Está en la página 1de 3

20 de diciembre de 1779

"Otra tarde sin ti, amada, ¿Cuándo volverás? Quedan solo 4 días para noche buena."

Un fino escalofrío recorre toda mi columna vertebral haciéndome estremecer en mi cama


durmiendo en tu lado sintiendo su suave aroma en tu almohada, tratando de volver a sentir esa
sensación de volver a abrazarte y sentir aquel calor en mi pecho, ahora lo único que siento una
fresca brisa de invierno y mis lágrimas cayendo...

21 de diciembre

"No has correspondido a mi anterior carta, sé que es difícil enviar cartas con la nieve hasta el tope
de los techos, pero por favor, desespero de tu presencia, sin ti no sé quién soy yo"

No quiero pensar, no quiero pensar, no quiero pensar, no quiero pensar, no quiero pensar.

No me estará contestando porque estará ocupada con alguien más, ¿En verdad me amará? ¿O
solo lo hizo por pena? No me importa solo quiero sentir sus brazos alrededor de mis caderas
mientras que la abrazo sintiendo su dulce aroma a lavanda que siempre llevaba. Solo por ser una
mujer no signifique que no me amé, ¿no?

…¿No?

22 de diciembre

Olvídate de ella, nunca te amará y nunca lo hará, mis falsas esperanzas me han segado todo este
tiempo, pero a pesar de todo no me importa, si tengo que estar como una tercera lo aceptaré, ya
no me importa pasar y no poder tener ni un solo beso tuyo, con tu presencia cerca me basta y me
sobra.

"Me pregunto que te gustaría para cenar, estoy dispuesta a cocinar cualquiera o que al menos sea
alcanzable con mi presupuesto, claro.

Te espero con ansias el día de mañana o incluso en Noche Buena."


"Te amo."

Mentira.

23 de diciembre

"Hoy fui a lo que era un jardín de lavandas antiguamente, lamentablemente solo había una vista
blanca alrededor de ese lugar por culpa de la nieve, pero no quita el hecho de que no me recuerde
a ti, de lo contrario amor, incluso huele igual de maravillo que tu"

Me repugna, me da asco y ganas de vomitar. Aquella sensación placentera y amorosa se ha


cambiado a una de melancolía, tristeza y asco, lo detesto pero no puedo no evitar amarte, no
puedo decir no a mis sentimientos, estoy dispuesta a sufrir esto por ti, cariño, ¿Tu harías lo mismo
que yo? Mi amor ante ti es eterno tal amor cual comparable con Afrodita la Diosa de la belleza
eres tu la cual sobre pasa esos limites.

Me repugno a mi misma dándome falsas esperanzas, simplemente tratando de hacer que mi


cerebro funcione un par de días más sin tener que darme por vencida.

Me siento a mi limite, por favor, llega a casa, te he esperado tanto tiempo que creo ya no poder
aguantar.

Ojala que estés muerta.

24 de diciembre
"Hoy es noche buena pero no has dado ninguna señal de vida.

Te extraño, por favor llega para cenar conmigo.

Por favor."

No he comido nada desde el otro día, ni siquiera me anime a hacer la cena de Noche Buena.

"Perdón por haber nacido.

Muérete, te amo."

Camine hacia aquel nevado jardín de lavanda, el cual la nieve resaltaba su color blanco gracias a la
suave luz de la luna sobre ella, una fría y fuerte brisa golpeando mi delicado cuerpo, el cual débil
esta al no haber comido nada desde ayer.

- ¡Amada mía! Te odio tanto que mi amor sube cada vez que escribo sobre ti, me repugna el mero
hecho de existir sin tenerte a mi lado - Grité

Tal fuerte brisa me movía de lado al lado mi pobre cuerpo de pluma, mis manos temblaban ante el
frio y aquella daga que saque de mi escote esta puesta en mi fino cuello de cristal.

"Adiós, para siempre amor, siempre has estado en este podrido corazón y hasta mi muerte,
siempre lo estará"

Aquella suave daga desgarro mi cuello manchando aquel bello paisaje en una tragedia hecha y
derecha. De un blanco escenario a uno manchado completamente de rojo, un rojo enfermo y
liberado de pesa menes que de mi corazón padecía, liberando la verdad que llevaba dentro mío
todos estos años y que hasta ahora, el día de mi suicidio de han revelado ante mi.

Nunca la ame.

También podría gustarte