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Vulnerabilidad, reconocimiento y reparación


VULNERABILIDAD,
RECONOCIMIENTO
Praxis cristiana y plenitud humana

©Carolina M o n t e r o O r p h a n o p o u l o s aci

©Ediciones U n i v e r s i d a d Alberto H u r t a d o
A l a m e d a 1869 • Santiago de C h i l e
Y REPARACIÓN
mgarciam@uahurtado.cl • 56-02-8897726
www.uahuttado.cl
PRAXIS CRISTIANA Y PLENITUD HUMANA
Impreso en Santiago de C h i l e
Septiembre de 2012

I S B N 978-956-8421-72-4

Registro de propiedad intelectual N ° 218880

Este texto fue sometido al sistema de referato ciego


C A R O L I N A M O N T E R O O R P H A N O P O U L O S A C I
Este es el noveno t o m o de la colección TEOLOGÍA DE LOS TIEMPOS

Impreso por C y C impresores


PRÓLOGO D E

Colección Teología de los tiempos JAVIER D E L A TORRE

Dirección Colección Teología de los tiempos: Carlos Schickendantz


Dirección editorial: Alejandra Stevenson Valdés
Editora ejecutiva: Beatriz García H u i d o b r o
Diseño de la colección y diagramación interior: Alejandra N o r a m b u e n a

UNIVERSIDAD
ALBERTO
HURTADO

C o n las debidas licencias. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones
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CENTRO TEOLÓGICO M A N U E L LARRAÍN

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PRÓLOGO

V U L N E R A B L E S Y VULNERADOS, HERIDOS E HIRIENTES,

R E C O N O C I D O S Y OLVIDADOS

E n el p o e m a i n c o m p l e t o Aquileida, escrito p o r Estacio en


el siglo I, se narra u n a versión del m i t o del nacimiento de
A q u i l e s que n o aparece en otras fuentes: c u a n d o A q u i l e s n a -
ció, Tetis intentó hacerlo i n m o r t a l sumergiéndolo en el río
Estigia. S i n embargo, su madre lo sostuvo p o r el talón dere-
cho para i n t r o d u c i r l o en l a corriente, por lo que ese preciso
p u n t o de su cuerpo q u e d ó vulnerable, siendo la única z o n a
en la que Aquiles podía ser h e r i d o en batalla.
E l libro de C a r o l i n a M o n t e r o que presentamos tiene
el acierto de comenzar su c a m i n o c o n la vulnerabilidad, c o n -
dición y raíz de nuestra c o m ú n h u m a n i d a d . Todos somos
vulnerables y, en todos, nuestra v u l n e r a b i l i d a d ha sido v u l -
nerada. ¿Por qué es este el p r i n c i p i o y fundamento de u n
dinamismo ético inigualable? M e permitiré esbozar u n a res-
puesta acompañado de las i n t u i c i o n e s de f o n d o del l i b r o de
C a r o l i n a Montero en c i n c o p u n t o s .

i. Todos somos vulnerables, pues todos somos heridos


mientras dormimos, somos h e r i d o s en nuestra niñez. C u a n -
do despertamos, cuando l a c o n c i e n c i a va avanzando sobre
la noche, descubrimos h e r i d a s p r o p i a s y ajenas en nuestro

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Prólogo

cuerpo, heridas que han roto la piel, que han dejado huellas Esto se d e b e a que nuestras relaciones sociales —sanas y
en el rostro. L a herida es anterior al amanecer de la c o n - enfermas, justas e i n j u s t a s — , como bien descubrió el joven
ciencia adulta. Nacemos en u n m u n d o roto, en u n m u n d o M a r x , s o n anteriores a nuestra conciencia de ellas y nuestro
herido, en familias heridas y rotas, de relaciones heridas y poder determinarlas. Incluso nuestras creencias —adultas
rotas. Nacemos del d o n y de los abismos, de la gracia y del o i n f a n t i l e s , comprometidas o alienantes— están formadas
pecado, del c o m p r o m i s o y del olvido, del amor y del odio. antes de ser aceptadas. Las relaciones sociales plenificantes
Nacemos fuera del Edén, expulsados de territorios virginales e hirientes c o n f o r m a n nuestra conciencia antes de emerger.
y paraísos. N a d a hace sufrir al ser humano más que las relaciones en
Las heridas quieren hacernos d o r m i r y olvidar. Las las que n a c e m o s o nos enredamos. L o que nos mata o nos
heridas tienen muchas veces la tendencia a sumergirse, da la v i d a n o es el trabajo, sino las relaciones. L a adultez y
ocultarse, taparse. Las heridas primeras son guardadas en lo la c o n c i e n c i a , por eso, son el tiempo del reconocimiento, la
inconsciente para desde ahí determinar nuestra conducta, falta de r e c o n o c i m i e n t o o el falso reconocimiento personal,
conformar ese fondo y trasfondo de toda nuestra conducta familiar, social y cultural, como bien pone de manifiesto C a -
desde la infancia d o r m i d a . F r e u d habla de lo inconsciente rolina M o n t e r o en su libro. Por eso, al hacernos conscientes,
c o n metáforas espaciales, c o m o u n reino lleno de instintos lo primero que hacemos es reconocernos referidos, v i n c u l a -
y emociones reprimidas, de situaciones traumáticas y heri- dos, lanzados y enredados en relaciones c o n otros. A l dete-
das de nuestra infancia que olvidamos c o m o defensa ante ner la mirada en las heridas curadas sobre la piel recordamos
los recuerdos dolorosos. Este reino es el reino de las heridas c ó m o fueron provocadas por otros y c ó m o se curaron gracias
primeras, del p r i m e r dolor insoportable. E l ser h u m a n o no a otros. Esa conciencia es la que nos posibilita, al despertar,
es u n a psique autoconsciente de sí en u n cuerpo. N o nos reconocer desde la v u l n e r a b i l i d a d vulnerada u n a realidad ex-
conocemos a nosotros mismos tan directamente, tan racio- terna llena de hambre, injusticia, paro, hacinamiento, muer-
nalmente, tan conscientemente, pues todos estamos en gran te, que afecta a los otros y que m e afecta a mí. Ese autoco-
parte h u n d i d o s en u n a inconsciencia en la mayoría de los nocimiento adulto no intelectualista, sino desde las heridas,
casos provocada por el d o l o r de las heridas de la infancia y más o menos sanadas, es el q u e nos permite reconocer al
de la familia, del m u n d o en el que nacemos. otro, sentir las heridas del o t r o , reconocer al otro-yo herido.
La conciencia, para F r e u d , n o es otra cosa que la ca-
2. Solo cuando nos hacemos conscientes, solo cuando cre- pacidad de reconocer el p r o p ó s i t o de los propios actos e
cemos y despertamos, descubrimos la existencia de heridas en intenciones. L a conciencia c o n l l e v a u n reconocimiento. L a
el m u n d o y en los cuerpos y nos reconocemos heridos por los conducta neurótica, por el c o n t r a r i o , es regresiva, huye del
otros e hirientes c o n los otros. Solo cuando en la altura de la presente, está estancada e n ciertas situaciones de la p r i m e -
vida oteamos la conciencia, descubrimos el tejido de la l i m i - ra infancia donde se originó esa situación traumática. Solo
tación, el dolor, el m a l , la injusticia y el pecado c o n claridad. recordando esas situaciones d e l a infancia se puede alterar

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VULNERABILIDAD, R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Prólogo

la conducta, p o r q u e esos recuerdos infantiles han sido repri- de quedar avasallado p o r ella. El neurótico es el que no ob-
midos en el inconsciente y permanecen reprimidos, confor- serva b i e n l a realidad n i la de sus deseos interiores n i la que
mando nuestra c o n d u c t a neurótica. Por eso, solo se puede le circunda. Padece rituales compulsivos, le asedian creencias
alcanzar la madurez desde el reconocimiento de las heridas, engañosas, n o comprende su conducta n i la puede gobernar.
bajando a las heridas que siempre hablan de los otros, de los E l sano es e l que se conoce a sí mismo, tiene a u t o d o m i n i o y
otros que nos construyen y destruyen. N o somos esos seres elige sin c o m p u l s i v i d a d , es el que se reconoce a sí m i s m o y el
autónomos que postulan los racionalistas. Solo reconocien- que es capaz de ver al otro sin proyecciones, deformaciones y
do las heridas primeras y los propósitos inconscientes — d e alienaciones.
amor y de o d i o , de cercanía y distancia, e t c . — podemos C a r o l i n a M o n t e r o plantea una h o n d a cuestión: ¿Qué
cumplir con e l ideal socrático del "conócete a ti m i s m o " . Por hacer ante l a p r o p i a herida? Responde que hay v u l n e r a b i l i -
eso, las heridas propias y ajenas son, a veces, las que nos des- dades que esponjan el corazón y h u m a n i z a n , pero hay vulne-
piertan, las que abren nuestra conciencia a nuestra c o m ú n rabilidades que deshumanizan y cierran el corazón. Todas las
vulnerabilidad humana. D e c í a C . S. Lewis que el d o l o r es el heridas r o m p e n l a piel, pero no todos las sanamos y curamos
altavoz por el que D i o s despierta a este m u n d o de sordos. L a de la m i s m a manera. U n o s arman sus corazones cerrándose a
conciencia de la vulnerabilidad es, p o r eso, no solo c a m i n o la vulnerabilidad. Se muestran c o m o tanques, seguros, c o m -
para el reconocimiento p r o p i o , sino el c a m i n o del reconoci- pactos, inmunes al dolor. N o quieren reconocer sus heridas,
m i e n t o del otro, para ver al otro, c o m o señala una y otra vez n o quieren ver sangre p o r su v i d a y p o r su alrededor. O t r o s
con razón la autora. se dejan romper p o r el d o l o r p r o p i o y ajeno, reconocen sus
heridas y las de sus semejantes.
3. Solo l a conciencia de las heridas marca u n c a m i n o de E n la herida del otro reconocemos la c o m ú n vulne-
curación. L a historia de pecado arroja luz para la historia de r a b i l i d a d . C o m o nos enseñó H e g e l , ningún a m o se siente
salvación. "¡Oh feliz culpa que mereció tan grande salvador!" r e c o n o c i d o si reduce a su esclavo a objeto o cosa. C u a n d o
dice la liturgia cristiana. D e igual m o d o , para Freud, el neu- a m b o s descubrimos que tenemos carne y sangramos, tene-
rótico — e s a persona que en gran parte somos t o d o s — do- mos heridas y sufrimos, tenemos v i d a y estamos amenazados
m i n a d o p o r motivaciones inconscientes solo puede despertar p o r l a muerte, se produce u n c a m b i o p r o f u n d o en la rela-
a la conciencia y reconocer lo que hace, tras serle señalado ción, aparece el r e c o n o c i m i e n t o de la c o m ú n h u m a n i d a d ,
su m o t i v o o deseo más inconsciente. Confesar-reconocer el una s u t i l hermandad en la carne.
propósito es lo que distingue al no neurótico freudiano. E l E l nazareno, símbolo h o n d o de lo h u m a n o , vulnera-
neurótico se resiste y n o ve, es incapaz de confesar sus m o - ble y vulnerado desde el n a c i m i e n t o ("no había posada" y
tivos. E l pecador y el alienado tampoco ven y viven ciegos. tuvo q u e nacer en u n portal), salió a los caminos del d o l o r y
Por eso, curarse es percatarse de la verdadera naturaleza de la se d e j ó alcanzar p o r el s u f r i m i e n t o de los otros. Así es c o m o
situación en que u n o se halla, ser capaz de enfrentarla en vez llegó a reconocer a los otros pecadores, paganos, enfermos

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Prólogo

y extranjeros que s u sociedad excluía y se negaba a recono- Las heridas propias y ajenas invitan a actuar. E l ser h u -
cer y ver. N o buscó el sufrimiento, pero su compasión p o r m a n o cuando despierta n o se puede quedar contemplando el
los otros le llevó irremediablemente a sufrir p o r los otros y borde del camino, sino que tiene que pasar a la acción en las
con los otros. T a n t o es así que el Vulnerable que reconoció cunetas de los caminos. C o m o el samaritano, hay que parar,
hermanos d o n d e tantos veían extraños, terminó vulnerado, bajarse, vendar, cargar y encargarse de la persona herida. L a
entregado, crucificado, vituperado, negado. Jesús fue el n o - descripción consciente de la realidad hiriente tiene el tono
reconocido, el n o - c o m p r e n d i d o p o r sus familiares y amigos, del profeta que habla de l a injusticia de tal manera que hace
por sus discípulos y su pueblo, el que fue crucificado fuera cambiar la conducta del pueblo. Descripción y valoración se
de las murallas, el que su p r o p i o pueblo rechazó y gritó que funden admirablemente. L a m i r a d a a la herida está entreteji-
lo crucificaran. C o m o Aquiles, tuvo u n p u n t o débil, u n a da c o n la m a n o tendida que se acerca. E l autoconocimiento
p r o f u n d a d e b i l i d a d que no fue otra que dejarse conmover y el reconocimiento llevan irremediablemente a luchar por
p o r el dolor y el sufrimiento de los seres h u m a n o s y desde la cambiar el m u n d o y cambiarse a uno m i s m o . Pero para c a m -
c o m ú n vulnerabilidad-humanidad reconocer a todos c o m o biar el m u n d o y las circunstancias tenemos que cambiarnos
hermanos, hijos de u n m i s m o Padre. los i n d i v i d u o s y para cambiarnos tenemos que involucrar-
nos en cambiar el m u n d o que nos rodea. Solo los que se
4. L a conciencia que se conoce y reconoce despierta para encargan de cambiar el m u n d o pueden esperar ver el m u n d o
la tarea. E l proyecto del ser h u m a n o es la curación de las correctamente. M a r x sabía que u n a pasiva introspección solo
heridas propias y ajenas y la liberación de nuestras cadenas, da una más apacible siesta. N o se trata de c o m p r e n d e r el
pecados, alienaciones, regresiones, limitaciones. N o se trata, m u n d o , sino de transformarlo. Y en esa transformación nos
c o m o nos recuerda Jesús c o n la parábola del buen samarita- cambiamos cargando c o n la realidad, encargándonos de la
no, de saber quién es m i prójimo, sino de hacerse prójimo. realidad y comprometiéndonos c o n el m u n d o . N o s cambia-
C o m o dice la famosa parábola budista: mos reconociendo nuestros verdaderos propósitos, deseos y
motivos, nuestros propios intereses sociales y nuestro c o n -
U n hombre fue alcanzado por una flecha envenena- texto sociocultural y reconociendo las huellas y heridas del
da. E n seguida, sus parientes y amigos llamaron a un pasado que c o n d i c i o n a n nuestro presente.
médico. ¿Qué ocurriría si el enfermo dijese: Yo no
quiero dejar que se vende m i herida hasta que se sepa 5. H o y la tarea en este m u n d o p o s t m a r x i s t a n o puede
quién es el hombre que me ha alcanzado con su fle- ser una historia de l u c h a entre seres h u m a n o s , u n a compe-
cha? ¿Cómo acabaría esto? E l hombre moriría por su tencia neoliberal o u n anarquismo h o b b e s i a n o . E s necesario
herida. buscar nuevas sendas más allá de M a r x , H o b b e s o N o z i c k .
L a historia no es u n a historia de l u c h a s entre explotadores
y explotados, propietarios y siervos, l i b r e s y esclavos, santos

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V U L N E R A B I L I D A D , ¿ ¿ C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Prólogo

y pecadores, sanos y neuróticos. H a y que cambiar muchas Esta tarea de reconocimiento-reparación es la que
condiciones sociales limitantes y muchas l i m i t a c i o n e s perso- de forma, detallada y c o n una profunda fundamentación
nales, pero n o unos contra otros, u n a clase c o n t r a otra, u n teológico-moral analiza C a r o l i n a M o n t e r o . Entresaca de la
partido contra otro. mejor tradición bíblica este movimiento del corazón, rastrea
L o que c a m b i a l a historia es u n corazón vulnerable- e n la tradición cristiana los más preciosos textos, selecciona
vulnerado que se conoce y reconoce herido e hiriente y que, c o n acierto l a presencia h o n d a en el Magisterio y c o n inteli-
compasivo ante las heridas de los otros, alarga su m a n o es- gencia sabe encontrar ese d i n a m i s m o ético en las experien-
pontáneamente ante las heridas del otro. E l texto clásico de cias humanas de la justicia, el perdón y la compasión.
M e n c i o lo explica de manera singular: Por eso, cuando la autora afirma que toda reparación
es simbólica, pues nada vuelve atrás, nada del pasado puede
Mencio dijo: Cualquier persona está dotada de un ser cambiado, está afirmando u n a realidad h o n d a y central.
corazón que la lleva a compartir con los demás. ¿Qué L a reparación de Jesús es nada más y nada menos que u n
entiendo yo por esto? Suponed que la gente ve de símbolo, el símbolo más h o n d o de l o real que expresa el cen-
pronto a un niño a punto de caer en un pozo. Todo el tro de la realidad, la p r o f u n d a vocación de todas las cosas,
mundo quedará espantado y se moverá a compasión. la p r o f u n d a naturalidad del perdón, la paz, la compasión, la
N o será por el motivo de ser reconocido por los pa- justicia.
dres de esa criatura. Tampoco será para alcanzar bue- Por eso, cuando nos preguntamos c o m o seres h u m a -
na reputación entre vecinos y amigos. Tampoco será nos: ¿ Q u é hacer ante la herida del herido? E l d i n a m i s m o
por evitar la vergüenza de que nos critiquen. ético, el m o v i m i e n t o del corazón h u m a n o es sencilla y clara-
mente sanar y salvar, curar y cuidar, reparar y recrear.
C o n esto se muestra que, sin un corazón inclinado Jesús, el g r a n curador, h a v e n d a d o todas las heridas.
a compartir, no se es humano. Sin un corazón que Jesús, el gran reconciliador, h a v e n c i d o todas las rupturas.
experimente la vergüenza, no se es humano. Sin un Jesús, el gran tapiz del m u n d o , ha a n u d a d o todos los cabos
corazón dotado de moderación y sensibilidad hacia sueltos. Jesús, el g r a n compasivo, h a restaurado todas las bre-
los demás, no se es humano. Sin un corazón que dis- chas sociales.
tinga lo verdadero de lo falso, no se es humano. L a lanzada es el gran símbolo. Jesús se expuso ante los
otros, se expuso en l o alto, dejó que s u c u e r p o fuera traspasa-
U n corazón que se compadece es el germen del sen- do, que s u cuerpo fuera abierto. D e s d e su c u e r p o v u l n e r a d o
tido humanitario. U n corazón que reconoce lo que le fue capaz de amar, perdonar, reparar. D e s d e su cuerpo roto
avergüenza es el germen del sentido moral (Mencius/ manó u n espíritu y u n a vocación p r o f u n d a m e n t e h u m a n a a
Mengi, I I A 6). la paz, a l a reconciliación y a l a reparación.

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Prólogo

C a r o l i n a M o n t e r o presenta una visión a m p l i a y h o n - Con tres heridas yo:


da de la reparación. Jesús repara en su v i d a pública, en su la de la vida,
pasión y en su resurrección. Jesús, el gran reparador, repara la de la muerte,
con sus manos tocando, repara dialogando c o n palabras, re- la d e l amor.
para dignificando y liberando con sus encuentros en públi-
co. A l ciego le toca los ojos, le quita la capa de mendigo y Esta delgada línea roja, esta dinámica de la vida m o r a l ,
lo separa del borde del c a m i n o para comenzar u n a nueva estas venas abiertas del dolor humano son las que describe
senda. Jesús repara n o desde fuera c o m o u n magnánimo be- detenida y serenamente el libro de C a r o l i n a M o n t e r o c o n
nefactor, sino activando las potencialidades internas de las palabras altas, justas y precisas. C o n la tríada ética que p r o -
personas y a n i m a n d o la fe d o r m i d a que habita en nosotros pone, plantea no solo u n a idea, sino una senda, u n c a m i n o
y nos salva. Por eso, el espíritu de Jesús resucitado repara l a del corazón, una propuesta de vida.
fragilidad de Pedro después de negarle en la pasión, repara Ese c a m i n o m o r a l es u n camino no solo teológico,
la falta de reconocimiento de los de Emaús ofreciendo de sino profundamente h u m a n o . L a autora describe las pro-
nuevo su gesto de partir el pan y ofrecer el v i n o , repara la fundas dinámicas humanas, profundamente humanas, que
falta de fe de los discípulos sin dejar de presentarse con sus subyacen a la justicia, la compasión y el perdón. E n todas
heridas de la pasión. ellas busca y encuentra ese d i n a m i s m o ético humanizador.
M i g u e l Hernández, en u n bello poema, habló de las Los cristianos seguimos a u n D i o s vulnerable y a u n
tres heridas de la v i d a , del amor y de la muerte. C a r o l i n a D i o s vulnerado, a u n D i o s lleno de pasión p o r los seres h u -
M o n t e r o nos presenta sus tres conceptos vinculados p o r la manos y no apático, u n D i o s lleno de agujeros y n o u n tapa-
línea de la vida, del a m o r y de la muerte, sus tres heridas: gujeros, u n D i o s que n o aniquila el dolor, sino que lo a c o m -
vulnerabilidad, reconocimiento y reparación. paña, u n D i o s obediente a su padre, pero que se resiste c o n
profunda h u m a n i d a d al u m b r a l de l a muerte en Getsemaní,
Llegó con tres heridas: u n D i o s que da l a v i d a por los amigos y u n D i o s entregado
la del amor, a la muerte y abandonado, u n D i o s expuesto en l o alto del
la de la muerte, monte Gólgota y u n D i o s que r o m p e el velo d e l t e m p l o .
la de la vida. Frente a estoicismos y socratismos, v o l u n t a r i s m o s e
intelectualismos, q u e consideran l a r e a l i d a d y la h i s t o r i a do-
C o n tres heridas viene: minables y transformables, l a v u l n e r a b i l i d a d , l a d e b i l i d a d y
la de la vida, la humillación de los impotentes q u e n o p u e d e n transformar
la del amor, la realidad muestran u n corazón p r o f u n d a m e n t e humano
la de la muerte. que espera la redención, apuntan a u n a f i n i t u d q u e se hace
ofrenda y súplica, a u n a vida que agradece lo r e c i b i d o , pero

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN
Prólogo

anhela la p l e n i t u d . Frente a los que desde u n platonismo y páginas que siguen nos ofrece el resultado de muchos años
estoicismo consideran l a vulnerabilidad c o m o una descon- de vulnerabilidad, reconocimiento y reparación personales
fianza o u n a d e b i l i d a d , nuestra tradición bíblica n o solo y el resultado de sus años de estudio e investigación en la
muestra a mujeres derramando lágrimas ante D i o s c o m o A n a U n i v e r s i d a d Pontificia de Comillas de M a d r i d . Agradece-
( i S a m 1,9-15), sino al p r o p i o Jesucristo l l o r a n d o y temblando mos m u c h o su trabajo, su investigación, su síntesis personal
ante la c i u d a d , ante Lázaro, ante la muerte en Getsemaní. E l y su propuesta ética y teológica clavada en el corazón del
D i o s personal cristiano lleva consigo la idea de amor c o m p a - h o m b r e y la mujer, y en el corazón del D i o s profundamente
sivo. L a novedad cristiana de las ideas de ágape y solidaridad humano.
hace necesario hablar de la pasión y compasión de D i o s . E l
D i o s bíblico personal, temporal, compasivo es m u y distinto
del griego, ser eterno e inmutable. L a teología mística, los
Padres de l a Iglesia y l a espiritualidad popular h a n habla- JAVIER D E L A T O R R E D Í A Z
do de pasión de a m o r y compasión d i v i n a (Orígenes, san Director Cátedra Bioética y Profesor de Teología Moral
Bernardo, san Ignacio de Antioquía, etc.). L a encarnación Universidad Pontificia Comillas (Madrid)
conlleva sufrir c o n los seres humanos y la pasión hacer su-
frir al Padre al ver m o r i r a su H i j o . M o l t m a n n , Pannenberg,
Balthasar, K ü n g y Barth reclaman c o n lucidez la integración
del sufrimiento en el ámbito divino. Jesús dijo literalmente
"bienaventurados los que lloran porque ellos serán consola-
dos". E l consuelo y la compasión son rasgos claros del cora-
zón maternal de D i o s : "¿Puede acaso u n a mujer olvidarse de
su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas?
A u n q u e ellas se olvidaran, yo n o te olvidaría" (Is 49, 14-15).
" C o m o cuando a uno le consuela su madre, así yo os conso-
laré a vosotros" (Is 66,13).

C a r o l i n a M o n t e r o tiene u n a gran capacidad de apren-


der de otros y de integrar. Sus años de estudio en la U n i v e r -
sidad Pontificia C o m i l l a s de M a d r i d le han puesto en c o n -
tacto c o n muchas de las líneas de investigación teológicas
que se realizan en nuestra Facultad de Teología. C o n todas
ha vibrado, se ha apasionado y de todas ha aprendido, h a
sabido sacar fruto para su camino y su intuición. E n estas

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INTRODUCCIÓN

E l tema de esta investigación nace de algunas experiencias


personales significativas, de preguntas persistentes y de m u -
chos rostros. Nace de lo recibido como don gratuito, heren-
cia de las búsquedas, la fidelidad y el testimonio de muchas
Esclavas del Sagrado Corazón, y del deseo de profundizar en
la misión que se nos ha confiado: la Reparación. A l o largo
de los años, he reconocido u n a y otra vez que la posibilidad
de responder c o n la p r o p i a v i d a a esa misión se sostiene en
O t r o , que pone en c a m i n o y abre al encuentro reparador
c o n tantos — y t a n t a s — en su v u l n e r a b i l i d a d y deseos más
hondos. T o d o el trabajo que ha v e n i d o después los h a teni-
do permanentemente de fondo, c o m o ancla que se resistía a
que la abstracción tomara r u m b o p r o p i o entre tantas ideas y
palabras. Quizás l a p r i m e r a afirmación h a de ser esta, que l o
que a continuación se desarrollará i n t e n t a n o perder de vis-
ta a las personas, vínculos y experiencias concretas que h a n
motivado la profundización en este tema.

Las preguntas tienen relación c o n l o que aparece a


simple vista en las relaciones cotidianas, e n los medios de
comunicación s o c i a l , en c ó m o o r g a n i z a m o s nuestras socie-
dades. A l g o hay, e n l a v u l n e r a b i l i d a d p r o p i a y ajena, que nos
genera reacciones ambiguas. ¿Por q u é algunas v u l n e r a b i l i d a -
des nos acercan, n o s c o m p r o m e t e n , nos a b r e n hacia el otro
vulnerable, y otras nos generan r e c h a z o , d i s t a n c i a o, peor,
nos hacen cerrar l o s ojos y dejarlas e n l a p e r i f e r i a de nuestros

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Introducción

sentidos, nuestras ciudades y nuestras vidas? ¿Cómo hemos P o r o t r o lado constatamos que c o m o consecuencia de
llegado a convencernos de que ser fuertes y autosuficientes es esta m i s m a vulnerabilidad, las rupturas en la autodefinición,
mejor? ¿Por qué en ocasiones vislumbramos que, muy por el e n las relaciones interpersonales, en la confianza hacia los
contrario, mostrarnos vulnerables nos humaniza? otros, t a m b i é n son experiencia h u m a n a universal. Las rela-
Todos necesitamos, en algunos m o m e n t o s imperiosa- c i o n e s , afectos y vínculos nos exponen a ser heridos, porque
mente, que alguien — m u c h o s alguien o al menos algunos— c u a n d o se r o m p e n , se rompe también algo de nosotros. I n -
no solo no vulnere nuestra vulnerabilidad, sino más, que la t e r n a l i z a m o s l a ruptura y vivimos el dolor de la pérdida, que
vean, que la reconozcan. Q u e reconociéndola —aceptándola se expresa en una variada gama de posibilidades: sufrimien-
c o m o verdadera y v i e n d o en ella la i m p r o n t a de nuestra h u - t o , ira, inseguridad, negación, etc. . 1

m a n i d a d — sostengan en sus miradas el respeto, la acepta- Probablemente, todos hemos tenido la experiencia de
ción, el amor, hacia ella. Q u e reconociendo la existencia de ser heridos alguna vez p o r una persona amada. Por infideli-
esa vulnerabilidad, puedan ver el conjunto — q u e no es solo d a d , p o r indiferencia, p o r pequenez o por torpeza, todas las
vulnerabilidad, aunque también verdaderamente es vulnera- relaciones significativas pueden ser ocasión de sufrimiento.
b l e — y lo valoren. H a y relaciones que ante u n daño de grandes proporciones,
L o anterior n o significa en absoluto que la explotación sencillamente se r o m p e n . H a y otras, sin embargo, que al en-
de la vulnerabilidad, de situaciones de extrema pobreza o frentarse a la r u p t u r a , elaborarla e integrarla, parecen salir
indefensión, n o sea deshumanizante. Baste, para f u n d a m e n - fortalecidas. ¿Cuál es la diferencia que marca el c a m i n o entre
tar esta afirmación p o r ahora, c o n hacer una breve lista de u n a y otra posibilidad?
personas y grupos sociales que han quedado en los márgenes H a y situaciones de ruptura que, por extremas, termi-
de la sociedad global, justamente porque h a habido abuso nan 'rompiendo' n o solo el vínculo sino a la persona, cerran-
de su vulnerabilidad particular: discapacitados, ancianos, en- do caminos para su progresiva p l e n i t u d . H a y personas que,
fermos psíquicos, presos, refugiados, desplazados, minorías por diferentes motivos, pueden 'romperse' d o n d e otras n o lo
étnicas, etc. harían, aunque lo común a nuestra universal v u l n e r a b i l i d a d
Quizás lo más llamativo es que, conscientes d e lo es la posibilidad de que las rupturas padecidas, o las que hace-
primero — t o d o s tenenios experiencia de l a necesidad de mos padecer, nos terminen deshumanizando. A u n así, l a ex-
ser reconocidos en nuestra vulnerabilidad p e r s o n a l — y de periencia enseña q u e es también innegablemente h u m a n a l a
lo segundo — l a explotación del vulnerable es u n a b u s o que capacidad de hacer de estas mismas heridas o daños — t a n t o
atenta contra su d i g n i d a d — seguimos sintiéndonos i n c ó m o - padecidos como p r o v o c a d o s — ocasión de crecer y de a h o n -
dos ante la vulnerabilidad. Esto va condicionando n u e s t r a dar en nuestra m á s auténtica h u m a n i d a d . A n t e u n m i s m o
manera de reaccionar y de relacionarnos, ciertamente, pero daño, ¿qué hace q u e sea ocasión de derrumbe de la persona
más aún, también de legislar y de deliberar acerca de l o jus- — o de la r e l a c i ó n — o hito de tal densidad existencial que l a
to, lo bueno, lo ético. empuje hacia m a y o r profundidad, m á s auténtica h u m a n i d a d ?

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Introducción

Si trasladamos esto del ámbito personal, intersubje- no necesariamente explicitándola como término es-
tivo, al á m b i t o social, nos encontramos c o n elementos s i - pecífico , en conceptos como finitud, criaturalidad,
2

milares. C u a n d o nos acercamos a los procesos de reconci- kénosis, etc.


liación de los pueblos que han padecido la polarización de
sus m i e m b r o s en torno a ideologías antagónicas, la violencia E l r e c o n o c i m i e n t o , hasta donde tenemos noticia, n o
institucionalizada y el desprecio radical a la dignidad o la h a sido estudiado c o m o categoría teológica propiamente tal,
v i d a de sus seres queridos — c o m o Sudáfrica, C h i l e o T i m o r aunque sí se puede rastrear l o que entenderemos p o r ella
O r i e n t a l — nos encontramos c o n que todo el esfuerzo poste- en diversas disciplinas teológicas (como la moral social, el
rior para recuperar la paz y la convivencia armónica gira en derecho canónico y l a espiritualidad). Creemos que esto n o
torno a l a reparación de esas profundas rupturas. Podemos tardará en cambiar, p o r l a relevancia que la categoría de re-
preguntarnos: ¿Por qué fracasan tantas políticas de repara- c o n o c i m i e n t o está teniendo en el ámbito de la filosofía.
ción de los estados que, bien intencionadamente, buscan L a reparación es, de las tres, la única categoría que
recuperar la paz social? ¿Por qué en algunas culturas los mis- tiene trayectoria teológica larga y conocida, aunque general-
mos procesos tienen más éxito para reconciliar a sus m i e m - mente se relaciona unilateralmente c o n la manera en que la
bros que en otras? comprende la teología espiritual francesa del s. X I X . Esta 3

L a intuición de fondo es que la manera de c o m p r e n - perspectiva se distancia del significado de la reparación que
der vulnerabilidad, reconocimiento y reparación es funda- encontraremos en el planteamiento antropológico-filosófico.
mental. Pero, más aún, que las tres h a n de estar articuladas, Para los propósitos de esta investigación, baste c o n señalar
constituyendo u n m o v i m i e n t o único, para que la reparación que hay u n a diferencia entre ambas, d e l i m i t a n d o nuestro
sea realmente tal tanto a nivel social c o m o intersubjetivo. E l objeto de estudio a la reparación c o m o categoría antropoló-
objetivo de esta investigación será entonces el fundamentar gica dentro de la teología m o r a l .
cómo las tres categorías — v u l n e r a b i l i d a d , r e c o n o c i m i e n t o y E n la p r i m e r a parte de la investigación nos aproxima-
reparación— c o n f o r m a n u n a tríada ética, es decir, tres m o - remos a la vulnerabilidad, el reconocimiento y l a reparación,
mentos de u n solo 'movimiento' o d i n a m i s m o ético q u e de con u n a metodología más bien descriptiva, desde las ciencias
hecho se da en la experiencia h u m a n a tanto a nivel i n t e r s u b - humanas (capítulos I y III). Tendrán relevancia particular las
jetivo c o m o social. diversas perspectivas filosóficas que estudiaremos, pero tam-
bién señalaremos algunos aportes de la psicología, la bioética
La vulnerabilidad humana ha sido abordada desde y los derechos humanos. U n a vez puestos de relieve diversos
diversas perspectivas teológicas. La teología de l a matices de cada término, el segundo paso será acotar de m a -
creación, la cristología, la antropología teológica, y l a nera integradora, coherente y f u n c i o n a l l a definición de cada
espiritualidad, por mencionar algunas, van aludiendo uno para los propósitos de esta investigación. D i c h a definición
a diversos aspectos de dicha vulnerabilidad, aunque será propuesta c o m o síntesis correspondiente a cada capítulo.

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3i
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Introducción

A h o r a b i e n , el objetivo de esta investigación n o es ha- propuesta estamos s i t u a n d o la tríada ética en el ámbito del
cer u n estudio paralelo de tres categorías éticas afines pero tratado de m o r a l fundamental.
separadas, s i n o presentarlas de manera que quede explícita E l m o v i m i e n t o ético que postulamos, articulado por
su articulación, constituyendo u n d i n a m i s m o ético en el que la v u l n e r a b i l i d a d y el reconocimiento que conducen a la re-
cada paso o m o m e n t o depende de la elección que se haga paración, n o se puede restringir a un solo ámbito de la m o r a l
con respecto al anterior. Por tanto, u n a vez definidas, expon- sino más b i e n se concreta y manifiesta en todos ellos. C o m o
dremos sus características comunes y nos detendremos en el decíamos a l comenzar, l a experiencia humana da testimo-
análisis de l a tríada propiamente tal (capítulo I V ) . n i o de m ú l t i p l e s ejemplos, desde las relaciones personales
U n a vez fundamentada la tríada desde u n a perspectiva más cotidianas hasta las políticas internacionales, desde las
antropológica, nos p r o p o n d r e m o s responder a la siguiente pequeñas heridas que marcan nuestro crecer hasta aquellas
pregunta: Este d i n a m i s m o ético ¿puede ser considerado pra- rupturas q u e s o n hitos traumáticos en la historia h u m a n a ,
xis auténticamente cristiana? Para poder responder, dedica- de c ó m o elegimos situarnos ante la vulnerabilidad, a quié-
remos la segunda parte de la investigación a fundamentar la nes reconocemos, y c ó m o elegimos — o n o — reparar. D e las
tríada ética desde las fuentes de la teología m o r a l . experiencias más extremas a las más cotidianas, ciertamente
E l C o n c i l i o Vaticano II, en el Decreto Optatam To- hay u n a distancia considerable tanto p o r su m a g n i t u d c o m o
tius, exhorta a la renovación de la teología m o r a l a partir de por la potencialidad devastadora de sus efectos. S i n embar-
su exposición científica "alimentada en mayor grado c o n la go, nos parece, p o n e n de relieve u n a dinámica ética c o m ú n :
doctrina de la Sagrada Escritura" . E l m i s m o C o n c i l i o , en la
4
la tríada vulnerabilidad-reconocimiento-reparación que, en
constitución pastoral Gaudium et Spes, se propone abordar definitiva, tiene c o m o núcleo central al ser h u m a n o y sus
la realidad "a la luz del Evangelio y la experiencia h u m a n a " . 5
relaciones en su dimensión ética más estructural y constitu-
Los lugares normativos de la epistemología del discurso yente.

teológico moral son la Sagrada Escritura, la Tradición de Finalmente, a nuestro j u i c i o , esta tríada ética pertene-
la Iglesia y la experiencia h u m a n a . Por tanto, usando c o m o ce a la moral fundamental, porque se v i n c u l a c o n aspectos
herramienta metodológica el análisis de textos, profundiza- de otros tratados de teología d o g m á t i c a que la sitúan en los
remos en la fundamentación bíblica de la tríada (capítulos V fundamentos de l a m o r a l . P o n d e r e m o s u n solo ejemplo de
y VI) y luego señalaremos su coherencia c o n la ética cristiana lo anterior, particularmente s i g n i f i c a t i v o en el transcurso de
desde la experiencia h u m a n a i l u m i n a d a p o r la tradición de la investigación.
la Iglesia (capítulo V I I ) . L a pregunta acerca de lo i r r e p a r a b l e ha estado de fon-
N o s parece relevante hacer aquí u n a última precisión do a lo largo de nuestra reflexión. C o n s t a t a m o s que hay da-
metodológica. A u n cuando, p o r ejemplo, la vulnerabilidad ños que deshumanizan. H a y personas y comunidades que
ha sido planteada c o m o principio de la bioética europea o la no logran sobreponerse a aquellas r u p t u r a s o violaciones de
reparación se ha vinculado más bien a la m o r a l social, en esta sus derechos y de s u dignidad, de m a n e r a que su i d e n t i d a d

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN Introducción

q u e d a n o solo m a r c a d a , s i n o atrapada p o r l o que h a n v i v i d o . Notas:

P a r t i c u l a r m e n t e , tras el h o l o c a u s t o se h a a f i r m a d o l a exis-

tencia de actos — y d a ñ o s — irreparables. L a tríada ética se 1 C f . B . L o v e m a n - E . L i r a , Las Suaves Cenizas del Olvido: Vía Chilena de
v i n c u l a así c o n temas de otros tratados teológicos, c o m o la Reconciliación Política 1814-1932, L O M Ediciones, Santiago 1999, 15-16.

gracia, l a salvación y el pecado. ¿Es p o s i b l e sostener coheren- 2 H a y a l g u n o s autores que sí abordan la categoría de vulnerabilidad como
categoría teológica propiamente tal, por ejemplo: I. Boné Pina, Human
temente desde l a fe cristiana q u e habría daños irreparables?
Vulnerability and God's Grace. A Theological Conversation with Psychiatry
L a p r e g u n t a nos p o s i c i o n a desde l a m o r a l f u n d a m e n t a l y nos and Philosophy, Berkeley (California) 2003; M . Flynn, Holy Vulnerability:
o r i e n t a a buscar respuestas en el c o n j u n t o de l a f u n d a m e n t a - the Risks of Opening Up to God, Fresh W i n d Ministries, Aurora (Colorado)
1990; W . Placher, Narratives of a vulnerable God: Christ, Theology and
ción tanto antropológica c o m o teológica.
Scripture, Westminister J o h n K n o x Press, Louisville (Kentucky) 1994, etc. Es
Comenzamos l a reflexión i n c o r p o r a n d o todas estas significativo caer en la cuenta que son publicaciones más bien recientes, pues la
preguntas y dejándonos orientar p o r dos c o n v i c c i o n e s que comprensión actual asociada al término vulnerabilidad también lo es. U n dato
para c o m p r o b a r l o anteriormente dicho: en las cuatro últimas conferencias
se v i n c u l a n a l a experiencia del e n c u e n t r o c o n otros y c o n
episcopales latinoamericanas (Medellín, Puebla, Santo D o m i n g o y Aparecida),
el O t r o . E s necesario explicitarlas, pues s o n u n a p r i o r i que el concepto de vulnerabilidad I vulnerables no aparece hasta Santo D o m i n g o
(1992), donde figura solo una vez (cf. n.° 141) en relación con los sectores
atraviesa transversalmente la reflexión que presentamos:
sociales en mayor riesgo. E n Aparecida, sin embargo, vulnerabilidad aparece
creemos que desde l a relación c o n " A q u e l a q u i e n traspasa- tres veces, refiriéndose a los mismos (en este caso especificando: agricultores
ron" 6 se p u e d e n c o n t e m p l a r todas las rupturas de l a h u m a n i - frente a industrias biomédicas, n.° 83; niños, n.° 456, y mujeres, n.° 476), y
vulnerables otras ocho veces.
dad 7 c o n esperanza. Y creemos q u e l a c o m ú n v u l n e r a b i l i d a d

que nos h e r m a n a es en realidad c o n d i c i ó n de posibilidad 3 " U n o de los principales problemas c o n que nos enfrentamos hoy al pretender
abordar un tema c o m o el de la "reparación' es el del significado del concepto. L a
para c o l a b o r a r c o n él, p o r él y en él en l a reparación de t o d o
palabra "reparación" la entendemos habitualmente — a l menos en el ámbito
aquello que resta v i d a y p l e n i t u d al h o m b r e y a l a mujer, a l a religioso y t e o l ó g i c o — en el sentido en el que fue usada por la espiritualidad

comunidad humana. moderna, históricamente marcada y configurada p o r la experiencia "tipo"


de Sta. Margarita M" de Alacoque y validada p o r la encíclica de Pío X I ,
Miserentissimus Redemptor (1928)". N . Martínez G a y o l (dir.), Retorno de amor.
Teología, historia y espiritualidad de la reparación, E d . Sigúeme, Salamanca
2008, 65. Esta publicación ofrece una p r o f u n d a reformulación teológica, más
propiamente dogmática, de la categoría reparación.

4 Concilio Vaticano I I , Decreto Optatum Totius, 16.

5 Concilio Vaticano I I , Constitución Pastoral Gaudium etSpes, 46.

6 J n 19. 37-

7 C f . Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, 107.

34 35
P R I M E R A PARTE

F U N D A M E N T A C I Ó N A N T R O P O L Ó G I C A

D E L A T R Í A D A

E n esta p r i m e r a parte de la investigación centraremos nues-


tros esfuerzos en describir y definir, desde las ciencias h u m a -
nas, las tres categorías de la tríada ética que postulamos. E n
los tres primeros capítulos lo haremos a partir de la expo-
sición del pensamiento de algunos autores contemporáneos
que desde perspectivas diferentes van enriqueciendo cada
una de ellas c o n matices particulares.
H e m o s elegido ocho filósofos que representan diversas
corrientes de pensamiento dentro de su disciplina. Es i m -
portante tener claridad, desde u n p r i m e r m o m e n t o , que el
objetivo c o n que nos aproximamos a ellos no es el de hacer
una exposición sistemática y c o m p l e t a de sus pensamientos
u obras. L a riqueza y c o m p l e j i d a d de estas no quedará sinte-
tizada en los capítulos siguientes, pues excede en m u c h o el
objetivo de esta investigación. L o q u e haremos es más bien
precisar cómo comprenden las tres categorías, cuál es el m a -
tiz de su perspectiva y c ó m o se p u e d e v i s l u m b r a r en ellos
la conexión entre las tres. A c o n t i n u a c i ó n , los presentamos
brevemente.
Alasdair Maclntyre (1929), filósofo escocés radicado
en Estados U n i d o s , pertenece a u n a línea de pensamiento
declaradamente aristotélico-tomista. L a o b r a que l o consa-
gra a n i v e l internacional es Tras la virtud, aunque es su libro
Animales racionales y dependientes el q u e m a r c a u n h i t o en la
reflexión filosófica sobre la v u l n e r a b i l i d a d y la dependencia.

37
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN Primera parte. Fundamentarían antropológica de la triada

Marea Nussbaum (1947), también marcada p o r el más completa y sistemática ha desarrollado l o que hasta aho-
aristotelismo, h a sido reconocida por sus aportes desde la ra se ha hecho en el análisis filosófico sobre esta categoría. E n
filosofía griega antigua. E n su obra La fragilidad del bien, Caminos del reconocimiento comenta y discute c o n H o n n e t h
desarrolla ampliamente el tema de la vulnerabilidad del ser y c o n Taylor, pero hace además una aportación personal su-
h u m a n o , en particular, y de lo h u m a n o , en general; y en mamente valiosa. S u perspectiva es más integral — a b a r c a l o
Paisajes del pensamiento, elabora una propuesta acerca de la intrapersonal, lo intersubjetivo y lo social/político— dando
racionalidad ética de las emociones. al conjunto una visión de mayor amplitud.
Emmanuel Lévinas (190o-1995) es u n referente f u n - Emil Fackenheim (1916-2003), filósofo judío, nacido
d a m e n t a l para toda reflexión sobre la vulnerabilidad y el en A l e m a n i a y finalmente radicado en Canadá, fue rabino
reconocimiento. Este filósofo judío, de origen lituano, pero y convencido sionista. S u pensamiento está marcado por su
radicado en Francia, ha marcado la filosofía del s. X X c o n comprensión de la Shoá — e l holocausto judío bajo la perse-
su ética de la alteridad y ha influido en muchos autores pos- cución n a z i — c o m o p u n t o de inflexión en la historia y en la
teriores por la radicalidad de su planteamiento. Su pensa- ética de la h u m a n i d a d . N o s aproximaremos a su c o m p r e n -
miento es expresión de la fenomenología hermenéutica, c o n sión de la reparación en su libro Reparar el mundo.
rasgos comunitaristas. N o s basaremos fundamentalmente en Vladimir Jankélévitch (1903-1985), filósofo francés de
su libro Humanismo del otro hombre, aunque consultando tradición ilustrada y racionalista, judío de educación cristia-
además otros de sus escritos. na, vive en la experiencia de la Shoá u n h i t o que marca p r o -
Axel Honneth (1949), filósofo y sociólogo alemán, es fundamente su reflexión. E n ella integra u n a variada gama
quien sigue con mayor fidelidad la propuesta hegeíiana de la de influencias que van desde los grandes novelistas rusos has-
lucha p o r el reconocimiento, aunque en su obra La lucha por ta Kierkegaard y Bergson. N o s detendremos p r i n c i p a l m e n t e
el reconocimiento hace u n a aportación propia, profunda y su- en su obra El perdón, y en su comprensión de lo irreparable.
gerente en relación c o n el no-reconocimiento, el desprecio. M a c l n t y r e y N u s s b a u m aportarán la perspectiva aris-
Charles Taylor (1931), filósofo canadiense y quebecoise totélica. Tanto H o n n e t h c o m o Taylor, neohegelianos, abren
— a m b o s datos son relevantes— es q u i e n más ha c o n t r i b u i - nuestra investigación a ámbitos más p r o p i o s de la filosofía
do a difundir el tema de la lucha por el reconocimiento en política. Lévinas y Ricoeur f u n d a m e n t a n — c o n las diferen-
relación c o n el multiculturalismo y la identidad. A u n q u e su cias propias del pensamiento de c a d a u n o — u n a aproxi-
obra más conocida es Fuentes del Yo. La construcción de la mación hacia la v u l n e r a b i l i d a d y e l r e c o n o c i m i e n t o desde
identidad moderna, aquí nos detendremos sobre todo en El la fenomenología y la ética de la a l t e r i d a d . F a c k e n h e i m y
multiculturalismo y la política del reconocimiento. Jankélévitch, desde el h o r i z o n t e de l a Shoá, nos obligarán a
Paul Ricoeur (1913-2005), filósofo francés, marca u n no perder de vista l a gravedad del m a l d e l que el ser h u m a n o
hito en relación con el tema del reconocimiento, c o m o tam- es capaz y el desafío q u e esto i m p l i c a p a r a cualquier ética
bién en muchos otros. Diríamos que es el autor que de manera que pretenda elaborar u n concepto d e reparación.

38 39
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN

L a definición de las tres categorías se enriquecerá desde 1


o t r o s ángulos, i n c o r p o r a n d o algunos elementos de l a reflexión L A VULNERABILIDAD H U M A N A
q u e se h a hecho sobre ellas desde l a psicología, l a bioética,
los derechos h u m a n o s y el planteamiento proveniente de u n
ethos cultural singular: la filosofía ubuntu. E l conjunto será
enriquecedor y a m p l i o , dándonos la posibilidad de profun-
dizar en los distintos matices e implicaciones de la vulnerabi- Puede discutirse, y de hecho se discute filosóficamente,
l i d a d , reconocimiento y reparación, para definir su articula- si el ser humano goza de una dignidad especial
ción dentro del d i n a m i s m o ético que postulamos. en el conjunto de la naturaleza.

Se discute si su lugarpreminente en el conjunto del cosmos

es verídico o una simple reivindicación gremial,

pero lo que no entra en el terreno de la discusión

es su radical vulnerabilidad.

Lo que nos une a los seres humanos, a todos los seres humanos,

más allá de nuestras evidentes diferencias, es la vulnerabilidad

E l concepto de v u l n e r a b i l i d a d , de ser o sentirnos vulnera-


bles, de tener l a capacidad de v u l n e r a r algo en o de otros,
es c o m ú n m e n t e usado en nuestro lenguaje cotidiano. Esta
sola afirmación nos acerca a l a v u l n e r a b i l i d a d c o m o realidad
h u m a n a que se puede abordar desde tres perspectivas: l a de
c u a l i d a d h u m a n a que nos hace susceptibles a sufrir u n daño;
la de experiencia de pasividad, y l a de potencial actividad
ante los demás.
Generalmente, asociamos l a v u l n e r a b i l i d a d , de m a -
nera espontánea, a ciertas etapas concretas de la vida (por
ejemplo, a la infancia o la a n c i a n i d a d ) o a ciertas situaciones

40 4i
UNIVERSIDAD
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN ALBERTO
H U R T A D O
La vulnerabilidad humana
BIBLIOTECA

vitales ( p o r ejemplo, l a enfermedad, el sufrimiento, el sentir- nuestro habitat "natural"; al sabernos mirados; al estar des-
nos expuestos). H a b l a m o s también, a u n nivel más técnico, nudos; al sentir que no controlamos nuestros sentimientos,
d e grupos (sociales, étnicos, geográficos) vulnerables. Pare- o las reacciones de los demás, o la naturaleza m i s m a . A l no
ciera ser que a l u d i m o s a ella c o m o u n estado circunstancial tener c l a r i d a d acerca del futuro; al llegar el m o m e n t o de to-
más que c o m o una condición h u m a n a . mar una decisión, de casarnos o de tener u n hijo. Todas estas
El Diccionario de la Lengua Española define vulnera-
1 son situaciones, en el lenguaje aristotélico de N u s s b a u m y
b i l i d a d simplemente c o m o "cualidad de vulnerable" y señala M a c l n t y r e , al que nos aproximaremos a continuación, pro-
su origen en el latín tardío del s. X V I I . Vulnerabilidad pro- pias del florecimiento h u m a n o .
viene del término vulnerabilis, del vulnerare (herir) y vulnus Usamos el término vulnerabilidad c o n u n matiz más
(herida). Rastreando su significado en los términos a los que positivo c u a n d o lo relacionamos con el amor, la autentici-
nos remite, obtenemos el siguiente resultado: d a d y la entrega. Es verdad que la experiencia de explicitar
la vulnerabilidad p r o p i a puede ser vivida c o n intenso m i e d o ,
Vulnerable: Q u e puede ser herido o recibir lesión, fí- incluso c o m o humillación. Pero también puede ser autén-
sica o moralmente. Vulnerar, i . Transgredir, quebran- ticamente liberadora. C u a n d o la vulnerabilidad — p r o p i a o
tar, violar una ley o precepto; 2. Dañar, perjudicar; 3. a j e n a — es recibida c o n respeto, c o n ternura, c o n delicadeza,
herir. Herida: 1. D a ñ o p o r u n a herida o una c o n t u - la experiencia que subyace es que quizás lo frágil y desprote-
sión; 3. Perforación o desgarramiento en algún lugar gido en nosotros n o es tan solo carencia, o peligro, y por lo
de u n cuerpo vivo; 4. G o l p e de las armas blancas al tanto no tiene p o r qué existir escondido. L o vulnerable, el
herir c o n ellas; 5. Ofensa, agravio; 6. A q u e l l o que afli- ser h u m a n o vulnerable, puede experimentarse en su vulnera-
ge y atormenta el ánimo. bilidad, c o m o ser amado, amable.
L a vulnerabilidad alude a u n a dimensión h u m a n a que
C o m o podemos ver, las definiciones aluden en p r i m e r quizás n o ha sido del todo i n c o r p o r a d a en nuestra sociedad
lugar a una condición física, de daño en el cuerpo, pero, se- m o d e r n a . H a y quienes sostienen q u e el ser h u m a n o es es-
guidamente, remiten al daño "moral", ya sea como aflicción u tructura indigente , dada su v u l n e r a b i l i d a d ontológica, ética,
4

ofensa . Esto nos conduce a una constatación inicial, l a de l a


3 psicológica, social, cultural y n a t u r a l . E l sufrimiento y la en-
connotación negativa que conlleva el término v u l n e r a b i l i d a d . fermedad serían epifanías de esa v u l n e r a b i l i d a d y conlleva-
5

A h o r a bien, si nos detenemos a pensar en las s i t u a c i o - rían u n a dimensión ética: l a r e s p o n s a b i l i d a d ante el o t r o .


6

nes cotidianas en las que nos experimentamos más v u l n e r a - Pero l o cierto es que esto está lejos de ser la imagen que los
bles, podríamos elaborar una lista que no solamente i n c l u y e medios de comunicación social n o s d a n de nosotros m i s m o s
situaciones de dolor, de sufrimiento, o de ataque: nos s e n t i - y de nuestras posibilidades.
mos vulnerables al amar; al aprender algo nuevo; al e x p o n e r Es verdad que la m i s m a p a l a b r a vulnerabilidad etimo-
nuestra intimidad; al comenzar algo distinto o estar fuera d e lógicamente remite a l a herida. P e r o quizás la posibilidad de

42 43
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

ser herido es, a su vez, condición de posibilidad de un tipo A P R O X I M A C I Ó N A L T É R M I N O D E S D E LA P S I Q U I A T R Í A

de relación intersubjetiva que aspira a la profundidad, a la


" v i d a buena". L a vulnerabilidad h u m a n a sería la permeabili- V u l n e r a b i l i d a d , en m e d i c i n a , se entiende como sinónimo de
d a d necesaria para dejarse afectar p o r otros. Si fuésemos au- la p r e d i s p o s i c i ó n o riesgo, biológico, genético, social o esta-
tosuficientes, impermeables, del todo independientes, no nos dístico, d e padecer u n a enfermedad . E n psiquiatría, el tér-
7

podrían herir, pero también estaríamos condenados al más m i n o c o b r a diversos sentidos según el trasfondo antropoló-
m o n ó t o n o y absurdo solipsismo. A h o r a bien, este reconoci- gico q u e sustenta cada perspectiva. N o es de extrañar que el
miento de la vulnerabilidad c o m o posibilidad humanizante c o n c e p t o de vulnerabilidad aparezca en la psicología y la psi-
n o es tan simple. L a vulnerabilidad ajena puede generar sen- quiatría, pues de diversas formas estas se acercan a las heridas
timientos tan contradictorios c o m o el desprecio y la compa- psíquicas d e l ser h u m a n o . L o que llama la atención es que a
sión, el cuidado y l a violencia. L a p r o p i a puede causar temor, partir de 1970 la vulnerabilidad aparezca c o m o paradigma
vergüenza y variados mecanismos de defensa. p r e d o m i n a n t e de diversos modelos de psicopatología c o n -
A f i r m a r que la vulnerabilidad pueda ser reconocida temporánea, en la reflexión sobre los trastornos mentales . 8

c o m o característica potencialmente valiosa en el ser h u m a n o E x p o n d r e m o s someramente dos modelos de vulnera-


es u n a cosa. L o que de hecho produce muchas veces en las b i l i d a d en psiquiatría, simplificando m u c h o — c o n s c i e n t e s
relaciones de poder, manipulación, cosificación, etc., es otra. del riesgo que eso c o n l l e v a — c o n el solo objetivo de acercar-
Constatar que l o vulnerable en el ser h u m a n o puede ser por- nos a la noción de vulnerabilidad en ellos . 9

tador de belleza no va en desmedro de la exigencia ética, de


la responsabilidad, en relación a esa vulnerabilidad. U n niño El modelo biologicista: Tiene su origen en el planteamiento de
pequeño puede provocar ternura en sus esfuerzos p o r apren- Z u b i n y Spring sobre las causas de la esquizofrenia, que i n -
der a vivir, si podemos reconocer la belleza que subyace a su corpora a una orientación biologicista l a teoría selyeana sobre
desvalimiento. Pero la responsabilidad ética que surge en la el estrés y la adaptación. L o que ellos plantean en relación
relación con ese niño — y a sea personal, social o j u r í d i c a — c o n la esquizofrenia fue posteriormente adoptado y a m p l i a d o
es la de protegerlo, cuidarlo, poner a su alcance lo que nece- por otros para l a enfermedad m e n t a l e n general, marcando
10

sita para crecer. Podemos reconocer el valor del esfuerzo, a una tendencia predominante en la psiquiatría norteamerica-
veces heroico, de muchas de las llamadas "poblaciones v u l - na desde los años setenta. Este m o d e l o a f i r m a que el grado
nerables" por vivir una v i d a más digna. Eso no d i s m i n u y e en de vulnerabilidad psíquica está en relación c o n la capacidad
absoluto la exigencia ética de proteger su d i g n i d a d ante los de adaptación del sujeto enfrentado a situaciones de estrés.
abusos de quienes explotan su situación de vulnerabilidad. L a vulnerabilidad sería un rasgo p e r m a n e n t e , endógeno y
E s necesario entonces el esfuerzo p o r comprender en latente. La enfermedad mental sería u n estado que se m a n i -
qué consiste esta compleja realidad h u m a n a . Es lo que hare- fiesta en función de las variables de v u l n e r a b i l i d a d , estresores
mos a continuación desde una perspectiva interdisciplinar. externos, y afrontamiento {coping) d e l sujeto en c u e s t i ó n . 11

44 45
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabüidad humana

E l segundo m o d e l o parte de l a comprensión de la vul- (en l a perspectiva del psicopatólogo) c o m o a nivel de


nerabilidad desde una perspectiva antropológica — t o d o ser experiencia atemática o modo de subjetividad (en la
h u m a n o es v u l n e r a b l e — que i n c o r p o r a la subjetividad de perspectiva del paciente).
l a experiencia de l a enfermedad m e n t a l c o m o explicitación
— n o c a u s a — de l a p r o p i a vulnerabilidad. A partir del plan- • Como "concepto-puerta", es decir, concreción de ese
teamiento de G i o v a n n i Stanghellini — q u e se inscribe den- f o n d o en el presente de la persona manifestado en la
tro de u n a tradición filosófica y antropológica e u r o p e a — 12
estructura de relación con los otros, c o n el m u n d o y
vuelve la m i r a d a sobre la antropología y psicopatología de c o n s i g o m i s m o . L a vulnerabilidad aquí ya no es solo
dos clásicos (Karl Jaspers y L u d w i g Binswanger) para "inno- u n a realidad h u m a n a inapresable p r o p i a de su subjeti-
var desplazando" . 13
v i d a d , sino también una experiencia que se manifiesta
e n l a manera de posicionarse ante ella y en las relacio-
El modelo de la subjetividad: vulnerabilidad como horizonte nes que se establecen desde ella.
abarcador: Bone' sostiene que los dos modelos anteriores
terminan siendo incompletos, ya sea p o r reduccionismo L a v u l n e r a b i l i d a d se comprendería c o m o radical rea-
"naturalístico" 14 ( Z u b i n y Spring) o p o r riesgo de "antropo- l i d a d h u m a n a , horizonte abarcador del que tenemos n o t i c i a
logismo" 15 (Stanghellini). Propone u n a comprensión de la tanto a nivel atemático, trascendental, c o m o a nivel catego-
vulnerabilidad h u m a n a que equipara su sentido más radical rial y progresivamente concreto en las estructuras de relacio-
a una subjetividad no cosificable y prerreflexiva, y cuya ca- nes del sujeto . 18

racterización p r i n c i p a l c o m o 'apertura' i m p l i c a en sí m i s m a
el riesgo de 'perderse o ganarse'. Desde aquí, el trasfondo del Queda claro que es un modo de la subjetividad indis-
ser vulnerable es la consideración de este ser finito c o n l a ponible que cuando se muestra — e n concreciones, en
tarea infinita p r o p i a de su 'estar abierto' haciendo m u n d o . 'entes'— necesariamente se oculta. Es condición de
Esta es a una difícil 'proporción' que puede malograrse de posibilidad, pero solo se conoce casi por negación de
distintos modos, el más evidente de ellos quizás, l a p s i c o - sus expresiones legítimas pero parciales en los múlti-
patología . L a vulnerabilidad, entonces, sería p r o p i a de l a
16 ples modos más tangibles y concretos de mostrarse lo
subjetividad h u m a n a , reconocible desde dos perspectivas : 17 subjetivo. Se oculta y se desvela, se resiste a ser atrapada
por el lenguaje y necesita ser d i c h a . . . Así, la vulnera-
• Como "fondo" u "horizonte", es decir, c o m o r e a l i d a d bilidad se ofrece como el modo en que desde la psico-
h u m a n a omniabarcante, i n d i s p o n i b l e e inapresable, patología se accede a la finitud, el límite y la fragilidad
comprensible solo a partir de l a totalidad de l a e x i s t e n - de la existencia sin cerrar en falso l o abierto con deter-
cia humana. N o puede ser objetivada, pero n e c e s a r i a - minaciones biológicas, psicológicas, sociológicas o in-
mente ha de ser admitida, tanto a nivel m e t o d o l ó g i c o cluso 'antropológicas' — o , mejor, antropologistas— . 19

46 47
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

Desde esta perspectiva, la v u l n e r a b i l i d a d está lejos de Unión E u r o p e a . E l propósito de este proyecto era formular
identificarse con l a enfermedad o i n c l u s o c o n la sola predis- fundamentos para p r i n c i p i o s bioéticos más acordes a la cul-
posición a ella. Es más bien " l a apertura, la finitud, la con- tura, idiosincrasia y tradición europea. D e fondo, hay una
dición fronteriza, el límite, la lucha insoluble, lo inabarcable crítica al p r i n c i p i a l i s m o norteamericano que t e r m i n a m o n o -
( . . . ) " , i m p o s i b l e de eliminar de l o h u m a n o , en sí misma
20 polizando l a bioética desde el principio de la autonomía . 24

n e u t r a , pero dependiendo de l a manera en que el sujeto


21 E l resultado de los tres años de trabajo en conjunto
se posicione — l a experimente y se s i t ú e — ante ella, es po- fue la Declaración de Barcelona (1998), en la que dieciséis
tencialmente fuente de salud y p l e n i t u d h u m a n a s . Parafra-
22 de los veintidós colaboradores suscribieron la formulación
seando a H o f m a n n s t h a l , Boné llega a decir: de los cuatro p r i n c i p i o s para la bioética y bioderecho que
allí se f o r m u l a r o n : autonomía, dignidad, integridad y v u l -
...lo que es la plenitud humana lo capta solo quien nerabilidad. Además, se publicaron dos volúmenes c o n los
mira hacia el horizonte de su vulnerabilidad (...). resultados de la investigación.
Habría un conocimiento especial, algo que se 'cap- Tal c o m o señalan sus autores, el Informe — V o l u -
taría' desde la vulnerabilidad. Se trata de un conocer m e n I — n o tiene pretensión de una universal y perenne
no objetivante e inmediato, una intuición apremiante formulación de p r i n c i p i o s inamovibles, sino más b i e n busca
—inspiración, dice Binswanger— primero sobre la formular los cuatro valores relevantes para la Bioética E u -
propia vulnerabilidad y, desde ahí, sobre el 'espíritu' ropea, c o m o pautas normativas que de hecho ya rigen en
como imagen de plenitud de lo humano. Esa 'inspi- esta c u l t u r a . Así, c o m i e n z a justificando la elección de los
25

ración' sobre uno mismo, los otros y el mundo per- principios c o m o procedentes del ethos c o t i d i a n o de la c u l -
mite el movimiento, permite 'levantar las tiendas' y tura Europea, que se encuadra e n u n a tradición h u m a n i s -
'peregrinar'... hacia una tierra mejor, hacia un hogar ta previa al utilitarismo. Esta comprensión ética expresaría
nuevo — y también ahí, tanto en la motivación como fundamentalmente el respeto a l a v i d a y a l a singularidad de
en la meta de ese peregrinar, pone Binswanger la au- cada persona c o m o valor f u n d a m e n t a l . L a i m p o r t a n c i a de
26

téntica comunión con los otros . 23 la elección de estos p r i n c i p i o s está e n que responden n o solo
a la formulación de l o lícito, s i n o d e l o que deseamos que sea
la h u m a n i d a d . 27

APROXIMACIÓN A L TÉRMINO D E S D E LA BIOÉTICA L a realidad del ser h u m a n o c o m o c o r p o r a l i d a d expues-


ta a l a herida, a las amenazas y a l o s riesgos a su integridad
En el a ñ o 2000 se publicaba el informe del proyecto B i o - lo hace vulnerable. L a primacía d e l p r i n c i p i o de autonomía
Med II, Basic Ethical Principies in Bioethics and Bio/aw, en los sistemas sanitarios m o d e r n o s — y de alguna manera,
1995-1998, en el que participaron veintidós c o l a b o r a d o r e s la exigencia de ser autónomo p a r a ser considerado d i g n o de
de diversos países y centros de investigación bioética d e l a r e s p e t o — ha dejado en u n s e g u n d o p l a n o el respeto p o r la

48 49
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

v u l n e r a b i l i d a d de todas las personas, en especial aquellas que fundamental. Es necesario garantizar y regular las relaciones
están en situaciones en las que esa vulnerabilidad se agudiza. sociales de manera que se pueda proteger l o que hay de v u l -
R e c o n o c e n que el concepto de vulnerabilidad tiene nerable en esa m i s m a condición humana.
u n a extensión que dificulta su aplicación, pues, en un senti- L a pregunta que se hacen estos autores entonces es, a
d o a m p l i o , todo lo viviente es vulnerable porque es mortal. nuestro j u i c i o , u n a de las fundamentales en este tema: ¿Que-
Especifican, entonces, diversos sentidos del uso de la vulne- remos eliminar toda vulnerabilidad humana? ¿Qué tipo de
r a b i l i d a d en bioética :
28 h u m a n i d a d estaríamos creando si no existe en ella la muerte,
la finitud, el sufrimiento psíquico, etc.? . Según H a b e r m a s ,
31

• Sentido ontológico, que alude a la finitud de la c o n d i - la profunda vulnerabilidad humana es la base de la ética y el
ción h u m a n a c o m o tal. fundamento de conceptos tales como el cuidado, la empatia,
• Sentido fenomenológico, c o m o receptividad personal y la responsabilidad . Nuestros autores van más allá, seña-
32

del ser h u m a n o . lando que l a belleza y el sentido de la v i d a están marcados


• Sentido natural, c o m o fragilidad y singularidad de la p o r la fragilidad h u m a n a . 33

naturaleza. E n síntesis, los p r i n c i p i o s éticos básicos de a u t o n o -


• Sentido médico, aludiendo a la fragilidad de la v i d a mía, d i g n i d a d , integridad y v u l n e r a b i l i d a d d a n pautas de
del paciente. c o n d u c t a ética enmarcadas dentro de nociones de solidari-

• Sentido cultural, refiriendo a la fragilidad de tradicio- d a d y responsabilidad que tienen c o m o horizonte la justicia.

nes y costumbres sociales. E n los estados de bienestar actuales, la responsabilidad de

• Sentido social, que alude a grupos particularmente proteger a los ciudadanos más vulnerables ha i d o c a m b i a n -

vulnerables y personas c o n mayor desventaja social. do l a noción de justicia. Si antes solo u n i n d i v i d u o podía

A q u í destacan que muchas veces l a v u l n e r a b i l i d a d so- ser responsable legalmente de sus actos, en la actualidad, se

cial n o se genera solo p o r la v u l n e r a b i l i d a d intrínseca puede decir que el estado es responsable del bienestar míni-

de la condición h u m a n a , sino que ha sido provocada m o c o n f o r m e a l a d i g n i d a d y v u l n e r a b i l i d a d de sus m i e m -

por intervención de factores humanos externos: bio- bros .34

tecnología, racismo, contaminación a m b i e n t a l , etc. . 29

E l p r i n c i p i o de vulnerabilidad tiene su e x p r e s i ó n jurí- APROXIMACIÓN A L TÉRMINO


dica e n las múltiples maneras en que los estados m o d e r n o s DESDE L A FILOSOFÍA CONTEMPORANEA
protegen los derechos y establecen obligaciones d e sus ciuda-
danos . Es decir, hay, aunque sea solo a nivel de i n t u i c i o n e s ,
30 C o m o hemos señalado, la v u l n e r a b i l i d a d c o m o categoría fi-
la conciencia generalizada de que no basta la f o r m u l a c i ó n losófica h a sido objeto de la r e f l e x i ó n de filósofos c o n t e m p o -
del p r i n c i p i o de respeto a l a d i g n i d a d h u m a n a c o m o valor ráneos procedentes de las más v a r i a d a s corrientes filosóficas.

50 5i
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

Vulnerabilidad humana como dependencia: A. Maclntyre Difícilmente alguien discutiría que el ser h u m a n o
nace y m u e r e dependiente, y muchas veces se ha constatado
Los seres humanos son vulnerables que de t o d o s los animales el ser humano es el que nace me-
a una gran cantidad de aflicciones diversas nos d o t a d o para sobrevivir. A l nacer su v i d a depende — l i -
y la mayoría padece una enfermedad t e r a l m e n t e — de lo q u e otros hagan o dejen de hacer p o r él.
en uno u otro momento de su vida. T a m b i é n , probablemente, podamos aceptar c o n relativa fa-
La forma como cada uno se enfrenta a ello depende solo, c i l i d a d e l extrapolar esta radical dependencia de la p r i m e r a
en una pequeña parte, de sí mismo. infancia a l a a n c i a n i d a d . N o s es evidente, cuando el niño o
Lo más frecuente es que todo individuo la p e r s o n a m a y o r no p u e d e n sobrevivir solos, que dependen
dependa de los demás para su supervivencia, de las personas en su entorno.
no digamos ya para su florecimiento,
E l p l a n t e a m i e n t o de M a c l n t y r e es más radical que esta
cuando se enfrenta a una enfermedad o lesión corporal,
c o m ú n m e n t e aceptada percepción de la realidad. Según este
una alimentación defectuosa, deficiencias
autor, dependemos de los otros durante toda la vida, aunque
y perturbaciones mentales
esto se exprese con m a y o r claridad en algunos momentos.
y la agresión o negligencia humanas^.
E l planteamiento del filósofo escocés es que necesitamos de
los otros en general, siempre para sobrevivir, crecer y "flo-
recer" . E n los primeros años y en la infancia, ciertamente,
38

E n M a c l n t y r e , el concepto de vulnerabilidad h u m a n a a ve- pero también en la v i d a adulta, justamente para desarrollar-


ces se identifica c o n la dependencia, usando ambos térmi- nos hacia la independencia y para mantenernos en ella, de-
nos de manera indiferenciada. Otras veces se presenta c o m o pendemos de los demás . 39

consecuencia de ella y en algunas otras, c o m o su causa. L o La vulnerabilidad intrínseca del ser h u m a n o tendría
cierto es que muchas veces aparecen relacionadas y este autor origen, en primer lugar, en su " a n i m a l i d a d " , su fragilidad físi-
afirma que n o se puede abordar seriamente la c o n d i c i ó n h u - ca, su estar expuesto a u n e n t o r n o que de muchas maneras lo
mana sin considerarlas . 36 supera; en definitiva, su m o r t a l i d a d . E n segundo lugar, surge
Parece conveniente una distinción más c l a r a entre de- de la sociabilidad h u m a n a q u e n o solo i m p l i c a l a dependen-
pendencia y vulnerabilidad. Si seguimos la línea d e la dife- cia como necesidad de otros p a r a l a supervivencia y para el
renciación que sugiere, dependencia podría definirse c o m o la florecimiento, sino también q u e las estructuras sociales son
necesidad radical de otros a l o largo de toda la v i d a . A nuestro imprevisibles, no-controlables. E l i n t e n t o m o d e r n o preten-
juicio, l a vulnerabilidad en relación con lo i n t e r s u b j e t i v o 37 es dería manipular la sociedad r e d u c i e n d o l a dependencia del
la posibilidad permanente de salir heridos p r e c i s a m e n t e por- ser humano a aquello que c o n t r o l a m e d i a n t e la ciencia y la
que tenemos esa necesidad y, más todavía, p o r q u e o t r o s pue- tecnología, y la burocracia. E l r e s u l t a d o , s i n embargo, es que
den abusar, no saben acoger o no pueden r e s p o n d e r a ella. pone más de manifiesto su v u l n e r a b i l i d a d ante ella.

53
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

E n M a c l n t y r e parece central l a relación entre depen- Vulnerabilidad humana como fragilidad: M . Nussbaum
dencia, d e u d a y reciprocidad abierta, c o m o paradigma de
relación intersubjetiva virtuosa. E l tema de la reciprocidad ...en el reverso de esta búsqueda de la autosuficiencia,

aparece e n muchos autores que veremos, tanto en relación complicando y limitando el intento de desterrar

c o n la v u l n e r a b i l i d a d como con el reconocimiento. L o signi- la contingencia de la vida humana,

ficativo e n M a c l n t y r e es que la sitúa no solo c o m o intercam- hubo siempre un vivido sentido de la especial belleza

b i o entre dos sujetos/grupos, sino c o m o disposición vital, que atesora lo contingente y mudable,

abierta, que surge del reconocimiento de la deuda con la que un amor al riesgo y a la vulnerabilidad de la humanidad empírica

nacemos y de la posibilidad, en cualquier m o m e n t o , de ne- que se expresa en numerosos relatos sobre dioses

cesitar ayuda de los demás. enamorados de mortales.

Finalmente, mencionamos la i m p o r t a n c i a que M a c l n - Para cualquier pensador profundo,

tyre otorga a las crisis personales c o m o o p o r t u n i d a d de creci- el problema de la salvación de la vida se transforma así

miento. Partiendo de la teoría de la falsabilidad de K . Popper en la delicada y compleja cuestión sobre el bien humano:

y trasladándolo al ámbito de lo existencial y relacional, plan- ¿Cómo puede este ser sólidamente bueno y, al mismo tiempo,

tea que las crisis epistemológicas 40 son condición de p o s i b i - bellamente humano?"* 2

lidad del crecimiento h u m a n o . E l ser h u m a n o es vulnerable


porque su comprensión del m u n d o y de l a historia también
lo es, y en ocasiones, hay hechos o experiencias que lo c o n - E n N u s s b a u m , l a finitud y la precariedad h u m a n a aparecen
frontan c o n la tradición — p e r s o n a l o s o c i a l — que le h a bajo la noción de fragilidad. E l i g e así u n término que tiene
dado u n marco interpretativo a su identidad en el pasado. de por sí una connotación menos marcada p o r la carencia y
Se disuelven las certezas y creencias que antes daban u n a es- más p o r la delicadeza y el b i e n que potencialmente conlle-
tructura segura a su manera de pensar, de relacionarse c o n va. M u c h a s veces en sus obras aparece el término fragilidad
el m u n d o y de comprenderse a sí m i s m o , p r o d u c i e n d o e n él estrechamente relacionado — s i n o s i n ó n i m o — de vulnera-
malestar, desorientación y parálisis. Esas crisis también p u e - bilidad.
den ser narradas , explicitando la vulnerabilidad de q u i e n
41 Esta autora recalca la d e p e n d e n c i a de lo "dado" (ge-
la experimenta. L a crisis se va resolviendo en l a m e d i d a q u e nético, social, natural, cultural) d e l ser h u m a n o que nace
puede elaborar una narrativa más completa que l a a n t e r i o r , y crece, para desarrollarse, y l o c o m p l e m e n t a agregando el
que d é cuenta tanto de la crisis m i s m a c o m o de las n u e v a s elemento de l a fortuna o i n f o r t u n i o . A partir de u n análisis
creencias y certezas adquiridas a través de ella. de la tragedia griega, expone l a c o n c i e n c i a h u m a n a , singular
y social, de este particular t i p o de dependencia: hay circuns-
tancias aparentemente fortuitas e n las que personas buenas
son arrastradas a la ruina c o m o r e s u l t a d o de acontecimientos

54 55
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

q u e no está en s u mano d o m i n a r , y que puede tener conse-


43 A g u d i z a la vulnerabilidad humana, pues expone a la
cuencias más o menos decisivas en sus vidas. persona a l a fuerza de sus emociones — a l temor de ser re-
chazada, a los celos, a l a incómoda constatación de su de-
U n impedimento de la buena acción puramente ex- p e n d e n c i a afectiva, a l a posibilidad crecida de descontrol,
terno puede corregirse inmediatamente si se recupera e t c . — y a l riesgo de salir herida al no ser correspondida.
4 5

la buena fortuna. La persona esclavizada en la guerra Además, " a l atribuir valor a la philia en la concepción de
puede recuperar la libertad en un instante. E l enfer- la v i d a b u e n a nos exponemos más a la pérdida. C o n v i e n e
mo puede sanar de un día para otro. Alguien privado añadir o t r a cosa: p o r nuestros vínculos nos arriesgamos a
de descendencia puede engendrar o dar a luz a un pérdidas q u e , estrictamente hablando, no son nuestras. L a
hijo. Lo que precisa tiempo y grandes dosis de buena
persona s i n vínculos fuertes solo tiene que preocuparse de su
fortuna es curar la corrupción del deseo, de las espe-
p r o p i a s a l u d , su v i r t u d , su éxito. Pero el que a m a a otro se
ranzas y del pensamiento infligida por una desgracia
entristecerá p o r u n n ú m e r o doble de sucesos y se hará doble-
prolongada y abrumadora. La reiterada utilización
mente vulnerable a l a f o r t u n a " . 46

por parte de Aristóteles de términos que sugieren


H a y , en el amor, u n a indudable agudización de la c o n -
deterioro y corrupción, y su aseveración de que los
ciencia de l a vulnerabilidad que tanto tememos. Pero hay en
males provocados por la fortuna solo pueden repa-
él también u n a potencialidad de tal valor para la v i d a buena
rarse, en todo caso, en un dilatado lapso de tiempo,
que mueve a Aristóteles a decir que es " l o más necesario en
indican también que está pensando en un daño más
la v i d a " y a N u s s b a u m a completar la afirmación dicien-
profundo. Hacen falta años para devolverle al esclavo
47

d o que es "no solo necesario, sino también intrínsecamente


el sentimiento de la dignidad y la propia estima de la
persona libre, para que el inválido aprenda de nuevo bueno y h e r m o s o . . . " . 48

los deseos y proyectos de la persona sana, para que N u s s b a u m afirma así q u e l a v u l n e r a b i l i d a d tiene rela-
quien se ha visto privado de un ser querido establezca ción no solo c o n l a c o r p o r a l i d a d h u m a n a , sino también c o n
lazos afectivos nuevos y fecundos . 44
aquello a lo que el ser h u m a n o está expuesto (al i n f o r t u n i o ,
a sus emociones, a la necesidad de los otros para vivir) y a
EnLa Fragilidad del Bien, N u s s b a u m se extiende a m - aquello de lo que es capaz ( c o m p a s i ó n , amor). E n esta cla-
pliamente sobre el concepto aristotélico de philia, y la n a t u - ve de su pensamiento subyace u n a crítica al intelectualismo
raleza de las relaciones de a m o r y de amistad. Para n u e s t r o platónico que resalta u n i l a t e r a l m e n t e la v o l u n t a d y la razón,
propósito, l o que queremos destacar es simplemente l a d o - re-jerarquizando el lugar que t i e n e n las emociones y la fortu-
ble constatación que aparece a l o largo de su reflexión. E l n a en la vida de las personas.
amor, la philia, agudiza la vulnerabilidad h u m a n a . P e r o esa
vulnerabilidad es, a su vez, condición de p o s i b i l i d a d p a r a el También aquí nuestra exposición a la fortuna y nues-
verdadero amor. tro sentido del valor nos hacen depender de algo que

56 57
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

existe fuera de nosotros: la p r i m e r a , porque sufrimos Vulnerabilidad c o m o el ser expuesto al otro: E . Lévinas
penalidades y podemos necesitar algo que solo otros
están en condiciones de ofrecernos; el segundo, por- El Yo, de pie a cabeza,
que aunque no tengamos l a necesidad de la ayuda de hasta la médula de los huesos,
amigos y seres queridos, el a m o r y la amistad nos i m - es vulnerabilidad'' .
1

portan en sí m i s m o s .
49

Por último, en La fragilidad del bien, nuestra autora Lévinas, c o n su ética de la alteridad, es referencia obligada
reflexiona sobre la particular belleza de la excelencia h u m a - para cualquier reflexión sobre la vulnerabilidad. Su concep-
na, que reside justamente en su vulnerabilidad . Lo hace por
50
to de v u l n e r a b i l i d a d tiene múltiples matices, porque en su
medio de una constatación sugerente que está presente en las filosofía no tiene s o l o u n sentido ontológico — a u n q u e tam-
obras de la tragedia griega: los dioses griegos — p o r definición bién, porque define al ser en cuanto posibilidad de ser h u -
inmortales, autosuficientes y c o m p l e t o s — se enamoran de m i l l a d o — , sino sobre todo ético: porque el yo es vulnerable
los —frágiles, vulnerables, m o r t a l e s — hombres y mujeres . 51 a la vulnerabilidad del o t r o . Destacamos tres rasgos de la
53

L a m i s m a vulnerabilidad h u m a n a , la indefensión ante vulnerabilidad en Lévinas:


el i n f o r t u n i o , la l u c h a con las pasiones más variadas c o n las
que viven el h o m b r e y la mujer, puede ser considerada bella. • Vulnerabilidad como desnudez: L a vulnerabilidad y la sin-
A l g o hay en la fragilidad de esta v i d a que puede incluso "ena- ceridad se encuentran en la desnudez del ser. L a apertura,
morar a los dioses". A l parecer, si n o fuésemos vulnerables, la exposición, la renuncia a defender la p r o p i a indigencia
seríamos menos humanos. Pero n o solo c o m o n o t a distintiva íntima, es situación extrema de v u l n e r a b i l i d a d , pero t a m -
54

de la indigencia p r o p i a de la h u m a n i d a d , sino también de su bién de v e r d a d , pues "quitándose l a máscara", la persona se


55

belleza. muestra tal como es.


S i hay en la fragilidad belleza — b e l l e z a c o m o b i e n
aristotélico— su p r o p i o valor en cuanto bien c o n l l e v a u n a • Vulnerabilidad como proximidad: E l ser h u m a n o es v u l -
interpelación ética. E n nuestras sociedades occidentales m o - nerable porque es yo en relación c o n otro, hasta llegar a ser
dernas en las que pareciera que lo frágil es vergonzante y, p o r "rehén" del otro, del imperativo q u e su v u l n e r a b i l i d a d lanza
lo m i s m o , privado, se hace perentoria l a necesidad de crear a la responsabilidad propia. E s t o acontece cuando el otro es
vínculos y relaciones en ámbitos sociales — i n c l u s o institu- rostro, es decir, próximo.
c i o n a l e s — en las que la vulnerabilidad tenga c a b i d a . E l n o
hacerlo nos p r i v a de u n bien frágil, y de la p o s i b i l i d a d de • Vulnerabilidad como la pasividad más pasiva: Lévinas ha-
vivir la vida personal y social con m a y o r c o n c i e n c i a de su bla de u n a vulnerabilidad p r e - o r i g i n a l , en relación c o n la
belleza y valor. responsabilidad ante el otro. P u e s esta responsabilidad n o ha

58 59
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

s i d o elegida, en n i n g u n a acción, sino que es impuesta, como el m o m e n t o de la i n h u m a n i d a d y la traición. Traición de sí


pasión, previa a la l i b e r t a d . Esta im-potencia para rechazar
56 mismo, d e la responsabilidad que señala su singularidad en
l a l l a m a d a del otro es experimentada c o m o pasividad. " N a - el m u n d o , traición d e l otro, sordera a su llamada, ceguera a
d i e puede quedarse en sí m i s m o : la h u m a n i d a d del hombre, su desnudez, des-inter-és por su rostro.
l a subjetividad, es u n a responsabilidad por los otros, u n a
v u l n e r a b i l i d a d extrema" .
57

Vulnerabilidad y desprecio: C. Taylor y A . Honneth


L a filosofía levinasiana contiene entonces un impera-
tivo ético ttansversal, no matarás, que significa harás que yo En el nivel íntimo, podemos apreciar hasta qué punto
viva, no cosificarás al otro, serás responsable de él. A h o r a una identidad original necesita ser y de hecho es vulnerable
b i e n , es su comprensión de la vulnerabilidad, de la libertad, al reconocimiento que le otorgan, o no,
de la responsabilidad y del rostro — c o m o concreción del los otros significantes''''.
misterio inabarcable del otro v u l n e r a b l e — , lo que ha tenido
la capacidad de fundamentar, de manera nueva y radical, la
ética de la alteridad. L a filosofía de Charles T a y l o r y la de A x e l H o n n e t h se dis-
tancian en m u c h o s puntos, pero comparten u n a perspectiva
. . . e l hambre y el m i e d o pueden vencer toda resisten- c o m ú n en relación c o n la categoría que estudiamos: ambos
cia h u m a n a y toda libertad. N o se trata de d u d a r de amplían la comprensión de la vulnerabilidad en círculos
esta miseria h u m a n a — d e este i m p e r i o que las cosas y concéntricos crecientes: lo personal, lo intersubjetivo y la d i -
los malvados ejercen sobre el h o m b r e — , de esta a n i - mensión sociopolítica.
malidad. Pero ser h o m b r e es saber que es así. L a l i b e r - E n El multiculturalismo y la política del reconocimiento,
tad consiste en saber que la libertad es así. Pero saber T a y l o r sostiene la v u l n e r a b i l i d a d de la i d e n t i d a d h u m a n a en
o ser consciente es tener t i e m p o para evitar o p r e v e n i r d o s planos: en la esfera íntima y en l a esfera pública . Esta 60

el m o m e n t o de la i n h u m a n i d a d . Este aplazamiento vulnerabilidad estaría estrechamente ligada c o n la exposición


perpetuo de la h o r a de la traición — í n f i m a d i f e r e n c i a permanente del ser h u m a n o a l respeto o al desprecio en su
entre el h o m b r e y el n o h o m b r e — supone el d e s i n t e - relación con o t r o s . Pero t a m b i é n c o n la intersubjetividad
61

rés de la b o n d a d , del deseo de lo absolutamente Otro constitutiva de la identidad — e n ambas esferas— o que ge-
o la nobleza, la dimensión de l a metafísica . 58 n e r a dependencia d e l otro s i g n i f i c a t i v o para la formación del
p r o p i o autoconcepto. Según este autor,
N o se trata de negar la miseria h u m a n a n i l a l i b e r t a d ,
sino de saber que es así, de manera que esta c o n s c i e n c i a sea .. .nuestra identidad se m o l d e a en parte por el reco-
posibilidad, tiempo, para hacernos responsables, p a r a evitar nocimiento o por la falta de este; a menudo, también,

6o 61
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

por el falso reconocimiento de otros, y así, un i n d i - la autoimagen n o r m a t i v a de cada h o m b r e , su " M e " ,


v i d u o o u n g r u p o de personas puede s u f r i r verdade- c o m o diría M e a d , depende de la p o s i b i l i d a d d e l c o n -
ro daño, u n a auténtica deformación, si l a gente o l a t i n u o reasegurarse e n el otro que acompaña l a expe-
sociedad que l o rodea le muestran, c o m o reflejo, u n riencia de desprecio, existe el peligro de u n a herida
cuadro l i m i t a t i v o o degradante o despreciable de sí que puede llevar al desmoronamiento de l a i d e n t i d a d
m i s m o . E l falso reconocimiento o la f a l t a de recono- de la persona c o m p l e t a . 63

c i m i e n t o puede causar daño, puede ser u n a forma de


opresión que aprisione a alguien en u n m o d o de ser Es decir, n o s o l o somos vulnerables al n o r e c o n o c i -
falso, deformado y r e d u c i d o . 62
m i e n t o o desptecio, en términos de H o n n e t h , podemos
también ser dañados p o r u n falso r e c o n o c i m i e n t o 64 que se
También en A x e l H o n n e t h l a v u l n e r a b i l i d a d h u m a n a vuelve i n s t r u m e n t o d e opresión e instrumentalización . L a 65

está en relación estrecha c o n l a d e p e n d e n c i a que cada sujeto v u l n e r a b i l i d a d en l a perspectiva de l a filosofía política de es-
tiene de los otros para l a constitución y valoración de su p r o - tos autores está, entonces, estrechamente ligada a l a d e p e n -
p i a i d e n t i d a d . L a radicalidad de esta d e p e n d e n c i a es l o que d e n c i a intersubjetiva e n l a conformación de l a p r o p i a i d e n t i -
l o hace vulnerable, pues n o ser r e c o n o c i d o es p o s i b i l i d a d d a d y su c o n c o m i t a n t e necesidad de r e c o n o c i m i e n t o .
siempre abierta que i m p l i c a n o tan solo u n a carencia, sino
fundamentalmente u n a agresión c o n p o t e n c i a l i d a d altamen-
te destructiva. Vulnerabilidad como la 'labilidad' del ser humano:
P. Ricoeur
Sujetos capaces de habla y acción solo se constituirán
c o m o i n d i v i d u o s aprendiendo a referirse a sí m i s - Con la disminución del poder de obrar,

mos c o m o u n ser bajo la perspectiva de otros q u e les sentida como una disminución del esfuerzo por existir,

aprueban, c o m o u n ser a q u i e n le corresponden cier- comienza el reino propiamente dicho del sufrimiento.

tas capacidades y cualidades. D e ahí forman u n a c o n - La mayor parte de estos sufrimientos son infligidos

ciencia creciente de su i n d i v i d u a l i d a d al m i s m o t i e m - al hombre por el hombre.

p o que u n a dependencia progresiva de sus relaciones Hacen que la parte más importante del mal en el mundo

de reconocimiento que les ofrece el m u n d o d e l a v i d a resulte de la violencia ejercida entre los hombres.

de su contexto social. D e esta delimitación i n t e r n a de Aquí, la pasividad que resulta de la metacategoría del cuerpo propio

individualización y r e c o n o c i m i e n t o , de la q u e tanto coincide con la pasividad que proviene de la del otro:

H e g e l c o m o M e a d h a n partido, resulta aquella espe- la pasividad de sufrir uno mismo se hace inseparable

c i a l v u l n e r a b i l i d a d del ser h u m a n o , a la que n o s refe- de la pasividad del ser víctima del otro distinto del sí .
66

r i m o s mediante el concepto de "desprecio": d a d o que

62 63
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

L a vulnerabilidad humana, según la comprende Ricceur, tristeza de lo f i n i t o . P e r o esta tristeza no es la palabra última
consiste fundamentalmente en "cierta no-coincidencia del del ser h u m a n o ante s u vulnerabilidad. Puesto que es funda-
h o m b r e consigo m i s m o " . E l ser h u m a n o se sitúa "entre"
67 mentalmente u n ser "entre" finitud e i n f i n i t u d , su obligación
l o finito y l o infinito, y esta "desproporción" lo constituye es hacer m e d i a c i o n e s , sostenidas en l a capacidad superadora
c o m o estructuralmente frágil. L a expresión ética de esta v u l - que le otorga esta m i s m a tensión.
nerabilidad es lo que Ricceur n o m b r a c o m o labilidad. D i c e
e l filósofo francés: "(...) entiendo por labilidad aquella de-
b i l i d a d constitucional que hace que el m a l sea posible" . L a 68 A M O D O D E SÍNTESIS:
v u l n e r a b i l i d a d es entonces la posibilidad de ser sujeto que A P R O X I M A C I Ó N A U N A DEFINICIÓN D E VULNERABILIDAD
padece, pero también es la posibilidad de hacer padecer, de
obrar m a l . 69 Decíamos, al c o m e n z a r esta primera parte de nuestra investi-
gación, que la delimitación del objeto de estudio requeriría de
L a existencia h u m a n a — d i c e R i c c e u r — es lábil y tres pasos sucesivos: estudiar, desde u n a perspectiva interdis-
lábil significa que tiene l a p o s i b i l i d a d de caer en el ciplinar, c ó m o se están entendiendo las categorías de vulnera-
sentido m o r a l del término, de fracasar, c o m o conse- bilidad, reconocimiento y reparación en la actualidad; acotar
cuencia de su estructura finita. " Q u é queremos de- de manera coherente y funcional la definición de cada una, y
cir al afirmar que el h o m b r e es lábil — s e pregunta p o r último, explicitar c ó m o c o n f o r m a n u n a tríada ética.
R i c c e u r — . Esencialmente esto: que el h o m b r e lleva Hasta el m o m e n t o , hemos abordado el p r i m e r paso en
marcada constitucionalmente la p o s i b i l i d a d d e l m a l relación c o n la vulnerabilidad. A partir de l o investigado, p o -
m o r a l " . Desde esta perspectiva filosófica, l a v u l n e r a - demos c o n c l u i r — c o m o segundo p a s o — que l a vulnerabili-
b i l i d a d se relaciona directamente con la capacidad dad h u m a n a es ante todo la apertura radical del ser h u m a n o
que tiene el ser h u m a n o de equivocarse, de fracasar que se sitúa entre lo finito y l o que lo trasciende, en relación
en sus proyectos personales y en la realización de su c o n la subjetividad inapresable — p r o p i a y de los o t r o s —
esquema axiológico . 70 que es a la vez dependencia r a d i c a l de los demás, tanto para
la conformación de su i d e n t i d a d c o m o para l a p o s i b i l i d a d de
Esta v u l n e r a b i l i d a d se manifiesta especialmente en el alcanzar u n a autonomía interdependiente. Siendo entonces
sufrimiento padecido y el que se hace padecer: " L a v i d a re- la vulnerabilidad u n a realidad trascendental, a la vez univer-
sume todo el límite h u m a n o . L a negatividad de l a organiza- sal y personal, proveniente de l a c o n d i c i ó n h u m a n a m i s m a ,
ción v i t a l 'me es revelada p o r el sufrimiento'. E l s u f r i m i e n t o es también — y quizás sobre t o d o en l a experiencia que de
es el revelador afectivo: E l sufrimiento es el n o - s e r sentido ella t e n e m o s — u n concepto r e l a c i o n a l , intersubjetivo.
antes de ser pensado" . E l ser h u m a n o vive e s t a negación
71 Decimos vulnerabilidad p o r q u e es p o s i b i l i d a d — n o
existencial de su deseo de l o infinito, según R i c c e u r , c o m o el hecho realizado— de ser h e r i d o s . Es e n las relaciones

64 65
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabüidad humana

humanas, principalmente, donde esa posibilidad se hace Las tres constataciones, subjetividad, corporalidad e inter-
actualidad — p e r s o n a v u l n e r a d a — o se vuelve condición de subjetividad, son n o s o l o fuente de vulnerabilidad, sino t a m -
p o s i b i l i d a d para el florecimiento de otras potencialidades bién, y en p r i m e r lugar, notas constitutivas de la "naturaleza"
propias del encuentro auténtico entre personas. H e m o s vis- h u m a n a . D i c h o de o t r a manera, la vulnerabilidad es univer-
to, por m e n c i o n a r algunas, la libertad c o m o responsabilidad sal porque tiene una dimensión ontológica, es decir, surge de
p o r el otro (Lévinas), la philia (Nussbaum), la reciprocidad aquello que define la condición humana.
( M a c l n t y r e , Ricceur) o el reconocimiento interpersonal/so- L o anterior se completa al considerar que el ser h u -
ciopolítico ( H o n n e t h , Taylor). m a n o vive n o solo a p a r t i r de aquello que lo constituye, sino
L a paradoja es que justamente porque somos seres también de aquello a l o que está expuesto: a las variables que
estructuralmente "abiertos", p o r tanto vulnerables, tene- provienen de la historia h u m a n a , de la naturaleza en la que
mos capacidad potencial de encuentro c o n el otro. Porque habita, y de los otros próximos. Esta exposición al i n f o r t u n i o
dependemos unos de otros, somos capaces de aprender a (Nussbaum), a las propias emociones — c o m o la vergüenza,
relacionarnos desde el cuidado, ternura y solidaridad. Por- el amor y l a c o m p a s i ó n — ( M a c l n t y r e , N u s s b a u m ) , al des-
que vivimos en la tensión que nos provoca nuestro ser "seres precio ( H o n n e t h ) o al falso reconocimiento (Taylor) y a la
fronterizos" 72 entre lo finito y lo trascendente, y la "no c o i n - vulnerabilidad de otros (Lévinas) agudizan la vulnerabilidad
cidencia" c o n nosotros mismos, que n o solo somos capaces originaria constitutiva.
de m a l sino también de vislumbrar caminos de crecimiento, L a vulnerabilidad, siendo u n a realidad h u m a n a cons-
p l e n i t u d y comunión c o n otros. titutiva y universal, es en sí m i s m a n e u t r a . Tanto el "secues-
75

Según esta comprensión, la v u l n e r a b i l i d a d no es u n tro" o "negación" de la vulnerabilidad, c o m o su idealización


lastre inevitable de nuestra indigente h u m a n i d a d , una i m - o absolutización terminan distorsionando la manera en que
perfección en la evolución de la especie , sino que conlleva
73 la persona se posiciona ante s u p r o p i a realidad. Ser vulnera-
una p o s i b i l i d a d humanizante para nuestra condición h u m a - ble es constitutivo de la h u m a n i d a d , pero no define todo lo
na. Posibilidad que permite vislumbrar de o t r a manera el que la h u m a n i d a d es. L o que d a a. la experiencia — t r a s c e n -
horizonte de la p r o p i a v i d a , pues, c o m o decíamos, lo "que dental o e x p e r i e n c i a l — de la v u l n e r a b i l i d a d una connotación
es la p l e n i t u d h u m a n a lo capta solo quien m i r a hacia el ho- específica es tanto la manera e n que la persona se posiciona
rizonte de su v u l n e r a b i l i d a d " . A partir de lo anteriormente
74 ante ella — l a propia y la de los d e m á s — c o m o el tipo de
expuesto, podemos entonces afirmar que: relaciones que se establecen desde ella.
Todos somos vulnerables. Esta v u l n e r a b i l i d a d tendría L a vulnerabilidad p r o p i a y la del otro reclaman una
un triple origen: la subjetividad humana, l a corporalidad elección ética, y esta es i n d i c i o d e m o r a l i d a d . L a vulnerabi-
constitutiva del ser h u m a n o (y por tanto su m o r t a l i d a d ) y l i d a d herida, vulnerada, por o t r o s o de otros; el sufrimiento
el caráctei intrínsecamente social de la persona, que l a sitúa por u n a manera de percibir y e x p e r i m e n t a r la v u l n e r a b i l i d a d
necesariamente en el marco de las relaciones intersubjetivas. radical c o m o indigencia negativa; la conciencia de la propia

66 6"7
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

labilidad y sus efectos en el pecado interpelan de manera tal Notas:


que cualquier respuesta es elección — y por lo tanto conlleva
una valoración é t i c a — ante l a realidad concreta. 1 F. Torralba, Ética del Cuidar. Fundamentos, contextos y problemas, Institut
D i s t i n g u i r e m o s entonces tres dimensiones de la v u l - Borja de Bioética-Fundación Mapire Medicina, M a d r i d 2002, 247.

nerabilidad: 2 R A E , Diccionario de la Lengua Española, E d . Espasa-Calpe, M a d r i d 2 2 2001.

3 C o m o s i n ó n i m o s encontramos, por ejemplo: frágil, endeble, indefenso,


• L a vulnerabilidad radical (también llamada ontológi- desvalido, abandonado, delicado, débil, inerme, pasivo.

ca): l a apertura, dependencia y fragilidad constitutiva 4 F. Torralba, Antropología del cuidar, Institut Borja de Bioética-Fundación
del ser h u m a n o , que está en estrecha relación c o n su Mapfre M e d i c i n a , M a d r i d 1998, 147.

subjetividad inobjetivable y su condición de ser ex- 5 Ibíd., 267.

puesto. 6 Ibíd., 220.

• L a vulnerabilidad c o m o labilidad, es decir, c o m o "de- 7 C f . I. Boné P i n a , Vulnerabilidad y enfermedad mental. La imprescindible


b i l i d a d constitucional que hace que el m a l sea posi- subjetividad en psicopatología, E d . Comillas, M a d r i d 2010, 26.

b l e " , p o s i b i l i d a d de fracaso del horizonte axiológico


76 8 Ibíd., 43-
y/o religioso de la persona, en el pecado, en su vulne- 9 Para esto nos basaremos en la citada investigación de Ignacio Boné Pina,
rar a otros. Vulnerabilidad y enfermedad mental. La imprescindible subjetividad en
psicopatología.
• L a vulnerabilidad vulnerada: la realización de esa posi-
b i l i d a d ontológica en la herida {vulnus) m i s m a que es 10 C o m o M a r v i n Z u c k e r m a n en psiquiatría o Rick Ingram y Joseph Price en
psicología.
fruto del p r o p i o posicionamiento ante l a v u l n e r a b i l i -
" Ibíd., 59.
d a d o de la acción de otros sobre ella.
12 Ibíd., 38.

13 Ibíd., 195-218.

14 Ibíd., 87-92.

15 Ibíd., 95-96.

16 Ibíd., 185.

17 Ibíd., 186-191.

18 E l planteamiento del autor evoca — p o r q u e comparte c o m o fundamento


una aproximación filosófica desde l a fenomenología— la distinción en la
teología rahneriana de lo trascendental/categorial, como también la noción
de "opción fundamental" de J . F u c h s — a t e m á t i c a , trascendente, con función
de horizonte orientador que a la v e z define a la persona g l o b a l — , que se
expresa, refuerza o debilita en las o p c i o n e s más concretas, sin que estas puedan
agotarlas. Así, la vulnerabilidad c o m o "fondo" se expresa en sus concreciones

68 69
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

—"concepto puerta"—, sin q u e estas la puedan agotar ni objetivar, pues es "Estos dos conjuntos de hechos están tan relacionados entre sí, los que se
radical subjetividad. refieren a l a vulnerabilidad y las aflicciones, y los que se refieren al grado de
d e p e n d e n c i a de unas personas con respecto a otras, que ningún autor que
1 9 Ibíd., 216.
aspire a dar u n a explicación convincente de la condición humana puede dejar
2 0 Ibíd., 202. de c o n c e d e r l e un lugar privilegiado". Ibíd.

2 1 El autor advierte reiteradas veces del riesgo tanto de la "negación o secuestro" Maclntyre s í clarifica la diferencia dependencia-vulnerabilidad en relación
de la vulnerabilidad entendida c o m o característica negativa, como de "idealizar con la v u l n e r a b i l i d a d física.
o magnificarla" desde "posturas supuestamente terapéuticas o espiritualidades
C f . A . M a c l n t y r e , Animales racionales y dependientes, 184.
psicologizadas" que la identifican "solo con lo débil". Ibíd. 213.
J . de la T o r r e , en Todos somos dependientes, sostiene que las necesidades
2 2 Ibíd.
fundamentales que expone el planteamiento macintyriano son: 1) Necesidad
2 3 Ibíd., 214. de los padres o de aquellos que asumen su rol: Pero no solo de que estén, sino
de cómo están, en su función de cuidadores. Necesitamos padres que sean
2 4 Cf. J . D . Rendtorff-P. K e m p , Basic ethicalprincipáis in European bioethics and
receptivos a nuestras necesidades (el niño como objeto de reconocimiento);
biolaw. Vol I: Autonomy, dignity, integrity and vulnerability, Center for Ethics
capaces de contener nuestra destructividad de forma n o destructiva; que
and Law, Copenhague-Instituto Borja de Bioética, Barcelona 2000, 18.
tengan coraje, y que proporcionen un espacio seguro (confianza) para nuestro
2 5 Ibíd., 14. crecimiento. 2) Necesidad de los otros para avanzar en el camino hacia la razón
independiente: necesidad de ser alimentados, cuidados en la enfermedad,
2 6 Ibíd., 19.
protegidos y advertidos de los peligros, estimulados en la curiosidad y los deseos
2 7 Ibíd., 22. de crecer. Necesitamos ser enseñados, en el uso del lenguaje, en la capacidad
de reconocer y controlar los propios miedos y ansiedades, en la capacidad de
28 Ibíd., 46-47- establecer relaciones sanas, en la capacidad de confiar en los propios recursos
25 Ibíd., 53-54- y en la bondad de los demás, etc. Estas serán tarea — y necesidad— de toda
la vida. 3) Necesidad de los otros para mantenernos independientes y para no
30 Ibíd., 55. incurrir en errores morales e intelectuales: L a persona independiente necesita
instalarse en redes de reciprocidad para mantenerse independiente. Estas redes
31 Ibíd., 48.
con otros ayudan a evitar errores intelectuales y morales por los que puede
3 2 Ibíd., 49- perder su independencia. Por error intelectual entendemos aquellos juicios en
los que, por falta de información de los detalles concretos de una situación,
33 "Human mortality has even been defended as something very important for Ufe.
por pasar por alto, ligera o rápidamente datos, o por confiar demasiado en
The argument is that Ufe and death are closely connected, human perishability
generalizaciones infundadas, sostenemos c o m o verdadero algo que no es tal.
should be considered as a gifi oflife' that requires respect, because temporality is
Por error moral entendemos el juicio práctico en el que dejamos que influya
the basic condition for happiness (...). Human Ufe would lose all its sense ifit
en exceso el desagrado experimentado por lo distinto (raza, religión, género,
lasted forever, because all the beauty and meaning in Ufe is conditioned by our
etc.), la proyección sobre otros de fantasías sensuales o temor, o el no ser
mortality. Paradoxically, it is then human fragility, vulnerability andfinitude that
suficientemente sensibles ante el sufrimiento de otros. L a manera más eficaz de
determine our longingfor beauty and meaning (...). Moral beauty and excellence
protegernos de estos errores es mediante el diálogo, la amistad, en definitiva,
depend on our capacity to dónate our Ufe, not only to sacrifice itfor a good cause,
las relaciones interpersonales que r e c o n o c e n l a dependencia en otros y a la
but also to give ourselves to anotber person. All the virtues ofcourage, endurance,
vez el riesgo de esta. 4) Necesidad de los otros para imaginar distintos futuros
greatness of the soul, devotion tojustice, etc. are notpossible without vulnerability
alternativos, en diferentes direcciones, c o n bienes diferentes. Los otros son
and mortality'. Ibíd., 50.
necesarios para pasar de una conciencia l i m i t a d a al presente a una conciencia
34 Ibíd., 59- que incluye un futuro imaginado. C f . J . de l a Torre - J . Pérez Marín (ed.),
Autonomía personal y atención a la dependencia, E d . Comillas-Fundación
35 A . M a c l n t y r e , Animales racionales y dependientes, E d . Paidós Ibérica, Barcelona
P r o m i , Madrid 2009, 122-137.
2 0 0 1 , 15.

70 71
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

4 0 Cf. A. Maclntyre, "Epistemological Crises, Dramatic Narrative, and the sin reserva al otro y e n no haber encontrado protección en ningún tipo de
Philosophy o f Science", The Monist 6o (1977) 453-472. consistencia o e n n i n g u n a identidad de un estado. L a percepción de la desnudez
del otro nos impele a l a acción, nos mueve a romper nuestra indiferencia para
4 1 Maclntyre pone como ejemplo la narración de Hamlet cuando descubre que
salvarle de la situación frágil que está padeciendo. Este movimiento hacia el
su madre y su padrastro asesinaron a su padre. Ibíd., 453-454.
otro desnudo y expuesto es l o que él denomina propiamente la experiencia
4 2 M . Nussbaum, La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia y la filosofía de la vulnerabilidad". F. Torralba, Sóbrela hospitalidad. Extraños y vulnerables
griega, E d . Visor, M a d r i d 1995, 30-31. como tú, E d . P P C , M a d r i d 2003, 191.

4 3 Ibíd., 53. "Pero la apertura puede tener u n tercer sentido. N o es ya la esencia del ser que
se abre para mostrarse, n i la conciencia que se abre a la presencia de la esencia
4 4 Ibíd., 423.
abierta y confiada a ella. L a apertura es lo descarnado de la piel expuesta a la
4 5 Quizás la expresión más patente de esta agudización de la conciencia de la herida y al ultraje. L a apertura es la vulnerabilidad de una piel ofrecida, en
propia vulnerabilidad se da en el amor erótico, aunque no es en absoluto el ultraje y en la herida, más allá de todo lo que puede mostrarse, más allá
exclusiva de ella. Nussbaum lo ilustra al comentar Wuthering Heights, de de rodo lo que, de l a esencia del ser, puede exponerse en la comprensión
E m i l y Bronté. " L a exposición extrema de la verdadera pasión, junto a sus y la celebración. E n la sensibilidad "se pone al descubierto", se expone u n
vínculos con el dolor y la muerte, resultan tan intolerables (...). ¿De qué desnudo más desnudo que el de la piel que, forma y belleza, inspira a las artes
se avergüenzan estas personas? ¿Qué remen, cuando temen al amor? Sienten plásticas; desnudo de u n a piel ofrecida al contacto, a la caricia que siempre,
miedo y vergüenza de ser entregados a otros (...). Pero, al mismo tiempo, y aun en la voluptuosidad equívocamente, es sufrimiento por el sufrimiento
el temor y el pudor toman como objeto el cuerpo y sus pasiones eróticas del otro. A l descubierto, abierta como una ciudad declarada abierta ante la
(...). Se trata de una imagen vivida de la desnudez del cuerpo, vista como llegada del enemigo, la sensibilidad más acá de toda voluntad, de todo acto,
emblema de nuestra indefensión, nuestra penetrabilidad, nuestra entrega a las de toda declaración, de toda postura, es la vulnerabilidad misma". E . Lévinas,
influencias del m u n d o y a la muerte", M . Nussbaum, Paisajes del pensamiento. Humanismo del otro hombre, 122-123.
La inteligencia de las emociones, E d . Paidós Ibérica, Barcelona 2008, 659.
Cf. F. Torralba, Sobre la hospitalidad, 192. También en la página 195: "Según
4 6 M . Nussbaum, La fragilidad del bien, 450. los análisis levinasianos, existe u n profundo hiato entre vulnerabilidad
y sinceridad. Ser sincero, en el sentido existencial del término, significa
Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1155 28-32, citado en Ibíd., 444.
reconocerse como vulnerable en el m u n d o . L a palabra sinceridad' —sostiene
4 7 a

48 Ibíd. el pensador de origen l i t u a n o — t o m a aquí su sentido: descubrirse sin defensa


alguna, estar entregado. L a sinceridad intelectual, la veracidad, se refiere ya a
49 Ibíd., 28. la vulnerabilidad, se funda en ella. E n efecto, el que es veraz consigo mismo,
50 " E l problema se torna más complejo si se considera otra sugerencia de la es decir, el que desvela su i n t i m i d a d más íntima, se descubre vulnerable".
imagen poética, a saber, que la peculiar belleza de la excelencia humana "Todo amor o todo odio del prójimo como actitud refleja, supone esta
reside justamente en su vulnerabilidad. L a delicadeza de u n a planta no es vulnerabilidad previa: misericordia 'conmoción de las entrañas' (Jer 31, 20).
la belleza deslumbrante de una gema. Aquí parecen coexistir dos tipos de Desde la sensibilidad el sujeto es para el otro: sustitución, responsabilidad,
valor, tal vez incompatibles. Quizá la belleza del verdadero amor humano expiación. Pero responsabilidad q u e n o he asumido en ningún momento, en
tampoco sea del mismo tipo que la belleza del amor que p u e d e suscitarse entre ningún presente. Nada es más pasivo que este enjuiciamiento anterior a m i
dioses inmortales; es decir, el primero no solo se distinguirá del segundo por libertad, que este enjuiciamiento p r e o r i g i n a l , que esta franqueza. Pasividad de
su brevedad". Ibíd., 29. lo vulnerable, condición (o incondición) por la cual el ser se muestra creatura".
51 Ibíd., 30-31. E. Lévinas, Humanismo del otro hombre, 125.

52 E. Lévinas, Humanismo del otro hombre, E d . Siglo Veintiuno, M a d r i d 1974, 123. Ibíd., 130.

53 Según Francés Torralba, Lévinas define "al ser vulnerable c o m o el ser expuesto E . Lévinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad, E d . Sigúeme,
al otro. L a vivencia de la vulnerabilidad consiste en h a b e r sido ofrecido Salamanca 1987, 59.

72 73
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN La vulnerabilidad humana

C . Taylor, El multiculturalismo y la política del reconocimiento, E d . Fondo 6 9 Cf. P. Ricoeur, Si mismo como otro, 355.
Cultura Económica de España, México 2001, 58.
7 0 F. Torralba, Antropología del cuidar, 246.
"Es así como el discurso del reconocimiento se ha vuelto familiar para
7 1 T. D o m i n g o M o r a t a l l a , " L a estructura de la ética hermenéutica de Paul
nosotros en dos niveles: primero en la esfera íntima, donde comprendemos
Ricoeur", 284.
que la formación de la identidad y del yo tiene lugar en un diálogo sostenido
y en pugna con los otros significantes. Y luego en la esfera pública, donde 7 2 Cf. E . Trías, Ética y condición humana, E d . Península, Barcelona 2003, 11-12.
la política del reconocimiento igualitario ha llegado a desempeñar u n papel Este filósofo español desarrolla a lo largo de su pensamiento la comprensión
cada vez mayor". Ibíd., 59. Luego delimita su reflexión: "Deseo concentrarme del ser humano como ser de límites y fronteras. Cf. también sus obras La
aquí en l a esfera pública y tratar de ver lo que la política del reconocimiento razón fronteriza, E d . D e s t i n o s , Barcelona 1999; y Los límites del mundo, E d .
igualitario ha significado y puede significar". Destinos, Barcelona 2 0 o o .2

"Nuestra manera de andar, movernos, gesticular y hablar está configurada 7 3 Es interesante, desde esta óptica, el planteamiento sobre la ternura como
desde u n primer momento por la conciencia que tenemos de que nos "factor indispensable en el proceso de hominización", en N . Martínez G a y o l ,
encontramos en el espacio público y de que ese espacio es potencialmente " U n a aproximación antropológica a la teología de la ternura", en G . Uríbarri
el espacio del respeto o del desprecio, del orgullo o de la vergüenza. Nuestra (ed.), Teología y Nueva Evangelización, E d . Comillas-Desclée de Brouwer,
manera de movernos expresa cómo nos percibimos, si disfrutamos o carecemos Bilbao 2005, 280-285. A q u í se afirma que la vulnerabilidad es la condición de
del respeto, si hacemos méritos para disfrutar de él o fracasamos en el intento" posibilidad del proceso de hominización que ha desembocado en la especie
C . Taylor, Fuentes del Yo. La construcción de la identidad moderna, E d . Paidós, humana.
Barcelona 1996, 36.
7 4 I. Boné Pina, Vulnerabilidad y enfermedad mental, 214.
C . Taylor, El multiculturalismo y la política del reconocimiento, 43-44.
7 5 Ibíd. 213.
A . Honneth, "Integridad y desprecio. M o t i v o s básicos de una concepción
7 6 P. Ricoeur, Finitud y culpabilidad, 15.
moral desde la teoría del reconocimiento", ISEGORIA 5 (1992) 80.

"Dentro de esta perspectiva, el falso reconocimiento no solo muestra una falta


de respeto debido. Puede infligir una herida dolorosa, que causa a sus víctimas
un mutilador odio a sí mismas" C . Taylor, El multiculturalismo y la política del
reconocimiento, 44-45.

Taylor lo ilustra con la reflexión de algunas feministas sobre lo que ocurrió


con las mujeres en las sociedades patriarcales: "Internalizaron una imagen de
su propia inferioridad, de modo que aun cuando se s u p r i m a n los obstáculos
objetivos a su avance, pueden ser incapaces de aprovechar las nuevas
oportunidades (...). Según esta idea, su propia autodepreciación se transforma
en uno de los instrumentos más poderosos de su propia opresión. Su primera
tarea deberá consistir en liberarse de esta identidad i m p u e s t a y destructiva".
Ibíd., 44.

P. Ricceur, Sí mismo como otro, E d . Siglo X X I , M a d r i d 1996, 355.

T. D o m i n g o Moratalla, " L a estructura de la ética hermenéutica de Paul


Ricoeur", en J . Masía, T. D o m i n g o Moratalla, A . O c h a i t a , Lecturas de Paul
Ricoeur, Ed. Comillas, M a d r i d 1998, 286.

P. Ricoeur, Finitud y culpabilidad, E d . Taurus, M a d r i d 1986, 15.

74 75
II
E L RECONOCIMIENTO

E n su uso cotidiano, empleamos el término r e c o n o c i m i e n -


to c o n diversas acepciones. D e c i m o s que reconocemos a
alguien cuando identificamos a la persona. Pero también
hablamos de reconocer algo en relación c o n la verdad que
podemos afirmar que contiene. Finalmente, hablamos t a m -
bién de reconocimiento c o m o m o d o de expresar gratitud.
M u c h a s veces v i n c u l a m o s el reconocimiento c o n la
metáfora de la vista. D e c i m o s que se puede "mirar sin ver".
Sartre nos habla de la p o s i b i l i d a d de u n a m i r a d a "depreda-
dora". Según Ricceur, cuando m i r a m o s u n objeto, l o que
hacemos para reconocerlo es internalizar, aprehender y cla-
sificar en categorías más genéricas, de manera que podamos
comprender lo que vemos . También podemos hacer eso
1

c o n las personas, pero existe la p o s i b i l i d a d de aquello que


llamamos reconocimiento: a l ver a otro lo reconozco c o m o
tal, es decir, otro, n o cosificable, trascendente. Reconocemos
su existencia, pero, más aún, reconocemos su i d e n t i d a d i n a -
presable por la mirada. Las personas no se reconocen c o m o
las cosas por su clasificación genérica, sino más b i e n por su
singularidad. Esto significa q u e ver al otro, reconocerlo, hace
vislumbrar su misterio y aceptar que su realidad presente es
coyuntura histórica que sin u n relato biográfico nos es inac-
cesible conocer. Es decir, reconocemos que es otro.

77
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

A veces hablamos de "ver por p r i m e r a vez" a alguien Según el D i c c i o n a r i o de la Real A c a d e m i a Española ,


2

que conocemos desde hace tiempo. Es decir, descubrimos, reconocimiento t i e n e el doble sentido de "acción y efecto de
de esa persona, interioridad que nos era desconocida y que reconocer o reconocerse" y de "gratitud". P o r su parte, "re-
parece que reconfigurase quién es ella para nosotros. Por otra conocer" (del latín recognoscere) tiene múltiples acepciones,
parte, probablemente también tenemos la experiencia de ser entre ellas:
reconocidos al ser vistos. A l encontrarnos c o n la m i r a d a de
otro, es posible percibir cuando nos reconoce, u n i e n d o pre- • E x a m i n a r c o n c u i d a d o algo o a alguien para enterarse
sente c o n pasado, rostro con identidad, afirmándonos en la de su i d e n t i d a d , naturaleza y circunstancias.
existencia porque comparte algunas claves de quiénes hemos • Confesar c o n c i e r t a p u b l i c i d a d la dependencia, subor-
sido en nuestra historia. dinación o vasallaje en que se está respecto de alguien,
L a contraparte de esto es la experiencia de n o ser vis- o la l e g i t i m i d a d de la jurisdicción que ejerce.
tos. A veces caemos en la cuenta — p e r c i b i e n d o , s i n t i e n d o — • A d m i t i r y manifestar que es cierto lo que otra dice o
de que, al mirar, lo que el otro hace es más bien proyectar que está de acuerdo con ello.
ideas, prejuicios, elaboraciones c o n respecto a sí m i s m o y el • Mostrarse agradecida a otra p o r haber recibido u n be-
m u n d o , sobre aquel que mira. N o hay conexión, pues no neficio suyo.
hay reconocimiento, y eso se transmite, de manera explícita • Considerar, advertir o contemplar.
o implícita, en el intento frustrado de relación. M á s radical • D a r p o r suya, confesar que es legítima, u n a obligación
aún es la experiencia de sentirse invisible. H a y lugares, m o - en que suena su n o m b r e , c o m o una firma, u n c o n o c i -
mentos, donde la despersonalización de las relaciones es tal miento, u n pagaré, etc.
que pareciera que aunque miramos a muchos, no nos vemos. • D i s t i n g u i r de las demás personas a u n a , por sus rasgos
Esto, que se experimenta en situaciones cotidianas propios, como la voz, l a fisonomía, los m o v i m i e n t o s ,
— c o m o c a m i n a r p o r l a calle, andar en metro, e t c . — tiene etc.
u n correlato i n c l u s o más sutil en las relaciones c o n grupos • Tenerse a sí misma p o r l o que es en realidad en cuanto
de personas aparentemente más cercanas. E n u n a clase, ge- a su mérito, talento, fuerzas, recursos.
neralmente hay alumnos o alumnas que "no se ven". Ese
del que n u n c a nos aprendemos el n o m b r e , que coexiste en N o s aproximaremos a continuación, desde diversas
el grupo pero en el que no reconocemos c u a l i d a d alguna de perspectivas, a la reflexión d e l a categoría de reconocimiento
su i d e n t i d a d personal o de su situación particular que nos para poder precisar sus características c o m o categoría ética.
haga detener la m i r a d a sobre él o ella. Todos conocemos
— o p o r lo menos i n t u i m o s — los efectos que esta falta de
r e c o n o c i m i e n t o tiene sobre el aprendizaje y desarrollo del
alumno o alumna.

78 79
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

APROXIMACIÓN A L RECONOCIMIENTO incluir t a n t o mi conexión contigo como tu existencia


DESDE LA PSICOLOGÍA independiente: reconozco que eres real . 5

E l reconocimiento es categoría central en l a línea psicoana- R e c o n o c i m i e n t o del otro y afirmación de l a identi-


lítica proveniente de M e l a n i e K l e i n , y funda su teoría de la dad personal a p a r e c e n entonces intrínsecamente ligados. E n
intersubjetividad. L a concepción intersubjetiva sostiene que la m i s m a línea, e l psicólogo social estadounidense George
el i n d i v i d u o crece en relación c o n otros sujetos y a través H . Mead, postula:
de ellos, porque el otro c o n el que el sí m i s m o se encuen-
tra es también u n sí m i s m o , u n sujeto p o r derecho propio. ...el vínculo entre reconocimiento e identidad des-
Necesitamos y podemos reconocer a ese otro sujeto c o m o cansan sobre el carácter fundamentalmente dialógico
distinto y n o obstante c o m o semejante, c o m o otro capaz de de la vida humana: las personas definen su identidad,
compartir una experiencia mental análoga. D e esta manera, a lo largo de toda su vida, en diálogo con los otros
la teoría de la intersubjetividad reorienta la percepción del (sobre todo los 'otros significantes') y la elaboran en
m u n d o psíquico desde las relaciones de u n sujeto c o n su o b - lenguajes (en su sentido más amplio: de palabras, de
jeto, hacia u n sujeto que se encuentra c o n otro sujeto . 3 gestos, de amor...) que solo es posible aprender y uti-
Reconocimiento es entonces " l a respuesta del otro que lizar relacionalmente, en el intercambio con los de-
hace significativos los sentimientos, las intenciones y las ac- más. La identidad propia depende, en forma crucial,
ciones del sí m i s m o . Pero este reconocimiento solo puede de mis relaciones con los demás, y, por consiguiente,
provenir de otro al que nosotros, a la vez, hayamos reconoci- esto comporta que el reconocimiento sea una necesi-
do c o m o persona p o r derecho p r o p i o " . Según algunos auto-
4
dad humana vital .6

res, el paradigma del reconocimiento sería la relación de una


madre c o n su hijo recién nacido:
APROXIMACIÓN AL RECONOCIMIENTO D E S D E LA FILOSOFÍA
Experimentar el reconocimiento del modo más com- CONTEMPORANEA
pleto y gozoso supone la paradoja de que 'tú eres
mío, eres también diferente, nuevo, y estás fuera de
mí'. Incluye la sensación de pérdida, ya que tú no Reconocimiento en G. W. E Hegel
estás ya dentro de mí y que ya no eres simplemente
mi fantasía de ti (...) el proceso de reconocimiento E l primero en darle un t r a t a m i e n t o expresamente filosófico
(...) incluye siempre esa mezcla paradójica de alte- al tema del reconocimiento f u e H e g e l . L a globalidad siste-
ridad y pertenencia. T ú me perteneces pero no eres mática de su pensamiento y l a p r o f u n d i d a d de su reflexión
parte de mí. E l gozo que me da tu existencia debe han dado el suelo teórico a l o s desarrollos posteriores. U n

80 81
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN
El reconocimiento

tratamiento p r o f u n d o de su pensamiento supera los objeti- sujeto e l siervo; esta es su cadena, de la que no puede
vos de esta investigación; p o r tanto, intentaremos tan solo abstraerse en la lucha, y por ella se demuestra como
esbozar su concepción del reconocimiento y la l u c h a que dependiente, como algo que tiene su independencia
conlleva, p o r l a relevancia que tiene para los autores que es- en la coseidad. Pero el señor es la potencia sobre este
tudiaremos. ser, p u e s ha demostrado en la lucha que solo vale para
L a p r i m e r a vez que H e g e l usa el concepto reconoci- algo negativo; y, al ser la potencia que se halla por
miento, lo hace al reflexionar sobre l o específico del conteni- encima de este ser y este ser, a su vez, la potencia co-
do de la experiencia que la relación sexual tiene respecto de la locada por encima del otro, así en este silogismo tiene
actividad instrumental. Según este filósofo, la diferencia está bajo sí a este otro .10

en la reciprocidad de u n saberse-en- el-otro. D o s autocons-


ciencias separadas se unen, reconociéndose u n a en el deseo L a paradoja subyacente al reconocimiento es que u n
de la otra. Esta relación de recíproco conocerse-en-el-otro es sujeto solo puede ser reconocido p o r q u i e n él a su vez t a m -
lo que H e g e l llamará p o r primera vez r e c o n o c i m i e n t o . E n 7 bién reconoce. Forzar el reconocimiento n o puede aniquilar
adelante, esta imagen se ampliará al m o d o de encontrarse al otro, p o r q u e entonces el p r i m e r o t a m p o c o obtendrá reco-
auténticamente dos personas . 8 n o c i m i e n t o . E l reconocimiento m u t u o , p o r tanto, n o surge
H a y dos puntos en l a teoría del reconocimiento hege- c o m o relación espontánea, sino mediante u n a l u c h a en l a
liana que quisiéramos destacar. E l primero, es recordar que que ambos h a n de m e d i r cuidadosamente sus actos.
su filosofía se entiende c o m o dialéctica, resaltando l a noción
de lucha por el reconocimiento a nivel intersubjetivo . E l se- 9

gundo p u n t o tiene relación c o n la reciprocidad que requiere Reconocimiento en A. Maclntyre


el reconocimiento c o m o condición fundamental. A m b o s
quedan claramente de manifiesto en su famoso pasaje d e l E l reconocimiento aparece de m a n e r a relevante en el p e n -
amo y el esclavo: samiento de M a c l n t y r e , pues l o sitúa c o m o condición para
el florecimiento h u m a n o , desde su dependencia. Podemos
El señor es la conciencia que es para sí, pero ya no distinguir dos aspectos del r e c o n o c i m i e n t o en su plantea-
simplemente el concepto de ella, sino una conciencia m i e n t o . E l primero, se refiere a l reconocimiento de l a p r o -
que es para sí, que es mediación consigo a través de p i a dependencia y l a de otros. E n relación a l a propia, dice
otra conciencia, a saber: una conciencia a cuya esencia Maclntyre,
pertenece el estar sintetizada con el ser independiente
o la coseidad en general (...). E l señor se relaciona E l reconocimiento de la dependencia es la clave de la
al siervo de un modo mediato, a través del ser indepen- independencia. Puesto que quienes no pueden libe-
diente, pues a esto precisamente es a lo que se halla rarse de ese cautiverio pueden no ser capaces siquiera

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

de adquirir una apropiada conciencia de sí mismos aquellos que con más seguridad debían padecer aflic-
como personas independientes con una unidad como ciones y dependencia: las mujeres, los esclavos y cria-
agentes . 11 dos, quienes trabajaban en labores productivas como
campesinos, pescadores y obreros (...) resulta de la
Este reconocimiento de la p r o p i a dependencia es fun- mayor importancia quiénes son las otras personas que
damental, según este autor, pues la exigencia del reconoci- escogemos para deliberar con ellas, y es posible que la
miento de la p r o p i a vulnerabilidad / dependencia es acto de dificultad de Aristóteles para reconocer la aflicción y
honestidad en la v i d a personal. la dependencia fuese, en parte al menos, consecuen-
E n relación con la de otros, afirma que el reconocimien- cia de sus exclusiones políticas. E l segundo obstáculo
to surge como llamada ética y c o m o posibilidad de aprender . 12 esta constituido por dos características de la virtud
E l concepto de "deuda" y de una reciprocidad que no es u n masculina según la concibe Aristóteles. Cuando co-
rígido "doy para que m e des", sino u n "doy porque he recibi- menta la necesidad que el ser humano tiene de ami-
do", implica una persona que vivirá atenta a descubrir a quién gos, particularmente, en momentos de adversidad o
le tocará entregar tanto que ha r e c i b i d o . Es aquí donde apa-
13 de pérdidas, sostiene que quienes poseen hombría se
rece la capacidad de recibir y de agradecer como virtud. distinguen de las mujeres porque no desean que otros
R e c o n o c i m i e n t o , c o m o hasta ahora hemos visto, sería se entristezcan por su pena . 14

la capacidad de percibir y aceptar p o r verdadera la realidad


de la p r o p i a dependencia y la de los demás. Pero hay una Según lo anterior, serían obstáculos para reconocer la
segunda noción de reconocimiento en Animales racionales y p r o p i a dependencia y la aflicción, justamente, el desconocer
dependientes que podría ser aún más importante. Aparece, — o despreciar, c o m o veremos c o n H o n n e t h — la experien-
de manera menos explícita, cuando el autor expone los obs- cia de otros que parecen más dependientes, vulnerables o
táculos para reconocer la p r o p i a dependencia. Vale la pena insignificantes (ya sean pescadores, mujeres, criados, esclavos
transcribir la cita completa: u hombres que enfrentan l a adversidad c o n características
más bien femeninas: manifestar su pena). Es decir, recono-
Olvidarse de la condición animal del ser humano c i m i e n t o también tiene aquí c o n n o t a c i ó n de validación del
no es, desde luego, el único obstáculo para el reco- otro y de su experiencia.
nocimiento de la aflicción y la dependencia. E l pro- E n ambas a p r o x i m a c i o n e s al reconocimiento encon-
pio Aristóteles ejemplificó otras dos actitudes que tramos en este a u t o r la relación entre dependencia y rela-
impiden ese reconocimiento. Entendió muy bien la ciones interpersonales, v u l n e r a b i l i d a d e i d e n t i d a d . E n ambas
importancia de ciertas formas de experiencia para la también se entrelaza el c o n c e p t o de reciprocidad, c o m o dar/
práctica racional (...) sin embargo ni en la ética ni en recibir, pero también como ser reconocido/reconocer, c o m o
la política concedió peso alguno a las experiencias de elemento clave del r e c o n o c i m i e n t o .

84 85
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

Reconocimiento en M. Nussbaum E n Paisajes del pensamiento, l a filósofa presenta el re-


c o n o c i m i e n t o c o n otro matiz, al vincular esta categoría c o n
E n La fragilidad del bien, N u s s b a u m presenta l a categoría de su teoría s o b r e l a compasión como e m o c i ó n . Es necesario
16

reconocimiento vinculada a l a necesidad que el sujeto tiene recordar q u e para Nussbaum las emociones son "upheavals of
de definir su manera de relacionarse consigo m i s m o , c o n los thoughf, es decir, levantamientos racionales codificados en
otros significativos, y c o n l a sociedad en general. Las perso- otro tipo d e lenguaje. Define las emociones c o m o juicios de
nas tienen tres alternativas en las relaciones que establecen valor, relativos a cosas a las que le atribuimos relevancia para
c o n otros: mantenerse en u n estado de dependencia infantil, nuestro bienestar. N o son el polo opuesto de l a racionalidad,
sin florecer c o m o persona plena; negar l a fragilidad p r o p i a sino más b i e n "levantamientos geológicos d e l pensar: c o m o
y ajena, desde l a autosuficiencia que ciega al ser h u m a n o a juicios s e g ú n los cuales las personas reconocen la gran i m p o r -
las necesidades de los demás, o establecer relaciones de i n - tancia, p a r a alcanzar su propio florecimiento, de cosas que
terdependencia madura. N u s s b a u m analiza las dos últimas n o c o n t r o l a n completamente y, p o r lo tanto, reconocen su
a partir de la imagen del desarrollo evolutivo de l a niña, s i - carácter necesitado ante el m u n d o y sus acontecimientos" . 17

guiendo l a corriente psicoanalítica de M e l a n i e K l e i n que ya Según este planteamiento, las emociones n o serían
hemos mencionado. — c o m o muchas veces se considera desde perspectivas más
r a c i o n a l i s t a s — estorbos para los juicios prácticos de l a rea-
.. .la niña es capaz de aceptar el hecho de que las per- l i d a d , sino que por, el contrario, tienen e n sí mismas valor
sonas que ama y a las que no deja de necesitar están p o r el contenido c o g n i t i v o y ético — m u c h a s veces c o m p l e -
separadas de ella y no son meros instrumentos de su jo y c o n f u s o — que a p o r t a n . N o reconocerlas, subestimar-
18

voluntad. Se permite depender de ellos en cierto sen- las u omitirlas llegaría a c o n s t i t u i r u n error m o r a l . L a c o m -
tido, pero no persevera en su omnipotencia; y Ies con- pasión es, desde esta perspectiva, u n a emoción que puede
siente, a cambio, dependet en cierto modo de ella; se surgir — a p o r t a n d o s u c o n t e n i d o ético y c o g n i t i v o — solo a
compromete a ser responsable de ellos de una deter- partir del reconocimiento d e l o t r o y de sus circunstancias.
minada manera (...). Reconoce que nunca va a dejar
de necesitar amor y seguridad, pero ahora comprende E l reconocimiento de la afinidad en la vulnerabilidad
que se lo puede procurar sin su celosa pretensión de es, entonces, u n requisito epistémico muy frecuente
poder y control. Fairbairn hace hincapié en que solo y casi indispensable para que los seres humanos se
en este momento se logra un amor adulto, puesto compadezcan (...). Incluso cuando sentimos compa-
que el amor no solo requiere un reconocimiento de la sión hacia los animales, de los cuales sabemos que son
condición separada del objeto, sino también el deseo muy diferentes a nosotros mismos, lo hacemos sobre
que se preserve tal independencia . 15 la base de nuestra vulnerabilidad común al dolor, al
hambre y a otros tipos de sufrimiento . 19

86 87
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

Para N u s s b a u m , el reconocimiento de l a fragilidad un objeto. ¡La mejor manera de encontrar al otro es


propia y l a de los demás es condición necesaria para esta- la de n i siquiera darse cuenta del color de sus ojos!
blecer relaciones de interdependencia madura, para crecer. Cuando observamos el color de los ojos, no estamos
Pero también para poder compadecer al otro que sufre, v i n - en una relación social con el otro . 21

culándose c o n su vida, su padecimiento y sus posibilidades


de florecer c o m o persona. Reconocer al otro es dejar que su rostro m e afecte, m e
hable. Lévinas distingue el ver rostros (como cuando esta-
mos en l a calle y vemos pasar "gente") del acontecimiento
Reconocimiento en E. Lévinas ético que significa reconocer en el rostro del otro l a llamada
a m i responsabilidad. E l rostro es l a manifestación del otro
" R e c o n o c i m i e n t o " n o es u n término que Lévinas emplee fre- en la historia, en u n espacio y tiempo c o n c r e t o . Señalamos
22

cuentemente, o p o r lo menos n o en el sentido intencional algunas de sus características fundamentales:


que le estamos dando en esta investigación. Pero, aunque
sin explicitarlo c o m o tal, su propuesta ética en relación c o n El rostro es epifanía del otro , pero no es todo lo que el otro es:
23

otro/rostro n o solo l o contiene, sino que l o desarrolla tanto Es el otro que 'da l a cara' en situaciones concretas, desha-
que autores que comentan a Lévinas sí que usan el término ciendo cualquier imagen o idea que el yo se haya formado
con el significado que estamos desarrollando . 20 de él.
E l núcleo d e l planteamiento levinasiano es que la
fuente de l a ética n o es la comprensión del sufrimiento del El rostro "habla": "Antes que las palabras signifiquen, signifi-
otro — p u e s comprender de alguna manera significa asimilar, ca el rostro del otro h o m b r e " . 24

poseer—, sino el reconocimiento d e l otro en cuanto rostro


vulnerable y desnudo, que exige de m í responsabilidad ante El rostro se manifiesta como la desnudez del otro : 25 Es el otro
su llamada. E n E t i c a e Infinito, al explicitar su concepto de que se muestra en la desnudez de su menesterosidad.
rostro, Lévinas distingue el acceso ético al rostro (el recono-
cimiento) de su sola percepción: El rostro es imperativo ético: E n este encuentro d e l yo c o n
el rostro, cara a cara, surge l a relación, p r i m a d o de lo éti-
...me pregunto si se puede hablar de una mirada co. C o m o hemos señalado anteriormente, el rostro significa
vuelta hacia el rostro, pues la mirada es conocimiento, "no matarás" o, lo que es l o m i s m o para Lévinas, "me harás
percepción. Pienso, más bien, que el acceso al rostro v i v i r " . A h o r a b i e n , n o se refiere solo a l a v i d a física, bioló-
es de enttada ético. Cuando usted ve una nariz, unos gica: " H a y m i l maneras de m a t a r al otro, n o solo c o n u n
ojos, una frente, un mentón, y puede usted describir- revólver; se mata al otro s i e n d o indiferente, n o ocupándose
los, entonces usted se vuelve hacia el otro como hacia de él, abandonándolo. En consecuencia, "no matarás" es l o

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

principal, es la orden principal en l a que el otro hombre es El reconocimiento y la valoración de otros concretos
reconocido c o m o aquel que se m e i m p o n e " . 26
se expresa corporal y emocionalmente p o r m e d i o del c o n -
tacto f í s i c o que satisface necesidades y restaura la confianza
Reconocer al otro, en esta filosofía, es entonces re- propia. E s sobre este sustrato básico que las demás actitudes
ceptividad — p a s i v i d a d , dice L é v i n a s — ante el rostro que se de a u t o e s t i m a pueden desarrollarse, o recuperarse. Por l a i n -
hace presente, se i m p o n e c o n su sola presencia, su voz, su timidad q u e conlleva, este tipo de reconocimiento solo pue-
menesterosidad, en la propia vida. de darse en el ámbito de grupos primarios (familia, amigos,
relaciones amorosas), pues requiere unas relaciones p r o f u n -
das que l o posibiliten. L a dignidad de l a persona así se hace
Reconocimiento en A. Honneth tangible e n gestos de amor humano, yendo más allá de las
abstracciones de principios éticos o jurídicos . 28

A x e l H o n n e t h enfrenta el desafío de crear u n a teoría social E l correlato negativo al amor, su no-reconocimiento,


que fundamente l a lucha p o r el reconocimiento en motivos es el desprecio de la integridad física. E n palabras del filósofo:
morales capaces de ofrecer una alternativa a la tríada hobbe-
siana de la rivalidad, l a desconfianza y l a gloria. C o n este Aquellas formas de menosprecio práctico en las que a
objetivo, desde u n a perspectiva intersubjetiva, articula las un hombre se le retiran violentamente todas las posi-
categorías de identidad, reconocimiento, vulnerabilidad y bilidades de libre disposición de su cuerpo represen-
desprecio. Según este filósofo alemán, se pueden identificar tan el modo elemental de una humillación personal.
en las dinámicas intersubjetivas d e l ser h u m a n o tres niveles El fundamento de esto es que cualquier intento de
de reconocimiento, c o n la p o s i b i l i d a d de correlativos niveles apoderarse del cuerpo de una persona contta su vo-
de no-reconocimiento, que él llamará desprecio. luntad, sea cual sea el objetivo buscado, provoca un
grado de humillación, que incide destructivamente
en la autorreferencia práctica de un hombre con más
El reconocimiento como amor profundidad que las demás formas de menosprecio;
versus el desprecio a la integridadfísica ya que lo específico de tales formas de lesión física,
como ocurre en la tortura o en la violencia, lo cons-
Para H o n n e t h — c o m o para H e g e l — el a m o r representa el tituye no el dolor corporal, sino su asociación con el
primer estadio de reconocimiento recíproco. Es la relación sentimiento de estar indefenso frente a la voluntad de
afectiva e inmediata que exige l a presencia corporal d e l otro otro sujeto hasta el arrebaro sensible de la realidad . 29

concreto, l a que permite que ambos sujetos recíprocamen-


te se c o n f i r m e n en su naturaleza necesitada y se reconozcan Honneth p o n e c o m o p a r a d i g m a de este desprecio l a
c o m o entes de necesidad . 27
violación o la t o r t u r a . L a i m a g e n es m u y elocuente, pues

90 9i
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

ambas son expresión de violencia que no solo no respeta el La f o r m a de desprecio correspondiente al reconoci-
límite corporal, sino que h u m i l l a en i m p o t e n c i a ante la vo- miento d e derechos es, lógicamente, la privación de dere-
l u n t a d de otro. L a consecuencia no es solo la destrucción de chos, q u e dejan al sujeto estructutalmente excluido del mar-
la confianza en las relaciones c o n los demás, sino también co j u r í d i c o de la sociedad.
u n a ruptura en la p r o p i a autoconcepción y percepción del
propio valor, destruyendo la más elemental relación c o n u n o L o específico en tales formas de menosprecio, como
m i s m o . H o n n e t h m e n c i o n a , además, c o m o consecuencia, lo se presentan en la desposesión de derechos o en la
que llama "vergüenza s o c i a l " . 30 exclusión social, no consiste solamente en la limita-
ción violenta de la autonomía personal, sino en su
conexión con el sentimiento de no poseer estatus de
El reconocimiento como derecho un sujeto de interacción moralmente igual y plena-
versus el desprecio como privación de derecho mente valioso . 35

E l segundo nivel, postula H o n n e t h , es el reconocimiento Este t i p o de desprecio, a diferencia del p r i m e r o , tiene


jurídico, la relación entre i n d i v i d u o y sociedad en la que "el una m a g n i t u d históricamente variable, pues no solo c a m b i a
i n d i v i d u o aprenda a comprenderse desde el p u n t o de vista de la persona en su consciencia de ser privada de derechos , 36

las personas c o n las que se desarrolla c o m o portador igual de sino que también varía el perímetro material de los derechos
derechos" . T a l c o m o el primer nivel otorgaba a la persona
31
institucionalmente garantizados . 37

la confianza en su p r o p i o valor — s e r digna de a m o r — , este


segundo nivel le proporciona respeto al autoconcebirse, desde
el reflejo del marco jurídico, c o m o sujeto m o r a l responsable . 32
El reconocimiento como estima social
Esta f o r m a de reconocimiento requiere que la persona versus el desprecio como desvalorización social
comprenda también las obligaciones normativas que tiene
c o n otros sujetos de derecho . Reconocer a cualquier per-
33
E l tercer nivel o t i p o de r e c o n o c i m i e n t o es aquel que posibi-
sona c o m o tal i m p l i c a la obligación m o r a l — y j u r í d i c a — de lita que un i n d i v i d u o o g r u p o fortalezca su autodefinición a
actuar respecto a ella según su cualidad de persona, lo que partir de la valoración que p e r c i b e , p o r parte de la sociedad,
presupone dos operaciones de conciencia: u n saber m o r a l hacia su historia p e r s o n a l y sus singulares características y
acerca de las obligaciones jurídicas que c o m o persona tiene cualidades . Según H o n n e t h l a estima social, sostenida tan-
38

ante otros y u n a interpretación empírica de situación para to p o r Hegel c o m o p o r M e a d , a u n q u e c o n diversos nombres,


ver si tales obligaciones se aplican en esa situación. L a es- tiene diferencias específicas c o n el reconocimiento c o m o
tructura del reconocimiento jurídico obliga a la aplicación derecho . E l r e c o n o c i m i e n t o j u r í d i c o tiene u n a pretensión
39

específica en cada situación . 34


de universal o b j e t i v i d a d basada e n el concepto de d i g n i d a d

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

humana: toda persona tiene ciertos derechos por el hecho de menosprecio, c o m o la desposesión de derechos, está
ser persona. E l reconocimiento c o m o valoración social n o sujeta a un proceso de cambios históricos . 44

puede menos que aceptar su cultural subjetividad. L o que


u n a sociedad considera valioso varía considerablemente en L a tesis de H o n n e t h es que, p o r la fuerza de l a negati-
su historia. Este estadio de reconocimiento exige, además, v i d a d de los sentimientos que acompañan l a experiencia de
u n horizonte axiológico intersubjetivamente c o m p a r t i d o , 40 la humillación personal o grupal, del desprecio social se pue-
lo que también h o y en día es más complejo en la m u l t i c u l t u - de dar paso a la lucha p o r el reconocimiento. L a vergüenza,
ralidad de nuestras sociedades m o d e r n a s . 41
en este caso, tiene p o t e n c i a l de ser n o solo u n a emoción des-
E l correlato negativo a este reconocimiento es u n des- tructiva de l a i d e n t i d a d y l a autoestima, sino catalizadora de
precio que afecta al valor social de los individuos o grupos. la transformación social que posibilitaría el reconocimiento
U n i n d i v i d u o o grupo que experimenta rechazo, degrada- del que el i n d i v i d u o j u z g a se le ha privado injustamente . 45

ción o desvalorización social hacia aquellas características Es en este nivel q u e H o n n e t h postula la solidaridad
personales que considera definen su identidad n o solo verá c o m o consecuencia ética. U n a sociedad que fomenta el de-
c o m p r o m e t i d a su pertenencia a la sociedad, sino que puede, sarrollo de sus miembros tiene que poder proporcionarles el
en extremo, c o n d u c i r a su aniquilación s o c i a l . C o m o he- 42 reconocimiento de su valor para el conjunto de la c o m u n i -
mos dicho, este tipo de desprecio puede afectar la valoración dad. Este es, quizás, el tipo de reconocimiento más difícil de
de personas o de grupos sociales completos. E n estos casos, precisar dentro del marco ético. ¿Puede ser exigible l a estima
solo quedan abiertos los reconocimientos intragrupales, es social? Según algunos, correspondería más bien a u n a ética
decir, el reconocimiento m u t u o p o r parte de i n d i v i d u o s que supererogatoria . H o n n e t h , s i n embargo, n o solo afirma que
46

comparten l a m i s m a situación de m a r g i n a l i d a d . 43 es reconocimiento debido, sino que el potencial de estas "tres


formas nuevas de relaciones sociales (...) preparan el c a m i -
Lo que aquí se le arrebata a la petsona en reconoci- no para el nuevo orden m o r a l de la sociedad capitalista" . 47

miento por el menosprecio es la aquiescencia social a


una forma de autorrealización que él debe encontrar
difícilmente con la ayuda del aliento y las solidarida- Reconocimiento en C. Taylor
des de grupo. Tales tipos de infravaloración cultural
de un sujeto puede referirlos a sí, en tanto que per- Según Charles Taylor, la i d e n t i d a d personal es resultado de
sona singular, en la medida en que los modelos de las relaciones intersubjetivas, e n d o n d e el carácter dialógi-
valorización social enraizados institucional e históri- co de estas tiene u n rol e s e n c i a l . L a interpretación de la
48

camente se han individualizado y, por consiguiente, p r o p i a identidad n o puede hacerse solitariamente, porque
se refieren a las capacidades individuales en lugar de a requiere de u n lenguaje — q u e necesariamente se recibe de
las cualidades colectivas; por eso, esta experiencia de otros " h a b l a n t e s " — y porque requiere del reconocimiento

94 95
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O y REPARACIÓN El reconocimiento

de otros significativos para lograr lo propia autodefinición . 49 A m b a s características, autenticidad y diálogo, se c o m p l e -


Este carácter dialógico del ser h u m a n o es central en su plan- mentan en l a c o n f o r m a c i ó n de la identidad. E l énfasis tanto
teamiento. en el diálogo c o m o en l a autenticidad anuncian lo que será
el núcleo d e su planteamiento sobre la identidad h u m a n a :
Si queremos comprender la íntima conexión que exis- la necesidad de reconocimiento, que Taylor llega postular
te entre la identidad y el reconocimiento, tendremos c o m o u n a "necesidad h u m a n a v i t a l " .
52

que tomar en cuenta un rasgo decisivo de la condi-


ción humana que se ha vuelto casi invisible por la ten- La importancia del reconocimiento es hoy universal-
dencia abrumadoramente monológica de la corriente mente reconocida en una forma u otra. E n un plano
principal de la filosofía moderna. Este rasgo decisivo íntimo, todos estamos conscientes de cómo la iden-
de la vida humana es su carácter fundamentalmente tidad puede ser bien o mal formada en el curso de
dialógico. Nos transformamos en agentes humanos nuestras relaciones con los otros significantes. E n el
plenos, capaces de comprendernos a nosotros mismos plano social, contamos con una política ininterrum-
y por tanto de definir nuestra identidad por medio pida de reconocimiento igualitario. Ambos planos se
de nuestra adquisición de enriquecedores lenguajes formaron a partir del creciente ideal de autenticidad,
humanos para expresarnos (...) lenguaje en su senti- y el reconocimiento desempeña un papel esencial en
do más flexible (...) los lenguajes' del arte, del gesto, la cultura que surgió en torno a este ideal . 53

del amor y similares. Pero aprendemos estos modos


de expresión mediante nuestro intercambio con los E l filósofo quebecoise v i n c u l a la teoría del reconoci-
demás. Las personas, por sí mismas, no adquieren m i e n t o al conflicto de las minorías sociales desfavorecidas, el
los lenguajes necesarios para su autodefinición. Antes p r o b l e m a de la identidad en sociedades pluriculturales y las
bien entramos en contacto con ellos por la interacción demandas del m u l t i c u l t u r a l i s m o . S u planteamiento parte de
con otros que son importantes para nosotros: lo que la constatación de u n a tensión inherente a la cultura moder-
George Herbert Mead llamó los 'otros significantes' . 50
na, que explicaremos brevemente.
L a creciente conciencia m o d e r n a de la igual d i g n i d a d
Además del lenguaje, hay u n segundo elemento i m - de los seres h u m a n o s fue sustituyendo el orden social ante-
portante de considerar en la reflexión sobre la i d e n t i d a d en rior, basado en el honor. Esto trasladó el valor de la persona
Taylor. E n El multiculturalismo y la política del reconocimien- desde lo que es a su potencial h u m a n o universal. S i n e m -
to plantea que desde fines del s. X V I I I la noción de identi- bargo, la m i s m a modernidad, c o n su noción de identidad
dad — a n t e s más asociada al grupo social y al h o n o r — se auténtica, ha resaltado que el v a l o r personal se fundamenta
va individualizando. Desde entonces, la cultura m o d e r n a va en lo que cada u n o es, y su m o d o de serlo, dando origen a lo
equiparando la identidad c o n el ideal de la a u t e n t i c i d a d . 51
que Taylor llama la política de la diferencia. L a política de la

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

dignidad igualitaria establece u n conjunto de derechos y re- C o m i e n z a su reflexión haciendo u n análisis lexicográ-
conocimientos idénticos. L a política de l a diferencia d e m a n - fico del b i n o m i o reconocer/reconocimiento a partir del cual
da el reconocimiento de l a identidad única d e l i n d i v i d u o o plantea los tres usos de reconocimiento c o n los que trabajará
grupo y l a aceptación de su singularidad c o n respecto a los en adelante: r e c o n o c i m i e n t o como actividad, distinción de
demás, pues de lo contrario será uniformemente asumida lo otro; c o m o f o r m u l a c i ó n de la p r o p i a identidad, y c o m o
por l a identidad hegemónica . 54 reconocimiento m u t u o .
Se d a entonces u n a confrontación entre ambas p o - E l r e c o n o c i m i e n t o como distinción se refiere a l a ca-
líticas. E l problema es que "cuando l a d i g n i d a d se postula pacidad h u m a n a de comprender algo c o m o idéntico a sí
c o m o derecho igual para todos, el reconocimiento parece m i s m o y n o a otro, es decir, a identificar objetos o personas.
tender hacia l a imparcialidad neutra y militar y, a l a postre, Es u n reconocimiento e n voz activa, que reclama l a acepta-
va contra el teconocimiento de la diferencia p r o p i a de u n a ción de lo percibido c o m o verdadero . 57

identidad individualizada, resultando de ese m o d o u n a opo- U n segundo m o d o de reconocimiento es el que aconte-


sición entre la vía de l a d i g n i d a d igualitaria y l a de la auten- ce cuando esta operación se realiza en relación c o n l a propia
t i c i d a d " . T o d a su obra en relación c o n el reconocimiento
55 identidad, c o m o sujeto. Según explica, el "camino es largo
se encamina a la tensión implícita en la m u l t i c u l t u r a l i d a d : para el hombre actuante y sufriente' hasta llegar al reconoci-
la necesidad de u n reconocimiento que integre l a universal miento de l o que él es en verdad, u n hombre 'capaz' de cier-
dignidad y la particular autenticidad de cada pueblo o c u l t u - tas realizaciones" . Partiendo de la noción griega del hombre
58

ra, de manera que n o sean asumidas p o r culturas hegemóni- c o m o "realizador", elabora u n a fenomenología del hombre
cas o distorsionadas p o r "falsos reconocimientos" . 56 capaz: capaz de poder decir ; poder hacer ; poder contar y
59 60

poder contarse ; y de ser i m p u t a d o . U n a vez expuesta su


61 62

fenomenología del hombre capaz, Ricceur se detiene en dos


Reconocimiento en P. Ricoeur capacidades más que permiten al hombre reconocerse a sí
m i s m o : la m e m o r i a y la promesa. Estas dos capacidades son
Paul Ricceur es q u i e n ha investigado de manera más comple- constitutivas de la identidad personal, pues la m e m o r i a per-
ta l a categoría de reconocimiento en el ámbito filosófico. S u mite la coherencia narrativa d e l p r o p i o relato autobiográfico 63

trabajo, especialmente en Caminos del reconocimiento, tiene y la promesa permite la formulación de l a confianza de que
el mérito tanto de hacer u n análisis crítico de las diversas aun en el cambio que por el paso del tiempo y la v i d a n o se
maneras en que el reconocimiento se h a venido abordando puede evitar, seguirá siendo el m i s m o que el que prometió . 64

c o m o categoría filosófica, c o m o de formular u n a propuesta E l tercer m o d o de r e c o n o c i m i e n t o es el que Ricceur


innovadora que lo enriquece. Ofrecemos tan solo una breve llama "reconocimiento m u t u o " , considerado más pasivo que
síntesis que recoja los elementos más importantes para nues- los anteriores: es la necesidad d e q u e l a p r o p i a i d e n t i d a d re-
tro objetivo. c o n o c i d a lo sea también p o r o t r o s a quienes reconozco en

98 99
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN
El reconocimiento

la suya . Las capacidades humanas que posibilitan el reco-


65
A. M O D O D E SÍNTESIS:
n o c i m i e n t o m u t u o — q u e surge solo en el entre de la rela- A P R O X I M A C I Ó N A UNA DEFINICIÓN D E RECONOCIMIENTO
c i ó n — son l a reciprocidad y la gratitud.
6 6

A partir de la i m p o r t a n c i a que otorga a estas dos ca- El reconocimiento, en cuanto categoría ético-filosófica, se
pacidades, elabora u n a propuesta específica ante la c o m - f u n d a m e n t a en la intrínseca constitución social del ser h u -
prensión del reconocimiento m u t u o c o m o lucha: los estados m a n o , la radical importancia que tienen las relaciones h u -
de paz. " L a alternativa a la idea de lucha en el proceso de m a n a s en s u supervivencia, y el carácter intersubjetivo i n -
reconocimiento m u t u o , hay que buscarla en experiencias alienable que atraviesa su autoconcepto, su v i d a , sus actos,
pacificadas de reconocimiento m u t u o , que descansan en s u desarrollo. Está en estrecha relación c o n la identidad y
mediaciones simbólicas sustraídas tanto del orden jurídico l a d i g n i d a d de l a persona, con la necesidad h u m a n a de que
c o m o de los intercambios comerciales" . Estados de paz 67 estas sean reconocidas y afirmadas por otros para poder ser
serían las experiencias efectivas de reconocimiento m u t u o asumidas p o r la persona misma.
que se d a n en las experiencias simbólicas de intercambio de Tanto en Ja psicología (Klein) c o m o en la filosofía
dones. Esta aproximación a la teoría del reconocimiento, sin (Lévinas, N u s s b a u m y los filósofos neohegelianos), nos en-
desconocer su dimensión de lucha, ofrece una perspectiva contramos c o n que la necesidad de ser reconocido encuentra
mas positiva y esperanzadora: el reconocimiento m u t u o n o respuesta solo en el reconocimiento del otro c o m o tal: otro.
es solo una l u c h a interminable — y una "conciencia desgra- O t r o que es semejante, persona, prójimo, perteneciente a m i
c i a d a " — sino realidad incipiente que se puede comprobar
6 8 m u n d o , pero n o otro yo, n o parte de mí, n o objeto de m i
en el intercambio de dones. L a gratitud, la fiesta, el perdón, subjetividad. E s t o requiere establecer u n e q u i l i b r i o difícil
la reciprocidad y la m u t u a l i d a d c o m o expresión simbólica de entre la conexión c o n el otro y l a aceptación de su i n d e p e n -
reconocimiento m u t u o también son posibilidades humanas, dencia inapresable.
tan reales c o m o la l u c h a por el r e c o n o c i m i e n t o . 69
N o s encontramos en autores tan diversos, c o m o M e a d ,
Por último, destacamos c o m o relevante la incorpora- Maclntyre, Taylor, Ricceur y Lévinas, u n a estrecha v i n c u l a -
ción que hace Ricceur del concepto del tercero institucional ción entre el r e c o n o c i m i e n t o y el lenguaje, la narratividad y
a la ética de l a alteridad de Lévinas. E l cara a cara del en- el diálogo. Esto nos hace pensar el reconocimiento n o solo
cuentro interpersonal levinasiano, según Ricceur, deja fuera como u n a experiencia intrapsíquica que se da en ambos po-
a todos los "sin rostro". Es aquí donde entra la noción del los de l a intersubjetividad, s i n o literalmente c o m o experien-
tercero, c o m o exigencia de justicia, que debe ser salvaguar- cia intersubjetiva, es decir, c o m o experiencia que se da entre
dada por las instituciones . Así c o m o lo esencial en la ética
70 dos sujetos. E l vehículo, a q u e l l o que construye el espacio
de la relación interpersonal es l a amistad — e n t e n d i d a c o m o común, es la palabra, en su s e n t i d o más abierto y simbólico:
solicitud recíproca—, en las relaciones institucionales, la eti- aquello que sale del sujeto s i g n i f i c a n d o y es recibido p o r otro
cidad está dada por la j u s t i c i a . 71 sujeto significando.

IOO 101
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

O t r o p u n t o en el que autores diversos c o i n c i d e n es en nuestra c o m p r e n s i ó n del reconocimiento c o m o categoría


la comprensión de reconocimiento c o m o encuentro autén- ética. C o m o también lo hacen las definiciones acerca de l a
tico c o n la p r o p i a realidad o c o n la de otro. Tanto Lévinas gradación d e l reconocimiento como amor, derecho y solida-
c o m o M a c l n t y r e y N u s s b a u m llegan a afirmar que es esta ridad ( H o n n e t h ) ; de los posibles conflictos entre el p r i n c i p i o
autenticidad la que definirá el tipo de relación que u n sujeto de i g u a l d a d y l a necesidad de diferenciar la identidad c u l t u -
establece c o n otros y consigo m i s m o . ral específica (Taylor); de l a necesidad de reconocer m o m e n -
H e m o s constatado en su raíz hegeliana que, para- tos en q u e l a l u c h a se convierte en estados de paz (Ricceur).
dójicamente, siendo el reconocimiento necesidad radical y E n c u a n t o conciencia de que los demás — p o r ser
universal, generalmente se da c o m o resultado de una expe- también h u m a n o s — comparten la m i s m a v u l n e r a b i l i d a d
riencia de lucha. C o m o ilustra el relato del amo y el esclavo, y d i g n i d a d , el reconocimiento se relaciona c o n l a solidari-
sin embargo, no es lucha que tenga por objeto la a n i q u i - d a d (Ricceur, H o n n e t h ) , y con la compasión ( N u s s b a u m ,
lación del otro, porque lo que ambos buscan conquistar es M a c l n t y r e ) , c o m o expresión afectiva de esta constatación
el reconocimiento de aquel que reconocen. Esta dimensión racional. D e s d e esta perspectiva, el reconocimiento se hace
de lucha resalta la estrecha vinculación de la necesidad de condición de p o s i b i l i d a d para la reparación, pues i m p l i c a
reconocimiento c o n l a identidad — p e r s o n a l y g r u p a l — y la la afirmación del otro vulnerable en su radical otreidad y a
tensión que surge entre el imperativo de u n reconocimien- la vez en su inviolable derecho a u n a v i d a conforme a su
to universal de la d i g n i d a d h u m a n a y a la vez del reconoci- dignidad.
miento social de la singularidad de cada persona o cultura
(Taylor). E n t e n d i d a desde su vertiente más positiva, pone de
manifiesto el carácter de reciprocidad que conlleva el reco-
nocimiento (Ricceur).
L a dimensión de lucha también manifiesta la vulne-
rabilidad h u m a n a . Tener necesidad de ser reconocido p o r
otro, que a su vez sea reconocido por mí, supone la posi-
b i l i d a d de ser herido, al ser negado ese reconocimiento, al
ser despreciado. C u a n d o el no-reconocimiento daña a la
persona o grupo social en su i d e n t i d a d , autopercepción y
autoestima, esta v u l n e r a b i l i d a d deja de ser " p o s i b i l i d a d " y se
transforma en realidad amenazante para q u i e n la vive.
L a reflexión sobre el no-reconocimiento, entendido
c o m o desprecio ( H o n n e t h ) , c o m o falso reconocimiento (Tay-
lor) y c o m o incapacidad para la gratitud (Ricceur), enriquece

102 103
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

Notas: ser reconocido, de ahila lucha por el reconocimiento". T. Domingo Moratalla,


"Del sí mismo reconocido a los estados de paz. Paul Ricceur: caminos de
hospitalidad", Pensamiento 62 (2006) 223.
1 Cf. P. Ricceur, Caminos del reconocimiento, Ed. Trotta, Madrid 2005, 75.
1 0 G . E Hegel, Fenomenología del Espíritu, Ed. Fondo de Cultura Económica,
2 RAE, Diccionario de la lengua española, Madrid 200i. Nos parece sugerente
22 Madrid 1981, 117-118.
recordar que aunque en español incluimos ambas acepciones en la sola palabra
reconocimiento, en el inglés hay un término específico para expresar cada 1 1 A . Maclntyre, Animales racionales y dependientes, Ed. Paidós Ibérica, Barcelona
2001, 103.
significado: recognition (que alude más bien a identificar, como acto cognitivo:
"Recognize: 1 identify as already known; know again. 2 acknowledge the existence, 1 2 Ilustra lo anterior con lo que se da en las relaciones de cuidado propias del
validity, or legality of. 3 show oficial appreciation of) y acknowledgement (que ámbito sanitario: "Esta relación constituye una pequeña comunidad fundada
implica más bien otorgar el mérito que corresponde: "Acknowledge: 1 accept or en la consideración hacia todo individuo al margen de sus capacidades
admit the existence or truth of. 2 confirm receipt ofor gratitude for. 3 greet with o discapacidades, su salud o enfermedad. Esto supone reconocer que toda
words or gestures. 4 recognize <skill/authority/right>. 5 express appreciation of). persona puede enseñar algo a los demás tanto sobre el bien común de la
Oxford Dictionary, Pocket Oxford Spanish Dictionary, Oxford University Press medicina como sobre cada uno. Algo, además, que no puede aprenderse de
2005. otra manera (...). Por eso, una vez que hemos dejado de ser cautivados por la
apariencia y la salud, podremos ser capaces de entender el coraje de los que
3 Cf. J. Benjamín, Los lazos del amor. Psicoanálisis, feminismo y elproblema de la
tienen que sobreponerse a la aflicción producida por la enfermedad, la cercanía
dominación, Ed. Paidós, Buenos Aires 1996, 33.
de la muerte o la discapacidad. Y así podemos entender la importancia del
4 Ibíd., 24. reconocimiento de la dependencia y ejercirarlos cuando alguien sufra una
enfermedad". Ibíd., 134-135.
5 Ibíd., 27.
3 Cf. J . de la Torre, "Todos somos dependientes", en J. de la Torre - J. Pérez
6 J . Martínez, "Reconocimiento e identidad como categorías fundamentales
Marín (ed.), Autonomía personal y atención a la dependencia, Ed. Comillas-
de la moral social. Materiales para construir la propuesta", en F. J . Alarcos
Fundación Promi, Madrid 2009, 128-129.
Martínez (ed.), Moral cristiana como propuesta. Homenaje al profesor Eduardo
López Azpitane, Ed. San Pablo, Madrid 2004, 155. A. Maclntyre, Animales racionales y dependientes, 21.
7 Cf. A . Honneth, La lucha por el reconocimiento. Por una gramática de los M . Nussbaum, La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia y la filosofía
conflictos sociales, Ed. Crítica, Barcelona 1997, 51-52. griega, Ed. Visor, Madrid 1995, 260.
8 "Si esta tesis se generaliza sistemáticamente, resulta la premisa teórica de que Nussbaum afirma, citando a Aristóteles en la Retórica, que la compasión es
el desarrollo de la identidad personal de un sujeto está en principio ligada "pasión penosa" suscitada por el sufrimiento del otro. Cf. M . Nussbaum,
al presupuesto de determinados actos de reconocimiento por parte de otros Paisajes del pensamiento. La inteligencia de las emociones, Ed. Paidós Ibérica,
sujetos. Pues la superioridad de la relación interpersonal respecto a la acción Barcelona 2008, 476.
instrumental consiste en que abre a los sujetos que se comunican la posibilidad
Ibíd., 114.
recíproca de experimentarse en la comunicación con el otro como el tipo de
persona que se reconoce desde sí misma". Ibíd., 52. Ibíd., 23.
9 También a nivel social y político, el reconocimiento mutuo es conquista Ibíd., 359.
antecedida por una lucha: "Lafilosofíahegeliana del reconocimiento extrae su
fuerza del dinamismo de lo negativo. Cada conquista institucional responde Cf. por ejemplo, M . García-Baró, La compasión y la catástrofe. Ensayos de
a una amenaza negativa específica. Estamos más de acuerdo y tenemos pensamiento judío, E d . Sigúeme, Salamanca 2007; P. Norrverdt, "Subjectivity
más claridad sobre lo injusto que sobre lo justo (...). Hegel ha inscrito and Vulnerability. Reflections on the Foundations of Ethical Sensibiliry",
definitivamente el tema del reconocimiento en la encrucijada de la filosofía NursingPhilosophy 4 (2003) 222-230; F. Torralba, Ética del cuidar. Fundamentos,
política. La experiencia originaria no es el desconocimiento, sino el deseo de contextos y problemas, Institut Borja de Bioética-Fundación Mapire Medicina,

IO4 IO5
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

Madrid 2002. El mismo Paul Ricceur, aunque su filosofía no puede en la socialización; la lograda integradón de las cualidades de comportamiento
considerarse comentario de Lévinas, en relación con el otro, el rostro y su corporales o anímicas se quebrantan desde fuera y con ello se destruyen las
vulnerabilidad, sí que se "suscribe a ella" explícitamente en Amor y justicia, formas elementales de autorreferencia práctica, la confianza en sí mismo" A.
Madrid 1993, 108. Honneth, La lucha por el reconocimiento, 162.
E. Lévinas, Ética e Infinito, Ed. A. Machado Libros, Madrid 20o8, 71.3 31 A. Honneth, "Integridad y Desprecio", 85.
Porque el "otro que se manifiesta en el rostro, perfora, de alguna manera, a su 32 Cf. A. Honneth, La lucha por el reconocimiento, 147. Antes ha dicho:
propia esencia plástica, semejante a alguien que abriera la ventana en la que "...el sujeto adulto, por la experiencia del reconocimiento jurídico, conquista
su figura ya se vislumbraba (...)", E. Lévinas, Humanismo del otro hombre, Ed. la posibilidad de concebir su obrar como una exteriorización, respetada por
Siglo Veintiuno, Madrid 1974, 59. El mismo Lévinas advierte que el rostro todos, de la propia autonomía. Que el respeto de sí para las relaciones de
también puede ser usado como máscara, es decir, ocultamiento del otro tras derecho son lo que era la confianza para las de amor ya se esclarece por la
un rostro inauténtico. Cf. E. Lévinas, Dios, la muerte y el tiempo, Ed. Cátedra, consecuencia con que los derechos pueden concebirse como signos anónimos
Madrid 1994. de un respero social". Ibíd., 146.
E. Lévinas, Humanismo del otro hombre, 58. 33 Ibíd., 133.
M . García-Baró, La compasión y la catástrofe, 325. También en las páginas 319- 34 Ibíd., 138-139.
320: "La creación del hombre es ese momento sin igual en el tiempo en que,
como si todo el peso del ser oscuro y silencioso recayera en un punto, el 35 Ibíd., 163.
silencio de la tierra se rompe: alguien rompe a hablar, pero a sabiendas de no 36 Por ej., en la creciente consciencia del movimiento feminista anglosajón que
ser él mismo el origen absoluto del lenguaje. Y ello, porque hablar es dirigirse lleva finalmente a la lucha por el derecho a votar.
a otro, o sea, responder. El habla no crea al otro, sino que solo tiene sentido
porque ya antes de toda otra conciencia y de toda otra verdad está la certeza 37 Por ej., en la manera en que se ha ido desarrollando el derecho en el ámbito de
del otro —que nunca será yo mismo, parte de m í — existe". la educación o salud.

E. Lévinas, Humanismo del otro hombre, 60. 38 Cf. J. Martínez, Reconocimiento e identidad, 173.

E Guwy, "La asimetría del rostro. Entrevista a Emanuel Lévinas", en A. 39 "A diferencia del reconocimiento jurídico en su forma moderna, como hemos
Alonso Manos (ed.), Emmanuel Lévinas. La filosofía como ética, Ediciones visto, la valoración social vale para las particulares cualidades por las que los
PUV, Valencia 2008, 22. hombres se caracterizan en sus diferencias personales: mientras que el derecho
moderno presenta un modelo de reconocimiento que expresa la propiedad
Cf. A . Honneth, La lucha por el reconocimiento, 118. general de los sujetos en forma diferenciada, esa segunda forma requiere un
Cf. J. Martínez, Reconocimiento e identidad, 172. médium social que puede expresar la diferencia de cualidad entre los sujetos
humanos en una forma intersubjetivamente coaccionante. Esta tarea de
A. Honneth, La lucha por el reconocimiento, 161. Cf. A. Honneth, "Integridad mediación efectúa en el plano social un marco de orientación simbólicamente
y desprecio. Motivos básicos de una concepción moral desde la teoría del articulado y siempre abierto y poroso, en el que se formulan los objetivos y
reconocimiento", ISEGORIA 5 (1992) 81. valores éticos, cuyo conjunto constituye la evidencia cultural de una sociedad".
A. Honneth, La lucha por el reconocimiento, 149.
"El maltrato físico de un sujeto representa ese tipo de menosprecio que
lesiona la confianza, aprendida en el amor, en la capacidad de la coordinación 40 Ibíd., 149.
autónoma del cuerpo; por ello, la consecuencia, acompañada de una especie
de vergüenza social, es la pérdida de confianza en sí mismo y en el mundo, que 41 " E l autoentendimiento cultural de una sociedad proporciona los criterios
se extiende hasta las capas corporales del trato práctico con otros sujetos. Por según los que se orienta la valoración social de las personas, porque sus
consiguiente, lo que aquí se le arrebata a la persona por el menosprecio es el capacidades y actuaciones pueden ser intersubjetivamente estimadas en la
evidente respeto a esa disposición autónoma sobre el propio cuerpo que, por medida que cooperan en la realización de valores socialmente definidos. En
su parte, solo puede adquirirse por las experiencias de dedicación emocional ese sentido, esta forma de reconocimiento recíproco está ligada al presupuesto

106 IO7
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN El reconocimiento

de una vida social cohesionada, cuyos miembros constituyen una comunidad J. Martínez, Reconocimiento e identidad, 163.
valorativa por la orientación de objetivos comunes". Ibíd., 150. 56
Ibíd.
42 Cf. J. Martínez, Reconocimiento e identidad, 173.
Cf. T. Domingo Moratalla, "Del sí mismo reconocido a los estados de paz.
43 Ibíd., 173. Paul Ricceur: caminos de hospitalidad", Pensamiento 62 (2006) 233, 211-212.

44 A. Honneth, La lucha por el reconocimiento, 164. P. Ricceur, Caminos del reconocimiento, 81.
59
45 Ibíd., 168-169. "Al inaugurar la idea de capacidad por el poder decir, conferimos, de un solo
golpe, a la noción de obrar humano la extensión que justifica la caracterización
Por ejemplo, en J. Martínez, Reconocimiento e identidad, 174: "Este tercer nivel
como hombre capaz del sí que se reconoce en sus capacidades". Ibíd., 105.
46

no se pide tanto a grupos primarios ni a las instituciones públicas y generales


para todos, sino a las personas que libre y voluntariamente quieran ponerse "El segundo uso importante de la forma modal 'yo puedo' concierne a la
en esta dinámica de mutualidad y solidaridad. La creación de redes sociales acción misma en el sentido limitativo del término, que designa la capacidad
que no son familia y grupos de amigos, ni es el Estado en sus manifestaciones de hacer que ocurran acontecimientos en el entorno físico y social del sujeto
pluriformes. Aquí emerge una realidad que entre nosotros se torna cada actuante. De este 'hacer que ocurran', el sujeto puede reconocerse la 'causa' en
vez de mayor trascendencia sociopolítica: la tarea de mediación social (no una declaración de la forma fui yo quien lo hizo". Ibíd., 107.
sustitución) para crear condiciones de participación".
"Coloco en tercera posición, en esta fenomenología del hombre capaz, la
47 N . Fraser - A. Honnerh, ¿Redistribución o reconocimiento?, Ed. Morata, Madrid problemática de la identidad personal vinculada al acto de narrar. En la forma
2006, 114. reflexiva del "contarse", la idenridad personal se proyecta como identidad
narrariva". Ibíd., 110.
48 Cf. J. Martínez, Reconocimiento e identidad, 155.
"El término mismo sugiere la idea de cuenta, que hace al sujeto responsable de
"Este es el sentido en el que no es posible ser un yo solitario. Soy un yo
sus actos, hasta el punto de poder imputárselos a él mismo". Ibíd., 115.
49

en relación con ciertos interlocutores: en cierta manera, en relación a esos


compañeros de conversación que fueron esenciales para que lograra mi propia Ibíd., 120.
autodefinición; en otra, en relación a quienes actualmente son esenciales para
Ibíd., 137.
la continuación del dominio que tengo de los lenguajes de la autocomprensión,
y, desde luego, es posible que estas maneras vayan superpuestas. El yo solo Ibíd., 31.
existe dentro de lo que denomino la 'urdimbre de la interlocución ". C. Taylor,
Ibíd., 266.
Fuentes del Yo. La construcción de la identidad moderna, Ed. Paidós, Barcelona
1996, 64. Ibíd., 227.

50 C. Taylor, El multiculturalismo y la política del reconocimiento, Ed. Fondo Ibíd., 235.


Cultura Económica de España, México 2001, 52-53. 69
"Quizás la lucha por el reconocimiento sigue siendo interminable: al menos,
51 "El ideal de aurenticidad adquiere una importancia crucial debido a un avance las experiencias de reconocimiento efecrivo en el intercambio de dones,
que tuvo lugar después de Rousseau, y que yo relaciono con el nombre de principalmenre en su fase festiva, confieren a la lucha por el reconocimiento
Herder: una vez más, se trata de su principal articulador, y no de su autor la seguridad de que no era ilusoria n i inútil la motivación que la distingue del
original. Herder planteó la idea de que cada uno de nosotros tiene un modo apetito de poder, y la pone al abrigo de la fascinación por la violencia". Ibíd., 251.
original de ser humano: cada persona tiene su propia 'medida'". Ibíd., 49. 70
"Mediante la idea de pluralidad se sugiere la extensión de las relaciones
52 Ibíd., 45- interhumanas a todos los que el cara a cara entre el 'yo' y el 'tú' deja fuera
como terceros (...) tercero incluido por la pluralidad constitutiva del poder.
53 Ibíd., 57-58.
Así se impone un límite a cualquier intento de restringir el vínculo social
54 Ibíd., 60-61. sobre la base de una relación dialogal estrictamente diádica. La pluralidad

108 IO9
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N T O C M I E N T O Y REPARACIÓN

incluye terceros que n u n c a serán rostros. Se incluye así un alegato a favor del III
anónimo, en el sentido propio del término, dentro del más amplio objetivo
L A REPARACIÓN
de la verdadera vida. Esta inclusión del tercero, a su vez, no debe limitarse al
aspecto instantáneo del quererobrar juntos, sino desarrollarse en la duración.
E l poder recibe esta dimensión temporal precisamente de la institución".
P. Ricceur, Sí mismo como otro, E d . Siglo X X I , M a d r i d 1996, 204.

7 1 Cf. F. Torralba, Ética del cuidar. Fundamentos, contextos y problemas, Institut


Borja de Bioética-Fundación Mapfre M e d i c i n a , M a d r i d 2002, 60-61.

H a y ciertas potencialidades que podemos reconocer c o m o


propias del ser h u m a n o . L a capacidad — a u n q u e sea g ermi-
n a l — de amar; la capacidad de gozar, de desear p l e n i t u d , la
capacidad de aprender, de madurar a partir de las experien-
cias vividas. Y a sea al equivocarnos o p o r elegir hacer el m a l ,
es también h u m a n a la capacidad de sufrir y hacer sufrir, de
p r o d u c i r rupturas o padecerlas.
Estas rupturas p u e d e n tener proporciones pequeñas, a
nivel de identidad, de relaciones sociales o de proyectos per-
sonales; o pueden ser consecuencia de violencia, de abusos
traumáticos, violación de los derechos h u m a n o s o pasajes
de la historia h u m a n a tan devastadores c o m o la Shoá. A n t e
estas últimas, las primeras parecen triviales, pero en todas
ellas surge la pregunta acerca de la reparación posible. E n
todas es siempre el mismo d i n a m i s m o , el de la reparación, el
que ayuda a inclinar o no h a c i a la p o s i b i l i d a d h u m a n i z a d o r a
que contiene cualquier realidad h u m a n a . A nuestro juicio,
lo que marca la diferencia n o radica solo en la dimensión de
la ruptura n i en la resiliencia de l a persona, sino también en
el espacio de h u m a n i d a d — e l e n t r e — que se produce por
m e d i o de la reparación. A h o r a b i e n , esta será siempre posi-
b i l i d a d humanizadora, p o r q u e el m a l puede desembocar en
rupturas permanentes y, c o m o sostienen algunos, en daños
aparentemente irreparables.

IIO ni
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

H a y diversas disciplinas que asumen la categoría de la APROXIMACIÓN A LA REPARACIÓN DESDE LA PSICOLOGÍA


reparación como propia: la teología, la psicología y la pers-
pectiva de los derechos humanos. E n cada u n a de estas se L a reparación, desde la corriente psicoanalítica i m p u l s a d a
plantea la reparación c o m o categoría propia, casi técnica, y por M e l a n i e K l e i n , es c o n t i n u i d a d del proceso que hemos
en cada u n a de ellas hay u n marco teórico particular, aunque descrito anteriormente c o m o reconocimiento. E n Amor, odio
n o se excluyen entre sí. y reparación, K l e i n n o s o l o explica e l mecanismo que da o r i -
Según la Real Academia Española , 1 reparación signifi- gen a l a dinámica reparadora en el niño, sino que llega a
ca: Acción y efecto de reparar cosas materiales m a l hechas afirmar que este "mecanismo de 'reparación es, a m i j u i c i o ,
o estropeadas. 2. Desagravio, satisfacción completa de una u n elemento f u n d a m e n t a l en el a m o r y en todas las relacio-
ofensa, daño o injuria. 3. A c t o literario. Reparar, se define nes humanas" . 2

como: Según esta autora, ya en el lactante coexisten i m p u l -


sos de amor y destrucción, acompañados de una de las más
1. Arreglar algo que está roto o estropeado. 2. E n - primitivas manifestaciones de actividad m e n t a l : la fantasía.
mendar, corregir o remediar. 3. Desagraviar, satisfacer E l niño inicialmente se relaciona c o n su madre solo c o m o
al ofendido. 4. Suspenderse o detenerse por razón de "objeto bueno" que satisface sus deseos, aunque ya bastan-
algún inconveniente o tropiezo. 5. Oponer una de- te tempranamente va respondiendo a la gratificación que le
fensa contra el golpe, para librarse de él. 6. Remediar p r o p o r c i o n a c o n sentimientos de amor. Estos coexisten c o n
o precaver un daño o perjuicio. 7. Restablecer las el o d i o que experimenta hacia ella cuando frustra sus nece-
fuerzas, dar aliento o vigor. 9. Mirar con cuidado, no- sidades, entablando en la mente del niño u n a l u c h a que se
tar, advertir algo. 10. Atender, considerar o reflexio- expresa a través de fantasías placenteras y destructivas . 3

nar. 11. Pararse, detenerse o hacer alto en una parte.


12. Contenerse o reportarse. U n rasgo muy importante de la fantasía destructiva,
equivalente al deseo de muerte, es el del lactante que
E n su conjunto, las diversas acepciones de los térmi- cree que sus deseos fantaseados tienen efecto real, es
nos indican tres posibilidades: l a de arreglar, corregir o reme- decir, que siente que sus impulsos destructivos han
diar u n daño (físico o moral) o ruptura; la de desagraviar o destruido realmente al objeto y seguirán destruyén-
satisfacer a q u i e n se ha ofendido, y la de ver, deteniéndose, dolo: esto tienen consecuencias sumamente impor-
para considerar. L a p r i m e r a acepción es la más c o m ú n . L a tantes para su desarrollo mental. Se defiende de tales
segunda es la que normalmente se asocia a l a reparación en temores mediante fantasías omnipotentes de tipo re-
la teología clásica. L a tercera se acerca a lo que hemos defini- parador, lo que también influye grandemente en su
do c o m o reconocimiento. desarrollo . 4

112 113
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

Experimentar a la vez la ira — c o m o i m p u l s o destruc- q u e h e m o s desarrollado e n relación a la vulnerabilidad y el


t i v o — y la dependencia radical provoca u n gran conflicto en r e c o n o c i m i e n t o . Por e j e m p l o , M . Malacrea , psicóloga clíni-
7

el niño, que termina por c o n d u c i r l o a una situación — K l e i n ca especialista en trauma y abuso de menores, insiste en que
la llama "posición deptesiva"— que agudiza su indefensión. p a r a q u e sea posible la reparación, quien h a sido abusado tie-
L a progresiva capacidad de reconocer a la madre que ne necesariamente que elaborar u n relato biográfico que vaya
le provoca tal mezcla de emociones, amarla y desearla para c o n t r a s t a n d o lo intra-psíquico c o n lo externo, l a "verdad" de
sí, pero también asombrarse y admirarla en tanto que parte los p r o p i o s recuerdos y los hechos tal c o m o se dieron. L a
independiente del m u n d o — r e c o n o c i m i e n t o c o m o cons- reparación de la persona traumatizada requiere del reconoci-
ciencia de la dependencia y de la a l t e r i d a d — lo saca de la m i e n t o d e l daño padecido, y de l a afirmación de que aquello
posición depresiva, haciéndolo capaz de descubrir que tiene es u n m a l objetivo, lo q u e solo puede darse al establecer ca-
recursos para enfrentar la crisis: aceptando sus límites puede nales de intercomunicación entre lo intra-psíquico, la viven-
erradicar lo malo y dejar florecer lo bueno, compensar los ac- cia del d a ñ o y la realidad externa.
tos dañinos con gestos de cariño. A p r e n d e que tiene la capa- O t r o s autores insisten en l a i m p o r t a n c i a de la narra-
cidad de reparar . Para dar este paso, es indispensable tanto el
5
ción de l o vivido con p r o f u n d i d a d y detalle, elaborando la
reconocimiento de los propios límites afectivos y de su frágil m e m o r i a traumática en el contexto de u n a relación terapéu-
situación en el m u n d o , c o m o de la alteridad de la madre. tica que pueda ayudar a la persona a integrar lo v i v i d o de
L a i m p o r t a n c i a que le da K l e i n a este proceso, c o m o manera que no defina su i d e n t i d a d . Es decir, la reparación
determinante para el desarrollo del niño, se debe a que le solo se puede dar en el marco de u n a relación intersubje-
permiten dos aprendizajes necesarios para amar. E l p r i m e r o tiva que p r o p o r c i o n e u n espacio psíquico de contención y
se da en el reconocimiento de la p r o p i a fragilidad, en me- seguridad, de m a n e r a que se pueda v e r b a l i z a r — r e c o n o c e r —
;

d i o del conflicto, que le ayuda a descubrir que tiene recursos lo padecido, hacer duelo por lo p e r d i d o , y re-integrarse a la
para reparar. E l segundo — y aquí depende más aún de la vida . A u n así,
8

respuesta de la madre a su i r a — será reconocer que en su


m u n d o significativo la imperfección n o conduce necesaria- ...la reconstrucción del trauma nunca se completa
mente al castigo, sino que también hay posibilidades de per- del todo, nuevos conflictos y nuevos retos en cada
dón, y de intentar, de nuevo y de mejor manera, amar. fase de la v i d a volverán a despertar el trauma inevi-
E l psicoanálisis kleiniano es p u n t o de partida para la tablemente, y sacarán a la luz nuevos aspectos de la
reflexión sobre la reparación en psicología, pero, en la re- experiencia. N o obstante, cuando l a paciente recla-
flexión más reciente, el término ha ido adquiriendo i m p o r - ma su p r o p i a historia y siente u n a esperanza y una
tancia sobre todo en los procesos terapéuticos relacionados energía renovadas para vivir su v i d a , sabemos que ha
c o n el trauma y el duelo . M u c h o s de los planteamientos en
6
conseguido l a principal labor de l a segunda fase. E l
esta línea subrayan la conexión c o n algunos de los elementos tiempo vuelve a moverse . 9

114 115
La reparación
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN

Reparación, entendida desde aquí, no es volver al es- tres niveles: a la integridad física, privación de derechos y
tado previo al trauma — e s o no es p o s i b l e — , sino la integra- marginación s o c i a l — se v i n c u l a no solo al m u n d o de l o j u -
ción de lo vivido de manera que se restablezca la relación del rídico, sino también a l o simbólico, pues no es posible "arre-
sujeto c o n la realidad, recuperando su capacidad de v i n c u - glar" o "compensar" los daños sufridos.
larse a otros, de enfrentar el presente c o n sus dificultades y C u a n d o la violación, l a tortura, la v i o l e n c i a y la a n u -
contradicciones, y proyectar su v i d a hacia adelante c o n m a - lación del otro se institucionaliza, provoca rupturas que n o
yor consciencia de sus propios recursos . 10 solo son imborrables en las personas que las padecen, sino
en l a sociedad entera . Esto queda claro en la definición de
12

reparación que hace el Instituto Interamericano de Derechos


APROXIMACIÓN A LA REPARACIÓN DESDE LOS DERECHOS Humanos:
HUMANOS
Sin embargo, aunque se hable de 'enmendar o 'dejar
L a reflexión y promoción de los derechos humanos históri- en buen estado algo que estaba roto', está claro que
camente h a mantenido u n a relación estrecha c o n la reflexión resulta imposible para las personas afectadas borrar la
m o r a l y jurídica; sin embargo, su autonomía c o m o disci- agresión que ha violentado la estructuración misma
p l i n a se h a ido completando al incorporar elementos de la de la subjetividad y volver al estado anterior al daño
psicología m o d e r n a y de estudios sociológicos realizados en producido. La reparación de crímenes de lesa humani-
ámbitos sociales en los que ha habido u n a violación sistemá- dad debe pensarse, entonces, dentro del campo de lo
tica e institucionalizada de dichos derechos. Es desde este irreparable, de lo no indemnizable; de algo imposible
contexto que se h a ido elaborando la noción de reparación a de resarcir. Una vez reconocida la imposibilidad de un
la violación de los derechos humanos. retorno a la situación anterior a las violaciones, se pue-
de empezar a reflexionar en una reparación, no real,
Etimológicamente, reparar deriva del latín reparare, sino simbólica, acerca de las alternativas que la justicia
que, entre otros, tiene el significado de renovar, re- brinda en relación con los involucrados: culpables,
construir, disponer de nuevo. E n este caso, relativo a víctimas y la comunidad de la que forma parte . 13

las víctimas de graves violaciones a los derechos hu-


manos, se trataría de reconstruir la propia existencia, N o se puede, hemos dicho, v o l v e r al estado previo a la
lejos del terror y de la impunidad, gracias a un acto ruptura. L a potencia del daño p a d e c i d o permanece en emo-
jurídico y simbólico a la vez . 11 ciones, imágenes y palabras asociadas q u e evocan el conflicto
y reviven el temor a la ruptura, el d o l o r d e la pérdida. H a y u n a
A q u í , como queda en evidencia, reparación — a l daño conflictividad latente que es e x t e n s i ó n d e l conflicto previo.
que H o n n e t h nombraría c o m o desprecio manifestado en sus Las dificultades para reconciliarse se e n c u e n t r a n asociadas a la

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

persistencia de las emociones, pues en ellas se suele conden- vitales marcadas por l o irreparable. Asumir las pérdi-
sar y mantener intactas las significancias originales del c o n - das implica una compleja tarea, que supone descubrir
flicto .
14 Cabe solo lo que se llama una reparación simbólica: lo destruido en uno mismo, es decir, reconocer la vi-
vencia de muerte alojada en la propia interioridad.
Es posible entonces hablar de una herida que si bien E n este contexto, poder tramitar el duelo por todo
no se puede borrar, como si no hubiera existido, sí se lo perdido implica iniciar un proceso de elaboración
puede reparar simbólicamente, propiciando un reor- que permita una desidentificación con lo amado per-
denamiento de la vida psíquica y social de cada una dido o muerto . Esto requiere poder diferenciar el
19

de las personas que sufrieron algún tipo de violación muerto y el viviente (el que ha muerto y lo que ha
a sus derechos humanos. Dicha reparación pone a su muerto y la vida del sobreviviente). Dicho de otra
disposición nuevos recursos para cicatrizar lo daña- manera, se trataba de transitar desde la posición de
do y empezar a reconstruir y reconstruirse, tanto por víctima a la de sobreviviente y ciudadano .20

parte de las víctimas, como de la comunidad y la so-


ciedad en su conjunto . 15
A h o r a bien, más allá del proceso de duelo y de re-
construcción personal que pueda elaborar, l o cierto es que la
Esta reparación simbólica requiere del reconocimiento identidad de la persona torturada, o de sus familiares, n o será
social del daño p a d e c i d o , de la sanción del c r i m e n y de la
16 1 7 n u n c a más la m i s m a , quedando configurada p o r su historia,
capacidad del re-elaborar lo v i v i d o de manera que sea u n a ruptura y reparación. T a m p o c o l o será, c o m o hemos d i c h o ,
experiencia acotada que no necesariamente h a de tener el la de la sociedad en la que se d i e r o n esos hechos. D e ahí la
poder de definir la i d e n t i d a d de las víctimas . 18 necesidad de recurrir a instancias de alteridad — i n t e r s u b -
Algunos diseños de atención psicológica y reparación jetivas y j u r í d i c a s — que, reconociendo esta realidad, hagan
de las víctimas de violación de los derechos h u m a n o s foca- p o r marcar con otras huellas — s í m b o l o s — esa m i s m a histo-
lizan, más que en el reconocimiento social y l a reparación ria. L a doctrina de Derechos H u m a n o s h a señalado algunas
simbólica, en medidas terapéuticas más propias del trauma: estrategias de políticas d e reparación, tales c o m o garantizar a
las víctimas formas de restauración, rehabilitación, c o m p e n -
Las pérdidas de vidas de personas queridas y el ma- sación e indemnización p o r los daños p a d e c i d o s , conscien-
21

logramiento de los proyectos personales tienen una te de que finalmente dichas políticas serán en definitiva una
dimensión irrecuperable y abrumadora en un con- reparación simbólica, pues l o v i v i d o es irreparable.
texto marcado por la impotencia de las víctimas ante
los hechos consumados. E l proceso terapéutico pue- La indemnización p o r el daño causado o una placa
de posibilitar reconocer el significado de lo vivido y en memoria de una o más personas pueden formar
rescatar lo reparable en un conjunto de experiencias parte de medidas d e reparación. Pero la reparación

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

social se funda, en primer lugar, en el reconocimien- víctimas y sus padecimientos, pero también en lo jurídico,
to de que los hechos ocurrieron efectivamente y que de manera q u e supone t a n t o "los debidos procesos legales,
constituyeron una injusticia y un abuso, al violarse en e l marco jurídico de c a d a país y de sus posibilidades p o -
derechos fundamentales de las personas y las comu- líticas", c o m o "la construcción de una cultura democrática,
nidades. La reparación opera mediante un cambio en fundada en e l respeto intrínseco a los derechos humanos de
la actitud social y cívica de las autoridades al asumir cada uno, i n c l u i d o el derecho a un debido proceso de los
la responsabilidad por lo sucedido y sus consecuen- v i c t i m a r i o s " . E n esta noción de reparación subyace u n a
24

cias mediante gestos simbólicos y acciones directas, y comprensión de la justicia debida, que exige esclarecer l a
cuyo propósito es desagraviar y resarcir esos agravios verdad y sancionar al agresor.
y daños identificados. ¿Qué medidas y acciones for- A h o r a bien, otra de las razones por las que se hace
man parte de las políticas de reparación por parte del necesaria la reparación c o m o instancia jurídica es que cual-
Estado en cada circunstancia? ¿Qué es lo que hace o quier daño significativo requiere también de la reparación
puede hacet la sociedad civil? ¿Qué es lo que las víc- del m i e d o que deja. E l m i e d o aparece c o m o resaca, c o m o
timas identifican, requieren y demandan como repa- cicatriz, del daño, tanto a nivel personal c o m o social. ¿ C ó m o
ración? Parece obvio que la reparación no se agota en se puede reparar el m i e d o , si remite a una realidad posible
la verdad ni en la sanción judicial de los responsables, más que de hecho? Es m i e d o a la p o s i b i l i d a d de sufrir c o m o
pero ambos elementos forman parte del proceso que se sufrió, a no poder salir adelante, a la p r o p i a vulnerabilidad
conduce a la percepción de las víctimas de sentirse re- que quedó manifiesta. M i e d o a los demás, porque en la v i o -
paradas, no obstante considerar que las experiencias y lación del derecho — y de la d i g n i d a d que este c u s t o d i a — se
las pérdidas vividas son por definición irreparables . 22 rompe la confianza c o m o m o d o de relación c o n ellos y c o n
el m u n d o . Reparar el m i e d o requiere de procesos jurídicos
L a reparación en relación c o n los derechos humanos para expresar el r e c o n o c i m i e n t o s o c i a l de que lo padecido es
se entiende así intrínsecamente v i n c u l a d a a las categorías que u n m a l y la garantía de que no se r e p i t a el daño.
hemos profundizado en los capítulos anteriores. L a vulnera- Por último, destacamos o t r o aspecto m u y significati-
b i l i d a d aparece vulnerada en el daño padecido, ciertamente, vo en la propuesta de l a reparación simbólica: la reparación
pero también persiste en el trauma y en la r u p t u r a de las re- también como p o s i b i l i d a d de d i g n i f i c a r a q u i e n ha sido
laciones sociales. L a única reparación posible ante hechos de agresor. S i la maldad d e los actos c o m e t i d o s lo deshumaniza,
tan devastadora m a g n i t u d pasa p o r "una elaboración social la posibilidad de reparar es u n a o p o r t u n i d a d de reparara,
del sufrimiento y de la violencia (...) reconociendo que esto regeneraríÉ' en su h u m a n i d a d . A l i g u a l que decimos que es
ocurrió entre nosotros y que es lo que queremos que no vuelva propiamente humana l a capacidad d e hacernos responsables
a o c u r r i r " . Este reconocimiento deberá tener expresiones
23
de nuestros actos, tendríamos q u e r e c o n o c e t c o m o propia-
simbólicas a nivel social en relación c o n la m e m o r i a de las mente h u m a n a l a c a p a c i d a d de desear, intentat, reparar el

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daño causado. E l agresor no solo puede ser definido por la radical de la libertad h u m a n a . Más aún, n o aceptar la posi-
maldad de su acto, sino también por la capacidad de autén- bilidad del m a l elegido y ejecutado libremente se convierte
tico arrepentimiento y por la b o n d a d de su reparación. también en una nuera agresión a quienes l o han padecido,
pues de alguna manera lo excusa desde la razón.

APROXIMACIÓN A LA REPARACIÓN DESDE LA FILOSOFÍA No hay, en efecto, nada que comprender en el miste-
CONTEMPORÁNEA rio de la maldad gratuita, sino que el malvado es mal-
vado. Esta tautología pone de manifiesto la irreduc-
La filosofía contemporánea ha reflexionado acerca de la tibilidad del odio puro: pues la aseidad de la libertad
reparación principalmente a partir de la experiencia de la malvada responde a la aseidad del amor: el porqué
Shod, de sus efectos devastadores sobre la h u m a n i d a d y de circular expresaría aquí, de este modo, el escándalo de
las consecuencias que i m p l i c a en relación c o n la c o m p r e n - una libertad absolutamente injusta y absolutamente
sión del m a l y lo irreparable. N o s detendremos brevemente malevolente e incurablemente malvada, de una liber-
en el pensamiento de dos autores judíos al respecto. E n u n tad libre hasta el sacrilegio, de una libertad que es el
tercer p u n t o abordaremos una perspectiva sobre la repara- único mal radical en este mundo. Esta libertad total-
ción que surge desde otro ethos cultural: el ubuntu africano. mente malvada sería la mala voluntad misma . 27

L o irreparable h a de pensarse a partir de la aceptación


L a noción de lo 'irreparable" en V. Jankélévitch de la posibilidad del ser h u m a n o de cometer males irreversi-
bles . Parafraseando a Macbeth, Jankélévitch dirá que nada
28

E l pensamiento de V . Jankélévitch tiene muchas conexio- "conseguirá que la cosa hecha n o se h a y a h e c h o . . . '¡ah fuera,
nes con los temas de esta investigación; p o r ejemplo, su m a n c h a maldita!'. Pero la m a l d i t a m a n c h a n o se va. Pues si
comprensión del h o m b r e c o m o ser inacabado en busca de las manchas de sangre de la cosa h e c h a s o n lavables, l a m a n -
la verdad, consciente de sus límites y de su aspiración a lo cha m a l d i t a del haber hecho es i n d e l e b l e y ningún lustrado
i l i m i t a d o , o la centralidad del perdón c o m o experiencia del la borrará" . 29

amor, donde esa vocación se explícita claramente . E n este 23


E l carácter histórico y t e m p o r a l d e l h o m b r e , en par-
p u n t o , sin embargo, nos detendremos específicamente en ticular su condición de mortal, o t o r g a a l a l i b e r t a d h u m a n a
aproximarnos a su comprensión de lo irreparable. una relevancia f u n d a m e n t a l , pues l o q u e elige hacer tiene
Para este autor, al igual que para otros autores j u d í o s , 26
consecuencias irreversibles. E s t o , que se p o d r í a decir de cual-
la insistencia en señalar la radicalidad del m a l y sus conse- quier acción — l o h e c h o n o se puede deshacer, pues la v i d a es
cuencias es imprescindible, porque considera que negarlo sucesión de instantes únicos e i r r e p e t i b l e s — , c o b r a realidad
no solo lo banaliza, sino que se convierte en u n a negación dramática en los crímenes que llevan a l a muerte de otros:

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN
La reparación

La afirmación de la existencia de lo irreparable a par-


L o irreparable y el T i k k u n O l a m en E. F a c k e n h e i m
tir de la toma de conciencia del drama y el misterio
de la muerte constituye uno de los temas de Tolstoi
E n s u libro Reparar elmundo, el filósofo j u d í o E. Fackenheim
que Jankélévitch utilizará para reclamar la seriedad
se pregunta acerca de la p o s i b i l i d a d de u n a continuidad en
del perdón. Porque la muerte, siendo un hecho co-
el pensamiento — l a filosofía, el pensamiento cristiano, el
mún a todos los hombres, supone un acontecimiento
pensamiento j u d í o — en e l m u n d o post Shod. Reflexionando
único y vital para cada persona en particular (...) to-
acerca de la filosofía de diversos autores — e n t r e ellos R o -
das las muertes hacen referencia a alguien único. Por
senzweig y H e i d e g g e r — , va contrastando sus sistemas de
eso, cualquier crímenes una tragedia. La desaparición
pensamiento c o n la realidad de los crímenes contra la h u -
de cualquier persona es incompensable. Esta concep-
m a n i d a d acontecidos en l a A l e m a n i a de l a Segunda G u e r r a
ción radical de la muerte y de la unicidad del sujeto
M u n d i a l . F a c k e n h e i m sostiene y fundamenta, desde la filo-
plantea enormes retos al perdón y a la posibilidad de
sofía misma, que la ruptura acontecida c o n la Shod es, a p r i -
la reparación . 30

m e r a vista, insalvable. U n m a l que era demasiado pervertido


c o m o para ser pensado, siquiera imaginado, h a sido posible
Según Jankélévitch, cualquier acto que atente contra
de pensar porque fue real.
la existencia del ser h u m a n o tiene u n a gravedad incuestiona-
ble, especialmente para quien padece u n daño que n o tiene
vuelta atrás. A h o r a bien, también para q u i e n lo realiza es Los fundamentos de este misterio son existencial-
irreversible, pues h a hecho c o n u n m o m e n t o de su v i d a que mente aterradores, pero, desde un punto de vista
podría haber sido positivo y fecundo, u n acto destructor . 31 lógico, de una asombrosa simplicidad. Explicar una
"Esta irreversibilidad constitutiva de l a existencia es lo que acción o un acontecimiento es mostrar cómo fueron po-
está detrás de lo irrevocable, es decir, de las resoluciones que sibles. Pero en el caso del Holocausto, la mente puede
no tienen marcha atrás, y de lo irreparable, o sea, de lo que aceptar la posibilidad del cómo y el por qué fue lleva-
se h a perdido sin r e m e d i o " . 32
do a cabo solo porque, en efecto, fue llevado a cabo; de
Esta manera de concebir lo irreparable entrará en c o n - modo que, a medida que el psicólogo, el historiador o
tradicción con su comprensión de lo que es el auténtico per- el psicohistoriador' logran explicar el acontecimiento o
dón, en el que nos detendremos más adelante. Él m i s m o es la acción, más manifiestamente llegan a confrontar su
consciente de esta tensión en su filosofía y sin embargo m a n - inexplicabilidad última^.
tiene las afirmaciones en ambos polos: " C o n t i n u a m e n t e , la
infatigable, la inagotable b o n d a d del perdón salva el insalva-
Esto significa q u e la c o m p r e n s i ó n de l a maleabilidad
ble m u r o de la m a l d a d y de c o n t i n u o el m u r o surge delante
de lo h u m a n o cambia, pues lo p o s i b l e / i m p o s i b l e ya no se
de la b o n d a d " . E l auténtico perdón tendrá que enfrentarse
define p o r u n concepto estático de naturaleza h u m a n a , sino
33

a la realidad de lo irreparable que forma parte de la v i d a .


por su realización en l a historia. E l r e c u r s o de algunos — q u e
34

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Fackenheim considera i n a u t é n t i c o — es considerar que los N o se puede restituir ni olvidar. Pero "si el Tikkun
que cometieron tales atrocidades eran 'inhumanos': locos, imposible n o fuera también necesario, y p o r ende, posible,
sádicos, pervertidos . Otros localizan todo el m a l de l a Shod
36 n o podríamos ciertamente v i v i r " . Situado en este m u n d o
41

en u n solo i n d i v i d u o demoníaco, l o que a juicio de este au- post-Sboa, Fackenheim concibe l a reparación necesaria para
tor también es u n escapismo inauténtico, pues sería dotar- continuar viviendo desde dos perspectivas diferentes:
lo de una omnipotencia — p a r a el m a l — sobrehumana, y a
aquellos que l o siguieron, de una susceptibilidad — p a r a ser • E l Tikkun (filosófico, cristiano, judío) es posible después
manipulados sostenidamente— subhumanas . L a verdad es- 37 d e l Holocausto, porque y a hubo Tikkun fragmentario, a u n -
calofriante, insiste el autor, es que l a mayor parte de quienes que genuino, en el actuar de algunos hombres y mujeres d u -
perpetraron este m a l fueron hombres y mujeres ordinarios rante el Holocausto. E l Tikkun filosófico fue realizado, p o r
que realizaban su trabajo de la m i s m a manera que habían ejemplo, en l a manera e n que el profesor de filosofía K u r t
realizado el anterior . Esta verdad que, según Fackenheim,
38 Huber 4 2 aborda su defensa ante los alemanes. A l citar a F i -
aparece nueva en nuestra historia porque era impensable chte 43 para dar razón de su actuar contra los nazis, repara l a
antes de que sucediera, conlleva otra que rompe el m u n d o , r u p t u r a porque l a desmiente c o m o absoluto destructor del
rompe el pensamiento, rompe la cristiandad y el judaismo: l a pensamiento.
infinita maleabilidad del hombre para el m a l . 39

¿Es posible reparar lo irreparable? Fackenheim sostiene La acción de Huber fue un Tikkun. Este hombre era
que la única manera de pensar la reparación del m u n d o roto lo suficientemente anticuado como para invocar la
por el holocausto es l o que d e n o m i n a Tikkun Olam (repa- ley no escrita, supuestamente accesible en todo mo-
rar el m u n d o ) . Esta reparación n o se puede entender c o m o mento como si habitase en un cielo platónico, cuan-
restitución de l a realidad tal y c o m o era previa a l a Shod, n i do, de hecho, en su propio presente se hallaba tan
tampoco c o m o superación del m a l padecido. divorciada del mismo que únicamente un Tikkun po-
día hacerla accesible. Sin embargo, esta acción era en
Los gritos de los niños y el silencio de los Muselman- sí misma el Tikkun requerido. A l obedecer la ley no
ner están en nuestro mundo. N o nos atreveremos a escrita, restauró esa ley —debe estar escrita en algún
olvidarlos; no podemos superarlos y dejarlos atrás; si- lugar—, inscribiéndola en su propio corazón .
44

guen sin redimir (...). Por ende, en nuestra búsqueda


de un Tikkun post-Holocausto, debemos aceptat des- E l cristianismo también sufre u n a r u p t u r a devastado-
de el inicio que, a lo más, solo es posible un Tikkun ra, aparentemente irreparable. Pero p o r q u e h u b o u n cris-
fragmentario. Y ello porque estamos situados en un tiano — p u e d e que fuesen más, pero l o q u e i m p o r t a es que
mundo post-Holocausto. Debemos aceptat nuestro hubo al menos u n o 4 5 — que realizó u n Tikkun e n el H o l o -
estar situados. Debemos vivir con ello . 40 causto, se puede c o n c e b i r como p o s i b l e l a reparación entre

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cristianos y judíos después del Holocausto. Esto n o es posi- les i m p o n í a n — fueron capaces de reparar y a entonces, en
4 7

ble al menos que l a ruptura sea reconocida, pero es posible m e d i o del h o r r o r que p a d e c í a n . " E l 'Tikkun, que para u n
porque h u b o entonces quien realizó u n Tikkun al precio de j u d í o post-Holocausto es u n a necesidad m o r a l , es u n a p o -
su vida. Pone el ejemplo de B . Lichtenberg, decano de la s i b i l i d a d porque durante e l H o l o c a u s t o m i s m o u n ' Tikkun
Catedral de Santa Eduvigis en Berlín, que a partir de l a 'no- j u d í o fue real ( . . . ) . Este 'Tikkun es el fundamento último
che de los cristales rotos' rezó públicamente por los judíos en d e l nuestro" . 48

la Catedral. C o m o consecuencia fue detenido, encarcelado E l fundamento de l a posibilidad del Tikkun Olam que
y luego deportado al campo de concentración en D a c h a u , p o r t a cada uno de estos ejemplos es el m i s m o . S i es verdad
muriendo en el camino. q u e " u n Holocausto, h a b i e n d o sucedido u n a vez, es posi-
b l e para todo tiempo f u t u r o " , es también verdad que cada
49

Solo a través de la autoexposición al horror pueden Tikkun que fue posible entonces, en medio del h o r r o r y
la fe y el pensamiento cristianos preservar su digni- c u a n d o el precio era l a v i d a , hace posible el Tikkun Olam
dad; y hasta tener la esperanza de sentirse asombrados d e l hoy.
de nuevo por su antigua Buena Nueva. E n nuestro
tiempo, esta vieja-Buena-Nueva no es que todo está • Fackenheim n o separa el segundo m o d o de entender la
bien, que nada ha sucedido, que ahora como antes reparación, que expondremos a continuación, d e l primero.
la Pascua viene tras el Viernes santo. Sucedió más Sin embargo, nos parece que es ilustrativo hacerlo porque
bien que en un mundo en el que nada estaba bien, tiene relación c o n l o que venimos entendiendo p o r repara-
en el que todo estaba sucediendo, en el que un nuevo ción desde los derechos humanos. E l filósofo sostiene que
y terrible Viernes Santo avasallaba todos los días la para reparar el abismo que se h a p r o d u c i d o entre judíos y
antigua Pascua, la plegaria de Lichtenberg fue real, y gentiles, el Tikkun d e entonces h a de ser actualizado en la
por ende, posible. La plegaria está en la Palabra misma reparación del h o y a través de garantías m u y concretas. N o se
y en el Espíritu Santo que la habita. Este Tikkun es el puede decir, afirma e l autor, que n o habrá otro H o l o c a u s t o .
Borlen sobre el que la teología cristiana puede asumir Porque l o h u b o de hecho, sigue siendo p o s i b l e . E l m u n d o
50

la 'recuperación destructiva' de las Escrituras cristia- gentil solo podrá reparar si otorga las c o n d i c i o n e s concretas
nas, de la tradición cristiana, de la fe cristiana. Es la para que el pueblo j u d í o pueda sobrevivir en caso de que se
roca sobre la cual la fe cristiana puede reconstruir su repitiese. E s t a reparación simbólica está para F a c k e n h e i m
Iglesia rota . 46 simbolizada en u n E s t a d o j u d í o 51 que garantice a los judíos la
seguridad d e sus hijos y la voluntad g e n t i l de u n n u n c a más.
El Tikkun judío es posible porque h u b o quienes
— c o m o aquellos judíos d e l gueto de Varsovia que se re-
sistieron y l u c h a r o n c o n t r a las medidas de opresión que se

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN
La reparación

La reparación en la filosofía ubuntu p u e s no es u n mero concepto, sino la afirmación de u n


m o d o de ser propio de l a c u l t u r a africana. A u n q u e en oca-
Incorporar la noción africana de ubuntu c o m o "filosofía siones se traduce c o m o " h u m a n i s m o " , "plenitud del ser en
57

contemporánea" puede ser considerado equívoco tanto por relación" 58 o " c o m u n i t a r i s m o " , el ubuntu propiamente tal
59

llamarla filosofía c o m o por el apelativo de contemporánea. n o se comprende desde s u definición, sino desde l a manera
Más aún, hay quienes consideran el intento de integrarla en d e vivir, de actuar, de q u i e n comprende la h u m a n i d a d c o m o
categorías occidentales c o m o otro tipo de "colonización" de fuerza vital 60 que puede crecer o disminuir según c ó m o se
la cultura africana . E l ubuntu n o es u n sistema
52 filosófico, v i v a en la relación c o n otros.
sino u n a manera de ser y vivir, u n a cosmovisión, u n a antro- L a afirmación fundamental en el ubuntu es que la h u -
pología, una cultura, y no es contemporánea, sino más bien m a n i d a d plena es posible solo a través de la vinculación c o n
todo l o contrario, tiene raíces en l a África ancestral. S i n e m - otros, de ahí las frases que parecieran contener en sí todo el
bargo, persistimos en la opción metodológica de presentarla sentido del ubuntu: umntu ngumntu ngabany abantu (Xho-
aquí por el aporte creciente que ha supuesto para la filosofía sa)/motho ke motho ka batho ba babang (Sotho) 61 que signi-
contemporánea a partir de su difusión por el proceso de re- fica "una persona es persona a través de otras personas; yo
conciliación del pueblo sudafricano p o s t - A p a r t h e i d . 53
soy porque somos y porque somos, soy" . Esta perspectiva
62

Durante décadas, el m i e d o , el o d i o , l a dominación hondamente relacional se v i n c u l a c o n el concepto de v i d a o


racial y la violencia d o m i n a r o n en las relaciones entre suda- fuerza vital antes m e n c i o n a d o , de manera que todo l o que
fricanos. Sin embargo, la manera en que se produjo la transi- destruye o d i s m i n u y e la v i d a — y l a h u m a n i d a d — del otro,
ción a la democracia y se enfrentó la urgencia de u n proceso destruye o d i s m i n u y e l a del grupo y p o r l o tanto l a propia.
de reconciliación nacional hizo que el m u n d o se cuestionara
preguntándose qué podía sostener tal proceso . L a respuesta 54
La inevitable referencia al grupo hace descubrir al
venía en u n término desconocido para occidente: ubuntu. individuo no solo su identidad personal, su propia
E n 1995, el acta de Promotion of National Unity and autocomprensión, sino que constituye la instancia
Reconciliation estableció u n a C o m i s i ó n de V e r d a d y R e c o n - ética de sus comportamientos. Los imperativos éticos
ciliación ( T R C ) , liderada por el A r z o b i s p o anglicano Des- de una conducta correcta no pueden ser otros que la
m o n d T u t u , para esclarecer la verdad de las violaciones a los primacía de los intereses del grupo, que, en definiti-
derechos humanos y establecer u n a justicia restaurativa que va, son los propios intereses. Lo que e n realidad inte-
permitiese la reconciliación del país . L a filosofía — o más
55
resa a la sociedad es si la materialidad de la acción la
bien el e s p í r i t u — que fundamentaba el m o d o de proceder lesiona o la favorece, aumenra su potencialidad vital
de esta comisión era el ubuntu . % o constituye una sangría peligrosa q u e la empobrece
¿Qué es ubuntu! Todos los autores consultados afir- vitalmente y la hace peligrosamente vulnerable . 63

m a n que es u n término que n o puede traducirse sin más,

130 131
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN
La reparación

Ubuntu hace referencia a u n a manera de vivir que m a - Este proceso consta de 5 etapas sucesivas que pueden
nifiesta l a calidad h u m a n a de u n a persona. E n u n a cultura iniciarse solo u n a vez que h a cesado la situación de violencia
donde la c o m u n i d a d forma parte de la p r o p i a definición, las o injusticia: (1) el esclarecimiento de los hechos, escuchan-
cualidades que h u m a n i z a n tienen relación c o n l a manera en d o a víctimas, perpetradores y testigos, donde se instaba al
que se cuidan los vínculos: la compasión, la b o n d a d , la gene- agresor a reconocer s u responsabilidad en los hechos; (2) el
rosidad, etc. . Desde esta perspectiva se considera que, aun
64
culpable es instado a mostrar arrepentimiento genuino; (3)
cuando quienes se beneficiaron d e l A p a r t h e i d v i o l a r o n n o y a pedir perdón, mientras a la víctima se le pide y a n i m a
solo los derechos humanos de tantos, sino todo u n sistema a mostrar misericordia; (4) el consejo o comisión p i d e n al
de relaciones, ellos mismos también fueron de alguna mane- agresor que repare en lo posible, aunque muchas veces esto
ra víctimas de los efectos deshumanizadores de este sistema tenga solo u n contenido simbólico, pues es irreparable el
porque d i s m i n u y e r o n su p r o p i a h u m a n i d a d . L a reconcilia-
65
m a l causado; (5) ambas partes en conflicto se c o m p r o m e t e n
ción y l a reparación debían ser para todos, pues todos eran a buscar una reconciliación que les permita c o n v i v i r en paz,
afectados. Más aún, dependía n o solo de la confesión de los restaurando así u n a armonía social que p e r m i t a su cohesión
hechos y de la justicia, sino de la v o l u n t a d de las víctimas de e integridad . 69

"reconocer la h u m a n i d a d de sus perpetradores" . 66


E l p r i n c i p i o rector de este mecanismo de reconcilia-
Ya en mayo de 1976, en su carta pública al entonces ción/reparación ubuntu es que ambas partes necesitan de l a
primer ministro J o h n Vorster, queda de manifiesto l a clari- reconciliación que les p e r m i t a fortalecer su h u m a n i d a d , l a
dad que D . T u t u tenía al respecto: cohesión social y las relaciones de confianza que fundamen-
tan la v i d a en c o m ú n , tanto c o m o i n d i v i d u o s c o m o familias
En general, gran parte de la comunidad blanca, con y c o m o sociedad . L o que sustenta l a p o s i b i l i d a d de l a re-
70

toda su prosperidad, sus privilegios, sus hermosas ca- paración de la r u p t u r a i n d i v i d u a l y social es l a convicción
sas, vive obsesionada por el miedo y un sentimiento de que l a c o m u n i d a d solo sobrevivirá si l a persona es capaz
de inseguridad. Y esto seguirá siendo así hasta que los de h u m a n i d a d suficiente c o m o para t r a n s f o r m a r sus propios
sudafricanos de todas las razas sean libres. La liber- odios y deseos de venganza en reconciliación y reconstruc-
tad, señor, es indivisible. Los blancos de esta tierra ción. Esto n o es u n c o m u n i t a r i s m o abstracto, pues desde la
no serán libres hasta que todos los sectores de nuestra filosofía ubuntu, l a persona c o m p r e n d e q u e p e r m i t i r la re-
comunidad también lo sean . 67 construcción de la sociedad es p e r m i t i r s u p r o p i a posibilidad
de plenitud, y que s u p r o p i a h u m a n i d a d puede crecer o dis-
L a T R C sudafricana adoptó entonces u n mecanismo m i n u i r según las actitudes que d e c i d a c u l t i v a r en su v i d a .
71

de resolución de conflictos c o m u n i t a r i o , p r o p i o de las socie- L a motivación tras l a reconciliación b u s c a d a es entonces la


dades Ubuntu: el inkundla o lekgotla . 68 de reparar las relaciones, l a c o m u n i d a d , y eso pasa p o r l a re-
paración t a n t o d e la víctima c o m o d e l a g r e s o r .
72

132 133
V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

A MODO DE SÍNTESIS: m e m o r i a , que abra c a m i n o s de reparación (Piper); expresa


APROXIMACIÓN A UNA DEFINICIÓN DE REPARACIÓN t a m b i é n la p o s i b i l i d a d de perdón (Jankélévitch).
O t r o aspecto e n el que coinciden las tres disciplinas
A pesar de las diferencias epistemológicas de las perspectivas es e n la noción de una "reparación simbólica". L o que se ha
que hemos estudiado, nos encontramos c on que emerge de r o t o , el daño causado o p a d e c i d o , no puede ser borrado. L a
ellas u n concepto de reparación coherente y unívoco. Tanto c o n d i c i ó n de sujeto histórico hace que todo lo que vive el ser
la psicología c o m o l a filosofía y los derechos humanos v i n - h u m a n o vaya configurando su identidad — p e r s o n a l o colec-
culan l a reparación al reconocimiento c o m o instancia que t i v a — y no se puede volver a u n punto previo a los aconte-
expresa la búsqueda de la verdad. N o parece ser posible re- c i m i e n t o s que producen dichas rupturas. Reparación se en-
paración alguna si no está v inc ul a da a la verdad, a l a explici- t i e n d e entonces, siempte, c o m o acto simbólico. N o pretende
tación del daño c o m o realmente existente y causante de una — p o r q u e n o p u e d e — deshacer el mal obrado o sufrido,
tuptura personal, intersubjetiva y social. sino compensarlo c o n actos que manifiesten lo contrario a l
Estrechamente relacionado c o n l o anterior está la v i n - o d i o expresado (Klein), manifestar el reconocimiento social
culación de la reparación a la palabra. E l m a l enmudece a la de l a víctima y las garantías jurídicas de que n o volverá a
víctima, la anonada, por m i e d o al agresor, para no padecer el ser dañada (Lira), apelar a l a h u m a n i d a d más h o n d a de los
estrés de recordar, por repugnancia frente a lo v i v i d o , por no actores sociales involucrados {ubuntu).
querer darle más poder en la p r o p i a existencia. Pero en es- Destacamos también que desde las tres perspectivas, la
tricta relación c o n el m a l , el no poder n o m b r a r l o , el silencio, reparación aparece c o m o necesidad al constatar l a v u l n e r a b i -
apunta también a la conciencia de que l o v i v i d o queda tan l i d a d hu mana. L a renuncia a la o m n i p o t e n c i a y l a apertura
fuera de los parámetros de la v i d a cotidiana, de sus pequeñas a la alteridad ( K l e i n ) , l a conciencia de que los límites cor-
preocupaciones, que no se puede c o m u n i c a r en ella. L a víc- porales pueden ser transgredidos c o m o dominación y abuso
t i m a enmudece porque la realidad de lo que ha v i v i d o parece (Malacrea), la l a b i l i d a d h u m a n a que puede llegar a concre-
irreal, imposible, en el m u n d o real. Entonces las palabras pa- tarse en males hasta entonces inimaginables (Fackenheim),
recen vacías de sentido, impotentes para expresar lo v i v i d o . la posibilidad de que la p r o p i a i d e n t i d a d sea d e f i n i d a a partir
Esto también puede ocurrir en el relato de los agresores y de la experiencia de ser víctima (Lira), las consecuencias para
en quienes escuchan el relato de los crímenes c on diferente la c o m u n i d a d si el sujeto no es capaz d e transformar su o d i o
intensidad. E l silencio de las víctimas y la negación de los por el agresor en reconciliación y reconstru cción {ubuntu).
perpetradores se co mp lem ent a n. Son las dos caras del e n m u - En definitiva, l a h u m a n i d a d vulnerable — a u n q u e conscien-
decimiento que provoca el m a l . 7 3 te de que u n a reparación que borre e l d a ñ o es i m p o s i b l e —
L a palabra, por el contrario, objetiva las secuelas i n - requiere, exige, algún tipo de reparación de l o s daños que
trapsíquicas d e l daño (Malacrea); permite u n posiciona- padece o que p r o v o c a para no d e s h u m a n i z a r s e .
miento de la sociedad ante lo v i v i d o {ubuntu); posibilita u n a D e f i n i m o s desde aquí, c o m o características transversa-
reelaboración del trauma, u n a reconstrucción colectiva de la les de la reparación:

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

• L a reparación no es restituir un estado u orden previo. E l p o r tanto necesitamos dependemos— del reconocimiento
daño recibido queda inscrito c o m o parte de la historia de d e otros para objetivar, p a r a dejarnos reparar. Además, c o m o
una persona o de u n pueblo. N o es posible u n a definición de e l daño al q u e n o s referimos remite originariamente a la r u p -
Occidente sin contar con la Shod, u n a definición de Sudáfri- t u r a de relaciones constituyentes (consigo m i s m o , c o n otros
ca sin considerar el A p a r t h e i d , u n a definición de los países la- significativos, c o n la sociedad), reparar y dejarse reparar i n -
tinoamericanos que no tome en cuenta las dictaduras m i l i t a - volucra el c o n s e n t i m i e n t o de dos libertades.
res c o n sus violaciones a los derechos humanos. Igualmente,
no es posible devolver la v i d a a quienes h a n sido asesinados, • La reparación tiene relación con la palabra, el reconoci-
n i hacer que esa pérdida no atraviese la v i d a de sus seres que- miento del m a l cometido o padecido y la re-interpretación
ridos. N o se puede extirpar de la m e m o r i a la experiencia de de los hechos e n u n horizonte de sentido. Reparar es devol-
haber sido torturado, violada, abusado sexualmente o testigo ver la palabra a las víctimas y a los agresores, c o m o herra-
de la devastación de su familia o pueblo. Incluso cambiando mienta reparadora.
la intensidad de los ejemplos, a las experiencias de rupturas
más cotidianas, llegamos a la m i s m a constatación. N o es po- • E l proceso de reparación conduce a u n a configuración
sible que el traicionado o la abandonada en u n a relación en más auténtica de la identidadpersonal. Esto porque i n c o r p o r a
la que se había atrevido a amar, n o tenga esa experiencia en la realidad v i v i d a y la p r o p i a vulnerabilidad, n o solo c o m o
su historia. N o es posible que el niño maltratado o descui- posibilidad de ser dañado, sino c o m o experiencia vital. Pero
dado por sus padres viva c o m o si no lo hubiese sido. N o se también porque n o permite fijar l a autodefinición desde
puede hacer que no estén las palabras que h a n h u m i l l a d o , las la herida, sino en l a capacidad h u m a n a de sobreponerse al
relaciones que h a n dañado, las propias elecciones que han daño, al odio y al dolor. A l ser ejercida, hecha historia c o n -
causado dolor a otros. Reparar no es remendar. Es reconocer creta, la repatación h u m a n i z a , es decir, hace más plena y ge-
la realidad tal c o m o fue, con el daño que ha p r o d u c i d o , y ela- nuinamente h u m a n a a la persona (y a los grupos humanos)
borar lo padecido o lo hecho padecer en la m e m o r i a biográ- que vive estos procesos.

fica y social. L a ruptura m i s m a — s i es auténticamente repa-


r a d a — puede ser ocasión que posibilite mayor h u m a n i d a d . • L a reparación con mayor potencialidad trascendente se da
en el perdón. E n esta instancia n o s o l o se repara a q u i e n h a
E n t e n d i d o así, reparar se acerca más a recrear que a restaurar.
p a d e c i d o el daño q u e provoca l a r u p t u r a causada p o r otro,
sino q u e es reparado también el agresor. E l pedir perdón, dar
• La reparación necesariamente alude a lo intersubjetivo. E n p e r d ó n , recibir p e r d ó n posibilita que a m b o s sujetos se defi-
el proceso de reparación necesitamos de otros, no podemos nan m á s allá del d a ñ o : ni el agredido s o l o es víctima, pues es
"auto-repararnos", pues es difícil separar el daño objetivo de capaz de un acto q u e lo empodera y l o libera, n i el agresor
la experiencia de ser herido. Oscilamos entre la tendencia a solo e s t a l , pues ha s i d o afirmado e n s u capacidad de reparar,
m i n i m i z a r el dolor sufrido y la exacerbación de lo padecido, r e c o n o c i e n d o al o t r o .

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

Notas: York 2.006; J . \ C . Wordea, El tratamiento delduelo. Asesoramiento psicológico y


terapia, Ed. Paidós, Barcelona 1997.

7 M . Malacrea, Traumay reparación, E d . Paidós Ibérica, Buenos Aires 2000.


1 R A E , Diccionario de la Lengua Española, M a d r i d 2 2 200i.
8 Cf. J . Hermán, Trauma y recuperación. Cómo superar las consecuencias de la
2 M . Klein-J. Riviére, "Amor, odio y reparación", en M . K l e i n , Obras Completas
violencia, E d . Espasa, M a d r i d 2004, 211-299.
(vol. V I ) , E d . Paidós-Hormé, Buenos Aires 1980, 141.
9 Ibíd., 2.99.
3 Ibíd., 136-137.
10 Cf. E . Lira, "Trauma, d u e l o , reparación y memoria", Revista de Estudios
4 Ibíd., 137.
Sociales 36 (2010) 20.
5 Es inreresante la reflexión que a l respecro hace M a r t h a Nussbaum: "la propia
11 Instituto Interamericano de Derechos Humanos ( I I D H ) , Atención Integral a
maldad puede ser fuente de bien. L o más significativo y revelador de esta línea
víctimas de tortura en procesos de litigio. Aportes psicosociales, San José, C o s t a
de pensamiento es que muestra que la ambivalencia del amor humano, que
Rica 2007, 7 7 -
en u n principio podría considerarse u n rasgo negativo de nuestras diferencias
z

con los animales, también puede ser una fuente importante de la creatividad 12 Baste aquí con recordar lo que ha significado el Apartheid en la configuración
y la intensidad del amor humano: el momento horripilante de descubrir en de la identidad de la actual Sudáfrica, las dictaduras militares de los años 70
la propia impureza la fuente de una orientación genuina hacia el exterior que y 80 e n América Latina y, de manera emblemática, Auschwitz, no solo para
permite reconocer las necesidades de otra persona". M . Nussbaum, Paisajes el pueblo judío, sino, por la m a g n i t u d — e n todos sus s e n t i d o s — del daño
del pensamiento. La inteligencia de las emociones, E d . Paidós Ibérica, Barcelona perpetrado, para la humanidad entera.
2008, 250.
13 I I D H , Atención Intégrala víctimas de tortura, 278.
6 E l trauma es un acontecimiento biográfico o social en el que la persona
afectada experimenta agonía psíquica, de manera que producen rupturas 14 Cf. B. Loveman - E . Lira, Las suaves cenizas del olvido: Vía chilena de
reconciliación política 1814-1932, L O M Ediciones, Santiago 1999, 15-16.
graves en su relación consigo misma, con el m u n d o o con los demás: " Trauma
is an incident over which we have no control and during which we typically feel 15 I I D H , Atención Integral a víctimas de tortura, 278.
fear and a sense ofpowerlessness tofix orget out of the situation. Going through a
trauma is hard, and healing from its ramifications takes time. Traumatic events 1 6 L a indiferencia social ante los hechos traumáticos y sus víctimas pueden ser
tend to undermine and shatter our beliefi about Ufe: that we are safe, that Ufe fruto de l a ignorancia o de la negación sistemática (perversa) como fruto de
has a pattern, that if we do X, then Y will happen. Most traumatic experiences u n a decisión política. Se puede negar el hecho en sí, y eso genera frustración
are outside of the frame ofour ordinary Ufe. Some are events that happen without a todos los niveles, partiendo por el cognitivo, pues se suplanta la experiencia
warning and are beyond our comprehension, for example, the destruction ofthe padecida c o n otra. E l temor principal no es el esclarecimiento de los hechos
WorldTrade Center, a bombing, ora massshooting. Othersmayhavebeen expected — l a v e r d a d — sino la suplantación de estos. Ibíd.
or predicted hut are still out of the ordinary, such as an earthquake, a flood, 17 " P o r otro lado es importante destacar que l a sanción del crimen permite
or a hurricane. Other traumatic experiences result from longer-lasting difficult a l a comunidad y a las víctimas salir del estado de dañina injusticia que la
or dangerous situations: being trapped in a mine, being in a war, being lost or i m p u n i d a d genera, pues si bien esa sanción n o anula el crimen, sí impide
abandoned in an unfamiliar, hostile place. More common experiences, but not q u e se siga cometiendo y continúen sus efectos e n el tiempo doloso de la
necessarily less traumatic, are events such as a car accident, a surgical procedure, i m p u n i d a d . E n un establecimiento simultáneo de la verdad y la justicia,
the sudden death of a loved one, the loss of a job, or a divorce. Some kinds of se dictamina que u n criminal es u n c r i m i n a l , que u n estado responsable es
trauma are in an entirely different category: the trauma of childhood abuse or responsable, y que la víctima es una víctima. E s t e trabajo de llamar a cada cosa
neglect, sexual abuse, and domestic vióleme, among others", M . Lang, Healing p o r su nombre, aclarando los alcances de c a d a u n a , tiene una indispensable
from Post- Traumatic Stress, M c G r a w - H i l l Professional Publishing, Blacklick f u e r z a simbólica reparatoria". Ibíd.
( O H ) 2007, 1. C f . también N . Nyquist Potter (ed.), Trauma, Truth and
Reconciliation: healing damaged relationships, O x f o r d University Press, N e w 1 I s a b e l Piper, psicóloga d e ILAS (Instituto L a t i n o a m e r i c a n o de Salud M e n t a l y
Derechos H u m a n o s ) , basándose en la investigación e intervención terapéutica

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

realizada con hijos de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos en C h i l e , 3 3 V . JankéléVitcri, £1 perdón, 2 1 8 .


Argentina, Guatemala y E l Salvador, sostiene que la violencia padecida
3 4 C f . M . D. López Guzmán, Desafios al perdón después de Auschwitz, 57.
constituye un trauma psicosocial que configuró la identidad de dichos países.
" L a idea fundamental es que las historias de vida de cada cual nos fueron 3 5 E . Fackenheim, Reparar el mundo, E d . Sigúeme, Salamanca 2008, 276. Las
constituyendo en sujetos con estructuras de personalidad relativamente estables cursivas son del autor.
y definitivas, que llevaban una coherencia interna que prometía mantenerse.
3 6 Ibíd., 220.
Éramos personas constituidas (o en vías de serlo) y, sin embargo, la dictadura
quebró la estabilidad y la promesa, nos marcó, nos traumatizó (...). Ambas 3 7 Ibíd., 278-279-
identidades (como individuos y como sociedad) nos parecen consecuencia
directa de haber vivido la dictadura, la que estaría viva en nosotros a través 38 Ibíd., 220.

de sus marcas". I. Piper, "Trauma y reparación, elementos de una retórica de 39 Ibíd., 277.
la marca en D D H H y Reparación", en E . L i r a - G . Morales (ed.), Derechos
Humanos y reparación: una discusión pendiente, E d . U A H - L O M , Santiago 40 Ibíd., 302.
2005, 94. 41 Ibíd., 300.

19 I. Caruso, La separación de los amantes. Una fenomenología de la muerte, E d . 4 2 Portavoz y mentor de los estudiantes de M u n i c h "La rosa blanca" que
Siglo X X I , México 1975. distribuían panfletos antinazi durante la persecución judía. Ibíd., 314.

20 E. Lira, Trauma, duelo, reparación y memoria, 20. 4 3 H u b e r habría citado a Fichte diciendo: " Y actúa como si el destino de todo
alemán dependiese de ti y de t u acción solitaria y la responsabilidad fuera
2 1 Ibíd., 17.
tuya". Ibíd., 315.
2 2 Ibíd.
4 4 Ibíd., 324.
2 3 Ibíd., 27.
4 5 Ibíd., 314.
2 4 Ibíd.
4 6 Ibíd., 343.
2 5 Cf. M . D . López Guzmán, Desafíos al perdón después de Auschwitz. Reflexiones
de Jankélévitch desde la Shod, E d . San Pablo-Comillas, M a d r i d 2010, 62. 4 7 Ibíd., 268-272.

2 6 C o m o E . Fackenheim, V . Frankl y E . Lévinas. 4 8 Ibíd., 352-353-

2 7 V . Jankélévitch, El perdón, E d . Seix Barra!, Barcelona 1999, 216-217. 4 9 Ibíd., 257.

2 8 También P. Ricceur reflexionará al respecto: "Así, es lo extremo del mal hecho 5(1 Ibíd.
al otro, en la ruptura del vínculo humano, lo que se convierte en el indicio
51 Ibíd., 334-
de ese otro extremo, el de la maldad íntima del criminal. Es en este punto
donde se anuncian nociones como lo irreparable en cuanto a los efectos, lo 52 C f . L . Praeg, "An answer to the Question: W h a t is U b u n t u ? " , South African
imprescriptible en cuanto a la justicia penal, lo imperdonable en cuanto al Journal ofPhilosophy 2 7 , 4 (2008) 367-385.
juicio moral". P. Ricceur, La memoria, la historia, el olvido, E d . Trotta, M a d r i d 5 3 Ibíd., 373. E l gobierno d e l Partido N a c i o n a l sudafricano introdujo en 1948
2003, 604. la política d e l "Apartheid", legitimación jurídica d e la segregación racial, que
2 9 V. Jankélévitch, El perdón, 219. establecía l e y e s discriminatorias para la p o b l a c i ó n africana negra y que favorecía
a los colonizadores afrikáners blancos. C o n este respaldo legal se cometieron
3 0 M . D . López Guzmán, Desafíos al perdón después de Auschwitz, ^y^6. numerosos crímenes inhumanos -—segregación, opresión, explotación,
desplazamiento y r u p t u r a de familias, asesinatos, encarcelamientos injustos,
3 1 Ibíd., 246.
etc.— c o n t r a el pueblo africano negro. C o m o política pública, el Apartheid
3 2 Ibíd., 247.

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V U L N E R A B I L I D A D , R E C O N O C I M I E N T O Y REPARACIÓN La reparación

terminó definitivamente en 1994 con la elección de Nelson Mándela, primer wháttver happens to the ivhole group happens to the individual. The individual
presidente sudafricano elegido por sufragio universal. Cf. M . M n y a k a , "The can only say 7 ttm, btcause we are; and since we are, therefore I arri. This is a
African Concept o f U b u n t u / Botho and its Socio-Moral Significance", Black cardinalpoint in the mdentanding of the African view of man. Everyone belongs
Theology: An International Journal 3,2 (2005) 233. and tbere is no one who does not belong. The sense of belonging is necessar
important and central in u b u n t u " . Ibíd., 221.
Cf. T. M u r i c h i , " A n African perspective on peace education. U b u n t u lessons
in reconciliation", International Review of Education 55 (2009) 225. 6 3 A . D a n o z , "Ética africana b a n t ú " , 413.

" The Parliament of South Africa issued the Promotion of National Unity and 64 " When you want to give high praise to someone we say, 'Yu, u nobuntu; he or sh
Reconciliation Act of 1995, which stated that the purpose of the Commission has ubuntu. This means that they are generous, hospitahle,friendly,caring
was "to provide for the investigation and the establishment of as complete a compassionate. They share what they have. It also means that my huma
picture aspossihle of the nature, causes and extent ofgross human rights violations caught up, is inextricably bound up, in theirs. We bekmg in a bundle oflife (...)
committed during theperiodfrom 1 March 1960" (South Africa 1995). The Act A person with ubuntu is open and available to others, affirming of others, d
also stipulated that the TRC wouldplace an emphasis on "the taking ofmeasures not freí threatened that others are able and good; for he or she has a proper self
aimed at the granting ofreparation to, and the rehabilitation and the restoration of assurance that comes with knowing that he or she belongs in a greater whole
the human and civil dignity of, victims of violations ofhuman rights' (Parliament is diminished when others are humiliated or diminished, when other are tortu
of the Republic of South Africa)". Ibíd., 223. or oppressed, or treated as ifthey were less than who they are. As human bei
whose identity is defined through interactions with other human beings, it fo
Ibíd., 226.
that what we do to others eventually feeds through the interwoven fabric of soci
Cf. M . Mnyaka, "The African Concept o f U b u n t u " , 215. economic andpolitical relationships to impact upon us as welT. T. M u r i t h i , " A n
African perspective on peace education", 226-227.
Cf. P. Barren, " T h e Quest for U b u n t u i n a Coming-of-Age South Africa.
Questions Arising from Dietrich Bonhoeffer's Latter Ideas", Religión & 6 5 Ibíd.
Theology 15 (2008) 8.
6 6 Ibíd., 23°.
L. Praeg, "An answer to the Question: W h a t is Ubuntu?", 369-370.
67 D . Tutu, Carta abierta al Sr. John Vorster, en Esperanza y sufrimiento. Sermone
Cf. A . Danoz, "Etica africana bantú. Notas para su definición", Moralia 4 y discursos de Desmond Mpilo Tutu, E d . Nueva Creación, Buenos Aires 1988,
(1982) 403. Cf. también en M . M n y a k a , " T h e African Concept o f U b u n t u " , 30.
2-35-
6 8 Cf. T. M u r i t h i , " A n African perspective on peace education", 228.
Cf. M . Mnyaka, " T h e African Concept o f U b u n t u " , 218.
6 5 Ibíd., 228-229.
"In the African world-view the community is the context for the manifestation
Ibíd., 229.
of both umntu (a person) and ubuntu (humaneness-literally humanness or
70

personhood). The valué and dignity of persons is best realized in relationships 71 C f . M . M n y a k a , " T h e African Concept o f U b u n t u " , 224.
with others. One cannot be a human being alone but in community. An African
72 Ibíd., 225-226.
individual is a communal being, inseparablefromand incomplete without others.
Mbiti explains this as follows: Only in terms ofother people does the individual 73 Cf. Gerrit Glas, "Elements of a p h e n o m e n o l o g y o f evil and forgiveness", en
become conscious of his being, his own duties, his privileges and responsibilities N . Nyquist Potter (ed.), Trauma, Truth and Reconciliation, 178-179.
towards himself and towards other people. When he suffers, he does not suffer
alone but with the corporate group; when he rejoices, he rejoices not alone but
with his kinsmen, his neighbors and his relatives whether dead or living. When
hegets married, he is not alone, neither does the wife 'belong'to him alone, so also
the children belong to the corporate body of kinsmen, even ifthey bear only their
father's ñame. What happens to the individual happens to the whole group, and
UNIVERSIDAD
ALBERTO
HURTADO
142 BIBLIOTECA
IV

V U L N E R A B I L I D A D , RECONOCIMIENTO
Y REPARACIÓN C O M O TRÍADA ÉTICA

Previamente h e m o s a m p l i a d o , p r o f u n d i z a d o , y luego d e l i -
m i t a d o la comprensión de las categorías éticas v u l n e r a b i l i -
d a d , r e c o n o c i m i e n t o y reparación. Sin embargo, el objeti-
v o de nuestra investigación es más específico aún, pues n o
pretendemos fundamentar desde la ética cristiana la validez
de estas tres categorías c o m o realidades aisladas. L o que
postulamos e intentamos f u n d a m e n t a r es que las tres están
articuladas de m a n e r a inseparable, de m a n e r a que c o n s t i -
t u y e n u n a tríada ética o, c o m o también la hemos l l a m a d o ,
un " m o v i m i e n t o " ético único. M u c h o de su vinculación h a
quedado ya de manifiesto, pues separarlas h a sido en algu-
nos m o m e n t o s u n ejercicio más b i e n m e t o d o l ó g i c o .
Es indudable, tanto desde l a filosofía y la psicología
c o m o desde los derechos h u m a n o s , q u e las tres son catego-
rías q u e tienen una dimensión ética. A continuación expli-
citaremos sus características c o m u n e s , para luego definir su
articulación como tríada ética.

145
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN Yulnerabiliha¿, reconocí miento y reparación como tríada ética

LAS CARACTERÍSTICAS COMUNES Q U E LAS DEFINEN y en l a reparación c o r n o construcción común de u n a nueva


realidad p o r parte de las personas involucradas en el daño
recibido.
La intersubjetividad

C o m o hemos visto, las tres categorías tienen su origen — o al Su necesaria relación c o n l a búsqueda de la verdad
menos gran parte de é l — en el carácter intrínsecamente so-
cial del ser h u m a n o . L o que hemos definido c o m o vulnerabi- Las tres categorías están también atravesadas por u n a bús-
lidad radical, esa apertura constitutiva de la persona a los de- queda subyacente, casi una exigencia podríamos decir, de
más, solo encuentra su sentido en las relaciones de alteridad. verdad, de autenticidad. L a vulnerabilidad p r o p i a y ajena
Si el ser h u m a n o no estuviese orientado por "naturaleza" al — e n cualquiera de sus tres d i m e n s i o n e s — requiere ser reco-
m u n d o de las relaciones — c o n s i g o m i s m o , c o n los demás, n o c i d a porque es característica propia del ser h u m a n o . U n a
con lo trascendente—, no sería apertura, sino sistema o cir- existencia auténtica exige el reconocimiento de la fragilidad,
cuito cerrado. También el reconocimiento reclama lo inter- la dependencia, l a desproporción, en definitiva, la vulnera-
subjetivo, pues n o podemos auto-reconocernos si no es des- b i l i d a d h u m a n a . L a identidad personal, o la de u n pueblo,
de la experiencia de ser reconocidos. D e la m i s m a manera, la solo puede aspirar a la integración y a la "vida buena" desde
reparación requiere, c o m o hemos dicho, de la participación el reconocimiento de sus límites. Las relaciones son autén-
de al menos dos libertades, la de quien ha sido vulnerado o ticas solo desde el reconocimiento de la v u l n e r a b i l i d a d del
padece su p r o p i a vulnerabilidad, y la de quien repara. otro, de la p r o p i a y de la m u t u a dependencia.
Este m o v i m i e n t o hacia la alteridad no es unidireccio- También la reparación reclama u n esclarecimiento de
nal n i ocurre solo en momentos fundantes de la identidad, la verdad. Esto se evidencia, por ejemplo, en el m o d o de p r o -
pues esta no es estática, sino que se va construyendo histó- ceder que de hecho han adoptado las múltiples comisiones
rica e intersubjetivamente. Es circularidad constante que re- de verdad y reconciliación en los países cuya historia h a sido
troalimenta la experiencia de las tres realidades: la alteridad atravesada p o r graves violaciones d e los derechos humanos.
inapresable del otro, necesaria para el propio reconocimien- También hemos p o d i d o constatar c ó m o esto ocurre de m a -
to, también agudiza la p r o p i a vulnerabilidad. A su vez, es n e r a análoga en los casos de trauma i n d i v i d u a l , tales c o m o el
esta alteridad la m i s m a que puede producir rupturas, la úni- abuso sexual y la violación. E l r e c o n o c i m i e n t o surge c o m o
ca que puede reparar. acción de aceptar p o r verdadera la r e a l i d a d de lo acontecido,
N o s encontramos no solo con la sociabilidad y la alte- tanto por parte de l a víctima c o m o p o r el agresor. Pero t a m -
ridad, sino también con la reciprocidad en los tres concep- b i é n surge corno a c t o de h o n e s t i d a d social o interpersonal
tos: en la vulnerabilidad c o m o interdependencia; en el re- ante la persona o c o m u n i d a d d a ñ a d a , acto que p o s i b i l i t a que
conocimiento c o m o posibilidad de reconocimiento m u t u o , la reparación c o m i e n c e a gestarse a p a r t i r de esa verdad.

146 147
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN VhhierabtlicdaA, ncvnocimie-nto y reparación como tríada ética

Esta característica presenta grandes desafíos, pues sa- Evidentemente, la p o s i b i l i d a d d e elegir una manera h u m a -
bemos que la aproximación a la verdad de los hechos está nizante de posicionarse ante l a p r o p i a vulnerabilidad requie-
mediada siempre por la subjetividad de quienes los h a n vivi- re u n reconocimiento previo.
do. Por lo demás, la búsqueda de la verdad a la que aludimos L a vulnerabilidad vulnerada, como hemos dicho,
no se completa con u n a declaración forense de los hechos. p o n e al sujeto ante la necesidad de l a palabra para objetivar
Se trata más b i e n de la reconstrucción de u n a narración y elaborar, para reconstruir su identidad dañada. Además, la
compartida que dé cuenta de lo acontecido, pero también p o s i b i l i d a d de nuevamente establecer relaciones de confian-
de la identidad y la historia de los sujetos involucrados en las za solo se puede reparar m e d i a n t e vínculos que, a través del
relaciones quebradas. E l d i n a m i s m o ético aspira a la verdad lenguaje y el símbolo, recreen lo dañado.
en sus tres momentos. Para pedir perdón, para expresar la consciencia de la
Destacamos finalmente la relación del agresor c o n la p r o p i a limitación y para reconstruir un proyecto de v i d a
verdad. S u reconocer y asumir la verdad no es solo reparador más coherente con su condición humana, q u i e n actualiza su
para la víctima, es también ocasión de reparar su p r o p i a h u - labilidad c o m o vulneración de otros requiere de la palabra.
manidad. A partir del reconocimiento de la responsabilidad L o s símbolos, además, marcan hitos y expresan de manera
y la c u l p a en los actos que h a n dañado a otros, puede apelar, pública una experiencia interior. Esto incorpora a otros en el
en la relación con los demás, a u n a verdad más p r o f u n d a que desafío de recrear l a m e m o r i a del mal cometido sin quedar
sus acciones h a n ocultado: su h u m a n i d a d más auténtica se anclados en él, de manera que se pueda seguir viviendo.
define n o solo por el m a l elegido, sino también por l a capa- E l reconocimiento se expresa, a nivel intersubjetivo,
cidad de pedir perdón y reparar. en el lenguaje de l a m i r a d a , de los gestos, de los nombres
propios. Siendo este lenguaje irremplazable en las relaciones
interpersonales, h a de tener u n correlato en el lenguaje j u -
El lenguaje y el símbolo como herramientas rídico y social que defina en leyes y símbolos concretos las
garantías necesarias para salvaguardar l a d i g n i d a d universal y
D e múltiples maneras hemos i d o v i n c u l a n d o cada categoría el derecho a la singular i d e n t i d a d de t o d o s los m i e m b r o s de
al lenguaje y al símbolo, a la narración de u n a historia y una c o m u n i d a d .
a la re-elaboración o posicionamiento ante ella. Siendo ca- L a reparación, c o m o h a q u e d a d o expuesto, muchas
tegorías intersubjetivas, es coherente que lo que construya veces puede serlo solo desde e l l e n g u a j e simbólico. Esta
el espacio "entre" ambos sujetos sea el lenguaje en su más constatación no d i s m i n u y e su c a p a c i d a d transformadora y
a m p l i o sentido. Las personas necesitan de la palabra y el s u potencial reconciliador ante el p o d e r destructivo y deshu-
símbolo para reconocer su vulnerabilidad radical, pues es el manizante de cualquier daño que toca l a integridad de u n a
lenguaje el que permite elaborar c o m o experiencia lo que de persona o sociedad. D e c i r "reparación s i m b ó l i c a " n o equiva-
otra manera permanece solo c o m o "horizonte atemático". le a decir arreglo epidérmico, sino más b i e n aspira a ser todo

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VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN Vulnerabilidad, reconocimiento y reparación corno tríada ética

lo contrario. E l ser h u m a n o ha sido definido c o m o "animal v i n c u l a a conceptos tales como solidaridad, libertad, i d e n -
simbólico" por la capacidad que tiene el símbolo para c o n -
1 t i d a d , dignidad, gratitud, reciprocidad, lucha y paz, etc. E l
figurar su identidad y su comprensión de la realidad. L a cla- reconocimiento posibilita, en u n a realidad o telación c o n -
ve, nos parece, está en encontrar los gestos simbólicos que creta, un masque desborda su definición, abriendo espacio a
realmente sean capaces de portar c o m o significado — p a r a m a y o r y más auténtica h u m a n i d a d .
todos los involucrados y para la sociedad en su c o n j u n t o — Finalmente, e n la reparación encontramos esta m i s m a
la v o l u n t a d común de reparar. característica de desborde, si cabe, más explícita que en las
anteriores. N o habiendo posibilidad de restaurar la realidad
p r e v i a a l a ruptura, volver a u n estado "originario", solo es
S u potencialidad para desbordar y recrear la realidad inicial auténtica una reparación de lo dañado que, incorporando
la r u p t u r a , recree y transforme la identidad personal, la rea-
A l decir "desbordar y recrear" nos referimos a la potenciali- l i d a d , la sociedad. Es en este proceso de volver a construir
dad de estas tres categorías de ser no solo apertura a lo inter- que se abre la p o s i b i l i d a d de u n más. Posibilidad de que lo
subjetivo y lo social, sino también a aquello que supera su padecido n o defina l a identidad de la persona c o m o víctima,
propia definición. sino más bien de lo que descubre en su capacidad de seguir
Esto es lo que explicitábamos, por ejemplo, al plantear viviendo. P o s i b i l i d a d de perdonar, de transformar el o d i o y
la vulnerabilidad c o m o "horizonte" o "fondo" desde el cual la agresividad en fuerza que construye. P o s i b i l i d a d de hacer
la p l e n i t u d h u m a n a se puede vislumbrar de otra manera. de aquello que parecía podía devastarla, ocasión de recono-
Siendo en sí m i s m a una realidad neutra, apertura, la manera cerse en esa "radical apertura", de manera tal que la r u p t u r a
en que el ser h u m a n o se posiciona ante esta vulnerabilidad la sea ocasión de crecer hacia u n a realización más plena y au-
puede volver p o s i b i l i d a d de mayor h u m a n i d a d . Posibilidad téntica de la p r o p i a h u m a n i d a d .
de amor y de amistad, posibilidad de relaciones auténticas,
posibilidad de ternura, de cuidado y de responsabilidad, etc.
L a vulnerabilidad es categoría que, según se sitúe el ser h u - Su ARTICULACIÓN C O M O TRÍADA ÉTICA
mano ante ella, desborda su p r o p i a definición, posibilita u n
más de sentido, de p l e n i t u d , en definitiva, de h u m a n i d a d . A partir de lo anterior, se podría a f i r m a r que l a v u l n e r a b i l i -
D e igual manera, el reconocimiento puede quedar de- dad, el reconocimiento y la reparación c o n s t i t u y e n u n a tría-
finido desde los "tres caminos" que presenta Ricceur — d i s t i n - d a ética porque c o m p a r t e n características fundamentales. L o
ción, reconocimiento de sí y reconocimiento m u t u o — ; sin que postulamos, sin embargo, es que, m á s aún, constituyen
embargo, sobre todo en sus dos últimos niveles, es acto y acti- e n conjunto u n m o v i m i e n t o ético i n s e p a r a b l e . Esto se m a -
tud cuyas consecuencias lo desbordan. U n a expresión de esto nifiesta c o n mayor claridad, a nuestro j u i c i o , si lo miramos
es que, en todos los autores estudiados, el reconocimiento se desde sus polos: la v u l n e r a b i l i d a d y l a reparación.

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VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN Vulnerabilidad, reconocimiento y reparación como tríada ética

Si la vulnerabilidad h u m a n a (la radical, la vulnerada o s e actualiza c o m o m a l , c o m o miseria, c o m o inhumanidad.


la labilidad) es realidad universal que reclama u n a respuesta L a perspectiva p r o p i a m e n t e cristiana, como desarrollaremos
ética, la reparación vendría a ser la manera de responder que e n l a segunda parte de esta investigación, d a u n paso d i s t i n -
permite que esta realidad — e n sí m i s m a n e u t r a — se realice t i v o más. Para e l cristiano reparar las rupturas del pecado, y
humanizando y no deshumanizando, actualizando sus po- aquellas que s o n s u consecuencia, solo se comprende c o m o
tencialidades c o m o apertura y no m i n a n d o la integridad del participación e n l a acción reparadora definitiva realizada e n
sujeto abierto. Para fundamentar esta afirmación, es i m p o r - Cristo.
tante n o olvidar c ó m o hemos definido reparación y recono- A h o r a bien, en n i n g u n o de los niveles señalados es
cer c ó m o se concreta esto en cada nivel de vulnerabilidad. posible pasar de l a vulnerabilidad a la reparación si no es
E n cuanto a la vulnerabilidad radical, reparar no signi- a través del reconocimiento. Esto queda reflejado en las
fica eliminar la "apertura" que constituye, pues ella es la que múltiples políticas de estado que fracasan e n sus intentos de
posibilita relaciones humanas auténticas. Se trata más bien reconciliar sociedades heridas, divididas por tener u n a histo-
de reparar el daño de u n posicionamiento ante d i c h a vulne- r i a de rupturas violentas entre sus miembros. N o basta c o n
rabilidad que, p o r desacertado, pueda producir rupturas y diagnosticar el daño e intentar ejercer una acción reparado-
heridas. ra, pues esto finalmente lo que hace es objetivar a l a víctima
H e m o s d i c h o , además, que nada de lo que hacemos o y su sufrimiento. H a y que ser capaz de reconocer al otro
padecemos se puede borrar y que reparar no es restaurar u n a vulnerado, c o m o otro y c o m o vulnerado. Reconocer su alte-
condición o estado previo. A n t e la vulnerabilidad vulnerada, ridad, reconocer la manera en que narra lo v i v i d o , reconocer
reparar sería entonces u n a manera de relacionarse c o n la per- lo que podría hacerlo capaz de abrirse a la reconciliación.
sona vulnerada, o ella m i s m a c o n aquello que la h a dañado, Así, a la hora de intentar una reparación simbólica, el sím-
que permita que su v i d a y su identidad no queden determi- bolo puede realmente significar en el m u n d o d e l otro, tocar
nadas p o r esa realidad. M á s aún, que permita que su v i d a y su manera de vivir el trauma, la r u p t u r a y las huellas que le
su identidad queden capacitadas para mayor h u m a n i d a d a han dejado, alentar en él la p o s i b i l i d a d de seguir v i v i e n d o
partir de esa realidad sufrida. Esto, a nivel intrapsíquico e como él quisiera seguir viviendo.
intersubjetivo, ciertamente, pero también a nivel jurídico y También en los demás niveles d e v u l n e r a b i l i d a d , el re-
social. conocimiento es lo que hace posible l a reparación. Y a hemos
E n relación c o n la vulnerabilidad c o m o labilidad, la visto cómo ante l a constatación de l a dependencia radical,
reparación no pretende eliminar la posibilidad del m a l en el la fragilidad personal, o la i m p o s i c i ó n de la v u l n e r a b i l i d a d
ser h u m a n o . Recordando a Lévinas , podríamos decir que la
2
del otro, por ejemplo, los autores e s t u d i a d o s c o i n c i d e n en
reparación consistiría en la p o s i b i l i d a d de la libertad h u m a - la exigencia d e l reconocimiento p a r a e l florecimiento h u m a -
na n o solo de "evitar o prevenir", sino también de n o p e r m i - no, l a libertad y la vida auténtica. S i n "ver" y s i n "ser visto"
tir que tenga valor determinante, absoluto, lo que de hecho en el horizonte abarcador de la v u l n e r a b i l i d a d r a d i c a l , el ser

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VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN Vulnerabilidad, reconocimiento y reparación como tríada ética

h u m a n o se construye a sí m i s m o u n a identidad — c o n los las rupturas de quienes están en situaciones parecidas. U n


consiguientes m o d o s de r e l a c i ó n — falsa. Solo es posible re- ejemplo de esto es la solidaridad, muchas veces característi-
parar desde la m i r a d a que afirma en la existencia, contando c a , entre los más pobres.
c o n esa vulnerabilidad. En ocasiones, el reconocimiento m i s m o puede ser
Esto m i s m o se puede ampliar a lo que hemos llamado reparador, c o m o puede también hacer más aguda la expe-
vulnerabilidad capaz de vulnerar, o labilidad. Reconocer la riencia d e la p r o p i a vulnerabilidad. Quizás el ejemplo más
"debilidad constitucional que hace que el m a l sea posible" es 3
paradigmático aquí sea la ternura que, cuando es genuina,
la única manera de "evitar o prevenir el m o m e n t o de la i n - hace más diáfano el "rostro" de ambos sujetos en la relación.
h u m a n i d a d " . Más aún, reconocer que esa d e b i l i d a d consti-
4
La reparación posible será, en algunas ocasiones, el
tucional no da cuenta de todo lo que el ser h u m a n o es, sino c o m p r o m i s o c o n l a vida de quienes son vulnerados, l u c h a n -
solo de u n polo de su "desproporción" o no-coincidencia
5
d o p o r el reconocimiento de su dignidad y derechos, c o m o
consigo m i s m o , es esencial para que sea real la posibilidad
6
h a o c u r r i d o en situaciones concretas de violencia étnica o
de reparar y de ser reparado. racial. Otras veces, ante daños que parecen humanamente
Parece entonces razonable afirmar que la tríada éti- irreparables, reconociendo que n o se puede hacer más que
ca no se constituye solo p o r las características comunes de elegir permanecer en relación, com-padecer o perdonar pue-
las tres categorías que la c o m p o n e n , sino sobre todo por el de ser profundamente reparador.
m o v i m i e n t o que las articula c o m o d i n a m i s m o ético. L a v u l -
nerabilidad meramente constatada c o m o tal no es categoría
ética, sino más b i e n u n a realidad h u m a n a . E l m o v i m i e n t o
ético se inicia al m o m e n t o de tener que hacer u n a elección
c o n respecto al m o d o de relacionarnos c o n esa realidad en la
propia h u m a n i d a d y en la de los demás: el reconocimiento.
Este es el punto de inflexión en la tríada, porque l a repara-
ción está supeditada a la manera en que se t o m a posición
ante la vulnerabilidad y, sobre todo, ante el vulnerable. E l
reconocimiento c o m o posicionamiento ético posibilita, a su
vez, u n a nueva elección: la reparación. Así, las tres categorías
forman u n d i n a m i s m o ético.
Acentuamos que este d i n a m i s m o no es lineal, sino
circular. H a y determinadas situaciones vitales en las que la
vulnerabilidad experimentada permite reconocer los gestos
más auténticamente humanos y, por tanto, posibilita reparar

154 155
VULNERABILIDAD, RECONOCIMIENTO Y REPARACIÓN

Notas:
S E G U N D A PARTE

1 E . Cassiere, Antropología filosófica, E d . Fondo de Cultura Económica, México F U N D A M E N T O S D E LA T R Í A D A É T I C A


1971, 49.
EN LA TEOLOGÍA MORAL
2 " N o se trata de dudar de esta miseria humana — d e este imperio que las cosas y
los malvados ejercen sobre el h o m b r e — , de esta animalidad. Pero ser hombre
es saber que es así. L a libertad consiste en saber que la libertad es así. Pero
saber o ser consciente es tener tiempo para evitar o prevenir el momento de
la inhumanidad". E . Lévinas, Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad,
E n l a p r i m e r a parte de esta investigación hemos propuesto
E d . Sigúeme, Salamanca 1987, 59.
u n a fundamentación de la tríada desde u n a perspectiva a n -
3 P. Ricceur, Finitudy culpabilidad, E d . Taurus, M a d r i d 1986, 15.
tropológica. L a finalidad de esta segunda parte será hacerlo
E . Lévinas, Totalidad e infinito, 59.
4
desde la ética cristiana.
' I. Boné Pina, Vulnerabilidad y enfermedad mental. La imprescindible L a renovación de la teología moral posterior al C o n -
subjetividad en psicopatología, E d . Comillas, M a d r i d 2010, 26.
c i l i o Vaticano II ha insistido en la centralidad de la Sagrada
T. D o m i n g o Moratalla, " L a estructura de la ética hermenéutica de Paul
Escritura en su reflexión . E n ese espíritu, propondremos
6
1
Ricceur", en J . Masía, T. D o m i n g o Moratalla, A . Ochaita, Lecturas de Paul
Ricceur, E d . Comillas, M a d r i d 1998, 286. u n a fundamentación de la tríada como d i n a m i s m o ético
presente en el A n t i g u o Testamento (capítulo V ) y en el N u e -
vo Testamento (capítulo V I ) . Tal c o m o señala la Pontificia
C o m i s i ó n Bíblica en su d o c u m e n t o " B i b l i a y m o r a l . Raíces
bíblicas del c o m p o r t a m i e n t o c r i s t i a n o " , los dos criterios
2

metodológicos fundamentales para reconocer l a coherencia


de u n planteamiento m o r a l c o n la Sagrada E s c r i t u r a son la
conformidad con la visión bíblica d e l ser h u m a n o y la c o n -
f o r m i d a d con el ejemplo de Jesús. E s t o s dos criterios estarán
siempre de trasfondo en los capítulos de fundamentación
bíblica .3

Fundamentar la teología m o r a l e n la Sagrada Escriíu-


ra no es, entonces, recabar citas, n o r m a s explícitas o respues-
tas estáticas a los problemas que s u r g e n de l a v i d a h u m a n a
y la praxis cristiana. L a B i b l i a ofrece a l creyente y al! teólogo
moral u n marco orientativo que s e ñ a l a un h o r i z o n t e más
plenamente h u m a n o desde el cual v i v i r en fidelidad la re-
lación c o n Dios y c o n los demás . C u a n d o la interpretación
4

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