Está en la página 1de 15

RAFAEL GAUNE / CLAUDIO ROLLE

COMITÉ CIENTiFICO (Editores)


BENEDETTA ALBANI / Max Planck Institute for European Legal Histoty, Alemania
ROLENA ADORNO / Yale University, Estados Unidos
IGNACIO CHUECAS / Pontificia Universidad Catölica de Chile
MARfA JOSÉ CORREA / Universidad Andrés Bello, Chile
ANA DiAZ / Universidad de Murcia, Espaüa
PIERRE-ANTOINE FABRE / École des Hautes Études en Sciences Sociales, Francia
HUGO HERRERA / Pontificia Universidad Cat61ica de Valparaiso, Chile
Homo dolens
PEDRO IACOBELLI / Pontificia Universidad Cat61ica de Chile

PATRICIA IMBARACK / Pontificia Universidad Cat61ica de Chile

VINCENZO LAVENIA / Universita di Bologna, Italia Cartograffas del dolor:


RAFAEL MANDRESSI / École des Hautes Études en Sciences Sociales, Francia

TOMAS A. MANTECÖN / Universidad de Cantabria, Espafia

GIUSEPPE MARCOCCI / University of Oxford, Reino Unido


sentidos, experiencias, registros
MARIO PRADES / Universidad Andrés Bello, Chile

JORGE ROJAS I Pontificia Universidad Cat61ica de Chile

LUIS VALENZUELA / Universidad Andrés Bello, Chile

FONDO DE CULTURA ECONOMICA


MÉx1co - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ECUADOR ESPANA
ESTADOS UNID0$ DE AMÉRICA GUATEMALA - PERÜ - VENEZUELA
390 HOMO DOLENS. CARTOGRAMAS DEL DOLOR

Tras el dolor experimentado por estos sujetos ignorados por la historia


hasta ahora, es posible ademås observar el vinculo dolor-violencia, el que se
entrevé en los diversos relatos consignados en los expedientes. La pretensi6n
de "rebajar" en su dignidad a las personas, fuese a la india Francisca o a 20.PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS.
dofia Trånsito por su marido, revela que se trata de una pråctica "aceptable" LA CONSTRUCCIÖN DEL CASO SARA BELL EN
de violencia hacia las mujeres57. Fuese porque una es mujer de mala Vida, o SANTIAGO DE CHILE A FINES DEL SIGLO XIX*
Ia Otra una presunta asesina, 10 cierto es que se encuentra presente en el
relato la violencia ejercida hacia Ias mujeres en un contexto complejo y fuer- VERONICA UNDURRAGA SCHÜLER
temente agresivo en sf mismo, mediante el agravio a su honor. En efecto, la
violencia-dolor puede adoptar diversos rostros.
Paralelamente, Ios rastros de dolor rescatados de Ios fragmentos judicia-
les ofrecen al lector la posibilidad de mirar microsc6picamente como 10 hace EL MIÉRCOLES II de noviembre de 1896, el diario El Chileno publicaba una
un bi610go en su laboratorio las reales intenciones que hay detrås de Ias crftica a la prensa por el tratamiento del asesinato de la joven Sara Bell:
declaraciones, querellas y testimonios de los participantes, 10 que permite
concluir que en muchas ocasiones las partes en los juicios utilizaron las La ola del escåndalo.
emociones, en nuestro caso el dolor-sufrimiento, como un dispositivo mani- A prop6sito del célebre crimen.
pulable e intencionado, tendiente a lograr un objetivo preciso y trazado con Deberes de la prensa.
anterioridad a la demanda. Ello no significa que el dolor experimentado sea
del todo falso o aparente, pues no es posible adentrarnos en las conciencias y iQué gran cloaca de escåndalos hemos abiertdl iC6mo se ha derramado por esta
pensamientos mås ocultos de Ios involucrados. Con todo, es factible entrever ciudad de Santiago Ias Viejas y nuevas historias pestilentes! iCuånto y cuån
los claroscuros de los diversos protagonistas, y reconstruir sus historias e sabroso pasto han tenido en estos dfas los corrillos de los salones y clubs donde
intenciones a partir de la experiencia compartida por todos ellos: el dolor. semaneja la cr6nica escandalosa!
Se dijo un dfa sotto voce, medrosamente, en tono velado y malicioso, que un
joven de la alta sociedad, un amigo o conocido de todos, estaba acusado de haber
asesinado a una muchacha en tales o cuales circunstancias.
Era una bella historia; era un escåndalo que comenzaba bien.
Después apareci6 el veneno, la supuesta instigadora, Otra historia repug-
nante i Otra i Otra i Otra, hasta que hemos Ilegado a no hablar sino de escåndalo,
leer escåndalos, inventar escåndalos, respirar el escåndalo en el aire.
$3Z•Y?...
Voraz estaba el püblico, querfa escåndalos y los ha tenido para saciarse. [... ]

Esa hoja diaria que Ileva en sus columnas, ideas, noticias, anuncios ia qué
manos va a parar? - Acaso a las de un nifio, a Ias de una joven inocente, a las de
una criatura en quien la narraci6n de tanto delito y tanto vicio descritas con
deleitaci6n despierta malas pasiones
Pensamos que los diarios pueden seguir dando noticias sobre este y Otros
crfmenes, y nosotros mismos Ias hemos publicado y seguiremos publicando;

Este artfculo es resultado de los proyectos Fondecyt Regular n.0 1 i 60501 "Administrando el

escåndalo: honor y reputaci6n en


1840-1920" y Agencia Estatal del Conocimiento (AEC)
Chile,
q; proyecto 1+D HAR2015-63804-P, Espafia, "La Vida emocional de las mujeres: experiencias del
mundo, formas de la sensibilidad. Europa y América, siglos XVÜ-XD(". Agradezco a Tamara
57 Lipsett-Rivera. "Honor, familia y violencia", 185-199.
Miranda Molina por su exhaustivo trabajo de recopiIaci6n documental.

391
392 HOMO DOLENS. CARTOGRAFfAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 393

pero es necesario que termine la exhibici6n de todos los detalles que son una
Del mismo modo que las "comunidades de lectores"6 de Ias narraciones
ofensa para la morall. e Ios crfmenes célebres definfan formas especfficas de apropiaci6n, signifi-
caci6n y traducci6n7, nuestro anålisis asume que aquellas también incidfan
la construcci6n del relato por su autor. En efecto, partimos de la base de
La critica anterior, relativa al "caso Sara Bell", es solo un ejemplo de Ias
existencia de una relaci6n dia16gica entre un escrito singular y el "hori-
que se plantearon a Ia prensa como promotora de conductas inmorales en el
zonte de expectativas" de sus lectores, es decir, "el conjunto de las convencio-
Chile de fines del siglo La metåfora de las cloacas abiertas, con olores
nes y de las referencias compartido por su püblico o por sus püblicos", 10
pestilentes que inundaban la ciudad reforzaba la imagen fuertemente nega-
que implica que la significaci6n del texto sea hist6ricamente construida8. Es,
tiva que asociaba Ios escåndalos a la inmoralidad, el crimen y Ias malas
justamente, a ese "horizonte de expectativas" al que se referfa el artfculo de
pasiones. Los intereses econ6micos de los medios de prensa, que lucraban
Chileno cuando indicaba: "voraz estaba el püblico, querfa escåndalos y los
con los escåndalos, se nutrfan de un contexto social åvido por conocer y
comentar conductas escandalosas. Se trataba de una sociedad que no solo ha tenido para saciarse"9
Con el te16n de fondo de una faz de la modernidad que se mostraba deca-
consumfa escåndalos, sino que se mostraba como agente activo en su pro-
dente, la ciudad de Santiago de Chile participaba del fen6meno europeo del
ducci6n. Tal como Ia sociologfa contemporånea ha analizado, el escåndalo
Wmacimiento de una prensa sensacionalista orientada al relato de faits divers,
no surge solo del hecho transgresivo en sf mismo, sino de su representaci6n
o de t'cr6nica policial", en las filtimas décadas del siglo XIX. En el caso fran-
como suceso escandaloso por una sociedad que actuaba activamente en su
cés, por ejemplo, estos diarios traducfan el creciente interés por los hechos
construcci6n2.
de sangre, a Ia par con un alza general de la criminalidad a partir de la
Como indica Ia cita del peri6dico El Chileno, los comentarios y chismo-
década de 1880, sin dejar de lado las estrategias comerciales de 10s propieta-
rreos que recorrfan los corrillos y salones dialogaban con la prensa en la
construcci6n y circulaci6n de los "crfmenes célebres", visibilizando la inte- rios de los medios de prensa10
racci6n entre los mecanismos tradicionales —el rumor— y los modernos, a
En el contexto chileno, el relato de faits divers no gener6 publicaciones pro-
ias. Sin embaréo, los diarios que nacieron de la conformaci6n de la prensa
saber, el impreso y Ia prensa3. En consecuencia, junto con aceptar la relevan-
modernall incluyeron cada vez mås una secci6n "cr6nica policial" que no solo
cia de la escritura como motor de cambio psic016gico, social, politico y eco-
daba cuenta de Ia violencia urbana, sino que construfa una representaci6n del
n6mico, es relevante reconocer que esta dialogaba permanentemente con
pråcticas de oralidad de enorme riqueza4- En el contexto de una "ciudad
6 Roger Chartierj El orden de los libros: lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los siglos
letrada" —una sociedad basada en la primacfa de la palabra escrita5—, la
y XVIII (Barcelona: Gedisa, 1994).
oralidad presentaba rnültiples formas de significar 10 escrito y sus receptores 7 Peter Burke y Ronnie Po-Chia, Ln traducciön cultural en Europa modema (Madrid: Akal,
desempefiaban un papel relevante. 2010).
8 Roger Chartier, Libros, lecturas y lectores en la Edad Modema (Madrid: Alianza Universidad,
*1993), 60.

i En Otra ocasi6n, el mismo medio calificaba a la prensa de "Divulgadora indecorosa de 9 El Chileno (20 de noviembre de 1896).
El relato de fail-divers caracteriz6 a la prensa francesa del sigto XIX que incluy6 el relato
cenagosos pormenores"; que propiciaba la "exhibici6n del fango", en EI Chileno (20 de noviem-
bre de 1896). breve de "hechos diversos", tales como crfmenes de sangre, escåndalos o accidentes, que desper-
taban el interésdel püblico general. Ver Louis Chevalier, Splendeurs et miseres du fait divers
2 El modO de narrar Ios casos de escåndalo correspondfa a un modelo especffico» un "enfo-
(Paris: Editions Perrin, Collection Tempus, 2004); Dominique Kalifa, LEncre et Ie sang: récits de
que dramåtico" o puesta en escena culturalmente codificada y, por tanto, aprehensible en sus
crimes et société Ia Belle Époque caso chileno es importante men-
(Paris: Fayard, 1995). Para el
significaciones por el pübico al que se dirigfa. Ver Carolina Schillagi, "Problemas püblicos,
cionar la presencia de secciones destinadas especfficamente a Ia cr6nica policial, a partir de Ia
casos resonantes y escåndalos. Algunos elementos para una discusi6n te6rica", Polis, vol. 10: 3
(201 i): 245-266.
década de 1870, en algunos de los principales diarios del perfodo, tales como La Repüblica, EI

3 Destacamos el uso del concepto "crimen célebre" en el mismo titular de Ia noticia citada. Progreso y El Ferrocamil.
11 Una de las principales caracterfsticas de la prensa "moderna" es la relevancia que tiene el
Mås adelante desarrollaremos el papel de estos en los imaginarios de la criminalidad de fines
del siglo XD(.
factor comercial en la selecci6n y publicaci6n de sus contenidos. Lo
segün Teresita
anterior,
Rodrfguez, va de la mano con "la heterogeneidad temåtica y el desprendimiento de autorfas
4 Walter J. Ong, Oralidad y escritura. Tecnologfas de la palabra (Buenos Aires: Fondo de Cul-
explfcitas e ideologizadas". Véanse Carlos Ossand6n y Eduardo Santa Cruz, Entre las alas y el
tura Econ6mica, 2006); Jack Goody (comp.), Cultura escrita en sociedades tradicionales (Barce-
plomo. La gestaciön de la prensa modema en Chile (Santiago: LOM / DIBAM / Arcis, 2001); Teresita
Iona: Gedisa, 1996); Jack Goody, The Interface Between the Written and the Oral (Cambridge:
3} Rodrfguez, Valparafso al instante. Imågenes e imaginarios urbanos a través de la cr6nica poli-
t

Cambridge University Press, 1993); David Olson y Nancy Torrance (eds.), Literacy and Orality
Cial Sucesos, 1902", en Marfa José Correa (coord.), Justicia y Vida cotidiana en Valparaiso. Siglos
(Cambridge: Cambridge University Press, 1991).
(Santiago: Acto Editores / Universidad Andrés Bello, 2014), 208.
5 Ångel Rama, La ciudad letrada (Hannover: Ediciones del Norte, 1984).
394 HOMO DOLENS. CARTOGRAFLAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 395

delito y de sus actores, en particular del victimario como "otro" y hasta como Matta Pérez encarnarfa abuso de la elite a los sujetos mås låbiles de su con-
el
monstruo"12, En apoyaba en Ia reciente ciencia
este sentido, este discurso se exto social, encarnados en una débil, pobre y desprotegida mujer. Lo ante-
de la criminologfa que hacfa coincidir rasgos mentales con rasgos ffsicos, cone •or ü•ansformarfa esta historia en una metåfora de la "cuesti6n social" y
formando un "hombre criminal" marcado por el determinismo bi016gic013. explicarfa Ia celebridad o "fortuna" de este caso en Ia sociedad de su tiempo.
A diferencia del caso que nos ocupa, pråcticamente Ia totalidad de IOS
hechos de sangre narrados por la "cr6nica policial" chilena eran protagoni-
zados por sujetos populares representados al margen de la "ciudad modema LAS 'CHIsrORIAS ESCANDALOSAS"
y que vivian en condiciones de "miseria, alcoholismo y promiscuidad"14. Por QUE RODEARON EL ASESINATO DE SARA BELL
el contrario, la historia del asesinato de Sara Bell puede considerarse uno de

Ios "casos célebres" que cada cierto tiempo se conocfan en Ias urbes decimo. Como sefialaba el artfculo "La ola del escåndalo. A prop6sito del célebre cri-
n6nicas. Segün Lila Caimari, estos tendfan a ser homicidios que involucra- "">khü.
Den", publicado por Et Chileno, el tratamiento del crimen de Sara Bell por Ia
ban a sujetos de elite, cuya repercusi6n periodfstica se extendfa durante dfas prensa habfa derramado por Santiago "historias pestilentes" y 'tescandalo-
o semanas y cuya existencia se prestaba para discutir temas tales como la sas", evidenciando tanto la excesiva cobertura de todos los detalles del caso,
decadencia de las clases altas15. !aSf como el notable impacto que esta tuvo en la sociedad de su época18. Un
Siguiendo dicho patr6n social, el asesino de Sara Bell, como detallaremos testigo de este revuelo fue el escritor, politico y diplomåtico Luis Orrego
mäs adelante, era un abogado, que pertenecfa a Ia elite y frecuentaba Ios cfr- Luco, quien no solo fue contemporåneo a los hechos, sino que también cono-
culos mås exclusivos de la sociedad de Santiago. Su pertenencia social, junto ci6 personalmente a los involucrados19.
a otros factores16, explica Ia relevancia que adquiri6 este caso en su momento, Orrego Luco dedica un capftulo de su obra Memorias del tiempo Viejo,
asf como también durante Ios siguientes decenios17. La representaci6n de Ia ütulado "Un drama santiaguino", a narrar lae historia del crimen de Sara Bell
identidad social de Luis Matta Pérez y de Sara Bell por la prensa harfan de y la incidencia que esta gener6 en su tiempo. Asf, por ejemplo, relata una
esta historia una metåfora del aprovechamiento de Ia vulnerabilidad. Luis visita al palacio de gobierno, en la que el mismo presidente Federico Erråzu-
riz Zafiartu propone como tema de conversaci6n el "crimen de la calle Fon-
12 Carla Rivera, "Mujeres malas.La representaci6n del delito femenino en Ia prensa de prin- "tecilla", como era conocido en sus primeros dias20. En ese momento, pocos
cipios del siglo xx", Revista de Historia Social y de las Mentalidades, vol. 1: 2 (2004): 91-111; dfas después de ocurrido el crimen, ya se comentaba en los ambientes de
Carla Rivera, "El crimen de Ia calle Lord Cochrane. La representaci06n del delito en la cr6nica
elite Ia identidad del principal sospechoso, el joven arist6crata Luis Matta
policial de principios del Siglo xx en Chile", en Alejandra Araya et al., Del nuevo al Viejo mundo:
mentalidades y reprasentaciones dasde América (Santiago: Fondo de Publicaciones Americanistas
/ Facukad de Filosoffa y Humanidades Universidad de Chile, 2005), 200-212. Ver también el '8 Un ejemplo del revuelo que caus6 el asesinato de Sara Bell en diversos cfrculos de la socie-
caso de la revista Sucesos en Valparafso en Rodriguez, 'Valparafso al instante". dad de Santiago fue la reuni6n convocada por Ios estudiantes de la Universidad de Chile en
13 Cristiån Palacios y César Leyton (ed), Industria del delito. Historias de las ciencias crimino- torno a este hecho y su posterior Es importante mencionar que Luis Matta Pérez habfa
16gicasen Chile (Santiago: Ocholibros, 2014); Marco Antonio Le6n, "Por una 'necesidad de pre- realizado sus estudios de Derecho en esta instituci6n. "El crimen de Ia calle de Fontecilla", en La
servaci6n social': Cesare Lombroso y la construcci6n de un 'homo criminalist en Chile
Nueva Repüblica (jueves 5 de noviembre de 1896).
(1880-1920)", Cuademos de Historia 40
Luis Orrego Luco (18661948) era un abogado y escritor, que también actu6 como diplo-
19
14 Rodrfguez, "Valparaiso a] instante", 222. måtico chileno. Se titu16 de abogado en 1887 y durante sus estudios conoci6 a Luis Matta Pérez,
ts Lila Caimari, La ciudad y y Vida cotidiana en Buenos
el crimen. Delito Aires, 1880-1940 quien también obtuvo el tftulo de abogado en la Universidad de Chile. Su obra mås destacada
(Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2009), 124-133. ha Sido la novela Casa grande (1908), en la que recrea a la clase alta chilena a través de un matri-
16 Nos referimos, en particular, al interés de medios de prensa, asf como de algunos
ciertos monio en crisis, y que fue interpretada como una nove)a en claves Junto a Luis Matta Pérez
cronistas y escritores, todos ellos adversarios polfticos de Luis Matta Pérez, el supuesto homi- particip6 en el bando congresistat durante la guerra civil de 1891, por 10 que sus destinos se
cida de Sara Bell, en usar esta historia para poner en evidencia la incapacidad moral de la elite siguieron uniendo. Posteriormente, seguirfa teniendo contacto con Matta en los espacios de
triunfadora en la guerra civil de 1891.
sociabilidad de Ia elite santiaguina de fines del siglo XIX, como el Club Hfpico o el Club de la
17 El diario El Chileno, en uno de sus titulares destaca que en el crimen de Sara Bell existen
Vni6n.
"personas de alta posici6n social mezcladas en el asunto". "El Crimen de la calle Fontecilla. La 20 Orrego Luco indica que en una de sus habituales visitas a su amigo el presidente Erråzuu
muerte misteriosa de Sara Bell. Profunda emoci6n social. EI enigma de la vfctima. El veneno. riz, en compaöfa de Benjamin Erråzuriz y del intendente de Santiago, Domingo Amunåtegui
Personas de alta posici6n social mezcladas en el asunto", en El Chileno (miércoles 4 de noviem- Rivera, al retirarse, el presidente "retuvo de ia chaqueta al intendente y con sonrisa curiosa y
bre de 1896). Sobre Ia pervivencia del relato de Sara Bell durante decenios, véanse Ias Menzonas extrafia, con interés y a media voz, pregunt6: "dQué sabe Ud. del crimen de la Calle Fontecilla?",
del tiempo Viejo de Luis Orrego Luco y una de las cr6nicas de Joaquin Edwards Bello titulada
en Luis Orrego Luco, "Un drama santiaguino", en Memorias del tiempo Viejo (Santiago: Edicio-
"El asesinato de Sara Bell".
nes de la Universidad de Chile, 1984), 590.
396 HOMO DOLENS. CARTOGRAFfAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 397

Pérez, cuyo nombre aån no era publicado por los peri6dicos de Santiago. •como agente activo del drama a su representaci6n como sujeto pasivo de la
Por ello, Orrego Luco y sus cercanos, luego de salir del palacio de gobierno historia, nos aproximaremos a la comprensi6n del dolor a través de Ia victi-
para dirigirse al Club de Ia Uni6n, se extrafiaban al observar que Matta mizaci6n de Ia joven Sara.
Pérez, en uno de los salones de este recinto, se dispusiera a jugar billar con Para alcanzar estos prop6sitos, hemos seguido Ia trayectoria del caso a
tanta tranquilidad. Discurrfan sobre la dificultad de que este filtimo fuera través del anålisis cuantitativo de Ias publicaciones de cinco peri6dicos —La
realmente el asesino, considerando la calma y el ånimo con que se divertfa. I..zi, La Nueva Repüblica, EI Chileno, El Ferrocarril y EI Potvenir— durante

Segün el escritor, los cotilleos iniciales ü-ascendieron prontamente los cfrcu- siete meses25. Iniciamos este recorrido en octubre de 1896, con la primera
Ios aristocråticos, propagåndose a toda Ia sociedad, pues "al dfa siguiente ya noticia relativa al tema, y 10 terminamos en mayo-junio de 1897 con la publi-
se comentaba mås abiertamente Ios rumores que corrfan en el publico caci6n del folletfn El Asesinato de Sara Bell de Daniel Castro Hurtado, en el
Las interacciones entre oralidad y palabra escrita, entre rumores e diario La Lei, el que a los pocos meses serfa publicado en formato de libro
impresos, como ilusfra la descripci6n anterior, se nutrfan y dialogaban entre por la imprenta de ese mismo peri6dic026. Con el prop6sito de atenernos a
sf para construir y luego amplificar el escåndalo del "Crimen de la calle Fon-

tecilla" o "Crimen de Sara Bell"22. Es a partir de las narraciones del drama de Europa y América. Siglos WII-XIX (Santander: Editorial de la Universidad de Cantabria, 2016),
Sara en la prensa de Ia época, siempre en diålogo con las expectativas de su 385. La bibliograffa relativa a la historia de las emociones es amplia para el contexto europeo,

püblico-lector, que en este artfculo analizaremos Ias formas cambiantes de por 10 que los siguientes textos constituyen una breve referencia: William Reddy The Navigation
of Feeling: A Framework for the History of Emotion (Cambridge: Cambridge University Press,
significaci6n de uno de los crfmenes con mayor repercusi6n påblica desde el
2001); Peter Burke, "Is There a Cultural History of the Emotions?' en Representing Emotions:
nacimiento de la prensa moderna en Chile. No es nuestro interés caer en el New Connections in the Histories of Art, Music and Medicine (Aldershot: Ashgate, 2005):
relato de los pormenores de este caso ni tampoco discutir si dichas afirma- 35-47; Peter N. Stearns y Carol Stearns, "Emotionology: Clarifying the History of Emotions
ciones, expresadas en Ios impresos y comentadas por los rumores, eran verf- and Emotional Standards", American Historical Review, vol. 90: 4 (1985): 813-836; Carol Z.
dicas o no. Lo que realmente nos interesa aquf es reflexionar en torno a las Stearns y Peter N. Stearns (eds.), Emotion and Social Change: Toward a New Psychohistor (New

significaciones cambiantes de este crimen y su relaci6n con el contexto social


.t{York: Holmes & Meier, 1988); Keith Oatley, Emotions. A brief history (Malden, MA: Blackwell,
2004); Barbara Rosenwein, Generations of Feeling. A History of Emotions, 600-1700 (Cambridge:
y cultural de su tiempo. A 10 largo de estas påginas analizaremos c6mo este Cambridge University Press, 2016); Ute Frevert et al., Enotional Lexicons. Continuity and change
proceso cultural dinåmico dialogaba tanto con arquetipos literarios como the vocabulary of Feeling, 1700-2000 (Oxford: Oxford University Press, 2014); Jan Plamper» The
con el contexto politico y social del momento, el de la "cuesti6n social" con History ofEmotions. An Introduction (Oxford: Oxford University Press, 2015).
25 El diario La Lei, que circu16 entre 1894 y 1910, era el 6rgano del Partido Radical y ha Sido
sus correspondientes connotaciones morales23.
caracterizado por Eduardo Santa Cruz como "uno de los mejores exponentes de difusi6n doctri-
Proponemos que la significaci6n del crimen de Sara Bell por la prensa
naria". Logr6 atraer a numerosos lectores interesados, alcanzando un tiraje de doce mil ejem-
fueun proceso; un itinerario que implic6 la adopci6n sucesiva de distintos plares y mantuvo la publicaci6n de folletines. Por su parte, La Repüblica —o La Nueva
modelos de comprensi6n, cada uno de ellos con sus respectivos arquetipos Repiblica— fue fundado en 1891 por partidarios del partido balmacedista, y tuvo una publica-
de protagonistas, caracterizados por configuraciones emocionales especffr intermitente tanto por motivos politicos como econ6micos. El diario EI Chileno —publi-

cas que otorgaban sentido al drama ocurrid024. Asf, en el trånsito de Ia mujer cado entre 1883 y 1924— se caracterizaba por su gran circulaciön püblica, en particular entre
los sectores populares, debido a la inserci6n de avisos econ6micos dirigidos a este grupo, asf
como a estrategias comunicacionales que terminaron por constituir, segün Santa Cruz, "la
21 Orrego Luco, "Un drama santiaguino", 590. esfera püblica plebeya". Por esta raz6n ha Sido llamado "el diario de las cocineras", el que desde
22 Sobre el caso Sara Bell solo existen dos publicaciones que han hecho referencia, de 1893 incluy6 novelas y folletines de gusto masivo y popular. Durante el siglo XIX, el diario El
manera tangencial, a su historia, Daniel Palma analiza tres pliegos de lira popular referidos al Ferocarril fue el principal medio informativo del pafs, manteniendo una s61ida estrategia
caso para dar cuenta de las representaciones de la justicia, en particular de su caråcter "cla- comercial a la par con contribuir a formar una opini6n pfiblica distanciåndose de gobiernos y
sista". Daniel Palma, "La ley pareja no es dura'. Representaciones de la criminalidad y Ia justi- partidos polfticos. Por ültimo, el diario EI Ponenir representaba la voz de la Iglesia cat61ica. Se
cia en la Lira Popular chilena", Historia 39: 1 (2006):204. Por su parte, Manuel Vicuöa hace una public6 durante treinta y dos afios, primero bajo el nombre de El Estandarte Cat61ico (entre
breve referencia al caso para describir los orfgenes de la literatura policial en Chile en Reconsti- '1874 y 1891), y después llamado El Porvenir (desde 1891 hasta 1906). Véanse Eduardo Santa
tuciön de escena (Santiago: Hueders, 2016). Cruz, La prensa chilena en el siglo XIX Patricios, letrados, burgueses y plebeyos (Santiago: Edito-
23 Nos referimos a los arquetipos literarios que caracterizaron ciertas obras, como Juana rial Universitaria, 2010), 73-137; Rail Silva Castro, Prensa y periodisnzo en Chile (1812-1956)

Lucero de Augusto D'Halmar, que hablaban de desigualdad y explotaci6n social, de acuerdo a (Santiago: Ediciones de la Universidad de Chile, 1958), 302-377.
los c6digos de la novela realista. 26 Daniel Castro Hurtado fue el teniente de pesquisas, encargado de la investigaci6n del caso,
24 Sobre IOS distintos modelos emocionales femeninos que convivfan en el Chile decimon6- hasta que fue acusado de complice de la fuga de Luis Matta Pérez. En raz6n de ello estuvo en
nico ver Ver6nica Undurraga, "De coléricas a nerviosas. Emociones femeninas y sus ejes de com- prisi6n desde noviembre de 1896 hasta mayo de 1897. A1 hacer püblico el relato del caso, a tra-
prensi6n. Chile, 1840-1890", en Marfa Luisa Candau Chacon (ed), Las mujeres y Ias enzociones eti vés del folletfn publicado en La Lei, Castro indic6 que su prop6sito era reivindicar su nombre y
398 HOMO DOLENS. CARTOGRAFiAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 399

Publicaciones mensuales del "caso Sara Bell"


los lfmites de este trabajo, hemos centrado nuestro anålisis en Ios dos peri6-
entre octubre de 1896 y junio de 1897*
dicos que iniciaron las publicaciones relativas al caso y que, a su vez, fueron
40
Iosque mayor difusi6n dieron al tema a 10 largo de sus påginas, a saber, La
35 -

Igi y La Nueva Repüblica.


30
Esta büsqueda de Ia historia del asesinato de Sara Bell en las påginas de
25
Ia prensa permiti6 distinguir el itinerario de su repercusi6n püblica, consta-
20
tando la notable relevancia del tema en Ios dos primeros meses luego de ocu-
15
rrido el homicidio (sesenta y tres artfculos publicados en los cinco peri6dicos 10
analizados, durante noviembre y diciembre de 1896)27. Ahora bien, pese a Ia 5
merma sufrida en los primeros seis meses de 1897, es importante constatar
Ia pervivenciade las publicaciones sobre el caso, en particular en los peri6di- 40 so
50 00
cos La Lei, El Porvenir y EI Chilen028. Lo anterior es aün mås relevante si o
consideramos que Matta Pérez se fug6 a los pocos dfas de ocurrido el asesi-
nato, el 3 de noviembre de 1896, sin conocerse jamås su paradero. Este A naavés de cinco peri6dicos: La Lei; La Nueva Repüblica; EI Chileno; El Ferrocanil,
suceso priv6 a la prensa de toda publicaci6n referida a su encarcelamiento, y El Porvenir.
su juicio y su condena, aunque dedic6 sendos artfculos relativos a los opera-
tivos para hallar al pr6fug029.
El interés por la historia del asesinato de Sara Bell traspasarfa los lfmites
El caso del peri6dico La Lei resulta de un interés particular, ya que se de la prensa y, como ha planteado Lila Caimari para algunos casos célebres

trata del diario que mantuvo el mayor nümero de publicaciones sobre el


ocurridos en Buenos Aires, "tensarfa las posibilidades de la cr6nica del cri-
caso durante el afio 1897 (un promedio de 2,8 artfculos mensuales entre men hasta sus ültimas consecuencias, mezclando sus noticias con ficci6n"30.
enero y junio de 1897). Ello da cuenta de los intereses comerciales que exis- Los proleg6meno's de este proceso de diålogo entre las noticias del crimen de
tian detrås de la publicaci6n de artfculos relativos a "casos célebres". En Sara y la ficci6n, se encuentran en la publicaci6n del mencionado folletfn El
efecto, el diario La Lei conserv6 un nivel estable de publicaciones sobre el asesinato de Sara Bell que, en el mismo afio 1897, se divulgarfa en formato de
caso Sara Bell con el prop6sito de mantener la atenci6n del püblico en la libro por la imprenta La Lei.
historia a la espera de la publicaci6n del folletfn El asesinato de Sara Bell Ahora bien, los hilos de la ficci6n envolverfan afin mås Ias representacio-
durante mayo y junio de 1897. nes de esta historia y en el afio 1897 verfa Ia luz la novela Sara Bell o una
de la aristocracia, de autorfa de Oscar Hall-Port, pseud6nimo de Car-
los Lathrop. Este ültimo también escribirfa dos piezas teatrales, cuyo mon-
taje fue prohibido por el alcalde de Santiago Ålvaro Garcés Puelma, por ser
contrarias "a Ia conveniencia social i a las buenas costumbres", asf como
debido a que las obras hacfan referencia a un proceso aün sometido a la
decisi6n de los tribunales de justicia31. Lathrop, partidario del derrocado
"demostrar ante la faz del pafs con documentos comprobatorios la culpabilidad de los verdade-
ros responsables de la evasi6n de Luis Matta Pérez". "El asesinato de Sara Bell. Nuevos deta- presidente Balmaceda, vio en el asesinato de Sara Bell una oportunidad para
lies", en La Lei (domingo 16 de mayo de 1897). vilipendiar a un enemigo politico, asf como para denunciar la decadencia
27 Debemos considerar que el asesinato se produjo a fines del mes de octubre de 1896. moral de la clase dominante32.
28 Respecto al periådico In Nueva Repüblica no fue posible hallar los nümeros publicados

durante el afio 1897, por 10 que Ia muestra elaborada solo consider6 sus publicaciones de los
meses de octubre, noviembre y diciembre de 1896. 30 Lila Caimari, Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultura en ia Argentina, 1880-1955

29 La prensa elucubr6 durante semanas sobre los lugares en los que Luis Matta Pérez podfa (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 2004), 166.
31 "El drama 'Sara Bell'. Fracaso de Ia reclamaci6n Lathrop ante Ia Corte Suprema", en La
encontrarse oculto, relatando las diversas redadas realizadas por la policfa para dar con su
paradero. Asf es como se public6 con Iujo de detalles los allanamientos realizados a: su domici- Lei (jueves de abril de 1897).
lio (calle Moneda 17F), su oficina en Ia Compahfa de Seguros "La Nueva York", la hacienda de 32 Juan Poblete, Literatura chilena del siglo XIX entre publicoslectores y figuras autoriales

Chicureo, el Convento de la Preciosa Sangre, los domicilios de su hermano y amigos (ubicados (Santiago: Cuarto Propio, 2003). Ver también Guillermo Sunkel, Razön y pasi6n en la prensa
en Ia manzana entre las calles Miraflores, Merced, Huérfanos y Las Claras) y, finalmente, el Tea- popular. Un estudio sobre cultura popular, cultura de masas y cultura politica, 2.a edici6n (San-

tro Municipal. tiago: Ediciones y publicaciones el buen aire S.A„ 2016).


400 HOMO DOLENS. CARTOGRAFfAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 401

Los folletos también recogerfan la historia del crimen, haciendo circular Facundo Alcayaga, decidi6 partir a California con su hijo pequefio,
adre,
entre la poblaci6n algunos de los alegatos que formaron parte del proceso hermano de Sara. Luego de vivir en dicha instituci6n por casi diez
edio
judicial, como sucedi6 con la Defensa de Maria Requena por el abogado Don afiOS, Sara fue recogida —"vestida y alimentada" y "tratada como una per-
Teöfilo A Zapata, que busc6 reivindicar Ia reputaci6n de la criada, tan vili- sona de familia"—— segån Ia prensa, por una antigua amiga de su madre o,
pendiada en la prensa y en la lira popular33. Por su parte, los pliegos de lira de acuerdo al testimonio de una testigo clave del juicio, por una pariente de
referidos al caso permiten calibrar su resonancia en los sectores medios y acundo Alcayaga36. La joven vivi6 con esta familia hasta contraer matrimo-
populares de Ia ciudad de Santiago. Tanto Rosa Araneda como Juan B. Iiio, en marzo de 1891, a los dieciocho afios de edad, con Vfctor Llovert. El

Peralta hablaron de Ias injusticias de un sistema judicial que protegfa al rico, matrimonio dur6 muy poco y Llovert abandon6 a su esposa dirigiéndose a
denunciando tanto la culpa del homicida como del juez del proces034. endoza o a Valparaiso. A1 no ser recibida nuevamente por su antigua bene-
La "fortuna" mediåtica que acabamos de relatar reconstruy6 una y Otra factora, la joven —que se encontraba "en la indigencia", como relatara mås
vez la historia de Sara. Por ello, para poder comprender este proceso de &arde su amante y asesino— debi6 vivir de Ia caridad de un sacerdote y de
resignificaci6n es necesario conocer algunos elementos båsicos de la Vida de dos sefioras de la alta sociedad, que pagaban el arriendo de su humilde habi-
la joven. Sara Bell Recabarren naci6 cerca de 1873 y muri6 en octubre de taci6n en una casa de respet037. Una de estas senoras le habrfa recomendado
1896, a 10s veintitrés afios, asesinada, supuestamente, por su amante Luis al abogado Matta Pérez para que demandara a su esposo, procurando obte-
Matta Pérez. Para opini6n püblica35, sus orfgenes quedaron envueltos en
Ia er una pensi6n para mejorar su dramåtica situaci6n econ6mica.
el misterio, luego que su trågica muerte propiciara una serie de rumores. Por su parte» Luis Matta Pérez pertenecfa a la alta sociedad de la época y
Fue enterrada como Sara Bello, aunque luego se descubri6 que esto obede- enfa importantes vinculos sociales y polfticos, al haber participado en el
ci6 al interés por ocultar su identidad por parte de Matta Pérez. Luego, la ando triunfador de la guerra civil de 1891. Frecuentaba Ios mås importantes
prensa la sindic6 como la quinta hija del matrimonio conformado por Geno- salones y clubes de la aristocracia, Ilevando una Vida ostentosa que sostenfa
veva Recabarren y Juan Bell, un ingeniero inglés radicado en Antofagasta. gracias a sus amorfos con una mujer divorciada, extranjera y extremada-
Sin embargo, los rumores, que Iuego recogerfan Ios peri6dicos interesados mente rica38. Ella, a quien también conoci6 durante la tramitaci6n de su
en el caso, hablaban de su nacimiento ilegftimo, senalåndola como hija natu- divorcio, 10 habia convertido en administrador absoluto de sus bienes.
ral de un diputado de elite de apellido Lyon. Diversos antecedentes parecfan Luego que Sara y Luis se convirtieran en amantes, este comenz6 a apo-
fundar estas sospechas, como el que Juan Bell envi6 a sus tres hijos mayores yarla econ6micamente, primero Ilevåndola a vivir consigo "disfrazada" de su
—supuestamente sus averdaderos hijos"— a educarse a Inglaterra, dejando ama de llaves y luego costeando el arriendo de una serie de casas en las que
en Chile a Sara y a su hennano Enrique.
A1 morir su madre, Sara fue internada a los cinco afios en la Casa de
Marfa, una instituci6n de beneficencia que recibfa nifios huérfanos o de 36 trata de Herminia Diaz Olivos, hija de Ia mujer que acogi6 en su casa a Sara Bell Reca-
Se
escasos recursos. Juan Bell ya habfa muerto y el segundo esposo de su ban•en. Herminia desempeöa un papel gravitante en el juicio por el asesinato de Sara, presen-
tando una serie de antecedentes para incriminar a Luis Matta Pérez. De hecho, apenas supo de
a muefte de Sara, por boca de la criada de estat Marfa Requena, se present6 en la Secci6n de
33 Proceso por muerte de Sara Bell. Defensa de Maria Requena por el abogado Don Teöfilo A, Seguridad de Ia Policfa de Santiago. Allf, manifest6 sus sospechas de que la muerte no habfa
Znpata (Santiago de Chile: Imprenta y encuadernaci6n Chilena, 1897). Sido natural, sino producto del envenenamiento por una sustancia suministrada por Luis Matta
34 A1 respecto ver Palma Alvarado, "La ley pareja no es dura", 203-204. Pérez. La cita corresponde al testimonio de esta misma mujer. Archivo Nacional Hist6rico
35 Sobre la relevancia de la opiniån püblica como tribunal polftico en los procesos de conso- (ANH), Fonda Judicial de Santiago (JS), caja 1, Tercer Juzgado del Crimen de Santiago contra
Iidacién del Estado y de configuraci6n de la naci6n, ya sea a partir de las propuestas de Jürgen Luis Matta y Pérez y Marfa Requena, Delito muerLe de Sara Bell, declaraci6n de Herminia Diaz
Habermas o matizåndola de acuerdo a Ia realidad chilena, véanse los trabajos de Ana Marfa Olivos, fjs. 7-10.
Stuven, IA seducci6n de un orderz, Las elites y la construccidn de Chile en las polémicas culturales 37 It Tercer Juzgado del Crimen de Santiago contra Luis Matta y Pérez y Marfa
ANH, JS, caja
y politicas del siglo XIX (Santiago: Ediciones Universidad Cat61ica de Chile, 2000), y Sol Serrano, Requena, Delito muerte de Sara Bell, declaraci6n de Luis Matta Pérez, fj. 91. "El asesinato de
dQué hacer con Dios en Ia Repüblica? Politica y secularizaciön en Chile (1845-1885) (Santiago: Sara Bell. Declaraciones del reo Matta Pérez", en La Lei (domingo 4 de abril de 1897).
Fondo de Cultura Econ6mica, 2008), 175-219. Si bien este espacio surgi6 en el marco del con- 38 En el testimonio que presta en el marco del proceso judicial por el asesinalo de Sara, Luis

flicto entre Iglesia y Estado, asf como de los procesos de configuraci6n de Ia naci6n, también fue Matta Pérez indica que conoci6 a Ia senora en cuesti6n al interænir como abogado en "la liqui-
usado como instancia para resolver conflictos particulares y, como proponemos nosotros, para daci6n de Ia sociedad conyugal habida entre ella y su marido, a la cual se puso término por
administrar los escåndalos durante Ver también Pilar Gonzålez Bernaldo, '(Litem-
el siglo XIX. haberse decretado el divorcio perpetuo". ANH,JS, caja I, Tercer Juzgado del Crimen de Santiago
tura injuriosa y opini6n pfiblica en Santiago de Chile durante la primera mitad del siglo M"; contra Luis Matta y Pérez y Marfa Requena, Delito muerte de Sara Bell, declaraci6n de Luis
Estudios Piblicos 76 Matta Pérez, fj. 96.
402 HOMO DOLENS. CARTOGRAFfAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 403

Sara vivi6 durante su ultimo, o dos ültimos, anos de vida39. EI idilio se habrfa Otros sucesos criminales por la prensa —como, por ejemplo, el "crimen de Ia
quebrado, al parecer, cuando Ia primera amante de Luis descubri6 el nuevo blameda de Las Delicias"— que sin embargo tuvieron mucho menor reso-
romance de su enamorado. Desde entonces habrfan comenzado, segün Ia nancia ptblica que el caso que nos convoca43. En efecto, "EI crimen de la
prensa, las "desgracias de Sara"40. Una serie de escåndalos en espacios pübli- Galle de Fontecilla" pas6 a los pocos dfas a ser conocido por los nombres de
cos y privados, escenas de celos, robos de cartas privadas y agresiones fisicas sus protagonistas e incluso a incluir reproducciones de sus fotograffas44. De
culminaron la noche del 22 de octubre de 1896 con la muerte de Sara, produ- este modo, Ios relatos del crimen se vincularon visualmente al fenotipo de
cida luego de varios intentos de envenenamiento por parte de Luis Matta sus protagonistas.
Pérez. La prensa de Ia época y Ios rumores que circularon en los salones, ter- Ahora bien, Ia presencia de los relatos criminales en la prensa no solo
tulias y cafés familiarizaron al püblico con los nombres de diversos venenos: dependfa de la fortuna mediåtica que estos tuvieran en la opini6n püblica,
arsénico, estricnina, digitalina y cianuro de potasio, sumado al cloroformo sino que también del interés de ciertos peri6dicos, o de sus periodistas, en
que Luis y su criada aplicaban, en telas empapadas con el lfquido, sobre la +recibir tanto réditos econ6micos como politicos de la difamaci6n de los
nariz y boca de Sara para calmar, supuestamente, sus ataques de histeria. implicados en los hechos. Esto explica, por ejemplo, que el peri6dico La Lei,
6rgano del Partido Radical, fuera el medio que mås destacara en sus påginas
'Ios detalles escabrosos del crimen y los crueles tratos que Luis Matta Pérez

LA CONSTRUCCIÖN DEL CASO SARA BELL: habfa dado a su amante. Desde sus primeras publicaciones sobre el caso, La
EL CRIMEN PASIONAL Lei identific6 a sus protagonistas con nombres, apellidos y vinculaciones
sociales, incluso imputando abiertamente culpabilidad a Luis Matta Pérez
Los obituarios de Ios peri6dicos marcan el punto de partida de la construc- consignåndolo como "el matador" o 'tel asesino" de Sara Bell.
ci6n del caso en la prensa de la época. En las ediciones del 24 de octubre de Otros medios, como el peri6dico balmacedista La Nueva Repüblica, pro-
1896 tanto el diario La Nueva Repüblica como La Lei publican el obituario de bablemente por su frågil posici6n en el nuevo escenario politico luego de la
Ia muerte de Sara. En ambos figura como '"Sara Bello' de 24 afios"41. En los derrota de su banao en la guerra civil de 1891, fue bastante mås cauto en el
dfas venideros la policfa interpretarå el cambio en su apellido no como un ttratamiento del tema. Las vinculaciones sociales y polfticas de Luis Matta
descuido o un error, sino como un intento del amante de Sara por ocultar su Pérez, capitån de caballerfa del ejército congresista vencedor, sin duda inci-
mUerte. dieron en esta posici6n. En efecto, no fue sino hasta su edici6n del 4 de
En un primer momento, La Nueva Repibiica Ilev6 la delantera en las noviembre de 1896, el cuarto artfculo publicado sobre el crimen, que el
publicaciones relativas a Sara, publicando cuatro artfculos en los nueve dfas peri6dico dio a conocer la identidad del autor del homicidio.
siguientes al obituario. Sus tftulos apelaban al misterio, significando el En las publicaciones anteriores el medio 10 consignaba como "el joven A." ,

suceso como un crimen —al comienzo en tono de interrogaci6n ("iOtro cri- al igual que a su amante como "la sefiora B." y a los médicos que se relaciona-
men misterioso?") y luego de afrmaci6n42—• situåndolo espacialmente en el ron con Sara y Luis con anterioridad al crimen como los amédicos I. y C."45
trazado urbano de la ciudad de Santiago. Asi también fueron consignados

43 Se trata del asesinato de la esposa de Pedro Melussa por Francisco Enrique Rosemberg,
39 Es Luis Orrego Lucot y no Ia prensa de la época» quien hace referencia a la primera forma un alemån que habfa trabajado anteriormente en la panaderfa de Melussa y que habfa Sido des-
que tuvo Matta Pérez de ocultar su amistad ilfcita con Sara, haciéndola pasar por su ama de pedido por mal comportamiento. "El autor del crimen de La Alameda de Las Deliciasn, en El
llaves. Es mås, el propio escritor Ia conoci6 en esas circunstancias, al visitar en una oportunidad Porvenir (miércoles 4 de noviembre de 1896), y "El drama de la Alameda de Las Delicias", en La
Ia casa de Luis Matta: "A fines de afi0* fui a visitar a mi Viejo amigo Mariano Sarratea Pinto. .Nueva Repüblica (miércoles 4 de noviembre de 1896).
alojado provisoriamente en casa de Matta Pérez, en la Calle Amunåtegui. A1 Ilegar. me introdujo 44 "El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica", en La Nueva Repi-

una dama de buen cuerpo, Ojos hermosfsimos, nariz bien delineada, rostro ovalado, boca blica (miércoles 4 de noviembre de 1896), y "EI crimen de Ia calle de Fontecilla", en La Nueva
grande y sensual, de conjunto atrayente y aspecto fino. Cubrfale el traje negro un delantal Repüblica (jueves 5 de noviembre de 1896).
blanco, y usaba cofia de encajes. En su porte, en su aire, en sus movimientos lucfa elegancia 4s En contraposici6n a 10 que sucede con Luis Matta Pérez y su primera amante, Mariana
diffcil de encontrar en la clase media", en "Un drama santiaguino», 595. Prevost, Ia vfctima siempre figur6 en la prensa por su nombre completo. Sobre Sara Bell Reca-
40 "El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica", en La Nueva Rept- barren se dijo inicialmente que era de nacionalidad inglesa, y que sus vecinos la apodaban "Ia
blica (miércoles 4 de noviembre de 1896). gringa", aunque prontamente se rectific6 esta informaci6n, sefialando que era chilena. "EI cri-
4i "Defuncionesn, en La Nueva Repäblica (såbado 24 de octubre de 1896); Defunciones, en La men de la calle de Fontecilla. Los actores del drama", en La Nueva Repiblica (jueves 29 de octu-
Lei (såbado 24 de octubre de 1896). bre de 1896); "EI crimen de la calle de Fontecilla. Inactividad judicial", en La Nueva Repüblica
42 " •Otro crimen misterioso?", en La Nueva Repüblica (lunes 26 de octubre de 1896). (lunes 2 de noviembre de 1896).
404 HOMO DOLENS. CARTOGRAMAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 405

Pese a estos resguardos, La Nueva Repiblica pespunteaba el perfil social de ara obtener sus objetivos. Entre ellos se encuentra, segån este peri6dico, la
Matta Pérez, consignåndolo como un joven "elegante, de simpåtico aspecto iiobtenci6n del veneno junto al hecho de que el dfa del crimen Matta Pérez
[que] es abogado de una de las principales casas comerciales ubicadas en hubiese alejado de Ia casa de Sara a Pedro Pablo Requena, hermano de Ia
Chile", destacando especialmente su pertenencia al "mundo aristocråtico"46 criada. De este modo, logr6 que Sara se quedara sola con Marfa Requena, 'ta
A la vez, adelantaba criticas a su proceder calificåndolo como "picaflor", es sirvienta de toda confianza del senor Matta"51. El peri6dico seiala explfcita-
decir como hombre que iba de mujer en mujer como el picaflor iba de flor en mente que Matta fue 'tideando el siniestro plan con toda la sangre frfa de un
flor.A1 parecer, antiguas rencillas polfticas y personales entre Matta Pérez y håbil abogado, prepar6 la cohartada [sic] del crimen, presentåndose en el
un periodista de este peri6dico explicarfan que, pese a las cautelas que tom6 Club de la Uni6n i conversando con varios caballeros que Ie podrfan servir de
el medio, este haya iniciado Ias publicaciones en Ios primeros dfas luego de testigos en caso necesario"52. Esto le permiti6 regresar a casa de su amante
ocurrido el crimen47. Es mås, en su defensa, La Nueva Repüblica justifica la cerca de Ias doce de Ia noche.
cobertura que otorg6 al crimen indicando que "ni culpa nuestra es tampoco El concepto "crimen pasional", entendido como d'un acto de violencia
que nuestros enemigos politicos se presenten de Ia noche a la manana en extrema entre dos personas con vfnculos amorosos", habfa surgido en Fran-
calidad de estafadores o asesinos "48 kcia a mediados del siglo XIX como una expresi6n popular —crime passion-
Junto a la individualizaci6n de los protagonistas del crimen, los peri6di- nel— mås que una noci6n jurfdica53. Como tal, implicaba una alteraci6n de
cos comenzaron a hilvanar Ias significaciones y, particularmente, los m6viIes Ia conciencia "provocada por sentimientos como Ios celos, la ira o el desen-
del asesinato. Elsegundo artfculo publicado en Ln Nueva Repüblica indicaba gafio", que conducfa finalmente a Ia atenuaci6n de la condena social del cri-
que se trataba de un crimen "cuyo m6vil ha Sido la terrible pasi6n de Ios men, asf como, en algunos casos, a la atenuaci6n del castig054. Se subentendfa
celos"49. Para ello, el periödico hacfa referencia al triångulo amoroso entre i:que el criminal pasional "era una persona normal y distinta al degenerado o
Sara, Matta Pérez y Mariana Prevost, Ia mujer rica divorciada que 10 mante- alcriminal nato"55.
nfa. Es aquf donde la prensa introduce el t6pico del "crimen pasional" que Este fue el tipo de relato que la prensa escogi6 para significar, en un
implica, segün antrop610gos e historiadores, "la conducci6n racional de las momento inicial, el asesinato de Sara Bell. Durante Ios primeros dfas, luego
emociones con la finalidad de lograr el prop6sito deseado"50. de ocurrido el crimen, los peri6dicos consignaban una y Otra vez los vocablos
La Nueva Repüblica hacfa eco de esta definici6n de "crimen pasional'j pasi6n", "odio"y "venganza", que luego comenzaron a convivir con Otro tipo
dando cuenta de una serie de antecedentes que, junto con probar la premedita- de discursos que, råpidamente, cobrarfan mayor relevancia. Asf, la primera
ci6n del crimen por Luis Matta Pérez, expresaban el manejo de las emociones amante de Matta, Mariana Prevost, al enterarse de fla pasi6n" de Luis por Ia
joven Saraj se habrfa presentado en casa de esta filtima formando "un gran
46 "El crimen de la calle de Fontecilla. Los actores del drama", en La Nueva Repüblica (jueves escåndalo"56. Luego de dicho episodio, Sara se habrfa quedado sola en casa
29 de octubre de 1896). "hecha un mar de lågrimas". Cuando al dfa siguiente le hizo presente a Luis
47 Luis Orrego Luco, en sus Memorias, hace referencia a este incidente. Dos anos antes del
crimen, durante un gran baile que se eféctuaba en el Teatro Municipal, Luis Matta Pérez al VEI crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblican, en La Nueva Repi-
saber que un periodista del perj6dico balmacedista se encontraba en el lugar "se encoleriz6 y, blica (miércoles4 de noviembre de 1896).
no contento con expulsarlej 10 golpe6. Este senor es quien acaba de hacer en su diario ia terrible 52 "El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica".
publicaci6n en que acusa a Matta Pérez ya que vive en una casa contigua a la del teatro del cri- 53 Saydi Nüfiez Cetina, "Entre la emoci6n y el honor: crimen pasional, género y justicia en la
men", en UUn drama santiaguino", 590. Por su parte, Joaqufn Edwards Bello identifica a este ciudad de México, 1929-1971 Estudios de Historia Modemay Contemporånea de México, vol. 50
j',

periodista con nombre de Julio Videla.


el
(2015): 28-44.
48 "El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de I-a Nueva Repüblica"r en La Nueva Repü• 54 Sandra Gayol, '"La maté porque era mfa': los asesinatos de mujeres en la Argentina (fines
blica (miércoles 4 de noviembre de 1896). del siglo nx-primeras décadas del xx)" en Scarlett OJPhelan y Margarita Zegarra (eds.), Muieres,
,

49 "EI crimen de la calle de Fontecilla. Los actores del drama", en La Nueva Republica (jueves Will-m (Lima: Instituto Riva-Agüero /
familia y sociedad en Ia historia de América Latina, siglos
29 de octubre de 1896). Instituto Francés de Estudios Andinos / CENDOC Mujer, 2006), 221-238; Eliza Earle Ferguson,
50 "La presencia del término pasional remite al campo semåntico en el cual se inscribe la "2 "Emotion Gender and Honour in a fin-de-siecle Crime of Passion: The Case of Marie Biere", en
acci6nt cuyas unidades primarias son el vfnculo amoroso, la emoci6n y Ia ruptura violenta y se Carolyn Strange, Robert Cribb y Christopher Forth (eds.), Honour, Violence and Emotion in
constituyen al mismo tiempo en denominaciones de la secuencia dei proceso de Ia relaci6n y 10s Histoty (London: Bloomsbury Kindle Edition Ferguson, 2014), 145-162.
hitos de significado de ella misma y de su desenlace. La intensa emoci6n aparece envolviendo 55 Pieter Spierenburg, A History of Murder: Personal Violence in Europe from the Middle Ages
toda la acci6n, de forma tal que se borran las relaciones entre sentjmiento y pensamiento", en to the Present (Cambridge: Polity Press, 2008), 188.
Miriam Jimeno, Crimen pasional. Contribuciön a una antropolog(a de las emociones (Bogotå: 56 "El crimen de la calle de Fontecilla. Los actores del drama", en La Nueva Repiblica Gueves
Universidad Nacional de Colombia, 2004), 23. 29 de octubre de 1896).
406 HOMO DOLENS. CARTOGRAFfAS DEL DOLOR 20. PASION, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 407

Ia "humillaci6n" que habfa aument6 planteando compara-


sufrido, Matta la como crfmenes pasionales. A1 desconocer inicialmente que en esta historia
ciones "odiosas') entre la dispar posici6n social de ambas mujeres57. En la existfan intereses materiales que pudieron incidir sustancialmente en la tra-
edici6n del jueves 29 de octubre de 1896, La Nueva Repüblica acude a la ret6- gedia, como dependencia econ6mica de Luis respecto a Mariana Prevost,
Ia

rica de las emociones desenfrenadas como hilo conductor de la historia: Ias comunidades de lectores otorgaron un papel central a Ias emociones. La
pasi6n, el odio y la excitaci6n protagonizaron Ia historia del asesinato de Ia
La joven Sara, terriblemente excitada, prometi6 a su amante armarle un escån- joven Sara en Ios cotilleos de Ios santiaguinos y en los titulares de la prensa.
dalo mayüsculo i vengar los ultrajes que habfa recibido de la senora B. Desde ese Sabemos que Ias corrientes cientfficas que marcaron las discusiones y
diat la joven principi6 a salir a la calle i a los paseos con el objeto de excitar los Ias pråcticas médicas en Chile durante el siglo XIX, entrelazando ideas evolu-

celos del joven A., cosa que 10 consigui6 finalrnente por uno de esos raros capri- cionistas y positivistas, definieron un modelo de naturaleza femenina que
chos del amor58. delimit6 la "desigualdad bi016gica de la mujer y su disposici6n natural a Ia
g sensibilidad, la maternidad y el sufrimiento"62. Esto se logr6 principalmente
Segån el peri6dico, Luis Matta Pérez sinti6 celos, en tanto que la sefiora a partir del establecimiento de un vfnculo fisi016gico entre el sistema repro-
B. —Mariana Prevost— desprestigiaba a Sara, calificåndola como "mujer ductor y el sistema nervioso que dibuj6 un limite difuso "entre la fisiologfa y
perdida". En una nueva visita de la sefiora Prevost a Sara, esta ültima no la patologfa femenina, es decir, entre la normalidad y Ia anormaIidad"63. La
acept6 Ia propuesta de la primera de alejarse de la ciudad, retiråndose, Pre- disposici6n "natural" de la mujer a un permanente estado nervioso —o de-
vost, findignada, jurando vengarse de la joven senfreno femenino como hemos observado en Ias citas anteriores— radicaba
Como se observa en las citas anteriores, Ias mujeres involucradas, ambas en el ütero, el Organo que daba origen a la histeria.
amantes de Luis Matta Pérez, aparecen como agentes activos de Ia acci6n: En efecto, durante los primeros artfculos de prensa se hizo frecuente
visitando la casa de su rival, provocando celos, saliendo al espacio püblico referencia a Ios supuestos ataques de histeria •sufridos por Sara. El diario La
—a la calle y a los paseos—, desprestigiando a su antagonista, generando Lei equipararfa la conducta neur6tica, nerviosa y "quebrantada por los
escåndalos y exteriorizando emociones negativas como la indignaci6n y la espasmos de la épilepsia y del histerismo" de Sara Bell a la de su madre
venganza. En otro lugar hemos analizado las formas en que Ios hombres celosa, acusada de envenenar a su amante, el diputado Carlos Lyon". A su

decimon6nicos hicieron uso de una variedad de emociones, como la pasi6n, vez, Matta Pérez utilizarfa Ia histeria para justificar Ia confusi6n inicial sobre

la tristeza, la melancolfa, Ios celos, la ira, el odio, el hastfo, la angustia, el


Ia causa de muerte: "Yo la crefa enferma del coraz6n porque asf 10 decfa ella

dolor y Ia envidia, entre otras, para significar las acciones femeninas60. El constantemente. Parece que ahora resulta que los ataques de que frecuente-
uso estratégico de los contextos emocionales del periodo se planteaba a par- mente sufrfa eran de histeria o de epilepsia o de qué sé yo"65. De hecho, tanto
tir de una evaluaci6n previa de su factibilidad61. Es decir, mås allå de que Sara como Mariana Prevost eran representadas por Matta Pérez como muje-
Sara o Mariana hayan actuado efectivamente bajo el odio y la venganza, Ios res impulsivas y temperamentales, senalando que esta ültima también sufria
discursos de la prensa evidenciaron el uso de una matriz de comprensi6n de estados "de exaltaci6n tal que constituyeron una verdadera enfermedad o
sus actuaciones en clave emocional que serfa comprendida por el püblico acceso de locura
lector. Junto a la relevancia de las emociones en la explicaci6n de la conducta
En otras palabras, como hemos mencionado anteriormente, Ios 'horizon- femenina, existe un segundo aspecto de interés en la narraci6n del asesinato
tes de expectativas" de los lectores de fines del siglo Ilevaban a significar de Sara Bell, desde Ia logica del crimen pasional, que se vincula a la menor
Ios hechos de sangre, en Ios que intervenfan protagonistas de distinto sexo,
62 Claudia Araya Ibacache, "La construcci6n de una imagen femenina a través del discurso
médico ilustrado. Chile en el siglo XIX", Historia 39: 1 (2006):6.
57 "El crimen de la calle de Fontecilla. Los actores del drama". 63 Araya Ibacache, "La construcci6n de una imagen femenina", 8. Rafael Sagredo sostiene

58 "El crimen de la calle de Fontecilla. Los actores del drama" (la cursiva es nuestra). esta misma idea en "Nacer para morir o vivir para padecer. Los enfermos y sus patologfas", en
59 "El crimen de la calle de Fontecilla. Los actores del drama" (la cursiva es Rafael Sagredo y Cristiån Gazmuri (dirs.), Historia de Ia Vida privada en Chile. Tbmo 11 El Chile
60 Undurraga, "De coléricas a nerviosas", 385. modemo. De 1840 a 1925 (Santiago: Taurus, 2006), 32.
64 "La tragedia de Sara Bell i su matador", en La Lei (såbado 7 de noviembre de 1896).
61 Por contextos emocionales entendemos Ias configuraciones socioculturales que significan

y que, por tanto, otorgan sentido a los diversos estados conceptuados como "emociones" en un 65 "E} misterioso fin de Sara Bell. El prejuicio püblico. Declaraciones del inculpado", en La

periodo y en un grupo determinado. Esta noci6n estå en diålogo, evidentemente, con Ia de Lei (miércoles 4 de noviembre de 1896).

"comunidades emocionales" propuesta por Barbara Rosenwein en Emotional Communities in 66 ANH, JS, caja 1, Tercer Juzgado del Crimen de Santiago contra Luis Matta y Pérez y Marfa

the Early Middle Ages (Ithaca: Cornell University Press, 2006). Requena, Delito muerte de Sara Bell, declaraci6n de Luis Matta Pérezj 97v.
408 HOMO DOLENS. CARTOGRAFiAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 409

importancia que asume el protagonista masculino en relaci6n a las mujeres Lyon70. Este caballero "hizo con la madre 10 mismo que el presunto criminal
o, mäs bien, a las emociones femeninas. Luis Matta Pérez pasa completa-
hizo con la hija, esto es, entr6 en relaciones con ella"71. Asf como Lyon se
mente a un segundo Plano, solo reaccionando ante Ias acciones de Sara y aprovech6 de las dificultades matrimoniales y luego de la viudez de Geno-
Mariana, que son Ias que dirigen el curso de la historia. Si bien Luis es quien veva Recabarren, Matta Pérez utilizarfa la miseria econ6mica e indefensi6n
ejecuta el asesinato, este hecho aparece como una consecuencia de los en la que se encontraba Sara luego de ser abandonada por su esposo.
social
hechos desencadenados por las antagonistas femeninas de la historia. Las desventuras de Sara continuarfan, segfin la prensa, durante toda su
A1 respecto, el diario La Lei presenta el crimen como Ia derivaci6n 16gica
nifiez. Ella y su hermano Enrique quedarfan huérfanos y serfan internados
del actuar de Sara. Asf, el asesinato se produce debido a que la conducta en instituciones de beneficencia cuando Sara tenfa cinco afios72. Luego de
"exaltada, celosa i neurotica le provocaba escändalos y le ocasionaba graves
vivir allf por casi diez afios, Sara habrfa Sido recogida por una antigua amiga
desazones" a Luis67. Es justamente la inelevancia de Matta Pérez en este pri- Bide su madre, Rudecinda Atldas de Diaz quien, segün indic6 la prensa, cono-
mer paradigma de significaci6n de la historia de Sara Bell la que provoca Ia cfa "sus desgracias"73. Los tres anos en casa de su protectora constituyeron el
adopci6n de otros patrones de significaci6n, como observaremos en el finico periodo de tranquilidad que conoci6 Sara, quien luego de su breve
siguiente apartado. Si bien la ret6rica del crimen pasional nunca fue aban-
matrimonio se vio "completamente abandonada" por su esposo, debiendo
donada, esta tuvo que convivir e incluso ser eclipsada por un modelo de sig-
Nie:.•..

vivir de la caridad.
nificaci6n que relevaba el protagonismo masculino y la victimizaci6n de Ia Hemos mencionado que fue en ese contexto en el que Luis Matta Pérez
joven Sara Be1168.
Ia conociö: abandonada, sin redes de protecci6n y viviendo "en la indigen-
cia", como relatara mås tarde este ültimo durante el proceso judicial por el
asesinato, asf como también en su entrevista otorgada al diario La Lei?4. Si
LAS DESGRACIAS O LOS DOLORES DE SARA BELL bien Matta Pérez intent6 rectificar esta part' de Ia declaraci6n, y asf evitar
que la justicia cogsiderase que sac6 provecho de la situaci6n de Sara, el pro-
A casi dos semanas de Ia muerte de Sara el püblico comenz6 a conocer la
ceso judicial registr6 dicha referencia75. Luego de convertirse en amantes y
dramåtica historia de su Vida. La victimizaci6n del personaje "Sara Bell" por de que Matta Pérez la apoyara econ6micamente, Sara 'Cle obedece" y deja Ia
Ia prensa no se remiti6 a su ültimo afio de Vida en compafifa de Luis Matta
casa de respeto en Ia que vivfa para trasladarse a una que él "arreglö
Pérez, sino que se hizo un esfuerzo por remontarla a su mäs tierna infancia e
convenientemente"76. De este modo, la prensa soslaya el arquetipo de mujer
incluso a su nacimiento. Sara parecfa estar marcada por la desgracia. Como fuerte y voluntariosa —que formaba parte de la narraci6n del crimen pasio-
hija natural engendrarfa un hijo natural y, al igual que su madre, sufrirfa el nal— para representar a Sara como mujer vulnerable, carente de voluntad y
abuso y abandono por un hombre de la alta sociedad. En efecto, los peri6di-
a plena disposici6n de su amante.
cos no tardaron en establecer un paralelo entre su relaci6n fatfdica con Los primeros meses, en los que los amantes vivieron una 'luna de miel",
Matta y Ia de su madre con el arist6crata diputado Lyon, quien Ia embaraz6
habrfan Sido interrumpidos abruptamente por Ia antigua amante de Luis,
de Sara y de su hermano Enrique para luego abandonarla y casarse con una quien después de conocer el amorfo "arm6 un escåndalo fenomenal". Luego
joven de elite69.
de este episodio, Matta Pérez no volveria a hablar de matrimonio con Sara y
El 4 de noviembre de 1896 la prensa dio a conocer los rumores que indi-
caban que Sara no descendfa de Juan Bell, sino que en realidad habfa Sido
hija natural de "un caballero de nuestra elegante sociedad" apellidado 70 "El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica".
GI crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica".
Sara en la Casa de Marfa y Enrique en el Patrocinio de San José.
72
67 "El misterioso fin de Sara Bell", en La Lei (martes 3 de noviembre de 1896).
"El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblicd', en La Nueva Repü-
73
68 Es interesante observar que cincuenta afios mås tarde, el novelista Luis Orrego Luco
blica (rniércoles 4 de noviembre de 1896).
recoge la ret6rica inicial del crimen pasional en la que las antagonistas femeninas desempefia-
74 ANN, JS, caja 1, Tercer Juzgado del Crimen de Santiago contra Luis Matta y Pérez y Marfa
ban un papel protag6nico. En este escenario, Sara dejaba de ser la vfctima pasiva y sumisa para Requena, Delito muerte de Sara Bell, declaraci6n de Luis Matta Pérez, declaraci6n de Luis
ser presentada, al igual que su madre, como una "mujer de temperamento apasionado, y, de Matta Pérez, fj. 91. "El asesinato de Sara Bell. Declaraciones del reo Matta Pérez", en La Lei
pasiones fuertes Asf, pues, los antecedentes hereditarios y psic016gicos de Sara Bell son de fogo-
(domingo 4 de abril de 1897).
sidad apasionada, falta de escrüpulos, energfa de temperament0J persistencia en el prop6sito",
75 Solicit6 cambiar Ia palabra "indigencia" por "escasez de recursos" para suavizar ante la
en "Un drama santiaguino", 594.
justicia la situaci6n en la que se encontraba Sara.
69 "El crimen de la cane de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repåblica".
76 "El crimen de Ia calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica"
410 HOMO DOLENS. CARTOGRAFiAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 411

Luis Matta Pérez. Con ello, su historia evidenciaba un segundo horizonte de


se comenzarfa a presentarse tal como era ('en toda la desnudez de un hom-
"significaci6n de los conflictos en dicho contexto, ademås de aquel del crimen
bre de mundo. Desde entonces comenzaron las desgracias de Sara" 77.
pasional que hemos analizado previamente. Se trata, en este caso, de la
El relato que la prensa presenta de Ios sufrimientos de Sara Bell habla de
representaci6n de los conflictos a través del lente de la "cuesti6n social"
"maltrato brutal", 'Ilantos desesperados" y gritos, por parte de la joven, asf
La caracterizaci6n de Sara como victima y sujeto de dolor partfa de la
como de "Iluvia de bofetadas" y forcejeos de parte de Luis78. Las recrimina-
base del previo reconocimiento sociocultural de Ia mujer —y, en particular,
ciones celosas de Sara eran acalladas de forma cruel por Luis, quien "Ia obli-
de una mujer desprovista de toda red de protecci6n patriarcal— como objeto
gaba a absorber cloroformo, empapando un pafiuelo y colocåndoselo en la •VP'Æ?..

de maltrato fisico y emocional. Como ha planteado David Morris, Ia emer-


boca i narices. De aquf los gritos de Sara i sus ayes comprimidos que escu-
gencia de expresiones de dolor en un contexto determinado dependfan de la
chaban los vecinos
,identificaci6n previa de quién era capaz de experimentar dolor". Y, en la
El dfa de su muerte, los vecinos fueron testigos de una fuerte disputa
sociedad chilena de fines del siglo XIX, una mujer desprotegida, del perfil
entre los amantes en Ia que, a los llantos de Sara, Luis respondi6 apretando
social de Sara, reunfa las caracterfsticas necesarias para ser representada
la garganta de la joven "tratando de ahogarla". Como Sara logr6 escapar, en
camis6n y Ilorando a Ia calle, Luis debi6 justificar 10 ocurrido ante Ios veci- como vfctima dolorosa.
nos que salieron de sus casas indicåndoles que la joven acababa de sufrir un
En efecto, la condici6n de género de Sara Bell era reforzada por su per-
tenencia social a Ia hora de ser victimizada. Se trataba de una joven de los
ataque al coraz6n. Luego, 'ta media noche los vecinos sintieron como gemi-
medios y carente de fortuna85, aunque su descendencia de un inglés
sectores
dos en casa de Sara i luego un silencio sepulcral"S0. A1 dfa siguiente, el cadå.
ver de Sara era Ilevado con celeridad al cementerio. o posiblemente de un diputado arist6crata, y su fenotipo —una "joven lindf-
sima, de un blanco alabastrino y cuerpo escultural", como indicaba la
A 10 largo de todas las publicaciones sobre Sara se recurre a una serie de
•prensa— remitfan al imaginario de mujer europea86. Su vulnerabilidad era
conceptos para construir su imagen de vfctima81. Se trataba de una ret6rica +1,

adornada con descripciones de una frågil belleza, transformåndola en un


de las "desgracias"82 el "abandono", los "sufrimientos", "el dolor del mal-
personaje aün mås atractivo para el pfiblico. En este sentido, podemos pre-
trato", los 'lamentos", Ia "desesperaci6n de sus sufrimientos" y Ia "tristeza
guntarnos si una mujer popular, cuya Vida se asociaba a carencias materiales
Esta representaci6n de Sara Ilegarfa a su måxima expresi6n, un ano después,
con la publicaci6n de Ia novela de Oscar Hall-Port —pseud6nimo de Carlos y morales consiguientemente naturalizadas por la sociedad de su tiempo,
#habrfa Sido caracterizada con tanto éxito como sujeto de dolor como 10 fue
Lathrop— Sara Bell o una victima de la aristocracia. Estamos, en consecuen-
cia, ante la representaci6n de Sara como vfctima desde una doble matriz, a
saber, el dolor ffsico y el sufrimiento emocional. Asimismo, la victimizaci6n 84 David B. Morris, Of Pain (Berkeley: University of California Press, 1991), 38-40.
17ze Culture

de Sara identificaba un Claro victimario: la aristocracia chilena encarnada en 85 En este artfculo no nos podemoshacer cargo de la discusi6n en torno a los orfgenes de los
sectores medios. Si bien Ia escasa historiograffa relativa a este grupo ha establecido sus orfgenes
en el siglo XIX —en vinculaci6n con la progresiva alfabetizaci6n de la poblaci6n, el desarrollo
'del Estado y del sistema educacional— los estudios consideran la victoria de Alessandri en 1920
77 "El crimen de Ia calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica".
como su consagraci6n simb61ica y se concentmn en el anålisis de este sector social durante el
78 "Juez, reo i opini6n", en Ln Lei (domingo 8 de noviembre de 1896).
79 La Nueva Repüblica", en La Nueva Repi-
'El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de
siglo M. Ver Azun Candina, Clase media, Estado y sacrificio: Ia Agrupaci6n Nacional de Empiea-
dos Fiscales en Chile contemporaneo (19434983) (Santiago: LOM, 2013); Larissa Adler y Ana Mel-
blica (miércoles 4 de noviembre de 1896).
nick, Neoliberalismo y clase media: el caso de Ios profesores de Chile (Santiago: Centro de
80 "El crimen de Ia calle de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica".
Investigaciones Diego Barros Arana / DIBAM, 1998); Marianne Gonzålez, De empresarios a
81 Asumimos, por tanto, el caråcter problemåtico de la posici6n de la vfctima, tal como se ha
empleados. Clase media y Estado docente en Chile, 1810-1920 (Santiago: LOM, 2011).
planteado, por ejemplo, para el caso de las mujeres violadas en contextos de guerra. Partimos de
86 "EI crimen de la calle de Fontecilla. Los actores del drama", en La Nueva Reptiblica (jueves
la base que, en nuestro caso particular de estudio, se trata de una constiücci6n hist6rica, una
29 de octubre de 1896). En la "Silueta del afio 1896", el resurnen de las principales noticias de
representaci6n de la realidad definida a partir de consensos socioculturales sujetos a transfor-
dicho aio, realizada por el diario La Lei, se consigna a Sara Bell como "una nifia joven i her-
maciones. Ver Robin May Schott, ('Paint Abjection, and Political Emotion", Passions in Context
mosa". "Silueta del aio 1896", en La Lei (viernes I de enero de 1897). Por su parte, Matta Pérez
2: (2011): 7-34.
intent6 negar Ia belleza de Sara, presentada por Ia prensa. En la primera entrevista que este
82 de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repiblica", en La Nueva Repå-
"EI crimen de la calle
Otorga al diario La Lei, ante la pregunta del periodista que indaga sobre el supuesto origen
blica (miércoles 4 de noviembre de 1896).
inglés de su amante, Luis responde: "Qué inglesa! Chilena i mui chilena... Todo eso que cuenta
83 "Juez, reo i opini6n", en I.a Lei (domingo 8 de noviembre de 1896); "El crimen de la calle
I-a Nueva Repåblica del cuerpo alabastrino y de la figura escultural, es pura fantasia. Era una
de Fontecilla. Proceso de La Nueva Repüblica"j en In Nueva Repüblica (miércoles 4 de noviem-
muchacha morena, tenfa bonitos Ojos y buenos dientes, pero de ahf a la idealizaci6n...", "El
bre de 1896); 'El crimen de Ia calle de Fontecilla. El proceso de La Nueva Repüblica i la acci6n
misterioso fin de Sara Bell", en La Lei (miércoles 4 de noviembre de 896).
de la justicia", en La Nueva Repüblica (lunes 9 de noviembre de 1896).
412 HOMO DOLENS. CARTOGRAFiAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 413

una mujer del perfil de Sara87. EI reconocimiento como sujeto sufriente, en Como ha expresado Augusto D'Halmar en su novela Los vicios de Chile:
todo contexto hist6rico, implicaba siempre el reconocimiento de pertenencia Juana Lucero, publicada en 1902, Ia ciudad moderna era el escenario de la
a la comunidad. degradaci6n moral a través del abuso de uno de sus habitantes mås vulnera-
Uno de los conceptos que se reiteraba con mayor frecuencia en los rela- bles, una joven-nifia huérfana y pobre92. Asf como Juana Lucero serfa vio-

tos que construyeron Ia victimizaci6n de Sara era el de "desgracia". En el lada en un espacio que debfa brindarle protecci6n, Sara serfa maltratada y
periodo se la entendfa como "suerte adversa", "caso o acontecimiento finalmente asesinada por el ünico sujeto que la habfa protegido desde su
adverso o funesto" y amotivo de aflicci6n originado de caso o acontecimiento divorcio. A1 igual que Sara en este segundo modelo de significaci6n del cri-

contrario a 10 que convenfa o se deseaba"88. Asimismo, es interesante obser- men, Juana es representada como un personaje excesivamente sumiso y obe-
var que este término remitfa también a un personaje mit016gico femenino en diente93. Serfa justamente la "inercia de la protagonista" la que atraerfa las

actitud de aflicci6n y süplica al no ser capaz de alimentar a su hijo con sus {mayores criticas a la novela Juana Lucer094
pechos secos89. En esta imagen, la adversidad y Ia desgracia se fundfan con La ret6rica de Ias desgracias se realza particularmente con la publica-
carencias y miserias, propiciando una actitud de aflicci6n vinculada a 10 ci6n de entrevistas a los vecinos o, mås bien, a las vecinas de Sara, pues solo
femenino. eran mujeres quienes daban su testimonio a los periodistas. Eran ellas quie-
La que hemos llamado "ret6rica de las desgracias" formaba parte de un nes se detenfan en la tristeza y el aire melanc61ico de la difunta Sara, a quien
modelo de significaci6n del asesinato de Sara Bell que prontamente comenz6 llamaban "Ia desgraciada sefiorita"95. Por ejemplo, la senora Isabel Pott
a eclipsar, pero nunca a suplantar totalmente, la representaci6n de esta his- viuda de Novajas, vecina de enfrente de Sara, indic6 que la tarde del dfa Vier-
toria como crimen pasiona190. En este nuevo paradigma el protagonismo nes 23 de octubre, desde el balc6n, junto a sus hijas:
masculino cobra una dimensi6n central y el drama de Sara se transforma en
metåfora de Ias desigualdades sociales, de Ia decadencia moral de la elite y divisamos a Ia joven Sara, que por cierto la hemos querido i compadecido
del abuso de los mås vulnerables. mucho, sin tener relaciones con ella i solo por su aire triste i melanc61ico con
En primer lugar, existe una interesante semejanza entre ciertos arqueti- que todas Ias tardes se presentaba a su balc6n con su pequefio hijo en los brazos.

pos y t6picos literarios del periodo con los protagonistas del crimen de Sara En la tarde del viernes Ileg6 una golondrina i se Ilev6 un peinador. Ella qued610
segün este ültimo modelo de significaci6n de Ia historia. Se trata del arque- mirando hasta que se perdi6 de vista, con una tristeza tal, que a todas nosotras

tipo del hombre de elite, encarnaci6n del libertinaje aristocråtico, que seduce nos llam6 la atenci6n96.

y abusa de la muchacha pobre e indefensa. La fortuna literaria de este t6pico,


relevante en la literatura europea del siglo XVIII, como ha estudiado John Otra de sus vecinas coincide con la senora Pott en la dedicaci6n maternal
Brewer, desempenaba un papel destacado en los imaginarios de Ia sociedad de Sara, al describirla como una joven que se concentraba "dulcemente" en el
chilena de fines del siglo XIX9h cuidado de su hijo. También coincidfa en cuanto a Ia actitud recogida de Ia
joven Bell, a quien siempre representaba al interior de su casa y de quien solo

87 Sobre los sectores populares en este contexto, ver, por ejemp10J Luis Alberto Romero,
('Qué hacer con los pobres? Elite y sectores populares en Santiago de Chile, 1840-1895 (Buenos dente". Ver John Brewer, Un crimen sentimental. Amor y locura en el siglo XVIII (Madrid: Siglo
Aires: Sudamericana, 1997). m, 2006), 73-75 y 86.
88 Real Academia Espafiola, Diccionario de la lengua castellana por la Real Academia Espa- 92 Augusto Thompson, Los vicios de Chile: Juana Lucero (Santiago: Imprenta, Litograffa y
üola (Madrid: Imprenta de Ios Sres. Hernando y compafifa, 10.0 edici6n, 1899), 339; Elias Encuademaci6n Turfn, 1902).
Zerolo, Diccionario enciclopédico de la lengua castellana, 2 vols. (Paris: Garnier hermanos, 1895), 93 En daba cuenta de su actitud obediente y d6cil de Sara, pråcti-
diversos pasajes, la prensa
822. camente y a plena disposici6n de su amante. "El crimen de la calle de Fontecilla.
sin voluntad

89 "Diosa auxiliar, que se la representa en forma de muger afligida, con el seno desnudo y Proceso de La Nueva Repüblica", en La Nueva Repåblica (miércoles 4 de noviembre de 1896).
lacio, levantando los Ojos al cielo, en actitud suplicante, o estrechando en el pecho una criaturat 94 Claudia Darrigrandi, "Trayecto urbano, aprendizaje y decepci6n: Juana Lucero se (re)des.

a la cual no puede dar alimento", en Ramon Joaqufn Dominguez, Nuevo suplemento at Diccio- cubre en el Santiago de fin de siglo (XIX-XX)", Nuevo mundo mundos nuevos, http://nuevomundo.

nario Nacional o Gran Diccionario Clåsico de la Zzngua Espaüola (Madrid: Imprenta y Librerfa revues.org/56205 (2009); Ålvaro Göngora, Ln prostituci6n en Santiago, 1813-1931. Visi6n de Ias
Universal de los Sres. Crespo, Martin y Comp., Editores, 1869), 155. elites (Santiago: Editorial Universitaria, 1999).
90 Marc Fumaroli ha discutido la reducci6n de la ret6rica a un plano netamente formalista, 95 "El crimen de Ia calle de Fohtecilla. El proceso de La Nueva Repüblica i la acci6n de la
al colaborar en las dinåmicas de significaci6n de las realidades hist6ricas en Histoire de ia rhéto• justicia", en La Nueva Repüblica (lunes 9 de noviembre de 1896).
rique dans ['Europe modeme, 1450-1950 (Paris: Presses Universitaires de France, 1999). 96 "El crimen de la calle de Fontecilla. El proceso de La Nueva Repüblica i la acci6n de Ia

91 Este personaje masculino encarnarfa Ios "Håbitos depravados de la elite dirigente deca- justicia".
414 HOMO DOLENS. CARTOGRAFfAS DEL DOLOR 20. PASIÖN, DOLOR Y DESGRACIAS FEMEMNAS 415

se sabfa cuando se asomaba al balc6n o, por el contrario, al producirse 10s El enorme impacto o, como hemos llamado, Ia "fortuna" de este caso en
altercados violentos con Matta. Con certeza de quien estå atento a la Vida de Ia prensa, en la literatura y en las discusiones cotidianasno se explica por la
los vecinos, indicaba que nadie Ilegaba a ver a la joven Sara y que por Ias tendencia al morbo en de su tiempo, sino por su conexi6n con
la sociedad
tardes solfa sentarse en el balc6n a "mirar hacia el centro, suspirar y Ilorar. estructuras de significaci6n relevantes en dicho contexto. La sociedad de
La senora nombrada la observ6 muchas veces i se compadecfa interiormente fines del siglo XIX vio en el drama de Sara una metåfora de las desigualdades
de ella"97. y de Ia explotaci6n de los pobres por una elite decadente. Es mås, la notable
Las desgracias de Sara, en consecuencia, no se reducfan a las miserias relevancia que asume la ret6rica de las desgracias por sobre la 16gica del cri-
econ6micas y a los malos tratos que Ie prodigaba su amante. Ellas también men pasional en Ia representaci6n del drama se vincula directamente con Ia
hablaban de una Vida solitaria, de encierro, que se manifestaba en actitudes importancia de la discusi6n sobre la "cuesti6n social"
de tristeza y melancolfa que propiciaban la conmiseraci6n de quienes la La miseria y Ias desigualdades sociales, con todos sus problemas deriva-
observaban. Es interesante analizar, por una parte,-cåmo Ia construcci6n del dos, se hicieron aün rnås evidentes en Ios contextos urbanos, en particular el
personaje Sara-victima implicaba la exageraci6n de su recogimiento hoga- de Santiago, a fines del siglo XIX. Los movimientos sociales, asf como los
refio como una forma de contrarrestar la imagen de mujer pecadora. Pese a articulos de prensa y los ensayos llamaron a reflexionar de manera urgente
mantener una "amistad ilfcita", parecfa cumplir todos los preceptos de Ia sobre las caracterfsticas, causas y posibles soluciones a este problema. Asi-
buena esposa, viviendo recogida en su hogar, dedicada a Ios cuidados mater- mismo, aprovechando la coyuntura del Centenario, aparecen a Ia luz püblica
nales y guardando fidelidad a su amante98. Ella se resignaba a esperarlo, diri- una serie de publicaciones que llaman a reflexionar sobre la crisis moral y
giendo su mirada triste hacia el centro de la ciudad donde se encontraba Ia social del pafs100. Fue en ese contexto social, econ6mico y politico que la his-
oficina de Luis Matta Pérez. La prensa que construy6 el personaje de Sara toria de Sara serfa representada como metåfora de la cuesti6n social, Los
como vfctima present6 su conducta como intachable ante la opini6n püblica. horizontes de expectativas" de un pfiblico lector que comentaba las desven-
La doliente pasividad de Sara Bell tenfa un correlato en los crueles abu- turas de la joven Bell en los corrillos y salones, como mencionara el diario El
sos de parte de Luis Matta Pérez. El personaje 'Luis Matta Pérez", cons- Chileno, entretejiefon los dolores de Sara con la explotaci6n y el abuso que
truido por los rumores, Ia prensa, Ia lira popular, las novelas y folletines, caracterizaron el debate predominante a fines del siglo XDC y a comienzos del
reuni6 una serie de rasgos relacionados con la vanidad, la ostentaci6n y la siglo xx en Chile.
decadencia moral, sumados a un temperamento frfo y calculador. Muchas de
estas condiciones coincidfan con la critica caracterizaci6n de la elite chilena
decimon6nica, tildada de decadente, vanidosa y superficial. Como la descri- CONCLUSIONES
biera Alberto Blest Gana en su novela Los transplantados, publicada en Parfs
en 1904, los miembros de este gmupo social iban de fiesta en fiesta, desvane- A 10 largo de estas påginas hemos analizado Ias formas cambiantes de signi-
ciéndose "como los globulillos de esa espuma, sin dejar nada a su paso ficaci6n de uno de Ios "casos célebres" con mayor repercusi6n påblica desde
el nacimiento de la prensa moderna en Chile. La significaci6n del crimen
de Sara Bell por la prensa y por otros medios impresos fue un proceso, un
97 "EI crimen de la calle de Fontecilla. El proceso de La Nueva Repüblica i la acci6n de la
itinerario que implic6 Ia adopci6n sucesiva de distintos modelos de com-
justicia".
98 En efecto, la manera en que el diario La Lei escoge caracterizar a Sara Bell en su resumen prensi6n, cada uno de ellos con sus respectivos arquetipos protag6nicos,
de los principales sucesos ocurridos durante el ano 1896 es como la "madre" del hijo de Matta
Pérez, dejando de lado toda referencia al vfnculo ilegftimo entre los amantes. "Silueta del afio Alberto Blest Gana, Los transplantados (Paris: Garnier Hermanos Libreros-Editores, 1904),
1896", en La Lei (viernes 1 de enero de 1897). "El crimen de la calle de Fontecilla. Proceso de La tomo l, 331.
Nueva Repüblica", en La Nueva Repüblica (miércoles 4 de noviembre de 1896). 100 Entre ellas se destacan los trabajos realizados por Alejandro Venegas, Luis Emilio Reca-
99 En boca de uno de sus personajes, Blest Gana» sintetiza su visi6n de este decadente pro- banen y Nicolås Palacios. Dentro de la amplia bibliograffa sobre Ia cuesti6n social es posible
ceso: "Nosotros los trasplantados de Hispanomérica no tenemos Otra funci6n en este organismo consignar, por ejemplo, Sergio Grez Toso (ed.), La "cuestiön social" en Chile. Ideas y debates pre-
de Ia Vida parisina que Ia de gastar plata y divertirnos, si podemos. Somos los seres sin cursores: (1804-1902) (Santiago: mBAM, 1995); Ximena Cruzat y Ana Tironi, "El pensamiento
pan-ia- Hemos salido de nuestro pafs demasiado j6venes para amarlo y nos hemos criado en éste frente a Ia cuesti6n social en Chile", en Mario Berrios (ed,)» El pensamiento en Chile. 1830-1910
como extranjeros, sin penetrarlo. Somos la espuma de esta gran corriente que se ilumina con el (Santiago: Nuestra América Ediciones, 1987); Mario Garcés, Crisis social y motines populares en
brillo de la fiesta parisiense y se va desvaneciendo como los globulillos de esa espuma, sin dejar el 1900 (Santiago: 1.0M, 2002); Rolando Ålvarez y Antonio A-ravena (eds.), Los trabajadores y Ia

rastro de su paso. Los trasplantados suceden a los trasplantados, sin formar parte de la Vida nueva cuestiön social: repensando la realidad laboral y silldical en Chile (Santiago: Grupo de
francesa en su labor de progreso, sin asociarse a ella mås que en su disipaci6n y en sus fiestas". Investigaciones del frabajo, Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, ICAL, 2004).
416 HOMO DOLENS. CARTOGRAFiAS DEL DOLOR 20. PAS16N, DOLOR Y DESGRACIAS FEMENINAS 417

caracterizados por configuraciones emocionales especfficas que otorgaban La caracterizaci6n de Sara como vfctima y sujeto de dolor partfa de la
sentido al drama ocurrido. base del previo reconocimiento sociocultural de la mujer —y, en particular,
La "fortuna" mediåtica de -este caso célebre reconstruy6 una y Otra vez la de una mujer desprovista de toda red de protecci6n patriarcal— como objeto
historia de Vida de Sara, presentåndose ante nuestros Ojos un proceso cultu- de maltrato fisico y emocional. Es mås, Ia condici6n de género de Sara Bell
ral dinåmico que dialogaba con arquetipos literarios, nociones de género, asf era reforzada por su pertenencia social facilitando su victimizaci6n. Asi-
como como con el contexto polftico y social del momento. Asf, una primera mismo, la idealizaci6n de su belleza y de su conducta moral por la prensa de
aproximaci6n a los hechos hab16 de pasiones, celos, odios y venganzas. Las Ia época fueron ejercicios que contribuyeron a empatizar ain mås con su
emociones descontroladas dirigfan el guion de una historia cuyo protago- historia.
nismo era femenino. Las antagonistas del drama, Sara Bell y Mariana Pre- Como ha indicado Ute Frevert, la empatfa, la piedad y la compasi6n fue-
vost, relegaban a Luis Matta Pérez a un segundo plano en el desarrollo de la ron emociones que "se encontraron" en la Europa del siglo xull, adquiriendo
acci6n. El final de la historia solo podia ser dramåtico y un simple corolario una importancia central en la educaci6n de Ias emociones desde ese
de la emocionalidad femenina desbocada. El prisma desde el que la sociedad momento en adelantei03. Serå, en consecuencia, la creciente empatfa con los
de su tiempo observaba la excitaci6n femenina y a partir del cual las expec- dolores de Sara Bell por Ia sociedad de su tiempo la que explique, junto a la
tativas de los lectores significaban 10s conflictos en Ios que intervenfan prota- representaci6n de sus sufrimientos como metåfora de Ios abusos, la enorme
gonistas de distinto sexo era el del crimen pasional. fortuna que tuvo su historia en el Chile del cambio de siglo.
Por Otra parte, Ia que hemos llamado "ret6rica de las desgracias" for-
maba parte de un modelo de significaci6n del asesinato de Sara Bell que
prontamente comenz6 a eclipsar, pero nunca a suplantar totalmente, Ia
representaci6n de esta historia como crimen pasional. En este nuevo para-
digma, el protagonismo masculino cobraba una dimensi6n central y el
drama de Sara se transformaba en metåfora de Ias desigualdades sociales, Ia
decadencia moral de la elite y el abuso de los mås vulnerables. La fortuna de
la historia de Sara en la prensa, Ia literatura y en las dinåmicas de Ia "orali-
dad secundaria" que interactuaban entre sf, se relacionaba con el modelo de
representaci6n de los conflictos a partir de Ias discusiones en torno a la cues-
ti6n social en dicho momento hist6ric0101. Como ha explorado Robert Dam-
ton, los personajes —en este caso el personaje Sara Bell y el de Luis Matta
Pérez— ayudaban a exponer el mundo social de los lectores y, en este caso,
eran capaces de evidenciar sus inquietudes102.
La representaci6n de las desgracias, el abandono, los dolores, los sufri-
mientos y la tristeza de Sara Ilegarfan a su måxima expresi6n, un ano después
de su muerte, con la publicaci6n de la novela de Oscar Hall-Port —pseud6-
nimo de Carlos Lathrop— Sara Bell o una victima de la aristocracia. Allf se
visibilizaba la historia de abusos y desgracias que habfa socializado Ia prensa
y que se remontaba a su mås tierna infancia, e incluso a su nacimiento, cul-
minando en su asesinato. Asimismo, esta novela cristalizaba la identificaci6n
del victimario, Luis Matta, con la aristocracia de su tiempo. El drama de la
cuestiön social se habfa encarnado en el "caso célebre" mås relevante desde el
surgimiento de la prensa moderna en Santiago.

101 La "oralidad secundaria", siguiendo a Walter J. Ong, caracteriza a aquellas culturas "afec-
tadas profundamente por el uso de la escritura'*, en Oralidad y escritura, 10.

102 Robert Darnton. El coloquio de los lectores: ensayos sobre autores manuscritos, editores 103 Ute Frevert, Emotions in History - Lost and Found (Budapest: Central European Univer-
lectores (México: Fondo de Cultura Economica, 2003). sity Press 2011), 149-204.

.1

También podría gustarte