Está en la página 1de 1

TEMA: “Dar amor a través de la comida”

¿Alguna vez te has quedado sin comer? ¿Y has tenido mucha hambre? O ¿Has tenido ganas de comer
algo que te gusta? ¿Cómo te has sentido? No es tan agradable cuando nuestro estomago hace ese
ruido y nos empieza a doler el estómago, se nos baja la energía y hasta nos ponemos de mal humor.
¡¡¡Ahora imagina no tener que comer durante todo un día, que horrible!!! Sabes que hay personas y
niños que llevan varios días sin comer. Es muy triste pensar en estar hambriento, ¿verdad? Pero
podemos marcar la diferencia en la vida de esas personas que pasan hambre.

Comencemos con una palabra de Jesús encontrada en el Evangelio de Mateo, capítulo 25, versículos
35 y 40: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber... De cierto os
digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis".

Jesús siempre mostró compasión y cuidado por los necesitados. En diversas ocasiones, compartió
comida con multitudes hambrientas, mostrando así el amor de Dios a través de actos concretos. Él
nos enseñó a amar a nuestro prójimo y a compartir lo que tenemos con aquellos que no tienen.

En la Biblia, en el libro de Proverbios 19:17, se nos recuerda: "El que tiene compasión de los pobres,
presta al Señor, y él le dará su recompensa". Ayudar a los hambrientos no solo es una acción
bondadosa, sino que también es un acto de obediencia y amor hacia Dios.

Si ayudamos a los que tienen hambre, estamos compartiendo amor y cuidado con quienes más lo
necesitan. Además, cuando ayudamos a los demás, nos sentimos bien por dentro. ¿No es genial
hacer que alguien más sonría y se sienta feliz?

Hay muchas formas en las que podemos ayudar a las personas que tienen hambre. Podemos donar
alimentos a bancos de alimentos, participar en campañas de recolección de alimentos o simplemente
compartir parte de lo que tenemos con alguien que lo necesita. Incluso una pequeña acción, como
invitar a un amigo que no tiene comida a compartir la nuestra, puede marcar una gran diferencia.

Oración final:

Vamos a hacer una pequeña oración juntos. Cierren sus ojos y piensen en las personas que tienen
hambre en el mundo. Digamos juntos: "Querido Dios, ayúdanos a ser generosos y a ayudar a aquellos
que tienen hambre. Danos la fuerza y el amor para compartir con los demás. Que podamos hacer lo
que Jesús hacia Amén."

También podría gustarte