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Capitulo uno
Capitulo dos
Capitulo tres
Capitulo cuatro
Capitulo cinco
Capitulo seis
Capitulo siete
Capitulo ocho
Capitulo nueve
Capitulo diez
Capitulo once
Capitulo doce
Epilogo
Fragmento de Escritor millonario busca secretaria
Dominada por el policía
Anastasia Lee
Capitulo uno
Por algún motivo, nunca me he sentido cómoda trabajando
en la estación policial. Supongo que deber ser normal sentirse
extraña, siendo la única oficial mujer rodeada de pollas. Pero
yo había insistido tanto con trasladarme a aquel recinto, que no
podía quejarme. Además, la oficina quedaba cerca del nuevo
piso al que me había mudado después de mi divorcio. Todos
aseguraban que el trabajo de oficina era mejor; más seguro y
mejor pago, y siempre se aseguraban de repetir “especialmente
para una mujer”, como si yo no fuera tan fuerte o capaz que
los oficiales varones.
Martín rio de nuevo; por primera vez noté que sus ojos
eran verdes. Y muy bonitos, a decir verdad. Poseían una
expresión confiada, penetrante. Su labio inferior era más
grueso que el superior, y yo olvidé de respirar. De pronto, sentí
un horrible ardor en la boca del estómago, se me secó la boca
y las rodillas se sentían débiles. Necesitaba huir de esa mirada;
me puse de pie con la excusa de llevar unos papeles al archivo.
Al caminar, sentía sus ojos en mi cuerpo; en mi espalda, en
mis piernas, en mi trasero. Otro escalofrío. Escuché a los
demás tíos murmurar y reír a mis espaldas y el ardor subió por
mis mejillas. Cuando giré la cabeza, Martin me estaba
observando cómo ningún hombre me había mirado antes.
Parecía que me estaba follando con la mirada, relamiéndose
como una bestia hambrienta. Y yo no pude soportarlo más.
Menos yo.
¿Por qué?
Obedecí a regañadientes.
—Yo sí, y con todo respeto, señor, creo que está como una
puta cabra— arrojé la carpeta en su despacho en forma
despectiva.
—Necesitamos dos oficiales que finjan ser pareja, se
infiltren en la escena BDSM y atrapen al distribuidor con las
manos en la masa. No estamos hablando de un desgraciado
vendiendo en las calles, estoy hablando de un capo narco que
se nos viene escapando hace dos años. Encarcelamos a los
monos, pero no al jefe del circo, y eso ya me está fastidiando,
Berg….Necesitamos atraparlo in fraganti….necesitamos
pruebas, videos, audio..lo que sea.
.
Martin.
Mi nuevo compañero.
Pareja.
Tal vez eran los efectos del alcohol, pero ver las fotos de
tanta gente semidesnuda en la pista de baile me mareó un
poco. Fue peor cuando vi las imágenes de las actividades
sadomaso del lugar. En La Mazmorra, un amo podía llevar a
su esclava y azotarla, humillarla o inclusa follarlo en público.
También se organizaban subastas de esclavas para los amos
solitarios. Aunque a juzgar por algunos vídeos, muchos amos
no eran renuentes a compartir a sus esclavas.
¡Y cómo desperté!
Mierda.
Capitulo tres
La feliz pareja.
Mierda.
—Qué aburrido.
Me estremecí.
Capitulo cuatro
Me estremecí.
—Mierda, Martin…—susurré
—¿Cuál Martin? — respondió, aumentando los ondulantes
movimientos de sus caderas.
Eso hacía yo cada vez que mi vida era una mierda; tapaba
todo con el trabajo. Eso había hecho luego de mi divorcio, y
eso haría aquella mañana, mientras Martín seguía durmiendo.
Cerca del mediodía lo oí ducharse, y sentí la ansiedad crecer.
Pero no despegué mis ojos de mi laptop, desde donde llevaba a
cabo una videoconferencia con el comisionado.
—Yo invito.
—Donna.
De Martin.
—¿Qué es eso?
—Señor, yo creo que Dom Sade nos puede llevar más lejos
de lo que creemos.— insistí con un nudo en la garganta.— los
capos narcos rara vez consumen, pero estoy segura que si me
encuentro de nuevo con él….
—¿Tienes pruebas?— el comisionado interrumpió.—¿O
alguna pista sólida?
—Sí…—gemí en respuesta.
—¡Cuero negro!
Lo sabrá…
Capitulo once
No podía.
Me abalancé hacia la puerta y salí al pasillo, Martín estaba
esperando el elevador. Cuando me vio acercarme a él, se
apresuró hacia las escaleras. Pero yo fui más rápida. Lo atrapé
a mitad de la escalera, lo tomé del brazo y presioné su espalda
contra la pared. La maleta rodó escaleras abajo, pero ninguno
de los dos se inmutó. Nuestros rostros estaban a escasos
milímetros de distancia, la respiración de Martin agitada
contra mis labios Sus ojos verdes abiertos como platos y su
rostro arrebolado de una manera encantadora. Yo no pude
contenerme más.
Lo necesitaba.
FIN
Espero que hayas disfrutado de un momento candente con
mi historia. Si te apetece otro romance erótico con toques de
BDSM, aquí está Escritor millonario busca secretaria.
Sinopsis
¡Hijo de puta!