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¿QUIÉN ES CÉSAR?

Domingo 29º durante el año / 19 de octubre.


Jesús no habla en el texto del Evangelio de hoy sobre la división de los poderes
temporales y espirituales.
Está respondiendo a la malicia de los que quieren tenderle una trampa referida al
impuesto que los judíos pagaban al Emperador. La moneda romana que Jesús pide es la única
que sirve para pagar el tributo. En ella se lee: “Tiberio César Augusto, hijo del divino
Augusto”. Es decir, divinizaba al Emperador, que ahora ocupaba el lugar de Dios.
“Dar al César lo que es del César” puede significar reconocer que la autoridad es
humana y tiene límites fijados justamente por todo lo que pertenece a Dios y a su voluntad.
Porque Dios quiere el respeto a la dignidad de cada hombre y a sus derechos básicos, ningún
poder puede quebrar su vigencia ni mucho menos, convertirse en poder divino. También el
“César” tiene que reconocer a Dios, que es el Único Señor de la Historia (cfr. 1a. lectura) y
“juzgará a los pueblos con rectitud” (Salmo)
La misma Iglesia, o mejor dicho, los hombres de Iglesia pueden ser tentados, como el
César, a sustituir a Aquel que anuncian; pueden, como el César, tener la tentación del
“poder” en lo que tiene de más sagrado...
En estos momentos en que vemos cómo el derecho se halla amenazado en muchos
países, en estos momentos en que conviene recordar la salvaguarda de lo más esencial del
hombre, cuando el mismo hombre se ve tentado quizás a olvidar y a desconocer su propia
dignidad, corresponde a los cristianos, como una vocación y una gracia, ir hasta el final de
esta obediencia a Dios, a fin de que así el hombre sea salvo. (+ Cardenal Jean-Marie
Lustigier, arzobispo de París.)
Entonces será posible “manifestar la fe con obras, y el amor con fatigas” (2ª. Lectura),
como suelen hacerlo tantas madres de familia, en situaciones placenteras o dramáticas.

GUIÓN

Bienvenida.
Nos encontramos para celebrar la Buena Noticia.
Ella llega a nosotros “no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la
acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones”.

Antes de las lecturas


Muchas veces los poderosos gobiernan la vida de los pueblos como si fueran dioses.
La palabra de Dios nos recuerda que sólo Él es el Señor de la historia y de la vida de los
pueblos.

Oración Universal
A cada invocación respondemos: Te lo pedimos, Señor de la Historia.
1. Por la comunidad de los creyentes, para que vivamos según tu proyecto de amor,
justicia y paz en el mundo.
2. Por los gobernantes, para que los impuestos que cobran se administren en favor de
todos los habitantes del país.
3. Por los que defienden los derechos humanos, para que descubran en cada hombre y
mujer tu imagen divina.
4. Por las madres que están entre nosotros y por aquellas que han partido, para que
este Día sea ocasión de armonía y recuerdo.
Presentación de ofrendas.
Preparamos la mesa que nos reúne para celebrar a Jesucristo, el Señor de la Historia.

Introducción a la Plegaria Eucarística


Nos unimos en alabanza al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Un sólo Dios.
A El todo el reino, el poder y la gloria.

Comunión
El mismo Jesús que dijo “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”
se entrega como comida divina para nuestra marcha humana.

Despedida
Al despedirnos, volvemos a ser estimulados por la palabra del Apóstol para manifestar
nuestra fe con obras, nuestro amor con esfuerzo y nuestra esperanza con constancia.

Lecturas bíblicas: Isaías 45,1.4-6 ; Salmo 95,1.3-5.7-10 ac ; 1 Tesalonicenses 1,1-5b Mateo


22,15-21

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