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Tercera Conferencia Internacional Interdisciplinaria sobre Políticas y Sistemas de Indicadores Basados en Evidencia, julio de 2001
Política basada en evidencia sobre crimen y justicia
David P. Farrington
Instituto de Criminología, Universidad de Cambridge
Abstracto
Este artículo describe el trabajo del Campbell
Collaboration Crime and Justice Group, cuyo
objetivo es ayudar y fomentar políticas basadas
en evidencia mediante la producción de
revisiones sistemáticas. de criminológico
intervenciones para determinar qué funciona para
reducir la delincuencia. A diferencia de las revisiones
de literatura anteriores, estas revisiones sistemáticas
describen sus métodos de manera más explícita,
buscan literatura relevante de manera más extensa,
brindan más información sobre los criterios de
inclusión o exclusión y las fuentes buscadas, incluyen
tablas más detalladas, están sujetas a un riguroso
control de calidad y se revisan a la luz. de críticas
convincentes, se actualizan periódicamente, se
difunden rápidamente y están inmediatamente
disponibles electrónicamente para todos. El
documento también analiza algunos programas de
prevención del delito que han demostrado ser
eficaces en investigaciones de evaluación de alta
calidad, incluida la educación general para padres, la
capacitación en gestión de padres, los programas de
enriquecimiento intelectual preescolar, la
capacitación en habilidades infantiles, la capacitación
de docentes, los programas contra el acoso,
En este artículo, cubriré dos temas. En primer
lugar, hablaré del Campbell Collaboration
Crime and Justice Group, cuyo objetivo es
producir revisiones sistemáticas de la eficacia
de las intervenciones criminológicas. En
segundo lugar, revisaré el estado actual del
conocimiento sobre los programas de
prevención del delito que han demostrado ser
eficaces en investigaciones de evaluación de
alta calidad. Esta revisión de programas no se
basa en la nueva ciencia de la revisión
sistemática, sino que destaca algunas de las
intervenciones más efectivas según las mejores
investigaciones.
Revisiones sistemáticas y el Grupo Campbell
contra el Crimen y la Justicia
Características de las revisiones sistemáticas
Las revisiones sistemáticas utilizan métodos
rigurosos para localizar, evaluar y sintetizar
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evidencia de estudios de evaluación anteriores.
Contienen una sección de métodos y resultados, y se
informan con el mismo nivel de detalle que
caracteriza a los informes de investigación originales
de alta calidad. Otras características de las revisiones
sistemáticas incluyen:
1)Objetivos explícitos.Se aclaran los motivos
para realizar la revisión.
2)Criterios de elegibilidad explícitos.Los revisores
especifican en detalle por qué incluyeron ciertos
estudios y rechazaron otros. ¿Cuál era el nivel
mínimo de calidad metodológica? ¿Consideraron
sólo un tipo particular de diseño de evaluación,
como experimentos aleatorios? ¿Los estudios
tenían que incluir a un determinado tipo de
participante, como niños o adultos? ¿Qué tipos de
intervenciones se incluyeron? ¿Qué tipos de datos
de resultados debían informarse en los estudios?
Todos los criterios o reglas utilizados en la
selección de estudios elegibles deben indicarse
explícitamente en el informe final.
3)La búsqueda de estudios está diseñada para
reducir el posible sesgo.Hay muchas formas
potenciales en que el sesgo puede comprometer los
resultados de una revisión. Los revisores deben
indicar explícitamente cómo realizaron su búsqueda
de estudios potenciales para reducir dicho sesgo.
¿Cómo intentaron localizar estudios publicados fuera
de las revistas científicas? ¿Cómo intentaron localizar
estudios en lenguas extranjeras? Todas las bases de
datos bibliográficas en las que se realizaron
búsquedas deben hacerse explícitas para que se
puedan identificar posibles lagunas en la cobertura.
4)Cada estudio se analiza según criterios de
elegibilidad, con exclusiones justificadas. Sin duda,
las búsquedas localizarán muchas citas y resúmenes
de estudios potencialmente relevantes. Cada uno de
los informes de estos estudios potencialmente
relevantes debe ser examinado para determinar si
cumple con los criterios de elegibilidad para la
revisión. Se debe poner a disposición de los lectores
una lista completa de todos los estudios excluidos y
las justificaciones de la exclusión.
5)Montaje de los datos más completos
posibles. El revisor sistemático
En general, intentamos obtener todas las evaluaciones pertinentes.
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cumplir con los criterios de elegibilidad. Además,
todos los datos relevantes para los objetivos de la
revisión deben extraerse cuidadosamente de cada
informe elegible y codificarse e computarizarse. A
veces, los documentos de estudio originales
carecen de información importante. Cuando sea
posible, el revisor sistemático intentará obtener
estos datos de los autores del informe original.
6)Cuando sea apropiado y posible, se utilizan
técnicas cuantitativas para analizar los
resultados. Aunque todavía existe cierta confusión
sobre el significado de estos términos, es útil
distinguir entre una revisión sistemática y un
metanálisis. Un metanálisis implica el análisis
estadístico o cuantitativo de los resultados de
estudios de investigación anteriores. Dado que
implica el resumen estadístico de los datos (por
ejemplo, tamaños del efecto), requiere un número
razonable de estudios de intervención que sean lo
suficientemente similares como para agruparlos. Por
ejemplo, puede tener poco sentido informar un
tamaño medio del efecto basado en un número muy
pequeño de estudios. Sin embargo, los métodos
cuantitativos pueden ser muy importantes para
ayudar al revisor a determinar el efecto promedio de
una intervención particular y las características de los
estudios que se correlacionan con variaciones en los
tamaños del efecto.
Una revisión sistemática puede incluir o no un
metanálisis. Por ejemplo, un revisor puede
encontrar sólo unos pocos estudios que cumplan
con los criterios de elegibilidad. Estos estudios
pueden diferir lo suficiente en la definición
operativa de la intervención o en la forma en que
se realizaron como para que el metanálisis formal
sea inapropiado y potencialmente engañoso. Otra
posibilidad es que un investigador pueda realizar
un metanálisis de manera adecuada pero utilice
métodos inexplícitos y potencialmente sesgados al
realizar la búsqueda de estudios relevantes. En
este caso, la revisión no sería sistemática.
7)Informe estructurado y detallado.El
informe final de una revisión sistemática está
estructurado y detallado para que el lector
pueda comprender cada fase de la
investigación, las decisiones que se tomaron
y las conclusiones a las que se llegó.
El campbell Delito y Justicia
Grupo Coordinador
El éxito de la Colaboración Cochrane en la
revisión de intervenciones sanitarias estimuló
el interés internacional en establecer una
infraestructura similar para realizar revisiones
sistemáticas de la investigación.
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sobre los efectos de las intervenciones sociales
y educativas. Tras varias reuniones
exploratorias en Londres y otros lugares, la
Colaboración Campbell (llamada así en honor al
psicólogo Donald Campbell) se fundó
oficialmente en una reunión de más de 80
personas de 12 países celebrada en Filadelfia
en febrero de 2000. El profesor Robert Boruch
de la Universidad de Pensilvania fue nombrado
presidente del Grupo Directivo de la
Colaboración Campbell. Como él hablará en
esta conferencia, no hablaré con más detalle
sobre la Colaboración Campbell ahora.
En esa reunión de febrero de 2000, la Colaboración
Campbell nombró un Grupo Coordinador de Crimen
y Justicia (CJCG) para coordinar el trabajo del Grupo
de Crimen y Justicia. La misión amplia del CJCG es
supervisar la preparación, el mantenimiento y la
accesibilidad de revisiones sistemáticas de
investigaciones sobre los efectos de las
intervenciones criminológicas y de justicia penal. El
énfasis principal está en las revisiones de las
intervenciones diseñadas para prevenir o reducir el
crimen o la delincuencia. En términos generales, el
CJCG incluirá revisiones sistemáticas de
investigaciones sobre los efectos de las
intervenciones realizadas por los tribunales, la
policía, las agencias de libertad condicional, prisiones
y grupos comunitarios; para obtener más
información sobre Campbell Crime and Justice Group,
consulte Farrington y Petrosino (2000, 2001).
Las personas que contribuyen con revisiones
sistemáticas a Campbell Collaboration deben
aceptar los siguientes requisitos:
(1) El compromiso de realizar actualizaciones de
la revisión sistemática para incorporar nueva
evidencia, responder a críticas o utilizar métodos
más avanzados, de forma regular (por ejemplo,
cada dos años)
(2) Un compromiso de someterse a un riguroso
proceso de revisión editorial no solo por parte de
investigadores sino también de formuladores de
políticas, profesionales y ciudadanos para garantizar que
la revisión cumpla con altos estándares científicos y
también esté escrita para que sea comprensible para
audiencias no académicas.
(3) A compromiso a mantener
Procesos de revisión transparentes y abiertos para
que los usuarios puedan comentar y criticar cada
etapa de la revisión, desde su propuesta hasta su
finalización.
(4) Un compromiso de aprovechar al máximo
métodos de búsqueda rigurosos disponibles para garantizar
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que se consideren para su inclusión o exclusión
todos los estudios relevantes y no solo aquellos
reportados en revistas y libros de fácil acceso
(5) Una apuesta por cubrir la literatura
de todo el mundo y no sólo del mundo de
habla inglesa
(6) A compromiso a código
informatizar las características clave de cada estudio de
evaluación revisado (para que cualquiera que acceda a la
revisión pueda organizar los estudios de acuerdo con
características como el tamaño de la muestra, el diseño y
el tamaño del efecto)
(7) Un compromiso de producir un explícito
Informe para que los lectores puedan comprender
las decisiones tomadas en cada etapa, las
justificaciones de esas decisiones y cómo se llegó
a las conclusiones.
(8) Un compromiso de hacer la revisión.
disponible a audiencias más amplias que
lectores de revistas académicas revisadas por pares a
través de la publicación electrónica y su difusión en
los medios de comunicación, la práctica y las
políticas.
El CJCG está formado por 14 miembros de 10
países: David P. Farrington (Reino Unido,
presidente), Ulla V. Bondeson (Dinamarca), Vicente
Garrido (España), Peter Grabosky (Australia), Jerry
Lee (EE.UU.), Mark W. Lipsey (Estados Unidos),
Friedrich Losel (Alemania), Joan McCord (Estados
Unidos), Anthony Petrosino (Estados Unidos),
Lawrence W. Sherman (Estados Unidos), Chuen-
Jim Sheu (Taiwán), Richard E. Tremblay (Canadá),
Hiroshi Tsutomi (Japón) ) y David L. Weisburd
(Israel). Anthony Petrosino fue designado
coordinador a tiempo parcial del CJCG y Joan
McCord fue designada para actuar como enlace
con el Grupo Directivo de Colaboración Campbell.
El CJCG ha sido financiado por el Ministerio del
Interior.
Hasta ahora, se han encargado revisiones
sistemáticas sobre más de 25 temas diversos,
incluida la eficacia del circuito cerrado de televisión,
la mejora del alumbrado público, la vigilancia vecinal,
la vigilancia de los puntos críticos, los programas de
educación para padres, la capacitación de niños, los
toques de queda para jóvenes, la justicia restaurativa
y los campos de entrenamiento. , monitoreo
electrónico, programas cognitivo-conductuales para
delincuentes, órdenes de servicio comunitario y
duración de las penas de prisión. Las primeras
revisiones sistemáticas se publican en un número
especial de Annals of the American
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Academia de Ciencias Políticas y Sociales en
noviembre de 2001.
Desafíos clave
Se han identificado varios desafíos importantes. El
primero (quizás el más importante y
controvertido) es qué criterio de calidad
metodológica se debe establecer para incluir
y estudios de evaluación en revisiones sistemáticas.
Varios miembros del CJCG argumentaron que sólo
se deberían revisar los experimentos aleatorios,
ya que éstos podían demostrar los efectos de
manera más convincente (con la mayor validez
interna). Sin embargo, establecer el “estándar de
oro” de los experimentos aleatorios excluiría
inevitablemente casi todas las evaluaciones
basadas en áreas (a diferencia de individuos), que
cubren los efectos de intervenciones como la
vigilancia vecinal o el circuito cerrado de
televisión. Por lo tanto, se decidió que en las
revisiones sistemáticas deberían incluirse estudios
de evaluación tanto experimentales como
cuasiexperimentales de alta calidad.
El segundo desafío es la financiación. La muy
bienvenida financiación del Ministerio del Interior
cubre el salario del coordinador a tiempo parcial y
algunos gastos de reuniones del CJCG, pero no el
costo de las revisiones. Sin financiación, se pensó
que era probable que los revisores no dieran alta
prioridad a las revisiones de Campbell. Un posible
revisor ya ha respondido que cree que la revisión
sistemática es muy importante y que le encantaría
realizarla, pero no puede hacerlo sin recursos. Se
espera recibir más financiación de otras fuentes,
incluido el Instituto Nacional de Justicia de Estados
Unidos y la Fundación Smith-Richardson. Se
necesita financiación no sólo para revisiones y
gastos de reuniones, sino también para evaluar
propuestas y revisiones completadas, apoyo
administrativo y organizativo, costos de
traducción y creación de un registro de estudios.
Un tercer desafío, relacionado con los incentivos para
los revisores, es la preocupación de que los
académicos no den alta prioridad a las revisiones de
Campbell si no producen publicaciones. Los
académicos necesitan publicaciones en revistas
académicas para obtener plaza, promoción y fama.
Por lo tanto, se sugirió que se debería alentar a los
revisores a completar no sólo una revisión electrónica
detallada de Campbell sino también una revisión
(inevitablemente menos detallada) para una revista
académica. Por supuesto, esto plantea problemas de
derechos de autor y duplicación que es necesario
resolver. Los editores de revistas pueden mostrarse
reacios a publicar revisiones sistemáticas si se
dispone de una versión más detallada.
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disponible en la Web. Por otra parte, muchas
revistas se publican actualmente en la Web. Es de
esperar que, a su debido tiempo, las reseñas de
Campbell en la Web tengan suficiente prestigio
como para tener peso en las decisiones de
permanencia y ascenso.
Un cuarto desafío es la coordinación de
revisiones, tanto con otras partes de la
Colaboración Campbell como con la
Colaboración Cochrane. Por ejemplo, el Grupo
Cochrane de Problemas Psicosociales, de
Desarrollo y de Aprendizaje está revisando
algunos temas similares, como el tratamiento
de los delincuentes sexuales. Decidimos seguir
adelante con nuestras propias revisiones y ver
en qué se diferenciaban de las revisiones
Cochrane, que se centran más en cuestiones
médicas y de atención sanitaria.
El quinto desafío es cómo el CJCG puede hacer frente
al trabajo necesario para mantener la alta calidad de
las revisiones sistemáticas. Esto implica evaluar tanto
las propuestas como las versiones finales de las
revisiones, así como también construir la red y la
infraestructura del Grupo contra el Crimen y la
Justicia. La organización del CJCG ya ha generado una
enorme cantidad de trabajo diario, a medida que se
han ido acumulando todas las diferentes actividades.
Es por eso que decidimos avanzar inicialmente con
un número relativamente pequeño de revisiones y
aprender de la experiencia. Nos preocupa que la
publicidad a gran escala, invitando a personas a
ofrecerse como voluntarias para realizar
determinadas revisiones, pueda abrir las compuertas
y paralizarnos con la correspondencia. Sin embargo,
debemos abrir las cosas y avanzar hacia propuestas
de revisión no solicitadas y una participación más
amplia de la comunidad investigadora lo antes
posible.
El sexto desafío es cómo regularizar la CJCG,
que fue esencialmente nombrada ad hoc por
tres años (hasta agosto de 2003). El Comité
Directivo de Colaboración Campbell en general
necesita elaborar procedimientos para
nombrar y reemplazar a los miembros del CJCG
y al Presidente, asegurando que el CJCG cubra
una amplia variedad de conocimientos y países
y que tenga la capacidad de supervisar las
revisiones y los revisores de manera efectiva.
Un séptimo desafío es que las personas que tienen
más conocimiento y están más motivadas para llevar
a cabo una revisión sistemática son a menudo
aquellas que han trabajado en el tema en particular,
pero podría decirse que no son imparciales y pueden
tener interés en las conclusiones. Una forma de
afrontar este desafío es fomentar la colaboración
entre revisores que tienen
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y no haber trabajado previamente en un tema en
particular. Además, se necesitan talleres para
capacitar a las personas sobre cómo realizar
revisiones sistemáticas.
Hay otras cuestiones por resolver. Por ejemplo,
la mayoría de las personas a las que hasta
ahora se ha pedido que realicen revisiones
sistemáticas se encuentran en los Estados
Unidos. Es importante solicitar más reseñas y
más contribuciones a las reseñas
(posiblemente con traducción) de personas de
otros países. Para crear un registro de estudios,
es necesario acordar un núcleo común de
elementos que se codificarán e informatizarán
en todas las revisiones. Otra cuestión es hasta
qué punto se debe alentar a todos los revisores
a realizar un metanálisis u otro resumen
cuantitativo de las conclusiones. Lo ideal sería
incluir información sobre costo-beneficio en
todas las revisiones, cuando esté disponible.
Además, el CJCG debe desarrollar un plan
maestro (una clasificación y organización
sistemática de todos los posibles temas de
intervención para su revisión),
Otra cuestión es hasta qué punto las revisiones
de Campbell deberían incluir recomendaciones
de políticas. Serían útiles para las agencias de
financiación, pero algunos miembros del CJCG
creen que las revisiones sistemáticas deberían
limitarse a conclusiones científicas. Una
cuestión para el futuro es cómo garantizar que
las revisiones sistemáticas sean comprensibles
para una amplia audiencia. Esto
probablemente implicará solicitar comentarios
sobre las revisiones a miembros del público, así
como a formuladores de políticas y
profesionales. Hasta ahora, nos hemos
centrado en revisiones de intervenciones
diseñadas para reducir el crimen y la
delincuencia. En el futuro, podríamos ampliar
nuestro mandato a revisiones sistemáticas de
la fuerza de las relaciones entre factores de
riesgo particulares y la delincuencia, o de
pruebas de teorías criminológicas particulares.
Sin embargo,
Conclusiones
El Grupo Coordinador de Justicia y Crimen de
Colaboración Campbell ha logrado enormes
avances en muy poco tiempo. Estamos
orgullosos de haber recibido el primer
Premio Donald Campbell de la Colaboración
Campbell en el año 2000 para reconocer
nuestro destacado progreso. Sin embargo,
anticipamos que la mayoría de las revisiones
de intervenciones criminológicas siempre se
llevarán a cabo fuera del Campbell.
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Colaboración. Al establecer y mantener altos
estándares, esperamos que las revisiones de
Campbell sean reconocidas como las mejores
disponibles. También esperamos que se influya en
los revisores ajenos a la Colaboración Campbell
para que realicen revisiones sistemáticas, y que el
mayor uso de revisiones sistemáticas conduzca a
mejoras en la presentación de informes de los
estudios de intervención. Si bien el trabajo por
delante es desalentador, las revisiones
sistemáticas de las intervenciones criminológicas
tienen un enorme potencial tanto para avanzar en
el conocimiento como para hacer que las políticas
y las prácticas sean más efectivas en el futuro. El
objetivo de poner inmediatamente a disposición
de todos los mejores conocimientos sobre la
eficacia de las intervenciones para reducir la
delincuencia es ambicioso y muy importante y
beneficiaría a todos en todos los países.
Prevención centrada en el riesgo
Paso ahora a los mejores conocimientos actuales
sobre la eficacia de determinadas intervenciones
criminológicas. Durante la década de 1990, hubo un
enorme aumento en la influencia de la prevención
centrada en el riesgo en criminología. La idea básica
de este enfoque es muy simple: identificar los
factores de riesgo clave para la delincuencia e
implementar métodos de prevención diseñados para
contrarrestarlos. A menudo existe un intento
relacionado de identificar factores protectores clave
contra la delincuencia e implementar métodos de
prevención diseñados para mejorarlos.
Normalmente, las encuestas longitudinales
proporcionan conocimientos sobre los factores de
riesgo y de protección, y se utilizan experimentos
para evaluar el impacto de los programas de
prevención e intervención.Por lo tanto, centrado en el riesgo
la prevención vincula la explicación y la
prevención, vincula la investigación fundamental y
la aplicada, y vincula a académicos, formuladores
de políticas y profesionales. El libro Serious and
Violent Juvenile Offenders: Risk Factors and
Successful Interventions (Loeber & Farrington,
1998) contiene una exposición detallada de este
enfoque aplicado a delincuentes juveniles graves y
violentos.
Programas individuales y familiares
Cuatro tipos de programas son particularmente
exitosos; educación para padres (en el contexto de
visitas domiciliarias), capacitación en gestión de
padres, capacitación en habilidades para niños y
enriquecimiento intelectual preescolarprogramas
(Farrington y Gales, 1999). Generalmente,
Estos programas se centran en los factores de riesgo
de una mala crianza, supervisión o disciplina de los
padres (educación o educación de los padres).
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padre gestión capacitación), alto
impulsividad, baja empatía y ser-
centralidad (entrenamiento de habilidades
infantiles) y baja inteligencia y logros
(programas preescolares).
En el programa intensivo de visitas
domiciliarias más famoso, Olds et al. (1986) en
Elmira (Nueva York) asignaron aleatoriamente a
400 madres para recibir visitas domiciliarias de
enfermeras durante el embarazo, o para recibir
visitas tanto durante el embarazo como
durante los dos primeros años de vida, o a un
grupo de control que no recibió visitas. Cada
visita duró aproximadamente una hora y cuarto
y las madres fueron visitadas en promedio cada
dos semanas. Los visitadores domiciliarios
dieron consejos sobre el cuidado prenatal y
posnatal del niño, sobre el desarrollo infantil y
sobre la importancia de una nutrición adecuada
y de evitar fumar y beber durante el embarazo.
Los resultados de este experimento
mostraron que las visitas domiciliarias
posnatales provocaron una disminución del
abuso físico y la negligencia infantil
registrados durante los dos primeros años
de vida, especialmente por parte de madres
adolescentes solteras pobres; El 4% de las
madres de este tipo visitadas frente al 19%
de las no visitadas fueron culpables de abuso
o negligencia infantil. Este último resultado
es importante porque los niños que sufren
abuso físico o abandono tienden a
convertirse en delincuentes violentos más
adelante en la vida (Widom 1989). En un
seguimiento de 15 años, la atención se
centró principalmente en las madres solteras
de clase baja. Entre estas madres, las que
recibieron visitas domiciliarias prenatales y
posnatales sufrieron menos arrestos que las
que recibieron visitas prenatales o ninguna
visita (Olds et al. 1997). También,
El programa de enriquecimiento intelectual
preescolar más famoso es el proyecto Perry llevado a
cabo en Ypsilanti (Michigan) por Schweinhart y
Weikart (1980). Se trataba esencialmente de un
programa “Head Start” dirigido a niños
afroamericanos desfavorecidos, que fueron
asignados (aproximadamente al azar) a grupos
experimentales y de control. Los niños
experimentales asistieron a un programa preescolar
diario, respaldado por visitas domiciliarias
semanales, que generalmente duraban dos años
(que abarcaban edades de 3 a 4 años). El objetivo del
programa "plando-review" era proporcionar
estimulación intelectual, aumentar las capacidades
de pensamiento y razonamiento y mejorar el
rendimiento escolar posterior.
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Este programa tuvo beneficios a largo plazo.
Berrueta-Clement et al. (1984) demostraron que, a
los 19 años, el grupo experimental tenía más
probabilidades de estar empleado, de haberse
graduado de la escuela secundaria, de haber
recibido formación universitaria o vocacional y
menos probable de haber sido arrestado. A los 27
años, el grupo experimental había acumulado sólo
la mitad de arrestos en promedio que los
controles (Schweinhart et al., 1993). Además,
tenían ingresos significativamente más altos y
tenían más probabilidades de ser propietarios de
viviendas. Un mayor número de mujeres
experimentales estaban casadas y menos hijos
nacieron fuera del matrimonio.
El estudio experimental longitudinal de Montreal se
basó en la formación de habilidades infantiles y la
formación en gestión de padres. Tremblay et al.
(1995) identificaron niños disruptivos (agresivos/
hiperactivos) a la edad de 6 años y asignaron
aleatoriamente a más de 300 de ellos a condiciones
experimentales o de control. Entre los 7 y 9 años, el
grupo experimental recibió un entrenamiento
diseñado para fomentar las habilidades sociales y el
autocontrol. En sesiones de grupos pequeños se
utilizaron entrenamiento, modelos de pares, juegos
de roles y contingencias de refuerzo sobre temas
como "cómo ayudar", "qué hacer cuando estás
enojado" y "cómo reaccionar ante las burlas".
Además, sus padres fueron capacitados utilizando las
técnicas de capacitación en gestión parental
desarrolladas por Patterson (1982), que se centran en
promover el uso de recompensas y sanciones
consistentes y contingentes.
Este programa de prevención tuvo bastante éxito. A
los 12 años, los niños experimentales cometieron
menos robos y robos, eran menos propensos a
emborracharse y a verse involucrados en peleas que
los controles (según los autoinformes). Además, los
niños experimentales tuvieron un mayor rendimiento
escolar. En todas las edades, entre los 10 y los 15
años, los niños experimentales tenían puntuaciones
de delincuencia autoinformadas más bajas que los
niños de control. Curiosamente, las diferencias en el
comportamiento antisocial entre los niños
experimentales y de control aumentaron a medida
que avanzaba el seguimiento.
Par, Escuela y Comunidad
Programas
Los factores de riesgo de pares, escuelas y comunidades están
menos establecidos que los factores de riesgo individuales y
familiares. Por ejemplo, si bien está claro que tener compañeros
delincuentes, asistir a una escuela con un alto índice de
delincuencia y vivir en una zona con un alto índice de criminalidad
predicen el comportamiento de una persona
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delincuente, los procesos causales precisos no se
comprenden bien.
El programa de intervención más importante cuyo
éxito parece basarse principalmente en la reducción
de los factores de riesgo de sus compañeros es el
programa Niños en Riesgo (Harrell et al., 1997), que
se centró en jóvenes de alto riesgo (edad promedio
de 12 años) en barrios pobres de cinco ciudades del
mundo. Estados Unidos. Los jóvenes elegibles fueron
identificados en las escuelas y asignados
aleatoriamente a grupos experimentales o de
control. El programa era una estrategia integral de
prevención comunitaria dirigida a los factores de
riesgo de la delincuencia, incluida la gestión de casos
y el asesoramiento familiar, la capacitación en
habilidades familiares, tutorías, tutorías, actividades
extraescolares y vigilancia comunitaria. El programa
era diferente en cada barrio.
Los resultados iniciales del programa fueron
decepcionantes, pero un seguimiento de un año mostró
que (según los propios informes) los jóvenes
experimentales tenían menos probabilidades de haber
cometido delitos violentos y haber consumido o vendido
drogas (Harrell et al., 1999). La evaluación del proceso
mostró que el mayor cambio se produjo en los factores
de riesgo de los pares. Los jóvenes experimentales se
asociaban con menos frecuencia con compañeros
delincuentes, sentían menos presión de sus pares para
involucrarse en la delincuencia y tenían un apoyo de
pares más positivo. En contraste, hubo pocos cambios en
los factores de riesgo individuales, familiares o
comunitarios, posiblemente relacionados con la baja
participación de los padres en la capacitación de padres
y de los jóvenes en la tutoría y tutoría (Harrell et al., 1997,
p.87). En otras palabras, hubo problemas de
implementación del programa, vinculados a las graves y
múltiples necesidades y problemas de las familias.
Uno de los experimentos de prevención escolar más
importantes fue llevado a cabo en Seattle por
Hawkins et al. (1991). Esto combinó capacitación en
gestión de padres, capacitación de maestros y
capacitación en habilidades infantiles.
Aproximadamente 500 niños de primer grado (de 6
años) en 21 clases en 8 escuelas fueron asignados
aleatoriamente para estar en clases experimentales o
de control. Los niños de las clases experimentales
recibieron un trato especial en el hogar y en la
escuela, diseñado para aumentar su apego a sus
padres y su vínculo con la escuela. Además, fueron
capacitados en resolución de problemas cognitivos
interpersonales. Sus padres fueron entrenados para
notar y reforzar el comportamiento socialmente
deseable en un programa llamado "Atrápalos siendo
buenos". Sus profesores fueron capacitados en el
manejo del aula, por
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Por ejemplo, proporcionar instrucciones y
expectativas claras a los niños, recompensarlos
por participar en el comportamiento deseado y
enseñarles métodos prosociales (socialmente
deseables) para resolver problemas.
Este programa tuvo beneficios a largo plazo. O'Donnell
et al. (1995) se centraron en niños de familias de bajos
ingresos e informaron que, en sexto grado (a los 12
años), los niños experimentales tenían menos
probabilidades de haber iniciado la delincuencia,
mientras que las niñas experimentales tenían menos
probabilidades de haber iniciado el consumo de drogas.
En el último seguimiento, Hawkins et al. (1999)
encontraron que, a los 18 años, el grupo de intervención
completa (que recibió la intervención desde 1.º a 6.º
grado) admitió menos violencia, menos abuso de alcohol
y menos parejas sexuales que el grupo de intervención
tardía (sólo en 5.º y 6.º grado) o los controles. .
El acoso escolar, por supuesto, es un factor
de riesgo para delinquir (Farrington 1993).
Varios programas escolares han resultado
eficaces para reducir el acoso; el más famoso
es el de Olweus (1994) en Noruega. Smith y
Sharp (1994) implementaron un programa
similar en 23 escuelas de Sheffield. El
programa básico implicaba establecer una
política anti-bullying "para toda la escuela",
crear conciencia sobre el bullying y definir
claramente los roles y responsabilidades de
profesores y estudiantes, de modo que todos
supieran qué era el bullying y qué debían
hacer al respecto. Además, hubo
intervenciones opcionales adaptadas a
escuelas específicas: trabajo curricular (por
ejemplo, leer libros, mirar videos), trabajo
directo con los estudiantes (por ejemplo,
capacitación en asertividad para aquellos
que fueron acosados) y trabajo en el patio de
recreo (por ejemplo, capacitar a los
supervisores a la hora del almuerzo).
Programas apuntar comunidad
Los factores no han sido notablemente efectivos
(Hope 1995). Sin embargo, los programas
comunitarios han sido eficaces. Por ejemplo, Jones y
Offord (1989) implementaron un programa de
capacitación en habilidades en un complejo de
viviendas públicas experimental en Ottawa y lo
compararon con un complejo de control. El programa
se centró en habilidades no escolares, tanto
deportivas (por ejemplo, natación y hockey) como no
deportivas (por ejemplo, guitarra y ballet). El objetivo
del desarrollo de habilidades era aumentar la
autoestima, alentar a los niños a utilizar el tiempo de
manera constructiva y proporcionarles modelos
deseables. Las tasas de participación eran altas;
alrededor de las tres cuartas partes de la edad
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Los niños elegibles en el complejo experimental
tomaron al menos un curso durante el primer
año. El programa fue exitoso; Las tasas de
delincuencia disminuyeron significativamente en
el complejo experimental en comparación con el
complejo de control.
Uno de los programas de tratamiento comunitarios
más importantes es la terapia multisistémica (MST),
que es un programa de componentes múltiples
(Henggeler et al., 1998). El tipo particular de
tratamiento se elige según las necesidades
particulares del joven; por lo tanto, la naturaleza del
tratamiento es diferente para cada persona. El
tratamiento puede incluir intervenciones
individuales, familiares, de pares, escolares y
comunitarias, incluida la capacitación de los padres y
la capacitación de habilidades infantiles.
Normalmente, la MST se ha utilizado con
delincuentes juveniles. Por ejemplo, en Missouri,
Borduin et al. (1995) asignaron aleatoriamente a 176
delincuentes juveniles (edad promedio de 14 años) a
MST o a terapia individual centrada en cuestiones
personales, familiares y académicas. Cuatro años
después, sólo el 29% de los infractores del MST
habían sido arrestados nuevamente, en comparación
con el 74% del grupo de terapia individual.
Programas situacionales y policiales
Varios situacional delito prevención
Los programas son efectivos. Dos estudios
muestran que la mejora del alumbrado público
puede reducir la delincuencia. En el primero, en
Dudley, los delitos cometidos antes y después de la
mejora de la iluminación se midieron mediante
encuestas de victimización en áreas experimentales
(reiluminación) y de control (Painter y Farrington,
1997). Comparando el año anterior con el año
siguiente, los delitos disminuyeron significativamente
más en el área experimental que en el área de
control. Los delitos personales (robos, agresiones,
amenazas y molestias) disminuyeron un 41% en el
área experimental.
riesgo
En el segundo estudio, en Stoke-on-Trent, los
delitos cometidos antes y después de la mejora de
la iluminación se midieron en áreas de control
experimentales (reiluminadas), adyacentes y no
adyacentes (Painter y Farrington, 1999).
Comparando el año anterior con el siguiente, los
delitos disminuyeron significativamente en las
áreas experimentales y adyacentes (que no
estaban claramente delimitadas), pero no en el
área de control. Los delitos personales
disminuyeron un 68% en el área experimental. Se
sugirió que podría haber habido una difusión de
beneficios al área adyacente.
132
 Tercera Conferencia Internacional Interdisciplinaria sobre Políticas y Sistemas de Indicadores Basados en Evidencia, julio de 2001
Desde el punto de vista de la prevención del delito,
los proyectos policiales más importantes son los que
se centran en los "puntos críticos", o lugares donde
se comete un gran número de delitos. En uno de los
estudios más importantes sobre "puntos críticos",
Sherman y Weisburd (1995) llevaron a cabo un
experimento aleatorio en Minneapolis; Se asignaron
aleatoriamente más de 100 lugares con alta
criminalidad para recibir un mayor patrullaje policial
(un objetivo de tres horas por día) o no, bajo el
supuesto de que una mayor presencia policial
disuadiría la delincuencia. Las llamadas al servicio
policial por delitos fueron monitoreadas en el año
anterior y en el año del experimento. La delincuencia
y el desorden también se midieron en el segundo año
mediante observación sistemática en todos los
lugares. El experimento demostró que el aumento de
las patrullas conducía a una disminución de la
delincuencia en los lugares experimentales.
Conclusiones
Los programas más eficaces para contrarrestar la
delincuencia incluyen educación general para padres,
capacitación en gestión de padres, programas
preescolares de enriquecimiento intelectual,
capacitación en habilidades infantiles, capacitación
de docentes, programas contra el acoso escolar,
prevención situacional y vigilancia policial en “puntos
críticos”. Estos programas pueden implementarse
dentro de una estrategia de prevención de riesgos
centrada en la comunidad a gran escala. Ha llegado
el momento de invertir en esta estrategia para
promover no sólo un comportamiento respetuoso de
la ley sino también la salud física y mental y el éxito
en la vida en áreas como la educación, las relaciones,
el empleo, la vivienda y la crianza de los hijos. Hay
suficientes resultados esperanzadores para justificar
la adopción de la prevención temprana del desarrollo
como método clave para reducir la delincuencia.
Sin embargo,
Se necesitan revisiones sistemáticas para
confirmar y refinar estas conclusiones.
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