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CEBO
CEBO
tranquilamente”.
- Nietzsche
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Jinsei se deslizó silenciosamente a través de la oscura habitación
del hotel. Caminaba suavemente sobre las puntas de sus dedos hasta
que se golpeó el dedo del pie contra la esquina de la cama. Gruñó de
dolor y el endeble marco chirrió de manera ruidosa. Jinsei se congeló de
terror.
Estaba vacío.
Hmm.
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3 Según el convertidor, equivalen a 15.220 €.
Jin no estaba preocupado. Le había dado al gordo empresario dos
roofies4 de acuerdo a su tamaño y estaba seguro que estaría fuera de
combate hasta media mañana.
4 Pastillas que alguien pone en tu bebida en una fiesta de manera que te desmayes y
puedan violarte o tener sexo contigo.
5 Rohypnol es el nombre comercial de una droga llamada flunitrazepam. Pertenece a
la familia que los relajantes, como el Xanax y el Valium, aunque el Rohypnol es mucho
más fuerte. Su potente efecto sedante puede provocar somnolencia y amnesia
(pérdida de la memoria).
—¡¿ESTOY?!
7 Unos 190 €.
Casi estaba fuera cuando un hombre se escabulló de las sombras
en el callejón detrás de la salida. Sus malignos ojos se fijaron en él. Era
uno de los matones de Shibata. El hombre de aspecto siniestro se pasó
un dedo por el cuello en una silenciosa amenaza y se tambaleó hacia
atrás de miedo. Chocó contra una pared que no había estado ahí antes.
Su mano se estiró de manera reflexiva hacia atrás para evitar su caída
cuando agarró algo cálido, grande y lleno de bultos.
Se dio la vuelta, los ojos azules como platos con miedo. Había
estado esperando a otro de los hombres del jefe de la mafia, pero sus
ojos se abrieron incluso más cuando se dio cuenta de a quién y
exactamente y qué había agarrado. Jinsei alejó su mano como si hubiese
sido quemada, sus mejillas ardiendo en llamas por la mortificación.
—¿Qué te gustaría?
Esos ojos dorados centellearon. —Dos tés helados Long Island, por
favor —le dijo al camarero y el empleado asintió con la cabeza.
8Argot para una relación rápida o un sexo realmente rápido con alguien que apenas
conocer o que conoces pero no te importa.
Dejo el original porque no encuentro expresión equivalente en español.
—¿Qué tipo de coches?
Maldita sea.
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La mente de Jinsei estaba girando. Un Lamborghini Reventón. No
era de extrañar que Shibata se hubiese enfocado en Ishida. ¿Cómo
podría dejar pasar eso?
Fue a la parte trasera del coche y se quedó sin aliento cuando miró
hacia abajo en las entrañas del súper coche. El motor en sí mismo era un
trabajo de arte. El capó estaba hecho de laminado de vidrio con
aberturas de ventilación que ofrecían una visión del palpitante corazón
del motor de doce cilindros de 6.5 litros. Ishida notó su atención y puso el
coche en marcha, el motor volviendo a la vida, ronroneando como un
gatito. Jinsei gimió de éxtasis ante la vista e Ishida sonrió.
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Se dirigió a la parte posterior y señaló las ranuras de ventilación en
el capó del motor. —Eso es la toma de aire para el motor.
Luego señaló hacia las tomas de aire en la puerta del lado del
conductor y la puerta del lado del pasajero. —¿Ves la diferencia? En el
lado del conductor, la entrada es más grande para incrementar el flujo
de aire al radiador. En el lado del pasajero, la entrada de aire es plana
porque sólo debe garantizar el flujo bajo el suelo. La estructura del suelo
termina en la parte trasera con un difusor. Está perfectamente optimizado
aerodinámicamente. Cero arrastre y perfecta estabilidad incluso a
340 km/h.
Jin pasó las manos a lo largo de las distintivas curvas del coche
deportivo. —¿Ves esas dos líneas? —Se las señaló a Ishida. La vista lateral
del Lamborghini estaba dominada por la línea de techo muy bajo y dos
amplias pinceladas, la primera enfatizando el arco de la rueda delantera; 17
la segunda, una línea muy dibujada comenzaba en el arco de la rueda
delantera y corría a lo largo de todo el costado del automóvil y sobre la
rueda trasera. Explicó—. No son sólo para mirarlas. Ayudan a entregar el
máximo volumen de aire frío al motor. La entrada de aire del motor está
ubicada en el pilar del techo, detrás de la tercera ventana lateral. ¿Y
todas esas ranuras? —Se inclinó y señaló hacia los arcos de las ruedas
traseras—. Sólo se abren cuando es necesario, si el motor comienza a
calentarse.
—Si casi has terminado de comerte mi coche con los ojos, puedo
pensar en algo más que podría llamar tu atención. —Ishida sonaba
envidioso por el hecho de que pareciese estar más interesado en el
coche que en él. Jinsei se había olvidado por completo de lo que se
suponía debía estar haciendo. Se giró en los poderosos brazos del enorme
hombre y le miró de manera seductora.
—¿Celoso? —Sonrió.
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Ishida sonrió y Jinsei fue arrojado de manera brusca sobre el
hombro de Ishida. Chilló y pateó, pero todo lo que ganó fue un buen
golpe en el culo.
El mundo giró sobre sí mismo una vez más y Jinsei aterrizó con un
fuerte grito en la parte superior de la cama, las piernas abiertas de par en
par. Ishida se alzó sobre él como un depredador, quitándose la corbata
y comenzando a desabrocharse la camisa. La boca de Jinsei se secó
cuando el enorme pecho fue revelado, sus ondulados hombros, su
cincelado paquete de seis y luego más abajo. Apretó las piernas
juntándolas de manera inconsciente cuando el calor en su estómago
casi abrumó sus sentidos. Ishida se había quitado la ropa hasta llegar a
sus bóxer y ahora se estaba moviendo para cubrirlo. Era ahora o nunca.
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Cualquier cosa que hubiese planeado decir fue engullida por otro
beso voraz. Ishida le empujó sobre su vientre y ató sus muñecas a la
cabecera con la corbata de seda. Jin jadeó e intentó liberarse, pero
utilizó un nudo que se apretaba cuando más tiraba. Con sus manos ahora
libres para hacer cosas más importantes, Ishida hizo un rápido trabajo
quitándole la ropa. Empujó la camisa hacia arriba para que colgase
alrededor de sus muñecas y luego le bajó rápidamente los pantalones
hasta los tobillos y los lanzó hacia un lado.
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Estiró la mano entre las piernas de Jin y agarró la polla dura como
una roca. Acarició el eje y la sensación hizo que Jinsei pusiera los ojos en
blanco. Su pulgar presionó el tierno lugar entre los testículos y el ano de
Jinsei. Gruñó y cerró los ojos. Su voz se tambaleó. —N-no.
Jinsei no veía cómo eso podría ser incluso posible. Se sentía como
si siempre hubiese sido de esta manera; herido en el interior, dividido,
dolorido y palpitante alrededor de la gigantesca polla. Se sentía como si
su culo nunca se cerraría de nuevo, como si tuviese que llevar pañales el
resto de su vida para evitar que sus entrañas cayeran de su agujero. Ishida
se inclinó y besó su cuello, tiernamente, como si no tuviese las bolas
profundamente en el espasmódico ano.
¡Quería correrse!
Sin más, Jinsei sollozó. Ishida se inclinó más cerca de manera que
sus labios frotaron su oreja. —Quiero que te corras para mí ahora.
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Jinsei parpadeó con los ojos nublados en confusión. Las actividades
de la noche anterior le habían desgastado a fondo y era reacio a
despertar. La habitación se veía como si hubiese sido golpeada por un
tornado. Era un caos total. Cuadros colgaban torcidos en las paredes.
Había ropa dispersada por todas partes. Incluso la mesita de noche
estaba volteada.
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Se arrastró hasta el borde de la cama y buscó a tientas el
despertador en el suelo. Jinsei jadeó cuando vio la hora. Eran cerca de
las cuatro de la madrugada. Habían estado esperándole en el punto de
encuentro hacía casi dos horas.
—¡Ese no era el trato! ¡Se supone que este sería el último! —gritó el
chico mientras sentía que su corazón caía a su estómago.
¡PHWIT! ¡PHWIT!
—¡¿Se escapó?! Pero ese niño robó unos treinta y cinco coches,
¡todos juntos valen miles de millones! Incluso robó coches pertenecientes
a varios políticos de alto rango. ¡Quieren que le encuentren y arresten!
Van a castigarme si…
—Te entrego a los hombres responsables. Necesito que pagues el
favor dejándolo correr —dijo Ishida. Sus intensos ojos dorados miraron fija
y significativamente a Nakamura.
Jadeó. —¡Junpei!
— ¡¡¡Onii-chan14!!!
15 Asi en el original.
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Ishida miró al hombre con gafas. Dijo: —Por favor, lleva al pequeño
afuera y consíguele algo para comer.
Junpei envolvió sus brazos alrededor del cuello de Jinsei como una
soga, apretando tan fuerte como pudo, nuevas lágrimas comenzando a
caer. —¡NAAAAOOOOOHHHH! —aulló, negándose a ser separado de
Jinsei otra vez.
—Sip. Y ese es, um… Robin —dijo Jin, señalando al otro hombre.
—¿De manera que supiste quién era yo todo el tiempo? ¿Y eso fue
por lo que me invitaste al hotel?
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Jinsei sacudió la cabeza con incredulidad ante otra de las
declaraciones de Ishida.
—Espera, ¿así que eso quiere decir que SABÍAS que estaba
intentando administrarte roofies?
—¡Me UTILIZASTE!
—Pero dormí contigo por la misma razón que alguien duerme con
alguien más. —Los dorados ojos de Ishida estaban brillando con calidez.
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Jinsei abrió los ojos y miró fijamente el rostro de Ishida. Sus ojos
dorados estaban ardiendo, sus labios separados. Lujuria y deseo estaban
abiertamente escritos sobre sus hermosos rasgos. La química pulsaba
entre ellos como electricidad. Ishida atacó a Jinsei de manera voraz,
consumiendo su boca, mordiendo con avidez sus labios mientras una
enorme mano amasaba la parte posterior del cuello de Jin y evitaba que
el chico se retirase. Jinsei gimió cuando el calor creció en espiral en su
estómago y jadeó cuando se dio cuenta que Ishida había deslizado su
otra mano debajo de la chaqueta del traje. Le empujó hacia delante de
manera que estuviesen presionados juntos desde el pecho hasta el muslo.
Su mano era posesiva y ardiente en la desnuda espalda baja de Jinsei.
La hábil lengua de Ishida exploró su boca con agonizante lentitud,
presionando dentro y chupando fuera hasta que estuvo jadeando de
deseo. Sus enormes manos fueron arriba y abajo por el pecho de Jinsei,
jugando con sus pezones hasta que el chico jadeó de placer y su espalda
se arqueó. En cuestión de segundos, estuvo irremediablemente excitado.
Finalmente, Ishida se alejó y miró a Jinsei con sus risueños ojos de nuevo.
Tal vez fuese el hecho de que Ishida supiese que podía confiar en
Jinsei de manera incondicional. A pesar de su inusual comienzo, el chico
había resultado ser la persona más honesta que había conocido. Sus
preciosos y cristalinos ojos transmitían cada pensamiento, emoción y
esperanza. Era brillante, amable, infaliblemente desinteresado, divertido,
travieso e increíble, increíblemente hermoso. Y sus apetitos sexuales eran
casi tan ilimitados como los del propio Ishida.
Antes de ellos, había sido un hombre frío y duro y el amor era una
emoción que nunca antes había experimentado.
El pasado año había sido el mejor año de su vida mientras había
llegado a ver a su joven amante crecer y florecer lentamente en la red
de seguridad que Ishida les había proporcionado a él y a su hermano.
20Un método de estirar el lienzo de un artista para que el lienzo se enrolle a los lados de
la barra de la camilla o de las barras del filtro y quede asegurado a la parte posterior
del marco de madera.
Dejo el original porque no conozco palabra en español para definirlo.
Su cabeza caía hacia atrás mostrando su elegante garganta. El gris
opaco enmarcaba su suave carne blanca a la perfección. Otro Jinsei
tenía su regordete trasero apoyado en el capó, sus piernas abiertas de
manera lasciva, exponiendo sus suaves muslos internos y todo lo que
estaba en medio. Su mirada estaba fija en la cámara de manera
desafiante. El Jinsei más cercano estaba inclinado con los codos
apoyados en el borde de la ventanilla del lado del conductor, su
desnuda parte trasera apuntaba hacia el lado de la cámara. Las luces
brillaban en su suave y tensa piel, las redondeadas curvas de su hermoso
y sedoso trasero. Sus exóticos ojos mirando sobre su delicado hombro
tímidamente. Era el retrato perfecto de la personalidad multifacética de
su amante. Jinsei podía pasar de ser un sonrojado virgen a un gato salvaje
y convertirse en un gatito sexual e Ishida descubrió que cada versión era
igual de sexy. Cuanto más miraba el cuadro, más amenazaba su polla
con hacer un agujero en sus pantalones Armani.
—¿Te gusta?
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Jinsei aún no estaba seguro de lo que había sucedido ese día. Todo
lo que supo fue que había vuelto a casa para encontrar a su padrastro
en un charco de sangre y a Junpei desaparecido. Una nota dejada por 49
Shibata explicaba la nueva situación; Jinsei trabajaría para Shibata para
saldar la deuda o Junpei sería vendido como esclavo para cubrir la
deuda. De una u otra manera, Shibata conseguiría su dinero. La sangre
de Jinsei se congeló en sus venas ante el pensamiento de a qué monstruo
podría ser vendido un niño tan hermoso como Junpei.
—¡Hey, Takeshi!
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24Recordad que Hiro Takeshi fue el nombre que Jinsei le dio a Ishida en el club la
primera vez que se conocieron.
Jinsei se detuvo a mitad de camino, un pie en el aire, mientras
digería las palabras del aparcacoches. Se dio la vuelta lentamente.
—¿M-Mis coches?
—Sí, Jinsei-san.
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Había un Corvette Stingray28 gris acero. Un Aston Martin DBS V1229
plateado sacado directamente de James Bond. Un Porsche Carrera30. Un
McClarin Spider31 amarillo. Un Nissan GTR32 azul. Un Lexus LFA33. Una nueva
clase de Mercedes SLS class AMG GT34 que ni siquiera se había puesto
aún a la venta. Un Ferrari 45835…
O la tercera.
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—¿Llamaste?
Ishida aún no era un amante gentil, pero sin duda era minucioso.
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