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El señor que no creía en todos santos.

Narrador: En un día de Todos los Santos, que es cuando vienen los difuntos y las
ánimas a visitarnos pueblo por pueblo, en todas las casas, un señor que se
encontraba en la tienda con su compadre tomando un refresco le dijo:

Compadre 1."Yo no creo que vengan las ánimas de los difuntos. No lo creo, no
vienen, son mentiras, yo no tengo tiempo, yo voy a trabajar mañana".
Compadre 2. Détente compadre no es bueno que le quites el tiempo para hacer tu
altar.
Compadre 1. Mis padres que ya no están conmigo hacían su altar año tras año,
pero para mí es puro gasto.
Compadre 2. Pues haya usted, yo iré al campo a buscar los palos para armar mi
altar. Y junto a mi familia adornarlo para mis seres que ya no están conmigo.

Narrador: El 1 y 2 de noviembre el señor trabajó todo el día. De pronto mientras él


seguía trabajando se escuchó ruido de gente que platicaba en el camino.
Pasaban muchos, iban contentos, unos cantando, otros bailando; llevaban
canastas llenas de tamales, frutas, pan en la cabeza y cargaban chiquihuites en el
hombro con frutas de la temporada como naranjas, mandarinas, plátanos, todos
llevaban regalos y las ofrendas que habían recibido en sus altares. Pero al final 2
personas que iban hasta atrás tristes con las manos vacías iban platicando.

Papá difunto: ¡vieja nuestro hijo no se acordó que veníamos a visitarlo hoy en
este día!
Mamá difunta. Tienes razón viejo y eso que apenas tenemos 1 año que tuvimos
que dejar este mundo de los vivos e irnos al de las ánimas.
Papá difunto. Ahora nos regresamos con las manos vacías y muy tristes.
Mamá difunta. Y eso que le enseñamos a respetar a los difuntos en su día.

Compadre 1. “Ahora ya lo creo, todos los difuntos, todas las ánimas vienen”,
(acercándose a sus padres)

“Papá, papá, mamá, mamá quiero hablar con ustedes, yo no creía. Perdónenme,
yo no sabía que ustedes venían a visitarme; ahora veo que de veras es cierto.
Hagan el favor de esperarme un poco, voy a hacer también una ofrenda grande,
me voy apurar.

Papá y mamá difunta. Hijo nos tenemos que regresar del lugar de dónde
venimos.

Compadre 1. Voy apurarme y regreso a darles su ofrenda.


Narrador. El señor, regresó a su casa. Mató pollos e hizo tamales junto con su
esposa. Puso el altar; estuvo preparando ofrenda toda la noche para que cuando
amaneciera la gente fuera a hacer el rosario, a rezarle a las ánimas de sus papás.
En el momento que terminó sus quehaceres, sintió que le dio cansancio y le dijo a
su esposa:

Compadre 1. “Voy a descansar, así tan pronto cuando estén ya cocidos los
tamales pruébalos y avísame. Voy a ir a dejar la ofrenda allá donde me van a
esperar mi viejos.”

Narrador. Y el hombre se fue a descansar a su cama; descansó y como a la hora


le fueron a hablar, pero el hombre ya no estaba con vida. Había muerto. Murió en
su cama.
Cuando la señora vio finado a su esposo, avisó a los vecinos, a los familiares. Los
tamales y la ofrenda que hicieron para sus padres se los comieron los que
acompañaron al difunto que no creía en todos santos.

(Al final los padres levantan a su hijo y se salen los 3 caminando)

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