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Tema 4: Redes de alcantarillado. Redes unitarias y redes separativas.

Instalaciones
complementarias. Cálculo de caudales y dotaciones. Alivio en aguas de tormenta y su influencia
sobre la calidad de las aguas.
Las redes de alcantarillado son sistemas vitales para la gestión adecuada de las aguas residuales en áreas urbanas. Estas
infraestructuras subterráneas son responsables de recolectar y canalizar el agua residual generada por los hogares,
establecimientos comerciales e industriales hacia plantas de tratamiento o puntos de descarga seguros. Y son
fundamentales para mantener el adecuado saneamiento ambiental y prevenir la proliferación de enfermedades.

Existen dos tipos principales de redes de alcantarillado: las redes unitarias y las redes separativas. Las redes unitarias,
como su nombre lo indica, combinan tanto las aguas residuales como las aguas pluviales en una misma red de tuberías.
Esto significa que estas redes transportan tanto las aguas provenientes de los desagües de los hogares, establecimientos
comerciales e industriales, como las aguas que se generan durante las precipitaciones.

Por otro lado, las redes separativas son aquellas que tienen dos sistemas independientes: uno para la recolección de las
aguas residuales y otro para las aguas pluviales. En este caso, las aguas residuales son conducidas a través de una red de
tuberías hacia las plantas de tratamiento correspondientes, donde son depuradas y posteriormente descargadas al
medio ambiente. Mientras tanto, las aguas pluviales son recolectadas por otra red de tuberías y se dirigen hacia puntos
de descarga tales como cauces fluviales o sistemas de drenaje.

Ambos tipos de redes tienen ventajas y desventajas. En el caso de las redes unitarias, una ventaja es que se requiere una
menor infraestructura, ya que solo se necesita una red de tuberías para transportar todas las aguas. Sin embargo, un
inconveniente es que en épocas de lluvia intensa, las plantas de tratamiento pueden verse sobrecargadas debido al
aumento en el caudal de agua que llega a ellas.

Por otro lado, las redes separativas permiten un mejor manejo de los caudales de agua, ya que se pueden diseñar y
dimensionar específicamente para cada tipo de flujo. Además, al separar las aguas pluviales de las aguas residuales, se
evita la sobrecarga de los sistemas de tratamiento y se reduce el riesgo de vertidos no tratados al medio ambiente. Sin
embargo, se requiere una mayor inversión en infraestructura, ya que se necesitan dos redes de tuberías independientes.

Ambos tipos de redes requieren de instalaciones complementarias para asegurar su eficacia. Entre estas instalaciones
podemos encontrar los aliviaderos, que son estructuras diseñadas para liberar el exceso de agua durante eventos de
lluvias intensas y evitar la sobrecarga de las redes. Los desarenadores son otra instalación importante, utilizados para
remover sedimentos y materiales sólidos presentes en las aguas residuales antes de que ingresen a las plantas de
tratamiento.

Adicionalmente, las estaciones de bombeo son necesarias en casos donde la topografía no permite el flujo gravitacional
de las aguas residuales. Estas estaciones, equipadas con bombas, tienen la función de elevar las aguas y permitir que
continúen su camino hacia las plantas de tratamiento. También se instalan rejillas y tamices, cuya función es retener los
residuos más grandes presentes en las aguas residuales, evitando así obstrucciones en las tuberías y equipos de
tratamiento.

Es fundamental destacar que el diseño, construcción y mantenimiento adecuado de las redes de alcantarillado y sus
instalaciones complementarias son esenciales para garantizar un sistema funcional y eficiente. Además, la planificación
cuidadosa de estas infraestructuras debe tener en cuenta el crecimiento poblacional, las características geográficas y
climáticas de la zona, así como los requisitos normativos y ambientales.

El cálculo de los caudales de aguas residuales y pluviales es esencial para determinar las capacidades requeridas de las
tuberías y estructuras de la red de alcantarillado. Para ello, se utilizan diversas metodologías y ecuaciones que tienen en
cuenta parámetros como el tamaño de la población o área de drenaje, tasas de generación de aguas residuales por
persona, coeficientes de escorrentía, entre otros. Estos cálculos se realizan tanto para el flujo de aguas residuales en
condiciones normales como para el flujo de aguas pluviales durante eventos de lluvia intensa.

La dotación de aguas residuales se refiere a la cantidad de agua generada por persona o unidad de ocupación en un
determinado lugar. Esta dotación varía según el tipo de área (residencial, comercial, industrial) y puede ser expresada en
litros por segundo (L/s), litros por día (L/d), o cualquier otra unidad de volumen y tiempo adecuada. Conocer las
dotaciones es fundamental para dimensionar correctamente las tuberías y estructuras del alcantarillado, así como para
evaluar la capacidad de tratamiento de las plantas depuradoras.

En cuanto al alivio en aguas de tormenta, es importante comprender su influencia sobre la calidad de las aguas. Durante
eventos de lluvia intensa, el volumen de agua puede exceder la capacidad de la red de alcantarillado y plantas de
tratamiento, lo que puede resultar en desbordamientos y vertidos no tratados al medio ambiente. Estos vertidos
pueden contener contaminantes como sólidos suspendidos, nutrientes y microorganismos patógenos, los cuales
representan un riesgo para la salud humana y el ecosistema acuático.

Para mitigar este impacto negativo, se implementan medidas de control de alivio en aguas de tormenta, como la
construcción de tanques de retención o sistemas de almacenamiento temporal, así como la implementación de técnicas
de manejo sostenible del agua, como la infiltración y la recolección y reutilización de aguas pluviales. Estas medidas
buscan reducir la carga de contaminantes antes de que las aguas sean descargadas al medio ambiente, contribuyendo
así a preservar la calidad de los cuerpos de agua receptores.

Es importante destacar que el alivio en aguas de tormenta tiene una influencia significativa sobre la calidad de las
aguas receptoras. Los vertidos de aguas pluviales sin tratar pueden alterar el equilibrio ecológico de los cuerpos de agua,
causando la proliferación de algas y la disminución del oxígeno disuelto, lo que afecta negativamente a la vida acuática.
Además, los contaminantes presentes en estas aguas pueden representar un riesgo para la salud pública, especialmente
si se utilizan como fuente de suministro de agua potable.

Las redes de alcantarillado están reguladas por varias normativas y leyes.

A nivel europeo encontramos la Directiva 2000/60/CE: marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de
aguas y la Directiva sobre Saneamiento de las Aguas Residuales Urbanas 1991/271/CE.

A nivel nacional tenemos las siguientes normas que afectan a las redes de alcantarillado:

 Real Decreto 1290/2012 por el que se establecen las normas aplicables al tratamiento de las aguas residuales
urbanas.
 Real Decreto 1620/2007, de 7 de diciembre, por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de
aguas depuradas: Este real decreto regula la reutilización de aguas depuradas, incluyendo aquellas procedentes
de las redes de alcantarillado.
 Real Decreto 606/2003, de 23 de mayo, por el que se establecen los criterios higiénico-sanitarios para la
prevención y control de la legionelosis: Este real decreto establece las medidas de prevención y control de la
legionelosis en instalaciones como las redes de alcantarillado.
 Normas UNE: Además de las leyes y reglamentos mencionados, existen normas técnicas elaboradas por la
Asociación Española de Normalización (UNE) que establecen criterios y requisitos técnicos para el diseño,
construcción y mantenimiento de las redes de alcantarillado, como por ejemplo la norma UNE-EN 752 "Redes
de alcantarillado exterior bajo tierra" y la norma UNE-EN 1610 "Obras de saneamiento en terrenos con
presencia de agua".

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