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XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

09 de octubre de 2011

¡Qué la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo esté siempre grabada en nuestros corazones!
Bienvenidos hermanos y hermanas a esta fiesta en la que celebramos nuestra fe. Hoy, el
Señor nos invita a participar en el banquete que ha preparado y en el que hay lugar para
todos. Él espera que aceptemos su invitación y concurramos con alegría, vistiendo trajes de
fiesta. En este espíritu fraternal, los invito a ponerse de pie para iniciar, cantando, esta
Eucaristía.

Mesa de la Palabra: (Guía: Tengan la bondad de sentarse)

Lectura del Libro del Profeta Isaías (Is 25,6-10) En este texto profético, Isaías nos
muestra la salvación, representada como un banquete al que todos estamos invitados.
Escuchemos con atención.

Salmo: (Sal 22, 1-6): “El Señor nos prepara una mesa”

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Cristianos de Filipos (Flp 4,12-14): En esta
lectura, San Pablo nos entrega la regla primordial para todo el que quiere ser discípulo de Cristo,
ya que al poner toda nuestra confianza en Dios, Él nos hará capaces de superar cualquier
situación. Escuchemos.

Evangelio (Mt. 22, 1-14): En el Evangelio de hoy, Mateo nos presenta la parábola del
banquete nupcial, fiesta de amor a la que el Señor nos invita a todos a asistir, revestidos de
una vida nueva. Hermanos, con un corazón humilde y sincero, nos ponemos de pie para
recibir con alegría esta Buena Noticia.

Mesa de las Ofrendas: Al preparar la mesa, presentemos el pan y el vino y ofrezcamos


nuestras vidas y nuestra alegría, porque estamos invitados al banquete del Señor.
Cantemos todos junto al coro.

Comunión: Jesús nos amó hasta el extremo de dar la vida por nosotros. Es Él quien se nos
ofrece hoy en este banquete como alimento para nuestro espíritu. Si estamos preparados,
acerquémonos a recibirle con el corazón vestido de fiesta.

Despedida: Hermanos, hemos compartido el pan de la Palabra y el Cuerpo de Cristo, vamos


a nuestros hogares a dar testimonio y a continuar celebrando en nuestra vida diaria este
banquete de amor. A nuestro Señor, sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.

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