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En una casa humilde dentro de un pequeño pueblo se encontraba una familia incompleta.

Resulta que por una enfermedad extraña que causó la muerte de muchas personas en el
mundo habían quedado familias incompletas, en especial el caso de Carolina fue otro, ya que
habían muerto 3 miembros de su familia en ese pequeño pueblo, era la familia que más había
sufrido consecuencias por la pandemia. Entre estos uno muy importante que cumplía el rol de
amarlas, protegerlas y sustentar a la familia, este era su padre; también fallecieron sus abuelos
quienes mantenían esa tranquilidad en la familia y esa experiencia de ancianos que hacía no
perder la confianza entre sí y consejos de vida que valían oro.

La situación era complicada para Carolina y su madre Yolanda ya que eran las únicas que
quedaban en casa haciendo más triste el hogar por el vacío que había en ella. Yolanda hacia lo
mejor que podía para su hija, trabajaba 20 horas al día metiéndose en los mínimos empleos
para recibir un sueldo agradable a pesar que fuera difícil porque las mujeres tenían menos
posibilidades de trabajar en el pueblo, pero aun así seguir cumpliendo con el rol que tenía el
papá de Carolina antes de fallecer y satisfacer las necesidades que tenían. Carolina se sentía
sola en casa siempre cuando su mamá iba a trabajar, ya que la enfermedad causante de la
muerte de sus seres queridos se había vuelto una pandemia y tenían que cuidarse, por eso no
salía de casa. Para esto, solo los padres podían salir de casa para trabajar, comprar y realizar
actividades importantes cumpliendo medidas de seguridad para cuidar la salud del país ya que
se encontraba en emergencia por el gran porcentaje de contagios que existían. Por eso la
rutina de Carolina paso de ir a la escuela a tener clases virtuales, pero siempre se quedaban en
casa su madre y abuelos junto a ella, apoyándola con sus evidencias y lo que necesitaba para
no perder el año escolar y que pudiera aprender aun con las circunstancias que se le
presentaban. Su padre trabajaba, pero también se daba un tiempo con su familia, por eso
Carolina lo extrañaba. Extrañaba que cuando llegara del trabajo luego de ser desinfectado con
alcohol ella lo pudiera abrazar, correr a sus cálidos brazos que la hacían sentir segura, a veces
se paraba entre sus zapados para que su papá la transportara de un lugar a otro mientras lo
abrazaba; cenaban juntos de la misma comida porque les encantaba lo mismo y siempre se
molestaban con bromas para ver quien se quedaba sin palabras primero y al final de la noche
su padre se despedía de ella con sus labios gruesos dándole un beso en la frente para que
pueda descansar tranquila y lo espere hasta el otro día en la noche porque el salía a trabajar
muy temprano. Pero ahora Carolina la pasaba haciendo tareas y en clases para evitar no
concentrarse en la soledad y tristeza que ella sentía, mientras su madre Yolanda trabajaba
para poder cubrir los gastos del hogar y que Carolina siguiera aprendiendo.

La vida de Carolina y Yolanda cambiaron de un momento a otro, pues solamente vivían ambas
en la casa y ahora Carolina se quedaba en casa sola desde las 5 de la mañana hasta las 1 de la
madrugada, pero Yolanda no se preocupaba porque sabía que Carolina era una buena niña y
muy educada, pues Carolina cumplía con todas sus actividades de la escuela y cuando
necesitaba ayuda le avisaba a su madre para hallar una solución, limpiaba la casa en las
mañanas antes de sus clases y tenía un horario que le agradaba y la ayudaba a cumplir sus
metas. Yolanda en sus tiempos libres que tenía el sábado y domingo se ponía a conversar con
Carolina para saber cómo la había pasado y si tenía que contarle algo que le incomodara o algo
nuevo que había aprendido durante la semana. Ellas tenían una buena comunicación y cuando
estaban libres se sentaban juntas a recordar momentos importantes y divertidos que pasaron
día a día en el hogar, en la cual sin necesidad de algo material antes de la pandemia sus
abuelos y padre podían encontrar.
Luego de la muerte de sus abuelos y su padre, Carolina también quedo deprimida y solo
pensaba en el momento que se reuniera con sus seres queridos, mientras tanto ella estaba
comprometida a hacerlos orgullosos antes de encontrarse con ellos para que cuando estén
juntos pudiera contarles que todo lo que ella imaginaba y prometía a sus abuelos y padre
cuando era niña acerca de sus metas y profesión lo hizo realidad y hacerlos orgullos con lo que
hizo en su vida profesional.

Ya faltaba 1 semana para navidad y ella anhelaba que las navidades humildes y pequeñas que
hacían en familia vuelvan a ser las mismas en esa navidad a pesar de que sabía que no podía
volver a ser completamente igual ya que no iban a estar esos seres especiales que amaba
tanto, ella temía que en navidad la pasara triste y desilusionada, pero aun así los días no
dejaron de pasar y cada vez faltaba menos para que llegara navidad.

Sabía que nada podía cambiar el hecho que Dios había llamado al cielo a su padre y abuelos
antes del tiempo que ella pensaba tenerlos en casa, pero deseaba que la navidad siga siendo
alegre a pesar de las circunstancias económicas y la falta de amor viniendo de los miembros
que se fueron antes de tiempo.

Pasaron los días y ya faltando un día antes de noche buena tiene un sueño en el que el 24 de
diciembre la pasaba junto a sus seres queridos que partieron.

En la mañana desayunaban pidiendo a Dios porque sigan unidos siempre y la sigan pasando
juntos muchas más navidades e inconscientemente fuera de su sueño Carolina sabía que no
podía cumplirse el deseo. Luego comenzaron a repartirse actividades para poder arreglar la
casa y en aquella noche buena que iban a pasar fuera la mejor. Yolanda preparaba el almuerzo
mientras ellos seguían cumpliendo con la lista de labores, almorzaron y tomaron un descanso
viendo una película navideña llamada “El grinch”.

De la nada, fuera del sueño recuerda que su papá había fallecido; mientras miraba la película
en el sueño ella mira a su padre y corre a abrazarlo y a sentarse en sus faldas. En ese momento
pudo presenciar de nuevo a su padre y sentir sus cálidos brazos en los que se sentía segura y
luego abrazo a sus abuelos quienes le daban mucha alegría, ese momento no dejo de ser su
favorito. Para finalizar con las actividades comenzaron a preparar la cena navideña y como no
podía faltar el abuelo de Carolina dijo: “también prepararemos galletitas y para engreír a
Carolina serían con chispas de chocolate”; todos comenzaron a reír y comenzaron a preparar la
cena navideña con las galletitas y el chocolate caliente.

Su sueño tuvo un giro; ya estaban listos para decir: ¡Feliz navidad! Y luego de orar en la mesa
cenaron y comieron las galletas bebiendo el chocolate caliente mientras se contaban
anécdotas, chistes y palabras de fortaleza con tranquilidad y armonía. Vieron películas
nuevamente y se acostaban a dormir esperando que fuera el otro día.

Al otro día, en su sueño, Carolina se levantó muy entusiasmada por abrir su regalo y saber que
cosas Santa Claus había dejado para el resto de su familia.

Levanto a toda su familia y comenzaron la mañana escuchando música navideña mientras


abrían regalos. Ella decidió dejar el suyo para el final y darle el pase a su papá.

El papá de Carolina comenzó, resulto que Santa Claus le había regalado un polo con una foto
de toda la familia junto al árbol navideño, luego el abuelo quien recibió una mochila de
herramientas que tanto había pedido durante todo el año, la abuela recibió una taza de
cerámica con una frase de un escritor que le gustaba y la madre un vestido blanco con perlas
doradas; Carolina estaba entusiasmada porque Santa Claus había leído la carta de sus padres y
ella sabía que había actuado bien durante el año por lo que recibiría una bicicleta, que fue lo
que le pidió. Cuando ella abrió su regalo recibió una vara dorada que brillaba, se entristeció un
poco, pero le dijo a su familia que eso es lo que había pedido.

Fue un sueño de un día entero y una mañana hermosa el día 25 de diciembre junto a su familia
completa realizando planes y haciéndolos realidad, pero Carolina despierto llorando por aquel
sueño que la hizo recordar cómo fue la triste perdida de sus seres queridos y porque esa noche
buena no la iba a pasar junto a ellos, su madre la escucho y fue a calmarla. Carolina le contó lo
que soñó y Yolanda como una madre comprensible porque sabía lo duro que lo iba a pasar
hizo realidad el sueño de Carolina, aunque no pudiera traer a la vida a su padre y abuelos hizo
lo posible para que sea un día similar al de su sueño ya que además pensaba que era la
voluntad de su esposo y sus suegros. Las actividades eran posibles de hacer por lo que no fue
muy difícil hacer todo en pleno día de noche buena.

Desayunaron, arreglaron la casa, cocinaron, almorzaron, vieron películas, se abrazaron,


cocinaron la cena navideña juntas y prepararon galletitas con chispas de chocolate, hasta que
eran las 11:00 de la noche, se fueron a arreglar. Antes de las 12 p.m. rezaron en la mesa como
ya era costumbre y luego salieron de la casa para reflejar en el cielo los fuegos artificiales por
la celebración del nacimiento de Jesús, mientras ellas gritaban juntas ¡Feliz navidad a los que
fallecieron en esta pandemia, que Dios los tenga en su Santa Gloria y disfruten de este
hermoso día, desde aquí en la tierra les deseamos feliz navidad! ¡No se olvide de visitar a
quienes los aman y extrañan! Y Carolina dijo ¡Feliz navidad papá, no sabes cómo te extraño,
pero recuero que siempre estás conmigo! A Carolina le dio sentimiento, pero quiso ser feliz
ese día porque sabía que su padre y abuelos no la hubieran querido ver así. Entro con Yolanda
muy contentas y sirvieron la comida para cenar, terminaron y salieron a repartir comida,
paneton, galletitas con chispas de chocolate y chocolatada a los niños y familias que no habían
tenido nada para aquella navidad cumpliendo las medidas de bioseguridad. Regresaron
cansadas y se acostaron a ver una película navideña sobre el nacimiento de Jesús. Se quedaron
dormidas y Carolina volvió a soñar. En su sueño se reflejó su padre y abuelos quienes se
encontraban abrazados y cerca del niño Jesús, la virgen María, José, los 3 pastorcitos, los reyes
magos y Dios, con una estrella que alumbraba sus rostros, esta vez solo le dijeron: Gracias mi
niña esta fue nuestra navidad, siempre estaremos con ustedes y hoy como siempre será así.
Recuerda abrir tu regalo mañana temprano.

Al terminar su sueño ella se levantó junto a su mamá y ya había amanecido, pusieron música
navideña y comenzaron a abrir sus regalos, Carolina con la ilusión de que le tocara una barita
dijo que ella lo abriría al final para evitar decepcionarse en el caso que fuera una bicicleta, su
mamá comprendió y abrió el regalo que tenía su nombre y le toco un vestido blanco con perlas
doradas que le quedaba súper bien, el vestido era igual que el de su sueño; ella abrió el suyo
con mucha emoción y como se lo esperaba, estaba la barita con la que soñó al principio y la
que su papá y abuelos le habían mencionado en el sueño de esa misma noche.

No le contó el sueño a su mamá porque sintió que era algo que ella quería reservar en su
corazón, pero ambas alegres disfrutaron de ese día y resulto que la barita le traía a Carolina
vibras positivas, practica de valores, fe y fuerza para saltar cualquier obstáculo y cumplir sus
metas. Además, con ella podía comunicarse con su padre y abuelos cada navidad; le conto a su
madre Yolanda lo que podía hacer con aquel regalo de navidad y desde ese momento Yolanda
y Carolina siempre esperaba el 24 de diciembre con mucho entusiasmo.

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