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CAPÍTULO CUARTO

MANIOBRA DE CRISIS

I. CONCEPTOS Y REGLAS GENERALES


A. CONCEPTOS Y PRINCIPIOS
1. La estrategia de crisis, en su sentido más amplio, es la
intencionalidad de generar o agravar una perturbación en las relaciones
nacionales o internacionales como forma de lograr objetivos políticos
importantes. La maniobra de crisis es la técnica de la conducción de este
proceso.
2. En la maniobra de crisis, dos principios deben ser tomados en
cuenta, por quienes tienen la responsabilidad por su conducción. El primer de
ellos se refiere a la autoridad que irá a manejar el proceso. Es importante
tenerse conciencia de que la maniobra de crisis debe constituirse en atribución
del más alto nivel del poder nacional y poseer rapidez de respuesta, o sea, los
que toman las decisiones deben ser los mismos que las aprueban. El segundo
se refiere a la grande flexibilidad que los procedimientos de planeamiento
deberán admitir, pues las crisis se constituyen en eventos dinámicos y fluidos.
Las actividades de planeamiento del grupo de decisión deben basar sus
procedimientos en el tiempo disponible y en la importancia de la crisis.
B. REGLAS GENERALES DE LA MANIOBRA DE CRISIS
Algunas reglas generales para la conducción de la maniobra de crisis serán
enumeradas a continuación:
 Mantener innegociables los objetivos nacionales, una vez que las crisis son
conflictos de intereses y no de principios;
 Mantener el autocontrol sobre el comportamiento propio y procurar ejercer
control sobre el del adversario;
 Evitar el exceso deliberado de violencia y prevenir el inadvertido, a través
del efectivo control político de las acciones de toda naturaleza;
 Evitar la diversificación innecesaria de los objetivos y propósitos;
 Evitar opciones irreversibles, manteniendo la libertad de acción para escalar
o distender;
 Dejar espacios para el entendimiento y salidas honrosas para el adversario;
 Buscar el apoyo de las opiniones públicas nacional e internacional,
influyendo permanentemente en ellas;
 Emplear operaciones psicológicas, bajo forma de amenazas e
intimidaciones, utilizando la idea de escalar como teste de firmeza del
adversario;

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 Mantener abiertos canales de comunicación con el partido opuesto;
 Refrenar el curso de los acontecimientos, posibilitando repensar y disminuir
la tensión emocional, empleando las fuerzas con flexibilidad y control;
 No atribuir importancia a eventos y hechos aparentemente pequeños,
generando un creciente aumento en el grado de complejidad;
 Reconocer los dilemas del opositor, que estará también en búsqueda de un
resultado final de la competencia de riesgos que atienda a sus intereses;
 Servirse de constante e íntimo relación entre los dominios de las
consideraciones políticas, económicas, psicosociales y militares;
 Controlar las informaciones al público y ejercer actividades de operaciones
psicológicas, una vez que la información a la opinión pública es parte
intrínseca de la maniobra de crisis.
 Emplear las Fuerzas Armadas en acciones que no sean fácilmente
clasificables como actos de guerra, sino como amenaza para disuadir o
persuadir, o para demostrar disposición de escalar, caso la violencia armada
sea compatible con los intereses en juego;
 Mantener prontitud permanente de los segmentos del poder nacional que
están siendo o podrán ser empleados en el desarrollo del conflicto;
 Sugerir amenazas a través de declaraciones formales, pero poco explícitas,
de los dirigentes políticos;
 Ejercer presiones políticas y diplomáticas a través de actitudes descorteses;
 Explorar indirectamente personalidades, disidentes y grupos de opinión;
 Obtener y utilizar el apoyo de aliados o aliñados;
 Ejercer presiones económicas;
 Hacer uso intenso de presiones psicológicas, particularmente sobre los
dirigentes adversarios, explotando una posible pérdida de su prestigio
electoral;
 Emplear directamente el poder militar en acciones rápidas y con objetivos
limitados, en la franja gris de la ley internacional;
 Realizar demostraciones de fuerza, a través de la movilización, activación
de la estructura de guerra y desplazamiento de fuerzas militares.
C. COMPORTAMIENTO POLÍTICO
1. La maniobra de crisis es una actividad de naturaleza estratégica de
alto riesgo, por los valores que están en juego durante su realización. Muchas
de las veces una decisión oportuna e inteligente durante una crisis puede ser
distorsionada o anulada durante su fase de ejecución por factores, hechos o
actos que escapan al control de quienes la concibieron. Por las pasiones que
normalmente acompañan una crisis, los acontecimientos a veces toman

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rumbos inesperados o son fácil y intencionalmente distorsionados. Les toca a
las autoridades conductoras del proceso establecer directrices, normas y
reglas de fácil interpretación, que traduzcan con fidelidad las directrices de
procedimiento para los diversos niveles que, hasta inadvertidamente, tengan o
puedan venir a tener relación con la crisis.
2. La primera condición a ser definida es el comportamiento político a
ser adoptado, o sea, ¿cuál la política de maniobra de crisis a ser seguida? Los
comportamientos pueden ser definidos por la selección de una de las tres
tendencias básicas, que pueden ser adoptadas por un de los partidos: escalar,
estabilizar o distender.
a. Escalar – Aceptar el riesgo sugerido en el desafío, con el
objetivo de testar la firmeza del adversario o criar una nueva situación que
presente un grado considerable de riesgo para el adversario.
b. Estabilizar – Neutralizar el adversario, en el sentido de
aguardar o provocar coyunturas más propicias o ganar tiempo para reunir
nuevas fuerzas.
c. Distender – Disminuir las tensiones, minimizando los riesgos de
una escalada inoportuna y creando condiciones de negociación en niveles
más bajos de hostilidades.
D. POLÍTICAS DE CRISIS
A continuación presentamos cuatro tipos de política de maniobra de crisis, que
pueden servir de esqueleto para la elaboración de las reglas de empeño para los
agentes activos del poder nacional (cuerpo diplomático, Fuerzas Armadas y
fuerzas policíacas) que podrán venir a protagonizar hechos imprevistos,
involucrando el poder adverso.
1. Desescalar a todo costo – El gobierno procura disminuir la
intensidad del la crisis. Sus fuerzas deben evitar cualquier comportamiento
que se pueda transformar en pretexto para que sean hostilizadas o
provocadas por las fuerzas adversarias. Las acciones autorizadas por las
reglas de empeño en vigor sólo serán ejecutadas en respuesta a acciones
hostiles, aceptando el gobierno el riesgo de un ataque de sorpresa del
adversario y, hasta mismo, cediendo en la defensa de algún interés.
2. Desescalar – El gobierno no tiene la intención de elevar la
intensidad de la crisis, no autorizando la ejecución de acciones que puedan
ser interpretadas como provocación. Las acciones autorizadas por las reglas
de empeño en vigor serán ejecutadas solamente como respuesta a una acción
o intención hostil.
3. Escalar se fuere necesario – Como consecuencia de
provocaciones, el gobierno debe mantener una actitud firme y aceptar los
riesgos de aumentarla intensidad de la crisis. Las acciones autorizadas por las
reglas de empeño en vigor deben ser rápidamente ejecutadas, de forma clara
y firme, como reacción a cualquier hostilidad o provocación.

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4. Escalar – Con el propósito de comprobar la credibilidad psicológica,
el gobierno acepta el riesgo de elevar la intensidad de la crisis, debiendo sus
fuerzas adoptar una actitud provocadora con relación a las fuerzas
adversarias.
E. REGLAS DE EMPEÑO
1. A fin de manejar de la mejor manera el empleo de las Fuerzas
Armadas en el curso de una crisis, controlando su evolución de modo acorde
con los objetivos políticos, se utiliza el recurso de las reglas de empeño. Tal
término define, en lo que toca a las fuerzas armadas, una serie se
instrucciones predefinidas que orientan el empleo de las unidades que se
encuentran en la zona de operaciones, autorizando o limitando determinados
tipos de comportamiento, particularmente el uso de la fuerza, a efecto de
permitir alcanzar los objetivos políticos y militares establecidos por las
autoridades responsables. Las reglas de empeño tendrán por base la política
definida en los escalones de decisión, y deberán ser tan minuciosas y
específicas cuanto lo permitan el conocimiento sobre la situación creada y las
reales intenciones del adversario.
2. Las reglas de empeño sirven aún para intentar armonizar tres
elementos potencialmente contradictorios: la intención política, el límite
operacional impuesto por el derecho internacional y por la opinión pública, y la
necesidad de autodefensa de las unidades militares. La acción política exige
que la presencia militar sea altamente ostensiva y, por ende, altamente
vulnerable. Las reglas de empeño atienden normalmente a la presuposición de
que es derecho y deber del comandante de una unidad asegurar siempre la
seguridad de sus subordinados y de los civiles puestos bajo su protección. Tal
actitud, por lo menos de acuerdo al Art. 51 de la Carta de las Naciones
Unidas, es amparada por el derecho internacional desde que la respuesta sea
proporcional a la amenaza.
3. Otra función de las reglas de empeño es evitar lo que se llama
“telecomando” de las unidades empeñadas, dejando a cargo del comandante
en el área de despliegue la total responsabilidad por la conducción de las
operaciones. Ello evita que las autoridades políticas ubicadas fuera del área
intenten comandar las acciones tácticas de las unidades avanzadas.
4. En tiempo de paz, las reglas de empeño tienen la función de
garantizar la autodefensa de unidades en el extranjero o en la frontera y
impedir el uso injustificado de la fuerza. Durante una crisis, permiten el control
de la escalada de acuerdo con la orientación política establecida para la
conducción del proceso. Durante un conflicto, ellas tienen el objetivo de
autorizar y orientar el empleo de la fuerza de acuerdo con los preceptos del
derecho internacional.
II. ETAPAS Y NIVELES DE LA MANIOBRA DE CRISIS
A. ETAPAS Y NIVELES DE LA MANIOBRA DE CRISIS

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1. La maniobra de crisis deberá comprender tres etapas, cada una de ellas
comportando una metodología distinta.
2. En la primera etapa, son visualizadas nuestras vulnerabilidades y las
intenciones de los posibles adversarios, incluyendo la eclosión del desafío.
3. En la segunda etapa, se realiza el planeamiento y se ejecuta una reacción al
desafío ocurrido.
4. La tercera etapa se caracteriza por la conducción de la crisis durante el
proceso de escalada, de estabilización o de distensión, hacia el acuerdo o
compromiso final.
5. Se puede atribuir a la maniobra de crisis básicamente cuatro niveles de
planeamiento y ejecución, los cuales irán a relacionarse, mayor o menor escala
con las actividades a ser desarrolladas por las Fuerzas Armadas: el político, el
estratégico, el estratégico-operacional y el táctico.
a. Nivel político
1) Es el responsable por la conducción de la primera etapa, una vez
que esta confunde con el propio proceso de planeamiento de la acción
gubernamental. A través de ello el equipo de gobierno, a partir de los
objetivos nacionales permanentes y de las directrices presidenciales,
realiza la evaluación de la coyuntura y establece la concepción política
nacional, la cual definirá básicamente los objetivos nacionales
actuales para el período considerado. Tal concepción es estructurada
con base en los escenarios elaborados durante la evaluación de la
coyuntura y se desenvuelve a través del estudio de las hipótesis de
empleo, estableciendo, a través de la decisión política, el escenario
deseado.
2) El nivel político de la maniobra de crisis deberá ser conducida por
la estructura responsable por el establecimiento de la concepción
política nacional, cuyos integrantes deberán acompañar
constantemente la situación nacional e internacional, evaluando el
progreso de las medidas implementadas y las reacciones
desencadenadas por los polos de poder por ellas afectados. Serán los
responsables, por lo tanto, de que no seamos sorprendidos por una
crisis provocada por un adversario o de que sepamos explotar
oportunamente una vulnerabilidad de otro actor, agravada por factores
del momento. En su trabajo en relación a las crisis, deberán ser
prioritariamente desarrollados los siguientes puntos:
a) Evaluación diaria de la coyuntura;
b) Levantamiento y acompañamiento de las vulnerabilidades,
nuestras y de los otros partidos;
c) Levantamiento y análisis de hechos portadores de futuro;
d) Determinación de la existencia o no de intención en los
hechos levantados;

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e) Búsqueda de relación entre los hechos portadores de
futuro, sean ellos contemporáneos o no;
f) Levantamiento de los posibles actores intervenientes y de
sus posibles y probables intenciones;
g) Determinación del alcance y de la importancia de la crisis
potencial, caso sea iniciada;
h) Estudio prospectivo de las condiciones ideales para su
eclosión, sea como blanco o como provocador;
i) Actualización de la concepción política, cuando sea
necesario.
3) En el momento de la eclosión del desafío, el nivel político será el
responsable por definir el comportamiento político a ser adoptado, o
sea, la política de maniobra de crisis a ser seguida – básicamente
adoptando un de los cuatro modelos presentados – y el escenario
deseado al final de la crisis, definiendo además lo que deberá ser
conquistado y lo que podrá ser negociado.
4) La concretización de tal escenario deberá ser el objeto de la fase
siguiente, la fase estratégica.
b. Nivel estratégico
1) Aunque la conducción del proceso permanezca como atribución
del más alto nivel decisorio, a partir de ahí cabe al nivel estratégico
definir los procesos a ser adoptados para alcanzar los objetivos
definidos, o sea, el establecimiento de las estrategias de crisis.
2) En ese nivel, es realizada un análisis de las trayectorias que
conllevan al escenario impuesto, y es seleccionado el mejor camino
para su concretización. A partir de ahí, es elaborada la concepción
estratégica nacional, que se constituye en una colactánea de
directrices estratégicas que van a servir de base para los planes
nacionales sectoriales, cuya ejecución será función de los plazos y
presupuestos.
3) Para la conducción del nivel estratégico, deberá ser activado un
“Gabinete de Crisis”, con participación de las diversas fuerzas vivas de
la nación, incluyéndose representantes del Legislativo, con poderes
por él delegados. Tal gabinete será organizado tomando como base la
estructura existente.
4) El “Gabinete de Crisis” realizará un estudio prospectivo visando
determinar los posibles caminos para alcanzar el escenario deseado,
acorde con las restricciones impuestas por el nivel político. La
selección del mejor camino definirá la opción estratégica para la crisis
y su correspondiente directriz estratégica. Basado en esta directriz,
será elaborado, por el gabinete de crisis, el plan de crisis, el cual
definirá las acciones a ejecutarse en los cinco campos del poder para

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concretizar el desafío o para contrarrestarlo. El plan de crisis
establecerá aún los procedimientos alternativos para el caso de
escalada no deseada y establecerá las reglas de empeño, regulando
asimismo la tercera etapa.
c. Niveles estratégico-operacional y táctico – Los niveles estratégico-
operacional y táctico son ejercidos respectivamente por los comandos
operacionales de las fuerzas y por las unidades desplegadas en el teatro
de operaciones.

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