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¿Alguna vez de ha dolido el estómago por comer muchos dulces?

Esto paso en algún lugar


de Cancún
Era 1ero de noviembre, estaban por dar las 7 de la noche, el cielo estaba negro, las
estrellas brillaban el viento soplaba y los árboles se movían, los niños caminaban bajo la
luz de la luna, todos con sus disfraces listos para ir en busca de su calaverita por todas las
casas del fraccionamiento, Hernán no era a excepción, se encontraba en la mesa de su
casa listo con su disfraz de chef esperando a valentina, su madre con la cena para después
salir con sus amigos, al llegar su madre, pone sobre la mesa un plato con huayas, plátano y
durazno picado para comer, pues estas eran la frutas favoritas de él, con mucha prisa
terminó de comer y muy emocionado salió de su casa para reunirse con Paola su prima
quien iba disfrazada con una botarga de vaca, entusiasmados se encaminaron por todo el
lugar en busca de su cosa favorita: “los dulces” y así fue; dando las 10 de la noche
empezaron a caminar de regreso a casa de Hernán, pues les esperaba una noche de
películas de miedo, al llegar su madre ya se encontraba esperándolos en la puerta de la
casa junto a su perro, entraron corriendo directo a la sala dejando caer sus dulces sobre la
alfombra.
-Mamá, ¡mira cuantos dulces nos dieron! - dijo Hernán revolviendo los dulces.
- Sí que fueron a muchas casas, de tantos dulces les saldrán caries y tendrán que ir al
dentista. –respondió mientras reía – No coman tantos dulces y Hernán no comas
chocolate tu sabes por qué.
Hernán y Paola ya estando en el sillón comenzaron a comer sus dulces mientras veían
películas y conforme fue pasando el tiempo se acabaron los dulces.
-Hernán tu mamá nos regañará, dijo que no comiéramos tantos dulces y tu chocolate- dijo
Paola preocupada.
-Tranquila, no nos regaña y a mi no creo que me pase nada-respondió tranquilo.
Poco convencida, Paola se acostó a dormir al igual que Hernán.
Pasaron las horas y el sol ya entraba por la ventana, un grito despertó a Valentina, quien
corrió hacia la sala de dónde provenía tal grito, al llegar se encontró con Hernán y Paola,
quien se encontraban acostados en la alfombra de la sala, llorando y gritando de dolor.
-Mamá, me duele mucho no aguanto mi estómago. - gritaba Hernán.
-Debimos hacerte caso.-dijo Paola mientras lloraba
-Les dije que no comieran tanto y a ti Hernán, te dije muy bien que no comieras
chocolates, sabes que eres alérgico al cacao- dijo mientras observaba las envolturas. - Nos
vamos directo al doctor.
Rápidamente se cambiaron y se dirigieron con el doctor, quien les receto unos cuantos
medicamentos.
Un par de horas después Paola ya se encontraba mejor y fue a casa con su mamá, Hernán
en cambio, continuaba con su dolor y su madre no sabía que más hacer y decidió llamar a
su hermana, Danna , quien le recomendó un yerbatero proveniente de Yucatán que se
encontraba a las afueras de la ciudad. Valentina sin tener más opciones decidió dirigirse
hacia el lugar. Al llegar al lugar se encontraron con don Yael, el yerbatero quien le dio un
remedio para su alergia, y al poco tiempo Hernán volvió a estar del todo bien.

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