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Adaptación por:
Santiago Amaya y Hamachi Xue
UNO
MUJER DEL BOSQUE
Mujer del bosque: no tendría que ir a buscar leña.
Ya no.
Una mujer de mi edad...
No.
Pero mis hijos no están.
Mis hijos se fueron a la guerra. A morir en la guerra. Pelean por una idea. La idea de uno no
es la idea del otro. Hay que irse a la guerra. El país de uno no es el país del otro. Las cosas
como son. Ellos no están y yo a la leña.
DOS
PROFETA
Sibila: mijo alcánceme el carbón que esta estufa necesita más calor.
Silencio
¿Y usted? Cuando grande ¿va a ser profeta mijo?
Silencio
(Los lobos no van a la guerra) 4
Profeta: asiento con énfasis y entusiasmo.
Sibila: Bien muy bien, se va a morir de hambre, pero esto es así, ¿qué le vamos a hacer?
El llamado es inaplazable y usted fue llamado desde que nació.
Las señales estaban ahí para el que supiera verlas.
Profeta: ¿Cuáles eran, señora, las señales?
Sibila: las misma que marcaran su muerte, mijo.
Profeta: ¿moriré pronto?
Sibila: morirá cuando el cuervo le traiga mis ojos.
Profeta: ¿y podre finalmente ver con sus ojos, madre?
Sibila: podrá ver con los ojos de su madre muerta, lo cual le servirá para tres cosas.
Profeta: ¿cuáles cosas?
Sibila: es una expresión “le servirá para tres cosas”
Profeta: fe, esperanza y caridad: las tres virtudes teologales.
Alquimia, astrología y teúrgia: los tres conocimientos de trimegistro
Padre, hijo y Espíritu santo: la santísima Trinidad
Abraham, Isaac y Jacob: los tres patriarcas
Brahma, Vishnu y Shiva: la Gran Trinidad Hindú.
Doncella, madre y anciana: la triple diosa.
Movimiento, emoción e intelecto: los tres conocimientos de Gurdjeff.
Sibila: Nada, nada y nada.
Los ojos de su madre le servirán para tres cosas, mijo:
Nada nada y nada
Profeta: Y entonces yo imaginaba al cuervo que me traería sus ojos como un hombre grande
y robusto que vendría una noche a mi casa y tocaría la puerta.
Cuervo: Toco la puerta
Profeta: Yo abriría y el entraría.
Hombre cuervo: entro y lo veo, es hombre bajito y débil, parece que va a sufrir un infarto al
verme.
Reconoce mis ojos.
Profeta: ¿Trae puestos los ojos de mi madre?
TRES
SOLDADO
Soldado: Un soldado respirando su último aliento, rodeado por el enemigo, un soldado que
cubre la boca de su fusil con su propia boca y hala el gatillo.
Y nada.
No hay munición.
No hay nada.
Excepto, yo aquí, rodeado y solo, esperando un milagro que nunca llegará.
Pausa
Soldado: cuando yo era niño, no sé, tendría unos seis o siete años, mi madre salía al bosque
Solá, en las tardes, adentro, bien adentro donde no entraba la luz, ¡bum!
¡Bam!
¡Bum!
Pausa.
No, así no se puede hablar. Con todas estas explosiones y
CUATRO
CUERVO UN POCO MAS GRANDE
Cuervo: Cuando Cuervo era blanco decidió que el sol era demasiado blanco.
Decidió que resplandecía con demasiada blancura.
Decidió atacarlo y derrotarlo.
Se cargó de fuerza y brilló con plenitud.
Agarró su furia y se hinchó de ella.
Apuntó su pico directo al centro del sol.
Su risa llegó hasta el centro de sí mismo
y atacó.
Con su grito de batalla los árboles envejecieron súbitamente,
las sombras se aplanaron.
Pero el sol brillaba
CINCO
HIJA
Hija: No debería vivir acá.
Mi madre.
No a su edad.
Lejos de todo.
Lejos de mí.
Lejos de cualquier tipo de ayuda.
En este bosque.
De mierda.
Pero ella es así. Cree que este es su bosque.
Suyo.
Y cuando vengo a verla, a visitarla, me siento como caperucita Roja caminando por la
foresta, siendo mirada desde la oscuridad de la fronda por el lobo que me acecha, que sigue
en silencio y casi puedo verlo llegando hasta donde mí, diciendo:
Lobo: ¿vas a ver a tu madre, nena?
Hija: A lo cual yo quisiera responderle que no soy una nena, que soy una mujer casada y
desflorada, una mujer hecha y derecha, que él no le importa dónde me dirijo, pero sé que eso
es lo que él quiere.
Quiere que le responda, que empiece a hablarle, a conversar con él, a dejarlo entrar en mi
mente, así que camino sin decir nada.
Él sigue a mi lado y habla sin cesar.
Lobo: ¿No quieres hablar?
Silencio.
¿Te molesta mi compañía?
Silencio.
Bueno entonces te acompaño, nena, ¿pero sabes qué?
(Los lobos no van a la guerra) 10
Pausa.
No deberías seguir por este camino. Es más largo y empinado. Llegarás tarde y cansada a
casa de tu madre, es mejor si volvemos hasta la bifurcación y tomamos la ruta del lado
derecho, la que baja hacia la cañada. Es más plana.
Sé que el río da temor, pero en esta época es una hilacha de agua, mansa e inane, no te
preocupes. Me das la mano y cruzamos juntos, yo te ayudo. ¿Volvemos?
Hija: El lobo es feroz, pero poco inteligente.
No voy a caer en su trampa infantil.
Lobo: Sé que me temes, pero tú sabes lo que se dice del temor y el deseo,
¿no?
Pausa.
Se desea lo que se teme, lo que más se teme es lo que más se desea, ¿qué dices, nena, me
deseas?
Pausa.
¿Te has dejado tragar por un lobo alguna vez?
No hay experiencia igual, mi amor, te lo aseguro, es una experiencia irrepetible, ¿te animas?
¿quieres que te trague?
¿Has visto mis fauces?
¿Sabes de qué son capaces ellas?
Observa bien estos colmillazos, nena, ¿te hacen salivar?
Pausa.
SEIS
CUERVO CADA VES MAS GRANDE
Cuervo: Cuervo decidió poner a prueba las palabras.
Imaginó algunas palabras para la labor, una linda manada
de ojos claros, resonante, bien adiestrada,
con dientes fuertes.
Imposible hallar una especie mejor criada.
Señaló a la liebre y a ella fueron las palabras
resonantes.
Cuervo era Cuervo sin duda, pero ¿qué es una liebre?
Se convirtió a sí misma en un búnker de concreto.
Las palabras dieron vueltas protestando, resonando.
Cuervo convirtió las palabras en bombas: estallaron el búnker.
Los pedacitos del búnker volaron: una parvada de estorninos.
Cuervo convirtió las palabras en escopetas: derribaron a los estorninos.
Los estorninos que caían se convirtieron en un aguacero.
Cuervo convirtió las palabras en una presa, recolectando el agua.
El agua se convirtió en un terremoto, engullendo la presa.
El terremoto se convirtió en una liebre que saltó a la colina
tras devorar las palabras de Cuervo.
Cuervo siguió con la mirada a la liebre saltarina
mudo de admiración.
DIEZ
MUJER DEL BOSQUE
Mujer del bosque: Tengo un mal presentimiento.
Hoy.
Es un presentimiento vago, no una visión concreta.
Una sombra.
El oscurecimiento.
El sol no se oculta, pero algo bloquea su luz directa.
Eclipse.
Cerrazón, lobreguez, crepúsculo.
Pienso en mis hijos muertos, arrebatados por una guerra inclemente, mis hijos que fueron a
hacerse matar por la locura y la avaricia, por la estupidez interminable.
Mis hijos son la sombra en mi corazón.
Mis hijos son las tinieblas del pálpito.
Hijos: Mamá, salga del bosque.
Mujer del bosque: Dicen.
Hijos: No va a quedar nada en pie.
Mujer del bosque: Amenazan.
Hijos: Van a arrasar con todo.
Mujer del bosque: Aseguran.
Hijos: Van a acabar con el bosque.
Mujer del bosque: Como si se pudiera acabar con él.
Pausa.
(Los lobos no van a la guerra) 18
El bosque siempre ha estado ahí.
¿Me oyen?
¿Hijos?
EL BOSQUE SIEMPRE HA ESTADO AHÍ.
Hijos: Váyase, mamá, no diga pendejadas, salga de aquí.
Van a arrasar con todo.
FIN