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El Complejo Materno
El Complejo Materno
Bernardo Arensburg.
Hablar del Complejo Materno es en cierta forma retomar un concepto en desuso, Ana
Freud en un artículo publicado en el I. J. P. hace una crítica de la excesiva extensión
de los conceptos y toma como ejemplo la palabra Complejo; “el exceso extensivo de
su uso” con adjetivos diversos lentamente creó una vaguedad conceptual frente a la
cual, como reacción, todo lo que quedó de él fueron los términos “Complejo de
Edipo” para designar las experiencias centradas alrededor de la relación triangular de
la fase fálica, y “Complejo de Castración” para las ansiedades, deseos reprimidos etc.
Concernientes a la pérdida o a la falta de órgano sexual masculino.
En este trabajo expresaré mi desacuerdo con el estrechamiento del C. E. y
extenderé ese desacuerdo a la introducción por Freud de dos conceptos: me refiero a
“preedípico” y al supuesto “naufragio del Complejo de Edipo”.
El “Complejo Materno” y el “Complejo Paterno” que Ana Freud elimina junto con el
“Complejo Familiar” del léxico psicoanalítico son crucialmente importantes de
comprender y de ser comentados. El C.E. es un Complejo “familiar”, se desarrolla en
el seno de las relaciones familiares y trataré de explicar porqué no puede disociarse el
“Complejo Materno” (C.M.), el “Complejo de Castración” (C.C.) y el “Complejo
Paterno” (C.P.) como los tres momentos estructurales que delimitan la totalidad del
“Complejo de Edipo” (C.E.).
Es obvio que si aceptamos el inicio del Complejo de Edipo como transmitido
por la madre desde su C.E., es una tesis que adelanto: la relación con la madre, el
C.M., le quita sentido al planteo de una fase “preedípica”. Freud mismo en el artículo
de 1923 en el cual introduce la fase preedípica, como característica central de la
sexualidad femenina expresa en una frase significativa. “Por una parte podemos
extender el contenido del C.E. para incluir todas....por otra podemos tomar en cuenta
nuestros hallazgos nuevos diciendo que la mujer solo alcanza el Edipo positivo
normal después de haber superado un periodo anterior gobernado por el complejo
negativo.”
El complejo negativo en cuestión es la fijación afectiva en la madre, que la
nena comparte con el varoncito, tal fijación es considerada como homosexual y por lo
tanto un período preedípico negativo en la mujer. No comparto para nada esa
imputación de homosexualidad, podríamos presumir que este estadio en la mujer
podría facilitar una homosexualidad latente por fijación al objeto primario, pero en si
deseo oral, formulado como “te comería” - decir nada infrecuente y a veces
acompañados por una abundante salivación refleja.
Se puede pensar que Tótem y tabú es una obra clave para la comprensión del
C.E. y que efectivamente la estructura de la reflexión freudiana remite a una dinámica
edípica que instaura, desde el aposteriori del asesinato del padre, y culpa mediante,
una eficacia normativa, legislante del padre muerto, para prohibir el incesto y la
repetición del asesinato del padre que son en el fondo la solución del C.E. en su polo
paterno. Tótem y tabú otorga a la imago paterna todo el peso de la legalidad edípica.
Esa solución deja sin embargo residuos añorantes como lo prueban las ulterioridades,
la erección del tótem como sustituto y persistencia de la interdicción desplazada del
padre asesinado y la comida totémica.
Pero por cierto no puede reducirse el Complejo de Edipo a un código anti-
incesto y de sometimiento a la autoridad y la falicidad del padre. La historia
comienza con el deseo, el deseo de lo no tenido, el buscar lo faltante, a saber las
hembras del padre, madres de la fratría y tal vez madre real de más de alguno de sus
cortejantes.
En resumen hasta ahora he hablado del estrechamiento del C.E. en lo que se
refiere a sus inicios maternos, vale decir de sus estrechamientos hacia atrás, hacia el
inicio.
Pero el concepto de “Naufragio del Complejo de Edipo” es a su vez un
estrechamiento hacia delante, hacia sus proyecciones más allá de la pubertad y la
adultez.
El “naufragio” o “sepultamiento” del C.E. es en alemán Untergang, se trata de
un vocablo de rica polisemia pero todos sus múltiples usos apuntan a un final radical
de algo, su ya no ser. Preguntaría si alguien ha visto alguna vez, dentro o fuera de su
práctica analítica, un ser caracterizado por un no ser de su C.E. o de sus residuos más
o menos notorios.
No hay naufragio que no deje restos, aunque sea en el oculto fondo marino,
comparable al de la represión que como sabemos no pierde su eficacia en cuanto a
efectos. La clínica y la existencia muestran que las secuelas del complejo de Edipo y
Castración son, para bien o para mal, una afectación de todo el decurso de la vida
incluyendo la aceptación de la maternidad y la paternidad por el hombre y la mujer.
Antes de entrar en la exposición nuclear, debo hacer una afirmación que
probablemente ustedes me han escuchado más de una vez: No existe en el campo de
las teorías psicoanalíticas, ninguna que sea más específica ni más comprehensiva
que la teorización del complejo de Edipo y si se piensa en el artículo de 1931 y en
el naufragio, esa virtud magna del complejo de Edipo se diluye; Freud mismo lo dice
(pag.226-vol.21) en un reconocimiento paradojal y que, de hecho, si se lee la frase
no logra lo mismo con la concupiscencia fálica que persiste, resiste y retorna en toda
su potencia en la pubertad; e incluso como lo hipotetiza Freud mismo con un retorno
del Complejo ¿supuestamente resuelto con el naufragio? Se gestan además en su
curso angustias y modificación del Yo
4º) El Complejo Paterno no es un tema que tenga la intención de desarrollar
hoy sin embargo, no se puede soslayar el sentido dialéctico que lo caracteriza; es en
cierta forma la antítesis y el intento de síntesis de lo que en una buena parte del
Complejo Materno ha estructurado en el sujeto, establece un corte en las modalidades
vinculares con la madre, una ley.
5º) Las ulterioridades del Complejo Paterno: no es una novedad el sostener
que en el desarrollo del devenir del sujeto no hay soluciones radicales, ni disolución
radical de la historia en una rehistorificación que deje al sujetoadulto limpio de su
pasado. Conceptos como el retorno de lo reprimido, la compulsión de repetición, el
uso extensivo y no sólo patológico de la desmentida, los momentos de retorno de la
omnipotencia, de la dependencia, la ambivalencia, los celos y la envidia, apuntan
hacia lo insoluble de lo infantil en el adulto. Quien se atreva a negar la vigencia de
estos fenómenos en su vida o no tener conciencia de ello no puede menos que
calificarse de “normópata” o del que se miente a sí mismo desde lo que Hegel
llamó “Belle âme” y que Lacan retomó inteligentemente y en cierta medida también
Melanie Klein en el concepto de Identificación Proyectiva, e incluso Freud en su
vejez, en el concepto de “la roca viva”, a ser considerados no solamente como
obstáculos a la cura sino como residuos de la historia edípica de cada uno, eficaces
en mayor o menor grado pero omnipresentes en la especie humana a fuer de tal. Me
anticipo a la posible acusación de un radical pesimismo, creo que no sólo el histérico
sufre de reminiscencias sino el género humano en general pero que dentro de esa
universal afectación cabe múltiples fuentes de placer y de plenitud vital, garantizadas
no solamente por la sublimación o la capacidad de reparación y autoreparación, sino
también y tal vez, sobretodo por la flexibilidad y la riqueza de las capacidades de
desplazamiento que permiten encontrar recursos de satisfacciones de las cuales diría
que más que simbólicas e intelectuales son corpóreas, concretas y si no, por lo menos
imaginativas, hijas de una alianza entre el Yo y la fantasía creativa que se alimenta de
modificaciones de lo éllico en el Preconsciente.
A esta altura de mi escrito se me hace evidente la imposibilidad de exponer
detalladamente y de un modo sistemático el Complejo Materno en su completud.
Me limitaré a abordar lo que considero su momento inicial, el Deseo Materno
desde diversos enfoques de su dinámica y sus efectos.
Antes que nada quiero desmitificar aspectos idealizantes con que
frecuentemente se revisten sus bondades y altruismos para decir que, como la mayor
La madre del Deseo materno no busca solo el bebé que colma su falta, es un
ser mundano y una buena parte de su falización gira alrededor de lo mundano, su
belleza y seducción, el deseo conyugal, su creatividad intelectual, sus habilidades
laborales, su capacidad de hacer dinero y muchos etceteras[1].
para cubrir una carencia fálica sino para intentar la creación de un vínculo de tres.
Más allá de toda idealización a este trío siempre le faltará algo, como a todo deseo.
Mi deseo en la gestación de esta conferencia, no puede tampoco liberarse de
ese destino de falta, les ruego por lo tanto ser benévolos y espero no haberles
aburrido.