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NERIO ROJAS

OBRAS DEL AUTOR Ex Profesor Titular de Medicina Legal y ex Decano de la Facultad


de Ciencias Médicas de Buenos Aires
La Literatura de los Alienados. — (Premio E. Wilde, de la Facultad de
Ciencias Médicas), 1913, 1 volumen. Agotada.

Psicología de Sarmiento. — 1916, 1 volumen. Agotada.


Compendio de Medicina Legal. — 1918, 1 voLumen. (Continuación de los
dos tomos de Héctor Taborda). Agotada.
Lesiones. Estudio médicolegal. — 1926, 1 volumen. Agotada. 2® edición,
1935. Agotada.
La formación del espíritu médico. — (Trabajos del autor y de los profe­
sores G. Aráoz Aliar o y B. A. Houssay). 1928, 1 volumen. Agotada. MEDICINA IEGAL
Psiquiatría Forense. — 1932, 1 volumen. Agotada.
El contagio venéreo ante la Medicina Forense. — Conel Dr. Federico
Bonnet. 1938, 1 volumen. (Premio E. Pérez, de laFacultad de
Ciencias Médicas, 1935). Agotada.

La Psiquiatría en la Legislación C iv il— 1938, 1 volumen. Q U IN TA EDICIÓN CORREGIDA Y AMPLIADA


Medicina Legal de seguros y del trabajo. — (Curso en colaboración). 1940,
1 volumen.
El hambre. Estudio médico, jurídico y social. — 1946, 1 volumen.

El Diablo y la Locura y otros ensayos. — 1951, 1 volumen.

En preparación: Biología de la libertad. ☆


P u b l ic a c io n e s p e r ió d ic a s :

Anales del Instituto de Medicina Legal. — 3 volúmenes, 1928, 1929 y 1930.

Archivos de Medicina Legal. — (Directores: Dres. N. Rojas y J. Belbey).


Apareció desde 1931 hasta 1950 inclusive.

TÍTULOS DEL AUTOR

E x P rofesor T itular (le M ed icin a L egal y D irector Je lo» cursos de M ed ico L egista. - Ex D ecollo .le
la F acultad de C iencia» M édicas de Buenos A ire ». - “ M éilecin L egisle” de la U niversidad de 1 aris. ■
M iem bro hon orario de la U niversidad de Santiago de C hile. - M iem bro corresp on d ien te de la Acá-
dem ia de M ed icin a de R í o de Janeiro y de La H abana, de la de C i e n c i a s Penales de M é jic o , ce
C oleg io de A b og a d os de Lim a, del Institu to de C rim in olog ía de C uba. - M iem bro de la A oa dem ic LIBRERIA “EL ATENEO” EDITORIAL
Internationale de M éd ecin e Légale et Sociale (B ru selas) y de la A m erican A cad em y o f F orcn sic Scien ce»
(U . S. A .) V M iem bro hon orario de la A cad em ia L atinoam ericana de P siquiatría y M ed icin a Legal, F L O R ID A 340 — CÓ R D O B A 2099
d e ' S ocied a d es de M ed icin a Legal y de Psiquiatría de P a rí», San P ab lo Lim a, B o g o tá , bantuiB».
BU EN O S A IR E S
V a lp araíso, etc. • Presidente fund ador de la S ocied a d de M ed icin a L egal de Buenosi A ires. ■ M iem bro
h onorario de la S ocied a d de P siq u iatría y N eu rolog ía de B uenos A ires, e tc. - E x P erito A lienista de
la P o licía de Buenos A ires. - Ex Presidente del C oleg io de M éd icos de la C apital. • Ex D iputado N acional.
motora, corriente, sino de una forma puramente psíquica, tam­
bién denominada larvada, en la cual la enfermedad suele quedar
ignorada, porque sólo se manifiesta en forma de equivalentes,
que a veces consisten en un solo hecho aislado, pero grave.
Lombroso dice: “ La aplicación más importante y más nue­ C a p ítu lo III
va de tal influjo de la enfermedad sobre las manifestaciones de­
generativas atávicas, la he hecho yo, refiriendo a la epilepsia, E TIO LO G ÍA DEL DELITO
es decir, a perturbaciones de la estructura y de la funcionalidad
de los centros superiores psicomotores, la causa primera más Su : I. Factores diversos. Antropología y mesología.— II. Causas
m a r io

frecuente y profunda de la criminalidad: la enfermedad, espe­ individuales. — III. Mesología criminal. Meteorología. Causas so­
ciales. — IV. Estadísticas de Buenos Aires.
cialmente durante el período fetal, alterando el desarrollo del
sistema nervioso central, haría retroceder al individuo a formas I. FACTORES DIVERSOS
somáticas y psíquicas propias de los antepasados. Por consi­
guiente, la epilepsia no es contradictoria con el atavismo, sino Desde que el delito dejó de ser un “ ente jurídico” para ser
que, antes bien, lo incluye; y, en efecto, hace ya muchísimo considerado como un fenómeno antropológico y social, la cri­
tiempo que se han observado en los epilépticos hábitos animales minología sintió la necesidad de esclarecer las causas de su pro­
(ladrar, m order)” . ' ducción.
Como reacción contra las exageraciones antropológicas de
Y agregaba: “ Por lo demás, hace ya muchos años, cuando’ todavía
Lombroso en su primera época, dentro y fuera de la escuela po­
nadie sospechaba esta nueva analogía que yo he señalado entre el epi­
léptico y el delincuente nato, muchos alienistas habían advertido que sitiva se hizo destacar la importancia de los factores de am­
un delito cometido sin causa era un acceso epiléptico larvado” . Pero, biente físico y social.
según él, “ni la epilepsia excluye el atavismo, sino que antes bien, Las causas determinantes del delito, fueron sintetizadas por
lo confirma” . Ingenieros en el siguiente cuadro:
A manera de una síntesis de sus ideas propuso el siguiente cuadro:

l p grado: epilepsia larvada Antropología Psicopatología criminal —


2<J grado: epilepsia crónica Criminal (Estudia las anormalidades funciona­
Delincuente epiléptico (factores endóge­ les de la psiquis del delincuente.)
3? grado: delincuente loco moral
49 grado: delincuente nato nos, biológicos, Morfología criminal —
propios del delin­ (Estudia las anomalías morfológicas
Delincuentes de ocasión
ocasion cuente)
! Delincuentes por pasión Etiología <
Criminal
de los delincuentes.)

Sociología criminal —
En la doctrina de Lombroso hay una gran cantidad de Mesología (Estudia las causas propias del am­
datos y conceptos que han sido rectificados. Aquél, a pesar de Criminal biente social.)
(fa ctores exóge-
su genio creador, adolecía de un espíritu de sistema tan peli­ Meteorología criminal —
nos propios del
groso en ciencia y de un espíritu crítico a menudo poco firme. (Estudia las causas propias del am­
ambiente)
Pero a pesar de ello, la gloria de su nombre está justificada, biente físico.)
porque a él se debe el planteamiento del problema de la crimi­
“ Desde los comienzos de la criminología señaláronse en su
nalidad en su terreno más sólido: el de la antropología, sobre
literatura científica dos tendencias diversas: la una quiso atri-
la cual se está construyendo el edificio del nuevo derecho penal.
buir toda la etiología a los factores antropológicos; la otra quiso a llegar a idénticas conclusiones, aunque las distingan con nombres
atribuirla, casi exclusivamente a los sociales” . diferentes’^ 1).

“La escuela antropológica, conocida por escuela italiana o En realidad, la importancia de cada uno de estos factores
lombrosiana, fué en su primera época un tanto unilateral, atri­ es diversa y varía según la clase de delincuentes y del delito,
buyendo escasa importancia a los factores sociales. Frente a ella habiendo en algunos gran predominio o exclusividad de los fac­
nació —también en Italia— la tendencia sociológica, siguiendo tores individuales, como en los natos, mientras en otros predo­
las huellas de Romagnosi y concretándose en la obra excelente minan los mesológicos (ocasionales) y en muchos se comprueba
de Colajanni. Más tarde alcanzó gran auge en Francia, donde se una mezcla de causas biológicas y sociales.
la llama escuela francesa, por antítesis con la anterior, siendo
enriquecida por los valiosos estudios de Lacassagne, Topinard y II. CAUSAS INDIVIDUALES
sus discípulos” .
“En realidad los franceses comenzaron por la segunda etapa de la Del mayor o menor predominio de este factor derivan di­
criminología italiana, dedicándose a criticar su primera época, cuando ferencias que han impuesto la necesidad de aclarar la diversi­
ya los discípulos de Lombroso comenzaban a salir de ella. Es indudable dad de caracteres de los delincuentes, o sea establecer su cla­
que en los primeros estudios se exageró la importancia de los factores
sificación, asunto que veremos más adelante. Allí estudiaremos
antropológicos; pero, en resumidas cuentas, fué una exageración útil.
La gran videncia científica de Lombroso y de su escuela consistió, pre­ cuáles son los delincuentes en los cuales tienen prevalencia
cisamente, en demostrar que los delincuentes desarrollan una actividad causal los caracteres individuales, o sea los elementos psico-
anormal, desde el doble punto de vista psicológico y sociológico; para antropológicos.
demostrarlo tuvieron que exagerar, incurriendo en burdas minuciosi­
dades morfológicas. Pero bien pronto, en Italia misma, la crítica fué En la discriminación de causas individuales se ha insisti­
puliendo el concepto primitivo, hasta que se consagró definitivamente do sobre la importancia de la raza, de la edad, del sexo, cues­
—por medio de Ferri— la existencia de tres clases de factores en la tiones que veremos después con más detalle. Sobre la raza, se
etiología del delito: antropológicos, físicos y sociales. Ésta es la segun­ ha destacado en los judíos la escasa proporción de delitos de
da etapa de la escuela positiva italiana.”
sangre, siendo predominantes los delitos a base de fraude y
“La escuela francesa, por su parte, ha seguido comentando con
retraso la primitiva tendencia lombrosiana, para justificar su deseo de
astucia y contra la propiedad. En cambio, se ha hecho la afir­
constituir escuela aparte; sigue imputándole una tendencia exclusivis­ mación contraria respecto de los italianos del sur y de los cor­
ta en sentido antropológico, que tuvo al nacer, pero de la cual ha salido sos, en los cuales prevalecen los delitos contra las personas y a
hace mucho tiempo. Por otra parte, en su afán de diferenciarse, exa­ base de pasiones fuertes como el odio y la venganza.
gera sus propias convicciones, dando a los factores sociales un valor
excesivo y aminorando el de los antropológicos, que nunca se ha atre­
La edad influye también. En numerosas estadísticas se com­
vido a desconocer por completo.” prueba la mayor cantidad de delincuentes entre los 15 y los 25
“Para el estudioso que observa serenamente la cuestión, no hay años, observándose en las últimas épocas una mayor precocidad.
entre ambas escuelas, ninguna disidencia de fondo, y sí puramente La delincuencia de los menores da un porciento mayor en los
nominal. Ambas reconocen la coexistencia de las dos clases de facto­ delitos contra la propiedad.
res en la etiología del delito; la cuestión podría ser de más o de menos.”
El sexo parece influir dando estos dos resultados demostra­
“ La diferencia de escuelas es más nominal que efectiva. No podría
ser de otro modo. En la discusión abstracta de los penalistas clásicos dos en las estadísticas: la menor frecuencia de la delincuencia
cabían doctrinas opuestas, fundadas en la diversa interpretación sub­ femenina y el predominio en ella de los delitos pasionales y la
jetiva de cada autor; pero en el estudio científico del delito, que debe
ser la comprobación objetiva de sus causas y manifestaciones, no ca­
ben dos criterios; cuando estudian un mismo fenómeno están obligados (-1) Jo sé I n c e n ie r o s : C rim in ología, 6^ e d ic ió n , B uenos A ires, 1916.
crímenes impulsivos, emotivos y en los delitos contra la propie­
mayor crueldad y astucia, como los envenenamientos; las or- dad; los trastornos hipofisarios en la perversidad instintiva, etc.
mas violentas son menos numerosas que en los hombres Berman ha dicho: “ La más grande esperanza está en la pre­
La importancia de la herencia es evidente, por alcoholismo, vención (de la delincuencia). Con la prevención de la delin­
alienación, perversidad y criminalidad en los padres, aunque cuencia juvenil resultará la prevención de la producción del
en estos casos puede tratarse en buena parte de sugestión e criminal. La evidencia es que esto se puede hacer en las clínicas
imitación en el medio ambiente familiar, aspecto que ya Tarde endocrinas, donde se curarían las anormalidades glandula­
había destacado y que parece cobrar mayor importancia a res” (4) . Constreñido por los límites del plan de este libro, no
la luz de estudios modernos de psicología en la infancia, con abordaré este apasionante asunto y me limitaré a indicar, para
Freud, con Adler y con Haely. el lector deseoso de profundizarlo, la lectura de los trabajos si­
guientes: N. Pende, Trabajos recientes sobre Endocrinología y
Según Lom broso(2), “la prueba más importante de la herenciadel
delito y sus relaciones con las enfermedades mentales y con la prosti-
Psicología Criminal (trad. esp.), Madrid, 1932; G. Vidoni. Va­
tu d Ín nos la ofrece un estudio de la familia Jucke hecho p o r Dugdale. lores e Limiti dell’endocrinología nello studio del delinquente,
El cabeza de esta desgraciada progenie fué un tal Máximo . Turín, 1923; M. Ruiz Funes: Endocrinología y Criminalidad,
zador y pescador, borracho y mujeriego, que nació hacia el ano 1720, Madrid, 1929, este último con una bibliografía exhaustiva.
que en edad avanzada se quedó ciego y que tuvo numerosa descen-
Una de las proyecciones de la endocrinología criminal es
denC‘‘Ya por el siguiente cuadro se ve la singular conexión queMjjne la que ofrece nuevas bases a la antropología y tal vez alguna con­
prostitución, el delito y la enfermedad, pues en la misma familia te- firmación o justificación de ciertos conceptos de Lombroso, que
nemos: aparecerían así con una explicación más lógica.
Primera cepa: Máximo Jucke
III. MESOLOGÍA CRIMINAL
77 delincuentes y 128 prostitutas131 impotentes, idiotas
18 dueños de bur- o sifilíticos Meteorología. — La intervención de los factores físicos ex­
deles ternos parece demostrada. Según algunos autores, debe acep­
142 vagabundos 91 ilegítimos 46 estériles
tarse también la influencia telúrica o de la tierra, de acuerdo
Endocrinología. — Uno de los aspectos más modernos del con su conformación, pues hay, por ejemplo, mayor proporcion
estudio de la antropología criminal en cuanto destaca el valor e de delitos contra las personas en las regiones montañosas que
los caracteres individuales, es el de la endocrinología, o sea el en la llanura.
estudio de las glándulas de secreción interna en los delincuentes. Guerry, Lacassagne, Lombroso y Ferri han destacado la
Son investigaciones llenas de interés, realizadas sobre todo en influencia de la temperatura ambiente en la producción de los
Italia (Pende, Vidoni, Di Tulio, Carrara, etc.) y Norteamérica tipos de delincuencia, para lo cual se han basado en las estadís­
(Berman, Tinne, etc.). Y o también he tratado algunos aspectos ticas de Inglaterra, Francia e Italia.
de este problema de la llamada endocrinología criminal ( ). De estos datos resulta que: coincidiendo con el calor, au­
De esas investigaciones, por ahora más promisorias que con­ mentan los delitos contra las personas, y con el frío, los delitos
cluyentes, resultaría que las glándulas genitales tienen influen­ contra la propiedad. Esta comprobación estadística está hecha
cia en los delitos sexuales; la tiroides en hiperfuncion en los no sólo comparando los datos de las diversas estaciones del

( 2) M ed icin a L eg al. . . . *r (4) C rim e and en d o crin o lo g y , en "A m e ric a n Journal o j P s y c h ia tr y " , y o l. X II, N » 2, 19.12.
(3 ) E l h ip er.iroid is .n o ante la M ed icin a L egal (C on greso Interno de la A t r a c ó n M edrca

gentina, 1 93 5), A rch ivos d e M ed icin a L egal, N ? 5, 1935.


año, sino ta m bién los a rroja d os p or la d e lin cu en cia en las di­ bien evidencian cierto paralelismo entre las curvas de la tem­
versas reg ion es d el país y en tod a E uropa. D e ello resu lta que peratura según la estación y la latitud geográfica y las curvas
los delitos d e san gre son m ás n u m erosos en las zonas d el Sur de la delincuencia, no demuestran por sí solas una relación cau­
eu rop eo o d e ca d a n a ción , es d ecir, d on d e h ace m ás ca lo r y, p or sal directa entre ambos fenómenos, pues podrían ser procesos
ni con tra rio, se com p ru eb a un a um ento de la d e lin cu en cia c o n ­ con relación indirecta o totalmente ajenos entre sí a pesar de su
tra la p rop ied a d en los países y en los d epartam en tos o p ro v in ­ simultaneidad. Así lo destacó ya Tarde (7) para la proporción
cias d el N orte, d on d e h ace m ás frío. mayor de la delincuencia de sangre en el Sur europeo y Durk-
heim (H) para la diferencia según las estaciones, en la proporción
Según los datos estadísticos de Guerry y de Lombroso, resultan las de suicidios.
siguientes comprobaciones:
En Inglaterra: Causas sociales. — Todas las influencias educativas del am­
En invierno, hay un 17,72 % de delitos contra las personas biente moral e intelectual donde se va formando la personalidad
En primavera „ ,, 26,20 % ,, „ ,, „ „ psicológica, deben ser tenidas en cuenta en la sociología criminal.
En verano, „ ., 31,70 % „ ,, ,, „
En otoño, ,, ., 24,38 % „ ,, ,, ,, ,, Dentro de este aspecto etiológico de la delincuencia, está una difun­
En Francia: dida ley criminológica según la cual los delitos se van transformando
En invierno, hay un 15,93 % de delitos contra las personas de acuerdo con la marcha de la civilización. Del mismo modo que ésta
En primavera, ,, ,, 26,00 % ,, ,, „ „ ,, en su evolución, va adquiriendo formas de una jerarquía intelectual
En verano, ,, ,, 37,31 % ,, ,, ' ,, ,, ,, y moral elevada, superando las formas de violencia de las sociedades
En otoño, ,, ,, 20,60 % ,, ,, ,, „ „ primitivas, la delincuencia evoluciona paralelamente, de los tipos de
violencia (delitos de sangre) hacia los tipos de astucia (delitos de hur­
En este mismo país los delitos contra las personas son más nume­
tos y estafas). Las estadísticas bonaerenses de los últimos años recti­
rosos en las provincias del Sur, del Mediodía, que en las del centro y
fican ese concepto muy difundido y consagrado, como lo hemos hecho
del Norte (más o menos el doble), mientras en éstas abundan más los
notar, por separado, Eusebio Gómez y yo mismo. Por lo demás, des­
delitos contra la propiedad.
pués de la guerra se comprueba en todas partes un recrudecimiento
En Italia se han hecho comprobaciones análogas.
de la delincuencia de sangre.
Delitos contra las personas en Italia Las causas sociales son numerosas y de un valor diverso, pero su
En la zona norte 1 delito por cada 5.179 habitantes influencia es indiscutible, como resulta hoy consagrado y confirmado
„ „ „ central 1 ,, ,, ,, 2.129 „ con los estudios hechos sobre la delincuencia infantil. Romagnosi con­
,, ,, „ meridional 1 ,, ,, „ 849 „ cretó esas causas, destacándolas por primera vez, en cuatro factores
,, „ „ insular 1 „ ,, ,, 838 „ fundamentales: l 9, la falta de subsistencia; 2V, la falta de educación;
39, la falta de policía; 4?, la falta de justicia (Ramos).
Entre nosotros las estadísticas no son completas, pero tomando los
datos del boletín de estadísticas publicado por la policía de la ciudad de Analicemos ahora algunas de las causas sociales:
Buenos Aires, parece confirmada esa variación de la curva que asciende
en verano en los delitos contra las personas. Para diversos aspectos de a) La familia es la célula social por excelencia y sobre todo
la delincuencia bonaerense es ilustrativo el trabajo de Lancelotti(r>). el medio ambiente moral más importante y decisivo en la for­
C on estos datos, F erri y, en especial, L acassagne, han h ech o mación de la personalidad. El fenómeno es tan notorio, que na­
“ ca len d a rios” d e la crim in a lid a d , sig u ien d o la m archa según Jas die puede negar la influencia fundamental de la familia incom-
estaciones (*’) . Sin em b argo, estas com p ro b a cio n e s estadísticas, si
( T) G . T arde: La crim inalidad com parada, 1910 (t r a d .).

( 5) M ig u e l A. L ancelotti : L a crim inalidad en B u en os A ires , 1914. (s ) E. D u r k iie im : E l S u icid io, 1928 (tra cl.).

(° ) A . Lacassagn e: R evu e S cie n tifiq u e, 1881. P uede t a m b ié n verse: Proal: L e crim e e t la p e in e , y E. L aurent : La a n trop olog ía crim inal.
M E D I C I N A L E G A L 385

pleta, o viciosa, o delincuente, en la conducta antisocial de los c) La sugestión es una causa psicológica importante y ella
está vinculada a las anteriores. Pero cuando se habla de suges­
hijos.
tión como causa de un delito se alude a un fenómeno psicológico
La forma de vida (prostitución, delito, alcoholismo, etc.)
más concreto, en el cual el sujeto se deja influir algo pasi­
de los padres y hermanos, es a menudo la causa de la inmorali­
vamente. No hay que extender demasiado el sentido del térmi­
dad de un individuo. La imitación, la sugestión, la instigación,
no, pues, en rigor, resultaría que casi todos nuestros actos e
la orden, que actúan sobre la psiquis de un hijo o de un herma­
ideas son debidos a la sugestión, ya directa o indirecta, mediata
no menor, son el factor determinante en hechos, cuya genesis
no es con frecuencia una causa hereditaria, como suele creerse. o inmediata.
Es evidente que vinculadas a la familia, como tipo moral, están La sugestión está directamente vinculada a la imitación, que es ya
otras causas inherentes a ella, como la pobreza, el trabajo pre­ un fenómeno más activo, pero la primera suele ser el origen de la se­
maturo, etc. gunda. A veces se confunden. Sucede algo semejante cuando se habla
de ejemplos y contagio. Filósofos, educadores y moralistas se han ocu­
b) Barrio y amistades son los ambientes complementarios pado de esta cuestión, de la cual ya hablaron Plutarco, cuando acon­
sejaba alejar los niños de “las malas compañías; de otro modo, ellos
de la familia, que por su constitución anormal o por exigen­
llevarán siempre alguna mancha del contagio de su maldad” , y tam­
cias del trabajo, descuida la educación moral de sus miembros. bién Séneca, cuando para despojarse de los propios vicios que “ están
“ Sucede, pues, que a la acción de la tara hereditaria que en sí” , aconsejaba “huir lo más lejos de los ejemplos viciosos” , que son
tantos de esos antisociales llevan en sí; se agrega la influencia tan contagiosos por su sola proximidad.
nefasta de un medio ambiente que actúa de una manera- cons­
Diversos autores han estudiado este fenómeno en la crimi­
tante, permanente, sobre el individuo, penetrándolo más y más
nalidad, confirmando su importancia. La influencia de este factor
con sus excitaciones malsanas. Esta influencia contagiosa del
puede ser múltiple. Unas veces se trata de la sugestión ejer­
ambiente se hace muy patente en las asociaciones criminales:
cida por la multitud, como en diversas formas de “ delincuencia
sus componentes abdican su personalidad, entregándose a las colectiva” (10) y en muchos casos de “ delincuencia política” (n ) .
decisiones comunes del grupo (maffia, camorra) . Otras veces, el fenómeno responde a la influencia de un jefe en
“ La acción deletérea del mal ambiente, se observa todos los su grupo, como en las asociaciones de delincuentes (12) . En oca­
días en los niños vagabundos, que la actual crisis ha hecho pro- siones, y es lo más característico, se trata de la influencia domi­
liferar con caracteres endémicos. Hijos del arroyo en su mayo­ nadora de una persona sobre otra, a favor de una falla psíquica
ría, son arrojados a las calles para mendigar, impulsados por o de un estado pasional, como en la llamada pareja delincuente,
padres o parientes corrompidos que viven de las limosnas que estudiada tan admirablemente por S ighele(13). Suele tratarse
tales menores recogen en las puertas donde golpean. o es también de una sugestión patológica, como puede suceder en
asombroso que todos ya estén depravados moralmente y no de­ algunos imbéciles o en los discutidos casos de sugestión hipnótica,
cimos una novedad si afirmamos que entre ninas vagabundas cuestiones de las cuales trato en otras partes de esta obra.
se suelen encontrar muchas flores ya caídas en el fango de la Entre nosotros, se ha ocupado de este asunto, el Dr. José
prostitución. Mal ambiente en su casa, mal ambiente en la calle,
resultado: que un viento siniestro de inmoralidad las va em­ ( 10) G . L e B on : P sy ch o lo g ie des fo u les, P arís, 1898.
pujando como hojas muertas hacia la cárcel ( ). ( 1;L) L om bboso y L a s c h i: E l d elito p o l íti c o y las r e v o lu c io n e s ; E u s e b io Góm ez: D elin cu en cia
p o lític a , 1934.
( 12) L om broso: L ’ uom o d elín q u em e (to m o I ).

( 13) S ig h e l e : La co p p ia cr im ín a le; id ., E l d elito de d os.


('') H . T ahorda: C om p en d io de M ed icin a L egal, 1917.
Belbey, en sus aspectos psiquiátricos, criminológicos, sociales y y analfabetos entre los delincuentes, como aparece en muchas
literarios, y analiza el fenómeno adoptando la siguiente clasi­ estadísticas. La instrucción pública aumenta cada día en todos
ficación: l 9 sugestiones delictuosas experimentales (por hipno­ los países, pero paralelamente crece la criminalidad. Sin em­
tismo) ; 29 delitos de dos (suicidas asesinos por pasión, por co­ bargo, no creo que ese paralelismo autorice a creer que la ins­
dicia, ladrones, prostitución, e tc.); 3" autosugestión; 4’ sugestión trucción sea la causa de este crecimiento.
en las multitudes (34) .
G arófalo(1(1) ya hizo notar esa comprobación desconcertante de
Por su relación con este problema, reproduciré estas sensatas pa­ las estadísticas. “En Italia, donde desde 1860 la instrucción se va exten­
labras del jurista Proal: “Los médicos que se dan cuenta de la potencia diendo con rapidez, se ha visto que precisamente desde entonces ha
de los buenos y los malos ejemplos, querrían, con razón, que no se aumentado de una manera amenazadora la cifra de la criminalidad.
exhibiera en los diarios el cuadro de las enfermedades morales, de los En Francia, he aquí, según Haussonville, las deducciones de las últimas
suicidios, de los crímenes; ellos están espantados del peligro que pre estadísticas: en 1926 de cien acusados, sesenta y uno eran legos y
senta esta publicidad para los espíritus débiles, enfermos que están treinta y nueve habían recibido una instrucción más o menos extensa;
en la sociedad (pues todos los locos no están en los asilos), para las hoy la proporción está invertida; setenta instruidos (en el sentido más
personas jóvenes y las mujeres nerviosas. Los detalles dados sobre la modesto de la palabra) por treinta y ocho iletrados. Esta inversión de
ejecución de los suicidios, los crímenes, impresionan la imaginación la proporción se explica perfectamente por la difusión de la instruc­
y pueden despertar el espíritu de imitación. Esta publicidad presenta, ción primaria, pero el número de los criminales no ha disminuido; la
además, el grave inconveniente de enseñar procedimientos de ejecu­ instrucción sólo ha producido el resultado de aumentar la proporción
ción de actos criminales. He observado que especialmente en los pro­ de criminales en las clases instruidas, sin disminuir la criminali­
cesos de asesinatos, infanticidios, aborto, fabricación de falsa moneda, dad” (17).
los acusados calcan a menudo la ejecución del crimen sobre la descrip­
ción de crímenes análogos. Así con los Dres. Georget, Legrand du e) La situación económica, en sus aspectos de pobreza y
Saulle, Despine, Bouchut, Després, Aubry, yo creo que la descripción miseria, es directa o indirectamente un factor importante en
de los asuntos criminales debería estar reservada a los diarios judicia­
la producción de delitos. Éstos son contra las personas, pero
les. No es bueno que los jóvenes, las niñas, busquen cada día imágenes
y excitaciones malsanas en el cuadro de vicios y crímenes que se ex­ más frecuentemente, como es lógico, contra la propiedad.
hibe en las columnas de la pequeña prensa (l j ). La pobreza actúa de dos modos. Unas veces determinando
el acto delictuoso por acción del momento bajo el apremio de
d) La instrucción y la educación plantean algunas discu­
la necesidad o el hambre; situación que ha interesado ya a la
siones. Cqmo se sabe, Rousseau considera que la instrucción
creación literaria y que algunos códigos penales, como el nues­
era perniciosa desde el punto de vista moral y afirmó que los
tro, prevén concretamente. Otras veces, la pobreza ha actuado
hombres serían peores si nacieran sabios.
dificultando la buena salud física y moral, en la infancia, crean­
Pero el problema debe ser descompuesto. La educación mo­
do conflictos, dolores y deficiencias en el hogar familiar y per­
ral no puede ser sino beneficiosa en materia de causas de la
turbando así el normal desarrollo ético de la personalidad (18) .
criminalidad y ello por razones axiomáticas, muchas de las
He estudiado estos problemas en mi libro El Hambre (1946).
cuales aparecen demostradas en páginas anteriores. En cuanto
a la instrucción, ella tiene menos importancia, si se ha reducido “El pobre, dice Taborda, es empujado al crimen por su miseria
a una enseñanza puramente intelectual y verbalista, sin forma­ orgánica o por el odio que en él engendran las desventajas de la lucha
ción del carácter y cultura de la sensibilidad. Carece también
de valor la simple comprobación de los porcientos de alfabetos ( 1fl) G arófalo: C rim inología.
( 17) V er tam bién Á lvarez de T oledo y V alero (d e G ranada) : A rch ivos d e M ed icin a L egal, B u e­
nos A ires, 1935, d on d e estudia la delin cu en cia en España en r e la c ió n con el analfabetism o.

( 14) J. B elbey: La su g e stió n en e l d elito , 1922. ( 18) Son los diversos a spectos estudiados p o r N icéforo y C olaja n n i, en Italia, para los adultos,

(» ) L. Proal: L e crim e e t la p e in e , P arís, 1899. y destacados p o r H a ely, en N orte A m érica, para la delin cu en cia de m enores.
M E D I C I N A L E G A L

D E L IT O S EN G E N E R A L
por la vida. Los estudios de Nicéforo sobre la historia natural de la
miseria, han constatado que el hambre, la mala habitación, los penosos A ño D elitos P o b la ció n %
sinsabores, etc., gravitan sobre el pobre desnutriéndolo paulatinamente
y deteniendo su desarrollo orgánico. Los niños, hijos de la miseria, pe­
7.18
san menos, son más débiles que los niños nacidos en cunas ricas. Asi 13.400 1.869.471
13.852 1.967.709 7.03
como en esa numerosa clase de la sociedad las enfermedades llamadas 2.023.335 6.75
13.672
sociales (sífilis, tuberculosis, alcoholismo, venéreas, etc.) prenden con 15.078 2.062.616 7.31
extraordinaria facilidad, también la tendencia al delito brota con fre- 14.405 2.110.910 - 6.80

cuente rapidez a expensas de una mala educación (promiscuidad, beo- 15.732 2.153.131 7.30
16.031 2.167.396 7.39
dez de los padres), de la ignorancia (inasistencia a la escuela), de la 2.197.056 8.70
19.122
falta de control mental (insuficiencia por desnutrición, hambre, mala 20.459 2.213.1ÍU 9.24
habitación, etc.), del ejemplo pernicioso (vagabundaje), de doctrinas 21.789 2.228.443 9.77

mal comprendidas (redentores anarquistas), etc.


“Pero si la riqueza permite una buena nutrición que da equilibrio
D E L IT O S C O N T R A L A P R O P IE D A D
a las funciones cerebrales, también exalta y deprava el sistema ner­
vioso por los excesos y refinamientos a que la vida sibarita o parasita­
Año D elitos P o b la ció n %0
ria conduce. Los jóvenes ricos son fácilmente petulantes y agresivos,
engañados por una falsa omnipotencia que su estado feliz les sugiere.
Acostumbrados a mandar, adquieren el hábito del predominio personal 7.372 1.869.471 3.93
y este temperamento lo aplican a las mil situaciones de la vida diana . 7.544 1.967.709 3.82
7.042 2.023.335 3.48

f) Hay diversas otras causas ambientales o sociales én cu­ 6.676 2.062.616 3.19
5.958 2.110.910 2.82
yos detalles no entraré, limitándome a mencionarlas. Ellas son, 6.608 2.153.131 3.06
3.19
entre otras: la civilización, la influencia urbana, el fanatismo 6.920 2.167.396
8.688 2.197.056 4,04
religioso, la pasión política, la convivencia carcelaria con otros 9.016 2.213.104 4.07
2.228.443 3.80
delincuentes de mayor experiencia en la vida antisocial. 8.477

IV. ESTADÍSTICAS DE BUENOS AIRES Una estadística policial reproducida por Rodolfo Moreno en su
libro “El problema penal” , 1933, da los siguientes números de delitos
La estadística de la delincuencia en la Argentina es incompleta y
ella no permite por ahora hacer deducciones fundamentales. A falta de contra las personas:
otros, nacionales, bien llevados, como complemento de este capitulo,
creo que pueden interesar los datos numéricos de la delincuencia de Año D elitos A u tores p roba bles A p reh en d id os N o aprehendidos

la ciudad de Buenos Aires.


Suelen utilizarse las estadísticas de la Policía de la Capital o las 5.347 6.630 5.237 1.393
de la Cámara de Crimen. Aquéllas, depuradas, han servido para un 5.151 6.249 4.883 1.366
1.356
inteligente trabajo de los ex altos funcionarios policiales señores Cesar 5.417 6.553 5.197
5.514 6.806 5.465 1.341
E. Etcheverry y Francisco L. Romay, dedicado especialmente a anali­ 5.540 1.436
5.726 6.976
zar las causas del aumento de la delincuencia contra la propiedad en 5.901 7.096 5.527 1.569
los Últimos años y presentado a la Sociedad de Criminología (septiem­ 6.367 7.630 5.982 1.648
6.987 8.277 6.435 1.842
bre 3 de 1935). 7.467 8.765 6.720 2.045
He aquí los datos del decenio 1925-1934: 8.108 9.377 7.154 2.223
7.436 8.679 6.679 2.000

1931 ................................. 6.210 7.189 5.748 1.441


He aquí una estadística policial de 1936-46:

Año Total P ersonas P ropiedad

1936 ........................................ 19.672 4.723 7.785


1937 ......................................... 17.229 4.290 6.808
C a p ítu lo IV
1938 ......................................... 18.364 4.694 7.448
19:39 ........................................ 17.937 4.397 6.847
1910
1941
........................................ .
........................................
18.42 6
17.521
4.553
4.114
7.517
7.559
CLASIFICACIÓN DE DELINCUENTES
1942 ........................................ . 16.720 4.000 7.578
1943 .......................................... 18.013 4.677 8.272
S : I. Clasificación de Ferri; delincuente nato, loco, pasional,
u m a r io
1914 .......................................... 17.149 5.044 7.666
habitual y ocasional. — II. Clasificación de Ingenieros; anómalos
19.909 5.719 9.277
morales, intelectuales, volitivos y combinados. — III. Clasificación
1910 ........................................ 22.139 4.963 10.327
de Vervaeck.

Desde que el derecho penal enfocó el problema de la de­


Es lamentable que éstas y las anteriores cifras no coincidan siem­ lincuencia dentro de la antropología criminal y buscó basar la
pre con otras, aun de publicaciones oficiales. Para éstos y otros aspec­ eficacia de las penas en su adaptación a los caracteres perso­
tos estadísticos o sociológicos de la delincuencia en el país y en especial nales del delincuente y no a los aspectos morales del delito, se
en Buenos Aires, es útil consultar también el censo carcelario nacio­
nal, dirigido y publicado por el Dr. Juan O’Cbnnor; lo mismo que el comprendió la necesidad de hacer una verdadera clínica cri­
debate en el Senado en 1933, a propósito de la reforma del Código minológica con el estudio de los diversos tipos de delincuentes.
Penal y en especial del proyecto de reimplantación de la pena de Se efectuó así la tarea de su clasificación, empresa ardua cu­
muerte; la obra del Dr. Miguel A. Lancelotti, “La Criminalidad en yas dificultades se evidencian precisamente en la cantidad de
Buenos Aires” , 1914; y diversos trabajos sueltos o de conjunto de Fran­ clasificaciones propuestas por diferentes autores.
cisco de Veyga, José Ingenieros, Eusebio Gómez, etc., muchos de los
cuales aparecieron en los “Archivos” del Instituto de Criminología de
De las numerosas publicadas, sólo me ocuparé de tres, te­
la Penitenciaría Nacional, que el segundo fundó y dirigió hasta 1912. niendo en cuenta sus méritos, que derivan del prestigio de su
autor o de la claridad de la clasificación o de su difusión en
el mundo científico. Ellas son la de Ferri, la de Ingenieros y
la de Vervaeck. Desde ya diré que prefiero la primera por su
precisión, su claridad, su contenido psicológico y práctico y su
consagración internacional.

I. CLASIFICACIÓN DE FERRI

El autor italiano divide a los delincuentes en cinco tipos:


l 9 Delincuente nato.
29 „ loco.
39 „ pasional.
49 „ habitual.
59 „ ocasional (')•

(* ) E n r iq u e F e r r i: S o cio lo g ía Crim inal (t r a d .) y ta m b ié n L ’ om icida, 59 e d ic ió n , 1925.


la pena, vanidad del delito, falta de repugnancia a la idea homicida,
Delincuente nato. — A este tipo criminológico se lo suele
incom prensión de la gravedad del hecho, daltonismo moral, pasión por
denominar también delincuente instintivo o por tendencia. Es el juego, el alcohol y los placeres, prodigalidad excesiva, falta de p re­
en realidad, el perverso instintivo de la psiquiatría moderna, visión en el delito, imprudencia, regreso al lugar del crim en, etc.
denominación que en el léxico medico actual reemplaza al tér­ (L ’omicida).
mino anacrónico de “ loco moral” (~).
Delincuente Zoco.— Es el sujeto que ha cometido el delito
En las páginas anterio­
en estado de alienación. Lo que interesa desde el punto de vis­
res, al exponer la doctrina ta médico y judicial es el estado mental del delincuente, es
de Lombroso sobre el hom­ decir, comprobar si es o no un alienado y sobre todo si lo era
bre delincuente, he sinteti­
en el momento de cometer el delito.
zado sus caracteres f í s i c o s
Como en la parte dedicada a psiquiatría forense estudio
y psíquicos, según aquel au­ con detenimiento los caracteres de esta forma de delincuencia,
tor, y ello me excusa ahora
no creo necesario entrar aquí en mayores detalles. Tan sólo, y
de una inútil repetición.
esto es importante, quiero dejar establecido que dentro de esta
Ferri ha concretado los categoría no deben entrar sino los delincuentes que sean alie­
d iv e r s o s caracteres psíqui­ nados para la psiquiatría actual, que como se sabe, ha rectifi­
cos de e s to s delincuentes, cado y aclarado conceptos pretéritos como los de monomanías y
cuyos' hechos consisten, en locura moral. Por no haber asimilado totalmente esta renova­
especial, en delitos c o n tr a ción del criterio psiquiátrico, diversos autores, sobre todo ita­
las personas, sobre todo los lianos y de los más prestigiosos, continúan incurriendo en erro­
más graves delitos de san­ res, copiados por los de otros países —entre ellos varios argen­
gre. A g e n e s ia del sentido tinos— como el de asimilar la “ locura moral” a una forma de
moral, insensibilidad y dis­ alienación mental (3) .
minución de frenos inhibito­ Aclarado así el concepto, deben excluirse de esta forma
F ie. 68 rios de tendencias agresivas, patológica de delincuente, los casos como nuestro Santos Go-
Asaltante.
son sus rasgos más típicos. dino, que pertenece al tipo de delincuente nato o instintivo.
La psicología del “ hom icidio instintivo” tiene para Ferri los si­
Delincuente por pasión. — En esta forma el delito obedece
guientes caracteres: insensibilidad moral, indiferencia para el su fri­ a un factor individual de carácter afectivo; un desequilibrio
miento ajeno (la víctim a o su cadáver in clusive), ferocidad fría en el de origen y predominio en la afectividad es el motor del hecho.
crimen, canibalismo, im pasibilidad apática después del delito, sueño Pero ya Ferri destacó la diferencia en dos formas: la for­
tranquilo, indiferencia para la propia muerte, suicidio, insensibilidad ma emotiva, o sea el shock, “ el ímpetu vertiginoso, el raptus
para los cóm plices y su asesinato, delaciones y acusaciones recíprocas,
de una emoción imprevista y aguda” , y la forma pasional, o
fatalismo y falso coraje, futilidad de los m otivos crim inógenos, inefica­
cia de la intimidación penal, audacia e insensibilidad durante el proceso sea el proceso gradual, el “ crónico estado de ánimo” (4) . Desde
y al presentarse en público o ante los jueces, el mismo com portam iento el punto de vista moral, es la antítesis del delincuente nato.
manifestado después de conocer la condena, falta de rem ordim iento,
persistencia de la negativa o cínica confesión durante la ejecución de
( 8) F erri, en L ’ om icida, rectifica con razón algunos errores de L om broso y de Carrara en este
p u n to — en los cuales tam bién ca y ó O ttolen g h i— , p ero eso no le im p id e in currir en otros m ás o m enos
graves, cuya cr ítica cr e o in n ecesa rio h acer a q u í.
(2 ) E n otras partes de este lib r o trato esta cu e s tió n , cuyas con fu sion es derivadas de la persis­
( 4) E sto se relacion a co n la cu e s tió n de la e m o c ió n violen ta, q u e estu d io en otra parte de este
ten cia de errores p s iq u iá trico s d e l tiem p o de L om broso, resultan in com pren sibles en la actualidad De
lib ro (c a p ít u lo sob re L esion es y sob re P siq u ia tr ía ).
ellas p rov ien e el alca n ce eq u iv oca d o e im p reciso que m uchos autores dan al d elin cu en te nato y al lo c o .
mediato, ejecución abierta o inesperada del hom icidio, falta de cóm pli­
Son los casos de “ justo dolor” , de reacciones del honor ofen­
ces, confesión, rem ordim iento, ausencia de recidiva.
dido, de homicidios del cónyuge o amante infiel, etc.
Un estado psicológico — emoción o pasión— como causa del Delincuente habitual. — En esta clase se trata de sujetos
crimen, es el rasgo fundamental. Pero si él es necesario, no que hacen la vida de la delincuencia, verdaderos profesionales
es suficiente. La pasión en el delito no basta para que el delin­ del delito. En ellos la violación de la ley penal no es un episo­
cuente sea considerado pasional, con todas sus posibles venta­ dio, una reacción aislada, sino un hecho repetido con mayor o
jas penales. Hace falta otro factor, y éste es de orden moral: menor frecuencia y casi siempre con más gravedad cada vez.
que la pasión sea noble, justificada desde el punto de vista ético. En esta categoría predominan los delincuentes contra la pro­
Esta distinción moral, restrictiva del concepto de crimen piedad, pero eso no excluye los hechos de sangre vinculados o
pasional, es importante y justa, pues hay delincuentes natos no a delitos de otra forma.
que van al crimen a veces movidos por una pasión subalterna. Hay una progresión o “ esca­
Por eso Ottolenghi ha hablado, con razón, de delincuente pa­ la del delito” .
sional y de “ seudopasional” . Entre nosotros, Eusebio Gómez (") Delincuentes por hábito,
ha dado precisión a ese mismo concepto, en forma aceptada por ha dicho Lombroso, resultan
la jurisprudencia. los niños abandonados por
Nuestro com patriota dice: “ El delito pasional es el delito desinte­ los padres, huérfanos, expó­
resado que reconoce com o factor preponderánte el im perio de una pa­ sitos, vagabundos, por falta
sión no repudiada por la conciencia colectiva. Esa pasión es la - causa o por mala educación. “ Pre­
y es el fin del acto. Nada hay en él que denote la más remota espe­ sentan carencia casi absolu­
ranza de una ventaja. El estallido crim inal es, a veces, a manera de
ta de caracteres degenera­
un sustitutivo del suicidio, cuando no un prelim inar del mismo. Im ­
plica el sacrificio del autor en aras de la exageración de su tendencia tivos, de herencia, o de neu­
o aspiraciones. De ahí la indulgencia sentimentalista que preside a su rosis, y ofrecen sobre todo,
juzgam iento.” en un principio, menor in­
tensidad en la criminalidad,
El perito médico, que casi siempre es requerido por el juez
dándose a los delitos de ra­
o propuesto por la defensa en esta clase de crímenes, no debe F ie. 69
terías, estafa, lesiones, lue­ “ S piantad or” , la d ró n p o r sorpresa, de carteras
olvidar ese alcance limitado del término delincuente pasional y
go, pasando a través de una
establecerá con claridad el estado psicológico (pasión o emo­
verdadera escala del crimen, el delito se hace en ellos habitual
ción) , los elementos y móviles del estado afectivo, la constitu­
y cada vez más agravado por efecto del hábito, el abuso del
ción del individuo, el carácter sintomático o no de la pasión,
alcohol, de la instintiva y no siempre irracional reacción contra
que puede ser la expresión de otra anormalidad psíquica.
la sociedad que les castiga y de una cierta vanidad, propia de
Ferri describe los siguientes caracteres com o propios de esta clase
de delincuente: poca frecuencia, juventud del autor, m ayor núm ero en todas las profesiones.”
las mujeres, sensibilidad m oral exagerada, desequilibrio neuropático,
buenos antecedentes, proporción entre el m otivo y la reacción, con m o­ Delincuencia ocasional. — El delito en este tipo criminoló­
ción afectiva intensa antes, durante y después del delito, suicidio in- gico es un hecho esporádico, sin relación con los caracteres y
los hábitos del sujeto. Él obedece a una causa fortuita, más
( B) E u s e b io Gó m ez: P a sió n y d elito , Buenos A ires, 1917. o menos ajena al autor del hecho. Se trata de un delito con­
P u ede verse ta m b ié n : Jo s é P eco : El u xoricid io por a d u lterio, Buenos A ires, 1929; O s v a i .do
tra las personas o contra la propiedad, cometido por un hom­
Lo u d e t : La p a sió n en e l d e lito , B uenos A ires, 1917 (t e s is ).
bre sin antecedentes policiales y sin tendencia instintiva a la He aquí esta clasificación llamada “ psicopatológica” por su
criminalidad. autor:
Ferri concretó en el delincuente ocasional dos caracteres
Congénitos. — Delincuentes natos o lo­
específicos: la falta o rareza de la reincidencia y la poca pre­ cos morales.
Anómalos
cocidad en el delito. morales
Adquiridos. — Delincuentes habituales
Diversos autores han reconocido que este grupo compren­ o pervertidos morales.
Transitorios.— Delincuentes de ocasión.
de a sujetos más o menos diferentes y para algunos de ellos
han aceptado que presentan una cierta predisposición delic­ Congénitos. — Delincuentes por locuras
tuosa, como si tuvieran en forma atenuada las tendencias del constitucionales.
Anómalos Adquiridos.— Delincuentes por locuras
delincuente instintivo. En este último caso estarían los crimi-
intelectuales adquiridas, obsesiones criminosas.
naloides de Lombroso. Transitorios.— Embriaguez, locuras tó­
xicas, etc.
II. CLASIFICACIÓN DE INGENIEROS
Congénitos. — Degenerados impulsivos,
natos, delincuentes epilépticos, etc.
José Ingenieros, adhiriéndose con certera rapidez al movi­
Anómalos Adquiridos. — Delincuentes alcoholis-
miento en contra de la antropología demasiado morfológica de volitivos tas, crónicos, impulsivos, etc.
Lombroso y comprendiendo la importancia del estudio de los Transitorios. — Impulsivos pasionales,
caracteres psicológicos de los delincuentes, propuso una clasi­ ^ delincuentes emotivos, etc.
ficación psicológica que publicó por primera vez en 1900 y re­ r Afectivo - intelectuales. — Delincuentes
produjo después en diversas oportunidades y trabajos. Durante estéticos.
muchos años fué la suya la clasificación adoptada en el Instituto Intelectuales-volitivas. — O bsesiones
de Criminología de la Penitenciaría Nacional, que Ingenieros Anomalías impulsivas.
combinadas Afectivo - impulsivas. — Impulsivos pa­
organizó y dirigió largo tiempo.
sionales.
Afectivo-impulsivo-intelectuales.— De­
generación completa del carácter.

Ingenieros destaca el mérito de su clasificación fundado en


su base psicológica, en que diferencia bien los diversos tipos,
en que permite una apreciación aproximativa de la temibilidad
y en que por ello orienta mejor para el tratamiento individual
del delincuente.
Aclara su punto de vista con esta exposición previa:
“ l 9 Bajo la influencia de las excitaciones directas o indi­
rectas del medio social en que vive, el delincuente puede reac­
cionar violando las normas morales y legales, por una ausencia
congénita, degeneración adquirida o anormalidad accidental de
sus sentimientos sociales. Las excitaciones externas pueden aso­
ciarse con estados anormales de la afectividad o producirlos,
M E D I C I N A L E G A L 399

III. CLASIFICACIÓN DE VERVAECK


impidiendo la adaptación de los actos al criterio ético de la
sociedad. Estas anomalías predominantes en las funciones afec­ El Dr. Luis Vervaeck, que fué Director General del servicio
tivas constituyen la falta o la pérdida del llamado “ sentido mo­ de Antropología Penitenciaria de Bélgica, es autor de otra cla­
ral” e implican una perturbación integral del carácter, reflejada sificación ( ° ).
menos intensamente en las funciones intelectuales y volitivas.
“ 29 Las manifestaciones antisociales de la conducta pueden Agrupa a los delincuentes en tres tipos principales:
ser el resultado de anomalías congénitas, adquiridas o acciden­ l 9 Delincuentes de causa social.
tales de las funciones intelectuales; las deficiencias o errores 29 Delincuentes por taras psíquicas.
3? Delincuentes de causa biológicosocial.
de la percepción, el juicio, el raciocinio o la imaginación pueden
falsear la determinación normal de los actos o impedir que sea 1? Los delincuentes de causa social han caído en el delito por ra­
exactamente apreciada su adaptación a las condiciones sociales zones de ambiente y no por causa individual preponderante, salvo la
de la lucha por la vida.” débil voluntad; son reeducables, corregibles y poco peligrosos.
En esta categoría distingue cuatro grupos: l 9, por necesidad fisio­
“ Lo mismo que las afectivas, estas perturbaciones modifi­
lógica (miseria, hambre, impulso sexual); 29, por necesidad psicológica
can el conjunto de la personalidad y del carácter, rompiendo (ebriedad, amor al lujo, delitos pasionales, chantaje); 39, estado afec­
su equilibrio o influyendo sobre las funciones restantes. tivo (cólera, venganza); 49, por sentimientos individuales o colectivos
“ 3? En otro caso la conducta delictuosa es el resultado de (honor, religión, política, delitos de multitudes).
una deficiencia o perturbación de las funciones volitivas; las 2? Los delincuentes por taras psíquicas obedecen a un mecanismo
criminógeno antitético del anterior, pues caen en el delito por razones
reacciones de movimiento siguen anormalmente a las excita­
individuales de anormalidad mental congénita o adquirida; son poco
ciones del medio social, escapando al contralor de una perso­ o nada reeducables y muy peligrosos.
nalidad que no está convenientemente adaptada. El desequili­ En esta categoría distingue dos grupos: l 9, los locos morales, den­
brio entre el poder dinamógeno de las excitaciones y el poder tro de los cuales están comprendidos los criminales natos, los epilép­
inhibidor de las representaciones sociales, facilita la produc­ ticos, los desequilibrados antisociales incurables; 29, los alienados ver­
daderos de la psiquiatría, en todas sus formas, congénitas o adquiridas.
ción de actos que siguen vías de ejecución reflejas o automá­
39 Los delincuentes por causa biológicosocial constituyen un tipo
ticas, sin el concurso de la reflexión y sin el freno de los pre­ mixto, de etiología combinada de factores individuales y ambientales.
ceptos morales asimilados mediante la educación.” Hay en ellos taras psíquicas que actúan como causa predisponente
“ 4? Así como en las clasificaciones de los caracteres nor­ favorecida y desarrollada por influencias sociales, a lo cual suele agre­
garse la vagancia y el alcohol; son reincidentes, con frecuencia inco­
males existen tipos simples y tipos combinados, junto a los
rregibles, peligrosos.
casos precedentes encontramos otros en que las anormalidades En esta categoría distingue dos grupos: l 9, los habituales (perver­
de las dos o tres grandes funciones mentales pueden coexistir tidos, débiles de voluntad, alcoholistas, perezosos, impulsivos presas
en un mismo sujeto e intervenir directamente en la determina­ fáciles de los instintos, profesionales de la delincuencia); 2<?, los dege­
ción del acto delictuoso. Entonces, decimos que la conducta an­ nerados criminales (mayor predominio de factores individuales, im­
pulsivos, amorales, mentalidad inferior, delincuentes sexuales).
tisocial es el producto de un carácter patológico complejo
(op. cit.).

( ° ) L ouis V ervaeck: L es bases ra tion n elles ¿Tune cla sifica tion des délinquants, 1911.

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