzado un determinado nivel, harán que la sociedad entre en crisis. Estas
contradicciones son una negatividad surgida del sistema, elementos que al existir contradicen la
racionalidad del mundo creado desde el sistema y exigen su superación racional, y se traducen en
condiciones necesarias para su transformación (para hacer la revolución). Estas condiciones
son tanto condiciones objetivas, elementos propios del sistema de producción económico y que
son contrarios a la idea de que el sistema sea absolutamente racional, como condiciones
subjetivas, por las que un grupo humano debe tomar conciencia de las injusticias y contradicciones
del sistema vigente y realizar la revolución.
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En el caso de realizar la pregunta sobre el problema de la Sociedad o la Política, o el problema de la Realidad y/o el
Conocimiento en el examen de EVAU, es necesario incluir también un resumen del bloque anterior.
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Precisamente, frente a esta toma de conciencia de la injusticia del sistema, la superestructura genera
un mecanismo de defensa que es la Ideología. La Ideología es una falsa conciencia, un conjunto
de ideas, que justifica y busca mantener la realidad tal y como es, impidiendo su transformación,
haciendo que los individuos formen teorías falsas sobre sí mismos y sobre el mundo. Una forma
importante de Ideología, aunque no única, es la religión. Se produce, según Marx, una alienación
religiosa pues el ser humano pone en Dios y “otro mundo”, todo ello inventado, aquello que él mismo
tendría que ser y realizar, y encuentra así consuelo para su vida sin intentar cambiar este mundo. La
religión es Ideología porque justifica y mantiene la irracionalidad de la realidad concreta,
impidiendo tomar conciencia de su necesaria y posible transformación, prometiendo la
racionalidad en “otro mundo” ultraterreno ya realizado (“la religión es el opio del pueblo”).
Para Marx, por tanto, la tarea de la filosofía será analizar la realidad social concreta y por ello
pasará a estudiar la forma social actual, el Capitalismo, afirmando que en él el ser humano no
puede desarrollar libremente su praxis y por tanto llevar una vida digna y feliz.
La sociedad capitalista se divide en clases sociales y Marx señala que surge una contradicción
fundamental entre las dos principales: burguesía y proletariado. La burguesía tiene la
propiedad privada de los medios de producción, y el proletariado sólo posee su fuerza de
trabajo, su praxis, que tiene que vender a la propia burguesía para sobrevivir. Se da de esta
manera la explotación de una clase sobre otra y con ella la lucha de clases.
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PENSAMIENTO DE NIETZSCHE
VIDA (1844-1900)
Nació en Alemania. Su padre era pastor protestante. Recibirá una sólida formación humanista con gran sensibilidad para la música. Muy
pronto comenzará su enfermedad, con grandes dolores de cabeza. Estudia Filología clásica, donde descubre la obra de Schopenhauer.
Admirará a Wagner hasta que rompa con él. Nombrado catedrático de Filología clásica en Basilea (Suiza) la abandonará al agudizarse
su enfermedad (a los 35 años) viviendo entre el Mediterráneo y los Alpes suizos. A los cuarenta y cinco años sufrirá un colapso en Turín
y los diez años siguientes tendrá una vida casi vegetativa, siendo cuidado por madre y su hermana, que manipulará y falsificará pasajes
de su obra.
- OBRAS MÁS IMPORTANTES: La gaya ciencia, Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal y La genealogía de la moral.
Frente a la metafísica tradicional, Nietzsche afirma la realidad como devenir sin finalidad ni
meta. Esta realidad cambiante y múltiple se presenta al ser humano a través de perspectivas.
Estas perspectivas en las que se da la realidad son propias de cada momento de la vida
individual. Por ello, no existe una perspectiva verdadera y la Voluntad de Verdad, que pretendía
una verdad absoluta, única, universal e inmutable, es falsa.
Por ello, Nietzsche defenderá la “Voluntad de Poder” que supone asumir y enfrentarse a la
realidad cambiante afirmando una perspectiva individual de forma temporal para vivir más
plenamente. Con la Voluntad de Poder se reconoce la realidad como cambiante y la inexistencia
de la verdad, admitiendo la elección de una perspectiva entre las múltiples posibles para
potenciar la propia vida.
Desde la Voluntad de Poder se comprende que los conceptos no son en realidad más que
metáforas. Además, estas metáforas se generan a través de un proceso que nos aleja cada vez
más del original, la cosa real individual. La primera metáfora es la imagen mental conformada por
nuestra percepción. A su vez, esta imagen la convertimos en palabra que expresa nuestra forma
individual y original de captarla, siendo así una metáfora de la primera metáfora. Luego esa
palabra se establece como única para una multiplicidad de realidades cambiantes, posibilitando el
“olvido” de la multiplicidad y de los cambios. De esta manera, las ideas más abstractas solo son
las metáforas más alejadas de la realidad que hemos olvidado que solo son metáforas. Estas
metáforas se convirtieron en conceptos por la necesidad y el deseo del ser humano de vivir en
sociedad. Para ello se hizo un pacto llegando a una convención en el lenguaje. Se establecieron
así los nombres y significados de las cosas imponiendo ciertas convenciones como las correctas
por mera utilidad. Con el tiempo se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el
concepto universal (expresión de la esencia) como la verdadera realidad.
De esta forma, la filosofía, al tratar de los conceptos más abstractos, llama “verdad” a lo más
alejado de la realidad: lo creado al final del proceso por el pensamiento, el producto más
imaginativo. También las ciencias positivas que matematizan lo real son criticadas por
Nietzsche, pues sólo expresan la realidad cuantitativamente sin atender a las diferencias reales y
cualitativas.
Así, para Nietzsche no hay verdad absoluta y sólo podrá considerarse “verdad” aquello que
favorezca a la vida. El criterio de verdad es la “Voluntad de Poder” que asume y justifica el
error necesario para vivir como válido. Por ello, exaltará el poder de la metáfora como una
perspectiva que se reconoce como tal, que selecciona e interpreta la realidad sin identificarse
nunca con ella. La metáfora se sabe que es una perspectiva que nos ayuda a vivir plenamente.
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EL PROBLEMA DE DIOS, EL PROBLEMA DEL SER HUMANO
Y EL PROBLEMA DE LA MORAL
Nietzsche afirma una visión pesimista del hombre, un animal cuya única arma para defenderse del
mundo es la inteligencia. El ser humano es débil e indigente y sin embargo se cree el centro de la
naturaleza. Por ello, Nietzsche considera que el ser humano sigue evolucionando y es solo un
puente hacia el superhombre. El hombre es algo cambiante, en tanto que es vida, y tras una serie
de transformaciones conseguirá superarse a sí mismo en el superhombre, aquel que tiene
Voluntad de Poder, no de verdad.
El hombre débil, anterior al superhombre, sigue los dictados de la moral tradicional. Se trata de
una moral de los esclavos donde lo fundamental es la resignación y el rechazo a la vida. Es
antinatural, niega los instintos vitales, y su fundamento ha sido Dios, o la Razón entendida
también como un dios por la Voluntad de Verdad. Además, Dios o la Razón entendida como dios,
ha sido el fundamento no solo de la moral sino también de la idea de que existe una verdad única
y de que la vida individual concreta debe ser sacrificada en aras a otra vida futura. Así, Dios, o la
Razón como dios, es el fundamento último de la Voluntad de Verdad y del platonismo y por lo
tanto es el gran enemigo frente al surgimiento del superhombre que tiene Voluntad de Poder.
Por ello, para que el superhombre pueda llegar a ser, para afirmar absolutamente la vida, hay que
acabar con Dios y acabar con la Voluntad de Verdad que éste representa. Dios ha sido la gran
objeción contra la vida y es necesario para dar valor a la vida negar a Dios.
Esta negación ha ocurrido en la época moderna donde Dios ha muerto. Con ello, todos los
valores tradicionales se derrumban, se quedan en nada, surgiendo una nueva época dominada
por el nihilismo. Este puede tener dos sentidos: uno negativo en cuanto a que con el derrumbe
de los valores tradicionales se cae en la pasividad, en el sinsentido de la existencia; otro,
positivo, en cuanto a que la muerte de Dios es la oportunidad para la transmutación de los
valores y el surgimiento del superhombre.
Así, deberán transmutarse los valores. Esta transmutación de los valores no implica solo crear
valores diferentes sino cambiar radicalmente la misma forma de valorar. Efectivamente, la
transmutación de los valores implica que ya no se valorará desde el resentimiento contra la vida
sino desde la “Voluntad de Poder”, desde los instintos que en cada caso potencien la vida. Esta
transmutación será hecha por el superhombre, producto de la evolución desde el hombre débil,
racional y dominado por la Voluntad de Verdad, hacia un ser humano fuerte, instintivo, con
Voluntad de Poder, destructor y creador constante que acepta lo trágico de la vida, su devenir,
multiplicidad y sus diversas perspectivas.
Esta evolución del espíritu hasta el superhombre pasa por tres estadios: el camello, que todavía
asume su deber racional; el león, el nihilista que se rebela frente a todo, pero aún es incapaz de
crear nuevos valores; y el niño, o el bailarín, que hace de la vida un juego y una creación artística.
Éste último es la representación del superhombre, que tiene la Voluntad de Poder y admite la
vida como un Eterno Retorno, es capaz de crear una vida tan intensa que la posibilidad de que
pueda ser repetida infinitas veces le parece maravillosa. El superhombre rechaza la moral del
esclavo y la conducta gregaria, siendo contrario al igualitarismo. Frente a estos valores de los
hombres débiles, el superhombre es un creador constante de nuevos valores, vive en un
mundo sin trascendencia y haciendo de su vida su propia creación, su obra de arte.
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PENSAMIENTO DE ORTEGA Y GASSET
VIDA (1883-1955)
Nace en Madrid, en el seno de una familia liberal e ilustrada: la familia materna es propietaria del periódico madrileño el Imparcial y su
padre es director del mismo. Estudia filosofía en la Universidad de Madrid, y visitará las universidades alemanas. Gana la cátedra de
Metafísica en la Universidad Central, funda el diario El Sol y la Revista de Occidente, que también dirige. Sus doctrinas contrarias a la
Dictadura de Primo de Rivera le llevan a dimitir de su cátedra, pero continuará sus clases en el teatro Rex y más tarde en el Infanta
Beatriz. En la Segunda República funda junto a Marañón y Pérez de Ayala la "Agrupación al servicio de la República" y llegará a ser
diputado por León y Jaén. Al comenzar la guerra civil se autoexilia; viaja y da cursos en París, Holanda y Argentina, donde vive hasta
que en 1942 se traslada a Portugal y en 1945, vuelve a España. Apartado de la cátedra fundará el "Instituto de Humanidades" donde
volverá a ejercer su función de magisterio.
OBRAS MÁS IMPORTANTES: ¿Qué es filosofía?, La rebelión de las masas, El tema de nuestro tiempo.
También criticará al Idealismo, concepción filosófica que surge con Descartes. Con el Idealismo
el conocimiento de la realidad se fundamenta sobre el sujeto, sobre el pensamiento, llegándose a
afirmar que todas las realidades no son sino ideas construidas desde sujeto. Este sujeto es a su
vez una sustancia estática que no evoluciona con el tiempo. Por ello, y al contrario que en el
Realismo, en el Idealismo las cosas son absorbidas por el yo (subjetivismo).
Frente a estas concepciones filosóficas de la realidad, para Ortega la verdadera realidad está en
el yo con las cosas, no siendo el yo ni las cosas algo acabado e independiente, sino
dependientes ambos en su constitución y desarrollo. Esta relación mutua del sujeto y del objeto
se da en la Vida y por ello ésta es el fundamento de toda realidad. La vida es la Realidad Radical
pues es desde donde se constituye toda la realidad, dentro de y formando parte de una vida.
Ortega estudiará las categorías o características fundamentales que definen la Vida: primero, la
vida es autoconciencia de vivir, reconocerse, saberse como conciencia; segundo, la vida es
encontrarse en una circunstancia que es la mutua relación de mi vida y mi mundo; tercero, vivir es
algo imprevisto pues no hay una elección en vivir aquí y ahora ni sobre las cosas que puedan
ocurrir; y, este imprevisto, genera la vida como un problema ante el cual debe surgir la decisión
personal guiada por un proyecto con lo cual la vida se va fabricando por uno mismo; por fin, y
relacionado con este proyecto, la vida es temporalidad, es futuro permanente pues se vive para y
hacia él.
De esta forma, la vida es primordial pero también lo será la Razón, pues es la única que puede
clarificar la propia vida. Surge así el Raciovitalismo donde la razón no es algo que esté fuera o
antes de la vida, no es algo que existe de forma abstracta, "pura" o "a priori", sino que se
encuentra y desarrolla en la vida concreta de cada uno. Por eso, la Razón solo puede
entenderse como razón vital. Y, a su vez, como toda vida se da en unas circunstancias históricas
determinadas la razón vital es siempre razón histórica.
Razón vital y razón histórica no son pues dos razones distintas sino una misma racionalidad que
asume a la vida y a la realidad en su devenir. La razón histórica o vital no acepta la explicación de
nada como un hecho aislado, fijo, sino que todo lo real es producto de una evolución e
interconexión que se da en la historia. Además, la misma razón se entiende en desarrollo y
estudia el proceso de la realidad mediante esquemas intelectuales, categorías y conceptos, que
van cambiando y modificándose con la vida misma. Por ello, la razón vital e histórica es algo
móvil, igual que la realidad que trata de conocer, siendo un proceso que nunca acaba.
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Por todo esto, Ortega defenderá el Perspectivismo según el cual cada individuo tiene una
perspectiva, una verdad propia. Estas verdades individuales son perspectivas de la realidad y no
pueden ser, por tanto, tomadas como verdades absolutas. Así, la realidad se da siempre en
perspectivas diversas y cambiantes ante cada uno, y cada individuo se relaciona con estas
perspectivas de lo real también desde diversas perspectivas cambiantes, a partir de las cuales les
da un significado, un valor y un sentido, creando así un mundo, el mundo propio. A su vez, estas
perspectivas individuales podrán unirse con las de otros formando perspectivas y verdades más
amplias, pero nunca se llegaría a la verdad absoluta pues esto implicaría la suma de todas las
perspectivas pasadas, presentes y futuras.
Además, el propio sujeto tendrá en su mente Ideas y Creencias: las primeras, son aquellas con
un puro contenido intelectual; las segundas, las creencias, tendrán un contenido vivencial o
existencial que se vivirá en la propia existencia individual.
Según Ortega, en nuestra época y sociedad se da una crisis pues ha ocurrido un fenómeno
especial: la rebelión de las masas. Para Ortega los hombres pueden dividirse en hombre masa y
en minoría selecta. No se trata de una división de acuerdo al puesto social que se ocupa sino de
acuerdo a una forma de ser y actuar en la vida. El hombre masa es aquel que se encuentra
satisfecho de sí mismo creyéndose completo moral e intelectualmente y que actúa como el niño
mimado que pretende que todo esté para él sin exigirse nada, pidiendo todos los derechos sin
reconocer sus obligaciones. Sin embargo, y frente a esto, la minoría selecta es aquel tipo de
persona que se exige a sí mismo más que a los demás y vive su vida buscando alcanzar ese
desarrollo máximo ateniéndose a deberes y al trabajo vital. El problema actual, piensa Ortega, es
que el hombre masa gobierna la sociedad sin atender a la minoría selecta, imponiendo su
capricho uniformador y poco respetuoso con la auténtica libertad individual y creando, por ello,
una crisis social.
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Zygmunt Bauman y la modernidad líquida
Una de las más importantes metáforas para entender la volatilidad del mundo actual, es la
que ha surgido a través de la investigación del sociólogo y filósofo contemporáneo Zygmunt
Bauman. Ésta consiste en la comparación de dos fenómenos transitorios en el mundo, la
modernidad y la postmodernidad.
Las anteriores correspondieron a la modernidad sólida, otras son las particularidades que
definen a la modernidad líquida (modernidad actual); algunas de ellas son los nuevos poderes
globales, la privatización, el núcleo de poder económico, los vínculos delebles, el trabajo inestable
y el individualismo.
Por otro lado, la razón por la que una persona duraba laborando en una empresa, era
porque su desempeño de alguna manera sería “reconocido y recompensado” por los accionistas o
dueños de las compañías. Se catalogaban afortunados de contar con un trabajo “estable” que les
ofreciera los servicios básicos de subsistencia, y de tener la seguridad de que después de tantos
años entregados finalmente gozarían de los beneficios de la jubilación.
La vida del empleado en la modernidad sólida entonces, era bastante rígida, la monotonía
en sus quehaceres cotidianos lo transmitían a sus descendientes, dejándoles como patrimonio
además del mismo empleo, el mismo hogar, creencias, tradiciones, ideologías, objetivos y un sinfín
de aspectos que conjuntamente formaban un patrón y una estructura definida de vida a largo
plazo.
Los vínculos amistosos y afectivos por su parte, eran en menor cantidad, pero más
estables, la interacción entre los niños del ayer se forjaba a base de vivencias y emociones
compartidas. Por lo regular, la amistad que se consolidaba en esta etapa de la infancia con
compañeros de la escuela y vecinos, se afianzaba tanto, que perduraba para toda la vida; de surgir
alguna discusión que generara un distanciamiento entre ellos, se podía resentir de gran manera
por la solidez de aquellos lazos afectivos.
En su libro, Tiempos líquidos: vivir una época de incertidumbre, Bauman afirma que la
transición de la modernidad sólida hasta nuestro días ha evolucionado y se ha debilitado, la
sociedad vive ahora sin moldes, es decir, vivimos adaptándonos constantemente a las necesidades
que nuestra modernidad nos impone, sin planes establecidos, como si fuésemos partículas de una
corriente de agua que avanza sin rumbo definido, donde la única certidumbre que tenemos, es la
incertidumbre. Somos parte de lo que él denomina como “modernidad líquida”.
Debido a esa desvinculación, los egresados han dejado atrás la búsqueda de un empleo a
largo plazo y se enfocan en hallar una fuente de ingresos que rebase el salario mínimo, aunque no
cuenten con los beneficios básicos que requieren para su subsistencia; los empleados por su parte,
ya no aceptan fácilmente mandatos opresivos y se revelan constantemente sabiendo que su
permanencia en el empleo de cualquier manera sería temporal, optan entonces, por la renuncia
inmediata y se incorporan en otra dependencia laboral según las competencias con las que
cuenten.