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Recuperado el 20 de junio de2018

El “fraude” de Fundación TV Azteca:


no da casi nada para sus orquestas
La Fundación TV Azteca se lleva todos los créditos, pero de cada peso que reciben las
orquestas infantiles que llevan su marca, aporta, si acaso aporta, 15 centavos. El resto lo
pagamos los mexicanos con recursos públicos. Y aunque Esteban Moctezuma, presidente
de la fundación, niega que así sea, los reportes del SAT dicen otra cosa. “Esa es una
filantropía a la inversa: el gobierno subsidia al empresario. Es un fraude al Estado”, se
queja el diputado federal Jorge Álvarez Maynez.

Hay otros hechos que deben transparentarse. Por ejemplo, que durante varios años la
Cámara de Diputados haya entregado millones de pesos de dinero público a dos orquestas
infantiles que hasta la fecha no existen: las de Colima y Zacatecas. Aquí mostramos cómo
es que eso ocurre.

Por Carmen García Bermejo


Ilustración: José Quintero

Todo comenzó cuando Benjamín Zander, el director de la Orquesta Filarmónica de Boston,


intervino como un efectivo intermediario para que el empresario Ricardo Salinas Pliego
recibiera al violinista Julio Saldaña.

El músico poblano quería hablarle de un proyecto que había creado: la Orquesta Música
Esperanza, un grupo en el que participaban 25 menores de edad de escasos recursos,
principalmente de Cholula.

El día de la cita llega. Es noviembre de 2008 y Saldaña se encuentra frente a dos


interlocutores: el propietario de Grupo Salinas y Esteban Moctezuma, presidente de la
Fundación Azteca.

Saldaña quiere contarles de primera mano las maravillas que ha hecho con talento, enormes
ganas de ayudar y poquísimos recursos, y les muestra un fragmento del documental Tocar y
luchar, en el que se describe el exitoso sistema público musical venezolano que acerca la
cultura a jóvenes de escasos recursos y los aleja de la criminalidad y las drogas.

Algo bien ha hecho, algún botón correcto ha apretado porque el empresario le presta
atención.

–Esto me interesa. Te damos la oportunidad, a ver qué nos haces –dice, imperativo, el
empresario, cuyo consorcio incluye además firmas del ramo financiero, de
telecomunicaciones y energético.
Moctezuma Barragán interviene entonces:

–Haz una orquesta. ¿Se puede?


Sus oídos escuchan la oportunidad deseada. Julio, quien tiene 46 años de vida y unas dos
décadas desde que egresó del conservatorio, responde con seguridad.

–Sí, y hasta con un coro.

Esa junta transformó todo. Ya no más angustias ni penurias económicas; de ahora en


adelante, la tranquilidad de contar con dinero para la orquesta. Sólo hay una condición:
entregar a cambio el proyecto que creó.

Julio Saldaña seguirá al frente, pero a su orquesta le estamparán una etiqueta indeleble: TV
Azteca.

Y con esa marca televisiva y la creciente influencia de Salinas Pliego en un sistema político
en el que las televisoras son uno de los eslabones primordiales, el dinero comenzó a caer a
borbotones.

Decenas de gobiernos estatales, la Secretaría de Educación Pública, el Conaculta,


universidades públicas y la Cámara de Diputados entregaron cientos de millones y millones
de pesos.

Las Orquestas Azteca abrieron su cuenta en el Banco Azteca con la apuesta de que las
transferencias electrónicas llegarían sin cesar. No se equivocaron.

El esquema funcionó. Desde que Salinas Pliego “cobijó” el proyecto en 2009 y hasta 2018,
han recibido recursos públicos por al menos mil 689.5 millones de pesos. Y, en
consecuencia, las orquestas han sido presentadas como uno de los programas
fundamentales de la Fundación Azteca, como el mismo empresario presume en México y
en el extranjero.

Eso hizo, por ejemplo, el 16 de noviembre de 2011:

–Ricardo, tú has mencionado a Esperanza Azteca. ¿Por qué no nos cuentas un poquito
sobre ese proyecto? –lo incita Donna Hrinak, su anfitriona en el Council on Foreign
Relations, un think thank con sede en Nueva York, a donde Salinas Pliego asistió como
invitado especial.

–Oh, es un proyecto fascinante –se anima el dueño de Elektra–. De todas las cosas que
hacemos en materia social, de la que estoy más orgulloso es Esperanza Azteca. Trabajamos
junto con el gobierno (federal) y con los gobiernos estatales para encontrar a niños y
jóvenes, de siete a 17 años, que muestren un interés en la música.

Formamos una orquesta y lo bonito es que, después de cuatro o cinco meses, ya tienes a
una orquesta tocando –se explaya el también propietario del Grupo Dragón, el brazo
energético y geotérmico del Grupo Salinas–. Es mucho más que un proyecto musical. Lo
que tenemos es un esfuerzo de formación humana. Aprenden el valor del trabajo duro, la
perseverancia y el trabajo en equipo.

“En lugar de que estén en las calles, ya sabes, vendiendo drogas o metiéndose en
problemas, están tocando en las orquestas”, completó ante un auditorio amigable que le dio
oportunidad incluso de descalificar la multa de 7.5 millones de dólares que la Comisión de
Valores de Estados Unidos le impuso en 2005 para evitar someterse a juicio por fraude,
basado en la acusación, que él siempre negó, de participar en un esquema para ocultar una
transacción entre una subsidiaria de TV Azteca y una compañía cuya propiedad Salinas
Pliego mantenía en secreto.
Lo que no terminó de platicarles a los asistentes es que, en realidad, él y la Fundación TV
Azteca aportan muy poco dinero para la causa. No les compartió que las 86 orquestas que
ha creado funcionan con aproximadamente 85 por ciento de dinero público.

Eso es lo que señalan los registros del Sistema de Administración Tributaria (SAT),
organismo al que Fundación TV Azteca está obligado a reportar los ingresos y gastos.

Y eso es lo que no les dijo.

Esteban Moctezuma Barragán tiene tres lustros como presidente ejecutivo de la Fundación
Azteca, institución mediante la cual conduce los programas filantrópicos de Salinas Pliego
en todo el país.

Como parte de sus tareas ha puesto en marcha el Programa Musical Esperanza Azteca, a
través del cual forma y mantiene desde 2009 una de las “joyas” de la fundación: las
orquestas sinfónicas infantiles y juveniles.

Así que no cuesta trabajo conseguir que hable de ellas. “Aproximadamente 30 mil niños y
jóvenes han pasado por el programa de orquestas desde que lo fundamos. Las familias se
transforman por el orgullo de tener un hijo en la orquesta; familias con violencia
intrafamiliar han dejado de molestar a los niños. Antes no los valoraban, pero ahora los
aplauden, los ven en el escenario y los presumen. [Si incluimos] a los cinco miembros de la
familia, casi 200 mil personas están siendo impactadas directamente con el programa”.

Cuenta Moctezuma Barragán que crear un ensamble tiene un costo aproximado de 3


millones de pesos. “Y al siguiente año se requieren 2 millones 300 mil pesos más para
mantenerla en activo. La nómina es realmente el gasto fuerte”.

La sede de la Fundación Azteca se ubica en una zona residencial al sur de la Ciudad de


México. Es una casa ecléctica: grandes puertas de cristal se combinan con techos cruzados
por gruesas vigas de madera, paredes de piedra negra y pisos de duela.
Esteban Moctezuma, quien al momento de esta entrevista aún no había sido presentado
como el próximo secretario de Educación Pública si Andrés Manuel López Obrador gana
las elecciones presidenciales de 2018, toma su silla de madera, se sienta con lentitud y se
dispone a explicar el mecanismo mediante el cual operan las orquestas.

–La Fundación Azteca –asegura– paga aproximadamente 50 por ciento de todo lo que gasta
el programa de las orquestas.

–Los reportes que la Fundación Azteca entrega al Servicio de Administración Tributaria


(SAT) no muestran que destine dinero a su programa de orquestas. ¿Por qué no aparece ese
dato?

Moctezuma Barragán abre al máximo sus pequeños ojos. Se pone en alerta. Sube la voz y
reclama.

–¡Eh! Perdón, pensé que la entrevista era sobre cuestión artística, no sobre finanzas.
–La pregunta está relacionada con la forma en cómo operan el programa.

Camina hacia uno de los escritorios contiguos, levanta el auricular del teléfono y hace una
llamada. Habla en voz baja y casi entre dientes: “Recuerdas el... ¡A ver, ven por favor!”.
Cuelga con fuerza el aparato y se mantiene de ese lado del salón.

No regresa a la mesa central. Camina lentamente de un lado a otro, en espera de la persona


a la que llamó.

–¿Hay algún problema con la pregunta?

–No, no… Yo pensé que íbamos a ver rápido esto. Y, pues, no tengo todas las cifras en la
cabeza –responde secamente.
Al lugar ingresa velozmente un hombre de complexión mediana y cruza el salón sin hablar.
En su mano derecha sostiene una tarjeta blanca y se la entrega a su jefe. Éste revisa el
contenido. Ambos se miran y el empleado abandona el lugar.

Moctezuma Barragán regresa a la mesa de trabajo, coloca la tarjeta en la superficie, se


vuelve a sentar y pregunta.

–Dígame, qué es lo que necesita y con todo gusto…

Se le explica que la información se usará en un reportaje amplio sobre el tema.

–Pero usted me estaba pidiendo información fiscal –dice con voz enérgica.
–Lo que la fundación reporta ante el SAT –se le precisa.

Moctezuma Barragán mira fijamente los ojos de la reportera.


–¿Por qué le interesa lo que está dando la Fundación Azteca a las orquestas?
–Porque se trata de un programa privado donde se aportan recursos públicos.

Vuelve a alzar la voz, levanta la mano derecha y revira.

–No, no… A ver. Cada orquesta –dice con énfasis– tiene una manera de financiarse
distinta. Le pongo el ejemplo…

Interrumpe lo que está diciendo y estalla de repente: “Me apaga esto”. El hombre de
confianza de Salinas Pliego señala la grabadora.

–No puedo porque usted me ha concedido esta entrevista.

ORQUESTAS FANTASMA. Esteban Moctezuma, presidente de Fundación TV Azteca, no


proporcionó información de por qué han recibido 15 millones de pesos para financiar
orquestas que no existen, como las de Colima y Zacatecas. Foto: Margarito Pérez
Retana • Proceso

Las Orquestas Azteca son el programa de filantropía más presumido por Grupo Salinas y
está bajo la supervisión de la Fundación TV Azteca.
Después de meses de investigación, Quinto Elemento Lab encontró evidencias de que la
mayor parte del dinero que financia a estas orquestas es dinero público depositado año con
año en la cuenta de una asociación civil hermana: la Asociación Azteca Amigos de la
Cultura y las Artes.

La legislación obliga a organizaciones como la Asociación Azteca Amigos de la Cultura y


las Artes a reportar anualmente cuánto dinero y cuántos bienes reciben como donativos, y
de qué tipo de entidad los reciben (pública o privada, persona física o empresa).

Esta es una obligación para todas las asociaciones a las que el SAT otorga el estatus de
“donataria autorizada”, condición que, por una parte, les permite expedir recibos deducibles
de impuestos a sus donantes, y por otra, las exenta del pago de algunos impuestos.

La Fundación TV Azteca también entrega reportes anuales al SAT.

Teóricamente, esos reportes deberían mostrar cuánto dinero ha entregado el Grupo Salinas
a la asociación civil que opera las orquestas de la televisora, pero en ellos no existe nada al
respecto.

Esteban Moctezuma Barragán justifica en la segunda entrevista ese hecho.

–Lo que sucede es que el SAT tiene muy cerrada la página para hacer el reporte a detalle;
es por la clasificación del gasto. Te entregaré un recuadro para que veas cómo se reporta.

Proporciona a la reportera una hoja blanca sin membrete, donde sólo aparecen gastos
generales de la Fundación TV Azteca en 2016. Nada acerca de las orquestas.

[Moctezuma Barragán nunca envió la información oficial que soportara sus afirmaciones.
La reportera mandó correos electrónicos e hizo varias llamadas en el curso de varios meses
para reiterar la petición, la última de ellas el pasado viernes 15 de junio, pero ninguna
obtuvo respuesta].

Esta vez no se producen exabruptos. Moctezuma Barragán se hace acompañar de José


Ricardo Cerrillo Reyna, apoderado legal de la Asociación Azteca Amigos de la Cultura y
las Artes.

Esteban Moctezuma habla ahora con serenidad. Reconoce que las orquestas “están
recibiendo más o menos 170 millones de pesos anuales procedentes de recursos públicos”,
y asegura que en la Fundación “le estamos metiendo 221 millones de pesos” en total.

No es así. Una revisión hecha por Quinto Elemento Lab de todos los reportes que la
Asociación Azteca Amigos de la Cultura y las Artes presentó al SAT entre 2011 y 2016
permite identificar lo siguiente:

• La asociación reportó haber recibido cada año donativos de instituciones públicas


federales y también de empresas.
• La asociación reportó al SAT haber recibido en esos seis años $875 millones en
donativos de gobierno y $248 millones de compañías.

• Es decir, de acuerdo con estos números, un máximo de 14 por ciento de los fondos
para las Orquestas Azteca provinieron del sector privado.

• Sin embargo, ese porcentaje es probablemente menor. La revisión de cientos de


documentos públicos revela que la asociación reportó al SAT mucho menos dinero
de lo que en realidad le donaron el gobierno federal y los gobiernos estatales ($248
millones versus $1,270 millones). Habrá que sumar también los $405 millones de
recursos públicos para la sede nacional de las Orquestas Azteca y de la Casa de
Música de Viena en Puebla.

• Además, esos donativos de empresas no son necesariamente de Grupo Salinas. En


los reportes al SAT, la asociación no identifica qué empresas hicieron los donativos.
No especifica si esos donativos aportados por las compañías de Ricardo Salinas
Pliego o por otros grupos empresariales.

Las edecanes entran y salen de la sede del Poder Legislativo en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Son las 6:30 de la tarde y conducen a los invitados a ocupar sus lugares dentro del recinto.

Aunque no es una hora habitual para el debate, 35 diputados han llegado puntuales para
instalar la sesión solemne del Congreso de Chiapas. Sólo cinco se encuentran ausentes. El
diputado presidente anuncia que hay quorum y continúa el protocolo. En el salón se
encuentra también el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Chiapas.

En la sesión extraordinaria de este jueves 25 de febrero de 2010 los diputados autorizan al


gobernador Juan Sabines Guerrero a otorgar la medalla “Fray Matías de Córdova y
Ordóñez” al empresario Ricardo Salinas Pliego, presidente del Grupo Salinas, “por su labor
filantrópica, a través de su Fundación Azteca y su aporte a la promoción de Chiapas”.

Es la segunda ocasión en que los tres poderes estatales entregan ese reconocimiento ‒la
medalla lleva el nombre del religioso y libertador de Chiapas‒ a personajes destacados que
contribuyen a mejorar las condiciones de vida de los chiapanecos.

Así que una comisión de siete diputados sale del pleno a recibir a Juan Sabines Guerrero y
al empresario. Ingresan, se reanuda la sesión y todos se ponen de pie para recibir a los
invitados. Entonan el Himno Nacional y realizan la ceremonia.

Luego, Salinas Pliego, con un listón naranja en el cuello, de donde cuelga su medalla,
devela su nombre inscrito con letras doradas en el muro de honor del Congreso local.
Destellos de luz de las cámaras y muestras de alegría. Ricardo Salinas Pliego ha sido
reconocido en varias ocasiones, pero nada parecido a esta vez.

Y es que la Fundación TV Azteca tiene en el gobierno de Chiapas un aliado invaluable. Por


eso ha puesto en marcha en este estado campañas como Vive sin Drogas, Vive el Deporte,
Limpiemos Chiapas, Bolsa Azteca Chiapas, Que Viva la Selva Lacandona, Gracias por mi
Mochila, Juguetón y Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca Chiapas.

Y en correspondencia el gobierno de Chiapas ha entregado 6 millones de pesos para las


Orquestas Azteca en 2010. Hará lo mismo en 2011 y 2012, con 3 millones de pesos en cada
ocasión.

El gobernador Juan Sabines hará todavía más: el 14 de septiembre de 2012 expedirá un


decreto para que las autoridades estatales retengan a 122 municipios chiapanecos un
porcentaje de las participaciones federales que les corresponden y así garanticen el pago de
abastecimiento de energía eléctrica a la empresa Parque Eólico Arriaga, puesta en
operación apenas seis meses antes, y con la que el gobierno de Chiapas firmó un contrato.

Parque Eólico Arriaga es propiedad de Ricardo Salinas Pliego.

Irma Eréndira Sandoval Ballesteros es politóloga y especialista en el estudio de las


asociaciones público-privadas. Es autora y coordinadora de uno de los pocos libros que
abarcan desde el punto de vista académico este tema: Interés público, asociaciones público-
privadas y poderes fácticos.

Sabe, pues, de lo que habla. Y dice:

‒Los empresarios hacen lo posible por mostrar una actitud bondadosa ante la sociedad. El
empresario Ricardo Salinas Pliego aprovecha la filantropía como una estrategia para
limpiar su imagen corporativa.

Durante dos décadas, la investigadora de la UNAM se ha dedicado al análisis de las


políticas públicas y la rendición de cuentas. Su argumento principal es que el gobierno
federal sabe que las empresas usan sus acciones filantrópicas para eludir el pago de
contribuciones, la seguridad social, la repartición de utilidades a los trabajadores y otras
prestaciones.

‒Somos testigos de la forma como Salinas Pliego emprende acciones sociales, como el
Programa Musical Esperanza Azteca, para hacer lo que Televisa realiza con el Teletón. En
este caso, el discurso del presidente del Grupo Salinas es apoyar a niños con hambre de
actividades artísticas. Nadie puede cuestionar eso…
Doctora en Ciencia Política, Sandoval Ballesteros subraya que los empresarios no están
pagando los impuestos que deberían.

‒Prefieren meter esos recursos a una bolsa grande que ellos forman para financiar, en este
caso, esas orquestas. Esta política, permitida por la Secretaría de Hacienda, ha significado
la institucionalización de un vasto despojo al erario y una relación disfuncional entre el
Estado y los empresarios porque impacta de manera negativa en los recursos de la
Federación.

Sandoval Ballesteros toma el libro que recientemente coordinó, abre sus páginas y muestra
los análisis realizados por un grupo de 10 especialistas.

‒Los ingresos fiscales que el gobierno percibe son bajos porque las élites financieras que
controlan la economía del país son las principales beneficiadas por el esquema de
asociaciones público-privadas.

La también economista tiene su cubículo en el Instituto de Investigaciones Sociales de la


UNAM, en donde reflexiona sobre la “acción caritativa” de los dueños del dinero.

‒La filantropía en México es sui géneris. Los empresarios dicen que por cada peso que
done un mexicano o el gobierno, ellos ponen otro peso, siempre y cuando se pueda emitir el
comprobante del donativo en favor del “dueño” de la iniciativa para que sea totalmente
deducible de efectos fiscales. Pero ese peso que aportan ellos es parte de sus obligaciones
hacendarias. Se trata de una estratagema para minar al Estado.

A su análisis no escapa el hecho de que Salinas Pliego hace filantropía con recursos
públicos, con dinero de todos los mexicanos.

‒Como Salinas Pliego es el socio mayoritario de TV Azteca, el gobierno le otorga


beneficios económicos y fiscales a cambio de imponer la ideología oficial a través de la
pantalla de televisión. Una amalgama en la que la empresa se beneficia con recursos
públicos directos de la Cámara de Diputados y también del dinero que ingresa a la empresa
por transmitir la publicidad oficial de gobernadores, políticos y ayuntamientos.

Irma Eréndira Sandoval desconocía al momento de conceder esta entrevista que López
Obrador anunciaría el 17 de diciembre pasado que en caso de ganar la Presidencia de la
República, ella será designada titular de la Secretaria de la Función Pública y que será
compañera de gabinete de Esteban Moctezuma, el aún presidente de la Fundación Azteca.
BENEFICIOS. "El gobierno le otorga (a Salinas Pliego) beneficios económicos y fiscales a
cambio de imponer la ideología oficial a través de la pantalla de TV --dice Eréndira
Sandoval--. La empresa se beneficia con recursos de la Cámara de Diputados y del dinero
por transmitir la publicidad oficial".

Foto: Especial.

Pequeños barcos griegos y bizantinos de vidrio soplado de los siglos III y VI antes de
Cristo; la hermosa colección de grabados Los desastres de la guerra, del pintor español
Francisco de Goya, valuada en 110 mil dólares; el cuadro La cacería del venado, del pintor
mexicano Manuel Serrano, tasado en 269 mil dólares, y algunos soberbios óleos del pintor
flamenco Anthony van Dyck, como los que cuelgan en las salas del Museo del Prado en
Madrid.

Estos son los gustos del empresario Ricardo Salinas Pliego. Sólo que esta colección de arte
y antigüedades no la adquirió directamente. El presidente del Grupo Salinas usó Felicitas
Holding, una empresa offshore que constituyó en las Islas Vírgenes Británicas, para pagar
poco más de un millón de dólares a la casa de subastas Christie’s; también empleó otra
compañía de gaveta para encubrir la propiedad de un yate de lujo con bandera de las Islas
Caimán.

Estas compras no aparecen en la lista de Forbes. Resaltan en The Panama Papers, la


investigación realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación
(ICIJ) y medios mexicanos como Aristegui Noticias con base en los archivos del despacho
panameño Mossack Fonseca, donde se desnudan operaciones financieras en territorios
libres de impuestos.
Salinas Pliego ha utilizado otros paraísos fiscales para radicar algunas empresas. En la
República de Malta, al sur de Italia, operó con el Grupo Elektra Global, SL –con sede en
Madrid– para invertir en una fallida empresa de jets privados.

Luego, constituyó Codisco Investments Sàrl en Luxemburgo. Después vendió las acciones
a la panameña Iberlux, en las que también mantenía intereses, y de Luxemburgo llegó a la
caribeña isla de Barbados, otro edén fiscal.

Su paso por Europa está documentado en la investigación de The Paradise Papers, el


trabajo más reciente revelado nuevamente por el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación (ICIJ) y medios aliados, como la revista Proceso, para mostrar cómo los
hombres más ricos del mundo logran esconder sus capitales y evadir al fisco en sus países
de origen.

Además de la influencia política de TV Azteca y su propietario, algo más ha de explicar el


hecho de que la mayoría de los gobiernos estatales y municipales hayan quedado
hechizados con las orquestas de Salinas Pliego.

Uno de los más cautivados ha resultado ser Miguel Ángel Mancera, hasta hace unos días
jefe de gobierno de la Ciudad de México, quien accedió a entregar recursos para que en la
capital mexicana se crearan seis orquestas con el sello Azteca.

‒Esta es una iniciativa del licenciado Ricardo Salinas donde se demuestra, una vez más,
que cuando se une la iniciativa privada, el gobierno y el compromiso de la gente, se pueden
hacer cosas muy importantes.

Era octubre de 2013 y Mancera acababa de donar 3 millones de pesos de la tesorería de la


ciudad para crear la Orquesta Esperanza Azteca Tepito.

No era el primero ni el último, pero sí uno de los muchos gobernantes que habían accedido
a firmar acuerdos de colaboración, entregar millones de pesos y dar toda clase de
facilidades para que TV Azteca formara una orquesta infantil y juvenil, a pesar de que en
muchos casos ya había agrupaciones funcionando en sus propios estados.

De acuerdo con reportes de la Cámara de Diputados y docenas de convenios obtenidos por


Quinto Elemento Lab vía la Ley de Acceso a la Información, al menos 22 gobernadores y
tres alcaldes han firmado convenios para crear esas orquestas.

Y gracias a esa figura legal la Fundación TV Azteca ha recibido de los gobiernos locales
más de 176 millones de pesos entre 2009 y 2018.
En la entrevista, Esteban Moctezuma Barragán pondera.
‒Hemos firmado cualquier cantidad de convenios que no se cumplen, que no nos dan el
dinero.
‒Es muy grave lo que dice porque los convenios recibidos de los gobiernos estatales son
oficiales y están firmados por ambas partes. Aquí están.

Y se le muestran más de 15 documentos, por ejemplo éstos:

• El gobierno de Nayarit firmó un convenio de colaboración en el que le otorga $5


millones a la Fundación Azteca en 2009 para formar la orquesta.

• El gobierno de Guanajuato firma en marzo de 2010 un convenio para entregar $6


millones a la fundación e integrar así la primera de cuatro de esas orquestas.

• El gobierno de Tabasco celebró un convenio para transferir $13.5 millones a la


Fundación Azteca en 2013 y mantener las orquestas juvenil e infantil.

• El gobierno de Coahuila firmó en 2015 un convenio y le entregó $4.2 millones para


la formación de dos orquestas en el estado.

Moctezuma Barragán revisa apresuradamente los convenios uno a uno, voltea a ver a
Ricardo Cerrillo, su brazo derecho, a quien le pregunta si aportaron esos gobiernos o no. Su
empleado asiente con la cabeza y el ejecutivo señala con desparpajo.

‒El Estado de México sí dio; el de Guerrero, no; ni el de Veracruz. San Luis Potosí, sí;
Chiapas, sí, para seis orquestas; Guanajuato, sí; Sinaloa, sí. En Baja California y Baja
California Sur no tenemos convenios; Oaxaca, sí… Pero muchos no nos dieron.
‒Los documentos son oficiales.
‒Con los estados de la República pasa como en un divorcio: una cosa es el convenio que se
firma y otra que cumplan las dos partes. Cuando no cumplen, hay un juez que obliga a las
partes a acatar.
‒¿Y por qué no lo hicieron?
‒¿Cómo vas a obligar a un estado a que te cumpla el convenio?

Los documentos oficiales arrojan una versión distinta.


• El gobierno de Coahuila firma en junio de 2015 un convenio en el que aporta más
de $4 millones a la Fundación Azteca para sus dos orquestas.

• El gobierno de la Ciudad de México no se queda atrás y en agosto de 2014 acuerda


entregar otros $3 millones para crear la orquesta Esperanza Azteca
Interculturalidad.

• Se les había adelantado el gobierno de Durango en 2012, cuando acepta donar $6


millones para que se forme la Orquesta Esperanza Azteca Durango.

Y así por el estilo. Por lo menos existen más de medio centenar de convenios firmados.

Moctezuma Barragán se compromete a entregar una lista de los gobernadores que firmaron,
pero que, según él, no dieron lo acordado.
Esa información nunca la proporciona, a pesar de que se le envió a su equipo varios correos
electrónicos, el último a mediados de marzo, para solicitar lo prometido. En cambio, sí
existen los convenios celebrados entre ambas partes, con fechas y montos específicos.

APOYO POBLANO. Puebla ha sido uno de los estados en que el gobierno local ha
aportado mayores recursos para las Orquestas Azteca. Entre 2011 y 2013 canalizó 187
millones de pesos para recuperar y habilitar la sede nacional de las orquestas de la
televisora. Foto: Agencia Enfoque

El programa de Orquestas Esperanza Azteca tiene sus complejidades. Eso es lo que expone
Moctezuma Barragán.

‒Una vez formada, la orquesta puede vivir cada año con 2 millones 360 mil pesos. Donde
se eleva el costo es en la operación de las sinfónicas para realizar conciertos, el
mantenimiento de los instrumentos, la compra de partituras, el pago de derechos de autor y
el pago de la nómina.

Cuenta que cada orquesta tiene una planta de 16 maestros, un director, un administrador y
un coordinador nacional. Por cada cinco o seis orquestas, hay un coordinador regional.
‒¿La Fundación Azteca está suplantando al gobierno con este programa?
‒Un gobierno tienen cada vez menos herramientas para atender todas las necesidades
sociales ‒expone quien fue secretario de Gobernación durante el gobierno de Ernesto
Zedillo‒. Por eso, la sociedad moderna cuenta con un elemento de participación como las
asociaciones público-privadas y economías mixtas.

‒La Secretaría de Cultura tiene el Sistema Nacional de Fomento Musical, que atiende las
orquestas comunitarias y al que se le ha recortado el presupuesto.
‒Bueno, el recorte ha sido a toda la Secretaría. Estamos hermanados. La Secretaría de
Cultura y el sistema musical forman parte del comité técnico del fideicomiso que opera los
recursos públicos entregados a las Orquestas Esperanza Azteca. La fundación apoya a
varias de las orquestas del sistema con recursos y actividades conjuntas. No hay que verlo
como competencia, sino como un complemento.

‒Pero la educación musical es una competencia y política del Estado.


‒Espero que el ejemplo de una organización que está construyendo un modelo de
educación artístico-musical con un impacto social tan grande como Esperanza Azteca se
convierta en un modelo que pueda, después, convertirse en una política pública. Este tipo
de orquestas tienen que formar parte de la educación pública.

‒Entonces, ¿cuál es la filantropía de Salinas Pliego si, según lo que usted afirma, mucho del
dinero necesario para tenerlas activas proviene del erario?

Moctezuma Barragán se reacomoda en su silla de madera.

- Más que filantropía… la filantropía tiene una connotación como asistencial, ¿no? La
aportación de la fundación como brazo de responsabilidad social y ambiental del Grupo
Salinas es proponer salidas a problemas puntuales. En el caso de la música, tenemos un
modelo que funciona y, en nueve meses, un niño debuta tocando a los grandes maestros de
la música clásica.

El ejecutivo nombra entonces cada uno de sus 13 programas que maneja y los aportes
monetarios que según él hace la fundación para desarrollarlos.

‒¿Las empresas de Salinas Pliego también deducen impuestos con los programas
filantrópicos de la fundación?
‒Hay una mala idea de la gente. Es verdad que cuando una empresa mete dinero a una
causa social logra deducir impuestos. Nada más que si das 100 pesos, el gobierno permite
deducir máximo 30 por ciento del Impuesto sobre la Renta (ISR); eso significa que el
empresario invierte 70 por ciento de lo aportado en cada inversión. En Estados Unidos te
deducen 100 por ciento.

‒Sí, aunque la Fundación Bill y Melinda Gates, de Microsoft, o Mark Zuckerberg, de


Facebook, no le piden dinero al gobierno para financiar sus programas filantrópicos. Ellos
invierten 100 por ciento y el gobierno les deduce 100 por ciento del ISR.
‒Ojalá eso ocurriera en México –responde el ejecutivo.
Acostumbrados a presentar historias que generan empatía, los empresarios mexicanos
muestran el impacto de sus programas asistenciales sobre las poblaciones más vulnerables
que atienden. Es parte de la venta de sus programas filantrópicos.

El politólogo Michael D. Layton es especialista en el tema. Profesor del ITAM, en donde es


coordinador académico del Seminario de Filantropía Corporativa, conoce las entrañas de
las fundaciones Ford y Kellogg, de las cuales fue asesor.

–Es muy común –explica el profesor– que los empresarios y sus fundaciones no revelen
detalles sobre sus donativos. Muchos opinan que las fotos de los niños sonrientes son
suficientes como documento de su generosidad.

Sobre esta actitud existen varias explicaciones. Prevalece la idea de que la caridad no debe
hacerse pública o que, como es una causa del sector privado, debe quedarse en ese ámbito.

Doctorado en Teoría Política por la Universidad de Duke, Layton dice desconocer los
detalles del funcionamiento del programa de orquestas del Grupo Salinas, pero al enterarse
de que se desarrolla con recursos públicos, responde:

–Cuando hablamos de cantidades importantes de recursos públicos, al menos debe haber


una transparencia total sobre esos montos, cómo se gastan. Sin embargo, tendremos que
debatir si este esquema de filantropía es apropiado.

Layton es coautor del libro Filantropía corporativa a la mexicana y comenta que ofrecer un
incentivo fiscal a las empresas y a las personas que realizan donaciones a organizaciones
sin fines de lucro es una política pública muy común, casi universal. Pero reconoce que
puede haber abusos.
–¿Un programa como las orquestas Esperanza Azteca puede ser usado para promoción de
imagen personal y uso político de la empresa?
–En casi todas las actividades humanas hay una mezcla de altruismo, vanidad, generosidad
y amor propio.

Los responsables de la Orquestas Esperanza Azteca se han encargado de mostrar que han
creado ya 86 ensambles. Ese es uno de los argumentos por los cuales la Cámara de
Diputados les asigna desde 2011 al menos 100 millones de pesos anuales en promedio.

El reporte titulado “Programa de Apoyo a Orquestas Infantiles, Zona Norte”, enviado por la
fundación a la Cámara de Diputados para comprobar la aplicación de los recursos públicos,
muestra, por ejemplo, que en 2016 se recibieron 3.6 millones para la orquesta de Zacatecas.
Un año después, otros 2.1 millones para esa misma orquesta. Para 2018 se mantuvo la
misma cantidad: 2.1 millones. Un total de 7.8 millones de pesos en tres años.

Con Colima ocurrió algo parecido. Se recibieron las mismas cantidades para la orquesta:
3.6 millones el primer año, 2.1 millones en 2017 y otros 2.1 millones para 2018. El total:
7.8 millones de pesos en tres años.

Sólo brinca un pequeño detalle: ninguna de las dos orquestas sinfónicas existe. Sin
embargo, la Fundación TV Azteca sí recibió 15 millones de pesos.

Existen algunos antecedentes de este caso: al escritorio de Carlos Alberto Ramírez,


entonces secretario de Cultura de Colima, llegó en marzo de 2017 una petición de la
fundación para firmar un convenio con el gobierno estatal, de modo que éste aportara
recursos para la creación de la orquesta. Todo quedó en propuesta.

En un documento oficial enviado a Quinto Elemento Lab, la Unidad de Transparencia de la


Secretaría de Cultura de Colima confirma que no existen ni el coro ni la Orquesta Sinfónica
Esperanza Azteca Colima.
Por lo que corresponde a Zacatecas, la Coordinación Jurídica del Instituto Zacatecano de
Cultura también indicó en un oficio del 17 de agosto de 2017 lo mismo.
–Usted dice que hay orquestas Esperanza Azteca en todo el país, pero en Zacatecas y
Colimas no existen y reciben ya millones de pesos.
–¡Ah! Se están formando. Ya tenemos instrumentos, sede y todo.
–¿Aunque no existan las convocatorias?
–No, no, no… Esas orquestas son las que nos faltaban para cubrir todo el territorio. En
enero [de 2018] te llevo a verlas.
Moctezuma Barragán cambia de tema y no proporciona mayor explicación. Las orquestas
siguen sin existir, al menos hasta la fecha de esta publicación.

Aunque nunca han experimentado el desamparo del Estado, 2017 fue uno de los años en
que las Orquestas Azteca han recibido menos dinero público, según la cuenta pública de ese
año: únicamente 144 millones de pesos.

Así que, en lugar de destinar recursos de Fundación Azteca y/o de las diferentes empresas
del Grupo Salinas a fortalecer las finanzas de las orquestas que llevan su sello, se decidió
echar mano de un recurso adicional: que las orquestas vendan conciertos, so pena de que si
no consiguen fondos entonces serán cerradas.

Por ello, Esteban Moctezuma convocó en febrero de 2017 a una reunión, vía Skype, con
directores, coordinadores y algunos maestros de sus orquestas.

En esa ocasión, Moctezuma les dijo, según los testimonios de quienes participaron en la
llamada y lo contaron a Quinto Elemento Lab:
–Si no venden dos conciertos por mes, a 40 mil pesos cada uno, en un año se cierra la
orquesta. Me explico: orquesta que no venda, cierra.

Con esos conciertos, Fundación Azteca pretende captar cerca de un millón de pesos al año
y destinarlos al mantenimiento de la orquesta.

La disposición entró en vigor en julio de 2017 y aunque no existe información pública


sobre la venta de conciertos, la intención es que las orquestas toquen hasta en fiestas
particulares si es preciso.

–Tenemos que hacer que las orquestas se vuelvan autosustentables. Tocaremos hasta en
bodas si es preciso. Pero los niños deben tener un lugar dónde estar.

Moctezuma Barragán trata de evadir el tema.


–¿Por qué venden conciertos si la Fundación Azteca aporta, según usted, más de 200
millones al año?
–A ver, problemas de recursos siempre hay… Lo que queremos lograr es tener fuentes
diversas de recursos para poder sostener y crecer las orquestas. Si el sector público nos
apoya con 50 orquestas, nosotros queremos tener 100 y así sucesivamente.

–¿Y por qué dejaron de financiar las dos orquestas que crearon en El Salvador y en Los
Ángeles?
–No quiero que se grabe –ataja y, fuera de grabadora, expone sus razones, que no explican
en sí la molestia social que causó en el país centroamericano la decisión de desaparecerlas,
tanta que el gobierno salvadoreño terminó por intervenir.

Jorge Álvarez Máynez es diputado federal, tiene 32 años, conoce de medios de


comunicación, es integrante de la Comisión de Cultura de la actual legislatura y ha sido
testigo de cómo se entrega desde el Palacio Legislativo dinero público a entidades privadas
para que éstas patrocinen orquestas que llevan su sello.

“Ricardo Salinas Pliego ha dicho en el extranjero que su sistema de orquestas es el mejor de


sus programas filantrópicos. Pero aquí hay una filantropía a la inversa: el gobierno subsidia
al empresario. Es la antifilantropía. Así es como, salvo honrosas excepciones, los
empresarios operan en México”, lamenta el diputado zacatecano, militante de Movimiento
Ciudadano.

Y si se habla de Estados Unidos, compara lo que ocurre allá y lo que pasa aquí: “Allá son
millonarios quienes inventaron Google, Apple, Microsoft, Facebook. En México son
magnates quienes recibieron del gobierno las minas, la cadena de televisión pública, la
petroquímica, las paraestatales. Salinas Pliego saluda con sombrero ajeno: las orquestas
Esperanza Azteca funcionan con recursos públicos”.
–¿Considera que este modo de hacer filantropía del señor Salinas Pliego es una falsa
filantropía?

–Lo que creo es que los poderes fácticos han hecho masivamente un fraude al Estado
mexicano. El propósito de una fundación es trasladar recursos de alguien que los tiene a
fines sociales. Eso debería ser complementario de lo que haga el gobierno, el cual debe de
garantizar con sus propios medios educación, salud y un estado de bienestar a los
mexicanos.

Pero no ocurre así, remarca el diputado: “Lo que se termina haciendo, a través de la
asignación de fondos públicos a fundaciones, es desvirtuar esos fines. Lo que es muy
negativo es que nos hayamos acostumbrado a que los recursos públicos tengan que ser
triangulados a través de terceros para llegar a fines de bienestar público”.

Álvarez Máynez reconoce que no es el único programa privado que recibe recursos del
erario, pero sí el más grave. “Se les ha sostenido un presupuesto de 100 millones de pesos
anuales como si se tratara de un programa público, a pesar de que las orquestas las maneja
uno de los empresarios más acaudalados de México”.

La razón no es muy difícil de ubicar: “Hay mucha presión de los poderes fácticos, incluidas
las televisoras”. Y ellas conocen muy bien las debilidades de los representantes populares,
lamenta Álvarez Máynez:

“Los políticos les temen a las campañas de desprestigio”.

Anterior I: Los millones

Próxima entrega: 21 de junio

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• Investigación: Carmen García Bermejo
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