Está en la página 1de 1

Eva, 30656 A. E.

Las civilizaciones aún no podían llamarse como tales pues no se había


desarrollado el lenguaje apropiado para describir al mundo. De hecho, no
se había desarrollado lenguaje estructurado en absoluto; sin embargo esto
no debe confundirnos.

Elevados seres de amplios espíritus hablaban con el cielo, con la tierra.

Un día uno de ellos divisó en el firmamento una estrella oscura.


Entendiéndolo como sólo pueden entenderlo las almas libres decidió
dirigirse a los seres que lo rodeaban.

Tened cuidado en este punto, atento lector, pues por seres no nos
referimos particularmente a los de la misma especie que nuestro
protagonista.

El verde pasto, la dura roca... Está todo tan conectado con el universo que
difícilmente puede decirse que sean cosas separadas pues ¿somos acaso
nosotros diferentes a nuestra sangre? ¿A nuestras memorias?

Un respiro se dirigió hacia una caverna... Pero deberíamos hablar


correctamente, nombrar correctamente.

Respiro entró a Caverna y desplazose levemente hacia Oscuro quien


envolviole profundamente. Dura Pared de Verde Esmeralda Piedra sujetó
las manos de Respiro cuyos piés apoyáronse en Resbaloso Suelo

Ahora prestad atención: setenta años después Negra Estrella se volvió


Enorme Roca y golpeó violentamente a Tierra y a Cielo. También Agua se
sacudió y Fuego hízose presente en Bosques.

Respiro quedó para siempre dentro de Caverna y todos los nombres se


olvidaron pues no había más quien los contase, sin embargo, esto no
significa que dejaran de existir. Existen y pueden ser llamados.

Libro de los Nombres. Tomo XVII. 7686 D. E.


Academia de las Obras Insondables.

También podría gustarte