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Introducción de Thais
Introducción de Thais
Amy castro, Sheryt Panta, Irina sabando, Javier fajardo, Emili Jiménez, Danna mora, Aylin
Eugenio, Anely Zamora y mi presencia
La leyenda habla sobre de que SE DEBE PENSAR MIL VECES ANTES DE RECURRIR AL ENGAÑO, LAS
CONSECUENCIAS RESULTAN MUY GRAVES Y A TODOS HACEN DAÑO. Y aquí comienza Mariangula
Mariangula
Se trata de una adolescente de 14 años, misma que tenía una madre que se dedicaba a vender tripa asada
al carbón. Un día la mujer mandó a su hija Mariangula a conseguir más tripas, pues la mercancía casi se
le había agotado por completo
.Madre dijo: Mariangula hijita ve al mercado a comprar más tripa vender aquí está el dinero
Sin embargo, como la chiquilla era un tanto rebelde, no hizo caso a las indicaciones y prefirió irse a jugar
con sus amigos.
Por si esto fuera poco, el dinero que le habían dado para que comprara las vísceras también se lo gastó.
Lógicamente después de pasar un buen rato en compañía de sus camaradas
Y luego de reflexionar acerca de lo que había hecho, la niña pensó que su mamá la iba a reprender
fuertemente.
La preocupación no la dejaba en paz y mientras caminaba a las afueras del cementerio municipal
del Centro Histórico de Quito, pensó en entrar al camposanto y sacarle las tripas uno de los muertos que
los sepultureros apenas acababan de enterrar.
Mariangula: que voy a hacer me van a matar pero tengo una idea voy a desenterrar a un muerto y le voy a
sacar las tripas y haci lograre que no me reprendiera mi madre
Mariangula: voy sacarle las tripas mmm ya termine coy a volver a enterrarlo pero me voy a apura
Después se las entregó a su madre y no hubo ningún tipo de reprimenda. De hecho, las tripas se vendieron
mejor que otros días.
Ya de noche en su casa Mariangula no dejaba de recordar lo que había hecho. De pronto, la niña comenzó
a escuchar que golpeaban fuertemente la puerta principal de su domicilio. Eso era algo muy extraño, no
sólo porque ya pasaba de las 12:00 de la noche, sino porque ninguno de los demás integrantes de su
familia, escuchó los golpes.
Posteriormente una macabra voz empezó a llenar la habitación de la chiquilla diciendo lo siguiente:
La voz se fue haciendo cada vez más fuerte e inclusive la muchacha pudo escuchar claramente como si
alguien subiera por las escaleras en dirección a su cuarto.
Asustadísima por aquellos lamentos fantasmales, a la niña lo único que se le ocurrió hacer fue sacar unas
tijeras que tenía en el cajón y abrirse el estómago para pagar su deuda.
Mariangula: haaaaaaaaaaa que es esto no puedo más tengo que pagar lo que he hecho