Está en la página 1de 122

1

BIOPLAGUICIDAS

Julio A. Zygadlo
2

AUTORES.
Peschiutta, M.L.
Bióloga, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de Córdoba (2008), Doctora en
Cs. Biológicas, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires (2015). Trabajó en la
Universidad de la Patagonia San Juan Bosco (Sede Comodoro Rivadavia) en el área de la Ecofisiología Vegetal
especializándose en frutales (cerezos) y el impacto de la principal plaga de este frutal: la babosita del peral.
Realizó trabajos de campo en Comodoro Rivadavia, Bahía Solano y Río Mayo (Chubut) y Los Antiguos (Santa
Cruz) (2009-2015). Participó en varios proyectos de investigación relacionados con estudios ecofisiológicos
(medición de potencial hídrico, fotosíntesis, flujo, crecimiento) sobre especies arbóreas, cultivos frutales y
especies nativas patagónicas; de los cuales obtuvo varias publicaciones. Actualmente se desempeña como
Becaria Postdoctoral en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (CONICET-CÓRDOBA) (2017),
estudiando los efectos de la cochinilla harinosa (Planococcus ficus) en los viñedos y su control utilizando aceites
esenciales de plantas comerciales. Su área actual de investigación es el desarrollo de bioplaguicidas para el
control de plagas de la vid.
Zunino, M.P.
En 1996 obtiene el título de Bióloga y se graduó de Dra. en Ciencias Biológicas en el 2005, ambos en la Facultad
de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, realizando sus estudios en la
bioactividad antimicrobiana de los aceites esenciales y sus componentes. Actualmente se desempeña como
Investigadora Adjunta en la Carrera de Investigador Científico de CONICET, en el Instituto Multidisciplinario de
Biología Vegetal (IMBIV). Su tema de trabajo son los compuestos orgánicos volátiles su importancia en las
interacciones entre artrópodos, microorganismos y granos en un sistema de almacenaje. Ha publicado artículos
en libros y revistas científicas nacionales y extranjeras. Forma parte del grupo de investigación dirigido por el Dr.
Julio Zygadlo. Ha participado como integrante y ha dirigido proyectos de investigación.
Merlo, C.
En el año 2006 obtuvo el título de Bióloga en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la
Universidad Nacional de Córdoba y se graduó de Dra. en Ciencias Biológicas en el año 2013 en la Facultad de
Ciencias Exactas Físico-Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Es Investigadora
Asistente en la Carrera de Investigador Científico de CONICET, en el Instituto Multidisciplinario de Biología
Vegetal (IMBIV), e investiga los compuestos volátiles bacterianos como semioquímicos e insecticidas para el
control de Sitophilus zeamais. Ha publicado artículos en libros y revistas científicas nacionales y extranjeras.
Forma parte del grupo de investigación dirigido por el Dr. Julio Zygadlo. Ha participado como integrante y director
de proyectos de investigación. En el año 2009 inicio su actividad docente y actualmente se desempeña como
Profesora Adjunta de la Cátedra de Microbiología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la
Universidad Nacional de Córdoba.
Goñi, M.L.
Ingeniera en alimentos egresada de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina). Obtuvo su doctorado
en Ingeniería Química en PLAPIQUI (Universidad Nacional del Sur, Argentina) en 2014. Ha trabajado en la
UGhent(Bélgica) y en el INSA-Toulouse (Francia) en el marco del programa Erasmus Mundus. Desde 2015
trabaja en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) como becaria posdoctoral de CONICET. Su trabajo se
centra en la impregnación supercrítica de polímeros y biopolímeros con compuestos activos naturales para
obtener materiales activos aplicables en envasado de alimentos y como dispositivos deliberación controlada para
la agroindustria.
Muratore, F.
Ingeniera química egresada en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN, Facultad Regional Córdoba) en 2012.
Desde 2015 realiza sus estudios de doctorado en Ciencias de la Ingeniería en la Universidad Nacional de
Córdoba. Su proyecto de tesis involucra el desarrollo de papeles bioactivos por injerto de moléculas específicas
en celulosa, en particular compuestos con actividad antimicrobiana e insecticida de origen natural.
Martini, R.E.
Investigadora Adjunta de CONICET y Profesora Adjunta de Termodinámica Química en la Universidad Nacional
de Córdoba (Argentina). Obtuvo su doctorado en Ingeniería Química en PLAPIQUI (Universidad Nacional del
Sur, Argentina) en 2007, realizando su tesis sobre el uso de fluidos cuasi y supercríticos en la separación de
mezclas de polímeros y como medio de reacción para injerto de copolímeros. Realizó una estadía posdoctoral en
la Universidad de Perugia (Italia) trabajando en procesamiento de polímeros nanocompuestos. Actualmente
trabaja también en la modificación de polímeros comerciales con sustancias bioactivas por injerto químico e
impregnación supercrítica.
Gañan, N.A.
Obtuvo su doctorado en Ingeniería Química en PLAPIQUI (Universidad Nacional del Sur, CONICET, Argentina)
en 2014. Durante su tesis trabajó en la extracción y fraccionamiento de insecticidas naturales con fluidos
supercríticos. Entre 2014 y 2016 fue becario posdoctoral de CONICET. Ha trabajado en la Universidad de
Coimbra (Portugal) y en el Institut National des Sciences Appliquées (Toulouse, Francia) en el marco del
programa Erasmus Mundus. Actualmente es Investigador Asistente de CONICET en la Universidad Nacional de
Córdoba (Argentina). Su proyecto de investigación involucra el estudio de tecnologías de fluidos supercríticos
para el desarrollo de materiales activos.
Lopretti, M.
3

Su formación académica inicial se realizó en la Universidad de la República, Uruguay, en el año 1978 obtiene el
título de Licenciada en Ciencias Biológicas (Bioquímica), en 1991 logra un Msc (Máster en Ciencias) y en 1999
concluye su formación doctoral, realizando sus estudios en la bioquímica de la degradación y depolimerizacion
de la lignina. Su formación académica fue ampliada con una formación post-doctoral en la Universidad de Caxias
do Sul (Brasil), Grenoble (Francia), LANOTEC (Costa Rica) y Braganza (Portugal). Participo como investigadora
y gerencio el Laboratorio Tecnológico del Uruguay, también fue directora de proyectos internacionales como
CYTED. Su area de trabajo es Biomasa como fuente de productos químicos y energía Valorización de
biopolímeros (de origen vegetal, animal, microbiano)por medio de procesos bioquímicos y /o tecnológicos.
Enzimología, Microencapsulación , radiotrazadores ,irradiación a altas dosis y mutagénesis inducida. Consorcios
de nuevos microorganismos extremófilo y sus enzimas libres o inmovilizadas por radiopolimerización y otros.
Producción de nanopartículas a partir de biopolímeros. Realizo un gran numero de publicaciones científicas en
revistas y es editora de libros en el tema. También ha participado en congresos y reuniones científicas
nacionales e internacionales.
Lluberas, G.
Es Química Farmacéutica y Bioquímica Clínica (2017) de la Facultad de Química, Universidad de la República,
Uruguay. Su tarea se a desarrollado en el area de producción de compuestos bioactivos. Su labor profesional la
ha desempeñado en diferentes empresas nacionales e internacionales del area de la salud y de la ingeniería
química. Es docente en el Centro de Investigación Nuclear, Uruguay. A participado en reuniones científicas y ha
escrito trabajos científicos.
Pizzolitto, R.P.
En el año 2005 obtiene el título de Microbióloga y se graduó de Dra. en Ciencias Biológicas en el año 2011,
ambos en la Facultad de Ciencias Exactas Físico-Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Río
Cuarto, realizando sus estudios en la prevención de micotoxicosis en la industria avícola por microorganismos
bioeliminadores de toxinas fúngicas. Desde el año 2014 se desempeña como Investigadora Asistente en la
Carrera de Investigador Científico de CONICET, en el Instituto Multidisciplinario de Biología
Vegetal (IMBIV), investigando los sesquiterpenos de Fusarium verticillioides y sus funciones en la interacción
hongo-grano-insecto. Ha publicado artículos en libros y revistas científicas nacionales y extranjeras. Forma parte
del grupo de investigación dirigido por el Dr. Julio Zygadlo. Ha participado como integrante de proyectos de
investigación y en la actualidad dirige el proyecto titulado: “Compuestos volátiles de granos y los sesquiterpenos
de Fusarium verticillioides: sus funciones en la interacción hongo-grano-insecto”.
Dambolena, J.S.
Licenciado en Química (2003), de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba.
Realizó su Tesis Doctoral en el estudio de monoterpenos para el control de Fusarium verticillioides y sus
micotoxinas, obteniendo el Título de Doctor en Ciencias Biológicas en el año 2010. Se desempeña desde el año
2011 como Investigador Asistente en la Carrera de Investigador Científico de Conicet, investigando la
participación de compuestos volátiles en la comunicación grano-insecto-hongo, y su potencial para el diseño un
plaguicida de origen natural. En la actualidad dirige, el proyecto de denominado “Micovirus: una alternativa para
el control biológico de Fusarium verticillioides y sus micotoxinas”. Inició su actividad docente en el año 2004,
ocupando el cargo de Profesor Asistente de la asignatura Microbiología de los Alimentos de la Facultad de
Ciencias Químicas, Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba. En la actualidad se desempeña como
profesor permanente en la Maestría de Ciencias y Tecnología de los Alimentos, y como Profesor Ayudante Cat
A en la Cátedra de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, ambos en la
Universidad Nacional de Córdoba
Zygadlo, J.A.
Biólogo (1981) y Dr. en Cs. Biológicas (1989) de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Profesor Titular
de Química Orgánica y de Productos Naturales, Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. Investigador
Principal del CONICET. Los aceites esenciales y/o sus componentes son su área de investigación con énfasis
sobre el desarrollo de bioplaguicidas. Los resultados de su trabajo se ven reflejados en ciento ochenta artículos
publicados en revistas nacionales e internacionales y en trece capítulos de libros. Su labor fue premiada en once
oportunidades por diferentes organizaciones. Trece alumnos han obtenido su titulo de postgrado, maestrías o
doctorados, bajo su dirección. Él es editor asociado y revisor externo de algunas revistas científicas
internacionales. Su labor ha sido subsidiada por organismos privados, estatales, nacionales e internacionales.
4

Índice.

7- 28.- LA COCHINILLA HARINOSA DE LA VID: ¿CÓMO CONTROLAR UNA PLAGA DE


GRAN IMPACTO ECONÓMICO MUNDIAL?. PESCHIUTTA, María Laura

29 - 59.- ACEITES ESENCIALES COMO BIOPLAGUICIDAS DE TRIBOLIUM


CASTANEUM. EVALUACIÓN DE METODOS, ANALISIS DE ESTRUCTURA ACTIVIDAD.
ZUNINO, María Paula.

60 - 70.- USO DE BACTERIAS ÁCIDO LÁCTICAS COMO AGENTES DE BIOCONTROL


PARA LA PRESERVACIÓN DE SILOS. MERLO, Carolina.

71 - 84.- FORMULACIONES DE LIBERACIÓN GRADUAL DE BIOPLAGUICIDAS.


INCORPORACIÓN EN MATERIALES POLIMÉRICOS MEDIANTE IMPREGNACIÓN CON
CO2 SUPERCRÍTICO. GOÑI, María L. ; MURATORE, Florencia ; MARTINI, Raquel E.;
GAÑAN, Nicolás A.

85 - 107.- BIOMASA Y BIOPLAGUICIDAS. LOPRETTI, Mary; LLUBERAS, Gabriela.

108 - 123.- BIOPLAGUICIDAS. USO, EFICACIA, REGULACION Y MERCADO.


PIZZOLITTO, Romina P.; DAMBOLENA, José S.; ZYGADLO, Julio A.

Prologo.
5

El crecimiento global y continuo de la población humana demanda un incremento


permanente en la producción de alimentos. Esta situación se torna critica en diferentes
regiones del mundo, donde la producción agropecuaria se incrementa sobre la destrucción
del ambiente, lo cual lleva a la contaminación del suelo, del agua además de una perdida
importante en la biodiversidad. Esta situación se ve agravada cuando el alimento
almacenado para su comercialización y/o industrialización, también sufre un fuerte deterioro
por la actividad de diferentes organismos, antes de llegar al consumidor. Existen varias
plagas que afectan los alimentos a lo largo de su cadena de producción, ellos incluyen
microorganismos, insectos, mamíferos, ácaros y nematodos. Esta situación se vuelve aun
mas complicada cuando se encuentran las micotoxinas producidas por hongos que
deterioran el alimento y que en muchas ocasiones son diseminadas por la actividad de
insectos o mamíferos. Con la llegada de los plaguicidas de origen sintético que mostraron
una gran capacidad de toxicidad sobre las plagas, gran parte de estos problemas fueron
resueltos. De cualquier manera, en los últimos años se ha desarrollado una fuerte presión
por parte de los consumidores sobre las empresas productoras de estos compuestos, como
también sobre los diferentes gobiernos y agricultores para que dejen de utilizar estos
productos o al menos reducir en gran medida su aplicación. Esta presión surge asociada a
la contaminación ambiental, al surgimiento de resistencia en la mayoría de las plagas ( lo
que llevo a un incremento en la aplicación de estas sustancias tóxicas para lograr los
mismos resultados que se producían antes) y a enfermedades en la población que se las
relaciona muchas veces con estos productos sintéticos presentes en los alimentos o en el
agua. Esto ha conducido a un renovado interés en plaguicidas de origen natural, ya sean
microbianos, obtenidos desde las plantas o de los animales, como aquellos que pueden
surgir de las interacciones entre los organismos, feromonas ó semioquímicos. Estos nuevos
compuestos biodegradables y sin la capacidad de dejar residuos tóxicos permiten una
opción eco-químicamente amigable con el ambiente y el hombre. El uso de plantas o sus
metabolitos para el control de diferentes plagas es una practica antigua en diferentes
culturas, como la de India o China.
El presente libro esta enfocado desde el estado actual de los bio-plaguicidas y su
proyección futura, este contiene diferentes temas con aportes relevantes y prácticos bajo la
consigna de bio-plaguicidas. El primer capitulo abarca desde el ciclo biológico hasta
métodos de control de la cochinilla harinosa una plaga de gran importancia en los cultivos de
vid en Córdoba. El segundo tiene como objetivos una visión critica de los diferentes métodos
de bioensayos y estrategias de control para una plaga secundaria que afecta alimentos
almacenados. Las bacterias como una estrategia para la protección del ensilaje es el tema
del tercer capitulo. El cuarto y quinto capitulo son tecnológicos, sobre diferentes aspectos de
transportar los bioplaguicidas para su uso en la cadena alimenticia. Por último, el sexto
6

capitulo hace un resumen de los bioplaguicidas y del nuevo mercado que ellos representan
para el control de plagas en una estructura socio-económica global que no acepta los
compuestos sintéticos.
Los autores también quieren expresar su agradecimiento a los siguientes
organismos, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Fondo
para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCYT 2012-2146 - Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica -Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva), Secretaria de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba y el
Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el desarrollo (CYTED-
BIORRECER) por la ayuda financiera otorgada para lograr la publicación de este libro.

Julio A. Zygadlo.

LA COCHINILLA HARINOSA DE LA VID: ¿CÓMO CONTROLAR UNA PLAGA DE GRAN


IMPACTO ECONÓMICO MUNDIAL?.
7

PESCHIUTTA, María Laura.

Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal. IMBIV. CONICET-Universidad Nacional de


Córdoba.

Introducción.
La vid (Vitis vinifera) es el cultivo frutícola mundial de mayor relevancia económica.
La viticultura es una de las actividades más importantes a nivel mundial en términos de
superficie plantada con viñedos como también la cantidad de capital involucrado en este
negocio, especialmente en los países productores de vino (Mujica et al., 2013). Argentina es
el mayor productor de vino de Latinoamérica y el quinto mayor productor en todo el mundo,
con una producción de 15.473 millones de hl. La calidad del vino argentino ha venido
creciendo en los últimos años, ganando terreno en el mercado mundial, sólo en el 2010 las
ventas al exterior alcanzaron los USD$ 650 millones, lo que implicó un alza del 17% en
relación al 2009, marcando un nuevo récord histórico. Este crecimiento explosivo ha dado
como resultado que la Argentina en 2010 desplazara a Chile como el principal vendedor de
vinos en los Estados Unidos, que es el mercado más importante en el mundo del vino.
Actualmente Argentina cuenta con una superficie cultivada de 224.707 ha y 226.186 hl de
exportaciones de vino en este último año (Instituto Nacional de Vitivinicultura, 2016).
Existen aproximadamente 150 especies de artrópodos en el mundo considerados
plagas de viñedos (Bentley et al., 2005). Entre las principales pestes se encuentran los
ácaros fitófagos, la filoxera, las chicharritas, las polillas de las uvas y las cochinillas
(Bostanian et al., 2012). Las cochinillas (Homoptera: Pseudococcidae) son insectos fitófagos
que constituyen una familia de alrededor de 2000 especies, muchas de ellas son las
principales plagas de plantas agrícolas (Gullan and Kosztarab, 1997; Williams, 1985). La
“cochinilla harinosa de la vid” (Planococcus ficus Signoret) (Fig. 1) es de gran importancia
económica en distintas zonas vitícolas del mundo: regiones mediterráneas de Europa, Norte
y Sur de África, Oriente Este, California, México y Argentina (Varikou et al., 2010) (Fig. 2).
Este insecto ha estado presente en los viñedos de Argentina desde hace varios años. Desde
1941 se ha mencionado su presencia principalmente en parrales caseros, pero sin
registrarse daños económicos en los viñedos comerciales. Sin embargo, a partir de esta
última década, las pérdidas económicas resultantes de las infestaciones por cochinilla
harinosa en los viñedos se han incrementado dramáticamente. En respuesta, y por la
demanda de los productores vitícolas ha habido un esfuerzo generalizado en mejorar las
estrategias de control y una mejor comprensión de la biología y la ecología de esta plaga,
así como su papel como vectores de patógenos de plantas (Daane et al., 2012).
Planococcus ficus se reproduce a una velocidad más alta que otras especies, lo que permite
8

que un pequeño número de cochinillas alcancen niveles perjudiciales en una temporada.


Esto aumenta en gran medida el tamaño de la población, y conduce a solapación de
generaciones sucesivas (Sforza et al., 2005). Su ciclo de vida completo dura entre 30 a 45
días y es dependiente de la temperatura. Las hembras pueden poner hasta 550 huevos
durante su vida y estos eclosionan dentro de 6 a 10 días, liberando ninfas móviles activas
(El ciclo completo puede observarse en la Figura 3 e imágenes detalladas del insecto en
Figura 4).
La cochinilla puede alimentarse de todas las partes de la vid durante todo el año. Al
ocultarse debajo de la corteza o en las raíces, este insecto está mejor protegido de la
mayoría de los insecticidas foliares, de las altas temperaturas del verano y de parasitoides y
otros enemigos naturales (Sforza et al., 2005). En invierno, las cochinillas permanecen
principalmente como masas de huevos algodonosas que se agrupan bajo la corteza de las
plantas pero tan pronto como la temperatura se eleva, se mueven hacia las partes aéreas y
se establecen en los brotes y las hojas. Durante la temporada de envero (inicio de la
maduración del fruto), el insecto se distribuye y permanece en todas las partes de la planta
por el resto de la temporada (Chiotta et al., 2010), pudiendo reducir la calidad de las uvas
cosechadas y afectar a las características organolépticas de los vinos fabricados con ellas
(Fig. 5). El daño es ocasionado por la succión de savia directamente del floema, inyección
de toxinas, además de ser vectores de virus como el GLRa V-3 (Acheche et al., 1999;
Cabaleiro and Segura, 1997; Charles et al., 2006; De Borbón et al., 2004; Sandanayaka et
al., 2013). Este virus puede afectar negativamente la fotosíntesis, el crecimiento de la vid, la
producción, el color del fruto y contenido de azúcar (McKissock, 1964). Sin embargo, no solo
la calidad de los frutos pueden verse comprometida, sino también el producto industrial final,
como el vino, que depende en gran medida de la calidad de la uva procesada. Las pérdidas
debidas a los virus suelen ser mayores en los cultivares y las zonas productoras de vinos de
alta calidad. Esto se debe a que el precio de la uva se calcula de acuerdo al contenido de
azúcar y fuertes sanciones se dan cuando los mostos están bajo ciertos estándares que
pueden cambiar cada año en función del potencial del grado alcohólico (Cabaleiro et al.,
2013). A esto se les suma las deyecciones (melaza) producidas por las cochinillas que son
aprovechadas por las hormigas y sirven de sustrato para el desarrollo de hongos, dando un
aspecto
9

Fig1: (a) Plantación de vides en una chacra de la localidad de Colonia Caroya, Córdoba, Argentina,
(b) racimo de vid en proceso de maduración, (c) y (d) infestación por la cochinilla harinosa
(Planococcus ficus) en los troncos de la vid. Foto: M. L. Peschiutta

Fig. 2: Distribución mundial de Planococcus ficus. En azul se representa los países donde P.
ficus es nativa y en naranja los países en donde se encuentra introducida (Mapa construido a base de
recursos bibliográficos, Sforza, et al 2005).
10

ennegrecido en troncos, brazos, brotes, hojas y racimos, disminuyendo así la tasa


fotosintética y la comercialización de los frutos debido a la menor calidad de los mismos
(Artigas, 1994; Chiotta et al., 2010). Las ninfas móviles de P. ficus pueden dispersarse sobre
el hospedante o dejarse llevar por el viento, las personas o animales. Las hormigas también
pueden desempeñar un papel en la dispersión de la cochinilla. Sin embargo, el movimiento a
larga distancia probablemente se produce como resultado del traslado de partes infestadas
del hospedante y del comercio agrícola.
Planococcus ficus no es nativo de Argentina (Fig. 2), por lo que presenta muy pocos
enemigos naturales y además puede alimentarse de una amplia variedad de huéspedes
alternativos (Sforza et al., 2005), incluyendo cultivos tropicales y subtropicales, así como un
número importante de malezas, lo que hace difícil el control durante toda la temporada
(Walton and Pringle (2004).
Es así como la facilidad de reproducción y dispersión de la cochinilla, sumado a sus
características crípticas, la escases de enemigos naturales y la dificultad para su control con
insecticidas químicos, entre otras condiciones mencionadas anteriormente la constituye una
plaga de alto impacto en las plantaciones de viñedos.

Estratégias de control de Planococcus ficus


El control químico es la estrategia más común utilizada por la mayoría de los
productores vitícolas para reducir la población de cochinillas en sus cultivos. Debido a los
hábitos crípticos de estos insectos y la protección de la cubierta harinosa que presentan, el
control químico eficaz se basa en la aplicación de materiales utilizando presión de vapor
alta, o durante las etapas del ciclo más vulnerables, como el estadío de ninfas móviles
(Franco et al., 2004). Los principales insecticidas utilizados contra las cochinillas incluyen el
diazinon, dimetoato, azinfosmetil, clorpirifos, paratión y pirimifos-metilmalatión, que se
aplican solos o en mezclas que incluyen aceites minerales (Buss and Turner, 2006; Daane
et al., 2006; Franco et al., 2004).
El control biológico es otra estrategia para reducir las poblaciones de P. ficus,
empleadas principalmente por productores orgánicos. Las poblaciones de P. ficus son
atacados por una gama de enemigos naturales, como parasitoides: Pachyneuron concolor,
Allotropa mecrida, Leptomastix flavus, Anagyrus sp, Coccidoxenoides
11

Fig. 3: Ciclo biológico de Planococcus ficus (Infografía M.L. Peschiutta)

Fig4. (a) Huevos, (b) ninfas móviles del primer estadío, (c) hembra, (d) macho de Planococcus ficus.
La barra de escala representa 0,5 mm. Foto: M. L. Peschiutta.
12

perminutus, Leptomastix dactylopii, entre otros; escarabajos depredadores: Nephus


bineavatus, Angustus quadrivittatus, Hyperaspis sp., crisópidos como Chrysoperla sp., Ungla
sp., dípteros como Leucopis sp. y arácnidos (Becerra et al., 2005; Walton and Pringle,
2004). El control biológico se ve seriamente obstaculizado por la presencia de una gran
variedad de especies de hormigas que defienden a las cochinillas de sus depredadores
naturales (Addison and Samways, 2000).
Dentro de los métodos culturales, físicos y mecánicos se encuentra la preservación
de la vegetación de los alrededores para la optimización y el mantenimiento de las
condiciones de supervivencia y reproducción de los enemigos naturales. La finalidad de
estos métodos es proporcionar polen, néctar y hábitats adecuados para el aumento de las
poblaciones locales de coccinélidos depredadores, Chrysopidae y Hemerobiidae. Estas
fuentes de alimento aumentan la longevidad no sólo de los depredadores, sino también de
avispas parasitoides (Walton and Pringle, 2004). En el control de la propagación de P. ficus,
las prácticas sanitarias adecuadas son muy importantes, ya que estos insectos pueden ser
fácilmente transportados en los tractores y la ropa de los trabajadores (Buss and Turner,
2006). Por lo tanto, para reducir la dispersión de las cochinillas, los equipos agrícolas y
materiales de cosecha deben limpiarse muy bien antes de moverlos a un área no infectada.
Las plantas deben ser inspeccionadas en los viveros para detectar signos de infestación de
cochinillas antes de la compra o plantación. Todo el material infestado debe ser destruido y
el área debe ser completamente limpiada (Roda et al., 2013).

Control de cochinillas utilizando productos naturales


Una combinación de métodos químicos, biológicos y de control cultural pueden ser
utilizados en un sistema de manejo integrado de plagas (MIP) para reducir las poblaciones
de cochinillas en viñedos, sin embargo, las aplicaciones de insecticidas químicos que
utilizan productos sintéticos son los métodos de control más comunes (Castillo et al., 2005;
Daane et al., 2003; Daane et al., 2004; Gülec et al., 2007; Walton, 2003). Los programas de
control químico de P. ficus son a menudo incompletos, dado que una parte de la población
generalmente reside en lugares protegidos bajo la corteza del tronco o de los brazos de las
vides. Además la cera que recubre el cuerpo de los adultos los protege de la acción de los
insecticidas convencionales (Copland et al., 1985). Estos productos sintéticos suelen ser
altamente tóxicos para humanos, pueden producir efectos negativos sobre los organismos
no objetivo, generar resistencias en las plagas con el sucesivo uso y dañar el medio
ambiente (Castillo et al., 2005; Daane et al., 2003; Daane et al., 2004; Desneux et al., 2007;
Gülec et al., 2007; Walton, 2003). Por lo tanto, actualmente nuevos plaguicidas más
respetuosos y amigables con el medio ambiente están siendo probados (Daane et al., 2006;
Karamaouna et al., 2013; le Vieux and Malan, 2013; Mansour et al., 2010). Los insecticidas
13

de origen botánico y otros productos naturales, presentan varias propiedades deseables en


la agricultura orgánica, entre ellas se encuentran: Degradación rápida: por la acción de la
luz del sol, el aire y la humedad y por la desintoxicación por enzimas, por lo que pueden ser
aplicados próximo a la cosecha sin que queden restos del producto en el fruto. Acción
rápida: Aunque la muerte del insecto puede ocurrir en horas o días, los insectos pueden ser
paralizados inmediatamente o dejar de alimentarse. Selectividad: Los productos botánicos
son más selectivos a ciertas plagas y menos perjudiciales para insectos benéficos.
Toxicidad: La mayoría de los productos botánicos tienen una baja a moderada toxicidad
para los mamíferos. Sinergismo: Algunos compuestos botánicos mejoran la acción
insecticida al inhibir ciertas enzimas de desintoxicación en los insectos. Fitotoxicidad: La
mayoría de los productos botánicos no son tóxicos para las plantas.

Entre estos productos naturales, actualmente contamos con:


1. Jabones y aceites: los aceites hortícolas pueden afectar a las plagas objetivo de
varias maneras. Los aceites de petróleo y vegetales pueden bloquear los espiráculos de los
insectos, de esta forma mueren por asfixia. Los aceites pueden también impedir el
intercambio de gas a través de membranas del huevo. Los ácidos grasos en los aceites
pueden interrumpir las membranas celulares e interfieren con la normalidad metabolismo.
Otros aceites también pueden tener propiedades anti-alimentarias o pueden obstruir los
estiletes de los fitófagos reduciendo o evitando la transmisión de virus a las plantas. En
general, los aceites son más eficaces contra insectos pequeños, inmóviles o de movimiento
lento y de cuerpo blando (por ejemplo los áfidos, ácaros y las cochinillas). Los jabones
insecticidas se elaboran a partir de aceites vegetales (semilla de algodón, aceite de oliva, de
palma, de coco) o grasa animal (manteca de cerdo, aceite de pescado), sin embargo por lo
general no se consideran botánicos. A pesar de los años de uso de estos productos, su
modo de acción todavía no está claro. Se cree que los jabones podrían perturbar
físicamente la cutícula de los insectos, pero la acción tóxica adicional se desconoce. Los
jabones actúan solo por contacto y deben aplicarse directamente al insecto para ser eficaz.
2. Insecticidas minerales: dentro de este grupo encontramos la tierra de diatomeas
que es un insecticida no tóxico extraído de la cobertura de sílice fosilizada (diatomeas
unicelulares o algas coloniales). La tierra de diatomeas absorbe la capa de cera en los
cuerpos de insectos, raspa la piel y hace que el insecto se seque. Este producto se vende
como un polvo y a veces se combina con la piretrina. Puede controlar babosas, ciempiés,
áfidos y cochinillas. Tiene baja toxicidad en mamíferos. El azufre, también es un insecticida
mineral muy utilizado. Se puede emplear como un polvo, un polvo humectante, pasta o
líquido, principalmente para el control de enfermedades (por ejemplo, oídios, royas, tizones
foliares, y pudrición de la fruta) y otros organismos como ácaros, trips y psílidos.
14

3. Insecticidas de origen botánico: alguno de ellos como el limoneno y el linalol


están disponibles como líquidos, aerosoles y champú para animales domésticos. Otro
insecticida de importancia es el neem (azadiractina) que es uno de los triterpenoides más
activos que se extrae de las semillas del árbol de neem, Azadirachta indica. Se ha reportado
que altera el comportamiento del insecto ya que presenta actividad antialimentaria y
repelente, modifica el crecimiento de los insectos a través de la inhibición de la liberación de
las hormonas protorácicas y presenta baja toxicidad en mamíferos (Mamoon-ur-Rashid et
al., 2012). Este producto está registrado actualmente para plagas ornamentales, ofrece un
control para una amplia variedad de insectos fitófagos y masticadores. Además entre otras
sustancias de origen botánico más conocidas están: la nicotina (Nicotiana tabacum),
anabasina o neonicotina (Anabasis aphylla), piretrina (Chrysantemum
cinaerifolium), rianodina (Riania speciosa), sabadilla (Schoenocaulon officinale) y
rotenona (Derris elliptica y Lonchocarpus utilis). Insecticidas botánicos, como los aceites
esenciales (AEs), que se extraen de las plantas aromáticas son compuestos volátiles,
naturales y complejos caracterizados por un fuerte aroma (Bakkali et al., 2008; Hollingsworth
and Hamnett, 2009). Los AEs exhiben actividad biológica contra un amplio espectro de
plagas y esto se debe principalmente a que estos derivados de las plantas tienen múltiples
modos de acción, incluyendo la actividad antialimentaria, repelente, disrupción de la
cutícula, inhibición de la muda, de la respiración, del crecimiento y la reducción de la
fecundidad. Además afectan el comportamiento de las plagas de insectos al influir sobre la
actividad de la octopamina en el sistema nervioso central (Isman, 2000; Isman et al., 2008;
Papachristos and Stamopoulos, 2004; Petrakis et al., 2005). Los AEs son más efectivos
contra plagas que presentan una capa cerosa como las cochinillas, ya que pueden penetrar
más fácilmente la cera de los insectos y sus cuerpos dándoles muerte en cuestión de
segundos (Hollingsworth and Hamnett, 2009). La baja toxicidad de estos compuestos para
los mamíferos y su rápida degradación en el medio ambiente los convierte en alternativas
atractivas en comparación con los plaguicidas convencionales (Isman, 2000; Misra and
Pavlostathis, 1997; Rabenhorst, 1996). En el suelo, los residuos de los productos vegetales
se degradan y la movilidad es rápida y la toxicidad residual es despreciable. Algunos
productos vegetales tienen acción sistémica, pero sin efectos nocivos en el consumo de las
plantas tratadas (Gahukar, 2012). Se han realizado varios estudios sobre los efectos
antimicrobianos e insecticidas de extractos y AEs de plantas, por ejemplo sobre el control de
varias especies de insectos masticadores y áfidos que afectan la producción agrícola
(Bakkali et al., 2008; Isman, 2000; Isman, 2006; Mazarin et al., 2016; Polatoğlu et al., 2016;
Yazdgerdian et al., 2015). Sin embargo los estudios referidos a los efectos de los AEs sobre
cochinillas son sumamente escasos, principalmente los ensayos para el control de P. ficus
(Karamaouna et al., 2013). Estas escasas investigaciones se han resumido en la Tabla 1.
15

De acuerdo con esta bibliografía actual, hemos encontrado que los efectos sobre P.
jackbeardsleyi (28%) han sido probados con la mayor cantidad de compuestos, seguido por
P. solenopsis (21%)y P. citri (20%) (Fig. 5a).A pesar de que P. jackbeardsleyi fue la especie
de cochinilla más utilizada, todos los datos provinieron de solo dos referencias bibliográficas,
por el contrario el estudio de los efectos sobreP. citri y P. solenopsis fue abordado en seis y
cinco trabajos diferentes respectivamente. Planococcus ficus es una especie que fue muy
poco estudiada, en relación a la aplicación de compuestos naturales (5%). Los estadíos
ninfales fueron los más estudiados hasta el momento. La mitad de los ensayos con
diferentes compuestos (50%) evaluaron la mortalidad de las ninfas (Fig. 6b). Los estadíos de
las cochinillas menos susceptibles a los aceites esenciales son el 3er y 4to estadío (último
estadío ninfal y hembras adultas), puesto que son los que presentan una mayor cobertura
cerosa (Hollingsworth and Hamnett, 2009). Por lo tanto, los estudios que se llevan adelante
utilizando dichos estadíos podrían ser los más adecuados, ya que permitirían asegurar la
mortalidad de la mayor parte de la población de estos insectos plaga. De acuerdo a la
bibliografía analizada, solo un 40% de los ensayos con diferentes compuestos fueron
realizados utilizando estos estadíos más resistentes. Por otra parte, sin considerar los
ensayos sobre el ciclo de vida, encontramos que 79% de las pruebas fueron efectuadas
para evaluar mortalidad, ya sea de adultos o ninfas y solo el 21% de los casos
correspondieron a evaluaciones sobre la repelencia de estos insectos. La mortalidad de los
insectos fue evaluada por medio de dos métodos: a través de la aspersión del producto
sobre una superficie a tratar (85%) o bien, en el menor número de los casos, sumergiendo la
superficie a tratar en el compuesto prueba (15%). La utilización de estos métodos se debe a
su facilidad de aplicación. Las inmersiones son generalmente más eficaces ya que podrían
ser utilizadas para los productos cosechados, tales como frutas, verduras o flores cortadas,
mientras que los aerosoles (aspersión) sería el método más práctico para plantas en
macetas (Hollingsworth, 2005).En cuanto a los compuestos que fueron utilizados en la
bibliografía recopilada, encontramos pruebas con productos orgánicos de origen comercial,
con aceites esenciales y con extractos de plantas en proporciones relativamente equitativas
(38, 35 y 27% respectivamente) (Fig. 6c).

Los compuestos orgánicos y sus efectos en las cochinillas


El efecto de los compuestos orgánicos sobre el ciclo de vida de las cochinillas fue
muy poco estudiado hasta el momento. De todos los compuestos probados, solo el 8% se
utilizó para observar su actividad sobre el ciclo de estos insectos, incluyendo estudios de
longevidad y fecundidad de los adultos (Fig. 6b). Patil et al. (2010) descubrieron una fuerte
reducción en la puesta de huevos con la aplicación de diferentes extractos de B. aegyptiaca,
saponinas purificadas y estándares. Esto sugiere que los constituyentes bioactivos
16

presentes en los extractos de B. aegyptiaca pueden estar actuando como ovicidas o


repelentes de oviposición. Además estos autores encontraron una fuerte reducción en la
longevidad de las cochinillasy en el número de ninfas caminadoras y adultos, posiblemente
a causa del menor número de huevos. Se especula que la disminución en la producción de
huevos puede ser probablemente debido al estado físico debilitado de los insectos por el
efecto de los extractos o estar directamente ligada a una o más actividades biológicas de los
metabolitos secundarios de las plantas que producen un efecto netamente ovicida. Por otro
lado, la mortalidad de ninfas y adultos no solo depende de la dosis de la sustancia aplicada,
sino también del tiempo de exposición a la misma, en otras palabras los aceites y extractos
botánicos suelen ser dosis y tiempo dependientes. Dentro de algunos ejemplos encontramos
el bioensayo realizado por Badshah et al. (2015) quienes revelaron que el aceite y los
extractos de neem producían una mortalidad de P. solenopsis que aumentaba conforme a la
dosis y el tiempo desde la exposición. Similares resultados dosis y tiempo dependiente
fueron obtenidos por Prishanthini and Vinobaba (2014) para el control del mismo insecto con
extractos de hojas de Ocimum sanctum, Azadirachta indica, Calotropis gigantea, Nicotina
tabacum y dientes de ajo (Alium sativum).
Cuando hablamos de extractos botánicos, debemos tener especial cuidado al
momento de sacar conclusiones en referencia a la bioactividad de los mismos. Los extractos
botánicos obtenidos a partir de diferentes órganos de la planta pueden tener actividades
distintas, debido al contenido diferente de compuestos que presentan, ya sea en el tipo o
cantidad de los mismos. Así, por ejemplo, los extractos de raíz de B. aegyptiaca son más
activos contra M. hirsutus, que los extractos obtenidos de tallos, frutos, flores y hojas (Patil
et al., 2010). Por otro lado, la utilización de diferentes solventes para la preparación de los
extractos, puede ser causa de la variación en las actividades de estos productos debido a
que cada solvente tiene la particularidad de extraer de manera diferente los distintos
compuestos de la planta. En la bibliografía consultada encontramos que los extractos
botánicos fueron preparados en su mayoría utilizando como solventes el metanol y el etanol
(Fig. 6d), siendo el metanol uno de los favoritos a ser utilizado ya que la mortalidad de las
cochinillas con este solvente es mayor que con otros (Patil et al., 2010). Tanto el metanol
como el etanol son disolventes polares próticos, que presentan una clara diferencia con
otros compuestos como el acetato de etilo y la acetona (ambos disolventes polares
apróticos) y el hexano y éter de petróleo, ambos compuestos no polares. El agua, a pesar
de ser un disolvente universal, tiene baja solubilidad con las resinas, posiblemente esta
puede ser la causa por la que Badshah et al. (2015) encontraron que la mortalidad P.
solenopsis aumentó significativamente cuando se utilizóen la preparación de los extractos
de semilla de neem la acetona y n-hexano en lugar de agua. Es así como, la composición
del extracto de una planta en particular y por lo tanto también su bioactividad dependerá en
17

gran medida no solo del órgano de la planta de que se trate, sino también de que solvente
se use para la extracción. Resulta por lo tanto sumamente difícil poder comparar los
diferentes extractos a fin de encontrar cual es el mejor producto orgánico para el control de
una plaga. Además existe una variación considerable en cuanto a la mortalidad de las
cochinillas con los productos derivados de aceites esenciales, incluyendo aquellos que
contienen los mismos ingredientes activos. Por ejemplo, utilizando dos productos de aceite
de canola Garden Safe House plant & Garden Insect Spray y Pyola se encontraron valores
de mortalidad de cochinillas de 74% y 50%, respectivamente (Cloyd et al., 2009). El
componente mayoritario del AE no aumenta por sí solo la efectividad de la mortalidad, sino
que es el resultado del efecto sinérgico de todos los compuestos presentes en dicho aceite
(Pumnuan and Insung, 2016). Un ejemplo de ello lo encontramos en la efectividad del AE
del clavo de olor (S. aromaticum), la canela (C. bejolghota) y la hierba limón (C. citratus),
donde estos aceites fueron altamente tóxicos contra las ninfas de P. jackbeardsleyi,
presentando mortalidades mayores al 80% a 3 µl/l de aire. El AE del clavo de olor presentó
la más alta toxicidad fumigante con una CL50de 1,12 µl/l, seguido por el AE de canela y la
hierba limón con una CL50 de 1,31 y 1,58 µl/l respectivamente (Pumnuan and Insung, 2016).
El mayor componente del AE del clavo y la canela es el eugenol (97,1% y 82,1%).
Mientras que el componente mayoritario de la hierba limon el trans-citral (37,9%) y el cis-
citral (31,8%). El eugenol y el citral mostraron una CL50 de 1,20 µl/l y 2,80 µl/l
respectivamente. Estos resultados evidenciaron que eugenol y el citral presentan menor
toxicidad fumigante contra los insectos que los AEs que contienen eugenol o citral como
componente principal (como el clavo de olor y la hierba limón). En otras palabras, el eugenol
y el citral no aumentan la efectividad de la mortalidad por sí solos, sino que la eficacia en la
mortalidad se da como resultado de una combinación de diferentes productos químicos en
los AEs (Pumnuan and Insung, 2016).

El neem: principal compuesto que afecta al desarrollo de los insectos


De acuerdo a la bibliografía analizada, la Azadirachta indica fue la especie más
utilizada en los diferentes ensayos, seguida por el Eucaliptus globulus. Se destacaron
además la utilización deseis especies de Citrus y dos de Ocimun. La azadiractina es el más
importante de los limonoides en el neem (A. indica), que tiene acción repelente e insecticida
(Badshah et al., 2015; Schmutterer, 1990). Varios productos del neem tienen un efecto
tóxico sobre las plagas, prolonga las etapas de desarrollo y afecta el comportamiento y la
fisiología de diversos grupos de insectos. El aceite de neem en concentraciones de 25000 y
30000 ppm tiene un importante efecto en la fecundidad de P.solenopsis. La ingestión de
hojas tratadas con aceite de neem resulta en un bajo número total de huevos puestos por
las hembras adultas (Mamoon-ur-Rashid et al., 2012), posiblemente debido a que la
18

azadiractina afecta la síntesis vitelogénica y el desarrollo de los oocitos que resulta en una
drástica reducción de los folículos en las hembras tratadas en comparación con los controles
(Medina et al., 2004). Un estudio realizado por Mourier (1997) encontró que la mayoría de
los primeros estadios de P. manihoti después de 24h de liberación en las plantas de Manihot
esculenta prefieren hojas sin tratar con extracto acuoso de neem que hojas tratadas con
dicho producto, indicado que el extracto de neem, no solo puede ser insecticida, sino que
también tiene un efecto repelente. De los insectos (33%), que comenzaron a alimentarse
sobre las hojas tratadas con neem, el 94% murió durante su segundo estadio. Se conoce
que los derivados del neem generalmente modifican el desarrollo de los insectos por su
influencia en el sistema hormonal, especialmente en los ecdisteroides (Schmutterer, 1990),
conduciendo a efectos regulatorios en el crecimiento, exhibido por la inhibición del
crecimiento, malformaciones y la mortalidad. Las cochinillas que se alimentaron de las hojas
tratadas con neem además pudieron morir a causa de un efecto anti-alimentario, que induce
hambre e indirectamente causa cambios en el desarrollo simulando un efecto inhibidor del
crecimiento. Los extractos de A. indica y Buxus sempervirens tienen potencial para inhibir la
actividad de la endoglucanasa de P. citri, que llevaría a la mal nutrición y consecuente
muerte de la plaga, pudiendo ser utilizados como pesticidas botánicos potentes (Fayyaz-ur-
Rehman et al., 2009).

Reducción de las ceras: ¿La clave para el control de las cochinillas?


Cloyd and Chiasson (2007) encontraron que el QRD 400, un derivado de C.
ambrosioides variedad nr. ambrosioides, resultó poco activo para dos especies de
cochinillas, P. longispinus y P. citri. La razón de esta escasa actividad se debió
probablemente al recubrimiento ceroso presente en el cuerpo del insecto que tiende a
protegerlo de las aplicaciones (Copland et al., 1985). Este contenido de ceras puede ser
fuertemente reducido después del tratamiento con extractos de B. aegyptiaca y saponinas,
que producen una alteración en la síntesis de lípidos. Si se añade al producto activo una
solución de jabón a baja concentración aumenta la eficacia de la solución botánica. El jabón
facilita la solubilidad del ingrediente activo, actuando como un agente adherente (Nhachi and
Kasilo, 1996) que rompe la cubierta de cera protectora, a la vez que actúa como un agente
tensioactivo (Prishanthini and Vinobaba, 2014).
Un bajo contenido en lípidos hace a las cochinillas más sensibles a los pesticidas y la
acción química. La reducción del contenido de lípidos / cera de estos insectos a través de
las aplicaciones de metabolitos de las plantas puede ser una de las herramientas
potenciales para el control de plagas, algo que es difícil de lograr con algunos insecticidas
sintéticos (Patil et al., 2010). Hollingsworth (2005) demostró que el limoneno, un
componente principal de los cítricos, es una efectiva alternativa natural a los aceites
19

minerales que puede ser utilizada para humedecer y matar insectos que presentan una
cobertura cerosa tales como cochinillas, insectos escamas y moscas blancas. El limoneno
se incluye con frecuencia como ingrediente en las soluciones de limpieza, en particular los
que están diseñados para cortar la grasa o eliminar la cera o aceite (Florida Chemical
Company, 2016). Debido a esta excelente propiedad del compuesto, el control de la
cochinilla fue muy efectivo (cercano al 100%). Sin embargo este aceite resultó fitotóxico en
las hojas de Gardenia augusta (L.) donde se realizaron las aplicaciones.
A fin de encontrar una solución efectiva y a la vez no dañina para las plantas, se
probaron varios emulsificadores del limoneno. Estas emulsiones creadas no fueron tan
eficaces contra las cochinillas como se hubiera esperado (Hollingsworth, 2005). El avance
se produjo cuando se utilizó APSA-80 (emulsificador/tensioactivo), porque en su
concentración más baja necesaria para eliminar la cera superficial, no había una reducción
importante en la eficacia del aceite como había ocurrido con otros emulsificadores. Otra
ventaja de este producto es que está registrado en la Agencia de Protección Ambiental
como un adyuvante para los productos químicos agrícolas, lo que permite su utilización en
cualquier nivel de formulaciones de plaguicidas. Estas soluciones de limoneno generalmente
no causan ningún daño a las plantas ornamentales con hojas cerosas y gruesas, tales como
palmeras, cícadas, y orquídeas. La adición de Silwet L-77 a las soluciones de tratamiento
con APSA-80 en general mejora la eficacia contra cochinillas sin producir fitotoxicidad. La
adición de este tensioactivo no iónico a base de silicona reduce el tamaño de las burbujas
de aire en los alrededores de los individuos de prueba que se sumergen en las soluciones
tratamiento, aparentemente debido a una reducción de la tensión superficial (Hollingsworth,
2005).
Otro ejemplo de remoción más eficaz y más rápida de la cera de las cochinillas lo
constituye el agregado a los AEs de productos como el lauril sulfato de sodio (surfactante) y
ácido cítrico anhídro (deshidratador de insectos). Ambos productos tienen la capacidad de
interactuar sinérgicamente para remover la cera, por medio de un mecanismo que aún no es
conocido, pero podría deberse a la atracción iónica de los dos compuestos (Hollingsworth
and Hamnett, 2009). Los AEs de cítricos son altamente efectivos contra estos insectos,
posiblemente por su alta capacidad para disolver las ceras cuticulares. Unas pocas
investigaciones actuales fueron realizadas sobre los efectos de los AEs de seis especies
diferentes de Citrus en cochinillas. Alguno de los estudios que lo demuestran son los de
Karamaouna et al. (2013). Ellos encontraron que los AEs de la cáscara de los cítricos fueron
los más tóxicos de todos los AEs probados y la lavanda (L. angustifolia) y aceite de
albahaca (O. basilicum) presentaron la actividad insecticida más baja. En general, la alta
actividad insecticida de los AEs de los cítricos, la carencia de cualquier efecto fitotóxico
sobre la vid y la capacidad de estos aceites en disolver la cera de las cochinillas sugieren
20

que las cáscaras del limón y de la naranja son un recurso botánico muy atractivo para la
elaboración de productos que brinden una protección fitosanitaria alternativa contra P. ficus
(Karamaouna et al., 2013). Por lo tanto, un objetivo clave en el control de estos insectos es
descubrir combinaciones sinérgicas de jabones, aceites y tensioactivos, entre otros
productos químicos de baja toxicidad para los mamíferos que puedan penetrarla cera de las
cochinillas y matarlas.

Las cochinillas no solo se pueden matar, también se pueden repeler y atrapar.


Los productos naturales, como los extractos de plantas pueden resultar no solo
insecticidas, sino además fuertes repelentes. Recientemente, Roonjho et al. (2013)
demostraron que los extractos de Prunus persica y Polyalthia longifolia presentaban altos
porcentajes de repelencia (entre un 60 y 73%) contra la cochinilla del algodón. Entre los
extractos evaluados, el orden de repelencia fue Polyalthia longifolia > Prunus persica >
Sonchus oleraceus > Eucalyptus globulus > Silybum marianum. Estudios realizados por
Singh et al. (2012) encontraron que después de 24 h de liberación de P. solenopsis en las
arenas experimentales, la repelencia más alta se registró utilizando el extracto de hojas de
A. indica (97,0%), seguido del extracto de hojas de Eucalyptus globulus (93,0%). La mínima
repulsión se observó utilizando el extracto de hojas de O. basilicum (88,0%) a una
concentración de 10%. El extracto de A. indica, está globalmente aceptado como un buen
bioinsecticida que contiene alcaloides bioactivos, azadiractina y otros compuestos tetra- o
triterpenoides responsables de la repelencia (Jeyasankar et al., 2005; Sathyaseelan and
Bhaskaran, 2010). Eucalyptus globulus también actúa como un buen repelente contra
insectos, ya que contiene como componentes principales 1,8-cineol, alfa-pineno y p-cimeno
(Koul et al., 2008). Sathyaseelan and Bhaskaran (2010) encontraron que después de 48 h
de liberación de M. hirsutus en las cápsulas de Petri tratadas, la más alta repelencia se
registró con la utilización del extracto de hojas de Andrographis (99,0%), seguido por el
extracto de hojas de Leucas y el extracto de semillas de neem (99,0%). El extracto de hojas
de Ocimum registró un efecto repelente moderado (90,1%) y el extracto de hojas de
Lawsonia presentó la menor repelencia (81,3%). Otros extractos o AEs de plantas juegan
una función fundamental en ser imitadores de feromonas de insectos, altamente efectivos
como atrayentes de los mismos y que pueden ser utilizados como un método de control de
plagas. Si bien en este capítulo no se profundizará sobre los efectos de los semioquímicos y
su acción como feromonas de atracción, a modo de ilustración mencionaremos algunos
ejemplos. Hinkens et al. (2001)encontraron que los machos de P. ficus son atraídos por el
lavandulil senecioato, que se encuentra presente en la cutícula de las hembras adultas, por
lo que este compuesto funcionaría como una feromona de atracción sexual. Uno de los
componentes característicos del AEs de la lavanda (Lavandula sp.) es el lavandulol, un
21

alcohol monoterpeno con una estructura relacionada con los componentes de las feromonas
de las cochinillas. A partir del descubrimiento que la feromona sexual de Planococcus
kraunhiae es el 2-isopropiliden-5-metil-4-hexen-1-il butirato (isolavandulil butirato) (Sugie et
al., 2008), Tabata et al. (2015) sintetizó dicha feromona a partir del lavandulol. Esta
feromona derivada del aceite de lavanda fue significativamente atractiva para los machos;
sin embargo, resultó menos de un tercio atractiva que la feromona pura. El atractivo más
bajo puede explicarse por una repelencia potencial de uno o más de los demás
constituyentes de la feromona derivada del aceite de lavanda (por ejemplo, p-cimeno,
limoneno, beta ocimeno, terpinoleno, borneol, o (E)-β-farneseno). De hecho, algunos de
estos compuestos son bien conocidos que actúan como repelentes o presentan propiedades
insecticidas. A pesar del atractivo inferior de esta feromona sintetizada mostró un efecto de
interferencia en la cópula equivalente a la de la feromona pura. Posiblemente la aplicación
de altas dosis de la feromona puede interrumpir la comunicación y el encuentro de la pareja.
O bien esta interferencia en la copula puede ser producida debido a que las cochinillas
expuestas a la feromona derivada del aceite de lavanda pueden haber sido afectadas
directamente por los demás compuestos del AE y este daño puede haber dado lugar a una
disminución de la frecuencia de cópula, aún si los machos exhibían un comportamiento de
encuentro normal. Estos estudios que incluyen la disrupción del apareamiento a partir de la
confusión de los machos con feromonas es una estrategia de control muy utilizada para
cochinillas. Sin embargo la síntesis de una feromona efectiva a partir de la utilización de
productos naturales aún se encuentra en sus inicios. Los estudios de mortalidad y
repelencia de los AEs y extractos botánicos a campo fueron menos abordados en las
investigaciones realizadas debido a la dificultad adicional que representan las variables
climáticas y bióticas; factores que en un laboratorio se pueden controlar con facilidad. Uno
de los escasos experimentos a campo fue realizado por Prishanthini and Vinobaba (2014),
utilizando la solución 0,6% de O. sanctum aplicándola sobre plantas infestadas con P.
solenopsis. La mortalidad de adultos en condiciones de campo fue menor que la encontrada
en condiciones de laboratorio. Esto se debe a que el contacto de los insectos con el extracto
fue menor a causa de la protección adicional que le brinda sus hábitats crípticos en las
plantas y la capa cerosa que los recubre. Muchas de las aplicaciones foliares en general no
establecen contacto directo con el insecto cuando los mismos se encuentran en lugares
protegidos, por lo que no producen una mortalidad eficaz. Además, en condiciones de
campo resultan necesarias las aplicaciones repetidas del producto ya que los compuestos
orgánicos como por ejemplo el neem muestran una limitada persistencia bajo estas
situaciones. Los efectos residuales de los productos a base de neem pueden durar
generalmente solo 5 a 7 días (Mourier, 1997). Algunos de los materiales más novedosos
utilizados actualmente en los controles de cochinillas tienen propiedades sistémicas. Para
22

programas orgánicos o de cultivos sostenibles, se están utilizando productos derivados del


neem, los aceites minerales ligeros, cal-azufre, los productos cítricos y jabones de ácidos
grasos. Sin embargo debido a las escasas investigaciones sobre la efectividad de estos
productos han proporcionado resultados contradictorios (Daane et al., 2012; Srinivas et al.,
2007). Resulta necesario por lo tanto realizar más estudios referidos a la eficacia de los
productos naturales contra plagas como la cochinilla harinosa de la vid. El análisis de
nuevos productos botánicos de diferentes orígenes vegetales y productos químicos más
inocuos para el medio ambienteson indispensables para reducir el uso de los insecticidas
químicos de alta toxicidad. Más investigación sobre los ingredientes activos, preparaciones
de plaguicidas, tasas de aplicación e impacto ambiental de los pesticidas botánicos son un
requisito previo para la agricultura sostenible y el cultivo orgánico de la vid.
23

Fig. 5.Ubicación dePlanococcus ficus en la vid (Infografía M.L.Peschiutta)

Fig 6. Datos obtenidos de revisiones bibliográficas más recientes. Los porcentajes están en relación
al número total de compuestos orgánicos probados en ensayos realizados (mortalidad, repelencia y
estudios sobre el ciclo de vida) con las cochinillas.
24

Bibliografía
Acheche H., Fattouch S., Marzouki N., Marrakchi M. (1999) Use of optimized PCR methods for the detection of
GLRaV3: a Closterovirus associated with grapevine leafroll in Tunisian grapevine plants. Plant Mol Biol
Rep 17:31-42.
Addison P., Samways M. (2000) A survey of ants (Hymenoptera: Formicidae) that torage in vineyards in the
Western Cape Province, South Africa. Afr Entomol 8:251-260.
Ahmadi M., Amiri-Besheli B., Hosieni S. (2012) Evaluating the effect of some botanical insecticides on the citrus
mealybug Planococcus citri (Risso)(Hemiptera: Pseudococcidae). African Journal of Biotechnology
11:11620-11624.
Artigas J. (1994) Entomología económica Ediciones Universidad de Concepción, Concepción, Chile.
Badshah H., Ullah F., Farid A., Calatayud P.A., Crickmore N. (2015) Toxicity of Neem seed Azadirachta indica
Juss (Meliaceae) different solvents extracts against cotton mealybug Phenacoccus solenopsis Tinsley
(Sternorrhyncha: Pseudococcidae) under Laboratory conditions. J. Entomol. Zool. Stud 3:45-49.
Bakkali F., Averbeck S., Averbeck D., Idaoma M. (2008) Biological effects of essential oils-A review. Food Chem
Toxicol 46. DOI: 10.1016/j.fct.2007.09.106.
Becerra V., Herrera M., Gonzales M., Lanati S. (2005) Se investiga el manejo de la cochinilla harinosa de la vid.
Ruralis 1:8-11.
Bedford I., Kelly A., Markham P. (1996) The effects of buprofezin against the citrus mealybug Planococcus citri,
Brighton Crop Protection Conference: Pests & Diseases-1996: Volume 3: Proceedings of an
International Conference, Brighton, UK, 18-21 November 1996., British Crop Protection Council. pp.
1065-1070.
Benelli G. (2015) Plant-borne ovicides in the fight against mosquito vectors of medical and veterinary importance:
a systematic review. Parasitol Res 114:3201-3212. DOI: 10.1007/s00436-015-4656-z.
Bentley W., Varela L., Daane K. (2005) Grapes, insects ecology and control, in: D. Pimentel (Ed.), Encyclopedia
of pest management, Taylor & Francis, New York. pp. 1–8.
Bostanian N.J., Vincent C., Isaacs R. (2012) Arthropod management in vineyards: pests, approaches, and future
directions Springer Science & Business Media.
Buss E., Turner J. (2006) Scale insects and mealybugs on ornamental plants, Freature Creatures, University of
Florida, Florida Cooperative Extension Service, Institute of Food and Agricultural Sciences, Gainesville,
Florida.
Cabaleiro C., Pesqueira A.M., Barrasa M., Garcia-Berrios J.J. (2013) Analysis of the losses due to grapevine
leafroll disease in Albariño vineyards in Rías Baixas (Spain). Ciência e Técnica Vitivinícola 28:43-50.
Cabaleiro C., Segura A. (1997) Field Transmission of Grapevine Leafroll Associated Virus 3 (GLRaV-3) by the
Mealybug Planococcus citri. Plant Disease 81:283-287. DOI: 10.1094/PDIS.1997.81.3.283.
Castillo A., Hernández H., Daane K. (2005) Los Piojos Harinosos de la Vid, Libro Técnico No. 9, Instituto
Nacional de Investigaciones Forestales; Agrícolas y Pecuarias.
Cloyd R.A. (2003) Effect of insect growth regulators on citrus mealybug [Planococcus citri (Homoptera:
Pseudococcidae)] egg production. HortScience 38:1397-1399.
Cloyd R.A., Chiasson H. (2007) Activity of an essential oil derived from Chenopodium ambrosioides on
greenhouse insect pests. J Econ Entomol 100:459-466.
Cloyd R.A., Galle C.L., Keith S.R., Kalscheur N.A., Kemp K.E. (2009) Effect of commercially available plant-
derived essential oil products on arthropod pests. J Econ Entomol 102:1567-1579.
Copland M., Tingle C., Saynor M., Panis A. (1985) Biology of glasshouse mealybugs and their predators and
parasitoids, in: N. Hussey and N. Scopes (Eds.), Biological pest control: The glasshouse experience,
Blandford Press, Poole. pp. 82-86.
Charles J., Cohen D., Forgie S. (2006) A review of Grapevine Leafroll associated Virus type 3 (GLRaV-3) for the
New Zealand wine industry
Chiotta M.L., Ponsone M.L., Torres A.M., Combina M., Chulze S.N. (2010) Influence of Planococcus ficus on
Aspergillus section Nigri and ochratoxin A incidence in vineyards from Argentina. Lett Appl Microbiol
51:212-218. DOI: 10.1111/j.1472-765X.2010.02884.x.
Daane K., Almeida R., Bell V., Botton M., Fallahzadeh M., Mani M. (2012) Biology and management of
mealybugs in vineyards, in: N. Bostanian, et al. (Eds.), Arthropod Management in Vineyards: Pests,
Approaches and Future Directions, New York: Springer. pp. 271–307.
Daane K., Bentley W., Walton V., Malakar-Kuenen R., Millar J., Ingels C., Weber E., Gispert C. (2006) New
controls investigated for vine mealybug. Calif Agric 60:31-38.
Daane K., Malakar-Kuenen R., Guillén M., Bentlyey W., Bianchi M., Gonzalez D. (2003) Abiotic and biotic refuges
hamper biological control of mealybug pests in California vineyards, in: R. van Driesch (Ed.),
25

Proceedings of the 1st International Symposium on Biological Control of Arthropods, Forest Service
Publishers, USDA. pp. 389–398.
Daane K., Malakar-Kuenen R., Walton V. (2004) Temperature-development of Anagyrus pseudococci
(Hymenoptera: Encyrtidae) as a parasitoid of the vine mealybug, Planococcus ficus (Homoptera:
Pseudococcidae). Biol Control 31:123–132.
De Borbón C., Gracia O., Gómez Talquenca G. (2004) Mealybugs and grapevine leafroll-associated virus 3 in
vineyards of Mendoza, Argentina. Am. J. Enol. Viticult. 55:283–285.
Desneux N., Decourtye A., Delpuech J.-M. (2007) The sublethal effects of pesticides on beneficial arthropods.
Annu Rev Entomol 52:81–106.
Fayyaz-ur-Rehman M., Ilyas Tariq M., Aslam M., Khadija G., Iram A. (2009) Inhibition studies of cellulolytic
activities isolated from Planococcus citri. Open Enz. Inhib. J. 2:8-11.
Florida Chemical Company I. (2016) Florida Chemical Company, Inc.
Franco J.C., Suma P., Silva E.B., Blumberg D., Mendel Z. (2004) Management strategies of mealybug pests of
citrus in mediterranean countries. Phytoparasitica 32:507-522. DOI: 10.1007/bf02980445.
Gahukar R. (2012) Evaluation of plant-derived products against pests and diseases of medicinal plants: A review.
Crop Protect 42:202-209.
Gülec G., Kilincer A., Kaydan M., Ulgenturk S. (2007) Some biological interactions between the parasitoid
Anagyrus pseudococci (Girault) (Hymenoptera: Encyrtidae) and its host Planococcus ficus (Signoret)
(Hemiptera: Coccoidea: Pseudococcidae). J Pest Sci 80:43–49.
Gullan P.J., Kosztarab M. (1997) Adaptations in scale insects. Annu Rev Entomol 42:23-50.
Hinkens D.M., McElfresh J.S., Millar J.G. (2001) Identification and synthesis of the sex pheromone of the vine
mealybug, Planococcus ficus. Tetrahedron Lett 42:1619-1621.
Hollingsworth R., Hamnett R. (2009) Using food-safe ingredients to optimize the efficacy of oil-in-water emulsions
of essential oils for control of waxy insects, International Symposium Postharvest Pacifica 2009-
Pathways to Quality: V International Symposium on Managing Quality in 880. pp. 399-405.
Hollingsworth R.G. (2005) Limonene, a citrus extract, for control of mealybugs and scale insects. J Econ Entomol
98:772-779.
Instituto Nacional de Vitivinicultura I. (2016) Instituto Nacional de Vitivinicultura, INV.
Isman M.B. (2000) Plant essential oils for pest and disease management. Crop Protect 19:603-608.
Isman M.B. (2006) Botanical insecticides, deterrents, and repellents in modern agriculture and an increasingly
regulated world. Annu. Rev. Entomol. 51:45-66.
Isman M.B., Wilson J.A., Bradbury R. (2008) Insecticidal activities of commercial rosemary oils (Rosmarinus
officinalis) against larvae of Pseudaletia unipuncta and Trichoplusia ni in relation to their chemical
compositions. Pharm Biol 46:82-87.
Jeyasankar A., Raja N., Ignacimuthu S. (2005) Botanical pesticides for Insect control, in: S. Ignacimuthu and S.
Jayaraj (Eds.), Green Pesticides for Insect Pest Management, Narosa Publishers, New Delhi. pp. 115-
132.
Karamaouna F., Kimbaris A., Michaelakis Α., Papachristos D., Polissiou M., Papatsakona P., Τsora Ε. (2013)
Insecticidal activity of plant essential oils against the vine mealybug, Planococcus ficus. Journal of Insect
Science 13. DOI: 10.1673/031.013.14201.
Koul O., Walia S., Dhaliwal G. (2008) Essential oils as green pesticides: potential and constraints. Biopestic. Int
4:63-84.
le Vieux P., Malan A. (2013) An Overview of the Vine Mealybug (Planococcus ficus) in South African Vineyards
and the Use of Entomopathogenic Nematodes as Potential Biocontrol Agent. S. Afr. J. Enol. Vitic
34:108–118.
Mamoon-ur-Rashid M., Khattak M.K., Abdullah K. (2012) Residual toxicity and biological effects of neem
(Azadirachta indica) oil against cotton mealybug, Phenacoccus solenopsis Tinsley (Sternorrhyncha:
Pseudococcidae). Pak. J. Zool 44:837-843.
Mansour R., Grissa Lebdi K., Rezgui S. (2010) Assessment of the performance of some new insecticides for the
control of the vine mealybug Planococcus ficus in a Tunisian vineyard. Entomol. Hell. 19:21-33.
Mazarin A., Nukenine E.N., Niu C., Vincent F.V. (2016) Synergistic effects of wood ash and essential oil on
fecundity, pupal eclosion and adult mortality of Callosobruchus maculatus (Coleoptera: Bruchidae)
cowpea seed weevil. American Journal of Experimental Agriculture 11.
McKissock A. (1964) Two important virus diseases of grapevines in New Zealand. New Zeal. J. Agr. Res.
108:332–339.
Medina P., Budia F., Del Estal P., Vinuela E. (2004) Influence of azadirachtin, a botanical insecticide, on
Chrysoperla carnea (Stephens) reproduction: toxicity and ultrastructural approach. J Econ Entomol
97:43-50.
26

Misra G., Pavlostathis S. (1997) Biodegradation kinetics of monoterpenes in liquid and soil-slurry systems. Appl
Microbiol Biotechnol 47:572-577.
Mourier M. (1997) Effects of neem (Azadirachta indica) kernel water extracts on cassava mealybug, Phenacoccus
manihoti (Hom., Pseudococcidae). J Appl Entomol 121:231-236.
Mujica M.V., Mora R., Rosales M., Sandoval C. (2013) Variation over time in the prevalences of three viruses of
the grapevine leaf roll complex in a commercial vineyard in South-central Chile. Ciencia e Investigación
Agraria 40:139-148.
Nhachi C., Kasilo O. (1996) Pesticides in Zimbabwe: Toxicity and health implications, University of Zimbabwe
publications, Harare.
Papachristos D., Stamopoulos D. (2004) Fumigant toxicity of three essential oils on the eggs of Acanthoscelides
obtectus (Say)(Coleoptera: Bruchidae). J Stored Prod Res 40:517-525.
Patil S.V., Salunke B.K., Patil C.D., Salunkhe R.B., Gavit P., Maheshwari V.L. (2010) Potential of extracts of the
tropical plant Balanites aegyptiaca (L) Del.(Balanitaceae) to control the mealy bug, Maconellicoccus
hirsutus (Homoptera: Pseudococcidae). Crop Protect 29:1293-1296.
Pavela R. (2015) Essential oils for the development of eco-friendly mosquito larvicides: A review. Ind Crops Prod
76:174-187. DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.indcrop.2015.06.050.
Petrakis P.V., Roussis V., Papadimitriou D., Vagias C., Tsitsimpikou C. (2005) The effect of terpenoid extracts
from 15 pine species on the feeding behavioural sequence of the late instars of the pine processionary
caterpillar Thaumetopoea pityocampa. Behav Processes 69:303-322.
Polatoğlu K., Karakoç Ö.C., Yücel Y.Y., Gücel S., Demirci B., Başer K.H.C., Demirci F. (2016) Insecticidal activity
of edible Crithmum maritimum L. essential oil against Coleopteran and Lepidopteran insects. Industrial
Crops and Products 89:383-389.
Prishanthini M., Vinobaba M. (2014) Efficacy of some selected botanical extracts against the cotton mealybug
Phenacoccus solenopsis(Tinsley)(Hemiptera: Pseudococcidae). International Journal of Scientific and
Research Publication 4:1-6.
Pumnuan J., Insung A. (2016) Fumigant toxicity of plant essential oils in controlling thrips, Frankliniella schultzei
(Thysanoptera: Thripidae) and mealybug, Pseudococcus jackbeardsleyi (Hemiptera: Pseudococcidae). J
Entomol Res 40:1-10.
Pumnuan J., Khurnpoon L., Insung A. (2015) Effects of insecticidal essential oil fumigations on physiological
changes in cut Dendrobium Sonia orchid flower. Songklanakarin Journal of Science & Technology 37.
Rabenhorst J. (1996) Production of methoxyphenol-type natural aroma chemicals by biotransformation of eugenol
with a new Pseudomonas sp. Appl Microbiol Biotechnol 46:470-474.
Roda A., Francis A., Kairo M.T., Culik M. (2013) 16 Planococcus minor (Hemiptera: Pseudococcidae):
Bioecology, Survey and Mitigation Strategies. Potential Invasive Pests of Agricultural Crops 3:288.
Roonjho A.R., Gillani W.A., Rasool A., Akhtar N., Mahmood T., Arsalan A., Afzal M., Khan I., Ranjha M.A., Irfan
M. (2013) Repellency effects of different plant extracts to cotton mealy bug, Phenococcus Solenopsis
Tinsley (Hemiptera: Pseudococcidae). Pakistan J. Agric. Res. Vol 26.
Sandanayaka W.R.M., Blouin A.G., Prado E., Cohen D. (2013) Stylet penetration behaviour of Pseudococcus
longispinus in relation to acquisition of grapevine leafroll virus 3. Arthropod Plant Interact 7:137-146.
DOI: 10.1007/s11829-012-9238-8.
Sathyaseelan V., Bhaskaran V. (2010) Efficacy of some native botanical extracts on the repellency property
against the pink mealy bug, maconellicoccus hirsutus (green) in mulberry crop. Rec. Res. Sci. Tech
2:35-38.
Schmutterer H. (1990) Properties and potential of natural pesticides from the neem tree, Azadirachta indica. Annu
Rev Entomol 35:271-297.
Sforza R., Kirk A., Jones W. (2005) Results of foreign exploration for natural enemies of Planococcus ficus
(Homoptera: Pseudococcidae), a new invasive mealybug in California vineyards, 7th International
Conference on Pests in Agriculture. pp. 26-27.
Singh A., Kataria R., Kumar D. (2012) Repellence property of traditional plant leaf extracts against Aphis gossypii
Glover and Phenacoccus solenopsis Tinsley. Afr. J. Agric. Res 7:1623-1623.
Srinivas T., Sathya Prasad K., Shekhar M., Manjunath D. (2007) Evaluation of neem based formulations vis-a-vis
Dichlorvos against Meconellicoccus hirsutus. Uttar. Pradesh. J. Zool 27:13.
Sugie H., Teshiba M., Narai Y., Tsutsumi T., Sawamura N., Tabata J., Hiradate S. (2008) Identification of a sex
pheromone component of the Japanese mealybug, Planococcus kraunhiae (Kuwana). Appl Entomol
Zool 43:369-375.
Tabata J., Teshiba M., Shimizu N., Sugie H. (2015) Mealybug mating disruption by a sex pheromone derived from
lavender essential oil. J Essent Oil Res 27:232-237.
27

Varikou K., Birouraki A., Bagis N., Kontodimas D. (2010) Effect of temperature on the development and longevity
of Planococcus ficus (Hemiptera: Pseudococcidae). Ann Entomol Soc Am 103:943-948.
Walton V. (2003) Development of an integrated pest management system for vine mealybug, Planococcus ficus
(Signoret), in vineyards in the western Cape Province, South Africa, University of Stellenbosch,
Stellenbosch, South Africa.
Walton V., Pringle K. (2004) Vine mealybug, Planococcus ficus (Signoret)(Hemiptera: Pseudococcidae), a key
pest in South African vineyards. A review. S. Afr. J. Enol. Vitic 25:54-62.
Williams D. (1985) Australian Mealy Bugs, London, United Kingdom.
Yazdgerdian A.R., Akhtar Y., Isman M.B. (2015) Insecticidal effects of essential oils against woolly beech aphid,
Phyllaphis fagi (Hemiptera: Aphididae) and rice weevil, Sitophilus oryzae (Coleoptera: Curculionidae). J.
Entomol. Zool. Stud 3:265-271.
28

ACEITES ESENCIALES COMO BIOPLAGUICIDAS DE TRIBOLIUM CASTANEUM.


EVALUACIÓN DE METODOS, ANALISIS DE ESTRUCTURA ACTIVIDAD.

ZUNINO, María Paula.

Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal. IMBIV. CONICET. Cátedra de Química


Orgánica. Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Universidad Nacional de
Córdoba.

Introducción.
Las principales plagas de los granos almacenados y sus subproductos son los
insectos y los ácaros. Entre ellos hay descriptas 600 especies de plagas de escarabajos, 70
especies de polillas y cerca de 355 especies de ácaros que causan pérdidas cuantitativas y
cualitativas de los alimentos. Los insectos herbívoros son responsables de la destrucción de
un quinto de la producción anual mundial del total de cultivos. Una de las mayores razones
por la cual ellos son considerados plagas, es la creación de hábitats artificiales manipulados
por el hombre que son agro-ecosistemas para satisfacer sus necesidades de
almacenamiento de alimento. En estos hábitats los cultivos se seleccionan por su gran
tamaño, su alto rendimiento, valor nutritivo, y se agrupan en un área confinada. Esto no
solamente satisface la demanda del hombre sino que provee al mismo tiempo, un entorno
muy propicio para los insectos herbívoros. En las zonas tropicales y subtropicales, donde el
clima proporciona un ambiente muy favorable para una amplia gama de insectos, se
requieren enormes esfuerzos para suprimir las densidades de población de las diferentes
plagas con el fin de lograr un suministro adecuado de alimentos. Después de cosechar el
cultivo, es sometido a varias operaciones que, si son incorrectamente realizadas pueden dar
lugar a graves pérdidas. Como punto de partida, siempre debe tenerse en cuenta que un
grano intacto (entero) es un elemento esencial para el éxito del almacenamiento. Los granos
agrietados o rotos proporcionan un punto de entrada para la infestación por insectos y
hongos durante el almacenamiento. El daño a los granos puede suceder debido a la
aplicación incorrecta de las prácticas posteriores a la cosecha como la trilla, el secado o el
transporte (Sallam, 1999; Rajendran y Sriranjini, 2008). La contaminación de los productos
alimenticios por los insectos es un gran problema para las industrias alimenticias. La
necesidad de controlar los insectos hasta su eliminación total (“insectos cero”) lleva en
muchos casos a realizar un uso incorrecto y excesivo de los insecticidas químicos, sin
complementarlos con otras herramientas de control. Esta práctica resulta peligrosa desde
varios puntos de vista: pone en riesgo la inocuidad del alimento y la salud del consumidor,
genera rechazos por la población por el exceso de residuo, posee un elevado impacto
29

ambiental y puede comprometer la salud y la seguridad de quienes los manipulan


(Carpanetoet al., 2012). Actualmente, según SENASA (Organismo responsable de
garantizar y certificar la sanidad y calidad de la producción agropecuaria, pesquera y
forestal) los productos más usados registrados son: cuatro principios activos preventivos y
dos curativos. Dentro de los preventivos hay dos organofosforados: clorpirifosmetil y
pirimifosmetil y dos piretroides: deltametrina y lambdacialotrina. Un preventivo de muy corta
duración diclorvos (DDVP) y un curativo fumigantes a base de fosfina (fosfuro de hidrogeno),
con diferentes presentaciones. De acuerdo a nuevas reglamentaciones tanto en Provincia
de Córdoba como en Provincia de Santa Fe se ha prohibido los tratamientos curativos en
carga y transporte de granos, si bien hay normas que los prohíben en todo el territorio
nacional desde 1983 para el uso de fumigantes, hoy se suman estas provincias incluyendo
el uso de agroquímicos (líquidos) (Laitano, 2011). El incremento de problemas asociados a
los plaguicidas sintéticos de amplio espectro, como el aumento de costos y aplicación;
resurgimiento y resistencia de las plagas a los insecticidas; efectos letales a organismos no
blancos y a los usuarios; efecto residual y contaminación del ambiente (agotamiento de la
capa de ozono, contaminación ambiental, residuos de pesticidas en el suelo) así como su
uso a gran escala, han llevado a la necesidad de investigar sobre plaguicidas
biodegradables con gran selectividad. Los nuevos insecticidas naturales deben ser más
específicos, no fitotóxicos, no tóxicos a mamíferos, amigable con el ambiente, menos
propenso a generar resistencia, deben ser relativamente menos caros y localmente
disponibles. Esto llevó a re-examinar las prácticas centenarias de la protección de productos
almacenados utilizando derivados vegetales los cuales se conocen de ser utilizados para
resistir el ataque de los insectos (Rajashekar et a., 2012). Entre los compuestos naturales
utilizados como insecticidas se encuentran los aceites esenciales (AE) y sus componentes
particulares, los terpenos (Gershenzon y Dudareva, 2007; Rajendran y Sriranjini, 2008).
Ejemplo de especies vegetales cuyos metabolitos fueron formulados como insecticidas
son: Azadirachta indica, Chrysanthemum cinerariaefolium y Carum carvi.

Tipos de plagas
Las plagas de insectos varían de acuerdo con la región, la estación del año, el
sistema y el periodo del almacenamiento. Los insectos plagas se pueden diferenciar, de
acuerdo al tipo de infestación en plagas primarias y plagas secundarias. Plagas primarias:
son aquellos insectos que atacan el grano sano, sin daño previo y producen la primera
infestación. Son las más importantes durante el almacenamiento; sus fuentes de alimento
son limitadas y mueren cuando éstas se agotan o cuando las poblaciones alcanzan altos
niveles. Los insectos de esta clase pueden sobrevivir en los residuos de grano dentro de la
estructura de almacenamiento. En muchos casos los daños que provocan comienzan en el
30

campo, antes del almacenamiento. Al completar su ciclo dejan el grano picado o dañado.
Dentro del grupo de plagas primarias se encuentran el gorgojo del maíz (Sitophilus
zeamais), el barrenador grande del grano (Prostephanus truncatus), la palomilla de los
granos (Sitotroga cereallela) y el barrenillo de los granos (Rhyzoperta dominica). Plagas
secundarias: estas plagas por el contrario, no atacan los granos íntegros, ya que no
pueden penetrarlo por la estructura de protección del grano. Por lo tanto se alimentan de
aquellos granos que ya han sido dañados por plagas primarias o sometidos a manejo o
procesamiento, es decir granos rotos, productos, subproductos de la molienda y
procesados. Las plagas secundarias tienen una variedad de alimentos más amplia y es
posible que hagan su aparición en estadios muy tempranos de almacenamiento. Sin
embargo, los daños no se consideran de importancia hasta que son causados por plagas
primarias. Entre las plagas secundarias se encuentran las polillas (Plodia interpuctella,
Anagasta kühmiella), las carcomas (Oryzaephilus surinamensis, Cryptolestes pusillusch, C.
ferrugineus,Tenebroides mauritanicus), el gusano oscuro de la harina (Tenebrio obscurus), y
los escarabajos tribolios (Tribolium castaneum y T. confusum) (García–Lara et al., 2007;
Casini y Santajuliana, 2015). En este capítulo haremos referencia al insecto Tribolium
castaneum, su control con AE, sus componentes principales, y las técnicas insecticidas
utilizadas.

Características de Tribolium sp.


Este insecto pertenece al Orden Coleóptera y a la Familia de los Tenebrionidae. Este
grupo de insectos es grande y variado y contiene más de 10000 especies de las cuales
cerca de 100 están asociadas con productos almacenados. La mayoría de los tenebriónidos
son de color negro o marrón oscuro y principalmente son fitófagos. Los adultos se
caracterizan por tener solo 4 segmentos en el tarso de la pata trasera. La infestación por
estos gorgojos resulta en un olor poco atractivo debido a la secreción de benzoquinonas en
glándulas abdominales. Estas sustancias son nocivas para animales de sangre caliente en
condiciones adecuadas de temperatura y humedad (Liang et al., 2016). Además, estas
quinonas tóxicas contaminan las harinas y productos de la harina confiriéndoles olor
desagradable y color grisáceo, por lo tanto se desprecia dicho producto por la presencia de
excrementos, exuvios y restos de cadáveres.
Tanto T. castaneum como T. confusum son consideradas importantes plagas
secundarias de granos almacenados y harinas. Ambos son probablemente las plagas
secundarias más comunes de todas las materias primas vegetales almacenadas en todo el
mundo, especialmente en climas tropicales y sub tropicales. Las dos especies atacan
granos de maíz, trigo, harinas y productos alimenticios basados en granos, chícharos,
frijoles, nueces sin cáscara, frutas deshidratadas, especias, chocolate, medicamentos, chiles
31

y de otros tipos de instalaciones. De todas formas los productos de granos molidos como
harinas son su alimento preferido.
Tribolium castaneum es más común en zonas tropicales y es dominante con
respecto a T.confusum. Este último se confunde frecuentemente con T. castaneum pero
pueden ser separados observando los últimos tres segmentos de la antena que son muchos
más grandes que los restantes en T. castaneum formando una clava, mientras que en T.
confusum los últimos 5 segmentos aumentan gradualmente de tamaño hasta el final.
Tribolium confusum al igual que T. castaneum se encuentra en productos de cereales
triturados y son habitantes frecuentes de los molinos de harinas sobre todo en regiones
templadas de todo el mundo. Otra diferencia que tienen estas especies es que T. confusum
no es capaz de volar como lo hace T. castaneum (Sallam, 1999).

Caracteres de Tribolium castaneum.


El adulto mide de 3 a 4 mm, es de color que va de marrón rojizo a negruzco y de
forma aplanada. Pueden vivir de uno a tres años. Presenta de 3 a 5 generaciones anuales.
La cabeza y la parte superior del tórax están cubiertas de perforaciones y protuberancias y
los élitros están surcados todo a lo largo. Los huevos son pequeños (0.5 mm), cilíndricos y
blancos. Son pegajosos que hace que se cubran de harina y se peguen en los
contenedores. Las larvas son alargadas de color blanco cremoso hasta tornarse amarillo
marrón y están cubiertas de pelos finos. Miden de 5 a 6 mm de longitud. La cabeza es de
color marrón pálido. Presentan generalmente entre 7 a 8 instares larvales. La pupa no tiene
capullo, es de color blanco amarillento y luego se torna marrón (García Lara et al., 2007;
CABI, 2007; Sallam, 1999).

Ciclo de vida
Las hembras depositan entre 350-400 huevos durante su vida adulta (5 a 8 meses) y
puede llegar a poner hasta un máximo de 1000 huevos con temperaturas de entre 22 y 40
ºC durante su desarrollo. Las larvas antes de pupar suelen permanecer dentro del grano
(Sallam, 1999). Bajo condiciones óptimas de 35ºC y de 60-80% de humedad relativa los
tiempos de desarrollo para cada estadio son aproximadamente 3 días para los huevos, 16
días para las larvas y 5 días para las pupas (CABI, 2007). Tanto larvas como adultos causan
daño. Los adultos son tolerantes a humedades relativas menores al 11% y pueden
alimentarse de una amplia gama de alimentos y son colonizadores perfectos de nuevos
hábitats (Sallam ,1999). Los adultos se dispersan en distancias cortas a través del vuelo.
Los adultos y larvas se alimentan principalmente del germen de los cereales. Tienen una
marcada tendencia caníbal y son depredadores de huevos y larvas de otras plagas de
almacén (García Lara, 2007).
32

Familias de plantas cuyos aceites esenciales fueron utilizados como insecticida


contra Tribolium castaneum.
Los AE de 100 especies distribuidas en 19 familias han sido estudiados en los
últimos 15 años, para estudiar sus efectos insecticidas y repelentes contra el gorgojo rojo de
la harina. Las familias más estudiadas fueron Lamiaceae, Rutaceae, Asteracea y Myrtaceae
con más de 10 especies cada una. Dentro de las Lamiaceae se estudiaron 10 géneros y de
ellos los más frecuentes fueron Mentha (3 especies), y los géneros Hyptis, Ocimum, Salvia y
Vitex con 2 especies cada uno. Incluso se estudiaron poblaciones de plantas diferentes
dentro de la especie Mentha suaveolens. Mientras que dentro de las Rutaceae se estudiaron
6 géneros y de los cuales los más frecuentes fueron Murraya (6 especies), Citrus (5
especies), Evodia (3 especies) y Zanthoxylum (2 especies). Los géneros más frecuentes
dentro de las Asteracea fueron Artemisia (7 especies) y Achillea (2 especies) y dentro de las
Myrtaceae los géneros Eucalyptus (6 especies), Callistemon, Melaleuca y Syzygium con 2
especies cada uno. En la Fig. 1 se muestra la frecuencia en el número de especies dentro
de cada familia de plantas que fueron ensayadas para demostrar su efecto insecticida o
repelente.

Tipos de bioensayos.
Con los AE de las diferentes familias nombradas más arriba se han realizado
distintos tipos de ensayos: insecticida por fumigación, insecticida por contacto y ensayo de
repelencia. Dentro del ensayo de insecticida por contacto se encuentran dos métodos
diferentes: aquel en que la solución de aceite esencial es aplicada sobre un papel de filtro
por donde caminarán los insectos a ensayar, y en el otro método dicha solución es aplicada
en forma de gota sobre el dorso del insecto. En el primer caso hablamos de concentraciones
letales y en el segundo de dosis letales. Cabe destacar que estos métodos son utilizados
como insecticidas con casi todos los insectos que atacan a alimentos almacenados como los
géneros Sitophilus, Rhyzopertha, Oryzaephilus, Callosobruchus, Lasioderma y otras
especies de Tribolium. La frecuencia con que fueron estudiados estos métodos sobre T.
castaneum se puede ver a continuación (Fig. 2):
El método fumigante fue el más estudiado. Esto se debería a la condición de
volatilidad que tienen los AE teniendo en cuenta que estos insectos se encuentran en
alimentos almacenados de ambientes cerrados y su aplicación en estos ambientes
aseguraría que los compuestos no se pierdan fácilmente. De todas formas es un método de
muy fácil aplicación. La toxicidad de los diferentes métodos se explica por las diferentes vías
de ingreso del aceite esencial al insecto: absorbidos por la cutícula (efecto contacto),
inhalados (efecto fumigante) o por sistema digestivo (efecto ingestivo). Mientras que el
ensayo de repelencia no tiene que ver con la muerte del insecto sino con su alejamiento de
33

la fuente de alimento. Está relacionado más bien a su conducta. La cutícula de los insectos
es secretada por una sola capa de células epidérmicas que cubre toda la superficie del
insecto extendiéndose en el sistema traqueal, intestino anterior y posterior, y parte del
sistema genital. Está compuesta por varias capas, desde el exterior: el cemento y la cera,
luego la epicutícula, a continuación la exo- y la endocuticula (VincentyWegst, 2004). Las
capas exo- y endocuticulares consisten en disposiciones de nanofibras de quitina altamente
cristalinas embebidas en una matriz de proteínas, polifenoles y agua con pequeñas
cantidades de lípidos. Se ha propuesto que los constituyentes de los AE (mezcla compleja
de sustancias no polares y mínimamente polares) difunden en la cutícula horizontalmente
y/o verticalmente. Por su difusión horizontal ellos alcanzan el sistema traqueal donde
continúan moviéndose hasta llegar a todos los tejidos en el organismo, y por lo tanto
alcanzan su sitio o sitios de acción. Difundiendo verticalmente, las sustancias atraviesan
desde el tegumento a la epidermis y entran en el organismo (Werdin González et al., 2014).
Teniendo en cuenta las familias de plantas cuyos AE fueron utilizados como insecticidas,
tres de ellas, las más frecuentes, fueron estudiadas aplicando los cuatro métodos
nombrados (Fig. 3).

Características de los bioensayos.


En base a la bibliografía consultada la mayoría de los métodos insecticidas se
replican entre 3 y 6 veces. La mayoría de los investigadores utilizan 3 y 5 réplicas. Los
insecticidas (comerciales) utilizados como controles positivos son: piretrinas (compuestos
naturales que se encuentran en ciertas flores de crisantemos), piretroides (sustancias
sintéticas de estructura muy parecida a las piretrinas, el más utilizado es la permetrina),
bromuro de metilo, fosfina y malatión. Mientras que las sustancias utilizadas como control
positivo de repelencia son: DEET (N,N-dietil-meta-toluamida) y etilbutilacetil
aminopropionato. Los solventes utilizados para disolver los AE o sus compuestos principales
son hexano y acetona. Pocos autores realizan experiencias demostrando que ambos
solventes son inocuos para los insectos, pero por su alta volatilidad, al dejarlos secar por un
determinado tiempo, no quedaría residuo y por lo tanto no presentarían toxicidad.

* Edad de los insectos adultos utilizados para los test:


Las diferentes edades de los insectos adultos utilizadas para los diferentes test
insecticidas y de repelencia van desde menores a una semana como mínima edad hasta un
mes como máxima (ambas son los menos utilizadas). Las edades más utilizadas son
insectos de una a dos semanas (34%) e insectos de una semana (29%) (Fig. 4). Cabe
destacar que hay pocas publicaciones que estudian la oviposición de las hembras y el
34
35

desarrollo larval. De esos pocos estudios (analizados para este manuscrito) un 50%
concluye que tanto las larvas como los insectos adultos presentan la misma susceptibilidad
a la aplicación de los AE. Mientras que otro 50% concluye que los adultos son menos
resistentes que las larvas. Con respecto a estudios de los diferentes estadios larvales
también hay una misma proporción de estudios que muestran tres diferentes posturas: no
hay diferencia de susceptibilidad a la aplicación del aceite entre estadios larvales; los
estadios más grandes en edad son más resistentes que los más chicos y viceversa. Se
deberían hacer más estudios sobre larvas para dilucidar una tendencia. De todas formas no
se encontraron estudios en donde no se tenga en cuenta la edad del insecto, es decir en
donde usen insectos de todas las edades que es lo que naturalmente ocurriría en un
alimento contaminado por este insecto.

*Número de insectos utilizados en los diferentes test:


En los test insecticidas tanto por contacto como fumigante hay un mayor rango de
número de insectos utilizados en un test, mientras que en los test de repelencia la mayoría
utilizó 20 insectos (Fig. 5). Tener en cuenta el número de insectos utilizados dentro de las
unidades experimentales en los diferentes test es de suma importancia para poder comparar
resultados entre diferentes autores. En los test insecticidas un 70% de los trabajos
analizados utilizaron 10 insectos y un 23% utilizaron 20 insectos. Estos trabajos fueron
utilizados para realizar un estudio de toxicidad en base a la composición de los AE. Con
respecto a los test de repelencia hay menos variabilidad en la cantidad de insectos utilizados
por unidad experimental ya que el 85% utilizó 20 insectos. El problema de este test está en
la metodología empleada, que se detallará más adelante, y por eso se hace difícil comparar
los resultados entre sí.

* Condiciones de Temperatura y Humedad de los ensayos.


Menos del 20% de los trabajos analizados describen estas condiciones en que se
hacen los diferentes test. Hay que tener en cuenta que es importante determinar estas
condiciones ya que los AE contienen sustancias volátiles y pueden ser alteradas en su
volatilidad sobre todo por la temperatura.
De esos pocos trabajos en la Tabla 1 se muestra el porcentaje de las distintas temperaturas
y humedades empleadas. Se podría decir que las temperaturas preferidas están en los
rangos de 25 a 28 °C y las humedades entre los 65 y 80 %.

* Presencia o ausencia de alimento en los bioensayos.


Esta característica es muy importante ya que condiciona mucho las CL50 sobre todo
en los test fumigantes. De todos los trabajos analizados para este manuscrito el 76% no
36

utilizó alimento en sus ensayos insecticidas. En los test de repelencia en ningún momento
se utilizó alimento ya que el método utilizado (mitades de papel de filtro con y sin
compuesto) no es el adecuado para hacerlo (se discutirá más adelante). Del restante 24%
de los ensayos que sí utilizaron alimento (ya sea grano o harina) la mitad aproximadamente
fue tenida en cuenta para este estudio ya que la otra mitad presentaron sus resultados en
valores de mortalidad que no son comparables con los trabajos en donde se presentan DL50
o CL50 (utilizados en este estudio). Hay que destacar que en los ensayos de insecticida por
contacto solo el de topicación dorsal fue hecho con alimento y sólo el 13% dentro de este
test. En un estudio hecho por Lee et al (2004) se vio que cinco AE estudiados fueron de 3 a
4 veces menos tóxicos (en términos de mortalidad) cuando fueron aplicados con alimento
(trigo) al 50% de relación de llenado del recipiente donde se hizo el ensayo comparado con
los ensayos sin alimento. Incluso con el aceite esencial de Eucalyptus codonocarpa este
efecto se vio disminuido hasta 9 veces. Este estudio permitió suponer que estos AE son
absorbidos en la superficie del trigo. De todas formas aclaran que estos AEs serían más
seguros en términos de toxicidad humana que los fumigantes convencionales. Otra
observación interesante de estos autores es que los cinco AE que contienen 1,8-cineol en
altas concentraciones (>40%) mostraron el menor decrecimiento en la mortalidad en
presencia de trigo, mientras que el aceite de E. codonocarpa que tiene solamente un 6% de
este compuesto muestra una disminución muy grande. De esta forma se sugiere que el 1,8-
cineol o es altamente tóxico o es menos absorbido que los otros dos componentes que
forman parte como principales componentes del aceite de E. codonocarpa (p-cimeno y
piperitona). Otros autores (Tripathi y Upadhyay, 2009) observaron que la CL50 en T.
castaneum aumentó 4 veces con alimento comparado con los que no lo tenían, y hasta 15
veces más se observó para otros insectos. Teniendo en cuenta estas observaciones es
muy importante considerar si los ensayos se hacen o no con alimento. Debido a las escasas
publicaciones de dosis o concentraciones letales determinadas con alimento en los ensayos
se aconseja profundizar en estos trabajos ya que darían una aproximación más real a su
aplicación para el control de T. castaneum.

* Otras características de los métodos a tener en cuenta.


Pocos estudios determinan la persistencia del AE como insecticida en un
determinado método. Entre ellos, Tripathi y Upadhyay (2009) midieron la persistencia del AE
de Hyptis suaveolens como insecticida y muestran que el aceite a su dosis más alta
aplicada (184,2 mg/250g de granos) sigue matando un 50% de T. castaneum a los 20 días
posteriores a la aplicación del aceite. Mientras que a los 30 días ya no muestra ningún
efecto. Otro problema a tener en cuenta es si el método se hace en recipientes abiertos o
cerrados. En los cerrados la concentración aplicada es más controlada pero muchas veces
37
38

Temperaturas (°C) Frecuencia (%) Humedad (%) Frecuencia (%)

23-27 46,7 40-45 9,1

26-28 33,3 65,0 36,4

29-30 20,0 68,0 9,1


70-80 45,5

Tabla 1. Frecuencia (%) de las condiciones de temperatura y humedad de los test insecticidas
realizados para T. castaneum.

se aleja de la realidad ya que no siempre se tienen los granos en recipientes herméticos.


Kim y Lee (2014) observaron que la mortalidad cae en un 90% aproximadamente cuando se
aplica AE en recipiente abierto respecto a un recipiente cerrado, debido a la pérdida de los
compuestos volátiles. Muy pocas veces (< 2%) se hacen estudios del efecto de los AE sobre
sitios de acción, como por ejemplo enzimas relacionadas al sistema nervioso central o
enzimas antioxidantes o de detoxificación.

* Variaciones en la toxicidad de un AE de la misma especie.


Se sabe que la variación en la composición de los AE depende de varios factores
como el genético, tipo y edad del órgano de la planta y condiciones del medioambiente. Los
AEs con más compuestos oxigenados son más tóxicos; los aceites extraídos de plantas en
floración fueron más insecticidas que los de plantas en estado vegetativo, por el aumento de
compuestos oxigenados (Hashemi et al., 2013). Otra observación es que el AE de la misma
planta extraído de las raíces es más tóxico en método por contacto que el extraído de las
hojas. A su vez un mismo AE puede ser más tóxico en test por contacto que por fumigación
(Wang et al , 2015a).
Muchos AEs de plantas que crecen en diferentes zonas geográficas presentan diferencias
en su composición y por lo tanto en el efecto insecticida (Hamdy et al., 2015).

Resistencia de Tribolium castaneum en comparación con otros insectos que atacan


alimento almacenado.
Este insecto es uno de los que más ataca a los cereales y es uno de los más
resistentes a los tratamientos antipesticidas (Hashemi et al. 2013). De todos los trabajos
analizados para este manuscrito el 87,5% observan que T. castaneum es más resistente a
los efectos insecticidas de los AE que el resto de los insectos evaluados de la misma
manera. Los insectos que presentaron menor tolerancia a los AE en comparación con T.
castaneum fueron: Rhyzopertha dominica, Oryzaephilus surinamensis, Callosobruchus
39

chinensis, C. maculatus, Sitophilus zeamays, S. oryzea y Lasioderma serricorne (Lee et al


2004; Ogendo et al., 2008; Ebadollahi, 2011; Tripathi y Upadhyay, 2009; Negahban et al.,
2007; KhaniyAsghari, 2012; Liu et al., 1999; Sahaf et al., 2008; Saroukolai et al., 2010; Wang
et al. 2015a;2015b; You et al., 2014). Estos dos últimos insectos presentaron a su vez, en
algunos trabajos mayor resistencia que T. castaneum, ocupando el 12,5% restante de los
trabajos analizados.S. oryzae fue más resistente en test fumigante de AE pertenecientes a
las Myrtaceae (Lee et al., 2004). Por otro lado, Lasioderma serricorne presentó mayor
resistencia para un mismo AE (Zanthoxylum armatum) solo en el método fumigante, ya que
en el método por contacto fue menos resistente que T. castaneum (Wang et al., 2015b). Lo
contrario se observó con los AE de las Myrtaceae, los cuales fueron menos tóxicos para L.
serricorne que para T. castaneum en el método por contacto (You et al., 2014). Con
respecto a efectos repelentes de los AE se ha visto que hay pocos trabajos de repelencia
que utilizan más de una especie de insecto. Entre estos podemos mencionar al trabajo de
Tripathi y Upadhyay (2009) los cuales observaron que T. castaneum presentó menor
susceptibilidad al efecto repelente del AE de Hyptis suaveolens que los insectos C.
maculatus, R. dominica, S. oryzae. Mientras que Zhang et al. (2011) y You et al. (2014)
observaron lo contrario, que T. castaneum presentó mayor susceptibilidad a la repelencia de
otros AE con respecto a los insectos Liposcelis bostrychophilay a L. serricone,
respectivamente.

Métodos insecticidas.
Método por contacto sobre papel de filtro.
Este método consiste en distribuir uniformemente una solución del AE sobre un
círculo de papel de filtro ubicado en el piso de una cápsula de Petri. Allí se colocan
generalmente entre 10 y 20 insectos. Se utilizaron para los siguientes análisis los dos tipos
de unidades experimentales ya que no hubo grandes diferencias entre las concentraciones
de aceites con composición semejante. Solo se utilizaron datos que miden mortalidad a las
24h y se utilizaron las CL50 expresadas en mg/cm2 (aquellos valores que no fueron
expresados así se transformaron dentro de su posibilidad). Los valores que fueron
expresados en % de mortalidad no se tuvieron en cuenta para este estudio al igual que
aquellos que no expresan actividad insecticida pero presentan una concentración máxima
utilizada menor a la mayoría de las estudiadas. Teniendo en cuenta las diferentes dosis
estudiadas para este método se observaron que las CL50 presentaron un valor mínimo de
0.07 mg/cm2 para la especie Artemisia monospermay un máximo de 7.4 g/cm2 para la
especie Artemisia herba alba, ambas Asteraceae. A partir de este rango se determinaron
arbitrariamente (dividiendo las especies aproximadamente a la mitad de acuerdo a las dosis
ordenadas en forma creciente) dos grupos de especies que presentaron valores ≥ 0.3
40

mg/cm2 considerando a las especies menos tóxicas y valores < 0.3 mg/cm2 para las especies
más tóxicas, en base a su CL50. La Fig. 6 muestra la frecuencia de las familias de las
diferentes especies que fueron estudiadas como insecticida por contacto y el porcentaje de
las mismas con respecto a los dos grupos de CL50 determinado anteriormente. Como se
puede observar las Lamiaceae presentó el mayor porcentaje (26%) de especies con
actividad por contacto, seguido por las Rutaceas (14%), Asteraceae y Myrtaceae (12% c/u).
El menor porcentaje lo presentó Geranaceae con solo el 3% de las especies estudiadas.
Dentro de las especies con AE más tóxicos (CL50 <0,3 mg/cm2) el 40% pertenece a especies
de las Lamiaceae pertenecientes a los géneros Origanum, Satureja, Mentha y Rosmarinus.
Las Apiaceae es la familia que le sigue en toxicidad (20%) con todas sus especies
dentro del rango de los aceites más tóxicos. Mientras que las especies de las Myrtaceae,
Poaceae y Geraniaceae presentaron concentraciones dentro del rango de los menos tóxicos
(CL50 ≥ 0.3 mg/cm2) (ver tabla anexa 1). De acuerdos a estos datos se analizó la
composición principal de los AEs teniendo en cuenta solo aquellos compuestos que
presentaron un porcentaje igual o mayor al 8% del total del aceite. Los compuestos fueron
agrupados en los siguientes grupos funcionales: hidrocarburos, cetonas, epoxi (1,8-cienol
fue el único compuesto dentro de este grupo), fenilpropanoides y otros (en esta categoría se
encuentran los alcoholes, aldehídos, esteres (acetatos) y algunos del grupo anterior cuando
solo se presentaba en solo una especie). La siguiente figura (Fig. 7 A y B) muestra la
proporción de los diferentes grupos químicos que componen los AE tanto en aquellos con
CL50 < 0.3 mg/cm2 como los de CL50 ≥ 0.3 mg/cm2. También se tuvo en cuenta si esos
grupos químicos se presentaban en una proporción mayor o menor al 50% del total del
aceite. Como puede observarse en la Fig. 7 A, que corresponde a aquellos aceites más
bioactivos, el grupo químico cetona fue el más abundante con un 46.7% de especies que
presentaron ese grupo químico con un porcentaje >50 en su aceite. Entre estas especies se
encuentran 3 especies: Origanum vulgare, Satureja calamintha y Ruta chalepensis con
CL50<0.1 (ver tabla anexa 1) cuyos aceites poseen pulegona en una proporción >50% para
las dos primeras y 2-undecanona para R. chalepensis. Luego sigue la especie Mentha
suaveolens cuyas tres poblaciones estudiadas presentaron mentona como mayor
componente junto a pulegona y Artemisia judaica con más del 50% de tujona en su aceite.
Ambos géneros presentaron valores de CL50 ≤ 0.2 mg/cm2. Luego le sigue el grupo de los
hidrocarburos (40% de las especies) que estuvieron presentes en su mayoría en porcentajes
menores al 50 (es decir, están presente junto a otro grupo químico como cetonas y
alcoholes). En estos casos encontramos a la especie Artemisia monosperma con la CL50
más baja (0.007 mg/cm2) de todas las especies estudiadas, que presentó un hidrocarburo
aromático poco común en los AE, el capilleno. Este compuesto se encuentra junto al γ-
terpineno y a una cetona aromática, la capillina (una cetona α, β-insaturada). Estas
41

moléculas serían las responsables de la toxicidad de este aceite. Otras especies dentro de
este grupo cuyo AE poseen hidrocarburos en una proporción < al 50%, son Astoma
seselifolium, Astoma easeselifolia y Pituranthostortuosus de la familia Apiaceae. Sus AE
poseen sabineno como hidrocarburo acompañado de 4-terpineol como grupo alcohol. Como
grupo químico “otros” se encuentran un aceite esencial (Cupressus macropcarpa) que tiene
como mayor componente al alcohol 4-terpineol junto al hidrocarburo sabineno (pero en
proporciones inversas con respecto al otro grupo) y al aceite de Rosmarinus officinalis con
grupo epoxi (1,8-cineol) como mayor componente junto a la cetona alcanfor y al
hidrocarburo α-pineno.
En la Fig. 7 B se muestran los porcentajes de los grupos químicos presentes en los
AE con CL50 ≥ 0.3 mg/cm2. Se puede observar que en este caso la mayoría (47.4%)
presentó hidrocarburos en su composición principal y estos estuvieron presentes en una
proporción >50% principalmente. Dentro de estos aceites se encuentran aquellos con
limoneno como principal componente como las especies limón, pomelo y naranja (Rutaceae)
(Citrus x limón, C. paradisi y C. sinensis); otros poseen α-pineno y 3-careno que son dos
especies de la familia Cupressaseae y una Anacardaceae con α- y β-fellandreno. Los
aceites ricos en cetonas poseen alcanfor y piperitona como mayores componentes.
Finalmente se encuentra un 36.8% con aceites con “otros” grupos funcionales como epoxi,
alcoholes como β-citronelol y geraniol, fenilpropanoide como el carvacrol y los menos
tóxicos con aldehídos y éster como principal componente (ver tabla anexa 1).

Método por contacto por topicación dorsal.


Este método consiste en aplicar en el dorso del insecto una gota de una solución del
aceite esencial. El volumen de la gota aplicada con micro jeringa, en el 86% de los casos,
fue de 0.5 µl por insecto. Solo un 14% aplicó 1 µl. El volumen aplicado es de importancia por
el tamaño del insecto ya que un gran volumen podría causar cierto estrés en el insecto que
modificarían los resultados esperados como insecticida. En estos ensayos solo el 13% fue
hecho con alimento. Es decir que luego de tratar al insecto se lo llevó a una cámara con
alimento durante 24h y luego se contó la mortalidad. En este método se analizaron 23 AEs
cuyas dosis presentaron valores entre 1,2 y 7400 µg/insecto. La Fig. 8 muestra la frecuencia
de familias de plantas que se estudiaron con actividad insecticida por topicación dorsal y la
proporción de los aceites con dosis por encima y por debajo de 40 µg/insecto. Este rango se
eligió teniendo en cuenta las diferentes dosis analizadas y separando a todas las especies
aproximadamente por la mitad de acuerdo a un orden ascendente de DL50. De esta forma
consideramos más tóxicos aquellos aceites con DL50< 40 µg/insecto y menos tóxicos los >
40 µg/insecto. A diferencia del método anterior, en este caso los AE más estudiados
pertenecen a las Rutaceae (23%), Zingiberaceae y Asteraceae (18% c/u), siguiendo las
42

Lamiaceae (14%) y las restantes con un 5% c/u. Las especies de las Rutaceae, Asteraceae
y Lamiaceae presentaron una proporción mayor de AE con dosis por encima de
40µg/insecto, mientras que las especies de las Zingiberaceae, Acoraceae, Ericaceae y
Liliaceae presentaron aceites con DL50<40 µg/insecto.
Las familias restantes Atheroespermataceae, Winteraceae y Cupressaceae
presentaron aceites menos tóxicos (>40 µg/insecto). Teniendo en cuenta el criterio anterior
(del método contacto sobre papel) con respecto a la composición de los AE más y menos
tóxicos, en la Fig. 9 se muestran las proporciones de los principales grupos químicos
presentes en los aceites y en qué cantidad se encuentran. Para el grupo de AE con DL50<
40 µg/insecto (los más tóxicos), al igual que el método de contacto sobre papel, vuelve a ser
mayoritario el grupo químico cetona con un 36,4% de las especies estudiadas, aunque
presenta mayor diversidad de grupos funcionales (Fig. 9 A). Le siguen los fenilpropanoides
(27,3%) y finalmente los hidrocarburos y el grupo epoxi que se encuentran en un 18,2% de
los AE estudiados. En el grupo de las cetonas, a diferencia del método anterior (contacto por
papel), éstas se encuentran tanto con valores mayores y menores al 50% del AE (en la
misma proporción). En el primer caso los compuestos son:2-furil metil cetona (72% del AE)
presente en la especie Perilla frutescens (Lamiaceae) con una de las dosis más bajas (1,2
µg/insecto) y por otro lado se encuentra la especie Rhododendron thymifolium (Ericaceae)
con una mezcla de cetonas como β –elemenona y germacrona. Los AE con proporción de
cetonas <50% del aceite se encuentran junto a compuestos aromáticos oxigenados como la
elemicina (Atalantia guillauminii, Rutaceae) o son mezcla de tres cetonas (Acorus calamus,
Acoraceae) (ver tabla anexa 1). Los grupos químicos hidrocarburos y epoxi se encuentran
en su totalidad en porcentajes < 50% del aceite, por lo tanto están presentes junto a otros
grupos químicos. Los hidrocarburos están presentes como mezcla de al menos dos o tres
compuestos mayoritarios como por ejemplo β-pineno y cariofileno en la especie Amomum
máximum o junto a un alcohol, ejemplo sabineno y 4-terpineol como en la especie Zingiber
purpureum, ambas Zingiberaceae. El grupo epoxi (1,8-cineol) se encuentra junto a un
hidrocarburo como β-pineno en Artemisia stolonifera (Asteraceae) y limoneno en Amomum
tsaoko (Zingiberaceae). Ambas especies con DL50< 20 µg/insecto. Los AE con grupo
químico fenilpropanoide que están presentes en proporción >50% contienen o un solo
compuesto de este tipo como el estragol en Etlingera yunnanensis (Zingibiraceae) o mezcla
de dos moléculas como metileugenol y safrol en Lirio pemuscari (Liliaceae). Ambas especies
poseen DL50 entre 10 y 25 µg/insecto (ver tabla anexa 1). La especie Zanthoxylum armatum
(Rutaceae) tiene en su composición anetol (<50%) junto a 1,8-cineol (epoxi) y una cetona
(tridecanona). Esta especie posee una DL50 = 32,2 µg/insecto. Con respecto a los AE que
presentaron dosis más altas (>40 µg/insecto). Los hidrocarburos fueron los representativos
43
44
45

con un 45,5% de las especies (Fig. 9 B). Este patrón también se observó para el método de
contacto por papel. Aquellas especies que presentaron α-pineno junto a hidrocarburos
sesquiterpénicos (Platycladus orientalis – Cupressaseae y Drimys winteri - Winteraceae)
como el cubebeno y cariofileno fueron más tóxicos (DL50< 200 µg/insecto) que los que
poseen solo limoneno (como el aceite de naranja) o β-pineno junto a sabineno, o
hidrocarburo aromático como el camazuleno (Hyptis suaveolens y Dendranthema indicum,
Lamiaceae y Asteraceae, respectivamente). Los demás AE estudiados que presentaron
diversos grupos químicos varían entre los que presentaron epóxidos sesquiterpénicos, lo
más tóxicos (Zanthoxylum dissitum, Rutaceae), junto a otra Rutaceae, Citrus wilsonii, cuyo
aceite posee una mezcla de alcohol, éster, hidrocarburo y aldehído como principales
componentes. Dentro del grupo de fenilpropanoides la especie con safrol (Laurelia
sempervirens, Atherospermataceae) fue más tóxica que la que presentó estragol (la
albahaca O. basilicum, Lamiaceae). Entre los que presentaron cetonas, aquellos AE que
tiene alcanfor fueron los menos tóxicos (Artemisia absinthium y A. herba alba, Asteraceae)
con DL50> 2600µg/insecto (ver tabla anexa 1). En ambos métodos por contacto se observa
que los AEs con cetonas son más tóxicos que los que tienen hidrocarburos como
componentes principales.

Método por fumigación.


Es uno de los métodos más estudiados y el que presenta mayor homogeneidad en la
metodología empleada. Los volúmenes de los recipientes donde se colocan los insectos
varían de 1000 ml a 25-28 ml, siendo estos últimos los más usados. La solución del AE se
coloca en un papel de filtro en la tapa del recipiente y se coloca una malla o vaselina para
evitar que el insecto hago contacto directo con el AE. De esta forma la toxicidad actuaría
directamente en forma de vapor. En este método es muy importante la temperatura a la cual
se hacen los ensayos y la presión de vapor de los componentes del AE. La comparación de
toxicidades fumigantes entre sí se hace difícil debido a la gran variabilidad asociada con la
velocidad de acción, la especie en estudio, estadio, cepa y presencia o ausencia de alimento
en el test. De todas formas se intenta encontrar alguna relación entre las toxicidades de los
diferentes AE y sus composiciones principales. En este método los AE de 16 familias (74
especies), de plantas fueron estudiados como fumigantes (Fig. 10). La familia Lamiaceae
fue jamás estudiada con una frecuencia del 20%, siguiendo las familias Myrtaceae (18%) y
Rutaceae y Asteraceae (14%). Los rangos de concentraciones que se usaron para realizar
un estudio de la composición del AE en cuanto a sus grupos químicos (siguiendo criterios
anteriores) fueron AE con CL50 mayores y menores a 30 µl/l. De esta forma, las cuatro
primeras familias nombradas junto a tres familias más, presentaron AE con un amplio rango
de CL50, teniendo las tres primeras AE mas tóxicos en su mayoría (CL50< 30 µl/l). Por otro
46

lado, las familias Winteraceae, Lauracea y Atherospermataceae, a pesar de su baja


frecuencia (1%) presentaron AE con CL50 más tóxicas (<30 µl/l). Las restantes familias
presentaron CL50>30 µl/l (Fig. 10).
En este estudio 40 especies presentaron CL50 entre 1,7 y 29 µl/l para el primer rango de
concentración, y 34 especies concentraciones que van desde 30,1 a 4200 µl/l para el
segundo rango de concentraciones. Con respecto a la composición de los AE y su toxicidad,
podemos ver que en este método los grupos químicos de los AE más tóxicos son bastante
homogéneos mientras que en los aceites menos tóxicos abundan los hidrocarburos (Fig.
11).
El 27,5% de las especies cuyo aceites esenciales son más tóxicos (CL50<30)
presentan compuestos epoxi (específicamente 1,8-cineol) en su aceite con porcentajes que
van de 13% (Achillea wilhelmsii, Asteraceae) al 82% (Eucalyptus nicholii, Myrtaceae) de 1,8
cineol. Las altas proporciones de este compuesto se ven en las Myrtaceae y algunas
especies de Asteraceae. Entre esta última, la especie Artemisias tolonifera presentó una
CL50 muy baja (1,86 µl/l) con 1,8-cineol en un 33% junto a β-pineno en su aceite. Otras
especies de Asteraceae tienen CL50 bajas y presentan además de 1,8-cineol, hidrocarburos
como limoneno y sabineno en proporciones inferiores al 22% (ver tabla anexa 1). Luego le
sigue con un 25% las especies q tienen cetonas e hidrocarburos como principales grupos
químicos en su composición del AE. La mayoría de los AE que poseen como principal grupo
químico cetonas se encuentran en una proporción >50%, sobre todo en las Lamiaceae. Lo
contrario pasa con los AE que poseen hidrocarburos como grupo principal que se presentan
en proporciones < 50%.Entre los AE que poseen cetonas se encuentra la especie Perilla
frutescens (Lamiaceae) que presenta alta toxicidad con una CL50=4,1 µl/l y posee 2-furil
metil cetona. Otras cetonas presentes en concentraciones superiores al 50% son pulegona
(Origanum vulgare y Satureja calmintha), alcanfor (Artemisia sibieri), piperitenona
(Eucalyptus codonocarpa), safrol (Piper auritum), mentona (Mentha suaveolens) (ver tabla
anexa 1). Otro grupo químico importante (20% de las especies) son los fenilpropanoides con
una proporción en su mayoría >50% del AE. Dentro de este grupo se encuentra el
compuesto safrol (aromático) que está presente en la especie Laurelia sempervirens, única
especie estudiada de la familia Atherospermataceae, que mostró la CL50 más baja (1,7 µl/l).
Le siguen en toxicidad especies usadas como condimento, entre los que se encuentran
como componentes principales el cinamaldehido presente en Cinnamomum aromaticum
(Lauraceae), anetol en Cuminun cyminum y Foeniculum vulgare (Apiaceae), eugenol en
Syzygium aromaticum (Myrtaceae), el estragol en Ocimum basilicum y Agastache
foeniculum (Lamiaceae). Con respecto a los aceites menos tóxicos(con CL50<30 µl/l) es
notable la gran proporción de hidrocarburos presentes en dichos AE que en su mayoría se
encuentran en proporciones <50%.
47

El compuesto hidrocarburo limoneno se encuentra entre los más tóxicos dentro de


este rango de CL50 y estando presente en proporciones >50% del AE (Rutaceae). Los AE
con mezcla de α-pineno y δ-careno, también estuvieron entre los más tóxicos dentro de este
grupo (Cupressaceae). Entre los AE que tienen cetonas es de notar que la tujona y 2-
undecanona, que presentaron alta toxicidad en los test por contacto, en el método fumigante
esos aceites estuvieron entre los menos tóxicos. Los AE con el compuesto piperitenona
presentaron baja toxicidad en todos los métodos. Los AE menos tóxicos presentaron
aldehídos y mezcla de hidrocarburos con epoxi o alcoholes, pertenecientes a algunas
especies de Poaceae y Myrtaceae (ver tabla anexa 1).

Método de repelencia.
Este método es uno de los más difíciles de comparar entre los diferentes trabajos,
debido a que no se reporta en ningún caso una concentración repelente 50, como existe en
los demás métodos estudiados. Por lo tanto, la gran diversidad de concentraciones usadas
(16 a 800 nl/cm2), la diversidad de tiempo que pasa entre la puesta del compuesto a ensayar
y la lectura de la repelencia (1,5 a 24h) y los diferentes ensayos utilizados hace dificultoso la
comparación. A pesar de esto el 91,7% de los métodos usan el semicírculo de papel de filtro
en cápsula de Petri para evaluar repelencia. Este método consiste en cortar un círculo de
papel de filtro del tamaño de una cápsula de Petri por la mitad. Luego, en una mitad se
agrega la solución del compuesto a ensayar y en la otra el solvente solo. Se pegan ambas
mitades y luego de evaporar el solvente, y sin colocar comida, se agregan 20 insectos, la
mayoría de las veces, en el centro de la cápsula. Teniendo en cuenta que los AE son
volátiles y que en corto tiempo saturan la cápsula, no parecería el mejor método para
evaluar repelencia, sin embargo es el método usado por excelencia con estos insectos. Solo
un método de todos los estudiados, consistió en dividir un papel de aluminio en 4 y agregar
comida rociada con la solución del AE (Ogendo et al., 2008). Otro método diferente fue el
bioensayo de elección (two choice) que consistió en la unión de dos frascos (García et al.,
2007). Debido a esta variabilidad en las características de los ensayos, para analizar los
datos se tuvieron en cuenta: el test del medio círculo, los AE de plantas que presentaron una
repelencia mayor al 80%, concentraciones que van desde 16 a 200 nl/cm2 y repelencia
medida a las 2h de iniciado el ensayo. De acuerdo a las características anteriores en la Fig.
12 se muestran las frecuencias de los AE de las diferentes familias con dosis que van de 16
a 200nl/cm2.Los AE con mayor efecto repelente (dosis < 40 nl/cm2) pertenecen a
Lamiaceae, Asteraceae, Poaceae y una proporción pequeña de Rutaceae, mientras que las
familias que presentaron dosis mayores pertenecen a las Liliaceae, Piperaceae y la mayor
parte de las Rutaceae. Dentro de los componentes de los AE responsables del efecto
repelente podemos mencionar en primer lugar a los hidrocarburos, ya que fueron los
48

mayoritarios con una proporción del 47.4% en los AE. Los demás componentes se
presentaron en porcentajes que van del 15.8 al 21.1 (Fig. 13). Los hidrocarburos que se
presentaron en proporciones <50% del AE (el 26.3% de ellos) se caracterizan por ser
hidrocarburos sesquiterpénicos como el β cariofileno, camazuleno, canfeno, cedreno,
elemeno, germacreno D y selineno. Dichos compuestos se encuentran en la especie
Dendranthema indicum (Asteraceae) y Murraya kwangsiensis junto con M. exóticade
(Rutaceae). También dentro de las Piperaceae, las especies Piper marginatum (población
de Turbaco o Bolívar) y P. multiplinervium presentaron efecto repelente con hidrocarburos
sesquiterpénicos en su AE. Es de destacar que los hidrocarburos monoterpénicos se
presentaron en proporciones >50% dentro del AE (21.1% de los casos), como por ejemplo el
limoneno y pineno en las especies Evodia calcicola y E. trichotoma de las Rutaceae, con
fuerte efecto repelente (ver tabla anexa 1).
Otros compuestos a destacar son los alcoholes, que ocuparon el segundo lugar
dentro de los compuestos repelentes en cuanto a frecuencia en la composición de los AE.
Entre ellos se destacan el geraniol y citronelol presentes en Cymbopogon distan (Poaceae)
y Citrus wilsonii (Rutaceae). Luego le siguen alcoholes sesquiterpénicos como eudesmol,
espatulenol presentes en especies de las Rutaceae (Murraya sp). Dentro de los AE
repelentes con fenilpropanoides como compuestos mayoritarios se mencionan al
metileugenol, safrol, anetol y estragol que se encuentran presentes en especies de las
Liliaceae y Piperacea. En menor proporción se encuentran como componentes principales la
cetona 2-furil metil cetona y el epoxi 1,8-cineol, presentes en las especies Perilla frutescens
(Lamiaceae) y Artemisia stolonifera (Asteraceae), respectivamente (ver tabla anexa 1).

Relación de toxicidad entre los aceites esenciales y sus componentes principales


puros.
En varios estudios de actividad de aceites esenciales fueron evaluados también los
componentes principales de los mismos. En la figura 14 se puede observar la frecuencia, en
cuanto a toxicidad comparada con el aceite esencial, de los componentes puros. El 50% de
los componentes puros principales de los AE evaluados presentó un efecto tóxico menor al
AE completo. Esto nos hace pensar que muchos AE presentan sinergismos entre sus
componentes y por lo tanto el mismo es más tóxico que su componente principal (Zhang et
al., 2015a; Lee et al., 2004; You et al., 2014, 2015; Wang et al., 2014; Chen et al., 2014; Kim
y Lee, 2014; Wang et al., 2015c). Dentro de este grupo se destaca el 1,8-cineol, el cuál
presentó menor toxicidad que el AE en el test fumigante principalmente. Otro grupo químico
para destacar dentro de este grupo de menor actividad son los hidrocarburos, los cuales
presentaron menor toxicidad en repelencia y topicación dorsal principalmente. Entre ellos
mencionamos al β-cariofileno, limoneno y sabineno. El limoneno en los AE del género Citrus
49

(Rutaceae) presentó una tendencia a disminuir la toxicidad por contacto a medida que este
compuesto aumentaba su concentración en el AE (Tabla anexa 1). Por otro lado está el
grupo de los componentes que fueron más tóxicos que el AE (28%), entre los que se
destacan los fenilpropanoides como el estragol y anetol (Kim y Lee, 2014; Wang et al.,
2015b) y las cetonas como la piperitenona y la 2-furil metil cetona (Bossou et al., 2015; You
et al., 2014). Este último compuesto, presente como componente principal (72%) del AE de
Perilla frutescens, presentó la particularidad de tener diferente comportamiento en cuanto a
toxicidad de acuerdo al test insecticida. Fue más tóxico que el AE en el test fumigante,
menos tóxico en el test por topicación dorsal e igual de eficiente que el AE completo en
repelencia (You et al., 2014). El grupo de los componentes que presentaron igual efecto que
el AE (aprox. 22%) fue muy variado en cuanto a tipos de compuestos químicos y
principalmente presentaron igual efecto en el test de repelencia (You et al., 2014, 2015,
Zhang et al., 2011).

Componentes puros de AE y su toxicidad.


Al igual que en la toxicidad de los AE el test más estudiado es el fumigante, pero en
este caso el segundo más estudiado es el test de contacto por topicación dorsal y el menos
frecuente el de contacto sobre papel (Fig. 15).

-Toxicidad por contacto sobre papel.


En este test los compuestos más tóxicos fueron las cetonas (-) carvona y fenchona,
el cuminaldehido y los alcoholes linalool y geraniol con CL50< 0,2 mg/cm2 (Abdelgaleil et al.,
2009). Los compuestos menos tóxicos fueron el alcanfor, 1,8-cineol, (-) mentol, mirceno y
canfeno, con CL50> 0,5 mg/cm2 (Abdelgaleil et al., 2009).

-Toxicidad por contacto topicación dorsal.


Tres cetonas fueron los compuestos más tóxicos para este método,
germacrona, furilmetil cetona y 2-tridecanona con DL50< 0,6 µg/insecto (Liang et al., 2016;
You et al., 2014; Wang et al., 2015b). Con una toxicidad (DL50) que va de 12 a 50 µg/insecto
le siguen los hidrocarburos limoneno y β pineno (entre los más tóxicos) y el 1,8-cineol,
terpinen 4-ol, estragol, neril acetato, citronelol, camazuleno, γ terpineno, isoeugenol, β
cariofileno, αhumuleno y sabineno (ver tabla anexa 2). En el rango de los menos tóxicos con
dosis > 50 µg/insecto se encuentra el alcanfor, eugenol, metileugenol, terpinoleno, 3-
careno,linalool, mirceno y α pineno. El γ elemeno no presentó actividad. Hay que mencionar
que ciertos compuestos como β pineno, estragol, γ terpineno, 1,8 cineol y limoneno fueron
estudiados
50
51
52

por varios autores y presentan diferentes DL50. El hidrocarburo β pineno, por ejemplo,
presentó una DL50 de 22,1 µg/insecto en los trabajos de Zhang et al. (2015ª) y Chen et al.
(2014), mientras que en el trabajo de Wang et al. (2009) la DL50 fue de 92,4 µg/insecto. En
los primeros dos trabajos este compuesto fue aislado desde el aceite esencial de Artemisia
stolonifera y Citrus wilsonii, respectivamente, utilizando cromatografía en columna de sílica
gel. En el trabajo de Wang et al. (2009) el β pineno fue un producto comercial. Esta
diferencia también se nota en el γ terpineno con DL50 de 35,6 y 103 µg/insecto (Wang et al.,
2015c y Wang et al., 2009, respectivamente), aunque en este caso la dosis más alta
correspondió al compuesto comprado comercialmente. El epoxi 1,8-cineol fue evaluado 5
veces con dosis de 18-19 y de 139,6 c (Zhang et al., 2015; Guo et al., 2015b; Wang et al.,
2009; 2014; 2015b). Este compuesto en tres casos fue aislado desde el AE correspondiente
y en dos trabajos comprado comercialmente. De todas formas la dosis más alta corresponde
a uno de los productos comerciales mientras que la dosis del otro producto comercial se
asemejó a la de los aislados. Exactamente lo mismo ocurrió con el limoneno también
evaluado 5 veces con dosis de 13,4-15 por un lado y de 283 µg/insecto por el otro (ver tabla
anexa 2). El estragol fue evaluado dos veces y ambos compuestos fueron de origen
comercial con DL50 de 20,4 y 73 µg/insecto (Guo et al., 2015b y Kim y Lee, 2014).

-Toxicidad por método fumigante.


Es el método más frecuente. Las dosis en este método podrían dividirse en 4 rangos:
< 1; 1-10; 11-80 y >100 µl/l. Dentro del primer grupo que fueron los más tóxicos, se
encuentran tres compuestos oxigenados (borneol, timol y 1,8-cineol). En el segundo grupo
se encuentran dos cetonas (2 furilmetil cetona, piperitona), el terpinen-4-ol y anetol, y
abundan los hidrocarburos como el limoneno, 3 careno, terpinoleno, γ-terpineno y β- pineno.
En el grupo con dosis entre 11 y 80 µl/l se encuentran las cetona alcanfor, carvona y
fenchona; fenilpropanoides como el eugenol, estragol y carvacrol; los esteres como el linalil-
y bornil acetato. También se encuentran el linalool y los hidrocarburos sabineno y
nuevamente el β- pineno. La diferencia con el β- pineno que está en el primer rango es que
ese fue de origen comercial y el ensayo consistió en colocar 60 insectos suspendidos en un
tubo aireado dentro del contenedor donde se colocó el compuesto a ensayar. Mientras que
los β- pinenos dentro del tercer rango fueron aislados desde los AE estudiados y el método
aplicado es el descripto en la sección de más arriba. Estas diferencias en DL50 vuelven a
encontrarse con los compuestos limoneno, alcanfor, linalool y el 1,8-cineol, éste último se
encuentra en los tres primeros rangos de DL50 (ver tabla anexa 2). Estas diferencias halladas
podrían deberse a las diferentes condiciones en que se realizaron los ensayos, al origen del
compuesto puro, su pureza y cepa del insecto. El hidrocarburo α- pineno en los dos últimos
métodos presentó menor toxicidad que su isómero β- pineno.
53

-Repelencia.
Este test como se dijo antes es uno de los más variados en cuanto a
concentraciones utilizadas y tiempo en que se mide la repelencia. Para este trabajo se tomó
la repelencia a las 24h y haciendo un listado en orden descendente de concentraciones
usadas y de porcentaje de repelencia podemos mencionar que el fenilpropanoide estragol
fue uno de los más repelentes, seguido de los hidrocarburos limoneno, β- pineno y β-
cariofileno. También fueron muy repelentes los alcoholes citronellol, espatulenol y geraniol
con porcentajes de repelencia ≥80. Mientras que los hidrocarburos canfeno y γ-terpineno y
el 1,8-cineol fueron los menos repelentes con valores <60% de repelencia. El limoneno
presentó variaciones en su índice de repelencia, presentando valores altos de repelencia en
dos casos y uno del 20%. Los métodos fueron realizados de forma semejante aunque la
diferencia está en la obtención del compuesto, la dosis menos repelente (20%) corresponde
al compuesto aislado desde el AE por cromatografía en columna (concentración 16 nl/cm2)
(Zhang et al., 2011) mientras que el de repelencia del 88% es de origen comercial. De todas
formas en el trabajo de You et al. (2014) el limoneno también fue aislado desde el AE y
presentó la máxima repelencia (100%) (ver tabla anexa 2).

Conclusiones sobre problemas de la aplicación de AE.


Korunic et al. (2008) concluyeron que el uso potencial de los AE contra las plagas
de granos almacenados debe vencer ciertas barreras. Una de ellas es la relativa alta
concentración que se necesitaría de ellos para proteger mucha cantidad de granos, otra es
la diferencia en su efectividad contra varias especies de insectos plagas de grano, y el alto
precio del mercado que tienen actualmente los AE. Para ello proponen o bajar los precios de
los AE, sembrar cantidades significativas de plantas cuyos AE mostraron efectividad en
controlar los insectos plagas (Ebadollahi, 2011), o sintetizarlos. Estudios sobre los aromas
que generan, la volatilidad y persistencia de los mismos en los silos, la aireación, la
penetración, la adsorción, etc. son características que se deberían seguir estudiando para el
diseño de un AE efectivo. Otra característica que se debería estudiar es la toxicidad hacia
los humanos y otros mamíferos de las dosis que se aplicarían para el control de los insectos
en granos almacenados. También cómo afecta al grano en sí mismo, en cuanto a su vigor y
su calidad química. Además, el desarrollo de formulaciones es necesaria para mejorar la
potencia y estabilidad y establecer una estandarización para productos derivados de AE y
bajar los costos. De todas formas los estudios de los AE de los diferentes insectos plagas
son importantes para el diseño de un AE sintético efectivo.
54
55

Bibliografía.
Abbad A., Kasrati A., Jamali C.A., Zeroual S., M’hamed T.B., Spooner-Hart R., Leach D. (2014). Insecticidal
properties and chemical composition of essential oils of some aromatic herbs from Morocco. Nat. Prod.
Res. 28: 2338–2341.
Abdelgaleil S.A.M., Mohamed M.I.E., Badawy M.E.I., El-arami S.A.A. (2009). Fumigant and contact toxicities of
monoterpenes to Sitophilus oryzae (L.) and Tribolium castaneum (Herbst) and their inhibitory effects on
acetylcholinesterase activity. J Chem. Ecol. 35: 518–525.
Abou-Taleb H. K., Mohamed M.I.E., Shawir M.S., Abdelgaleil S.A.M. (2015). Nat. Prod Res. 30: 710-714.
Bachrouch O., Ferjani N., Haouel S., Jemâa J.M.B. (2015). Major compounds and insecticidal activities of two
Tunisian Artemisia essential oils toward two major coleopteran pests. Ind. Crops Prod. 65: 127–133.
Bossou A.D., Ahoussi E., Ruysbergh E., Adams A., Smagghe G., De Kimpe N., Avlessi F., Sohounhloue D.C.K.,
Mangelinckx S. (2015). Characterization of volatile compounds from three Cymbopogon species and
Eucalyptus citriodora from Benin and their insecticidal activities against Tribolium castaneum. Ind. Crops
Prod. 76: 306–317.
Caballero-Gallardo K., Olivero-Verbel J., Pino-Benítez N., Stashenko E.E. (2014). Chemical composition and
bioactivity of Piper auritum and P. multiplinervium essential oils against the red flour beetle, Tribolium
castaneum (Herbst). Bol. Latinoam. Caribe Plant Med. Aromat. 13: 10 – 19.
Carpaneto B., Abadía B., Bartosik R. (2012). Control Integrado de Plagas en granos almacenados y
subproductos. Material de divulgación. INTA-PRECOP: Eficiencia de Poscosecha. Unidad Integrada
Balcarce INTA-FCA.
Casini C. y Santajuliana M. (2015). Control de plagas en granos almacenados. Artículo técnico. PRECOP-INTA.
Chaubey M. K. (2012). Acute, lethal and synergistic effects of some terpenes against Tribolium castaneum
Herbst (Coleoptera: Tenebrionidae). Ecologia Balkanica 4: 53-62.
Chaubey M.K. (2007). Toxicity of essential oils from Cuminum cyminum (Umbelliferae), P iper nigrum
(Piperaceae) and Foeniculum vulgare (Umbelliferae) against stored-product beetle Tribolium castaneum
Herbst (Coleopetera: Tenebrionidae). Electron. J. Environ. Agricul. Food Chem.6: 1719-1727.
Chen H.P., Yang K., You C.X., Du S.S., Cai Q., He Q., Geng Z.F., Deng Z.W. (2014). Chemical constituents and
biological activities against Tribolium castaneum (Herbst) of the essential oil from Citrus wilsonii leaves. J.
Serb. Chem. Soc. 79: 1213-1222.
Chen H.P., Yang K., Zheng L.S., You C.X., Cai Q., Wang C.F. (2015). Repellant and insecticidal activities of
shyobunone and isoshyobunone derived from the essential oil of Acorus calamus rhizomes. Pharmacogn.
Mag. 11: 675–681.
Delazar A., Yari S.M., Chaparzadeh N., Asnaashari S., Nahar L., Delazar N., Sarker S.D. (2015). Chemical
composition, free-radical-scavenging and insecticidal properties, and general toxicity of volatile oils
isolated from various parts of Echinophora orientalis. JEOBP 18: 1287 – 1297.
Ebadollahi A. (2011). Chemical constituents and toxicity of Agastache foeniculum (pursh) kuntze essential oil
against two stored-product insect pests. Chil. J. Agr. Res. 71: 212-217.
García M., Gonzalez-Coloma A., Donadel O.J., Ardanaz C.E., Tonn C.E., Sosa M.E. (2007). Insecticidal effects of
Flourensia oolepis Blake (Asteraceae) essential oil. Biochem. Syst. Ecol. 35: 181-187.
García-Lara S., Espinosa Carrillo C., Bergvinson D.J. (2007). Manual de plagas en granos almacenados y
tecnologías alternas para su manejo y control. México, D.F.: CIMMYT (Centro Internacional de
Mejoramiento de Maíz y Trigo).
Gershenzon J., Dudareva N. (2007). The function of terpene natural products in the natural world. Nat. Chem.
Biol. 3: 408-414.
Guo S.S., You C.X., Liang J.Y., Zhang W.J., Geng Z.F., Wang C.F., Du S.S., Lei N. (2015b). Chemical
composition and bioactivities of the essential oil from Etlingera yunnanensis against two stored product
insects. Molecules 20: 15735-15747.
Guo S.S., You C.X., Liang J.Y., Zhang W.J., Yang K., Geng Z.F., Wang C.F., Du S.S., Lei N. (2015a). Essential
oil of Amomum maximum Roxb. and its bioactivities against two stored-product insects. J. Oleo Sci. 64:
1307-1314.
Haider S.Z., Mohan M., Pandey A.K.,Singh P. (2015). Repellent and fumigant activities of Tanacetum nubigenum
Wallich. ex DC essential oils against Tribolium castaneum (Herbst) (Coleoptera: Tenebrionidae). J. Oleo
Sci. 64: 895-903.
Hamdi S.H., Hedjal-Chebheb M., Kellouche A., Khouja M.L., Boudabous A., Ben Jemaa J.M. (2015).
Management of three pests’ population strains from Tunisia and Algeria using Eucalyptus essential oils.
Ind. Crops Prod. 74: 551–556.
Hashemi S.M., Hosseini B., Estaji A. (2013). Chemical composition and insecticidal properties of the essential oil
of Salvia leriifolia Benth (Lamiaceae) at two developmental stages. J. Essent. Oil Bearing Pl., 16: 806-816.
56

Huang Y., Ho S.H., Lee H.C., Yap Y.L. (2002). Insecticidal properties of eugenol, isoeugenol and methyleugenol
and their effects on nutrition of Sitophilus zeamais Motsch. (Coleoptera: Curculionidae) and Tribolium
castaneum (Herbst) (Coleoptera: Tenebrionidae). J. Stored Prod. Res. 38: 403–412.
Jaramillo-Colorado B., Julio-Torres J., Duarte-Restrepo E., Gonzalez-Coloma A., Julio-Torres L.F. (2015).
Estudio comparativo de la composición volátil y las actividades biológicas del aceite esencial de Piper
marginatum Jacq Colombiano. Bol. Latinoam. Caribe Plant Med. Aromat. 14: 343 – 354.
Kasrati A., Jamali C.A., Bekkouche K., Spooner-Hart R., Leach D., Abbad A. (2015). Chemical characterization
and insecticidal properties of essential oils from different wild populations of Mentha suaveolens subsp.
timija (Briq.) Harley from Morocco. Chemistry and Biodiversity 12: 823-831.
Kasrati A., Jamali C.A., Bekkouche K., Wohlmuth H., Leach D., Abbad A. (2014). Comparative evaluation of
antioxidant and insecticidal properties of essential oils from five Moroccan aromatic herbs. J Food Sci
Technol 52: 2312-2319.
Khani A., Asghari J. (2012). Insecticide activity of essential oils of Mentha longifolia, Pulicaria gnaphalodes and
Achillea wilhelmsii against two stored product pests, the flour beetle, Tribolium castaneum, and the
cowpea weevil, Callosobruchus maculates. J. Insect Sci. 12: art. 73.
Kim S.l., Lee D.W. (2014). Toxicity of basil and orange essential oils and their components against two
coleopteran stored products insect pests. J. Asia-Pacific Entomol.17: 13–17.
Korunic Z., Rozman V., Kalinovic I. (2008). The potential use of natural essential oils in the fumigation of stored
agricultural products – (review). Proceedings of the 8th International Conference on Controlled
Atmosphere and Fumigation in Stored Product – CAF2008 / Guo D., Shlomo N., Yang J., Tao C., Jin Z., Li
Y., Liu Y., Wang H. (ur.). - Chengdu, China : Sichuan Publishing Group ; Sichuan Publishing House of
Science & Technology , 2008. 511-519 (ISBN: 978-7-5364-6470-4).
Laitano G. (2011). Control de plagas en granos almacenados. La correcta elección del plaguicida puede ser el
éxito del control de plagas en granos almacenados. Dpto. Comercial Rizobacter Argentina SA.
http://www.engormix.com/MA-agricultura/soja/articulos/control-de-plagas-en-granos-almacenados-
t3574/415-p0.htm.
Lee B.H., Annis P.C., Tumaalii F., Choi W.S. (2004). Fumigant toxicityof essential oils from the Myrtaceae family
and 1,8-cineole against 3 major stored-grain insects. J. Stored Prod. Res. 40: 553–564.
Liang J.Y., You C.X., Guo S.S., Zhang W.J., Li Y., Geng Z.F., Wang C.F., Du S.S., Deng Z.W., Zhang J. (2016).
Chemical constituents of the essential oil extracted from Rhododendron thymifolium and their insecticidal
activities against Liposcelis bostrychophila or Tribolium castaneum. Ind. Crops Prod 79: 267–273.
Liu Z.L., Du S.S. (2011). Fumigant components from the essential oil of Evodia rutaecarpa Hort Unripe fruits. E-J.
Chem. 8: 1937-1943.
Liu Z.L., Ho S.H. (1999). Bioactivity of the essential oil extracted from Evodia rutaecarpa Hook f. et Thomas
against the grain storage insects, Sitophilus zeamais Motsch. and Tribolium castaneum (Herbst). J. Stored
Prod. Res.35: 317-328.
Mondal M., Khalequzzaman M. (2006). Toxicity of essential oils against red flour beetle, Tribolium castaneum
(Herbst) (Coleoptera: Tenebrionidae). J. Bio-Sci. 14: 43-48.
Negahban M., Moharramipour S., Sefidkon F. (2007). Fumigant toxicity of essential oil from Artemisia sieberi
Besser against three stored-product insects. J. Stored Prod. Res. 43: 123–128.
Ogendo J.O., Kostyukovsky M., Ravid U., Matasyoh J.C., Deng A.L., Omolo E.O.,Kariuki S.T., Shaaya E. (2008).
Bioactivity of Ocimum gratissimum L. oil and two of its constituents against five insect pests attacking
stored food products. J. Stored Prod. Res. 44: 328–334.
Othira J.O., Onek L.A., Deng, L.A., Omolo, E.O. (2009). Insecticidal potency of Hyptis spicigera preparations
against Sitophilus zeamais (L.) and Tribolium castaneum (Herbst) on stored maize grains. Afr. J. Agricul.
Res. 4: 187-192.
Rajashekar Y., Bakthavatsalam N., Shivanandappa T. (2012). Botanicals as Grain Protectants. Psyche Vol 2012,
Article ID 646740, 13 pages.
Rajendran S., Sriranjini V. (2008). Plant products as fumigants for stored-product insect control. J. Stored Prod.
Res. 44: 126–135.
Rozman V., Kalinovic I., Korunic Z. (2007). Toxicity of naturally occurring compounds of Lamiaceae and
Lauraceae to three stored-product insects. J. Stored Prod. Res. 43: 349–355.
Sahaf B.Z., Moharramipour S., Meshkatalsadat M.H. (2008). Fumigant toxicity of essential oil from Vitex pseudo-
negundo against Tribolium castaneum (Herbst) and Sitophilus oryzae (L.). J. Asia-Pacific Entomol. 11:
175–179.
Sallam M.N. (1999). Insect damage: Damage on Post-harvest. Post-harvest Operations. Ed.: AGSI/FAO: Danilo
Mejia (Technical), Beverly Lewis (Language&Style). International Centre of Insect Physiology and Ecology
(ICIPE). INPhO- Post-harvest Compendium.
57

Saroukolai A.T., Moharramipour S., Meshkatalsadat M.H. (2010). Insecticidal properties of Thymus persicus
essential oil against Tribolium castaneum and Sitophilus oryzae. J. Pest Sci. 83:3–8.
Shukla J., Tripathi S.P., Chaubey M.K. (2008). Toxicity of Myristica fragrans and Illicium verum essential oils
against flour beetle Tribolium castaneum Herbst (Coleoptera: Tenebrionidae). EJEAFChe 7: 3059-3064.
Tripathi A.K., Upadhyay S. (2009). Repellent and insecticidal activities of Hyptis suaveolens (Lamiaceae) leaf
essential oil against four stored-grain coleopteran pests. Int. J. Trop. Insect Sci. 29: 219–228.
Ulukanli Z., Çenet M., Öztürk B., Bozok F., Karabörklü S., Demirci S.C. (2015). Chemical characterization,
phytotoxic, antimicrobial and insecticidal activities of Vitex agnus-castus’ essential oil from east
Mediterranean region. JEOBP 18: 1500 – 1507.
Upadhyay R.K., Jaiswal G. (2007). Evaluation of biological activities of Piper nigrum oil against Tribolium
castaneum. Bull. Insectology 60: 57-61.
Varma J., Dubey N.K. (2001). Efficacy of essential oils of Caesulia axillaris and Mentha arvensis against some
storage pests causing biodeterioration of food commodities. Int. J. Food Microbiol. 68: 207–210.
Vincent J.F.V., Wegst U.G.K. (2004). Design and mechanical properties of insect cuticle. Arthropod Struct. Dev.
33: 187–199.
Wang C.F., Yang K., You C.X., Zhang W.J., Guo S.S., Geng Z.F., Du S.S., Wang Y.Y. (2015a). Chemical
composition and insecticidal activity of essential oils from Zanthoxylum dissitum leaves and roots against
three species of storage pests. Molecules 20: 7990-7999.
Wang C.F., Zhang W.J., You C.X., Guo S.S., Geng Z.F., Fan L., Du S.S., Deng Z.W., Wang Y.Y. (2015b).
Insecticidal constituents of essential oil derived from Zanthoxylum armatum against two stored-product
insects. J Oleo Sci. 64: 861-868.
Wang J., Zhu F., Zhou X.M., Niu C.Y., Lei C.L. (2006). Repellent and fumigant activity of essential oil from
Artemisia vulgaris to Tribolium castaneum (Herbst) (Coleoptera: Tenebrionidae). J. Stored Prod. Res. 42:
339–347.
Wang J.L., Li Y., Lei C.L. (2009). Evaluation of monoterpenes for the control of Tribolium castaneum (Herbst) and
Sitophilus zeamaise Motschulsky. Nat. Prod. Res. 23: 1080-1088.
Wang Y., You C.X., Wang C.F., Yang K., Chen R., Zhang W.J., Du S.S., Geng Z.F., Deng Z.W. (2014). Chemical
constituents and insecticidal activities of the essential oil from Amomum tsaoko against two stored-product
insects. J. Oleo Sci. 63: 1019-1026.
Wang Y., You C.X., Yang K., Wu Y., Chen R., Zhang W.J., Liu Z.L., Du SS., Deng Z.W., Geng Z.F., Han J.
(2015c). Bioactivity of essential oil of Zingiber purpureum rhizomes and its main compounds against two
stored product insects. J. Econ. Entomol. 108: 925-932.
Werdin González J.O., Gutiérrez M.M., Ferrero A.A., Fernández Band B. (2014). Essential oils nanoformulations
for stored-product pest control – Characterization and biological properties. Chemosphere 100: 130–138.
Wu Y., Zhang W., Li Z., Zheng L., Wang P., Wei J., Huang D., Tian Z., Li X., Du S. (2015b). Toxic activities of
Platycladus orientalis against Lasioderma serricorne and Tribolium castaneum in stored tobacco. Tobacco
Sci. Technol. 48: 31-35; 56.
Wu Y., Zhang W.J., Wang P., Yang K., Huang D. Y., Wei J.Y., Tian Z.F., Bai J.F., Du S.S. (2015a). Contact
toxicity and repellency of the essential oil of Liriope muscari (DECN.) Bailey against three insect tobacco
storage pests. Molecules 20: 1676-1685.
Yang K., You C.X., Wang C.F., Guo S.S., Li Y.P., Wu Y., Geng Z.F., Deng Z.W., Du S.S. (2014). Composition
and repellency of the essential oils of Evodia calcicola Chun ex Huang and Evodia trichotoma (Lour.)
Pierre against three stored product insects. J. Oleo Sci. 63: 1169-1176.
Yang K., You C.X., Wang C.F., Lei N., Guo S.S., Geng Z.F., Du S.S., Ma P., Deng Z.W. (2015). Chemical
composition and bioactivity of essential oil of Atalantia guillauminii against three species stored product
insects. J. Oleo Sci. 64: 1101-1109.
You C.X., Yang K., Wu Y., Zhang W.J., Wang Y., Geng Z.F., Chen H.P., Jiang H.Y., Du S.S., Deng Z.W., Liu Z.L.
(2014). Chemical composition and insecticidal activities of the essential oil of Perilla frutescens (L.) Britt.
aerial parts against two stored product insects. Eur Food Res Technol in press.
You C.X., Zhang W.J., Guo S.S., Wang C.F., Yang K., Liang J.Y., Wang Y., Geng Z.F., Du SS., Deng Z.W.
(2015). Chemical composition of essential oils extracted from six Murraya species and their repellent
activity against Tribolium castaneum . Ind. Crops Prod. 76: 681–687.
Zapata N., Smagghe G. (2010). Repellency and toxicity of essential oils from the leaves and bark of Laurelia
sempervirens and Drimys winteri against Tribolium castaneum. Ind. Crops Prod. 32: 405–410.
Zhang J.S., Zhao N.N., Liu Q.Z., Liu Z.L., Du S.S., Zhou L., Deng Z.W. (2011). Repellent constituents of essential
oil of Cymbopogon distans aerial parts against two stored-product insects. J. Agric. Food Chem. 59: 9910–
9915.
58

Zhang W.J., Yang K., You C.X., Wang Y., Wang C.F., Wu Y., Geng Z.F., Su Y., Du S.S., Deng Z.W. (2015a).
Bioactivity of essential oil from Artemisia stolonifera (Maxim.) Komar. And its main compounds against two
stored-product insects. J. Oleo Sci. 64: 299-307.
Zhang W.J., You C.X., Yang K., Wang Y., Su Y., Geng Z.F., Du S.S., Wang C.F., Deng Z.W., Wang Y.Y. (2015b).
Bioactivity and chemical constituents of the essential oil fron Dendranthema indicum (L.) Des Moul.
Against two stored insects. J. Oleo Sci. 64: 1-8.
59

USO DE BACTERIAS ÁCIDO LÁCTICAS COMO AGENTES DE BIOCONTROL PARA LA


PRESERVACIÓN DE SILOS.

MERLO, Carolina.

Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal. IMBIV. CONICET. Cátedra de Microbiología.


Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad Nacional de Córdoba.

Introducción.
En la mayoría de los sistemas de producción, los granos y forrajes son almacenados,
para evitar el deterioro y mantener el contenido nutritivo. El almacenamiento se realiza
utilizando silos y pueden comprender períodos que alcancen varios meses antes de su
comercialización y/o utilización (Pieper et al., 2011; Idler et al., 2012). El ensilaje es un
método de preservación de los cultivos (alfalfa, cebado, trigo, sorgo, maíz, etc) basado en la
fermentación de las bacterias ácido lácticas (BAL) epificas bajo condiciones anaeróbicas
(Dunière et al. 2013; Amanullah et al 2014; Wang et al. 2014; Yuan et al. 2015). El proceso
de ensilado implica muchos pasos que deben ser programados y controlados
cuidadosamente para asegurar el éxito de ensilaje con mínimas pérdidas económicas y
riesgos para la salud. El ensilaje presenta las siguientes etapas: cosechar en el momento
óptimo de madurez, cortar, colocar en el silo, compactar y sellar para excluir el aire y
almacenar. Una vez que el material ha sido compactado en los silos comienzan a suceder
importantes cambios físicos, químicos y microbiológicos durante el almacenamiento
(Dunière et al. 2013). En la primera etapa del proceso de ensilaje se consume el oxígeno por
respiración residual de las células vegetales y la actividad de microorganismos aeróbicos
(enterobacterias, hongos y levaduras) consumiendo carbohidratos como glucosa y fructosa.
La actividad de los microorganismos aeróbicos persiste hasta que se consume todo el
oxigeno o la acidificación es suficiente para frenar su metabolismo. Cuando se establecen
condiciones anaeróbicas actúan las BAL produciendo ácidos orgánicos y disminuyendo el
pH lo cual ayuda a conservar el silo. En los silos donde ocurre una extensa fase aeróbica,
baja acidificación o incorporación de suelo, predominan microorganismos que deterioran el
silo como Clostridios, levaduras, hongos y microorganismos patógenos accidentalmente
incorporados (Channaiah et al. 2010; Crowley et al. 2013; Dunière et al. 2013, Muck 2013;
Santos et al. 2013; Amanullah et al. 2014; Wang et al. 2014; Oliveira et al. 2015).
Debido a la creciente utilización de ensilaje en el mundo, es necesario asegurar que el silo
producido sea de buena calidad. El uso de material vegetal inmaduro o de baja calidad, una
pobre acidificación debido al insuficientemente rápido establecimiento de la anaerobiosis, y
un deficiente control de la contaminación por microorganismos patógenos llevan a un silo
60

forrajero de baja calidad. La degradación de silo presenta un riesgo para la salud ya que
puede ser un vector de transmisión de agentes patógenos a los animales y humanos. La
salud humana y animal puede entonces estar amenazada a través de la enfermedad directa
o por ser portadores asintomáticos de patógenos (Channaiah et al. 2010; Dunière et al.
2013).

Microorganismos contaminantes del silo.


El ensilaje puede ser vector de diversos microorganismos indeseables que pueden
perjudicar la conservación del silo y afectar la salud humana y animal. La microbiota
indígena de los granos y el forraje consiste de virus, bacterias, hongos filamentosos,
levaduras y protozoos (Oliveira et al. 2015). Aquellos microorganismos que degradan el
material del silo son considerados microorganismos causante de deterioro e inducen a
pérdidas económicas, mientras que aquellos que producen enfermedades en humanos y
animales son microorganismos patógenos (Dunière et al. 2013). Los hongos filamentosos y
las levaduras son los principales microorganismos involucrados en el proceso de deterioro
aeróbico del silo. Las levaduras son consideradas uno de los grupos más importantes
involucrados en la descomposición durante la fase aeróbica al comienzo del ensilaje y
durante la fase de descarga del silo. Estos microorganismos son eucariotas anaerobios
facultativos. Las levaduras son ácido tolerantes y durante la fase de descarga la oxigenación
del silo activa la vía del metabolismo de los ácidos orgánicos incrementando el pH y
permitiendo el crecimiento de microorganismos menos tolerantes a la acidez (Tabacco et al.
2011; Dunière et al. 2013; Muck 2013; Oliveira et al. 2015). Las levaduras degradan los
compuestos solubles en CO2 y alcoholes, los cuales son tóxicos, decreciendo el valor
nutricional del silo (Dunière et al. 2013; Ferreira et al. 2013; Oliveira et al. 2015). Los hongos
filamentosos también están involucrados en la degradación y la contaminación del silo, son
estrictamente aerobios. Los hongos productores de micotoxinas pueden estar presentes
deteriorando el silo y generando pérdidas económicas, siendo los más comunes Penicillium,
Fusarium y Aspergillus. Las micotoxinas son metabólitos secundarios que pueden
permanecen en el silo aún cuando el hongo ha desaparecido (Dunière et al. 2013; Oliveira et
al. 2014; Bianchini et al. 2015).
Las bacterias indeseables que se encuentran en el silo están frecuentemente más
asociadas a la producción de enfermedades que con la degradación del silo. La inclusión
accidental de suelo en conjunto con el material vegetal durante el llenado del silo puede
incorporar bacterias acido butíricas. Estas bacterias forman esporas y transforman el ácido
láctico en ácido butírico, hidrógeno y CO2 a un pH relativamente bajo. Además, el
crecimiento de las bacterias ácido butíricas induce un incremento de pH permitiendo el
crecimiento de microorganismos menos ácido tolerantes que degradan el silo (Vissers et al.
61

2007; Dunière et al. 2013). Un rápido y pronunciado descenso de pH previene el crecimiento


de los clostridios (Vissers et al. 2007). Los silos contaminados pueden ser un vector de
bacterias acido butíricas del los géneros Clostridium y Bacillus. Además, el consumo de
forraje contaminado con estas bacterias puede producir enfermedades en los animales o
contaminación de la leche que producen (Vissers et al. 2007).
Las especies de Listeria son ubicuas de todos los ambientes y pueden estar
presentes en los silos. L. monocytogenes es un patógeno de origen alimentario y es la
principal especie causante de listeriosis, enfermedad que incluye meningo encefalitis,
aborto, septicemia, gastroenteritis y hasta la muerte. El riesgo para la salud humana ocurre
como resultado de contacto directo con animales infectados o por ingestión de productos
animales contaminados (Rodríguez Amado et al. 2012; Santos et al. 2013). Valores de pH
mayores a 4,5 y escasa anaerobiosis en el silo incrementa el riesgo de presencia de Listeria
spp. En análisis realizados en silos de pasturas y maíz se detecto un 82 % de Listeria spp.
(Rodríguez Amado et al. 2012). Escherichia coli también es una bacteria que puede ser
encontrada en silos en donde no ha ocurrido una adecuada actividad fermentativa de las
BAL, y por lo tanto el pH no es lo suficientemente bajo incrementando la sobrevivencia de E.
coli patógenas como la cepa E. coli O157:H7. Por lo tanto el ganado alimentado con forraje
proveniente de silos ha sido propuesto como un vehículo para la dispersión de E. coli
patógenas (Dunière et al. 2013; Oliveira et al. 2014). Entre otras bacterias patógenas que
pueden encontrarse en el silo, tenemos Mycobacterium bovis que es causante de la
tuberculosis bovina, siendo los humanos también susceptibles, Yersinia enterocolitica
causante de enfermedades zoonóticas en humanos y animales y Campylobacter sp., un
importante patógeno de origen alimentario (Dunière et al. 2013).
Para inhibir el crecimiento de microorganismos contaminantes en el silo se han
utilizado una gran variedad de ácidos como aditivos, sin embargo la seguridad de estos
químicos es la principal preocupación al momento de su utilización (Pieper et al. 2011;
Dunière et al. 2013). Por lo tanto, lograr una adecuada seguridad en los alimentos
almacenados es uno de los problemas que requieren una urgente respuesta en la gran
mayoría de los países en desarrollo. Es así que mantener la calidad de los silos es un
objetivo de importancia no solo desde una visión sanitaria y nutricional sino también desde
el punto de vista económico, en el precio final que este alcanza al momento de su
comercialización. Como respuesta a estos problemas surge la necesidad de buscar nuevos
métodos de control de plagas más comprometidos con el ambiente y con la salud del
consumidor. Una opción más segura es el uso de aditivos biológicos como las BAL con la
finalidad de promover una rápida acumulación de ácidos orgánicos producto de la
fermentación y de esta manera lograr la preservación del silo (Santos et al. 2013; Wang et
al. 2014)
62

Bacterias ácido lácticas: bacterias benéficas.


Las BAL son microorganismos Gram positivos, con forma de cocos o bacilos y acido
tolerantes. Estas bacterias no presentan movilidad y no forman esporas (Crowley et al.
2013; Brosnan et al. 2014). Las BAL incluyen a las homofermentativas de los géneros
Enterococcus, Pediococcus, Streptococcus, Lactococcus, Streptococcus y algunas
Lactobacillus spp. que producen ácido láctico como producto final mayoritario; y las
heterofermentativas de los géneros Weissella, Leuconostoc y algunas Lactobacillus que
producen cantidades equimolares de ácido láctico, CO2 y etanol. Las BAL son microaerofilas
y su crecimiento depende de las azucares disponibles, además, tienen requerimientos
metabólicos que incluyen aminoácidos, vitaminas, purinas y pirimidinas (Crowley et al. 2013;
Santos et al. 2013; Oliveira et al. 2014).
El uso de bacterias lácticas en los alimentos ha sido extensamente estudiado, ya que
evitan el deterioro por otros microorganismos contaminantes e incluso mejoran su calidad y
perfil nutricional (Blagojev et al. 2012; Crowley et al. 2013; Cheong et al. 2014; Oliveira et al.
2014). Además, las BAL son aceptadas como seguras para su uso en alimentos según la
FAO y EFSA (Crowley et al. 2013), por lo que la fermentación de las BAL es considerada un
proceso biotecnológico simple y seguro para mantener y/o mejorar las propiedades de los
alimentos (Blagojev et al. 2012; Crowley et al. 2013; Brosnan et al. 2014; Oliveira et al.
2014) y debido a ello existe un creciente interés en su investigación como potencial agente
de biocontrol. Las BAL han sido aisladas de una amplia variedad de hábitats y presentan un
amplio espectro de actividad antimicrobiana (Blagojev et al. 2012; Fhoula et al. 2013; Muck
et al. 2013; Cheong et al. 2014; Bianchini 2015).
La fermentación láctica es una de las formas más importantes de biopreservación del
silo. Cuando se establece la anaerobiosis en el silo las bacterias anaerobias facultativas
llevan a cabo la fermentación heteroláctica lo que disminuye ligeramente el pH. Esta ligera
acidificación sumada a la anaerobiosis promueve el desarrollo de las BAL acido tolerantes
como Lactobacillus brevis, L. plantarum y especies de Pediococus que convierten los
carbohidratos solubles principalmente en acido láctico (Dolci et al 2011; Dunière et al. 2013;
Santos et al. 2013). En esta etapa los microorganismos compiten por los nutrientes
disponibles y en los silos bien procesados las BAL dominan la fermentación produciendo
una rápida disminución del pH que ayuda a preservar el silo (Dolci et al. 2011; Santos et al.
2013; Wang et al. 2014). Sin embrago el número de BAL en el material vegetal a ensilar es
bajo (Ferreira et al. 2013; Rigueira et al. 2013). Es por esto que se utilizan aditivos en base a
BAL para promover la actividad de estas bacterias y lograr una adecuada conservación del
silo. Entre los beneficios de la utilización de aditivos con BAL en el ensilaje se puede
mencionar la inhibición del crecimiento de hongos filamentosos, levaduras y bacterias
63

patógenas, adsorción de micotoxinas y el mejoramiento del valor nutricional de los silos.


Diversos autores mostraron que la inoculación de silos con BAL aumenta la actividad
fermentativa con la consecuente producción de ácidos orgánicos y disminución del pH,
además de producir otros metabólitos que inhiben la actividad y desarrollo de
microorganismos que deterioran el silo (levaduras clostridios y hongos productores de
micotoxinas) y bacterias patógenas (Tabla 1) (Tabacco et al. 2011; Rodríguez Amado et al.
2012; Ferreira et al. 2013; Santos et al. 2013; Amanullah et al. 2014; Bianchini 2015; Jin et
al. 2015; Yuan et al. 2015). Existen numerosos estudios que evalúan inoculantes a base de
BAL a lo largo de una gran variedad de forrajes (Tabla 1). Las bacterias más utilizadas
comercialmente como inoculantes son BAL homofermentativas como L. plantarum
(Amanullah et al. 2014), la cual mostró ser una de las especies más estudiadas como
inoculante de silos (82%, Figura 1). El uso de BAL homofermentativas como L. plantarum
es de relevancia en el proceso de ensilaje para producir gran cantidad de ácido láctico y
lograr una rápida disminución del pH y de esta manera preservar el silo. Además, se ha
reportado que algunas cepas de L. plantarum producen metabólitos con actividad
antifúngica cuando son usadas como inoculantes (Crowley et al. 2013; Bianchini 2015). Sin
embargo, el ácido láctico puede ser oxidado por microorganismos aerobios afectando la
estabilidad del silo, además de que existe una disminución en la producción de ácidos
grasos volátiles antifúngicos con la utilización de solo L plantarum. Es por esto que también
se ha buscado la utilización de BAL heterofermentativas.
Entre las más estudiadas se encuentra Lactobacillus buchneri (Figura 1) que produce
ácido acético y 1,2-propanodiol a partir de la degradación anaeróbica de ácido láctico, lo
cual mejora la estabilidad aeróbica del silo (Tabacco et al. 2011; Muck 2013; Dolci et al.
2013). Existen estudios que evalúan la utilización de estas dos especies combinadas así
como también la utilización de otras especies de BAL, aunque en menor proporción (Figura
1 y Tabla 1). Ferreira et al. (2013) encontraron que silos experimentales inoculados con
Streptococcus bovis presentaban menor valor de pH y menor número de enterobacterias
cuando se comparan los silos inoculados con Enterococcus faecium y aquellos sin inocular.
Estos autores también observaron que la inoculación con la cepa Streptococcus bovis HC5
producía un silo con mayor valor nutritivo (mayor contenido de proteína cruda) debido a que
esta cepa produce una bacteriosina (bovicina) que probablemente inhibe el crecimiento de
bacterias proteolíticas como las enterobacterias y clostridios. Santos et al. (2013) observó
que la inoculación de silos de maíz con L. Plantarum, L. buchneri y Leuconostoc
mesenteroides disminuía las poblaciones de hongos filamentosos levaduras y
enterobacterias. Sin embargo, solo en los silos inoculados con Leuconostoc mesenteroides
y algunas cepas de L. plantarum no se observaba presencia de Listeria. Distintas especies ó
cepas de la misma especie pueden producir diferentes mezclas de ácidos que en su
64

conjunto presentan actividad antimicrobiana. Sin embargo debido a la compleja interacción y


comúnmente sinérgica entre estos compuestos, el mecanismo de acción de la inhibición
microbiana de las BAL es difícil de elucidar (Bianchini 2015). Carvalho et al. (2014)
menciona que los comportamientos diferenciales de las cepas de BAL durante la
fermentación de carbohidratos y el período de ensilaje refuerza la importancia de elegir
cepas específicas para cada cultivo. En este sentido Bianchini (2015) menciona que la tasa
de inhibición de actividad antifúngica de las BAL depende de la cepa BAL y hongo evaluada.
La producción de micotoxinas es uno de los mayores problemas en el silo, ya que
persisten aun cuando el hongo no está. Algunas cepas de BAL tienen la capacidad de
adsorber micotoxinas a través de fuerzas de Van der Waals, puentes de hidrógeno, o
interacciones hidrofóbicas por lo que la utilización de cepas con estas características podría
disminuir la contaminación por micotoxinas. Sin embargo se necesitan más estudios para
entender el comportamiento en estos sistemas y su potencial como adsorbentes de
micotoxinas (Blagojev et al. 2012; Ahlberg et al. 2015; Bianchini 2015). Por lo tanto las BAL
son un método biológico novedoso para reducir la toxicidad de las micotoxinas.

Producción de metabólítos por bacterias ácido lácticas.


La actividad antimcrobiana de las BAL es atribuida a una amplia variedad de
metabólitos que incluyen: ácidos orgánicos (ácido láctico, butírico, acético, propiónico,
fórmico, ácido fenil-láctico y ácido hidroxi fenil-láctico) (Crowley et al. 2013; Carvalho et al.
2014; Peyer et al. 2016), compuestos antagónicos (CO2, etanol, peróxido de hidrógeno,
ácidos grasos, diacetilo, acetoína, propionato, dipéptidos cíclicos y 3 hidroxi ácidos grasos),
bacteriocinas (nisina, reuterina, nisin, reuterin, reutericyclin, pediocin, lacticin, enterocin, etc.)
(Dalié et al. 2010; Blagojev et al. 2012; Rodríguez Amado et al. 2012; Da Silva Sabo et al.
2014; Bianchini 2015).
El principal efecto de la preservación de un silo es la acidificación la cual se logra por
la fermentación de la BAL que produce ácidos orgánicos reduciendo el pH por debajo de 4 y
de esta manera inhibe el crecimiento de microorganismos que deterioran el silo. La
producción de esta acidificación depende de la anaerobiosis, de la capacidad buffer y de la
materia seca del cultivo. Si la capacidad buffer es alta los microorganismos aeróbicos se
mantendrán activos por un periodo más largo reduciendo el contenido de hexosas y
pentosas disponibles para la fermentación de las bacterias acido lácticas. Por otro lado, si la
acidificación del silo es demorada, se desarrollan los clostridios que transforman el ácido
láctico en ácido butírico (acido más débil) con el consecuente incremento de pH y deterioro
del silo (Oliveira et al. 2014). La actividad microbiana de las BAL esta principalmente
relacionada a la formación de ácidos orgánicos. La actividad antimicrobiana de los ácidos
orgánicos puede estar relacionado con la reducción del pH en el medio y esto se relaciona
65

con la disminución del pH intracelular debido al pasaje de ácidos a través de la membrana


celular, el cambio en la permeabilidad celular a través de la interferencia de las proteínas de
membrana responsables del transporte activo de nutrientes, o debido a la toxicidad de la
célula debido a la acumulación de compuestos alcalinos dentro de la célula (Dalié et al.
2010; Santos et al. 2013). El acido acético es uno de los ácidos orgánicos producidos por las
BAL al cual se le atribuye gran parte de la actividad antimicrobiana en los silos. La
producción de ácido acético mejora la estabilidad del silo debido a que inhibe el crecimiento
de hongos y levaduras (Tabacco et al. 2011; Amanullah et al 2014; Jin et al. 2015). El ácido
acético presente mayor actividad antimicrobiana que el ácido láctico debido a su alto valor
de pKa lo que causa un mayor nivel de disociación dentro de la célula. Santos et al. (2013)
mencionan que el ácido acético fue capaz de reducir el crecimiento de levaduras y hongos
filamentosos proveyendo una mayor estabilidad aeróbica al silo. Cuando el pH del silo es
menor a 4,73, el ácido acético se encuentra principalmente en su forma no disociada, lo cual
provoca que las membranas de los hongos filamentosos y levaduras se vuelvan permeables
al ácido acético. Dentro de la célula el ácido es disociado (RCOO− + H+) debido al pH
cercano a la neutralidad, liberando los iones H+ y reduciendo el pH intracelular (Santos et al.
2013). Por lo tanto la reducción de las poblaciones de levaduras, hongos filamentosos y
enterobacterias a través de la fermentación de la masa del silo se debe principalmente a las
condiciones desfavorables para el desarrollo de estos microorganismos. Estos autores
observaron que las concentraciones de ácido acético y propiónico luego del proceso de
fermentación fueron mayores que la concentración inhibitoria mínima para estos
microorganismos. Peyer et al. (2016) menciona que el acido acético es un mejor antifúngico
que el acido láctico, sin embargo, el ácido láctico es uno de los principales productos de la
fermentación de las BAL que juega un papel fundamental en la inhibición del crecimiento de
los hongos debido a que disminuye el pH del medio e incrementa la actividad antimicrobiana
de los metabólitos. Estos autores probaron varios metabólítos producidos por las especies
Lactobacillus plantarum y Lactobacillus brevis, siendo los ácidos fenolicos más activos el
ácido benzoico, ácido ferulico y el ácido p-cumarico. La eficacia coma antifúngico del acido
ferulico y p-cumarico radica en el carácter hidrófobo debido a las cadenas laterales
insaturadas, mientras que la alta eficiencia antifúngica del ácido benzoico radica en la no
sustitución por grupos hidroxilos. No obstante, estos autores observaron que en el mosto
fermentado son los ácidos orgánicos los principales responsables de inhibir el crecimiento
de los hongos, debido a que los ácidos fenólicos son liberados a una concentración menor a
la concentración inhibitoria mínima. Diversos autores mencionan que la actividad
antimicrobiana de las BAL se debe a la actuación sinérgica de diversos ácidos en conjunto
con otros metabólitos producidos por las BAL (Ahlberg et al. 2015). Crowley et al. (2013)
menciona que el ácido acético presenta un efecto sinérgico con el ácido láctico en inhibir el
66

crecimiento antifúngico. Peyer et al. (2016) detectaron actividad antifúngica sinérgica cuando
mezclaban 3-PLA (ácido 3-fenillactico) y acido hidroferulico. El 3-PLA puede ser formado por
las BAL a través del catabolismo de los aminoácidos (fenilalanina) y es un compuesto
antifúngico prometedor debido a que no es tóxico para los humanos y a su falta de olor
natural comparado con otros metabólitos como por ejemplo el ácido acético. Broberg et al.
(2007) encontraron concentraciones de 3-PLA más altas en silos inoculados con L.
plantarum que en silos no inoculados sugiriendo que este compuesto contribuye con la
actividad antimicrobiana. Estos autores detectaron una gran variedad de compuestos
antifúngicos presentes en silos inoculados demostrando que la presencia de las BAL
promueve la producción de compuestos con actividad antimicrobiana. Dentro de los
metabólitos producidos por las BAL encontramos los ácidos grasos 3 hidroxi que son
compuestos reportados como potentes antifúngicos (Broberg et al. 2007; Dalié et al. 2010).
La estructura del ácido graso es un importante factor antimicrobiano que requiere al menos
un grupo hidroxilo y un doble enlace a lo largo de la cadena carbonada (Crowley et al.
2013). Las bacteriocinas son proteínas biológicamente activas producidas por BAL que
muestran un efecto antibacteriano contra muchas bacterias Gram positivas (Rodríguez
Amado et al. 2012; Da Silva Sabo et al. 2014). Cepas de Pediococcus acidilactici y
Lactococcus lactis productoras de bacteriocinas (pediocina y nisina respectivamente)
mostraron ser útiles para el control de L. monocytogenes en silos de pasturas y maíz. El uso
de estas dos especies productoras de bacteriocinas co-inoculadas con Lactobacillus
plantarum fue capaz de eliminar a Listeria después de dos días de ensilaje, lo cual está
relacionado con el bajo nivel de pH alcanzado en el silo (3,5-3,7) como consecuencia de la
alta tasa de producción de ácido láctico y acético. El pH bajo promueve la liberación de las
bacteriocinas (nisina y pediocina) de la superficie de las células y la actividad bacteriana de
estas bacteriocinas es máxima a valores de pH de 3,5. Además, estas condiciones de
acides pueden llevar a la acumulación de diversas sustancias antibacterianas que pueden
actuar de manera sinérgica contra L. monocytogenes (Rodríguez Amado et al. 2012).
Los estudios científicos demuestran que la utilización de BAL es un método biológico
exitoso para lograr la preservación del silo. El silo es un sistema complejo, y la mayoría de
las investigaciones analizan los productos de fermentación mayoritarios, sin embargo se
necesitan mayores esfuerzos en identificar los compuestos que se encuentran en menor
proporción que pueden influir en la actividad antimicrobiana en los silos. Algunos de ellos
son compuestos volátiles los cuales son de uso potencial para realizar un manejo integral
del sistema complejo del silo.
67

Leuconostoc mesenteroides
Pediococcus pentosaceus
Streptococcus bovis
Enterococcus faecium
Lactobacillus hilgardii
Lactobacillus brevis
Enterococcus faectum
Lactobacillus Casei
Lactobacillus buchneri
Lactobacillus plantarum
Pediococcus acidilactici
Lactococcus lactis
0 20 40 60 80 100
%
Fig 1: Porcentaje de las especies más investigadas como inoculantes de silo.

Especies bacterianas Compuestos Espectro de Cultivo Referencias


inoculadas evaluado en el silo actividad ensilado
microbiana
Lactobacillus plantarum Ácido láctico, ácido
Lactococcus lactis acético, etanol
Lactobacillus plantarum Ácido láctico, ácido
Pediococcus acidilactici acético, Raigrás
Lactobacillus plantarum
Ácido láctico, ácido
Lactococcus lactis
acético, etanol Rodríguez
Pediococcus acidilactici Listeria
Amado et al.
Lactobacillus plantarum monocytogenes
Ácido láctico, etanol (2012)
Lactococcus lactis
Lactobacillus plantarum
Ácido láctico
Pediococcus acidilactici maíz
Lactobacillus plantarum
Lactococcus lactis Ácido láctico, etanol
Pediococcus acidilactici
Lactobacillus buchneri
L. plantarum
L. casei Hongos y Jin et al.
Ácido acético, ácido cebada
Lactobacillus buchneri levaduras (2015)
láctico, ácido
L. plantarum
succínico etanol,
Enterococcus faectum
ácidos grasos
Enterococcus faecium Pasto Ferreira et al.
volátiles
Streptococcus bovis elefante (2013)
Lactobacillus buchneri Hongos, levaduras
y enterobacterias
Lactobacillus plantarum

Ácido láctico, ácido


Santos et al.
Leuconostoc acético, ácido Maíz
(2013)
mesenteroides butírico, ácido Hongos, levaduras,
propiónico, 1-2 enterobacterias y
Lactobacillus plantarum propanodiol y alcohol Listeria spp
(UFLA SLM08 y 45)

Tabla 1: Aditivos de bacterias ácido lácticas inoculados en silos de diferentes cultivos con actividad
antimicrobiana.
68

Bibliografía.
Ahlberg SH, Joutsjoki V, Korhonen HJ. 2015. Potential of lactic acid bacteria in aflatoxin risk mitigation
International Journal of Food Microbiology 207: 87-102.
Amanullah SM, Kim DH, Lee HJ, Joo YH, Kim SB, Kim SC. 2014. Effects of Microbial Additives on Chemical
Composition and Fermentation Characteristics of Barley Silage. Asian Australas. J. Anim. Sci. 27: 511-
517.
Asurmendi P, García MJ, Pascual L, Barberis L. 2015. Biocontrol of Listeria monocytogenes by lactic acid
bacteria isolated from brewer's grains used as feedstuff in Argentina. Journal of Stored Products Research
61: 27-31.
Bianchini A. 2015. Lactic acid bacteria as antifungal agents. En: Advances in Fermented Foods and Beverages.
Holzapfel W (ed.). Elsevier, EEUU.
Blagojev N, Škrinjar M, Vesković-Moračanin S, Šošo V. 2012. Control of mould growth and mycotoxin production
by lactic acid bacteria metabolites. Romanian Biotechnological Letters 17: 7219-7226.
Broberg A, Jacobsson K, Ström K, Schnürer J. 2007. Metabolite Profiles of Lactic Acid Bacteria in Grass Silage.
Applied and Environmental Microbiology 73: 5547-5552.
Brosnan B, Coffey A, Arendt EK, Furey A. 2014. The QuEChERS approach in a novel application for the
identification of antifungal compounds produced by lactic acid bacteria cultures. Talanta129: 364-373.
Carvalho BF, Ávila CLS, Pinto JC, Neri J, Schwan RF. 2014. Microbiological and chemical profile of sugar cane
silagefermentation inoculated with wild strains of lacticacid bacteria. Animal Feed Science and Technology
195: 1–13.
Channaiah LH, Subramanyam B, McKinney LJ, Zurek L. 2010. Stored-product insects carryantibiotic-
resistantandpotentially virulententerococci. FEMS Microbiol Ecol 74: 464-471.
Cheong EYL, Sandhu A, Jayabalan J, Kieu Le TT, Nhiep NT, My Ho HT, Zwielehner J, Bansal N, Turner MS.
2014. ,Isolation of lactic acid bacteria with antifungal activity against the common cheese spoilage mould
Penicillium commune and their potential as biopreservatives in cheese. Food Control 46: 91-97.
Crowley S, Mahony J, van Sinderen D. 2013. Current perspectives on antifungal lactic acid bacteria as natural
bio-preservatives. Trends in Food Science & Technology 33: 93-109.
Dalié DKD, Deschamps AM, Richard-Forget F. 2010. Lactic acid bacteria – Potential for control of mould growth
and mycotoxins: A review. Food Control 21: 370–380.
da Silva Sabo S, Vitolo M, Domínguez González JM, de Souza Oliveira RP. 2014. Overview of Lactobacillus
plantarum as a promising bacteriocin producer among lactic acid bacteria. Food Research International
64: 527-536.
Dolci P, Tabacco E, Cocolin L, Borreani G. 2011. Microbial Dynamics during Aerobic Exposure of Corn Silage
Stored under Oxygen Barrier or Polyethylene Films. Applied and Environmental Microbiology 77: 7499–
7507.
Dunière L, Sindou J, Chaucheyras-Durand F, Chevallier I, Thévenot-Sergentet D. 2013. Silage processing and
strategies to prevent persistence of undesirable microorganisms. Animal Feed Science and Technology
182: 1-15.
Ferreira DJ, Lana RP, Zanine AM, Santos EM, Veloso CM, Ribeiro GA. 2013. Silage fermentation and chemical
composition of elephant grass inoculated with rumen strains of Streptococcus bovis. Animal Feed Science
and Technology 183: 22– 28.
Fhoula I, Najjari A, Turki Y, Jaballah S, Boudabous A, Ouzari H. 2013. Diversity and Antimicrobial Properties of
Lactic Acid Bacteria Isolated from Rhizosphere of Olive Trees and Desert Truffles of Tunisia. Hindawi
Publishing Corporation BioMed Research International 2013: 1-14.
Jin L, Duniere L, Lynch JP, McAllister TA, Baah J, Wang Y. 2015. Impact of ferulic acid esterase producing
lactobacilli and fibrolytic enzymes on conservation characteristics, aerobicstability and fiber degradability of
barley silage. Animal Feed Science and Technology 207: 62-74.
Muck RE. 2013. Recent advances in silage microbiology. Agricultural and Food Science 22: 3–15.
Oliveira PM, Zannini E, Arendt EK. 2014. Cereal fungal infection, mycotoxins, and lactic acid bacteria mediated
bioprotection: From crop farming to cereal products. Food Microbiology 37: 78-95.
Peyer LC, Axel C, Lynch KM, Zannini E, Jacob F, Arendt EK. 2016. Inhibition of Fusarium culmorum by carboxylic
acids released from lactic acid bacteria in a barley malt substrate. Food Control 69: 227-236
Pieper R, Hackl W, Kornb U, Zeyner A, Souffrant WB, Pieper B. 2011. Effect of ensiling triticale, barley and wheat
grains at different moisture content and addition of Lactobacillus plantarum (DSMZ 8866 and 8862) on
fermentation characteristics and nutrient digestibility in pigs. Animal Feed Science and Technology 164:
96-105.
Rigueira JPS, Pereira OG, Ribeiro KG, Mantovani HC, Agarussi MCN. 2013. The chemical composition,
fermentation profile, and microbial populations in tropical grass silages. R. Bras. Zootec. 42: 612-621.
69

Rodriguez Amado I, Fuciños C, Fajardo P, Guerra NP, Pastrana L. 2012. Evaluation of two bacteriocin-producing
probiotic lactic acid bacteria as inoculants for controlling Listeria monocytogenes in grass and maize
silages. Animal Feed Science and Technology 175: 137-149.
Santos AO, Ávila CLS, Schwan RF. 2013. Selection of tropical lactic acid bacteria for enhancing the quality of
maize silage. Journal of Dairy Science 96: 7777-89.
Schmidt RJ, Kung Jr L. 2010. The effects of Lactobacillus buchneri with or without a homolactic bacterium on the
fermentation and aerobic stability of corn silages made at different locations. Journal of Dairy Science 93:
1616-1624.
Tabacco E, Righi F, Quarantelli A, Borreani G. 2011. Dry matter and nutritional losses during aerobic deterioration
of corn and sorghum silages as influenced by different lactic acid bacteria inocula. J. Dairy Sci. 94 :1409-
1419.
Vissers MMM, Driehuis F, Te Giffel MC, De Jong P, Lankveld JMG. 2007. Concentrations of Butyric Acid Bacteria
Spores in Silage and Relationships with Aerobic Deterioration. J. Dairy Sci. 90: 928–936.
Yuan XJ, Guo G, Wen A, Desta ST, Wang J, Wang Y, Shao T. 2015. The effect of different additives on the
fermentation quality,in vitro digestibility and aerobic stability of a total mixedration silage . Animal Feed
Science and Technology 207: 41-50.
Wang C, Han H, Gu X, Yu Z, Nishino N. 2014. A survey of fermentation products and bacterial communities in
corn silage produced in a bunker silo in China. Animal Science Journal 85: 32–36.
70

FORMULACIONES DE LIBERACIÓN GRADUAL DE BIOPLAGUICIDAS.


INCORPORACIÓN EN MATERIALES POLIMÉRICOS MEDIANTE IMPREGNACIÓN CON
CO2 SUPERCRÍTICO.

GOÑI, María L. ; MURATORE, Florencia ; MARTINI, Raquel E.; GAÑAN, Nicolás A.

IDTQ – Grupo Vinculado, PLAPIQUI-UNS-CONICET, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas


y Naturales. Universidad Nacional de Córdoba.

1. Formulaciones para liberación de bioplaguicidas


1.1. Aspectos generales:
Numerosos compuestos terpénicos de origen botánico han sido propuestos y
estudiados como bioplaguicidas de gran potencial en el marco de sistemas de manejo de
plagas sostenibles y ambientalmente amigables. Esta tendencia se ve estimulada por
regulaciones cada vez más restrictivas respecto del uso de plaguicidas sintéticos y por la
percepción, por parte de los usuarios y consumidores, de los riesgos ambientales y
sanitarios asociados a su uso (Isman, 2000; 2006; Bakkali et al., 2008; Tripathi et al., 2009).
La síntesis y liberación de terpenos volátiles constituyen un mecanismo natural de defensa
de numerosas plantas, de gran selectividad hacia diferentes especies de insectos, gusanos,
hongos y malezas. Como se trata de compuestos biodegradables y de baja toxicidad en
mamíferos, aves y peces, se los considera generalmente como plaguicidas de “bajo riesgo”
(Regnault-Roger et al., 2012). No obstante, a pesar de la abundante información generada
en las últimas décadas con respecto a la bioactividad y letalidad de numerosos terpenos,
muy pocos compuestos han sido aplicados exitosamente a escala comercial. En gran
medida esto se debe a que el uso efectivo de los terpenos (o de sus mezclas naturales
conocidas como “aceites esenciales”) como biopesticidas tiene que superar una serie de
limitaciones. Como se trata de sustancias volátiles, tienen gran potencial como agentes
fumigantes, pero por la misma razón su actividad residual es baja. Además, pueden
alterarse fácilmente por oxidación o foto descomposición –con pérdida de su actividad–, y
pueden ser lixiviados por las lluvias y arrastrados por el viento en gran proporción. Por lo
tanto, su aplicabilidad depende del desarrollo de formulaciones adecuadas que permitan
tanto su protección como su liberación gradual (Knowles, 2008). En este sentido, puede
aprovecharse la abundante experiencia acumulada en el desarrollo de formulaciones de
liberación controlada de plaguicidas sintéticos de uso comercial, consistentes en la
incorporación del plaguicida a una matriz inerte que sirve a la vez como “reservorio” y como
barrera, limitando la velocidad de liberación (Dubey et al., 2011). Este tipo de formulaciones
tienen importantes ventajas, tanto desde el punto de vista económico como ambiental,
operativo y sanitario: (a) permiten usar una cantidad mucho menor de plaguicida para el
71

mismo período de actividad, o bien reducir la frecuencia de aplicación; (b) se reducen


notablemente las pérdidas por evaporación, lixiviación y degradación (fotolítica, hidrolítica y
microbiana); (c) permiten mantener la concentración de plaguicida al mínimo nivel efectivo (o
al nivel óptimo de actividad); (d) permiten reducir los costos (tanto de materia prima como de
operación); (e) se reduce la contaminación ambiental por pérdidas al aire, agua, suelo, etc;
(f) se facilita el manejo y el transporte, al transformarse un pesticida líquido en una
formulación sólida. En estas formulaciones, el pesticida puede ser incorporado a la matriz de
soporte mediante mecanismos físicos o químicos:

 mezclado con el polímero fundido


 incorporación en la red de un hidrogel
FÍSICOS  encapsulación
 impregnación del material de soporte
 adsorción a la superficie de un material poroso

QUÍMICOS  reacción química con el soporte (injerto)

A su vez, el mecanismo de control de la liberación también puede ser físico o químico, por
ejemplo:
• difusión a través del material o de una membrana polimérica de recubrimiento
• desorción desde la superficie de un material poroso
• erosión del material de soporte
• ruptura de enlaces químicos entre el plaguicida y el soporte (hidrólisis, fotólisis, etc.)
• mecanismos combinados: difusión + erosión, desorción + erosión, etc.
Este tipo de formulaciones tienen muchos aspectos en común con los dispositivos de
liberación controlada de drogas, pero también algunas diferencias importantes que
condicionan su implementación (Tsuji, 2001):
• Se aplican en sistemas abiertos, no cerrados.
• Las condiciones ambientales son mucho más variables e incontroladas que las
condiciones fisiológicas del cuerpo humano.
• No existe un carrier o vehículo natural que transporte el plaguicida hacia el punto de
acción, como la sangre en el caso de la liberación de drogas.
• Los plaguicidas son mucho más sensibles a los costos que las drogas farmacéuticas, por
lo que deben usarse materiales y tecnologías más baratas.
Se ha propuesto una gran variedad de materiales de soporte para la incorporación de
plaguicidas, entre ellos: polímeros termoplásticos; hidrogeles (de almidón, de alginato, de
quitosano, etc.); materiales porosos y/o adsorbentes (arcillas, carbón activado, sílica);
72

madera; papel y cartón; fibras textiles; recubrimientos (pinturas, barnices, resinas


polimerizables). El mecanismo de incorporación y de liberación depende en gran medida del
tipo de matriz de soporte seleccionado.
A su vez, las formulaciones pueden tener gran variedad de morfologías y tamaños:
micropartículas, microcápsulas, gránulos, films, recubrimientos, dosificadores, etc. (Scher,
1999).

1.2. Mecanismos físicos:


Existen en este campo varias tecnologías. Una de ellas es la mezcla directa del
plaguicida con un polímero fundido (blending) y la posterior formación de un film o pellet
activo. La liberación se produce por difusión del pesticida a través la matriz polimérica hacia
la superficie, en donde se evapora. Esta técnica permite una distribución homogénea del
plaguicida en el material, pero no es adecuada para compuestos termolábiles, ya que la
exposición a las altas temperaturas de fusión de la mayoría de los polímeros comerciales
(polietileno, polipropileno, PVC, etc.) puede producir su degradación. Con este método se
incorporan distintos aditivos en polímeros comerciales, tales como antioxidantes,
plastificantes (ftalatos) y agentes antifúngicos.
Una alternativa que evita el uso de altas temperaturas consiste en la incorporación
de plaguicidas en hidrogeles sintéticos (acrilato) o de origen natural (alginato, almidón,
quitosano, celulosa, etc.) durante la etapa de formación del gel. La liberación se produce por
difusión de las moléculas de plaguicida en el gel, y su velocidad puede controlarse mediante
el grado de entrecruzamiento de las cadenas poliméricas (Rudzinski et al., 2002). La erosión
natural del hidrogel en contacto con el suelo o el agua puede constituir también un
mecanismo de liberación del plaguicida. Esta tecnología tiene interesantes ventajas, ya que
los hidrogeles son biodegradables y pueden obtenerse a partir de fuentes renovables; pero
su estructura es más sensibles a las condiciones ambientales. Esta última característica
permite el diseño de hidrogeles “inteligentes”, que pueden modular la velocidad de liberación
del plaguicida de acuerdo a las condiciones del entorno (por ejemplo, la humedad relativa o
el pH) (Rudzinski et al., 2003).
Una tecnología muy efectiva es la encapsulación del plaguicida en el interior de
partículas constituidas por un polímero (natural o sintético). La cápsula cumple una doble
función: por un lado protege al plaguicida, aislándolo del ambiente, y por otro lado ofrece
una barrera difusiva que retarda o modula su liberación al exterior. Si las cápsulas tienen
tamaño micrométrico, el proceso se denomina microencapsulación (Tsuji, 2001). Las
microcápsulas tienen también una ventaja operativa, ya que al tratarse de formulaciones en
polvo pueden dispersarse en grandes superficies. Existen numerosos ejemplos de
encapsulación de compuestos o extractos naturales con actividad biocida: cinamaldehído y
73

timol en cápsulas de β-ciclodextrinas (Ponce et al., 2010); microencapsulación de linalool en


β-ciclodextrinas, alginato, quitosano y almidón (Lopez et al., 2012); extracto de neem en
cápsulas de alginato de sodio entrecruzado con glutaraldehído (Riyajan et al., 2009). La
impregnación de polímeros u otros materiales requiere el contacto con un plaguicida líquido
(o una solución del mismo) durante un tiempo suficientemente largo como para permitir el
hinchamiento del material y la difusión del plaguicida hacia el interior. Este contacto puede
lograrse por inmersión o atomización superficial. Esta metodología tiene algunas
limitaciones: la difusividad de la mayoría de los pesticidas en materiales poliméricos es muy
baja, y por lo tanto la saturación del soporte requeriría tiempos de contacto muy largos; la
penetración suele ser sólo superficial; y generalmente se requiere el uso de solventes que
luego deben ser removidos del material por secado. Como se verá en la siguiente sección,
el uso de CO2 supercrítico como solvente de impregnación permite superar varias de estas
limitaciones. Actualmente, es una técnica muy utilizada para preservar la madera mediante
la incorporación de agentes antifúngicos, antimoho, insecticidas, etc. (Green & Schultz,
2003).
También se ha investigado el uso de adsorbentes inorgánicos (sílica, alúmina,
arcillas, carbón activado, etc.) como soportes para liberación controlada de pesticidas y
como estrategia para reducir las pérdidas por lixiviación (Lagaly, 2001). En este caso, las
moléculas de plaguicida son adsorbidas en la gran área superficial disponible de los poros
del material, y su liberación se produce por desorción gradual. Si el plaguicida y el
adsorbente poseen grupos polares capaces de establecer interacciones fuertes (como
puentes de hidrógeno), la retención puede ser muy efectiva (Cornejo et al., 2008). Por
ejemplo, se ha estudiado la adsorción de α-pineno y linalool en nanopartículas de sílica
como mecanismo de control de plagas agrícolas (Usha Rani et al., 2014).
El uso de materiales compuestos constituidos por un polímero (o hidrogel) y un
material inorgánico disperso como adsorbente también ha sido estudiado como estrategia
para mejorar el control de la liberación de plaguicidas, al combinar los mecanismos de
adsorción en el material poroso y de difusión a través de la red del gel o polímero (Pereira et
al., 2015). Este tipo de formulaciones, propuestas inicialmente para pesticidas sintéticos
comerciales (Gersti et al., 1998; 1998b), se ha estudiado también para la liberación
controlada de biocidas, por ejemplo aceite esencial de orégano en films de acetato de
celulosa cargados con montmorillonita (Pola et al., 2016).

1.3. Mecanismos químicos:


Ciertos compuestos se pueden unir de forma irreversible a diferentes soportes para
dotarlos de características específicas como la de biocida por contacto y de esta manera
evitar que se lixivien con el uso (Kaur & Liu, 2016). Agentes activos de contacto se refieren a
74

aquellos biocidas que inactivan las bacterias al contacto mientras están fijados a la
superficie del soporte (Tiller et al., 2001; Hasan et al., 2013; Kaur & Liu, 2016).
La funcionalización del material puede lograrse injertando la molécula de interés
directamente sobre el soporte, como es el caso del injerto de fenoles naturales sobre fibras
de lino (Fillat et al., 2012), o mediante un agente ligante, como el uso de
hidroxietilmetacrilato para la fijación de ácido cafeico, un reconocido insecticida (Joshi et al.,
2014) y antimicrobiano (Stojkovic et al., 2013) sobre films de polipropileno (Arrua et al.,
2010). En el segundo caso, el ligando además de permitir la fijación del compuesto
específico puede cumplir otras funciones. Por ejemplo, puede servir como “espaciador” para
otorgarle la suficiente libertad de movimiento para que la porción activa del agente injertado
entre en contacto con el microorganismo o insecto a controlar. Otra de las funciones
secundarias del ligando puede ser la de reticulación de la matriz de soporte, para otorgarle
mayor estabilidad estructural o propiedades específicas. Por ejemplo, los ácidos
policarboxílicos como el ácido 1,2,3,4-butanotetracarboxílico (BTCA) se han utilizado como
agente de entrecruzamiento en soportes de celulosa. Esta misma reacción puede aplicarse
además para injertar moléculas funcionales que contienen grupos OH en la cadena de
celulosa. De este modo, compuestos bioactivos de origen natural se pueden utilizar para
proporcionar propiedades biocidas en telas, papeles y maderas (Martini et al., 2014; Cerkez
et al., 2012).
Por último, en otros casos el injerto forma un complejo de inclusión con el agente
funcional y luego se promueve la liberación del mismo de manera controlada. Un ejemplo de
esto es el caso de injerto de ciclodextrinas. Como se mencionó anteriormente, las
ciclodextrinas se han utilizado para la encapsulación de sustancias activas en una amplia
variedad de aplicaciones, tales como aromas, plaguicidas o medicamentos, debido su gran
la variabilidad de la forma molecular y propiedades moleculares (Martel et al., 2002; Garrido
et al., 2014). Estas ciclodextrinas pueden ser inmovilizadas mediante enlaces covalentes
sobre diferentes soportes, creando así un mecanismo físico-químico para la incorporación
de bioplaguicidas. Se han desarrollado una gran cantidad de trabajos en fibras textiles con
ciclodextrinas para otorgarle propiedad repelente de mosquitos, con prolongada actividad
luego de ciclos de lavado (Vogtle, 1993; Abdel-Mohdy et al., 2008; Shahba, 2011; Miro
Specos et al., 2013; Hebeish et al., 2008; 2014). La fijación permanente de las ciclodextrinas
podría permitir la recarga de su agente funcional incluso después de ciclos de lavado
consecutivos.

2. Caso de estudio: incorporación de biocidas de origen botánico en polímeros


comerciales mediante impregnación supercrítica
2.1. Aspectos generales:
75

Los fluidos supercríticos (FSC) han sido propuestos y estudiados como solventes en
numerosos procesos de extracción, separación, reacción y formación de partículas, debido
básicamente a la posibilidad de ajustar su densidad y su poder solvente con modificaciones
relativamente pequeñas de presión y temperatura (Gañan et al., 2014). El más utilizado es el
dióxido de carbono (CO2), que presenta importantes ventajas: tiene una temperatura crítica
baja (31ºC), lo cual permite preservar compuestos termolábiles durante el procesamiento; es
un gas en condiciones ambientales, por lo que se evapora totalmente en la
despresurización, sin dejar restos de solvente en los materiales procesados; es un material
barato; no es tóxico ni inflamable, permitiendo una operación más segura y compatible con
el procesamiento de alimentos y medicamentos. Estas características lo convierten en un
solvente “verde” con gran potencial para reemplazar el uso de solventes orgánicos
convencionales.
La impregnación con solventes supercríticos aprovecha estas propiedades para la
incorporación de sustancias activas en matrices poliméricas, y comprende básicamente tres
etapas: 1) la solubilización de la sustancia activa en el FSC a alta presión (en el caso del
CO2, presiones mayores a ~8 MPa), 2) la difusión del FSC y la sustancia activa al interior del
polímero, y 3) la despresurización del sistema, que produce la evaporación del FSC y la
precipitación de la sustancia activa (Cocero et al., 2009). La eficiencia de la impregnación
depende de varios factores: las propiedades de la matriz a impregnar, las interacciones
soluto-solvente y soluto-polímero que puedan generarse y la capacidad del solvente de
penetrar en el polímero. De este modo, la precipitación (y/o adsorción) de la sustancia no se
produce sólo en la superficie, sino también en el interior de la matriz. En el caso de la
impregnación de polímeros, la penetración del solvente supercrítico es considerable,
produciéndose a la vez un hinchamiento de la estructura y un efecto “plastificante” que
favorece la difusión de los solutos en su interior (Kikic et al., 2003; Uzer et al., 2006). La
velocidad de despresurización es un parámetro clave: una despresurización muy rápida
favorece la precipitación de mayor cantidad de solutos en el interior de la matriz, pero puede
ocasionar daños mecánicos al polímero; por otra parte, una despresurización muy lenta
preserva la estructura del polímero, pero puede ocasionar pérdida excesiva de solutos en la
corriente de salida. Por lo tanto, es un parámetro que debe ser optimizado para cada
sistema polímero-soluto-solvente en particular.
En los últimos años, la impregnación con CO2 supercrítico como solvente ha sido
estudiada en varios casos de interés, incluyendo la obtención de envases activos para
alimentos y dispositivos de liberación controlada de medicamentos. Pueden mencionarse
como ejemplos recientes la impregnación de lentes de contacto con fármacos de acción
local (como antiinflamatorios) (Costa et al., 2010), la impregnación de madera con agentes
biocidas para su conservación (Kjellow & Henriksen, 2009), la impregnación de biofilms de
76

alginato con antibióticos (Bierhalz et al., 2013), impregnación de scaffolds con


antimicrobianos naturales (Fanovich et al., 2013) y la impregnación de films poliméricos para
producir envases de alimentos con actividad antioxidante y/o antimicrobiana, utilizando
compuestos presentes naturalmente en aceites esenciales, tales como eugenol (Goñi et al.,
2016), timol (Torres et al., 2014), 2-nonanona (Rojas et al., 2015) y cinamaldehído (De
Souza et al., 2013).

2.2. Incorporación de eugenol y cetonas terpénicas en films de polietileno:


En los últimos años, nuestro grupo de investigación ha estudiado a nivel
experimental la impregnación de films de polietileno de baja densidad (LDPE) con
sustancias de origen botánico con actividad biocida utilizando CO2 supercrítico como
solvente. El objetivo es desarrollar materiales activos que puedan ser utilizados en envases
de alimentos o de materias primas alimenticias y que eviten el ataque o proliferación de
insectos y microorganismos.
El equipo experimental utilizado, cuyo esquema se muestra en la Figura 1, consiste
en una celda de acero con sistemas de agitación, control de temperatura y cierre hermético
que permite operar a altas presiones (hasta 250 bar).
En un ensayo típico de impregnación, los films se colocan en el interior de la celda en
un soporte metálico que los mantiene separados y en posición vertical, permitiendo así un
buen contacto con el solvente y evita que se depositen partículas o gotas de soluto sobre su
superficie durante la despresurización. Se carga el compuesto biocida (o una mezcla de
ellos) y luego se cierra la celda. Posteriormente, se ajusta la temperatura y se alimenta el
CO2 mediante una bomba o pistón hasta lograr la presión deseada. El sistema entonces se
mantiene en esas condiciones y con agitación durante un tiempo determinado, luego del
cual se realiza la despresurización a velocidad controlada. Una vez liberado el CO2, se
retiran los films, se limpian superficialmente y se analizan para determinar la cantidad de
biocida incorporado, así como posibles cambios en la morfología y en las propiedades
mecánicas del polímero (elasticidad, resistencia, etc.) (Fig. 1 y 2).
Con esta metodología es posible estudiar el efecto de las distintas variables del
proceso: temperatura, presión, concentración de biocida, velocidad de agitación, tiempo de
contacto y velocidad de despresurización. En particular, se ha estudiado la impregnación de
films de LDPE con dos tipos de sustancias activas: (a) eugenol, un compuesto presente en
el aceite esencial del clavo de olor, de conocidas propiedades antimicrobianas, antifúngicas
y antioxidantes; y (b) una mezcla de timoquinona y pulegona, dos cetonas terpénicas
volátiles presentes en diversos aceites esenciales, cuya actividad insecticida frente al
gorgojo del maíz (Sitophilus zeamais) ha sido previamente comprobada y reportada (Herrera
et al., 2015; 2015b).
77

La Figura 3 muestra el rendimiento de impregnación obtenido para el eugenol en


diferentes condiciones de presión (10-15 MPa) y velocidad de despresurización (lenta y
rápida), elegidas como variables de estudio. Se obtuvieron films con un contenido de
eugenol de 1 a 6% aprox., y los resultados sugieren que una despresurización lenta permite
incrementar el rendimiento de la impregnación. Las muestras con mayor contenido de
eugenol fueron sometidas a ensayos de tracción, observándose que si bien la impregnación
reduce la elasticidad del film de LDPE, sin embargo conserva su resistencia mecánica, lo
cual es un aspecto fundamental para su aplicación como material de envase.
En el caso de la mezcla de timoquinona y pulegona, se impregnaron films de LDPE
bajo diferentes condiciones de presión, concentración, tiempo de contacto y velocidad de
despresurización, analizándose estadísticamente el efecto de cada variable mediante un
diseño factorial de experimentos. El objetivo es obtener un material apropiado para la
conservación de semillas de maíz durante el almacenamiento o el transporte, evitando el
ataque de gorgojos mediante liberación gradual de las cetonas volátiles. Se obtuvieron films
con un contenido de cetonas de entre 2 y 6% aprox., resultados similares a los obtenidos
con eugenol, así como a valores reportados por otros autores al impregnar films de LDPE
con compuestos de peso molecular y volatilidad comparable, tales como timol (Torres et al.,
2014) y 2-nonanona (Rojas et al., 2015). La actividad insecticida de los films impregnados
con cetonas fue evaluada mediante ensayos de toxicidad fumigante frente al gorgojo de
maíz (S. zeamais). Brevemente, en dichos ensayos se colocaron films activos en el interior
de frascos cerrados herméticamente junto con un cierto número de gorgojos. Luego de 24
horas de exposición, se contabilizaron los insectos muertos. Los films se colocaron luego en
nuevos frascos con nuevos insectos, repitiéndose el procedimiento a intervalos de 24 horas.
De esta manera, se determinó la actividad fumigante residual de los films a lo largo del
tiempo. En la Figura 4 se muestran resultados para dos films obtenidos bajo diferentes
velocidades de despresurización. La reducción progresiva de la toxicidad observada indica
que la liberación de cetonas se produce de manera gradual. Se observa también que la
velocidad de despresurización podría tener un efecto negativo sobre la velocidad de
liberación de los compuestos impregnados, reflejado en una reducción más lenta de la
mortalidad para los films obtenidos con una velocidad de despresurización más alta, a lo
largo de los 5 días de exposición.
Sin embargo, si bien existe una liberación retardada de los compuestos activos, la
mortalidad observada cae por debajo del 50% luego de tres días, lo cual limita el rango de
aplicación de los films. Para obtener un mayor nivel de actividad durante más tiempo, es
necesario incorporar una mayor cantidad de cetonas, o bien lograr una mayor reducción de
su velocidad de liberación. Una posible solución tecnológica a estas limitaciones podría
lograrse utilizando otro tipo de matriz polimérica. En efecto, los estudios analizados indican
78

que los polímeros comerciales más comunes (como polietileno y polipropileno) tienen una
capacidad limitada de incorporar compuestos activos, lo cual se ha explicado a partir de su
estructura semicristalina, que produce restricciones mecánicas al hinchamiento y a la
penetración del CO2 y los compuestos activos. La ausencia de grupos funcionales polares
que puedan generar interacciones con las moléculas de compuesto activo también limita su
retención en dichos polímeros. Por lo tanto, una alternativa promisoria es la impregnación de
materiales compuestos, como los sistemas polímero-arcilla, en los que tanto la incorporación
de los compuestos activos como la retención dentro de la matriz polimérica puede mejorarse
significativamente, debido a la alta capacidad de adsorción de las arcillas dispersas en el
polímero. Estos materiales nanocompuestos presentan numerosas ventajas entre las que
puede destacarse una mejora en la resistencia térmica y a la humedad, y cambios en la
permeabilidad, disipación de cargas y en la resistencia química. Esta mejora de las
propiedades se debe principalmente a la interacción a nanoescala entre el polímero y las
arcillas sumado a un incremento del área interfacial (Martini et al., 2014).
En este sentido, se ha realizado un estudio preliminar de impregnación de
timoquinona y pulegona en films nanocompuestos de LDPE + sepiolita. La sepiolita es un
silicato de magnesio hidratado con morfología fibrosa cuya formula química es
Si12O30Mg8(OH,F)4(OH2)4.8H2O. Es una arcilla muy utilizada como material adsorbente
debido a la gran cantidad de grupos silanol que presenta su superficie. La estrategia de
utilizar este material compuesto como matriz permitiría aumentar la cantidad de cetonas que
puede incorporarse, así como también su retención dentro de los films, por formación de
enlaces tipo puente hidrógeno en la superficie de las nanopartículas. Resultados
preliminares de impregnación indican un incremento considerable en la incorporación de
cetonas en los film, observándose hasta un 67% de incremento en el contenido final de
cetonas, en relación a los porcentajes obtenidos al utilizar el LDPE convencional (sin
cargas).
En conclusión, la impregnación utilizando CO2 supercrítico como solvente aparece
como una tecnología adecuada y atractiva para la incorporación de compuestos naturales
con actividad biocida en polímeros, debido a una serie de factores: la solubilidad de este tipo
de compuestos en solventes supercríticos es generalmente alta; se obtienen materiales
libres de solvente (lo cual evita etapas posteriores para su eliminación); permite procesar el
polímero a temperaturas bajas (evitando descomposición de los compuestos activos); y
permite lograr propiedades de transporte favorables, incrementando la penetración y
reduciendo el tiempo de la impregnación. Es además una tecnología adaptable a distintos
tipos de polímeros y formulaciones, y su carácter de “tecnología limpia” es altamente
atractiva en el desarrollo de formulaciones de bajo impacto ambiental.
79

Fig 1. Esquema del equipo de impregnación a alta presión. 1: Tanque de CO2;


2: refrigerante; 3: bomba o generador de presión; 4: manómetro; 5: celda de impregnación; 6:
controlador de temperatura; 7: agitador; V: válvulas; MV: válvula micrométrica

Fig. 2. Equipo de impregnación a alta presión.


80

Fig 3. Impregnación supercrítica de films de LDPE con eugenol (T=45°C, t=4 hs).
Izquierda: Comparación de rendimientos obtenidos. Derecha: Curvas esfuerzo-elongación, (A) film
de LDPE sin tratar, (B) film de LDPE impregnado con eugenol.

Fig 4. Toxicidad de films de LDPE impregnados con pulegona y timoquinona contra gorgojos adultos
(Sitophilus zeamais). Condiciones de impregnación: 10 MPa, 45°C y velocidad de despresurización:
() 0.5 MPa/min y () 2 MPa/min.
81

Bibliografía.
A.K. Tripathi, S. Upadhyay, M. Bhuiyan, P.R. Bhattacharya, A review on prospects of essential oils as
biopesticide in insect-pest management, J. Pharmacogn. Phyther. 1 (2009) 52–63.
F. Bakkali, S. Averbeck, D. Averbeck, M. Idaomar, Biological effects of essential oils - A review, Food Chem.
Toxicol. 46 (2008) 446–475. doi:10.1016/j.fct.2007.09.106.
M.B. Isman, Plant essential oils for pest and disease management, Crop Prot. 19 (2000) 603–608.
doi:10.1016/S0261-2194(00)00079-X.
M.B. Isman, Botanical insecticides, deterrents, and repellents in modern agriculture and an increasingly regulated
world., Annu. Rev. Entomol. 51 (2006) 45–66. doi:10.1146/annurev.ento.51.110104.151146.
C. Regnault-Roger, C. Vincent, J.T. Arnason, Essential Oils in Insect Control: Low-Risk Products in a High-Stakes
World, Annu. Rev. Entomol. 57 (2012) 405–424. doi:10.1146/annurev-ento-120710-100554.
A. Knowles, Recent developments of safer formulations of agrochemicals, Environmentalist. 28 (2008) 35–44.
doi:10.1007/s10669-007-9045-4.
S. Dubey, V. Jhelum, P.K. Patanjali, Controlled release agrochemicals formulations: A review, J. Sci. Ind. Res.
(India). 70 (2011) 105–112.
K. Tsuji, Microencapsulation of pesticides and their improved handling safety., J. Microencapsul. 18 (2001) 137–
147. doi:10.1080/026520401750063856.
H.B. Scher, Controlled-release delivery systems for pesticides, Marcel Drekker, Inc., New York: Basel, 1999.
[10] W.E. Rudzinski, A.M. Dave, U.H. Vaishnav, S.G. Kumbar, A.R. Kulkarni, T.M. Aminabhavi, Hydrogels as
controlled release devices in agriculture., Des. Monomers Polym. 5 (2002) 39–65.
doi:10.1163/156855502760151580.
W.E. Rudzinski, T. Chipuk, A.M. Dave, S.G. Kumbar, T.M. Aminabhavi, pH-sensitive acrylic-based copolymeric
hydrogels for the controlled release of a pesticide and a micronutrient, J. Appl. Polym. Sci. 87 (2003)
394–403. doi:10.1002/app.11382.
P.A. Ponce Cevallos, M.P. Buera, B.E. Elizalde, Encapsulation of cinnamon and thyme essential oils components
(cinnamaldehyde and thymol) in β-cyclodextrin: Effect of interactions with water on complex stability, J.
Food Eng. 99 (2010) 70–75. doi:10.1016/j.jfoodeng.2010.01.039.
M.D. Lopez, A. Maudhuit, M.J. Pascual-Villalobos, D. Poncelet, Development of formulations to improve the
controlled-release of linalool to be applied as an insecticide, J. Agric. Food Chem. 60 (2012) 1187–1192.
doi:10.1021/jf204242x.
S.-A. Riyajan, J.T. Sakdapipanich, Development of a controlled release neem capsule with a sodium alginate
matrix, crosslinked by glutaraldehyde and coated with natural rubber, Polym. Bull. 63 (2009) 609–622.
doi:10.1007/s00289-009-0126-z.
F. Green, T.P. Schultz, New Environmentally-Benign Concepts in Wood Protection: The Combination of Organic
Biocides and Non-Biocidal Additives, in: 2003: pp. 378–389. doi:10.1021/bk-2003-0845.ch023.
G. Lagaly, Pesticide – clay interactions and formulations, Adsorpt. J. Int. Adsorpt. Soc. (2001) 205–209.
J. Cornejo, R. Celis, I. Pavlovic, M. a. Ulibarri, Interactions of pesticides with clays and layered double hydroxides:
a review, Clay Miner. 43 (2008) 155–175. doi:10.1180/claymin.2008.043.2.01.
P. Usha Rani, J. Madhusudhanamurthy, B. Sreedhar, Dynamic adsorption of α-pinene and linalool on silica
nanoparticles for enhanced antifeedant activity against agricultural pests, J. Pest Sci. (2004). 87 (2014)
191–200. doi:10.1007/s10340-013-0538-2.
E.I. Pereira, A.S. Giroto, A. Bortolin, C.F. Yamamoto, J.M. Marconcini, A.C. de Campos Bernardi, et al.,
Perspectives in Nanocomposites for the Slow and Controlled Release of Agrochemicals: Fertilizers and
Pesticides, in: Nanotechnologies Food Agric., Springer International Publishing, Cham, 2015: pp. 241–
265. doi:10.1007/978-3-319-14024-7_11.
Z. Gerstl, A. Nasser, U. Mingelgrin, Controlled Release of Pesticides into Water from Clay-Polymer Formulations,
J. Agric. Food Chem. 46 (1998) 3803–3809. doi:10.1021/jf980185h.
Z. Gerstl, A. Nasser, U. Mingelgrin, Controlled Release of Pesticides into Soils from Clay-Polymer Formulations,
J. Agric. Food Chem. 46 (1998b) 3797–3802. doi:10.1021/jf980185h.
C.C. Pola, E.A.A. Medeiros, O.L. Pereira, V.G.L. Souza, C.G. Otoni, G.P. Camilloto, et al., Cellulose acetate
active films incorporated with oregano (Origanum vulgare) essential oil and organophilic montmorillonite
clay control the growth of phytopathogenic fungi, Food Packag. Shelf Life. 9 (2016) 69–78.
doi:10.1016/j.fpsl.2016.07.001.
R. Kaur, S. Liu, Antibacterial surface design – Contact kill, Prog. Surf. Sci. 91 (2016) 136–153.
doi:10.1016/j.progsurf.2016.09.001.
J.C. Tiller, C.J. Liao, K. Lewis, a M. Klibanov, Designing surfaces that kill bacteria on contact., Proc. Natl. Acad.
Sci. U. S. A. 98 (2001) 5981–5985. doi:10.1073/pnas.111143098.
J. Hasan, R.J. Crawford, E.P. Ivanova, Antibacterial surfaces: The quest for a new generation of biomaterials,
82

Trends Biotechnol. 31 (2013) 295–304. doi:10.1016/j.tibtech.2013.01.017.


A. Fillat, O. Gallardo, T. Vidal, F.I.J. Pastor, P. Díaz, M.B. Roncero, Enzymatic grafting of natural phenols to flax
fibres: Development of antimicrobial properties, Carbohydr. Polym. 87 (2012) 146–152.
doi:10.1016/j.carbpol.2011.07.030.
R.S. Joshi, T.P. Wagh, N. Sharma, F.A. Mulani, U. Sonavane, H. V. Thulasiram, et al., Way toward ‘Dietary
Pesticides’: Molecular Investigation of Insecticidal Action of Caffeic Acid against Helicoverpa armigera, J.
Agric. Food Chem. 62 (2014) 10847–10854. doi:10.1021/jf503437r.
D. Stojković, J. Petrović, M. Soković, J. Glamočlija, J. Kukić-Marković, S. Petrović, In situ antioxidant and
antimicrobial activities of naturally occurring caffeic acid, p -coumaric acid and rutin, using food systems,
J. Sci. Food Agric. 93 (2013) 3205–3208. doi:10.1002/jsfa.6156.
D. Arrua, M.C. Strumia, M.A. Nazareno, Immobilization of Caffeic Acid on a Polypropylene Film: Synthesis and
Antioxidant Properties, J. Agric. Food Chem. 58 (2010) 9228–9234. doi:10.1021/jf101651y.
R. Martini, L. Serrano, S. Barbosa, J. Labidi, Antifungal cellulose by capsaicin grafting, Cellulose. 21 (2014)
1909–1919. doi:10.1007/s10570-014-0219-1.
I. Cerkez, H.B. Kocer, S.D. Worley, R.M. Broughton, T.S. Huang, Multifunctional cotton fabric: Antimicrobial and
durable press, J. Appl. Polym. Sci. 124 (2012) 4230–4238. doi:10.1002/app.35402.
J. Garrido, F. Cagide, M. Melle-Franco, F. Borges, E.M. Garrido, Microencapsulation of herbicide MCPA with
native ??-cyclodextrin and its methyl and hydroxypropyl derivatives: An experimental and theoretical
investigation, J. Mol. Struct. 1061 (2014) 76–81. doi:10.1016/j.molstruc.2013.12.067.
B. Martel, M. Weltrowski, D. Ruffin, M. Morcellet, Polycarboxylic acids as crosslinking agents for grafting
cyclodextrins onto cotton and wool fabrics: Study of the process parameters, J. Appl. Polym. Sci. 83
(2002) 1449–1456. doi:10.1002/app.2306.
M. Miro Specos, Z. V., T. D., A. J., V. V., G. J, et al., Controlled release of mosquito repellents by cyclodextrins
treated textiles, Int. Istambul Text. Congr. 2013. (2013).
A. Hebeish, E.-S. S.M., R. M., H. I.A, E.-B. M.K., A.-M. F.A., New textiles of biocidal activity by introduced
insecticide in cotton-poly (GMA) copolymer containing β-CD, Carbohydr. Polym. 99 (2014) 208–217.
A. Hebeish, M.M.G. Fouda, I.A. Hamdy, S.M. EL-Sawy, F.A. Abdel-Mohdy, Preparation of durable insect repellent
cotton fabric: Limonene as insecticide, Carbohydr. Polym. 74 (2008) 268–273.
doi:10.1016/j.carbpol.2008.02.013.
F.A. Abdel-Mohdy, M.M.G. Fouda, M.F. Rehan, A.S. Aly, Repellency of controlled-release treated cotton fabrics
based on cypermethrin and prallethrin, Carbohydr. Polym. 73 (2008) 92–97.
doi:10.1016/j.carbpol.2007.11.006.
F. Vogtle, Bio-organic model compounds, in: Supramol. Chem. An Introd., 1993: p. 135.
A.F. Shahba, Development of Longer-Lasting Insect Repellence Cellulosic Based Curtain Fabrics, Mater. Sci.
Appl. 2 (2011) 200–208. doi:10.4236/msa.2011.23025.
N.A. Gañán, P.E. Hegel, S. Pereda, E.A. Brignole, High Pressure Phase Equilibrium Engineering, in: T. Fornari,
R. Stateva (Eds.), High Press. Fluid Technol. Green Food Process., Springer, 2014.
M.J. Cocero, Á. Martín, F. Mattea, S. Varona, Encapsulation and co-precipitation processes with supercritical
fluids: Fundamentals and applications, J. Supercrit. Fluids. 47 (2009) 546–555.
doi:10.1016/j.supflu.2008.08.015.
I. Kikic, F. Vecchione, Supercritical impregnation of polymers, Curr. Opin. Solid State Mater. Sci. 7 (2003) 399–
405. doi:10.1016/j.cossms.2003.09.001.
S. Üzer, U. Akman, Ö. Hortaçsu, Polymer swelling and impregnation using supercritical CO2: A model-component
study towards producing controlled-release drugs, J. Supercrit. Fluids. 38 (2006) 119–128.
doi:10.1016/j.supflu.2005.11.005.
V.P. Costa, M.E.M. Braga, J.P. Guerra, A.R.C. Duarte, C.M.M. Duarte, E.O.B. Leite, et al., Development of
therapeutic contact lenses using a supercritical solvent impregnation method, J. Supercrit. Fluids. 52
(2010) 306–316. doi:10.1016/j.supflu.2010.02.001.
A.W. Kjellow, O. Henriksen, Supercritical wood impregnation, J. Supercrit. Fluids. 50 (2009) 297–304.
doi:10.1016/j.supflu.2009.06.013.
A.C.K. Bierhalz, M. a. Da Silva, H.C. De Sousa, M.E.M. Braga, T.G. Kieckbusch, Influence of natamycin loading
methods on the physical characteristics of alginate active films, J. Supercrit. Fluids. 76 (2013) 74–82.
doi:10.1016/j.supflu.2013.01.014.
M.A. Fanovich, J. Ivanovic, D. Misic, M.V. Alvarez, P. Jaeger, I. Zizovic, et al., Development of polycaprolactone
scaffold with antibacterial activity by an integrated supercritical extraction and impregnation process, J.
Supercrit. Fluids. 78 (2013) 42–53. doi:10.1016/j.supflu.2013.03.017.
M.L. Goñi, N.A. Gañán, M.C. Strumia, R.E. Martini, Eugenol-loaded LLDPE films with antioxidant activity by
supercritical carbon dioxide impregnation, J. Supercrit. Fluids. 111 (2016) 28–35.
83

doi:10.1016/j.supflu.2016.01.012.
A. Torres, J. Romero, A. Macan, A. Guarda, M.J. Galotto, Near critical and supercritical impregnation and kinetic
release of thymol in LLDPE films used for food packaging, J. Supercrit. Fluids. 85 (2014) 41–48.
doi:10.1016/j.supflu.2013.10.011.
A. Rojas, D. Cerro, A. Torres, M.J. Galotto, A. Guarda, J. Romero, Supercritical impregnation and kinetic release
of 2-nonanone in LLDPE films used for active food packaging, J. Supercrit. Fluids. 104 (2015) 76–84.
doi:10.1016/j.supflu.2013.10.011.
A.C. De Souza, A.M. a Dias, H.C. Sousa, C.C. Tadini, Impregnation of cinnamaldehyde into cassava starch
biocomposite films using supercritical fluid technology for the development of food active packaging,
Carbohydr. Polym. 102 (2014) 830–837. doi:10.1016/j.carbpol.2013.10.082.
J.M. Herrera, R.P. Pizzolitto, M.P. Zunino, J.S. Dambolena, J.A. Zygadlo, Effect of fungal volatile organic
compounds on a fungus and an insect that damage stored maize, J. Stored Prod. Res. 62 (2015) 74–80.
doi:10.1016/j.jspr.2015.04.006.
J.M. Herrera, M.P. Zunino, J.S. Dambolena, R.P. Pizzolitto, N.A. Gañan, E.I. Lucini, et al., Terpene ketones as
natural insecticides against Sitophilus zeamais, Ind. Crops Prod. 70 (2015b) 435–442.
doi:10.1016/j.indcrop.2015.03.074.
R.E. Martini, S. La Tegola, A. Terenzi, J.M. Kenny, S.E. Barbosa, Polyethylene-based nanocomposite films:
Structure/properties relationship, Polym. Eng. Sci. 54 (2014) 1931–1940. doi:10.1002/pen.23743.
84

BIOMASA Y BIOPLAGUICIDAS.

LOPRETTI, Mary; LLUBERAS, Gabriela.

Facultad de Ciencias. UDELAR. Universidad de la República Uruguay.

Introducción
Los bioplaguicidas representan en el presente uno de los temas importantes a
investigar con el fin de sustituir los tradicionales derivados del petróleo. Este concepto se
encuentra dentro de las metodologías de Biorrefinería ya que se pretende obtener por un
lado sustancias por métodos extractivos a partir de Biomasa con acciones similares a las de
la petroquímica y por otro lado utilizar métodos biotecnológicos que modifiquen la biomasa y
obtener compuestos que formulados tengan el mismo fin. En este tipo de aplicación
encontramos el uso de biopolímeros como lignina, celulosas, etc. El uso de la biomasa
además ha avanzado notoriamente en aplicaciones de encapsulación tanto de compuestos
como de microorganismos lo cual permite obtener formulados de liberación lenta y obtener
mayor permanencia y estabilidad. En esta aplicación son varios los polímeros que se uilizan
como quitina, lignina, proteínas etcara la obtención de microesferas y microcápsulas como
también nanoestructurados.

Del punto de vista de los bioplaguicidas.


Los biopesticidas son derivados de materiales naturales como animales, plantas,
microorganismos y minerales. Los bioplaguicidas son altamente específicos contra las
plagas objetivo y generalmente representan poco o ningún riesgo para las personas o el
medio ambiente. Los pesticidas tradicionales, por el contrario, en general son materiales
sintéticos, que no sólo afectan a la plaga objetivo, sino también organismos no deseados,
tales como insectos benéficos, la vegetación circundante y la vida silvestre ( EPA, 2010). Sin
embargo, existen algunos inconvenientes en cuanto al uso de los bioinsecticidas, por
ejemplo estos pueden ser dañinos para otros organismos que no son el objetivo, o si se trata
de un organismo bioregulador, este elimine a otro que es importante en la cadena trófica de
un ecosistema, lo que repercutiría en la población de individuos que se alimentan del insecto
plaga que se está tratando de regular. Los bioplaguicidas son eficaces en el control de
plagas agrícolas, sin causar daños graves al ambiente o empeorar la contaminación del
medio ambiente. La investigación y el desarrollo de su aplicación práctica en el campo se
enfocan a mitigar la contaminación ambiental causada por residuos de plaguicidas químicos,
aunque por su naturaleza biológica también promueven el desarrollo sustentable de la
agricultura.
85

Los bioplaguicidas se dividen en general en dos grandes grupos: agentes o


plaguicidas microbianos, que incluyen las bacterias, hongos, virus y protozoos, y agentes o
plaguicidas bioquímicos, que comprenden los atrayentes, hormonas, reguladores del
crecimiento de plantas e insectos, enzimas y sustancias de señalización química, muy
importantes en la relación planta insecto (Simberloff, 2012;
Kehrli y Wratten, 2011).

• Plaguicidas botánicos.
Los plaguicidas botánicos son derivados de algunas partes o ingredientes activos de
las plantas. En los últimos años, la aplicación de varios productos de plantas medicinales ha
llamado mucho la atención como alternativas efectivas a los pesticidas sintéticos. Estos
productos vegetales son muy eficaces, menos costosos, biodegradables y más seguros que
sus equivalentes sintéticos, los cuales son altamente persistentes en el medio ambiente y
tóxico para los organismos no blanco, incluidos los humanos a los cuales le causan muchas
de las enfermedades no identificadas después de la bioacumulación (Tabla 1). Se ha
demostrado que estos compuestos afectan a las poblaciones de insectos, disminuyen la
supervivencia de desarrollo y la tasa de reproducción. Varias plantas que pertenecen a
diferentes familias contienen una serie de fitoquímicos tales como saponinas, taninos,
alcaloides, di y triterpenoides, entre otros, los cuales presentan alta actividad insecticida. El
efecto nocivo de los extractos de plantas o sus compuestos puros contra los insectos se
puede manifestar de diversas maneras, incluyendo la toxicidad, la mortalidad, inhiben el
crecimiento, la supresión de comportamiento reproductivo y reducen la fertilidad y la
fecundidad (Singh et al., 1996; Leng et al., 2011). Al seleccionar una o varias plantas por
cualquiera de estas vías, hay que tener en cuenta ciertos criterios que contribuyen al éxito
de la investigación, y son los siguientes: (Alfonso, M. 2002. Los plaguicidas botánicos y su
importancia en la agricultura orgánica. Agricultura Orgánica 2. 26-30 pp.).

1.- La especie botánica debe ser: i) Perenne (no en todos los casos), ii) De fácil desarrollo o
cultivo, iii) No afectarse fisiológicamente después de la recolección del material, iv) No
convertirse en una planta indeseable u hospedera de fitófagos o fitopatógenos, v) Poseer
usos económicos complementarios.

2.- El material para el control de plagas debe: i) Tener amplio espectro de acción, ii) Ser de
fácil cosecha y procesamiento, iii) Ser relativamente inocuo para otros organismos,
incluyendo al hombre.
86

3.- Las sustancias bioactivas deben: i) Encontrarse en partes accesibles y renovables de la


planta, ii) Concentradas a niveles económicos., iii) Relativamente estables para la
conservación y re lativamente persistentes.

4.- Referente a la producción y uso de los plaguicidas naturales de origen botánico, éstos
deben ser: i) Artesanalmente factibles para pequeños agricultores, ii) Técnicamente
ejecutables y económicamente rentables a nivel industrial.

• Plaguicidas microbianos
Los organismos que se utilizan en la formulación de un plaguicida microbiano deben
ser efectivos y tener una alta especificidad y patogenicidad contra una o más plagas de un
cultivo de importancia económica o social, lo cual permite asegurar un buen mercado. La
mayoría de los insecticidas microbianos son degradados rápidamente después de su
aplicación, aunque algunos tienen la capacidad de reproducirse en condiciones de campo.
El grupo de microorganismos entomopatógenos es variado y diverso. Entre ellos se
encuentran un amplio grupo de virus, bacterias, nematodos y hongos entre otros (Allfonso,
2002; Nava et al., 2010; Mansour et al., 2012)(Tabla 2). Cada uno de estos subgrupos se
compone de un número de organismos que varían en su manera de infectar, el sitio en que
se replican, y el mecanismo patogénico. Mientras que algunos patógenos presentan rangos
de hospederos muy amplios, la mayoría prefieren ciertas especies de insectos. También
difieren en cuanto a su patogenicidad selectiva de acuerdo a las diferentes etapas de
desarrollo del insecto huésped.

• Micoinsecticidas
Los micoinsecticidas (productos formulados con hongos entomopatógenos)
constituyen una pequeña fracción de los biopesticidas. El hongo invade la hemolinfa, por lo
que la muerte del insecto se debe a una combinación de daños mecánicos producidos por el
crecimiento del hongo, desnutrición y por la acción de los metabólitos secundarios o toxinas
que el hongo produce. Durante el proceso de invasión, se producen cuerpos hifales y
protoplastos que carecen de una pared celular, por lo que no son detectados por los
hemocitos del insecto, lo que provoca que el hongo se disperse en el insecto para adquirir
nutrientes, ocasionándole la muerte (Aronson et al., 1998; Fernández y Juncosa, 2002;
Alatorre, 2007; Andaló et al., 2010; Leng et al., 2011) (Tabla 3).

Del punto de vista de la Biomasa.


El uso creciente de biopolímeros en diferentes aplicaciones industriales posiciona a
la lignina como uno de los polímeros polifuncionales de mayor aplicación. Este potencial es
altamente dependiente de las posibles modificaciones que se puedan realizar en la
87

estructura química del polímero. Algunas aplicaciones industriales pueden ser


implementadas mediante biopolímeros asociados utilizados en materiales compuestos
híbridos. Recientemente polímeros como lignina, celulosa, quitina y quitosano se han
aplicado en desarrollos de medicina y agroindustria, entre otros (Fig. 1). La lignina es un
compuesto polifuncional fenólico que forma un complejo lignina - celulosa en madera y
plantas. La extracción y las modificaciones de su estructura se pueden dar por vía química,
tal como se realizan en procesos industriales, además de modificación por vía
microbiológica o enzimática, las cuales son ampliamente estudiadas en proyectos de
investigación y con menor desarrollo industrial. Desde el punto de vista químico, la lignina es
un biopolímero muy resistente a la hidrólisis enzimática en comparación con otros
biopolímeros. La incubación de ligninas con enzimas, muestra un incremento menor en los
pesos moleculares de los oligómeros que los que se encuentran en las fermentaciones con
microorganismos, posiblemente porque los pequeños fragmentos son eficientemente
metabolizados y desaparecen quedando un sustrato remanente de gran peso molecular.
Se sugieren al menos tres modelos de degradación ocasionada por hongos
basidiomicetes. En otros grupos de hongos como los pardos, no se conoce exactamente el
mecanismo de degradación. Estos procesos son la ruptura oxidativa de la cadena propilo
lateral entre carbonos alfa y beta para la formación de ácido benzoico; la ruptura del enlace
aril éter y modificación de la cadena lateral, y la degradación del núcleo aromático por una
apertura oxidativa del anillo. Otros estudios evaluaron algunos de los posibles mecanismos
en enzimas de hongos de pudrición blanca, como la lignina peroxidasa y la lacasa (Fig 2).
Los estudios se realizaron con compuestos modelo de distinto tipo. Dentro de los materiales
lignocelulósicos se encuentran tres compuestos fundamentales, celulosa, hemicelulosas y
lignina, y uno de los desafíos más grandes es modificar y valorizar la molécula de lignina.
Con un tratamiento adecuado estos materiales pueden transformarse en productos de
mayor valor agregado, con la etapa de fraccionamiento como la de mayor importancia. La
separación de la lignina, puede hacerse en forma química, Kraft, organosolv, por ejemplo, o
en forma selectiva, utilizando sistemas microbianos o enzimáticos. Una vez producida la
etapa de fraccionamiento vía delignificación, los procesos de hidrólisis y fermentación
permiten obtener los distintos productos. De estas aplicaciones vemos en general que la
celulosa se usa como pulpa para papel, o se convierte en derivados como rayón, celofán,
acetato de celulosa, CMC (carboximetilcelulosa) o butirato de celulosa. La hemicelulosa
acompaña la celulosa en la pulpa de papel o se transforma a furfural. Los productos con
fines energéticos se hidrolizan a glucosa para luego ser fermentados. A su vez, la lignina
presenta algunos usos actuales: moléculas de bajo peso molecular, como vainillina, fenoles
y derivados; uso en solución como dispersante, estabilizante de emulsiones, agente
complejante, precipitante o coagulante; uso para la producción de diversos polímeros, tales
88

como resinas termo rígidas; uso como matriz para absorción o intercambio iónico;
conversión mediante carbonización y pirolisis en carbón activado.

2.-Modificaciones de Biomasa para la obtención de compuestos con actividad


germicida.
Las modificaciones de la Biomasa se enmarcan fundamentalmente en
despolimerizaciones de los biopolímeros tanto celulosas como ligninas lo cual permite
obtener unidades monoméricas u oligoméricas que pueden ser utilizadas para formulaciones
de actividad germicida específicas. Las modificaciones se llevan adelante gracias a
procesos biotecnológicos específicos como hidrólisis enzimáticas y procesos de
fermentación sólida y sumergida donde el sustrato es la biomasa. El tipo de biomasa
utilizada puede ser de origen vegetal, microbiano o animal. En cuanto a algunos procesos
enzimáticos se puede mencionar una enzima degradante de lignina fue extraída de la
bacteria Acinetobacter anitratus y su actividad en Eucaliptus grandis y trigo. Enzima que
contiene dos fracciones activas con pesos moleculares de 63 000 y 95 000 Daltons, y
puntos isoeléctricos de 5,9 y 7,2, respectivamente. Los objetivos son estudiar la lignanasa
extraída de Acinetobacter anitratus utilizando alcohol bencílico como sustrato modelo, y
evaluar la enzima extraída y la actividad de células para la lignina Pinus pinaster (Kraft). La
actividad de ligninasa de las células de Acinetobacter anitratus y la enzima extraída de esa
bacteria se midió con un sustrato modelo (alcohol bencílico) y dos sustratos de lignina:
lignina de Pinus pinaster precipitada a partir de licor negro Kraft y licor negro tratado. La
actividad de esta enzima intracelular se confirmó en alcohol bencílico, mostrando una curva
de Michaelis sigmoide para la concentración constante de H2O2 (Lopretti, 1990). La tasa
máxima observada fue de 368 mmol de alcohol bencílico por g de proteína por minuto
utilizando 60 mM de alcohol bencílico. Mientras que la actividad de la enzima con lignina
como sustrato mostro una tasa máxima de 38,8 mg de lignina por g de proteína por minuto.
La actividad enzimática sobre el licor negro tratado conduce a la producción de compuestos
de bajo peso molecular y a la polimerización parcial de la lignina (Fig. 3). Mientras que la
actividad de la enzima con lignina como sustrato mostro una tasa máxima de 38,8 mg de
lignina por g de proteína por minuto. La actividad enzimática sobre el licor negro tratado
conduce a la producción de compuestos de bajo peso molecular y a la polimerización parcial
de la lignina. La evolución de la distribución del peso molecular de la muestra original con el
tiempo fue seguida por cromatografía líquida de alta presión (Fig. 4 y 5). Se han descubierto
que los basidiomicetos como Coriolus versicolor, P. chrysosporium y T. versicolor son los
microorganismos degradantes de la lignina más eficaces estudiados. Las enzimas son
capaces de oxidar la parte no fenólica de la lignina,
89

Nombre Familia y especie Parte planta Compuestos Actividad


común biológica
Romerillo Asteraceae. Bidens Planta Alcaloides Insecticida
Blanco pilosa entera
Damasquina Tagetes patula Flores, Tiofenoles, fenoles, Nematicida,
Planta flavonoides, insecticida,
entera cumarinas acaricida
Paraiso Melia azedarach Fruto, Triterpenos, Insecticida,
Aceite, hojas alcaloides Antialimentario
Nescafe Facaceae. Canavalia Semillas Aminoacidos, Insecticida,
ensiformis Antocianidinas, Molusquicida
Poliuronidos
Frijol Canavalia gladiata Semillas Taninos,triterpenos, Insecticida,
machete esteróides,saponinas Molusquicida
, aminoácidos
Tomate Lycopersicon Hojas, Fruto Alcaloides, fenoles, Insecticida
esculentum cumarinas
Lima, limón Citrus aurantifolia Cascara de Flavonoides, fenoles Insecticida
dulce la fruta
Eucalipto Myrtaceae Fruto, Hoja Flavonoides, fenoles, Fungicida,
Eucalyptus globulus terpenos. Insecticida,
Repelente
Pimienta Piperaceae. Piper Semilla Taninos, alcaloides Insecticida
nigrum
Granada Punicaceae. Punica Cascara de Flavonoides, fenoles Insecticida,
granatum la fruta Bactericida
Sauce Salicaceae. Salix Hojas Fenoles Insecticida
safsaf

Tabla 1- Producción de bio-plaguicidas a partir de fuentes botánicos.

Grupo Especies Representativas Insectos susceptibles


Hongos Beauveria bassiana Lepidóptera, Homoptera, Himenoptera, Coleóptera,
Díptera (Trips, mosca blanca)
Matarhizium anisopliae Lepidóptera, Homoptera, Himenoptera, Coleóptera,
Díptera (Trips, mosca blanca)
M. flavoviride Cucarachas
Verticillium lecanii Cucaracha
Isaria fumosorosca Mosca blanca (Bemisia tabaci)
Lecanicillium longisporum Afidos, Mosca blanca (Bemisia tabaci y Trialeurodes
vaporariorum)
Lagenidium giganteum Afidos, mosquitos
Bacterias Bacillus popillae Escarabajos
B. thuringiensis Lepidóptera, Díptera
B. thuringiensis var Krustaki Larvas de lepidópteros
B. thuringiensis var aizawai Larvas de lepidópteros
B. sphaericus Mosquitos
Closatridium malacosome Patógenos oportunistas con especies susceptibles en los
Pseudomonas aeruginosa taxones de insectos más importantes
P. fluorescens Lepidópteros(orugas), escarabajo de la papa

Tabla 2 -Producción de bio-plaguiciodas a partir de microorganismos.


90

Agente biológico Huéspedes


B. bassiana Coleóptera/ Hemíptera/ Lepidóptera/Díptera Ostrinia nubilalis/
Heteróptera/ Ortóptera/Trips, mosca blanca, polilla dorso de
diamante
B. bongniartii Melolontha/Coleóptera/Hemíptera/Díptera

Lagenidium giganteum Mosquitos


M. anisopliae Ancolamia spp. Prospia spp. Adoryphouse couloni, Phyllophaga
spp. Locusta pardaliina y otras langostas y chapulines

Isaria fumosorosea Coleóptera/Nematodos/Mosquita blanca


P. fumosorosea Mosquita blanca, afidos

Nomurea rileyi lepidóptera


Verticillium lecanii Brevycorine brassicae/ Afidos/ Mosquita blanca, trips

Beauveria y Metarhizium Insectos/ pasto

Tabla 3 -Producción de bio-plaguicidas a partir de plaguicidas micoinsecticidas.

pero no se detectó en muchos hongos degradantes de la lignina. Los glicopéptidos son


capaces de catalizar reacciones redox y así producir radicales libres de hidroxilo. Se ha
demostrado que los mismos hongos como P. ostreatus y G. trabeum producen diferentes
enzimas cuando se utilizan diferentes sustratos complementarios. Se trata la aplicación de
estos sistemas de oxidación enzimática de Gloeophyllum trabeum y Pleurotus ostreatus, en
SF con el objetivo de obtener procesos experimentales de despolimerización y
desmetoxilación. Lignina organosolv (LO) más 3,4-trimetoxibenzaldehído, ó ácido siríngico,
ó resorcialdehído mostraron que G. trabeum y P. ostreatus crecieron, mientras que LO más
4-hidroxi-3-metoxibenzaldehído y LO más guaiacol no permitieron el crecimiento de ambos
hongos. Lignina Kraft (LK) más 3,4-trimetoxibenzaldehído y LK más resorcialdehído
mostraron crecimiento de G. trabeum y P. ostreatus, mientras que LK + ácido siríngico, LK +
4-hidroxi-3-metoxibenzaldehído o LK + guaiacol no permitieron el crecimiento de ambos
hongos.

En el crecimiento en un medio solido.


Producción de enzimas en el sistema SF.
Este estudio ha demostrado que es potencialmente factible preparar extractos
enzimáticos específicos capaces de dirigir la degradación de la lignina hacia oligómeros o
monómeros que presentan características estructurales variables. Si la despolimerización es
el objetivo principal, el proceso se dirigirá hacia la inducción de la actividad Lig peroxidasa,
si se busca demetoxilación, la inducción estará dirigida hacia la actividad catalítica de
91

péptidos y enzimas que contienen hierro, e hidrolasas si se desea introducir funciones


carboxílicas.

3.-Formulación de bioplaguicidas a partir de unidades funcionales de biomasa.


En las últimas décadas se ha trabajado sobre el concepto de la “Biomásica” como
alternativa de la “Petroquímica”. Este concepto de desarrollar a partir de Biomasa
(biopolímeros) productos energéticos como biocombustibles, productos químicos como
plaguicidas, ácidos orgánicos, alcoholes, aromas, entre otros, productos farmacéuticos,
materiales poliméricos híbridos, etcétera, permite pensar en una nueva área de biorefinería
que valoriza diferentes partes de las moléculas que constituyen la biomasa, ya sea por
extracción y/o por transformación en productos de mayor valor agregado. En varios trabajos
en el tema, ha demostrado que la demetoxilación es el mayor cambio producido sobre la
lignina, y los microorganismos que más se han estudiado son Poria cocos y Gloeophyllum
trabeum. En resumen, la principal diferencia entre hongos blancos y hongos de pudrición
parda es que los últimos tienen muy poca habilidad de metabolizar los anillos aromáticos.
Entre los géneros estudiados se hallan: Graphium, Monodictys, Allescheria,
Paecilomyces, Populospora y Thielevia, los cuales degradan lignina. Estas especies
degradan lignina más efectivamente en maderas duras que en maderas blandas. En los
estudios se emplean 14C de cadenas laterales a los anillos y DHPs con metoxilos
marcados, y 14 ligninas que permiten ver el mecanismo de acción.
La degradación por acción de bacterias se comenzó a estudiar más recientemente;
algunos cultivos de Nocardia muestran capacidad de degradar compuestos modelos
sintéticos, o 14C- DHP o 14 C ligninas de lignocelulosa. Entre los microorganismos más
estudiados, se encuentran los llamados hongos de pudrición blanca, que incluyen varios
cientos de especies de Basidiomycetes y unas pocas especies de Ascomicetes. Estos
hongos son los más estudiados y se ha demostrado que degradan rápidamente la mayor
parte de los componentes de la madera a CO2 y agua. Los carbohidratos y ligninas son
degradados simultáneamente durante la degradación de la madera, y existen algunos
hongos que parecen tener preferencia en degradar los componentes de la lignina, como P.
chrysosporium, C.versicolor y P. ostreatus. La forma de degradación por hidrólisis de
distintos enlaces y cambios en los grupos funcionales, o diferencias en los pesos
moleculares, no es conocida con exactitud para todos los microorganismos que actúan. En
este trabajo se busca estudiar consorcios de microorganismos con diferentes capacidades
de síntesis de enzimas, complementarias entre sí, para la degradación específica de lignina,
y obtener las denominadas “unidades fenólicas para copolimerización” en un sistema
repetible y escalable que permita su uso comercial.
92

Enzimas Cultivo de G. Cultivo de P. Cultivo Cultivo mixto


trabeum UE/ml ostreatus UE/ml mixto 1:2
1:1 UE/ml UE/ml
Lig peroxidasa - 30 30 45
Lacasa - 20 40 25
Hidrolasa de 60 - 70 60
metoxilos
Mn oxidasa - 20 25 35
Enzimas sintetizadas en medio con lignina Kraft.

Enzimas Cultivo de G. trabeum Cultivo de P. Cultivo Cultivo mixto


UE/ml ostreatus mixto 1:2
UE/ml 1:1 UE/ml
UE/ml
Lig peroxidasa - 38 35 50
acasa - 34 60 42
Hidrolasa de 85 - 80 75
metoxilos
Mn oxidasa - 28 32 45
Enzimas sintetizadas en medio con lignina Organosolv.
Tabla 4. De los ensayos en medio líquido de crecimiento en ligninas Kraft y organosolv se
identificaron enzimas sintetizadas.

El estudio se desarrolla en un sistema de fermentación semisólida, que resulta más


afín para los hongos, similar al medio natural, en lugar de utilizar una producción en sistema
sumergido. Se muestra una extensa oxidación en la lignina tratada y se obtienen productos
de la despolimerización y oxidación.
La distribución de fracciones de diferente PM cambia cuando se trabaja en un
sistema de fermentación semisólida. Tanto para las ligninas Kraft como organosolv los
perfiles espectrofotométricos indican que aparecen fracciones con el mismo perfil de elución,
en las ligninas sin tratamiento y las tratadas en FSS, pero la concentración es menor en las
fracciones que tienen una velocidad de aparición temprana, las fracciones de mayor peso
molecular. En ambos casos aparecen también fracciones de menor peso molecular que no
se hallaban en las ligninas sin tratamiento, causadas por las enzimas presentes. Estos
estudios demuestran que es factible preparar consorcios enzimáticos capaces de modificar

Muestra 280 nm 310nm 354nm 375 nm


Lignina K sin tratamiento 0.20 0.02 0.04 0.06
Lignina O sin tratamiento 0.28 0.04 0.06 0.01
Lignina K con tratamiento 0.12 0.08 0.10 0.18
Lignina O con tratamiento 0.10 0.02 0.06 0.02

Tabla 5. Cultivo de G. trabeum y P. chrysoosporium muestran actividad enzimática para Lig


peroxidasa, Laccasa y Demetilasa. El gran aporte de actividad hidrolítica del grupo metoxilo
(demetilasa) la realiza G. trabeum. Absorbancias obtenidas del barrido espectrofotométrico de los
extractos de cultivos de LK y LO en concentrado enzimático formado por 100UE Lig peroxidasa,
100UE lacasa, 50 UE demetilasa.
93

por despolimerización oxidativa un polifenol como la lignina, dando siempre oligómeros


fenólicos estables denominados “unidades definidas” o “bloques”. Estas unidades que tienen
absorbancia a 280, 310, 354 y 375 nm se repiten y cuentan con la capacidad de ser
utilizadas para copolimerizar y obtener materiales poliméricos combinados o híbridos, como
poliuretanos reforzados, poliésteres y adhesivos.

Compuestos Híbridos: Lignina – Proteína - Quitosano como potenciales biomateriales


para aplicaciones industriales y del agro.

La quitina es un polisacárido natural encontrado en el exoesqueleto de crustáceos,


artrópodos y hongos. El quitosano es un derivado desacetilado de la quitina con naturaleza
policatiónica que promueve la formación de polielectrolitos similares a polianiones (Fig. 7).
El complejo híbrido lignina -proteína se realiza por enlace covalente entre los grupos OH
de la lignina y el COOH de la proteína. Este complejo se asocia con el quitosano en un
sistema de microesferas que da mayor estabilidad y donde participan sus grupos amino. El
objetivo de este trabajo es obtener fragmentos de diferentes ligninas por vía enzimática,
obteniendo unidades bien definidas, por medio de un control efectivo del mecanismo de
biodegradación. Esto permitiría sintetizar cantidades significativas de monómeros y
oligómeros fenólicos obtenidos a partir de recursos renovables. Asimismo, se pueden utilizar
residuos de la industria de la celulosa, con lo cual se aumenta el valor agregado de los
mismos en potenciales aplicaciones biomédicas y agronómicas de gran interés a nivel
mundial. En los filtrados de la producción de enzimas por cultivos mixtos de G. trabeum y P.
chrysosporiumin se obtuvieron concentraciones de proteína de 0.8 mg/mL. En todos los
casos se muestra actividad enzimática, siendo la mayor para la lignina peroxidasa.

Actividad enzimática G. trabeum y P. chrysosporium UE/mL


Lig peroxidasa + 20
Laccasa + 10
Demetilasa + 5

Tabla 6. Actividad enzimática obtenida en Sistema líquido de G. trabeum y P chrysosporium.

El compuesto híbrido Lignina-Proteína-Quitosano se desarrolló por interacciones de


enlaces de hidrógeno por sus grupos amino e hidroxilos. Esta interacción permite el
desarrollo de biomateriales estables, tales como nanopartículas y biomembranas. Estos
estudios demuestran que es factible preparar consorcios enzimáticos capaces de modificar
por despolimerización oxidativa un polifenol como la lignina dando siempre oligómeros
fenólicos estables “unidades definidas” capaces de ser utilizadas para copolimerizar en
compuestos híbridos. Estas unidades dan la posibilidad de sintetizar diferentes tipos de
94

edificaciones en blocks para la preparación de nuevos materiales poliméricos basados en


recursos renovables constituidos por lignina. Parece ser posible trabajar con sistemas
biológicos menos contaminantes y más específicos como son los consorcios enzimáticos.
Si bien la parte principal del trabajo fue la despolimerización, la posibilidad de demetoxilar
permitiría la incorporación del Fe contenido en péptidos y en hidrolasas, y la introducción
de grupos carboxilo y otros. Las microcápsulas del compuesto híbrido obtenido de
subproductos de la industria pesquera y la industria del papel permitirían agregar valor a
estos subproductos con posibles aplicaciones en la industria de la biomedicina y el agro.

4.-Materiales compuestos con actividad plaguicida.


Producción biotecnológica de copolímeros de espumas de poliuretano con
propiedades germicidas a partir arroz.
Se utilizaron desechos agroindustriales de cáscara de arroz. G. trabeum y P
chrysosporiumin se introdujeron en el medio de hongo que contenía 0,5% de lignina Kraft,
en presencia de 0,1 ml de sales de Kirk y 3% de extracto de levadura. La inoculación fue de
5% p / p de cada uno. En esta condición después de 7 días de cultivo, el hongo se introdujo
en un sistema de fermentación semisólido, con 50 kg de material lignocelulósico de arroz. La
humedad era del 70% y era necesario eliminar los materiales cada 5 días para incorporar
oxígeno. Cada cultivo resultante se dejó durante 30 días y después se obtuvo por lixiviación
el sobrenadante y se recuperó el material sólido. Este material parece una buena posibilidad
de obtener un co-poliuretano del arroz y su uso en la producción rural.
Finalmente, se hicieron pruebas germicidas usando hongos y bacterias, donde se
probaron los hongos y las bacterias que se encuentran en el medio rural y pueden
contaminar los materiales (Fig. 8). Un ejemplo de esto son los edificios dedicados a la cría
de aves de corral, cerdos y otros animales que tienen alta contaminación. El objetivo fue
probar la resistencia a la contaminación de poliuretanos hechos de lignocelulósicos
funcionalizados biológicamente como polioles para su uso en la formulación de poliuretanos.
Pruebas germicidas. Hongos: Thrichoderma harizianum: parte de la colección del
Laboratorio de Bioquímica y Biotecnología CIN. Amplia distribución y dispersión de esporas
contaminantes especialmente en primavera y otoño Bacterias: E. coli spp. Aislada del suelo
de aves reproductoras. Es parte de la colección del Departamento de Biotecnología (LATU)
Rhanella spp (GenBank N ° EU723217) aislada dentro de los tallos de maíz, diazotrofa,
fosfato solubilizante y produciendo ácido indol acético (Montanez et al., 2009, 2012). Es
parte de la colección del Laboratorio de Microbiología del Suelo. Bradyrhizobium elkanii
(U1301 y U1302). Inóculo comercial ampliamente utilizado en cultivos de soja en suelos de
Uruguay. En todos los casos los aislados se propagaron en medios ricos durante 5 días.
Posteriormente, se realizaron ensayos utilizando el poliuretano obtenido a partir de cáscara
95

de arroz. Cada una de las placas (por triplicado) se inocularon con el hongo y las bacterias
cada una, y se mantuvieron durante 1 y 2 meses controlando el crecimiento y la colonización
por agentes microbianos. En todos los casos se observó crecimiento, pero no se atacó el
poliuretano. Se realizarán trabajos futuros controles por un año determinando productos de
degradación si aparecen determinando la vida útil del material. Se considera importante
tener un material con actividad germicida y en un momento puede degradarse para su
manejo final. Este tipo de material puede obtenerse de diferentes biomasas y pueden
contener diferentes bioactivos de actividad germicida y plaguicida.Como proyecciones
futuras se puede pensar en polietilenos de recubrimiento , en placas de acción insecticida,
fungicida y bactericida

5.-Utilización de Biomasa para microencapsular compuestos con actividad plaguicida.


Producción de microcápsulas de quitosano conteniendo limoneno.
Existe la posibilidad de formar microcápsulas de quitosano que contengan lo aroma
en el interior. Lo proceso pasa por etapas sucesivas, la primera de las cuales involucra la
formación de una emulsión aceite-agua (O/W). La formulación utilizada se presenta en la
Fig. 10, así como lo esquema de la fase de reticulación con glutaraldehído. Se utiliza como
fase acuosa, una solución de lecitina al 1%, mientras que como fase orgánica se utiliza una
solución de limoneno (principio activo).

Paralelamente, se prepara una solución de quitosano al 2% en ácido acético al 10%.


En un vaso de bohemia, se coloca la fase orgánica y la fase acuosa (Figura 5). La mezcla se
agita a alta velocidad durante un cierto tiempo. Posteriormente se adiciona la solución de
quitosano al 2%, modificando la agitación a baja velocidad y se ajusta el pH a 6.0 con
NaOH, manteniéndose la agitación. Luego, se añade el glutaraldehído al 25% y la mezcla se
mantiene 2 horas en agitación, para luego dejar decantar las microesferas y lavarlas. Esta
técnica de formación de microcápsulas de quitosano incorporando limoneno, ha utilizado
lecitina como fase acuosa. El objeto de su uso ha sido evaluar dicha molécula en
comparación con otras similares.

6.- Utilización de biomasa para microencapsular microorganismos antagónicos.


Microencapsulacion de levaduras Kluyveromyces marxianus en diferentes sistemas y
materiales.
Existen varios soportes poliméricos utilizados en las técnicas de microencapsulación.
La microencapsulación en esferas de alginato es un método que permite mejorar la
viabilidad de los microorganismos. El alginato presenta una amplia distribución de usos y al
ser una proteína aporta un componente nutricional añadido. Sin embargo, el uso de alginato
es limitado debido a su pobre estabilidad física en presencia de agentes quelantes. Una
96

matriz de alginato expuesta a bajos valores de pH produce una reducción en el peso


molecular del alginato causando la rápida degradación y descarga de las células o de
ingredientes activos. Por otro lado se pueden considerar policationes como el quitosano que
forman fuertes complejos con alginatos, los cuales son estables en presencia de quelantes
de Ca2+. Así, cubriendo las esferas de alginato con quitosano se puede mejorar su
estabilidad química y mecánica, consecuentemente mejorando la efectividad de la
microencapsulación. El quitosano es un polisacárido de β–1,4–D–glucosamina con
excelentes propiedades biológicas. Este biopolímero policatiónico es obtenido por
desacetilación química de la quitina (principal componente del exoesqueleto de crustáceos e
insectos) y es el segundo polisacárido más abundante. Es componente de la pared celular
de hongos Cigomicetes, donde es sintetizado por acción de la quitina desacetilasa,
convirtiendo los resíduos N–acetilglucosamina de la cadena, en resíduos glucosamina. La
carga positiva que se produce en medio ácido como resultado de la protonación del grupo
amino presente en cada unidad glucosamina, le confiere solubilidad en medio acuoso.
Existen otros materiales sintéticos para microencapsular como el alcohol polivinílico que
permite obtener microesferas firmes, bien definidas y estables. El polivinil acetato (PVAac)
es producido industrialmente por polimerización de acetato de vinilo, seguida de una
hidrólisis a PVA con liberación de los grupos acetato. Esta conversión no es completa, y se
debe determinar el grado de hidrólisis alcanzado. Por esta razón, el polivinil alcohol (PVA)
siempre se debe considerar como un copolímero de PVA y PVAc. Un aspecto no deseado
de esta técnica es la presencia de residuos de la reacción, que ocasionan la necesidad de
extracciones posteriores. Otro método de preparación de hidrogeles se basa en la
generación de interacciones físicas entre cadenas. Los hidrogeles físicos se forman a partir
de interacciones tipo enlace de hidrógeno. En este trabajo se estudió tres sistemas de
encapsulación de Kluyveromyces marxianus (una levadura) con el fin de estudiar su
actividad fermentativa y poder obtener un sistema estable que permita fermentaciones en
sustratos con presencia de inhibidores como subproductos de la hidrólisis de lignina y
subproductos de la hidrólisis de hemicelulosa (Lopretti, L. Olazabal, 2014 -
Microencapsulacion de microorganismos K. Marxianus de diferentes sistemas y materiales).
De los resultados de microscopía electrónica podemos ver las cápsulas vacías y con
crecimiento de levaduras, observando buen crecimiento en todos los soportes. Las
microesferas de PVA presentan el mayor desarrollo y estabilidad. De los resultados
obtenidos de las fermentaciones de la levadura libre y encapsulada se realizaron
evaluaciones por dos técnicas, de destilación y comatografía gaseosa obteniendo
resultados similares. Los sistemas de microencapsulación ofrecen una clara protección de la
levadura. Si se estudia su metabolismo fermentativo se observa que son viables en los tres
sistemas. Este tipo de sistema se puede usar para encapsular hongos antagónicos
97

controladores de patógenos o microorganismos benéficos. La conjunción de obtener


compuestos con acción bioplaguicida, el uso de microorganismos antagónicos y la
posibilidad de encapsular los bioactivos en biomasa hace muy interesante el desarrollo de
estas tecnologías sobretodo si se utilizan residuos agroindustriales para obtenerlos ya que
se estarían valorizando recursos y solucionando problemas de contaminación ambiental
generados por el acúmulo de residuos sólidos. Quedan muchas interrogantes sobretodo en
los ensayos de campo y en la producción a escala industrial de estos compuestos de acción
bioplaguicida. En las Figs 12 y 13 vemos las esferas de alginato, en las Figs 14 y 15 las de
quitosano y en las Figs 16 y 17 las esferas de poli(vinil alcohol).
98

Fig. 1. Potenciales productos que se derivan de la lignina.

Fig. 2. Se muestran los principales enlaces presentes en la macromolécula de la lignina y sus


posibles tipos de ruptura de potencial interés comercial.
99

Fig. 3- Actividad ligninasa en KH2PO4 pH 4.2 sobre alcohol bencílico (T= 35ºC, constante
concentración of H202 = 0,267M).

Fig. 4. Diferentes absorbancias respecto a la concentración de lignina para diferentes λ: 210, 245,
275, 310 nm.

Fig. 5. Absorbancias a 200 nm en el tiempo.


100

Fig. 6. Del análisis de actividad en los extractos filtrados de la producción de fenoles modificados se
obtuvieron los siguientes resultados. Actividad enzimática (UE/mL) obtenida en Sistemas semisólido
de G. trabeum y P. ostreatus en cultivo con lignina Kraft (a).Sistema semiolido de G. trabeum y P.
ostreatus en cultivo de lignina con Lignina Organosolv (b).

Fig. 7. Estructura de la quitina y del quitosano.


101

E. coli
2 meses
Ranella sp
2 meses E. coli
1 meses

Trichoderma
2 meses
Bradyrhizobium Trichoderma
2 meses 1 meses

Fig. 8. Pruebas germicidas

Fig. 9. Muestras de poliuretano con residuos de arroz


102

Fig 10 – (Der) Diagrama de reacción de reticulación (a) quitosano y (b) quitosano reticulado (Izq)
Relación de fases calculada en base a la reacción de reticulación entre dos moléculas de quitosano
por cada molécula de glutaraldehido (FA) = Fase acuosa, (FO)= Fase oleosa, (FQ)= Fase quitosano.

Fig 11 . Se muestran microcápsulas de poliuretano ( A ) y de quitosano ( B ) en TEM y SEM


( A ) Microcapasulas de poliuretano.

( B ) Microesferas de quitosano.
103

Fig. 12 Cápsulas de alginato vacías en microscopia SEM.

Fig. 13 Capsulas de aliginato con crecimiento de Kluyveromyces en microscopia SEM.

Fig. 14 Capsulas de quitosano vacías en microscopia SEM.


104

Fig. 15 Capsulas de quitosano con crecimiento de Kluyveromyces en microscopia SEM.

Fig. 16 Capsulas de alcohol polivinilico vacías en microscopia SEM.

Fig. 17 Capsulas de alcohol polivinilico con crecimiento de Kluyveromyces en microscopia SEM


105

Bibliografía.
- Alfonso, 2002. Los plaguicidas botánicos y su importancia en la agricultura orgánica. Agricultura
Orgánica 2. pp 26-30.
- Alatorre. 2007. Hongos entomopatógenos. pp. 127-143. En: L. A. Rodríguez del-Bosque y H. C.
- Arredondo-Bernal (eds.). 2007. Teoría y Aplicación del Control Biológico. Sociedad Mexicana de Control
Biológico, México. pp 303.
- Aronson, A. I., Beckman, W. and Dunn, P. 2011. Bacillus thuringiensis and related insect pathogens.
Microbiological reviews. pp 1-24.
- BenJannet, H., Skhiri, F., Mighri, Z., Simmonds, M. S. J., Blaney, W. M. 2001. Antifeedant activity of
plant extracts and of new natural diglyceride compounds isolated from Ajuga pseudoiva leaves against
Spodoptera littoralis larvae. Ind. Crop. Prod. 4: 213-222.
- Fernández, Rafael Juncosa, 2002. Biopesticidas: ¿La agricultura del futuro? Phytoma 141: 14-19.
- García-Gutiérrez,P. Tamez Guerra, H. Medrano Roldán y M. B. González Maldonado. 2006a. Mercado
de bioinsecticidas en México. En: Biotecnología Financiera Aplicada a Bioplaguicidas. Cipriano García Gutiérrez
e Hiram Medrano Roldán (Eds). pp 17-40.
- Ing. Agr. Juan Vicente Ramírez Soto Jefe Agente de Extensión de Alajuela 2012 Bioplaguicidas
- Kehrli, P., Wratten, S. D. 2011. A perspective on the consequences for insect herbivores and their
natural enemies when they share plant resources. International scholarly research network. Article ID 480195, 6
pages doi:10.5402/2011/480195.
- Leng, Zhang, Pan, Zhao, M. 2011. Applications and development trends in biopesticides. African Journal
of Biotechnology. 10(86): 19864-19873.
- Mansour, Bakr, Hamouda, Mohamed,2012. Adulticidal activity of some botanical extracts, commercial
insecticides and their binary mixtures against the housefly, Musca domestica L. Egypt. Acad. J. Biolog. Sci., 5(1):
151-167
- M. Lopretti, M. Matías , A. Rodrigues. 1993. Activity of ligninase from A. Anitratus for degradation of
Pinus pinaster lignine Procces Biochemistry vol 28 nº8 pp543-547. ISSN: 1359-5113
- M. Lopretti, F.Barreiro;C. Ottati, A. Damboriarena. ;I.Fernandez; Olivera , A. I,2008 . Microencapsulación
de compuestos de actividad biológica INNOTEC .pp.19-23.
- M. Lopretti,,C. Cateto,.A,Barreiro, M.F., Ottati,C., Rodriguez,A.E., Belgacem,M.N. 2011 ” Biodegradation
study of lignin-based rigid polyurethane foam”. IX Simposio Argentino de Polímeros- SAP2011 , Bahia Blanca ,
Argentina, 2011.
- M. Lopretti,A. Gandini; 2012 Nuevos materiales Poliméricos derivados de Fuentes Renovables
INNOTEC nº 7(2012) pp 59-63.ISSN1688-3691/ISSN 1510-6593.
.
- M. Lopretti ,M.Ramos, V. Zamora, G. Rodriguez, M. Sibaja, S. Madrigal-Carballo,2012 Andamiajes
Tridimensionales tipo esponja basados en Bio-conjugados Colágeno-Quitosano como potencial biomaterial para
aplicaciones en ingeniería de tejidos INNOTEC nº 7(2012) pp 43-48.ISSN1688-3691/ISSN 1510-6593
- M. Lopretti, 2013 - G.trabeum and P.ostreatus Enzymes to change lignine and obtain high value
products from E. grandis residual lignocellulose 6º International Colloquium on Eucalyptus Pulp 2013, Uruguay.
- M. Lopretti, Marianell Esquivel, S. Madrigal, J. Vega-Baudrit y M. Sibaja 2013.Compuestos Híbridos
Lignina – Proteína - Quitosano Como Potenciales Biomateriales Para Aplicaciones Industriales.
- M. Lopretti, L. Vargas Arrones, J. Vega-Baudrit . 2016. Biotechnological production of Copolymers of
polyurethane foams with germicide properties from rice
- Nava-Pérez, Eusebio; García-Gutiérrez, Cipriano; Camacho-Báez, Jesús Ricardo; Vázquez-Montoya,
Bioplaguicidas, una opción para el control biologico de plagas. Ra Ximhai, vol. 8, núm. 3b, septiembre-diciembre,
2012, pp. 17-29, Universidad Autónoma Indígena de México.
- Simberloff, D. 2012. Risks of biological control for conservation purposes. BioControl. 57: 263–276.
- Sun, Peng, H. 2007. Recent advances in biological pest insects by using viruses in China. Virol. Sin.
22:158–162.
- Theilmann, Blissard, Bonning, Jehle, O’reilly, D. R., Rohrmann,Thiem, and Vlak, 2005. Baculoviridae.
pp. 177-185. En: Fauquet, C. M.; Mayo, M. A.; Maniloff, J.;
- Desselberger; Ball, (Eds.). The Eighth report of the international committee on taxonomy of viruses.
Elsevier, San Diego, California. 1259 p.
- Thiery, Frachon 1997. Idendification, isolation, culture and preservation of enthomopathogenic bacteria.
pp. 55–73. In: Lacey A. L. (ed.). Manual of techniques in insect pathology. Academic Press, London.
- Van Driesche, Hoddle, Center, 2007a. Plaguicidas microbiales: problemas y conceptos. En: Control de
plagas y malezas por enemigos naturales. Sección IX. Capítulo 23. 431-442.
- Van Driesche, Hoddle, Center 2007b. Uso de patógenos de artrópodos como plaguicidas. En: Control de
plagas y malezas por enemigos Naturales. Sección IX. Capitulo 24. 443466.
106

- Yang, Li, Zhang Y., Wang, Wang, Ding, 2012. Baculoviruses and insect pests control in China. African
Journal of Microbiology Research. 6(2): 214-218.
- Yasuhisa, 2007. Current status and prospects on microbial control in Japan. J. Invertebr. Pathol. 95:
181–186.
107

BIOPLAGUICIDAS.
USO, EFICACIA, REGULACION Y MERCADO.

PIZZOLITTO, Romina P.; DAMBOLENA, Jose S.; ZYGADLO, Julio A.

Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal. IMBIV - CONICET. Facultad de Ciencias


Exactas, Físicas y Naturales. Universidad Nacional de Córdoba.

Introducción.
En los próximos años la producción agropecuaria y las áreas de cultivo deberán ser
incrementadas significativamente, para poder cumplir con las necesidades de una población
humana que presenta una elevada tasa de crecimiento (Pavela, 2016). El aumento de las
áreas de producción agropecuaria no representa una solución, ya que la desaparición de las
áreas naturales trae consigo problemas en la provisión de agua dulce, perdida de diversidad
biológica y desertificación. Entre las variables a utilizar para cumplir con estos propósitos se
destacan la conservación de la calidad de los suelos, la mejora en el acceso tecnológico a
los productores agropecuarios, pero la ventaja que más predomina es mejorar la gestión de
manejo de las plagas que afectan a los alimentos a lo largo de toda la cadena de
producción. Una de las etapas en la producción de alimentos es su almacenamiento, en esta
fase más de 37 especies de insectos, descriptos como plagas de granos almacenados,
pueden deteriorar el material biológico con el agravante de actuar como agentes de
dispersión de microorganismos (Herrera et al., 2015; Soujanya et al., 2016). Más del 40% de
los alimentos producidos se pierden por la acción de diferentes plagas (Chandler et al.,
2011). Para lograr que los alimentos producidos y almacenados lleguen a los consumidores
en optimas condiciones, la industria química comenzó a incursionar en el tema de los
plaguicidas como una herramienta de control. En 1932 se produjo el 2-metil-3,5-dinitrofenol
considerado el primer herbicida orgánico, dando de esta forma comienzo al uso de los
herbicidas sintéticos en la producción agrícola. A partir de 1945 con los herbicidas: ácido 2-
(2,4-diclorofenoxi) acético (2,4-D) y 2-metil-4-cloro-fenoxiacético (MCPA) se amplió la
diversidad de sustancias a utilizar en las granjas para el control de las malezas. En 1934 se
descubrió la actividad fungicida de los ditiocarbamatos y bis-ditiocarbamatos, y
posteriormente se desarrollaron los fungicidas de contacto, dando lugar en 1976 al
surgimiento de cimoxanil, el primer fungicida sistémico. En 1939 P.H. Muller descubrió el
DDT (dicloro difenil tricloroetano), el primer insecticida sintético. Con la aparición de estos
nuevos productos el éxito en la producción se incrementó, lo que estimulo la investigación
para el desarrollo de nuevas moléculas sintéticas bioactivas. Actualmente en el mercado
existe aproximadamente unos 900 productos químicos para el control de las plagas que
108

afectan la producción agrícola (Gross, 2014, Harding & Raizada, 2015; Chandler et al.,
2011). Aunque hay que reconocer que gran parte de la producción agropecuaria se vio
incrementada por el uso de estos productos químicos (organoclorados, organofosforados,
carbamatos y piretroides), también se debe mencionar que su empleo está asociado a las
siguientes problemáticas:
i) El mal manejo en las dosis de aplicación dejan residuos que contaminan el agua y el
suelo.
ii) La falta de controles trajo problemas de salud en los trabajadores rurales durante la
manufactura, la manipulación y su aplicación.
iii) Aplicaciones cuyas dosis no fueron racionalmente elaboradas fueron creando
poblaciones de plagas resistentes o bien resultaron en la formación de plagas secundarias.
iv) Efecto sobre organismos beneficiosos que resultaron en la pérdida de productividad,
ejemplo polinizadores.
Esto llevo a los consumidores y organizaciones de agricultores a ejercer una mayor
presión sobre los gobiernos en el control por el uso de los plaguicidas sintéticos, tanto por la
salud de las personas que forma parte de la cadena de cosecha, acumulación y transporte
de la producción agropecuaria, como por los consumidores que no quieren los residuos de
estas sustancias en los alimentos. En el marco de tal situación, los gobiernos respondieron a
estos problemas con medidas reglamentarias, ejemplo de ello fue la prohibición a partir de
1972 de la utilización del DDT. Desde 1996 la EPA de Estados Unidos, establece el término
de plaguicidas de “riesgo reducido”, reevaluando los niveles de seguridad para la presencia
de residuos de plaguicidas en los alimentos. En este marco global, la OMS declaró al 2,4-D
como agente carcinogénico y estos productos comenzaron a ser revisados desde un punto
de vista toxicológico en los diferentes países. En la actualidad los plaguicidas químicos
sintéticos son los productos químicos más regulados y controlados (Isman, 2006; Chandler
et al., 2011; Cai & Gu, 2016). A partir del año 2001, la regulación de la comunidad europea
1107/09, prohíbe productos con potencial capacidad de cancerígenos o teratógenos (Pelaez
& Mizukawa, 2017). Estas disposiciones generan una mayor presión para el control de las
plagas en los almacenes o silos de acopio de granos u otros alimentos, donde no se puede
aplicar plaguicidas que dejen residuos y que puedan dañar la salud de la población. Es en
esta fase de la producción agropecuaria donde los bioplaguicidas toman mayor importancia.
Sin embargo, debido a las regulaciones actuales, los elevados costos de registros para los
nuevos productos y la escases de evaluaciones realizadas a campo, pocos son los nuevos
productos naturales bioactivos, diponibles para el control de las plagas.
109

Bioplaguicidas.
La OECD (Organisation for Economic Cooperation and Development) define un
bioplaguicida como una formulación o producto de un compuesto puro, obtenido desde una
fuente natural para el control de plagas de una forma amigable con el ambiente y con
escaso efecto sobre la salud humana. La agencia de protección ambiental de los Estados
Unidos también incluye en esta definición algunos transgenes (Chandler et al., 2011; Kumar,
2012). A partir de su definición se espera que estos compuestos naturales sean menos
tóxicos que los plaguicidas tradicionales, que muestren una acción más específica sobre el
organismo blanco y que sean biodegradables, para no generar residuos tóxicos en el suelo
o en el agua.

Fuente de obtención de los bioplaguicidas:


1. Microorganismos: vírus, bactérias, hongos y sus metabolitos secundarios.
2. Metabólitos secundarios obtenidos de las plantas.
3. Feromonas de insectos.
4. Semioquímicos.
5. Insectos predadores y/o parásitos.
6. Nematódeos entomopatógenos.
7. Plantas modificadas genéticamente para expresar resistencia a la acción de
insectos, hongos y/o virus.
Los puntos 5, 6 y 7 no serán tratados en este capítulo.

Fuente de obtención de los bioplaguicidas.


Microorganismos: virus, bacterias, hongos y sus metabólitos secundarios.
La agencia canadiense PMRA (Pest Management Regulatory Agency), la EPA
(United States Environmental Protection Agency) de los Estados Unidos y la comunidad
europea tienen registrado, desde 1972 hasta la fecha, más de 100 microorganismos y
productos derivados de ellos para el control de malezas, insectos y microorganismos plagas
(Harding & Raizada, 2015).

Fungicidas.
Blasticidina S es un beta-amino acido aislado del actinomycete Streptomyces
griseochromogenes, se utiliza como fungicida contra Magnaporthe grisea. Su mecanismo de
acción consiste en interferir con la peptidil transferasa y la elongación de la cadena proteica,
bloqueando de esta manera la biosíntesis de proteínas, tanto en células procariotas como
eucariotas. En el caso particular de los hongos, inhibe el crecimiento del micelio y la
germinación de esporas a una dosis de 1mg/mL (Copping & Menn, 2000). Este fungicida se
110

comercializa en Japón con el nombre Bla-S en forma de polvo seco o en formulación


emulsionante. La mildiomicina, un derivado de la serina, obtenido desde Streptoverticillium
rimofaciens y la tirosina o-metilada (puromicina) aislado desde Stroptomyces alboniger,
demostraron una marcada actividad antifúngica contra Blumeria graminis y Uncinula necator
por inhibición de la síntesis de proteínas, ejerciendo una escasa actividad toxica sobre
mamíferos (Lamberth, 2016). Estos micofungicidas son también utilizados para el control de
Erysiphe sp., Uncinula necator y Podosphaera sp. en plantas ornamentales, son productos
amigables con el ambiente y su DL50 en mamíferos es >4g/kg (Copping & Menn, 2000).
Sclerotinia sclerotiorum, un hongo causal de una gran pérdida en diferentes áreas cultivadas
y en zona de horticultura, es controlado en la actualidad a partir de la aplicación del
micoparasito, Coniothyrium minitans (Chandler et al., 2011).

Insecticidas/acaricidas.
Los polioxinas, aisladas desde Streptomyces cacaoi var. Asoensi, y las nikomicinas
aisladas desde Streptomyces tendae, son peptidil nucleosidos que bloquean la quitina
sintetasa, enzima que facilita la polimerización de la N-acetilglucosamina a quitina, vía la
activación del precursor UDP-N-acetilgucosamina. La molécula de quitina es un componente
esencial de la pared celular de las células fúngicas, siendo responsable de la forma y rigidez
de ella. El tratamiento con polioxinas produce un desarrollo anormal del tubo de germinación
y de las esporas (Copping & Menn, 2000). También es necesario mencionar que la quitina
forma parte del exoesqueleto de los invertebrados. Tanto plantas, bacterias como
vertebrados carecen de quitina, por lo cual esta vía metabólica es un excelente blanco para
el desarrollo de bioplaguicidas con actividad antifúngica, acaricida o insecticida (Lamberth,
2016), dado que tendría un efecto específico sobre los organismos blanco. Estos
compuestos mostraron baja toxicidad, dosis letal 50 (DL50) aplicación oral en ratas o ratones
fue >20g/kg y tampoco fueron observados efectos adversos sobre organismos no blancos o
en el ambiente (Copping & Menn, 2000). Las avermectinas, fueron aisladas desde
Streptomyces avermitilis MS & D, y demostraron actividad insecticidas/acaricidas por
contacto o ingestión. La avermectinas estimulan la liberación de GABA (ácido gama
aminobutírico) desde las terminales nerviosas y mejoran la unión del GABA al sitio del
receptor sobre la membrana post-sináptica de la neurona inhibitoria motor. Esta mejora de la
unión del GABA resulta en un incremento de los iones de cloro dentro de la célula, como
consecuencia existe una hiperpolarización y eliminación de la señal de transducción,
resultando en la inhibición de la neurotransmisión. La DL50 de las avermectinas en ratas es
de 10 mg/kg y en ratón de 13.6 mg/kg (Cooping & Menn, 2000). La Bt d-endotoxina,
producida por Bacillus thuringiensis, es una proteína que se sintetiza durante la formación
de la espora bacteriana y tiene la propiedad de causar lisis de las células intestinal de los
111

insectos susceptibles, dentro de un periodo de 48hs. Esta toxina nos es peligrosa para
vertebrados y se biodegrada en un período breve, no afectando otros organismos y al
ambiente (Chandler et al., 2011). Al principio, Bt d-endotoxina era producida
biotecnológicamente por fermentación y se aplicaba en forma de asperjado sobre los
frutales y cultivos de cereales. Actualmente, el gen productor de la Bt d-endotoxina se
incluye dentro del material vegetal transgénico (Chandler et al., 2011). Emamectina ((4’R)-
4″-deoxi-4″-(metilamino)avermectin B1), es un micoinsecticida muy efectivo contra las orugas
de Lepidópteras y su actividad es a través de la digestión de la misma. Se utiliza para el
control de mariposas y polillas en huertas y cultivos de maní, té y algodón. El producto se
comercializa como una emulsión de benzoato. Milbemectina, es un insecticida aislado del
actinomycete, Streptomyces hygroscopicus (Jensen) Waksman & Henrici, y presenta un
modo de acción similar al que se decribió para las avermectinas. Estos compuestos se
utilizan para controlar los ácaros (Coopin & Menn, 2000). Se comercializa bajo el nombre de
Koromite 1% (Gowan Mexicana SA). El “espinosan”, es un insecticida comercial compuesto
por una mezcla de espinosina A y espinosina D, aislados a partir de Saccharopolyspora
spinosa Mertz & Yao. El modo de acción de estos metabolitos fúngicos consiste en la
activación del receptor nicotínico de la acetilcolina, y un efecto sobre el receptor GABA. Se
utiliza para controlar orugas, insectos minadores, trips y escarabajos defoliadores. Un
aspecto positivo de este micoinsecticida es que no tiene efecto fitotóxicos y se comercializa
como una suspensión acuosa con nombres como Spin Tor (Dow AgroSciences) (Cooping &
Menn, 2000). Las polinactinas son productos del metabolismo secundario de Streptomyces
aureus Waksman & Henrici, y ham mostrado una marcada actividad para el control de
ácaros en ambientes de elevada humedad. Su modo de acción es la liberación de cationes
básicos, tales como el potasio, a través de la membrana de la mitocondria. El agua es
esencial para el efecto toxico, pues asiste en la penetración del principio activo y acelera la
liberación de los iones. Por su mecanismo de acción se utiliza para eliminar los ácaros en
los frutales. Para reducir el riesgo del desarrollo de resistencia se comercializan como una
mezcla de cuatro componentes bioactivos, algunos son las polinactinas y otros fungicidas
(Cooping & Menn, 2000).
Otros insecticidas microbianos están basados en virus y hongos entomopatógenos.
El primer control de una plaga, Cleonus punctiventris (Germanr), realizada con un hongo
Metarhizium anisopliae (Metschn.) Sorokin fue realizada en Rusia en 1888 (Srivastava et al.,
2009). En Estados Unidos y en Europa Cydia pomonella, granulovirus, es utilizado para el
control de polillas en las áreas de cultivo de manzanas. En Brasil se utilizó un
nucleopoyhedrovirus para el control de la oruga Anticarsia gemmatalis que afectaba los
cultivos de soja, y los hongos Beauveria bassiana (Bals) Vuill y Metarhizium anisopliae para
el control de escarabajos que afectaban los cultivos de caña de azúcar y de pasturas. En
112

África y Australia se utilizaron estos hongos para el control de las langostas. Actualmente la
FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) ha recomendado el uso de
ambos ascomycetes para el control de la langosta. En Argentina se utilizan los conidios de
Beauveria bassiana para el control de vinchuca y moscas y es comercializado por
laboratorios Biagro SA (Faria & Wreigt, 2007). En los últimos años, un gran número de
empresas han desarrollados más de 140 micoinsecticidas desde diferentes cepas y
especies de hongos (Srivastava et al., 2009).

Control de malezas.
La eliminación de las malezas en horticultura tiene un costo económico importante,
tanto en el empleo de personal para su extracción, como en el uso de herbicidas sintéticos.
Las malezas generalmente emergen rápidamente, resultando en la reducción del
crecimiento de las plantas cultivadas, las cuales disminuyen su calidad por la competencia
que se establece entre ellas y las malezas por los nutrientes y el agua. Además, muchas
malezas producen sustancias químicas, aleloquímicos, que producen una reducción total o
parcial del cultivo de interés. Las malezas anuales tienen como característica una
producción de semillas muy elevada, conservándose gran parte de ellas en los bancos de
semillas que se forman en el mantillo o en el suelo conservándose viables durante un año.
Por otra parte, las malezas perennes regeneran nuevas plantas desde fragmentos de raíces,
rizomas, estolones y otras estructuras vegetales. El control de las malezas en la horticultura
orgánica no tiene una solución simple o estandarizada. Los productores que adhieren a una
agricultura orgánica necesitan asumir que el control de las malezas, sin tener pérdidas en la
producción, es una tarea a largo plazo. El éxito del control orgánico de las malezas debe
partir de un entendimiento ecológico de las malezas y su función en los ecosistemas de
jardín y/o huertas (Cai & Gu, 2017). El más importante beneficio ofrecido por un herbicida
selectivo es su habilidad para controlar las malezas sin afectar los cultivos, este principio se
basa en las diferencias fisiológicas entre las especies. A la fecha se conocen los siguientes
sitios de acción de los herbicidas, 1) inhibidores de la biosíntesis de carotenoides, 2)
inhibición de la biosíntesis de los aminos ácidos aromáticos, 3) inhibición de la glutamina
sintetasa, 4) inhibición de la acetolactato sintetasa relacionada con la biosíntesis de los
aminoácidos ramificados, 5) inhibición de la biosíntesis de los ácidos grasos muy largos, 6)
inhibición de la biosíntesis de celulosa y la 7) inhibición de la protoporfirinogena oxidasa
(protox) que es esencial para la síntesis de clorofila (Fukuda et al., 2004), aunque algunos
de ellos ya han sido documentados con resistencia a los herbicidas en algunas malezas
(Harding & Raizada, 2015). Desde 1996, los cultivos resistentes a los herbicidas por
modificación genética, en forma especial resistente al glifosato, produjeron cambios
profundos en el manejo de las malezas en los cultivos de maíz, soja o algodón. De esta
113

manera, durante mucho tiempo se tuvo la creencia que se había logrado un control de
malezas en forma definitiva. De esta manera, el empleo de cultivos resistentes al glifosato
continuó creciendo en el transcurso del tiempo, pero las malezas comenzaron a adaptarse a
la práctica del glifosato como una herramienta de control, empezando a surgir especies con
elevada resistencia al glifosato (Green & Owen, 2011; http://www.weedscience.org/). Esto
llevo a buscar nuevas estrategias para controlar las malezas. Una maniobra nueva para el
control de las malezas fueron los bioherbicidas, estos resultan en la aplicación y
propagación de esporas de hongos o bacterias en concentraciones que normalmente no se
presentan en la naturaleza, el objetivo es destruir las malezas en un periodo breve de
tiempo (Harding & Raizada, 2015). Uno de los primeros micoherbicidas registrados fue
DeVine (Encore Technologies, Plymouth, Estados Unidos), cuyo principio activo era
Phytophthora palmivora. Este bioherbicida fue desarrollado para el control de Morrenia
odorata en los cultivos de cítricos. Los micoherbicidas comerciales "Collego" y "Biomal",
cuyos principios activos fue Colletotrichum gloeosporioides (Cai & Gu, 2016), fueron
empleados para el control de Aeschynomene virginica (Harding & Raizada, 2015). Una
formulación de Sclerotinia minor fue registrada en la PMA de Canadá con el nombre
comercial "Sarritor", para controlar la presencia de Taraxacum officinale, Trifolium repenes y
Platago major en los cesped (Harding & Raizada, 2015). Otros microorganismos utilizados
para el desarrollo de micoherbicidas, son Phoma macrostoma, que controla Taraxacum
officinale, Cirsium arvense, Stellaria media y Matricaria perforata con un nivel de eficacia
equivalente al herbicida sintético, pendimetalina y Mirothecium verrucaria que controla las
malezas de cultivos en invernaderos o en campo que afectan la producción de tomates a
valores equivalente al herbicida metribuzin (Boyette et al., 2007). Bilanafos o bialafos es un
tripéptido fúngico aislado de Streptomyces hygroscopicus (Jensen) Waksman & Henrici y
también producido por S. viridochromeogenes (Krainsky) Waksman & Hernrici, con
demostradas propiedades n pro-herbicidas. Este herbicida se encuentra inactivo, y luego de
su hidrolisis metabólica en la planta, es convertido en el principio activo, el cual es el
aminoácido l-fosfinotricina N-terminal. El enantiómero (S) es bioactivo, pero el producto
comercial es una mezcla racémica. En forma de sales de sodio es utilizado en cultivos de
manzanas, zapallos, rabanitos y especies relacionadas y azaleas. Bilanafos inhibe la
glutamina sintetasa resultando en la acumulación de amonio en las células vegetales hasta
alcanzar niveles tóxicos y con ello la inhibición de la foto respiración, lo que provoca un nivel
reducido de aminoácidos donadores. Los efectos tóxicos del bilanafos pueden ser revertidos
con el agregado de los aminoácidos necesarios (Cooping & Menn, 2000; Lamberth, 2016).
El tetrapéptido ciclico “tentoxina” es un inductor de la clorosis en los tejidos vegetales. La
tentoxina es producido por el hongo Alternaria alternata quien inhibe el desarrollo de los
cloroplastos. Este tetrapéptido actúa sobre malezas como Ipomea hederacea, Cassia
114

obtusifolia y Sorghum halepense pero no afecta los cultivos (Lamberth, 2016). Coronatina y
cinnacidina son dos herbicidas que mimetizan al ácido jasmonico, una hormona de las
plantas. Estos herbicidas suprimen los mecanismos de defensas de la planta generando
clorosis (Lamberth, 2016).

Metabólitos secundarios obtenidos de las plantas.


Las plantas producen una amplia variedad de metabólitos secundarios con el fin de
defenderse de insectos herbívoros y de microorganismos fitopatógenos. Algunos de esos
compuestos pueden ser utilizados como bioplaguicidas. Los compuestos fitoquímicos
presentes en helechos, gimnospermas y angiospermas pueden ser constitutivos, es decir
están siempre presente en los individuos, o bien pueden ser inducidos después del ataque
del herbívoro o del microorganismo patógeno (Piasecka et al., 2015). Los metabólitos
secundarios de las plantas pueden ser clasificados según su estructura química, y
organizados en cuatro grandes grupos: i) Terpenos, estos productos naturales constituyen
los aceites esenciales, los glicósidos cardíacos, los carotenoides y esteroles, ii) Fenoles, se
caracterizan por la presencia de al menos un anillo fenólico, y el grupo es constituido por las
cumarinas, flavonoides, taninos, ligninas y lignanos, iii) Compuestos nitrogenados en su
estructura, debemos destacar entre ellos a los alcaloides y los glucosinolatos y iv)
Poliacetatos, annoninas (Miresmailli & Isman, 2014; Pavela, 2016).

Insecticidas.
Piretroides.
En este grupo podemos incluir las piretrinas aisladas de Chrysanthemum
cinerariaefolium, que presentan una fuerte actividad insecticida y con una baja toxicidad en
mamíferos. Estos compuestos se degradan rápidamente una vez expuestos al ambiente.

Neem o aceite de semilla de paraíso.


Otro compuesto de gran importancia es el aceite de Neem, este material se extrae
por presión de las semillas de Azadirachta indica “el paraíso”. El aceite de Neem es
constituido principalmente por diversos triterpenos, salanina, nimbina y azadiractina, siendo
esta última la más abundante y con mayor actividad insecticida. La azadiractina bloquea la
síntesis y liberación de hormonas de muda del protórax, llevando a la ecdisis incompleta en
insectos inmaduros (Isman, 2006). Azadiractina no mata directamente a las plagas, pero
alteran el comportamiento del procesamiento de la vida de tal manera que el insecto ya no
puede alimentarse, reproducirse y alimentarse (Malik & Grohmann, 2011). El producto
comercial, "Margoso" (Agri Life, India), "NeemAzal" (Trifolia, Alemania), "Azera" (MGK,
Estados Unidos) y Neem (Integración Química SRL, Argentina) es extraído desde las
115

semillas del árbol y se vende como un extracto crudo cuya concentración en azadiractina
varia de acuerdo al producto comercial (Isman, 2006; Pavela, 2016). Mayor efectividad se
logra con aplicaciones sucesivas. Este compuesto presenta baja toxicidad para mamíferos
LD50 para ratas es >5g/Kg (Cooping & Menn, 2000).

Alcaloides.
Nicotina es el principal componente del género Nicotiana (Solanaceas). Es un
insecticida no-sistémico que se une al receptor nicotínico colinérgico de la acetilcolina. Su
empleo es generalmente en forma fumigante para el control de insectos picadores
chupadores. Su efectividad es elevada pero requiere sucesivas aplicaciones. La nicotina es
elevadamente tóxica para los mamíferos y organismos no-blanco. La dosis oral LD50 para
ratas es de 50mg/Kg (Cooping & Menn, 2000). Otros alcaloides obtenidas de Solanaceas
con un gran potencial para el desarrollo de bioplaguicidas son solasodina, tomatina,
chaconina entre otros (Chowanski et al., 2016). Ryanodina y otros alcaloides obtenidos
desde las especies de Ryana sp., afectan la musculatura en los insectos por unirse a los
canales de calcio en el retículo sarcosplásmico, produciendo la muerte por el flujo de iones
de calcio en la célula. El producto comercial es un extracto de la planta en donde se
encuentran presentes los alcaloides (Cooping & Menn, 2000). Los alcaloides obtenidos de
Sabadilla sp y Veratrum sp son efectivos por bloquear los canales de sodio en los insectos,
pero tienen elevada toxicidad para los mamíferos. Se emplearon a mediado del siglo XIX
para el control de los trips en los frutales de cítricos (Cooping & Menn, 2000). La eficacia de
extractos desde diferentes especies de Piper está directamente correlacionado con la
concentración de piperamidas. Estas amidas forman parte de las semillas, siendo Piper
nigrum quien mayor concentración presenta destacándose la amida piperina (Scott et al.,
2008). Los extractos de semillas de P. nigrum presentan propiedades insecticidas contra
Callosobruchus chinensis (L), Sitophilus oryzae (L.) y Rhyzopertha dominica (F.), a
concentraciones próximas a 100 mg/L a los 30 días de exposición. Debido a su rápida
degradación por el efecto de la luz, en particular la luz ultravioleta, por una vida media de 49
min., estos extractos son útiles para proteger alimentos conservados o almacenados en
ambientes oscuros o para lograr certificados de producción orgánica en huertas (Scott et al.,
2008). Bioplaguicidas comerciales con base en alcaloides encontramos "Hot Pepper Wax"
(Rincon-Vitova Insectaries, Estados Unidos), "Nico Neem" (Nico Orgo Manures, India),
"Nicotine AS" (Beijing Kingbo Biotech Co., Ltd, China) y "Veratran D" (MGK, Estados Unidos)
(Pavela, 2016).
116

Ácidos grasos orgánicos.


Las sales de ácidos grasos de C16 o más largos actúan como insecticidas, con
especial efecto sobre áfidos (ej. pulgones de rosas). Su mecanismo de acción es trabajar
como un surfactante cubriendo todo el cuerpo del insecto, generando sofocación y
deslipidización de las ceras del exoesqueleto (Imai et al., 1994). También se sugiere que los
ácidos grasos interfieren con los constituyentes de las membranas plasmáticas, produciendo
la ruptura de la misma y mostrando propiedades insecticidas y fungicidas. El uso de ácidos
grasos, entre ellos el ácido pelargónico, como insecticidas incluye el control en vegetales,
frutos y plantas ornamentales. Como fungicidas se emplean para el control en uvas y rosas.
El producto comercial recibe el nombre de Mycogen y es comercializado como una emulsión
liquida. Generalmente se emplea para controlar insectos como los áfidos.

Rotenona y análogos.
Rotenona es obtenido de Derris lonchocarpus y Tephrosias sp. Rotenona es un
inhibidor de la cadena respiratoria y es utilizado como un insecticida no-sistémico con acción
por contacto. Presenta también una actividad acaricida. Su aplicación se realiza como un
asperjado. Rotenona tiene un grado elevado de toxicidad, LD50 en ratas es de 132 mg/kg
(Cooping & Menn, 2000). Bioplaguicidas comerciales cuyo principio activo son rotenonas o
análogos son "Rotenone ME" (Beijing Kingbo Biotech Co., Ltd, China) y "Rotenone Dust"
(Bonide Products Inc., Estados Unidos) (Pavela, 2016).

Aceites esenciales.
Los aceites esenciales (AEs) son compuestos en su mayoría líquidos y lipofílicos,
que son aislados desde las plantas aromáticas, y son obtenidos por hidrodestilación desde
diferentes partes de las hojas, aunque existen otras técnicas extractivas. Los AEs son una
mezcla compleja de moléculas con diferentes grupos funcionales (Zygadlo, 2011). Estudios
previos han indicado que los AEs tienen un mecanismo de acción neurotóxico en insectos
(Dambolena et al., 2016). Estos estudios incluyen la habilidad de los AEs en inhibir la
enzima acetilcolinesterasa (AChE), esto incrementa la concentración de acetilcolina en la
unión sináptica (Picollo et al., 2008). También puede afectar el receptor nicotínico de la
acetilcolina (Tong et al., 2013). Otros estudios evalúan la habilidad de los AEs que afectan el
receptor GABAA, la octopamina y la tiramina (Gross et al., 2014). Así la aplicación de los
AEs resulta en una hiperactividad, hiperextensión de las extremidades y abdomen,
knockdown, y luego puede llegar a la muerte. Bioplaguicidas comerciales cuya base activa
son AEs o sus componentes son "Demize EC" (Paragon Professional Pest Control Products,
Estados Unidos), "Prev-Am" (Oro Agri SA Ltd., Sudafrica), "Insect Repellent", "Bed Bug Killer
117

for Travel", "Home Pest Control" (EcoSMART, Estados Unidos), "Requiem EC" (Bayer AG,
Alemania) y "EcoVia WD" (Rockwell Labs Ltd., Estados Unidos) (Pavela, 2016).

Annoninas y análogos.
Las annoninas son un grupo de compuestos naturales clasificados como
acetogeninas. Se encuentran principalmente en las semillas de las especies de Annona sp.,
por ejemplo Annona cherimola Miller. Tienen capacidad insecticida principalmente contra
lepidopteras por inhibición del complejo mitocondrial III (Pavela, 2016). Se comercializan con
el nombre de "Anosom" (Agri Life, India) (Pavela, 2016).

Fenoles y análogos.
Dentro de los fenoles tenemos flavonoides, uno de ellos que se comercializa con el
nombre de "Derisom" (Agri Life, India) o "Rock effect" (Agro CS a.s., República Checa), que
se basa su principio activo en furanoflavonoides conocidos como karanjin y son obtenidos
desde las semillas de Pongamia pinnata (L.) Pierre (Fabaceae). El aceite de las semillas
contiene entre un 5 a un 6% de flavonoides destacándose por su concentración la karanjina
(aproximadamente un 2%) (Pavela, 2016).

Bioplaguicidas obtenidos desde animales.


Entre los bioplaguicidas obtenidos desde animales, se incluyen toxinas animales,
como los venenos de abejas, arañas, escorpión, etc, las hormonas de los insectos (análogos
de la hormona juvenil), ecdisonas, feromonas (sexuales, repelentes, etc). En el caso
particular de las toxinas o venenos, muchos de ellos actúan como inhibidores de la
monoamina oxidasa y con efectos neurotóxicos y convulsivantes lo cual pone en juicio su
uso (Saidemberg et al., 2009).

Semioquímicos.
Un semioquímico es una señal química producida por un organismo que causa un
cambio de conducta en un individuo de la misma o diferente especie. Incluyen señales
desde diferentes tipos de organismos. Los más ampliamente utilizados son las feromonas
sexuales empleadas con sistemas de trampas, evitan el apareamiento o bien sistemas de
señuelos/envenenamiento (Witzgall et al., 2010). Algunos de los semioquímicos que se
comercializan son ciromazina, clorbenzuron y diflubenzuron (Sundari et al., 2016).
Ciromazina es un ciclopropil derivado de la melamina (Ghoneim et al., 2015), que actúa
como regulador del crecimiento en insectos o ácaros.
118

Mercado.
Entre los primeros bioplaguicidas empleados tenemos los de origen microbiológico.
Rusia, Australia, Canadá, Japón y Estados Unidos son los países que más patentes han
realizado sobre bioplaguicidas de origen microbiano. La comunidad europea por su parte si
bien tiene registrado productos similares su número es muy inferior a la sumatoria de los
productos elaborados por los países previamente mencionados. China, India y Brasil también
llevan un elevado número de registros de nuevos bioplaguicidas de origen microbiológicos,
muchos de ellos registrados por compañías privadas (Kabaluk et al., 2010). Los
bioplaguicidas de origen microbiológico representan menos del 1% del mercado total de los
agroquímicos para el control de la producción agropecuaria. Si observamos en forma global
podemos ver que los bioplaguicidas cuya fuente de obtención son microorganismos, los de
origen bacteriano representan el 82% del mercado, de origen fúngico el 10% y de origen viral
el 8% (Leng et al., 2011).
El acuerdo que implico una inversión muy destacada para el desarrollo de
bioplaguicidas fue entre Monsanto y Novozymes, dando origen a la empresa BioAg Alliance
para el desarrollo de bioplaguicidas microbianos, lo cual dio inicio a una serie de fusiones y
compras entre 2012 y 2015 por parte de las empresas líderes de empresas menores que
desarrollaban bioplaguicidas (Pelaez & Mizukawa, 2017). El uso de bioplaguicidas de origen
vegetal fue primero realizado por China, en la actualidad existen más de 300 reguladores del
crecimiento de plantas o insectos, unas 320 feromonas y unos 120 productos botánicos
cuyas propiedades son repelentes (Leng et al., 2011). Dentro de los plaguicidas obtenidos de
animales los que más se destacan son las feromonas. De cualquier manera el comercio de
enemigos naturales solo representa menos del 10% del mercado global de control biológico
con un rendimiento entre 25 a 30 U$ millones anuales (Leng et al., 2011). En Argentina el
uso de bioplaguicidas microbiológicos es ampliamente utilizado como agente de biocontrol
existiendo a la fecha ocho productos (Kabaluk et al., 2010). Entre los microplaguicidas
tenemos a Bacillus thuringiensis (Bt) que fue utilizado por primera vez en 1950, este producto
es empleado para el control de Colias lesbia, Rachiplusia nu y Anticarsia gemmatalis
(Kabaluk et al., 2010). El virus Cydia pomonella fue utilizado para el cuidado de los cultivos
de manzana y nogales, el producto de nombre comercial "Carpovirus" plus fue registrado por
la empresa Agro Roca (Kabaluk et al., 2010).
El mercado de los bioplaguicidas ha mostrado un rápido crecimiento, globalmente
existen unos 175 registros de ingredientes activos y esto se expande a mas de 700 productos
comerciales disponibles en el mercado. El mercado global para los bioplaguicidas fue
evaluado en 1.3 U$A mil de millones en 2011 en Estados Unidos y se espera que para el año
2020 el crecimiento sea de aproximadamente 144% (Leng et al., 2011; Kumar, 2012; Pelaez
& Mizukawa, 2017), mientras los agroquímicos tradicionales se espera que crezca un 45%
119

(Miresmailli & Isman, 2010). Estos dos mercados son manejados globalmente en un 68% por
las siguientes empresas: Syngenta, Bayer, DuPont, Dow, BASF y Monsanto las cuales desde
1996 a 2015 adquirieron o por medio de convenios de cooperación sumaron 32 empresas al
grupo empresarial que trabajan en el desarrollo de bioplaguicidas (Pelaez & Mizukawa,
2017).
El comienzo de la diversificación de los plaguicidas desde los agroquímicos sintéticos a los
naturales es a mediados del año 2000 con el acuerdo de investigación y desarrollo
establecido entre Bayer y Syngenta (Pelaez & Mizukawa, 2017). La principal causa de este
crecimiento es la demanda de una producción agricola y de sus productos libres de
plaguicidas. Otros factores importantes para el crecimiento del mercado de los bioplaguicidas
es el crecimiento del mercado de alimentos. De cualquier manera, existen razones ofrecidas
por los productores por los cuales los bioplaguicidas no han terminado de desplazar a los
productos químicos sintéticos: i) son productos muy costosos (41%), ii) no creen que
funcionen (30%), iii) se requiere mayor cantidad de información sobre empleo y aplicación
(25%), iv) nunca habían considerado utilizarlos (24%) y v) no se encuentran en el mercado
las especificaciones claras para poder hallar el producto correcto para comprar (24%) (Leng
et al., 2011).
Otra dificultad para el uso de los bioplaguicidas es administrativa, son muchos los
inconvenientes para lograr los controles de las formulaciones que se comercializan o se
quieren comercializar. Esto es en parte porque los registros han sido desarrollados sobre la
base de formulaciones con compuestos únicos, cuya dosis se puede evaluar
(Hummelbrunner & Isman, 2001; Isman, 2016). Esta situación dificulta el registro y
comercialización de los biopesticidas y podría explicar la razón de un gran número de
artículos académicos donde se muestran diversos valores de bioactividad de compuestos
naturales, pero existe una muy escasa cantidad de estos productos en el mercado. Utilizar
mezclas o extractos de origen natural trae un gran número de problemas para los organismos
estatales reguladores del uso de plaguicidas. En el caso de productos obtenidos de extractos
de plantas, la toxicidad del producto no puede ser dirigida únicamente a un solo compuesto,
generalmente se pensaría en hacer referencia al mayoritario, y así controlar la concentración.
También existe la posibilidad que el extracto contenga más de una especie diferente de
plantas o diferentes cultivares. Desde un punto de vista botánico, hay especies que son
controversiales desde los estudios taxonómicos. En el caso particular de los AEs se podría
considerar todo el material en su conjunto, pero la composición química puede variar de
acuerdo a factores biológicos, que incluyen genotipo, factores ambientales, tales como el
clima, la altitud y los niveles de nutrición (Miresmailli & Isman, 2010; Zygadlo, 2011;
Rahimmaleka et al., 2017). Es posible también que algunos extractos vegetales puedan ser
"fortificados" con el agregado de ciertos compuestos que naturalmente existen en esas
120

mezclas para lograr una composición mas efectiva. Así surge la pregunta, ¿pueden esas
formulaciones fortificadas ser consideradas naturales? o bien determinados métodos
industriales podrían "fortificar" determinadas mezclas, si consideramos que los consumidores
perciben un "producto natural" como una sustancia o mezcla natural no adulterada o no
fortificada. En este punto, actualmente no existe una definición o criterio por parte de las
agencias gubernamentales de regulación. Lo cual para lograr una gran uniformidad sería
necesario normalizar los criterios de producto botánico, composición, métodos de extracción,
o fortificación (Miresmailli & Isman, 2010). Estas dificultades evitan la aprobación para la
comercialización de biopesticidas, y sin comercialización no existe interés en su uso.
También es necesario regular el uso de los bioplaguicidas para evitar posibles efectos
dañinos para las personas o el ambiente. Así en la India el control biológico está restringido
únicamente al empleo de huevos de parasitoides para evitar problemas ambientales (Leng et
al., 2011). El desafío es realizar nuevas normas para estos productos bioactivos, si es que
se desea pasar de la retorica a la práctica. A los problemas mencionados precedentemente,
el mercado demanda una mayor promoción de los bioplaguicidas para su aceptación ya que
representan una nueva tecnología y una nueva forma de manejar la producción que en
general el productor desconoce. Un problema técnico que enfrentan los bioplaguicidas son
los tiempos de almacenamiento, los cuales deben superar los dos años y la tasa de
descomposición del principio activo no debe superar el 5% anual (Leng et al., 2011). La
limitación de alcanzar una escala industrial también es un problema para el fabricante de
bioplaguicidas, ya que va a depender de la disponibilidad del recurso natural, muchas veces
afectado por condiciones ambientales. También existe la posibilidad que los costos de algún
ingrediente sea muy elevado, en tal caso la formulación debe ser cambiada para compensar
los ingredientes escasos y/o costosos para poder mantener la competitividad del producto
(Miresmailli & Isman, 2010). El mercado global para los biopesticidas de acuerdo a la
formulación comercial se distribuyo de la siguiente forma: 60% formulación con base liquida,
15% polvo humedecido, 15% granos dispersables en agua y 10% pellets (Thakore, 2010;
Sundari et. al, 2016). En este momento, es claro que la bioactividad de algunos de estos
productos en las dosis requeridas, en los tiempos de acción y en la especificidad para el ciclo
de vida de la plaga son inferiores a los plaguicidas químicos, pero la salud de las personas,
del ambiente y de organismos no blanco siguen siendo una prioridad altamente importante
que claramente cubre algunos costos de industrialización y comercialización de los
bioplaguicidas (Clemson, 2007). Otro punto que no solo es interesante sino importante es
que existe una mayor biodiversidad y frecuencia de polinizadores y enemigos naturales de
plagas agrícolas en cultivos tratados con bioplaguicidas que en aquellos cultivos en donde se
utilizaron insecticidas sintéticos (Mkenda et al., 2015). Así la tendencia al uso de
bioplaguicidas es clara y continua en ascenso, de acuerdo a la BPIA (Biopesticides Industry
121

Coalition of American) y a la IBMA (European Association for International Producers of


Biological Control Products) han pronosticado un crecimiento superior al 100% del uso de los
bioplaguicidas en las áreas de cultivos industriales (soja, trigo, cebada, etc) más allá de las
huertas orgánicas (Sarah, 2011)

Bibliografia.
Boyette, CD; Hoagland, RE; Abbas, HK. 2007. Evaluation of the bioherbicide Myrothecium verrucaria for
weed control in tomato (Lycopersicon esculentum), Biocontrol Sci. Tech., 17:2, 171-178.
Cai, X; Gu, M. 2016. Bioherbicides in Organic Horticulture. Horticulturae 1-10.
Chandler, D; Bailey, AS; Tatchell, GM; Davidson, G; Greaves, J; Grant, WP. 2011. The development,
regulation and use of biopesticides for integrated pest management. Trans. R. Soc. B. 366: 1987–1998.
Chowanski, S; Adamski, Z; Marciniak, P; Rosinski, G; Büyükgüzel, E; Büyükgüzel, K; Falabella, P;
Scrano, L; Ventrella, E; Lelario, F; Bufo, SA. 2016. A Review of Bioinsecticidal Activity of Solanaceae Alkaloids.
Toxins 8: 60.
Clemnson Cooperative Extension. 2007. Organic pesticides and biopesticides.
http://www.clemson.edu/extension/hgic.
Copping, LG; Menn, JJ. 2000. Biopesticides: a review of their action, applications and efficacy. Pest
Manag Sci 56:651-676.
Dambolena, JS; Zunino, MP; Herrera, JM; Pizzolitto, RP; Areco, VA; Zygadlo, JA. 2016. Terpenes:
Natural Products for Controlling Insects of Importance to Human Health—A Structure Activity Relationship Study.
Psyche 1- 17.
Faria, MR; Wraight, SP. 2007. Mycoinsecticides and Mycoacaricides: A comprehensive list with
worldwide coverage and international classification of formulation types. Biological Control 43: 237–256.
Fukuda, M; Tsujino, Y; Fujimori, T; Wakabayashi, K; Boger, P. 2004. Phytotoxic activity of middle-chain
fatty acids I: effects on cell constituents. Pest. Biochemi. Physiol. 80:143–150. Ghoneim, K; Tanani, M;
Hamadah, KH; Basiouny, A; Waheeb, H. 2015. Effects of Novaluron and Cyromazine, chitin synthesis inhibitors,
on the larval hemogram of Spodoptera littoralis (Boisd.)(Lepidoptera: Noctuidae). Inter. J. Adv. Res. 3: 554-576.
Green, JM; Owen, MDK. 2011. Herbicide-Resistant Crops: Utilities and Limitations for Herbicide-
Resistant Weed Management. J. Agric. Food Chem. 59: 5819–5829.
Gross, AD. 2014. Botanical pesticides: identification of a molecular target and mode of action studies.
Graduate Theses and Dissertations. Iowa State University. Paper 14130 Harding, DP; Raizada, MN. 2015.
Controlling weeds with fungi, bacteria and viruses: a review. Front. Plant Sci. 6: 659.
Herrera, JM; Pizzolitto, RP; Zunino, MP; Dambolena, JS; Zygadlo, JA. 2015. Effect of fungal volatile
organic compounds on a fungus and an insect that damage stored maize J. Stored Prod. Res. 62: 74-80.
Hummelbrunner, LA; Isman, MB. 2001. Acute, Sublethal, Antifeedant, and Synergistic Effects of
Monoterpenoid Essential Oil Compounds on the Tobacco Cutworm, Spodoptera litura (Lep., Noctuidae) J. Agric.
Food Chem. 49: 715-720.
Imai, T; Tsuchiya, S; Morita, K; Fujimori, T. 1994. Surface tension dependent surfactant toxicity on the
green peach aphid, Myzus persicae (Sulzer) (Hemiptera: Aphididae). Appl. Entomol. Zool., 29: 389-393.
Isman, MB. 2006. Botanical insecticides, deterrents, and repellents in modern agriculture and an
increasingly regulated world. Annu. Rev. Entomol. 51: 45-66.
Kabaluk, J. Todd, Antonet M. Svircev, Mark. S. Goettel, and Stephanie G. Woo (ed.). 2010. The Use and
Regulation of Microbial Pesticides in Representative Jurisdictions Worldwide. IOBC Global. 99pp. Available online
through www.IOBC-Global.org
Kumar, S. 2012. Biopesticides: A Need for Food and Environmental Safety. J Biofertil Biopestici, 3:4
Lamberth, C. 2016. Naturally occurring amino acid derivatives with herbicidal, fungicidal or insecticidal
activity. Amino Acids 48: 929-940.
Leng, L; Zhang, Z; Pan, G; Zhao; M. 2011. Applications and development trends in biopesticides African
J. Biotech.10:19864-19873.
Malik, A; Grohmann, E. 2011. Environmental Protection Strategies for Sustainable Development.
Springer Science & Business Media (Ed.).
Miresmailli, S; Isman, MB. 2014. Botanical insecticides inspired by plant–herbivore chemical interactions.
Trends in Plant Science, 19:129-135.
122

Mkenda P, Mwanauta R, Stevenson PC, Ndakidemi P, Mtei K, Belmain SR. 2015. Extracts from Field
Margin Weeds Provide Economically Viable and Environmentally Benign Pest Control Compared to Synthetic
Pesticides. PLoS ONE. 10: e0143530. oi:10.1371/journal.pone.0143530.
Pavela, R. 2016. History, presence and perspective of using plant extracts as commercial botanical
insecticides and farm products for protection against insects – a review. Plant Protect. Sci., 52 : 1-13.
Pelaez, V; Mizukawa, G. 2017. Diversification strategies in the pesticide industry: from seeds to
biopesticides. Ciencia Rural 47: 1- 7.
Piasecka, A; Jedrzejczak-Rey, N; Bednarek, P. 2015. Secondary metabolites in plant innate immunity:
conserved function of divergent chemicals. New Phytologist 206: 948–964. Picollo, MI; Toloza, AC; Cueto,
GM; Zygadlo, JA; Zeba, E. 2008. Anticholinesterase and pediculicidal activities of monoterpenoids. Fitoterapia.
79: 271-278.
Rahimmalek, M; Heidari, EF; Ehtemama, MH; Mohammadi, S. 2017. Essential oil variation in Iranian
Ajowan (Trachyspermum ammi (L.) Sprague) populations collected from different geographical regions in relation
to climatic factors. Ind. Crops Prod. 95: 591–598. Saidemberg, DM; Marco, A; Ferreira, MAB; Takahashi, TN;
Gomes, PC; Cesar-Tognoli, LMN; Da Silva Filho, LC; Tormena, CF; Da Silva, GVJ; Palma, MS. 2009.
Monoamine oxidase inhibitory activities of indolylalkaloid toxins from the venom of the colonial spider Parawixia
bistriata: functional characterization of PwTX-I. Toxicon, 54: 717–724.
Sarah, R. 2011. A bumper year for biopesticides. http://www.soci.org/Chemistry-and-Industry/Cnl-
Data/2011/3/A-bumper-year-for-biopesticides.
Scott, IM; Jensen, HR; Bernard, A; Philogene, JR; Arnason, JT. 2008. A review of Piper spp.
(Piperaceae) phytochemistry, insecticidal activity and mode of action. Phytochem Rev 7:65–75.
Soujanya, PL; Sekhar, JC; Kumar, P; Sunil, N; Vara Prasad, C; Mallavadhani, UV. 2016. Potentiality of
botanical agents for the management of post harvest insects of maize: a review. J Food Sci Technol 53: 2169–
2184.
Srivastava, CN; Maurya, P; Sharma, P; Mohan, L. 2009. Prospective role of insecticides of fungal origin:
Review Entomol. Res. 39: 341–355.
Sundari, SK; Singh, A; Yadava, P. 2016. Review of Current Research Advances in Microbial and Phyto-
biopesticides. Inter. J. Biotech. Biomedical Sci. 2:73-77.
Thakore, Y. 2010. The biopesticide market for global agricultural use. Gen Publishing NG Inc. a Mary
Ann Liebert Inc. Co. vol. 2(3):1-208.
Tong, F; Gross, AD; Dolan MC; Coats JR. 2013. The phenolic monoterpenoid carvacrol inhibits the
binding of nicotine to the housefly nicotinic acetylcholine receptor. Pest. Manag. Sci., 69: 775–780.
Witzgall, P; Kirsch, P; Cork, A. 2010. Sex Pheromones and Their Impact on Pest Management. J Chem
Ecol 36:80–100.
Zygadlo, JA. 2011. Aceites esenciales. Química, ecología, comercio, producción y salud. editorial
Universitas-Argentina. 192.

También podría gustarte