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El perro que volaba

Había una vez un perro llamado Fly. Fly era un perro muy especial. No era un
perro normal, podía volar.

Fly vivía en una pequeña granja con su dueño, un granjero llamado Juan. Juan era
un hombre amable y cariñoso, y adoraba a Fly.

Fly pasaba los días jugando con los otros animales de la granja, como las gallinas,
los patos y los cerdos. También le gustaba volar por los campos y los bosques,
explorando el mundo que lo rodeaba.

Un perro volador

Un día, Fly estaba volando por el bosque cuando vio un incendio. El fuego estaba
muy cerca de una casa, y Fly sabía que tenía que hacer algo para ayudar.

Fly voló hasta la casa y empezó a ladrar. El dueño de la casa salió a ver qué
pasaba, y se sorprendió al ver a un perro volando.

Fly le dijo al dueño de la casa que había un incendio, y el dueño de la casa


empezó a evacuar a su familia.

Mientras tanto, Fly volaba alrededor de la casa, tratando de apagar el fuego. Fly
lamía las llamas con su lengua, y usaba sus patas para tirar de las ramas que
estaban en llamas.

Gracias a Fly, el fuego se apagó y la casa se salvó. El dueño de la casa estaba


muy agradecido, y le dijo a Fly que era un héroe.
Fly era muy feliz de haber podido ayudar. Sabía que su capacidad de volar le daba
la oportunidad de hacer el bien en el mundo.

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Fly empezó a usar sus poderes para ayudar a los demás. Salvaba a personas de
incendios, ayudaba a los animales en peligro y rescataba a personas perdidas.

Fly se convirtió en una celebridad. Los medios de comunicación lo entrevistaban, y


la gente de todo el mundo venía a verlo.

Fly era feliz con su nueva vida. Tenía muchos amigos, y estaba haciendo del
mundo un lugar mejor.

Un día, Fly estaba volando por la ciudad cuando vio a un grupo de niños jugando
en un parque. Los niños estaban jugando a la pelota, y la pelota se fue volando
por encima de una valla.

Los niños empezaron a llorar, y Fly sabía que tenía que ayudarlos.

Fly voló sobre la valla y encontró la pelota. La pelota estaba en el techo de un


edificio alto.

Fly no sabía cómo bajar la pelota, pero luego tuvo una idea.

Fly se puso de pie en el techo del edificio y empezó a ladrar. Los niños lo vieron, y
empezaron a aplaudir.

Fly lanzó la pelota al aire, y los niños la atraparon. Los niños estaban muy felices,
y le dieron las gracias a Fly.

Fly estaba feliz de haber podido ayudar a los niños. Sabía que su capacidad de
volar le daba la oportunidad de hacer el bien en el mundo.

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Fly siguió usando sus poderes para ayudar a los demás. Vivió una larga y feliz
vida, y siempre será recordado como el perro que podía volar.

Un día, Fly estaba volando por el cielo cuando vio un anciano sentado en un
banco. El anciano estaba leyendo un libro, y parecía muy triste.
Fly se acercó al anciano y le lamió la cara. El anciano se sorprendió, pero luego
sonrió.

El anciano le contó a Fly que estaba triste porque su esposa había fallecido
recientemente. Fly escuchó con atención, y luego le dijo al anciano que no estaba
solo.

Fly se quedó con el anciano durante un rato, y le contó historias sobre sus
aventuras. El anciano se sintió mucho mejor, y le agradeció a Fly por su
compañía.

Fly sabía que había hecho algo bueno. Había ayudado a un anciano a superar su
tristeza, y había hecho del mundo un lugar un poco mejor.

Fly siguió volando por el mundo, ayudando a los demás. Vivió una larga y feliz
vida, y siempre será recordado como el perro que podía volar.

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