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¿Qué es el autodescubrimiento?

El autodescubrimiento es un proceso por el cual generamos un concepto


de nosotros mismos realista y cercano a la realidad, prescindiendo de
sesgos que dependan de nuestro optimismo (idealizando nuestro
autoconcepto) o de nuestro pesimismo (creando una imagen de nosotros
demasiado negativa a causa de la tristeza o de un estado de ánimo bajo).
Así pues, se trata de un proceso complejo, ya que para implicarse en él hay
que renunciar a esas impresiones inmediatas e intuitivas que nos vienen a
la mente justo en el momento en el que ocurre algo capaz de apelar a
nuestro sentimiento de identidad.
¿Por qué es importante el autodescubrimiento?
El autodescubrimiento apoya el coachee en la toma de conciencia del uso de
sus propios recursos, lo que favorece realizar cambios de forma más eficiente.
El autoconocimiento también le permite reconocer y evaluar los resultados
obtenidos, tanto en su vida como en su entorno.20 may. 2019

¿Que nos permite el autoconocimiento?

Como podrás imaginarte, el autoconocimiento es clave para el bienestar


psicológico. Conocerse uno mismo permite saber lo que queremos en la vida,
ya sea en grandes proyectos o en el día a día. También permite saber
gestionar mejor nuestras emociones incluso en las situaciones más difíciles.7
nov. 2019

¿Qué significa descubrirse a sí mismo?


¿Qué es conocerse a sí mismo? Sentiremos nuestra percepción ante ciertos
cambios o evolución en la vida cotidiana. Se trata de observarnos a
nosotros mismos como si de un ente tercero se tratara. Para ello, deberemos
dirigir nuestra atención hacia uno mismo sin permitir que el hecho de ser
nosotros mismos nos debilite.
¿Cómo descubrirse a sí mismo?
1. Conocer tu personalidad. La idea es llegar a conocer tu personalidad desde
dentro hacia fuera, para saber lo que eres y lo que no eres. ...
2. Poder conocer tus valores. ...
3. Llegar a conocer tu cuerpo. ...
4. Dale la importancia que necesitan tus sueños. ...
5. Conoce tus gustos y disgustos.

Claves para llegar a un autoconcepto realista


Cuando de lo que se trata es de conocerse a uno mismo, hay que huir de
explicaciones fáciles e intuitivas acerca de quiénes somos. A modo de
pequeña guía, en las siguientes líneas puedes encontrar ideas clave que
debes tener en cuenta antes de lanzarte al autodescubrimiento.

1. La verdad se oculta en autojustificaciones


Si en algo somos expertos los seres humanos, es en crear narraciones
acerca de quiénes somos y qué hacemos. Estas narraciones pueden
ayudarnos a crear un concepto del “Yo” que sea coherente, consistente
y fácil de memorizar, pero a costa de sacrificar parte de la veracidad de ese
autoconcepto.

Por eso, para apostar fuerte por el autodescubrimiento, merece la pena


centrar nuestra atención en pensar en aquellos aspectos sobre nosotros
mismos que menos nos gustan y buscar explicaciones acerca de qué es lo
que de verdad nos mueve a actuar así en ese tipo de situaciones. A fin de
cuentas, en estos casos lo que tenemos más a mano son las
autojustificaciones y las medias verdades que nos contamos a nosotros
mismos.
 Artículo relacionado: "Los sesgos cognitivos: descubriendo un
interesante efecto psicológico"

2. El autodescubrimiento no se basa en la
introspección
Muchas personas creen que descubrirse a uno mismo es básicamente
recurrir a la introspección para encontrar contenidos mentales que habían
permanecido ocultos hasta ese momento. Es decir, que para conseguirlo
hay que hacer algo parecido a permanecer en un lugar tranquilo y aislado,
cerrar los ojos y concentrarse en analizar el propio fluir de los
pensamientos.

Sin embargo, esta visión de la mente es una ilusión, dado que está influida
por una postura filosófica conocida como dualismo. Según el dualismo
aplicado a la psicología, la mente y el cuerpo son dos cosas diferentes, y
por eso para desarrollar el autodescubrimiento hay que intentar “anular” el
cuerpo y centrarse solo en lo mental, que supuestamente tendría
diferentes capas de profundidad, dado que a pesar de no ser algo físico,
emula lo que sí lo es y, aunque sea metafóricamente, tiene volumen.

Así pues, realizar iniciativas de autodescubrimiento no es concentrarse en


uno mismo y olvidarse de lo que hay alrededor. En todo caso, hay que
detenerse a analizar cómo interactuamos con nuestro entorno durante el
día a día. Somos lo que hacemos, no lo que pensamos.

3. La opinión de los demás también cuenta


No es cierto que cada uno de nosotros tenga un acceso claramente
privilegiado a la información de cómo se es.

En ciertos aspectos de nuestras vidas está claro que sabemos más que el
resto, especialmente en lo relativo a esas facetas del propio día a día que
preferimos mantener ocultas, pero en lo que se refiere a la concepción
global de lo que somos, los amigos, familiares y en general las personas de
nuestros círculos sociales más próximos saben mucho acerca de nuestra
identidad y estilo de comportamiento.

De hecho, a diferencia de lo que ocurre con nosotros, como no tienen la


necesidad de esforzarse por mantener lejos de su consciencia los aspectos
más negativos de quiénes somos, muchas veces son capaces de ponderar
de una manera más equilibrada cuáles son las fortalezas y las
imperfecciones que nos definen. Eso sí: es importante no dejarse etiquetar
y tener claro que el tiempo y las experiencias nos pueden cambiar.

4. Las nuevas situaciones nos explican más sobre


quiénes somos
A la hora de emprender el camino del autodescubrimiento, es importante
rechazar completamente el esencialismo. ¿Qué qué es el esencialismo?
Simplemente, se trata de una postura filosófica conocida por alimentar la
idea de que las cosas y las personas tienen una identidad clara y distinta
del resto de los elementos, que permanece constante y resiste el paso del
tiempo.

Cuando alguien dice, por ejemplo, que un viejo conocido nació siendo de
barrio y seguirá siendo de barrio independientemente de lo que le pase
(por ejemplo, ganar la lotería), está sosteniendo una perspectiva
esencialista, aunque sea sin saberlo.

El esencialismo es un obstáculo a la hora de llevar a cabo el


autodescubrimiento, porque no es cierto que nazcamos siendo una cosa
y muramos siendo exactamente la misma.

Si nuestras explicaciones acerca de quiénes somos no sufren alteraciones


por mucho que sigamos viviendo nuevas experiencias que nos aportan
información novedosa acerca de nuestra identidad, algo va mal.
Posiblemente sigamos aferrados a esos mitos acerca de nosotros mismos a
través de los cuales fabricamos un autoconcepto de manera automática,
sin reparar en ello.

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