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LA HISTORIA DEL CAJON PERUANO

EL NACIMIENTO DEL CAJÓN COMO INSTRUMENTO DE EXPRESIÓN


El origen del emblemático cajón peruano tuvo lugar durante la llegada de los españoles al Perú, en el siglo
XVI. Según historiadores, los conquistadores arribaron acompañados de esclavos africanos que disfrutaban de
la música y dominaban el arte de la percusión a través de golpes producidos con los dedos. Al estar prohibidos
del uso de tambores, los sirvientes buscaron maneras de expresarse musicalmente, utilizando todo tipo de
objetos como cajas rústicas de madera que servían para el transporte de mercadería.

De esta manera, encontraron en esta herramienta un original instrumento musical, empleándolo en


celebraciones y manifestaciones artísticas. Los ritmos eran acompañados con sonidos de cucharas de madera,
sillas, mesas o calabazas huecas. Fue así que, con el particular uso de diversos utensilios caseros, la colonia
africana alzó su voz de protesta ante el maltrato sufrido por parte de los colonizadores españoles.

No fue hasta varios siglos después que el cajón fue transformado en su totalidad. Gracias a Porfirio Vásquez,
músico y descendiente afroperuano, el instrumento adoptó las medidas que mantiene actualmente: 47 cm de
alto, 32 de ancho y con un agujero redondo en la parte central en uno de sus lados.

NUEVAS FUSIONES
Poco a poco, el cajón se integró a la creación de ritmos de la costa peruana: como el festejo y el tondero, los
favoritos de las fiestas populares. También adquirió otro uso: acompañar los diez versos octosilábicos que
recitaban los famosos decimistas, entre ellos, el ya mencionado Nicomedes Santa Cruz.

Muchos años más tarde, precisamente en la época de los 70, los españoles sucumbieron a su melodía, luego de
oírla nada más y nada menos que en uno de sus géneros costumbristas más importantes: el flamenco.

“Hacia 1977 llegó a manos del percusionista de la banda (de Paco de Lucía) un cajón en una fiesta organizada
por el embajador español en Perú. Rubem Dantas lo incorporó a la música del sexteto del guitarrista que, como
marcaba la pauta, suponía incorporarlo directamente a la música del flamenco. Según comentó en una
entrevista concedida a Flamenco-world.com, ‘el cajón era más sobrio para el flamenco’ que otros instrumentos
de percusión que ya se habían empleado como las congas, los bongos o la batería”, narró la investigadora
española Silvia Calado.

El cajón también se convirtió en una poderosa herramienta para componer emotivos y aplaudidos valses
criollos. Uno de ellos: Contigo Perú, siendo Arturo El Zambo Cavero el encargado de darle sonido.

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